domingo, 16 de marzo de 2025

Santo Evangelio 16 de Marzo 2025



 Texto del Evangelio (Lc 9,28-36):

 En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con Él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Y sucedió que, al separarse ellos de Él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle». Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.



«Jesús subió al monte a orar»


Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós

(Barcelona, España)

Hoy, segundo domingo de Cuaresma, la liturgia de la palabra nos trae invariablemente el episodio evangélico de la Transfiguración del Señor. Este año con los matices propios de san Lucas.

El tercer evangelista es quien subraya más intensamente a Jesús orante, el Hijo que está permanentemente unido al Padre a través de la oración personal, a veces íntima, escondida, a veces en presencia de sus discípulos, llena de la alegría del Espíritu Santo.

Fijémonos, pues, que Lucas es el único de los sinópticos que comienza la narración de este relato así: «Jesús (...) subió al monte a orar» (Lc 9,28), y, por tanto, también es el que especifica que la transfiguración del Maestro se produjo «mientras oraba» (Lc 9,29). No es éste un hecho secundario.

La oración es presentada como el contexto idóneo, natural, para la visión de la gloria de Cristo: cuando Pedro, Juan y Santiago se despertaron, «vieron su gloria» (Lc 9,32). Pero no solamente la de Él, sino también la gloria que ya Dios manifestó en la Ley y los Profetas; éstos —dice el evangelista— «aparecían en gloria» (Lc 9,31). Efectivamente, también ellos encuentran el propio esplendor cuando el Hijo habla al Padre en el amor del Espíritu. Así, en el corazón de la Trinidad, la Pascua de Jesús, «su partida, que iba a cumplir en Jerusalén» (Lc 9,31) es el signo que manifiesta el designio de Dios desde siempre, llevado a término en el seno de la historia de Israel, hasta el cumplimiento definitivo, en la plenitud de los tiempos, en la muerte y la resurrección de Jesús, el Hijo encarnado.

Nos viene bien recordar, en esta Cuaresma y siempre, que solamente si dejamos aflorar el Espíritu de piedad en nuestra vida, estableciendo con el Señor una relación familiar, inseparable, podremos gozar de la contemplación de su gloria. Es urgente dejarnos impresionar por la visión del rostro del Transfigurado. A nuestra vivencia cristiana quizá le sobran palabras y le falta estupor, aquel que hizo de Pedro y de sus compañeros testigos auténticos de Cristo viviente.

Don Venuste, ruandés, 25 años párroco en Toledo: «Experimenté el horror de la supervivencia extrema»

 


Don Venuste, ruandés, 25 años párroco en Toledo: «Experimenté el horror de la supervivencia extrema»

España ha sido un desafío que le ha enriquecido, confiesa el sacerdote.

Don Venuste.

Don Venuste afirma que no ha tenido ningún problema en España con el color de su piel... pero algunos niños le tocaban la cara para ver si 'manchaba'.Venuste Minani.

Sacerdocio católico

El actual párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Pepino (Toledo) es el sacerdote Venuste Minani Nsabumukunzi (Liba [Ruanda], 1964), que cumple 25 años de trabajo en la archidiócesis primada. 

Hemos hablado con él para preguntarle por su historia personal, que incluye la vivencia personal del genocidio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu de Ruanda entre el 7 de abril y el 4 de julio de 1994, en el que se asesinó aproximadamente al 70 % de los tutsis. Hubo cerca de un millón de muertos.

-¿Cómo fue su infancia y cuándo y cómo se inició su vocación al sacerdocio?

-Me llamo Venuste Minani y, desde que obtuve la nacionalidad española, mi segundo apellido es Nsabumukunzi. Tengo 60 años y nací en una familia numerosa, siendo el octavo de once hermanos. Algunos de ellos fallecieron antes de que pudiera conocerlos. En la actualidad, somos cinco hermanos.

»Desde mi infancia, la fe fue una forma de vida en mi hogar, inculcada por mis padres a través del amor a Dios, el espíritu de servicio y la oración. Recuerdo con cariño las misas dominicales, la catequesis y mis experiencias como monaguillo antes y después de recibir la primera comunión. En aquel entonces, no imaginaba que Dios me llamaría de manera especial.

»Mi infancia transcurrió entre juegos con otros niños, especialmente el fútbol, que marcó mis años de educación primaria. También desde pequeño sentí una gran pasión por la música: me encantaba cantar y tocar los tambores en las bodas de amigos y familiares. Incluso llegué a componer algunas piezas que interpretábamos mientras otros bailaban.

»Inicié mis estudios de educación primaria en 1971 y los finalicé en 1977. Al concluir esta etapa, a los 13 años, ingresé en el Seminario Menor Diocesano Virgo Fidelis, dando así el primer paso en mi camino vocacional. Mi vocación germinó poco a poco, influenciada por sacerdotes, momentos de oración en la Legión de María y mi experiencia como sacristán y maestro de capilla en el seminario. No fue un llamado espectacular, sino un suave susurro que, con el tiempo, se hizo cada vez más claro.

»Al concluir mi formación en el Seminario Menor, ingresé al Seminario Propedéutico antes de continuar en el Seminario Mayor San Carlos Borromeo de Nyakibanda, donde cursé dos años de Filosofía y cuatro de Teología.

»La formación espiritual, humana y académica recibida en ambos seminarios fue fundamental en mi preparación para el sacerdocio. Con el tiempo, la oración, el apostolado, la dirección espiritual, los retiros mensuales y los ejercicios espirituales confirmaron mi certeza de que Dios me llamaba a servirle con toda mi vida.

»En junio de 1993, a los 28 años, concluí mis estudios y el 1 de agosto de ese mismo año fui ordenado sacerdote.



La ordenación de don Venuste.

La ordenación de don Venuste, pocos meses antes de la tragedia que iba a desencadenarse en su país.Venuste Minani.


-JLT / Nueve meses después de ser ordenado sacerdote en su país estalló el genocidio de Ruanda. ¿Cómo vivió todo aquello?

-Viví en primera persona las devastadoras consecuencias de la guerra civil que asoló mi país entre el 1 de octubre de 1990 y el 6 de abril de 1994. Ese día fatídico (6 de abril 1994), la muerte del jefe de Estado -en un derribo de su avión- marcó el inicio de uno de los episodios más trágicos de nuestra historia: el genocidio contra los tutsis.

»Durante tres meses, permanecí confinado en el seminario menor de Butare, donde ejercía como profesor, junto a sacerdotes, seminaristas y obreros apostólicos que se refugiaron allí por ser tutsis. Fue un tiempo de horror, miedo e inseguridad, sin ley ni orden, donde cualquiera podía disponer de tu vida.

»En más de una ocasión, estuvimos al borde de la muerte. Solo Dios permaneció a nuestro lado. Fue una época de locura, marcada por constantes noticias desgarradoras: la muerte de familiares, amigos y, especialmente, de sacerdotes tutsis en la zona controlada por las fuerzas gubernamentales y de hutus en la zona controlada por la otra parte implicada en la guerra. En junio, supimos que el día 5, habían sido asesinados tres obispos hutus, junto con una decena de sacerdotes y laicos.

»Lo más angustiante fue la incertidumbre sobre nuestras familias y amigos, sin medios para comunicarnos. En aquellos tiempos, los teléfonos móviles no existían, y ni siquiera había líneas fijas en la mayoría de los pueblos. Solo la administración y personas de alto nivel tenían acceso a teléfonos fijos. Finalmente, el 3 de julio de 1994, bajo el asedio de las bombas, hui junto a miles de desplazados, entre ellos mi obispo y los sacerdotes supervivientes. Nuestra travesía como refugiados me llevó a Bukavu, en la República Democrática del Congo, el 18 de julio.

»Mi familia permaneció en sus casas, y la última vez que pude visitarla fue el 22 de mayo de 1994, en la festividad de San Venuste, que celebraba con mi familia. En Ruanda no se celebraba el cumpleaños sino el día del santo.

»Mi padre había fallecido en 1992 de muerte natural cuando yo era diácono, y mi madre murió el 11 de marzo de 2014 a los 86 años de edad. Cabe señalar que pertenecemos al grupo hutu, pero una de mis hermanas estaba casada con un tutsi. El genocidio llegó a mi provincia a finales de mayo de 1994. En julio 1994, solo mi madre y mi hermana pequeña quedaron en Ruanda. El resto huyeron a Burundi desde donde fueron repatriados forzosamente en 1995.

-¿Ha podido regresar a Ruanda?

-Por todo lo que viví en Ruanda (la devastación del país, el miedo constante a la muerte, la inseguridad, la pérdida de familiares durante y después del genocidio, las dificultades en la búsqueda de justicia tras la guerra, así como la violencia que dejó profundas heridas), me resultaba difícil encajar en el nuevo Ruanda de la posguerra. Además, la ausencia de sacerdotes de mi edad o mayores, sumada a la pérdida de amigos, acentuaban aún más mi sensación de desarraigo.

»En el Congo, aunque residía en el seminario, trabajaba en un campo de refugiados, donde fui testigo directo del sufrimiento de quienes habían huido. En noviembre de 1996, tras el desmantelamiento de los campos y la persecución sistemática de los refugiados, tuve que esconderme en los bosques junto a otros compatriotas. Vi morir a muchos de ellos y experimenté el horror de la supervivencia extrema: la muerte acechando a diario, la inseguridad permanente, las enfermedades, el hambre, la desnudez, el desamparo.

»A menudo vivíamos al aire libre o refugiándonos en precarias cabañas construidas con ramas de árboles. Bebíamos agua de lluvia y nos alimentábamos con lo poco que encontrábamos, incluso con aquello que parecía imposible de consumir.

»Esa experiencia marcó mi vida para siempre, agravada por el abandono de la comunidad internacional. Por todo ello, tomé la decisión personal de no regresar a Ruanda por el momento, a pesar de las numerosas invitaciones para visitar el país y reencontrarme con mi familia. Nada me impide regresar a mi país, aunque sea para una visita, ya que la situación ha mejorado considerablemente. Tengo la esperanza de poder realizar ese viaje.

»Nunca he logrado entender cómo un ser humano puede arrebatarle la vida a otro o hacerle la existencia insoportable. Cuando llegué a España, pensé que quizás regresaría a mi país en unos tres años, pero la situación nunca mejoraba. El caos y la tensión que reinaban en Ruanda de aquellos años hicieron que mi regreso fuera imposible, y diversos acontecimientos agravaron aún más el panorama. Además, en aquel tiempo, el Gobierno y la jerarquía católica atravesaban un profundo desencuentro.

-Nos preguntamos, si han podido venir a visitarle...

-Hasta el día de hoy, sigo en contacto con mi familia por teléfono, con la esperanza de que algún día podamos reencontrarnos. Lamentablemente, aún no han podido viajar para verme. Anhelo el momento en que puedan visitarme y, ojalá, algún día pueda traer a alguno de ellos para estar juntos de nuevo.

-Antes de venir a trabajar a España, ¿tuvo algún destino en algún otro lugar?

-Recién ordenado, durante el curso 1993-1994, fui profesor de latín en el Seminario menor Virgo Fidelis de mi diócesis. Sin embargo, ese año académico se vio interrumpido tras dos trimestres debido al inicio del genocidio.

»Desde septiembre de 1994 hasta noviembre de 1996, mientras me encontraba en condición de refugiado, impartí las asignaturas de iniciación práctica a los Sacramentos y latín en el Seminario Propedéutico de Mugeri, en la Archidiócesis de Bukavu, República Democrática del Congo. Durante este período, también realicé tareas pastorales en un campo de refugiados ruandeses.

»Posteriormente, de diciembre de 1997 a junio de 1998, fui profesor de latín en el Propedéutico de la diócesis de Butembo-Beni en Kivu Norte (República Democrática del Congo).

»Desde septiembre de 1998 hasta el 24 de enero del 2000, estuve a cargo de la pastoral de los inmigrantes de los Grandes Lagos de África (Ruanda, Burundi y Congo) en Nairobi (Kenia), con la autorización del entonces arzobispo de la ciudad, Raphael Simon Ndingi.

-Antes de su destino actual ¿en qué pueblos y parroquias de la archidiócesis ha desarrollado estos fructíferos 25 años de sacerdote?

-Antes de asumir mi labor como párroco de Pepino desde hace once años, fui vicario parroquial en Puente del Arzobispo. Luego, ejercí como párroco en Azután y Navalmoralejo, y más tarde en Alcolea y El Bercial, donde serví durante diez años.



Don Venuste, en el centro de la fotografía.Venuste Minani.

-¿Se ha sentido discriminado por su color de piel en los ambientes en los que le ha tocado moverse?

-No, nunca me he sentido discriminado por mi color de piel en los lugares donde he vivido y servido. Al contrario, desde el primer momento experimenté una acogida cálida y sincera, una hospitalidad que desborda generosidad y afecto. En los pueblos donde he ejercido mi ministerio sacerdotal, en Toledo y Madrid durante mis años de estudio, en Talavera de la Reina y en tantas comarcas que he frecuentado, siempre me han recibido con los brazos abiertos.

»Si alguien lo duda, que pregunte a los vecinos de Puente del Arzobispo, Azután, Navalmoralejo, Alcolea, Bercial o Pepino. Ellos son testigos de esa cercanía y cariño con los que me han rodeado desde el primer día. Los quiero muchísimo y les estoy profundamente agradecido.

»Nunca olvidaré el gesto de don Luis Lucendo, el primer sacerdote toledano que conocí. Sin dudarlo, me acompañó a la policía para regularizar mi situación en España. Desde entonces, se convirtió en un hermano y un amigo. Aquel acto no fue solo un trámite burocrático, sino un símbolo profundo de lo que esta tierra me ha brindado siempre: acogida, fraternidad y un hogar donde jamás me he sentido un extraño.

-Además de atender la parroquia de Pepino y sus urbanizaciones, ¿qué más hace don Venuste?

-Compagino mi labor como párroco de Pepino y sus urbanizaciones desde 2013 con diversas actividades pastorales y académicas. Desde que asumí esta responsabilidad, también soy capellán de la Residencia Geriátrica El Encinar, ubicada en la urbanización El Cornicabral.

»Desde enero de 2017, brindo asesoría jurídica a quienes solicitan la nulidad matrimonial en el Tribunal Eclesiástico de Toledo. Me apasiona este servicio.

»En el ámbito académico, imparto clases en el Instituto de Ciencias Religiosas Santa María de Toledo, sede de Talavera, desde 2020. Sin embargo, en la actualidad necesitamos alumnos. Más recientemente, en octubre de 2024, comencé a ejercer como profesor de Religión en el colegio Fernando de Rojas de Talavera de la Reina.

»Además, he sido nombrado por un trienio arcipreste del arciprestazgo de Real de San Vicente por nuestro arzobispo, don Francisco Cerro. Finalmente, dedico tiempo al estudio, pues desde 2023 curso el doctorado en Teología en la Universidad de San Dámaso de Madrid, lo que considero parte de mi formación permanente más allá de la obtención de un título académico.

-¿Con qué obispos ha ejercido su sacerdocio?

-Si hoy estoy aquí, es gracias a quienes confiaron en mí y me acogieron con amor paternal, sin importar mis orígenes. A lo largo de mi camino, han sido muchos los obispos que, con generosidad, me abrieron las puertas de sus diócesis y de su corazón. En África, recuerdo con gratitud a los obispos de Bukavu, Butembo-Beni, Goma, Kabale, Jinja y Nairobi, sin olvidar a Jean Baptiste Gahamanyi, quien me impuso las manos y me dio el don del sacerdocio. Expreso mi más profundo agradecimiento a Giovanni Tonucci, nuncio apostólico en Nairobi en 1999, por haberme encomendado a la archidiócesis de Toledo.

»A Rukamba Philippe, ya emérito de Butare desde el año pasado, quien tuvo la generosidad de visitarme en dos ocasiones: la primera en Alcolea de Tajo, en 2003, y la segunda en Pepino, en 2014. En cada encuentro, me ha demostrado un corazón de padre, brindándome su cercanía y apoyo. A todos ellos, mi más profundo agradecimiento, pues sin su ayuda, hoy no estaría aquí.

»En España, mi gratitud se dirige a don Francisco Álvarez, que en paz descanse, quien, en el año 2000, me acogió en Toledo cuando más lo necesitaba y me envió a Puente del Arzobispo. Al cardenal Antonio Cañizares, a don Braulio Rodríguez Plaza, quien en 2013 me hizo plenamente parte de esta archidiócesis, y a don Francisco Cerro, que siempre me ha manifestado cercanía y confianza.

»Ellos no solo han sido pastores, sino auténticos padres para mí. A la diócesis de Toledo y a cada uno de los obispos mencionados, mi más sincero agradecimiento. Gracias de todo corazón por hacerme sentir útil en mi ministerio sacerdotal. Después de 25 años de entrega, solo puedo expresar una profunda gratitud por servir a esta Iglesia, a la que seguiré dedicando mi vida con todo mi ser mientras Dios me lo conceda.

-¿Le ha resultado difícil adaptarte a España?

-Mi adaptación a España ha sido un proceso lleno de desafíos y aprendizajes. Adaptarse a la vida en España no fue un camino fácil. Hubo varios aspectos que me resultaron especialmente difíciles, y quiero compartir algunos de ellos.

»El clima fue uno de los primeros desafíos. Recuerdo que durante mi primer invierno llegué a pensar que no lo superaría por el frío. En contraste, el verano me parecía insoportable. Sin embargo, con el tiempo descubrí que el calor también tiene su lado positivo: permite disfrutar más del aire libre, practicar deporte y aprovechar las vacaciones.

»Me sorprendió mucho descubrir que la gente se acostaba muy tarde. Al llegar, yo solía irme a la cama alrededor de las 21:00 horas, y eso causaba risa entre los demás. No entendía cómo los niños podían estar despiertos hasta la medianoche sin irse a dormir. Con el tiempo, me fui adaptando y también empecé a acostarme más tarde. Mientras tanto, aprovechaba esas horas para aprender el idioma en la plaza de Puente del Arzobispo, conversando con la gente mayor.

»Otro aspecto que me costó fue la comida. Me preocupaba mucho no encontrar los productos típicos de África. Además, me sorprendió la forma en que se come en España: varias veces al día y con una gran vida social en bares y terrazas. En África, la gente pasa más tiempo en casa, mientras que aquí la vida se desarrolla en la calle.

»Pero sin duda, el mayor cambio fue el modo de vida sacerdotal. En África, los sacerdotes viven en comunidad dentro de la misma parroquia. Rezan juntos, comen juntos y trabajan en equipo. En España, en cambio, el sacerdote suele vivir solo, se encarga de todo y pasa muchas horas en soledad. Al principio, esto fue muy duro, pero con el tiempo me acostumbré.

»El idioma también fue un gran reto. Al llegar, apenas hablaba español y, cuando intentaba expresarme, muchos no entendían lo que decía. Incluso al leer las homilías, me costaba transmitir bien el mensaje. Afortunadamente, tuve excelentes profesores que me ayudaron. Mi verdadero progreso llegó cuando comencé mis estudios de máster/ licenciatura. Pasar horas escuchando, leyendo y escribiendo en español fue una formación intensiva que me permitió mejorar. Estoy profundamente agradecido a mis profesores del Instituto Superior de Estudios Teológicos San Ildefonso de Toledo, quienes fueron fundamentales en este proceso.

»Mirando atrás, veo que cada dificultad fue una oportunidad de aprendizaje. España me ha desafiado, pero también me ha enriquecido en muchos aspectos.

-¿Cómo es su día a día en Pepino y en los otros pueblos donde ha vivido?

-Ser sacerdote no es solo rezar y celebrar misa… ¡también implica saber cocinar, limpiar y hasta hacer la compra! Mi jornada comienza con la oración, tanto por la mañana como por la tarde, y el centro del día es, por supuesto, la celebración de la misa. Debo también ocuparme de diversos asuntos parroquiales, como atender el despacho, gestionar las llamadas telefónicas y llevar la comunión a los mayores y enfermos. Pero fuera de eso, mi vida tiene sus particularidades.

»Desde que llegué a Azután en 2002, además de ser párroco, me ha tocado ser "amo de casa". Me ocupo de la cocina, la limpieza y todo lo necesario para mantener mi hogar en orden. Mi madre, preocupada por mi vida, solía preguntarme si sabía cocinar. En Ruanda, las parroquias cuentan con cocineros, jardineros y demás personal… aquí, en cambio, toca apañárselas solo.

»Pero no todo es trabajo doméstico. También hay tiempo para la convivencia con los vecinos. Me considero un "cura de calle". Mantengo una conexión constante con mi gente. Me verás en bautizos, primeras comuniones, bodas… ¡y en todo tipo de celebraciones a las que me invitan! Y si me invitan, pues claro, yo voy. Son momentos de alegría y encuentro. Es una forma de evangelizar a través de la presencia. Al igual que suelo ir al tanatorio para acompañar a quienes han perdido a sus seres queridos y brindarles consuelo. También dedico tiempo a mis compañeros sacerdotes para encontrarnos, compartir comidas y celebrar reuniones. En definitiva, mi día a día es una mezcla de oración, servicio, convivencia y, por supuesto, alguna que otra aventura doméstica. Pero no lo cambiaría por nada.

-¿Recuerda alguna anécdota vivida en algún pueblo?

-Para citar solo algunas de muchas anécdotas, cuando llegué a Puente del Arzobispo me sentí confundido con los saludos. En mi cultura, al saludar a alguien, se acostumbra a estrechar la mano, pero aquí me di cuenta de que bastaba con un simple "buenos días". Sin darme cuenta, yo seguía extendiendo la mano al saludar, y en más de una ocasión noté cómo algunas personas me miraban con sorpresa, preguntándose qué pasaba.

»Otra anécdota relacionada con los bares me llamó la atención desde la primera vez que visité uno. Observé que la gente consumía y arrojaba al suelo cáscaras de cacahuetes, huesos de aceitunas y colillas de tabaco. Hasta el día de hoy, no sé exactamente por qué lo hacían. Además, cada vez que pedía una caña, el camarero me servía un plato de comida. En varias ocasiones intenté devolverlo, pero el camarero me explicaba que se trataba de una tapa que se ofrecía de forma gratuita.

»Por último, los niños, al verme con mi piel oscura, se acercaban con curiosidad y me tocaban la cara. Luego, frotaban sus manos entre sí, sorprendidos al descubrir que no quedaba ningún rastro. "¡Venuste no mancha!", exclamaban, convencidos de que llevaba pintura sobre la piel.

Fuente. Religion en Libertad

sábado, 15 de marzo de 2025

Santo Evangelio 15 de Marzo 2025



 Texto del Evangelio (Mt 5,43-48):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».



«Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan»


Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos exhorta al amor más perfecto. Amar es querer el bien del otro y en esto se basa nuestra realización personal. No amamos para buscar nuestro bien, sino por el bien del amado, y haciéndolo así crecemos como personas. El ser humano, afirmó el Concilio Vaticano II, «no puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». A esto se refería santa Teresa del Niño Jesús cuando pedía hacer de nuestra vida un holocausto. El amor es la vocación humana. Todo nuestro comportamiento, para ser verdaderamente humano, debe manifestar la realidad de nuestro ser, realizando la vocación al amor. Como ha escrito San Juan Pablo II, «el hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente».

El amor tiene su fundamento y su plenitud en el amor de Dios en Cristo. La persona es invitada a un diálogo con Dios. Uno existe por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva, «y sólo puede decirse que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente este amor y se confía totalmente a su Creador» (Concilio Vaticano II): ésta es la razón más alta de su dignidad. El amor humano debe, por tanto, ser custodiado por el Amor divino, que es su fuente, en él encuentra su modelo y lo lleva a plenitud. Por todo esto, el amor, cuando es verdaderamente humano, ama con el corazón de Dios y abraza incluso a los enemigos. Si no es así, uno no ama de verdad. De aquí que la exigencia del don sincero de uno mismo devenga un precepto divino: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).

Así es la hermana Inah Canabarro, de 116 años y gran futbolera: la persona más anciana del mundo

  


Así es la hermana Inah Canabarro, de 116 años y gran futbolera: la persona más anciana del mundo

Inah

A lo largo de más de un siglo de vida, Inah ha experimentado numerosos cambios en el mundo y en la Iglesia. La monja pasó por dos guerras mundiales y diez papas. En el año de su nacimiento, San Pío X guiaba a la Iglesia.

La monja brasileña Inah Canabarro es actualmente la persona viva más longeva del mundo con casi 117 años. Un título honorífico que le llega tras el reciente fallecimiento de Tomiko Itooka, una mujer japonesa. Este hecho confirmaría una vieja teoría que asegura que a monjas y japoneses, por alguna extraña razón, les une la longevidad. 

Nacida el 8 de junio de 1908 en el sur de Brasil, la sexta de siete hermanos, Canabarro creció desafiando todas las expectativas. Según su sobrino Cleber, de 84 años, "todos sus hermanaos estaban bien alimentados, pero ella era muy delgada y débil, su padrino le dijo a su padre: 'No me malinterpretes, pero esta niña debe estar enferma, prepárate porque no creo que dure mucho'... ¡Todos se fueron y ella tiene 116 años de vida!".

Sobrina de un famoso general

"Las otras hermanas dicen que ella se alegra mucho cuando escucha mi voz, que se emociona", añade su sobrino Cleber, quien pasa tiempo con ella cada sábado y le envía mensajes de voz en el móvil durante la semana para animarla.

Aunque su nacimiento fue registrado por error dos semanas después, su familia asegura que la fecha real fue el 27 de mayo de 1908. Su bisabuelo fue un general brasileño David Canabarro, que participó en los conflictos tras la independencia de Brasil de Portugal en el siglo XIX, en la llamada Revolución Farroupilha (1835-1845).

Desde adolescente, la hermana Inah ha dedicado su vida a la Iglesia, viviendo en Montevideo (Uruguay), antes de establecerse en Río de Janeiro y, eventualmente, regresar al sur de Brasil. En su casa de retiro en Porto Alegre, se la ve sonriendo y compartiendo historias. "Soy joven, bonita y amigable, todas cualidades muy buenas y positivas que ustedes también tienen", dijo recientemente a sus visitantes.



Hermana Inah

A lo largo de los años, su longevidad ha sido reconocida incluso por el Papa. En su 110 cumpleaños recibió un homenaje de Francisco. Es la segunda monja más longeva registrada, después de Lucile Randon, quien fue la persona viva más anciana del mundo hasta su muerte en 2023, a los 118 años.

El club de fútbol brasileño Inter de Porto Alegre también celebra cada año el cumpleaños de su fanática más longeva. En su última celebración, lo hizo con globos y una tarta con los colores rojo y blanco del equipo. Para la ocasión, la hermana Inah recordó: "Blanco o negro, rico o pobre, quienquiera que seas, Inter es el equipo del pueblo". Hay que decir que la hermana Inah ya tenía un año cuando su equipo de fútbol se fundó. 




Con este nuevo título, la hermana Inah ocupa ahora el puesto número 20 en la lista de las personas más longevas documentadas, liderada por la francesa Jeanne Calment, quien vivió hasta los 122 años. Su legado no solo es un testimonio de longevidad, sino también de una vida llena de fe y alegría.

Hace unos meses, la religiosa habló con ACI Digital —agencia en portugués de EWTN News— y confesó que uno de los secretos de su longevidad es la oración: "Rezo el Rosario todos los días por todos en el mundo".

Sor Inah vive actualmente en Porto Alegre, Rio Grande do Sul, en la Casa de Acogida Santo Enrique de Ossó, que está al lado de la Casa Provincial de las Hermanas Teresianas de Brasil, comunidad en la que ingresó a los 19 años, en 1927.

Humor, optimismo y determinación 

Según su sobrino, hace unos días Inah tuvo algunos problemas de salud, los médicos le aconsejaron reposo, pero ahora se encuentra bien. "Es lógico que su situación de salud, a sus 116 años, sea un poco complicada, ya no oye bien, tiene mucha dificultad para hablar, también ve muy poco, pero sigue su vida con los planes que Dios le dio", dice Cleber.

Para su sobrino, la longevidad de Sor Inah se debe a su espiritualidad, ya que "siempre fue una pequeña monja que oraba mucho, oraba mucho, se dedicaba a la oración toda su vida". También habló de otras características como "su bondad al querer siempre hacer el bien a los demás, su buen humor, su optimismo y su determinación en la vida".



Hermana InahLa hermana Inah con su título de persona más longeva del mundo.


Cuando era niña, uno de sus hermanos le dijo a su madre que podía estudiar en un colegio de monjas de su ciudad. Inah, preguntó: "¿Qué son las monjas?". La madre respondió que eran mujeres que se dedicaban a rezar a Dios, y ella dijo: "Voy a ser monja". Inah estudió en ese colegio y, después, hizo el noviciado con las Teresianas en Montevideo (Uruguay).

A lo largo de más de un siglo de vida, Inah ha experimentado numerosos cambios en el mundo y en la Iglesia. La monja pasó por dos guerras mundiales y diez papas. En el año de su nacimiento, San Pío X guiaba a la Iglesia. La hermana ha sido maestra toda su vida. Enseñó portugués, matemáticas, ciencias, historia, arte y religión en escuelas teresianas de Río de Janeiro, Itaqui y Santana do Livramento.



 Un logro destacable en su vida también fue la creación de la banda de música del Colegio Santa Teresa en Santana do Livramento. Contaba con 115 instrumentos musicales y viajó a representaciones por Brasil, Uruguay y Argentina. También colaboró ​​con la creación de la famosa banda de música del Liceo Pomoli, en Rivera (Uruguay).  

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 14 de marzo de 2025

Santo Evangelio 14 de Marzo 2025

 


Texto del Evangelio (Mt 5,20-26):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.

»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».



«Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano»


Fr. Thomas LANE

(Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Hoy, el Señor, al hablarnos de lo que ocurre en nuestros corazones, nos incita a convertirnos. El mandamiento dice «No matarás» (Mt 5,21), pero Jesús nos recuerda que existen otras formas de privar de la vida a los demás. Podemos privar de la vida a los demás abrigando en nuestro corazón una ira excesiva hacia ellos, o al no tratarlos con respeto e insultarlos («imbécil»; «renegado»: cf. Mt 5,22).

El Señor nos llama a ser personas íntegras: «Deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano» (Mt 5,24), es decir, la fe que profesamos cuando celebramos la Liturgia debería influir en nuestra vida cotidiana y afectar a nuestra conducta. Por ello, Jesús nos pide que nos reconciliemos con nuestros enemigos. Un primer paso en el camino hacia la reconciliación es rogar por nuestros enemigos, como Jesús solicita. Si se nos hace difícil, entonces, sería bueno recordar y revivir en nuestra imaginación a Jesucristo muriendo por aquellos que nos disgustan. Si hemos sido seriamente dañados por otros, roguemos para que cicatrice el doloroso recuerdo y para conseguir la gracia de poder perdonar. Y, a la vez que rogamos, pidamos al Señor que retroceda con nosotros en el tiempo y lugar de la herida —reemplazándola con su amor— para que así seamos libres para poder perdonar.

En palabras de Benedicto XVI, «si queremos presentarnos ante Él, también debemos ponernos en camino para ir al encuentro unos de otros. Por eso, es necesario aprender la gran lección del perdón: no dejar que se insinúe en el corazón la polilla del resentimiento, sino abrir el corazón a la magnanimidad de la escucha del otro, abrir el corazón a la comprensión, a la posible aceptación de sus disculpas y al generoso ofrecimiento de las propias».


Así impactó «el Milagro de los Andes» en la fe de Francisco: lo cuenta en su autobiografía

 


Así impactó «el Milagro de los Andes» en la fe de Francisco: lo cuenta en su autobiografía

El Papa acaba de publicar Esperanza: La autobiografía 

El Papa era maestro de novicios cuando tuvo lugar el accidente

El Papa Francisco acaba de publicar su autobiografía titulada Esperanza: La autobiografía, escrita junto al autor italiano Carlo Musso. Un relato en el que desgrana gran parte de lo que han sido estos 88 años de vida.

Entre esos recuerdos se encuentra la profunda impresión que le causó, en el año 1972, la historia del Milagro de los Andes. Cuando 16 supervivientes lograron ser rescatados de las montañas de los Andes, después de 72 días sin comida, teniéndose que alimentar de los cuerpos de sus compañeros fallecidos. National Catholic Register ha enumerado los párrafos del Papa.

Francisco ofrece en su obra un relato vívido y convincente de un gran testimonio de fe, el de los supervivientes de los Andes, lleno de esperanza y poder del Rosario. 

Todo ocurrió una tarde de octubre de 1972, cuando un avión charter que se dirigía de Montevideo (Uruguay) a Santiago (Chile), con cuarenta y cinco pasajeros y tripulantes, entre ellos diecinueve integrantes del equipo de rugby Old Christians Club, con sus familiares y amigos, se estrelló al sobrevolar el monte Sosneado, en la frontera entre Argentina y Chile. 


'Esperanza' es el título del libro autobiográfico del Papa Francisco recién publicado.Plaza & Janés

Al impactar contra la pared de la montaña, el avión perdió un ala y, después, la otra, hasta que aterrizó en una pronunciada ladera nevada cercana a un glaciar. A miles de metros de altura, con temperaturas bajísimas, con violentas tormentas y con tan poco oxígeno que era difícil respirar, los treinta y dos sobrevivientes del accidente, heridos y con pocas provisiones, se organizaron en lo que quedaba del fuselaje, protegidos con una improvisada barrera de asientos, maletas y restos del avión.

"Yo en aquella época era maestro de novicios en Villa Barilari, en San Miguel", comenta el Papa. "Aquellos hombres se quedarían solos, solos en lo que se convertiría en su 'sociedad de la nieve', para afrontar un desafío desesperado, entre grandes sufrimientos, nuevos duelos, fraternidad, apoyo mutuo y oración diaria", escribe.

Francisco le ahorra al lector detalles del elemento más conocido de la historia: que los sobrevivientes se vieron obligados a recurrir a la antropofagia para sobrevivir. Se limita a decir que, "en un pacto extremo y mutuo de amor", los pasajeros que habían muerto se convirtieron en "sustento y esperanza para los que aún estaban vivos". Y recuerda que Pablo VI legitimó las acciones desesperadas de los sobrevivientes. 

"Dos meses después del accidente, ya era evidente que las operaciones de búsqueda habían sido abandonadas, que no llegaría nadie para salvarlos. Quedaban sólo dieciséis pasajeros y tres de ellos decidieron emprender una expedición que parecía casi imposible en aquellas condiciones: escalar la montaña que se alzaba frente a ellos hacia el oeste, una cumbre inmensa, detrás de la cual pensaban encontrar Chile", comenta el Papa. 

"Abandonaron el esqueleto de la aeronave, que entretanto había sido golpeada por avalanchas que causaron otras víctimas. Equipados únicamente con sacos de dormir hechos con los cojines cosidos entre sí, un trineo hecho con una maleta, dos varillas de aluminio para usar como bastones y vestidos con tres capas de ropa, se encaminaron hacia lo desconocido. Cuando, a pesar de la falta de oxígeno y la deshidratación, tras días de agonizante escalada, finalmente alcanzaron la cima, descubrieron que lo que les esperaba no era lo que habían imaginado sino, en cambio, una nueva e intrincada sucesión de montañas y montañas, que se extendía decenas de kilómetros ante ellos". 

Pero, escribe el Papa, "ni siquiera entonces se rindieron", sino que "calcularon juntos que las provisiones que habían llevado no serían suficientes para los tres, por lo que uno regresó al campamento deslizándose en el trineo-maleta hasta el fuselaje, entre rocas de hielo y grietas". 

"Más increíble todavía", añade, "los otros dos prosiguieron, cada vez más exhaustos, tambaleándose, agarrándose el uno al otro de modo que los dos se movían como uno solo, hasta que, al cabo de otros siete días, vieron primero los restos de una lata, luego una vaca y, por último, un pastor, que se mostró aún más incrédulo que ellos ante lo que parecía el espectáculo de fantasmas". 

"Fue la salvación para ellos y para todos sus amigos, que aún vivían después de setenta y dos días en la montaña", escribe. El Papa recuerda que en 2022, con motivo del 50 aniversario del desastre, uno de los supervivientes, Gustavo Zerbino, que tenía 19 años en el momento del accidente, le escribió en nombre de todos ellos.

"En la montaña habían formado una comunidad unida y habían trabajado codo con codo según los mismos valores de lealtad, amistad y solidaridad, que habían vivido en sus familias y en su parroquia", un vínculo, dice Francisco, que, en esas "circunstancias extremas, se sellaba cada noche con el rezo compartido del Rosario". 



"Esos hombres y mujeres habían esperado juntos, con la fuerza y el apoyo de la oración y del trabajo en equipo –escribe el Papa–. En las condiciones más duras fueron testigos y profetas de una esperanza compartida. Y cuando todo terminó, incluso el dolor agonizante de las madres de los que no regresaron de aquella montaña, supieron, como nos muestra la Pascua, cómo trascenderse para convertirse en ejemplo de servicio a los demás, en nuestras acciones y en nuestras palabras", concluye.

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 13 de marzo de 2025

Santo Evangelio 13 de Marzo 2025



 Texto del Evangelio (Mt 7,7-12):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».



«Todo el que pide recibe; el que busca, halla»


Rev. D. Joaquim MESEGUER García

(Rubí, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos habla de la necesidad y del poder de la oración. No podemos entender la vida cristiana sin relación con Dios, y en esta relación, la oración ocupa un lugar central. Mientras vivimos en este mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de peregrinaje, pero la oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor inmenso y nos anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana es una continua petición y búsqueda: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7,7), nos dice Jesús.

Al mismo tiempo, la oración va transformando el corazón de piedra en un corazón de carne: «Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!» (Mt 7,11). El mejor resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el Padrenuestro: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo» (cf. Mt 6,10). Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa, sino aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por esto, tampoco no lo podemos querer para los demás.

Hay quien se queja de que Dios no le escucha, porque no ve los resultados de manera inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En casos así, no nos vendrá mal recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que Dios da a quien se lo pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le abren: se ve claramente que aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni tampoco le han abierto, es porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha llamado bien a la puerta». Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga bondadoso nuestro corazón como el de Jesucristo.


«Valientes» llegará a las salas de cines: 10 frases de acción para resistir a la decadencia

 


«Valientes» llegará a las salas de cines: 10 frases de acción para resistir a la decadencia

El documental de los cristianos que resisten a las ideologías dañinas

Una mamá con un bebé en la película Valientes

Defender a los niños, las mujeres, la familia, la civilización del amor... en la película ValientesGoya Producciones

Ideología de género

En todo Occidente hay grandes fuerzas que buscan destruir la familia, convertir en papel mojado el derecho a vivir, recortar libertades y esconder o minimizar la religión, especialmente el cristianismo. Grandes empresas y grupos mediáticos colaboran con estas fuerzas.

Frente a esas fuerzas colosales, hay grupos de activistas, asociaciones, familias y pequeños medios de comunicación que salen al campo de juego con ideas, denuncias y testimonios: son los Valientes que defienden la vida, la familia, la libertad y los valores, y que recoge esta película documental de Goya Producciones.

Valientes, de 66 minutos, se estrena en cines de España el 27 de febrero con pases únicos en Madrid, Sevilla y Valencia, y el 28 de febrero en Barcelona, de la mano de Goya Producciones y European Dreams Factory.

Es el primer largometraje que explora el papel de los medios de comunicación alternativos en la difusión de valores cristianos y la resistencia frente a las ideologías. También subraya que hay una dimensión espiritual en esta lucha, que afecta también al compromiso de cada persona.

La película está construida a partir de 23 entrevistas exclusivas, con cristianos activos que han desafiado al silenciamiento y la pasividad y animan a todos a sumarse a la acción. "Sus ejemplos sacuden la conciencia de aquellos 'sofistas' que, en lugar de hacer la historia, prefieren verla desde su sofá", dice el documental.



Álex Rosal presenta su libro Despierta y Combate a los Bárbaros al cineasta Andrés Garrigó

Álex Rosal presenta su libro Despierta y Combate a los Bárbaros al cineasta Andrés GarrigóGoya Producciones

10 frases clave de los entrevistados en Valientes:

1. "El mundo se ha creado por personas valientes que han sido capaces de pelear por sus valores y que se han mantenido fuertes." Neydy Casillas.

2. "No tengamos miedo de decir la verdad, de hacer lo que es correcto." Eduardo Verástegui.

3. "El cristianismo es la única respuesta verdaderamente completa a los desafíos actuales." Gregor Puppinck.

4. "¿Vale la pena sacrificar mi privacidad por mis convicciones? Sí, vale la pena." Orlando Jorge Villegas.

5. "La familia y la defensa de los indefensos no son cosas malas, son verdades que debemos proteger." Amy Sinclair.

6. "No hay día en que no recibamos testimonios de cómo la verdad transforma vidas." Michael Warsaw.

7. "Ser cristiano no es para pusilánimes. Es una llamada al coraje y la acción." Jane Adolphe.

8. "El futuro depende de nosotros; no hay mal que dure cien años." José Antonio Kast.

9. "La presencia en la vida pública es esencial para defender los principios de la fe con coherencia y convicción". Alfonso Bullón de Mendoza.

10. "El bien necesita ser proclamado con la misma fuerza que se difunden las mentiras." Álex Rosal.

El filme recoge figuras destacadas como Eduardo Verástegui (actor y productor, México), Amy Sinclair (senadora de Iowa, EEUU), José Antonio Kast (candidato a la presidencia de Chile), Jaime Mayor Oreja (ex ministro y presidente de la Fundación NEOS, España), Alfonso Bullón de Mendoza (Presidente de la Fundación CEU-San Pablo), Álex Rosal (director de ReligionEnLibertad) y otros representantes de iniciativas que defienden la vida, la familia y la libertad.



Jesús Poveda, médico y veterano activista provida, en el documental ValientesGoya Producciones

"Valientes" se estructura en tres partes principales:

- La primera explica las estrategias de las ideologías que quieren debilitar y sustituir la familia y los valores cristianos, desde la cultura, la política nacional y la internacional;

- La segunda parte recoge testimonios de activistas resistentes: nos hablan de su experiencia, y del coste que significa luchar esta batalla;

- La tercera parte del documental se centra en la dimensión espiritual, en la importancia de la fe como motor de resistencia, de esperanza y de construcción.



El documental Valientes pone rostro a la acción de muchos cristianos activos

El documental Valientes pone rostro a la acción de muchos cristianos que hacen cosas buenasGoya Producciones

La película es fruto del trabajo de Goya Producciones, con más de 25 años de trayectoria con películas que difunden la fe y los valores, entre ellas “Guadalupe: Madre de la Humanidad”, “Fátima, el último misterio”, y “Corazón de Padre”.

Página Web: valienteslapelicula.com



Fuente: Religión en libertad

miércoles, 12 de marzo de 2025

Santo Evangelio 12 de Marzo 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 11,29-32):

 En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».



«Así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación»


Fr. Roger J. LANDRY

(Hyannis, Massachusetts, Estados Unidos)

Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás” (cf. Lc 11,30). De la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos —y, así, salvar la vida de la tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba (cf. Mt 12,40).

La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.

Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días Nínive será destruida» (Jon 3,4) advierte a los ninivitas paganos, éstos se convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y animales— se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a alguien “mucho más grande que Jonás” (cf. Lc 11,32) predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser igualmente exhaustiva.

«Pues Jonás era un sirviente», escribe san Juan Crisóstomo en la persona de Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».

La semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos con ceniza, y cada uno escuchó las palabras de la primera homilía de Jesucristo, «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» (cf. Mc 1,15). La pregunta que debemos hacernos es: —¿Hemos respondido ya con una profunda conversión como la de los ninivitas y abrazado aquel Evangelio?

De monje budista a miembro del Opus Dei: la sorprendente conversión de un soldado británico


 De monje budista a miembro del Opus Dei: la sorprendente conversión de un soldado británico

Siendo monje budista, los crucifijos le perseguían allá donde iba. Foto: National cATHOLIC register

Opus Dei

Stephen Williams procedía de una familia desestructurada y acabó buscando refugio en el Ejército británico, donde el orden y la disciplina le proporcionaron exactamente lo que tanto ansiaba. 

Sin embargo, unas décadas después, su regreso a la vida civil desencadenó una crisis personal que lo llevó a convertirse en monje budista zen, luego en católico y, finalmente, a formar parte del Opus Dei. El portal National Catholic Register ha contado su historia. 

Recién jubilado, Williams vive ahora con su esposa y su hijo en Macclesfield, una ciudad al noroeste de Inglaterra. Nacido en Stockport, Cheshire, en 1959, este exsoldado tuvo una infancia "desdichada": "Mi padre era distante y propenso a la violencia. Mi madre, cariñosa y amable, le tenía miedo". 

Una infancia dolorosa

Cuando William tenía 14 años sus padres se divorciaron, una experiencia que describe como "desgarradora". A partir de entonces, su vida se dividió entre pasar tiempo con su madre y con su padre. Sus estudios se vieron perjudicados y comenzó a abusar del alcohol y a meterse en problemas con la Policía.

Las cosas empeoraron cuando su padre inició una relación con una mujer que tenía tres hijos de un matrimonio anterior. "Tenía 17 años y mi madrastra muy pronto me dejó claro que yo no formaba parte del trato", recuerda. 

Llegó el momento entonces de abrirse camino en el mundo, pero ¿dónde? "Mis opciones eran limitadas. Trabajar en la fábrica local de tubos de escape, servir en el Ejército o terminar en el centro de detención para delincuentes juveniles", recuerda. 

Decidió probar suerte como soldado y en 1980 se apuntó a un período de servicio por tres años. Williams acabaría sirviendo durante 22 años en el Ejército, un tiempo que, dice, "se pasó volando". Mientras servía en misiones de mantenimiento de la paz en el Golfo Pérsico, Bosnia, Chipre y en las Islas Malvinas, recuerda que no estuvo "involucrado en nada peligroso", pero que "fueron años muy duros". 

En ese tiempo, tomaría otra decisión que cambió su vida: en 1982 conoció y se casó con Jeanette. Pero, para casarse en una iglesia episcopal, tenía que ser bautizado. "Lo tomé como una formalidad más a la que no le daba ningún valor", dice. 

"Con la misma parsimonia con la que había solicitado a mis superiores los permisos necesarios para la boda, me puse frente a una pila bautismal y dejé que me rociaran la cabeza". Hasta que a los 42 años abandonó el Ejército, y la única forma de vida que había conocido hasta ahora. 

La transición resultó muy difícil. "De la noche a la mañana, pasé de tener un lugar en la vida a ser un don nadie", comenta. Pero, estaba a punto de desatarse una crisis personal aún más profunda. Williams se sentía perdido. "Fue frustrante. Me di cuenta de que tenía que hacer algo si no quería perder el rumbo de mi vida".

Comenzó entonces a leer libros sobre religión y a visitar una iglesia local en busca de consuelo. Esto no le proporcionó paz y se inclinó por la meditación budista. Así empezó a considerar el budismo zen como "la respuesta" a su búsqueda.



Williams se refugió en el budismo zen tras una profunda crisis. 

Pronto se involucró con un grupo budista con sede en Manchester, vinculado al monasterio Kanshoji de Francia. Allí pasaría largas temporadas, incluso hasta tres meses seguidos. La disciplina era rígida y la jerarquía estaba bien definida. "Era exactamente lo que buscaba después de dejar el Ejército", explica.

Y así, en 2017 fuera ordenado monje zen. Pero, las cosas tomarían un giro aún más misterioso. El monasterio zen se construyó en un lugar donde antes había estado un orfanato católico. Aunque, abandonado a principios del siglo XX, los monjes budistas conservaron algunos de los iconos cristianos que tenía. 

Los crucifijos le perseguían

Williams, recuerda: "Había una cruz a la entrada del monasterio y otra en el edificio principal. Un día estaba limpiando una de las habitaciones superiores y encontré una vidriera con una cruz. De repente, sentí un impulso irresistible de rezar un Padrenuestro. Y así lo hice". 

"Allí estaba yo, un monje budista rezando al Señor". La región circundante parecía estar repleta de iconos católicos y, a partir de entonces, cada vez que sus ojos se posaban en uno, se encontraba sintiendo una vez más "la necesidad de rezar". 

Fue al regresar a Inglaterra cuando se encontró con los escritos de Thomas Merton, el monje trapense del siglo XX que había estudiado el budismo zen. Williams se sintió "intrigado" por la tradición monástica católica y pronto se sintió "profundamente inspirado" por lo que estaba encontrando, por las tradiciones monásticas trapense y cartuja. 

En 2018, su esposa y él emprendieron una gira por Italia que incluyó una parada en Roma. Sin darse cuenta, se vio inmerso en un encuentro con el Papa en San Pedro, una experiencia que le dejó una profunda impresión. Un año después, regresó a la Ciudad Eterna, esta vez por una semana entera. 

"Un día salí a caminar y me encontré con una pequeña capilla decorada con frescos del siglo IV. Es difícil describir la sensación de calma y quietud que experimenté. En todos mis años de práctica zen, nunca había sentido una paz tan profunda. Volvía todos los días, me sentaba en silencio y disfrutaba de la tranquilidad. Después de algunas investigaciones, descubrí que el edificio pertenecía a unas monjas de clausura. En otra salida, encontré una iglesia con un cuadro de Caravaggio titulado La vocación de San Mateo, que me pareció profundamente conmovedor. Cristo señala a Mateo, y Mateo se señala a sí mismo, con asombro, como si dijera: '¿Me estás llamando?'". 

A partir de ese momento, las cosas empezaron a cambiar para Williams. Si bien reconoce que algunos aspectos de su experiencia budista permanecieron con él, el "fervor y la intensidad de esa vida" ya no "resonaban". Se dio cuenta de que el zen no le había dado respuestas a muchas de sus preguntas más profundas.

De regreso a Inglaterra, en 2020, justo cuando comenzaba la pandemia de COVID-19, Williams comenzó a asistir a misa y a explorar la fe católica. "Devoraba homilías y lecturas de la Biblia", recuerda. Su nuevo interés por el catolicismo asombró a su esposa, que todavía era agnóstica, quien, dice, estaba aún más sorprendida por esto que por su flirteo con el budismo. 

Fue entonces cuando un amigo le presentó el Opus Dei. Williams se puso en contacto con un centro local para obtener más información, dejando claro que era budista, no católico. A quienes lo atendieron no les importó mucho y, en 2021, fue aceptado en la Iglesia católica. 

Con el tiempo, el Opus Dei también pasó a formar parte de su camino espiritual. Un camino muy diferente al anterior que, según dice, ha cambiado su relación no solo con Dios, sino también con su esposa y su familia. "Me hubiera gustado saber más sobre el catolicismo antes. Mi tiempo en el budismo zen no fue en vano, ya que aprendí el valor del silencio y el significado de: 'Quédate quieto y descubre que Yo soy Dios'".

Fuente: Religión en Libertad

martes, 11 de marzo de 2025

Santo Evangelio 11 de Marzo 2025



 Texto del Evangelio (Mt 6,7-15):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Texto del Evangelio (Mt 6,7-15):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».



«Al orar, no charléis mucho (...) porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis»


Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech

(Tarragona, España)

Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.

El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.

Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de Dios.


«Al orar, no charléis mucho (...) porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis»


Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech

(Tarragona, España)

Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.

El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.

Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de Dios.


El gran secreto de Iker Jiménez: «Rezo devoto todas las noches, a mi forma, agradeciendo y pidiendo»

 


El gran secreto de Iker Jiménez: «Rezo devoto todas las noches, a mi forma, agradeciendo y pidiendo»

"Me siento incómodo si no lo hago", reconoce el comunicador.Youtube

Iker Jiménez se ha convertido ya en una de las grandes referencias periodísticas para muchos españoles. Desde su torre de marfil de 'Cuarto Milenio', en Cuatro, es habitual verle ofrecer a la audiencia interesantes reflexiones que nunca dejan indiferente a nadie. 

Este pasado domingo 16 de febrero, el maestro del misterio firmó 810.000 espectadores de audiencia media y el 7.3% de cuota de pantalla. Un episodio que estuvo dedicado a casos inéditos de encuentros con objetos voladores no identificados (OVNI).

En este último programa, el comunicador habló de la evolución del cerebro y de por qué el alma no envejece a pesar del paso del tiempo. Una reflexión en la que no dudó en destapar uno de sus hábitos diarios que no ha pasado desapercibido para ninguno.

Ike insistió en que, aunque la vida "te da experiencias" y te permite "acumular conocimientos" tanto alegres como decepcionantes, la forma en la que nos sentimos cambia más bien poco: "A pesar y a favor de eso, tus sensaciones internas no cambian mucho. Me emociono igual, me río igual, me obsesiono igual y me cabreo igual", ha considerado.

El hábito diario de Iker  

"Desde hace bastante tiempo, se lo confieso, todas las noches hago, no creo que sea meditación, rezo devoto. Yo rezo todas las noches, a mi forma, agradeciendo y pidiendo", ha contado Iker Jiménez.

"En el fondo, el ser humano pide a la flecha que mueve el universo que sea condescendiente con uno y con los suyos. A mí eso me hace bien. ¿Eso es meditar? Pues seguramente para meditar de esa manera y pedir el bien no hace falta tener unas pautas concretas ni hacer un curso", comentó.

El rezo que lleva a cabo "todas las noches" surgió a raíz de una experiencia que tuvo "en Altamira" y, desde entonces, se ha convertido en algo que forma parte de su día a día: "Es más, me siento incómodo si no lo hago. Me dicen '¿Usted reza?'. Bueno, sí, no sé cómo llamarlo. Es como decir gracias a lo que rige las cosas", relató.



A partir del minuto 7, Iker habla sobre su rezo diario.

Según explica el propio presentador, emplea esta oración para reflexionar sobre "su suerte en la vida". "Soy consciente. No hablo de trabajo, hablo de suerte. Ojalá esa suerte se prolongue y ojalá podamos seguir dando cosas buenas a los demás también", concluyó.

Fuente: Religión en Libertad