miércoles, 15 de octubre de 2025

Del striptease, el tarot y la Nueva Era a la fe: la desgarradora conversión de Sayeh en Montreal



 Del striptease, el tarot y la Nueva Era a la fe: la desgarradora conversión de Sayeh en Montreal

Para lidiar con un entorno deshumanizante, optó por disociarse aprendiendo a despegarse de su propio cuerpo.

Sayeh Golchin, exstripper de clubes nocturnos de Montreal, Canadá, experimentó la soledad, una búsqueda frenética del amor y un peregrinar espiritual marcado por el sufrimiento. Al borde de la desesperación encontró la paz que siempre había anhelado. El portal Aleteia cuenta su historia.

Nacida en Montreal, Sayeh creció en una familia de inmigrantes iraníes. Su padre, alcohólico, estaba prácticamente ausente. Su madre, sola y abrumada, no pudo brindarle un hogar cálido. Privada de apoyo emocional, recurrió a sus vecinos de la infancia, quienes se convirtieron en una especie de familia sustituta.

Atrapada en la perdición

Celebraba la Navidad y sus cumpleaños con ellos. Si bien su vida iba bien en la primaria, en la secundaria se desplomó, llevándola a los peores excesos del mundo.

"Quería caerle bien a la gente, así que hice lo mismo. Fumaban porros, y yo también. Tomaban anfetaminas, y yo también", recordó la joven en una entrevista con la revista canadiense Le Verbe. 

Al borde de la desesperación encontró la paz.



Buscaba desesperadamente ser querida, sentirse aceptada. A los 17 años, cae bajo el hechizo de un hombre manipulador. La intimida, la atrapa en una relación tóxica y la empuja al mundo del striptease. Lo que empieza como camarera se convierte rápidamente en actuaciones teatrales y luego en bailes eróticos.

"Me repetía a mí misma: ‘Nunca haré un baile erótico…’. Y luego lo hice una, dos veces, y caí en un círculo vicioso de autojustificación", dice Sayeh, quien permaneció en la industria durante casi diez años. 

"Es como si no viera otras opciones. No veía otras opciones para mi vida. No existían para mí, o parecían demasiado alejadas de mi realidad como para elegirlas". Para lidiar con un entorno tan deshumanizante, optó por disociarse aprendiendo a despegarse de su propio cuerpo.

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Testimonios


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Pero en 2020, un evento inesperado sembró las primeras semillas del cambio: el portero de un club la vio por primera vez como una persona, no como un objeto. Este encuentro la impulsó a abandonar el lugar. Luego, el confinamiento por la pandemia la llevó a una especie de búsqueda espiritual. 


Sin embargo, no fue la Iglesia lo que atrajo a la joven, sino el tarot, la astrología y otras prácticas de la Nueva Era en las que creía encontrar respuestas. "Al principio, todo parecía inocente, incluso hermoso: la meditación, el autocuidado, el amor propio", dice.


"Pensé que podía manifestar cosas en mi vida, que todo dependía de mí y de mi energía". Con el tiempo, sin embargo, descubrió que tras su aparente preocupación por el crecimiento se escondía algo mucho más oscuro.


En lugar de encontrar paz, se sumió en una espiral de ansiedad, parálisis del sueño y miedos irracionales. "Era como una profunda espiritualidad, pero me llevó a un creciente aislamiento y caos". Buscando una salida, voló a México, donde al cabo de un tiempo todo se desmoronó: no teníeo

"Estaba deprimida, sin ningún lugar adonde regresar. Entonces, desesperada, dije: 'Señor, si existes, toma el control de mi vida'". Al día siguiente, despertó transformada. "Medité durante horas, pero nunca había experimentado algo igual. Fue como una luz dentro de mí, algo que despertó", explica, admitiendo sentirse hija de Dios a pesar de su pasado.

De regreso en Canadá, entró por primera vez en una iglesia. Era Domingo de Pascua. Poco después, pidió ser bautizada. Hoy, Sayeh está reconstruyendo su vida, centrada en la fe y el amor de Dios. "Quiero gritar a viva voz: Jesús verdaderamente responde a las preguntas que llevamos en el corazón. No quiero volver a decir: 'Hoy no necesito a Dios'. Todo lo que tengo se lo debo a Él".


Fuente: Religión en Libertad

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