miércoles, 30 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 30 de Noviembre 2016



Día litúrgico: 30 de Noviembre: San Andrés, apóstol

Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

«Os haré pescadores de hombres»
Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL 
(Roma, Italia)


Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...

También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.

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P. Pajuelo: las redes sociales sirven para mostrar «el rostro más maternal y misericordioso de Dios»


Ha recibido el Galardón Alter Christus 2016 de Nueva Evangelización

P. Pajuelo: las redes sociales sirven para mostrar «el rostro más maternal y misericordioso de Dios»


P. Pajuelo: las redes sociales sirven para mostrar «el rostro más maternal y misericordioso de Dios»

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ReL26 noviembre 2016


Daniel Pajuelo es un sacerdote marianista de 39 años que ha cogido por los cuernos el toro de las redes sociales y la evangelización del continente digital: es youtuber, tiene de 18.000 seguidores en twitter y es uno de los fundadores de iMision. “Vivo la vida aprendiendo los lenguajes de los hombres y mujeres de hoy para contarles que Dios les cuida desde niños–explica-, que conoce sus nombres, que su amor no falla, que no se escandaliza de nuestros pecados y pobrezas, y que nos quiere felices, llenos de vida, capaces de amar y ser amados”.

Además, Pajuelo es marianista y, por tanto, un educador del siglo XXI que ha sabido aplicar en sus clases de religión la tecnología y lo hace gracias al uso del vídeo juego Minecraft. “El resultado fue espectacular, tanto que pocos meses después Microsoft se puso en contacto con el colegio porque querían que su mismo CEO mundial, Satya Nadella, visitara nuestra clase y viera lo que estábamos haciendo con su videojuego, y así sucedió el 24 de febrero de este año”. Ahora, la Fundación Alter Christus, dedicada al acompañamiento de los sacerdotes, ha querido reconocer su trabajo innovador concediéndole un galardón por su trabajo en la Nueva Evangelización. El blog LomásRC le ha entrevistado a raíz de este reconocimiento.

- ¿Qué supone para usted este galardón dedicado a la Nueva Evangelización?
- Me siento muy pequeño junto a mis hermanos sacerdotes galardonados. Ellos llevan a sus espaldas una perseverante historia de entrega en el ministerio sacerdotal. Aunque llevo veinte años de religioso marianista, mi trayectoria como sacerdote es tan sólo de tres. Viendo su entrega sostenida me estimulan en el camino de la santidad, en cuidar el fuego del amor por Dios y el servicio al prójimo. Le pido al Señor que me deje sólo dos tercios del manto de estos hermanos que me preceden y que pueda gastar mi vida en servirle siempre.

- ¿Cómo se le ocurrió la idea de introducir el videojuego Minecraft en sus clases de religión? ¿Qué ha aprendido de esta experiencia?
- Considero muy importante la escucha de los jóvenes, de los alumnos, ellos tienen mucho que enseñarnos. Intento dedicar tiempo a charlar con ellos sobres sus aficiones, youtubers favoritos, videojuegos, películas, referentes, series… también hago el esfuerzo de acudir a sus mismas fuentes de información, YouTube, Twitter e Instagram son tres de las más importantes.

Hace dos años me di cuenta de lo relevante que era hoy en día el videojuego Minecraft, y no sólo para mis alumnos, sino para jóvenes de todo el mundo. Fue en el verano de 2015 que descubrí, jugando con mi sobrino Dani de 6 años, que este juego tenía el enorme potencial de canalizar la imaginación de los muchachos, esa gran energía de los niños con la que tanto nos cuesta lidiar en educación. Así que me puse manos a la obra y preparé todo un plan para llevar el videojuego a la asignatura de religión y tal vez a otras materias y otros colegios. Desarrollé una programación didáctica, una web www.zonaminecraft.info, y una pequeña campaña de Marketing Digital que se apoyaba fundamentalmente en el canal de YouTube que creé para la asignatura: Zona Educativa Minecraft.

El resultado fue espectacular, tanto que pocos meses después Microsoft se puso en contacto con el colegio porque querían que su mismo CEO mundial, Satya Nadella, visitara nuestra clase y viera lo que estábamos haciendo con su videojuego, y así sucedió el 24 de febrero de este año.

El P. Daniel con el CEO mundial de Microsoft Satya Nadella
en una clase de religión donde se usa Minecraft

Esta experiencia me confirmó que cuando uno hace el esfuerzo por escuchar y aprender de sus los alumnos, a ellos se les hace más natural y fácil prestarte atención, y entender lo que les estás contando.

Además que el juego es una excelente forma de potenciar la motivación y de mejorar la relación entre ellos y con el profesor. Y que es posible cambiar la metodología de nuestra enseñanza sin renunciar a los contenidos, adaptándonos al nuevo contexto sociológico y cultural en el que se mueven los jóvenes, haciendo así más significativo el aprendizaje.

Pero el Señor ha querido regalarnos algo mejor todavía. A lo largo del curso pasado entró en contacto con nosotros la fundación Todos Somos Gamers de Bogotá (Colombia) que nos propuso hermanar nuestro colegio con los Hogares Luz y Vida de Colombia, una asociación fundada por la hermana Valeriana García Martín que acoge a niños con discapacidad mental o física que han sido abandonados por sus familias.


Lo increíble de este hermanamiento es que se realizaría a través del videojuego Minecraft. El proyecto ya está en marcha y está siendo una experiencia única para nuestros alumnos y los muchachos de los Hogares en Bogotá. También se han involucrado en el Microsoft y la Fundación Real Madrid.

-¿Qué es lo que le ha impulsado a ser misionero en el Continente Digital?
-A los 17 años viví una experiencia de conversión, yo siempre había creído en Dios, siempre había sentido su presencia, pero vivía como si no existiera, no practicaba, ni era coherente con mi fe. Un día, en una convivencia, el Señor me habló al corazón y lo hizo para mostrarme que me amaba desde el vientre de mi madre, que él conocía todos mis sufrimientos, debilidades y pecados y aún con todo, su amor por mí era incondicional e insuperable. Sentí inmediatamente que debía responder a tanto amor con la entrega de mi vida, y enseguida me di cuenta de que mi vocación era la de religioso marianista.

Desde entonces vivo la vida aprendiendo los lenguajes de los hombres y mujeres de hoy, para contarles que Dios les cuida desde niños, que conoce sus nombres, que su amor no falla, que no se escandaliza de nuestros pecados y pobrezas, y que nos quiere felices, llenos de vida, capaces de amar y ser amados. Él ha enviado a su Hijo para devolvernos la dignidad de hijos y revestirnos con su vida de una vida nueva, reconciliada, eterna.

Tuve la suerte de conocer Internet desde que entró a las universidades españolas, y ya en aquellos primeros días, cuando me conectaba a las NewsGroups (un antiguo sistema de foros de conversación) con una pantalla de fósforo verde, sentía la llamada a comunicar el amor de Dios en este ámbito que se presentaba nuevo, global, sediento de verdad y de encuentro.

Desde el principio he discernido esta llamada con mis superiores y ellos siempre me han alentado y ayudado a purificarla y madurarla.



No puedes ni imaginar la alegría que me ha producido ver a nuestros tres últimos papas impulsándonos a la evangelización digital, como la llamamos ahora. Ha sido la confirmación eclesial de que este camino no sólo es necesario sino que está llamado a producir frutos abundantes y duraderos. De este impulso del Magisterio nació iMisión, otro regalo del Señor, un tesoro que llevamos en vasijas de barro.

A lo largo de estos años trabajando en este ámbito he conocido personas maravillosas, he vivido aventuras increíbles, he conocido periferias existenciales, he comprendido mejor los anhelos del corazón humano… Sé que Dios derramará mucha gracia también a través de este ámbito digital y que también quiere que Internet sea instrumento de salvación.

-¿Cómo responde la gente cuando descubren que hay un sacerdote como usted que domina la tecnología, que es youtuber y que tiene, incluso, un twitter con más de 18000 seguidores?

-Muchos no creen que sea cierto. Un ejemplo, hace unas semanas un famoso rapero, Javier Ibarra (KASE.O) publicó un nuevo disco y yo hice un comentario en YouTube a uno de sus temas para felicitarle por una referencia que hacia hacia los sacerdotes.  Cientos de personas comentaron mi escrito, curiosamente la mayoría lo hizo positivamente, pero al principio muchos dudaron y pensaron que mi perfil era el de un falso sacerdote. Otras veces he recibido mensajes muy duros y enjuiciadores de personas que dicen ser católicas y que no comprenden mi ministerio, aunque debo decir que en general estos son los menos y a mucha gente les ayuda ver que los sacerdotes somos accesibles también en las redes sociales.

Monseñor Celli, cuando era presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, nos dijo a Xiskya y a mí, que para mucha gente íbamos a ser la única mediación de la Iglesia con la que pudieran hablar en su vida, y nos pidió mostrar siempre el rostro más maternal y misericordioso de Dios. Siempre tengo presente esta llamada e intento, a pesar de mis fallos, que sea así.


- ¿Qué consejos les puede dar a otros sacerdotes que quieran también conectar con ese público inmenso que está en las redes sociales?
- Resumiendo mucho les compartiría las siguientes intuiciones:

Desterrar la idea de que lo que se vive en Internet es virtual y el resto es real, como si la vida digital no tuviera un peso auténtico. Esto es totalmente falso, hoy para mucha gente, sobre todo los jóvenes, los procesos y las decisiones pasan por búsquedas en Internet, visionado de vídeos en Youtube, interacciones con personas en redes sociales… En iMisión recomendamos siempre usar los términos Digital y Presencial en oposición a Virtual y Real.

Antes de entrar en una red social (Facebook, Twitter, Instagram…) hay que conocerla más o menos bien, ver qué tipo de relación nos lleva a establecer con las personas y ponderar que beneficios puede tener para el ministerio.

Si quieren tener una presencia evangelizadora deben ser perseverantes, marcarse una periodicidad de publicación, pues de algún modo generamos una audiencia en torno a nuestras publicaciones que crece y se alimenta con lo que compartimos.

No inundar de mensajes religiosos. Internet no es un medio para hacer broadcasting, emisión unidireccional de contenidos, es un lugar donde se da la interacción. Tenemos que pensar siempre en qué tipo de interacción queremos suscitar y alimentarla. La primera evangelización en Internet es la de las relaciones, antes que la de los contenidos, por eso debemos preguntarnos siempre cómo establecer relaciones que por su forma de ser muestran la belleza y la verdad del Evangelio. Después vendrán los contenidos.

Si tenemos varios perfiles en distintas redes sociales mostrar coherencia y unidad entre todos ellos, no haciéndolos iguales, sino aprovechando las características particulares de cada una pero mostrando elementos visuales o de texto que ayuden a percibir una única identidad.

Cuidar la calidad, ser profesionales en la medida de lo posible. Cualquier forma de comunicar no vale. El medio, el envoltorio, también es mensaje. Esto nos cuesta mucho entenderlo a los sacerdotes, tenemos el mensaje más bello y pensamos que la verdad se impone por sí sola, pero no es así. La ley de la encarnación nos obliga a estar siempre en continuo aprendizaje de los lenguajes, no para cambiar el contenido del mensaje, sino para hacerlo inteligible.

No desembarcar en la Red enjuiciando, mantener una actitud siempre de escucha y acogida. A veces habrá que denunciar o juzgar pero siempre no puede ser nuestra actitud básica de entrada pues contradice la mansedumbre de Cristo, y el mensaje del amor incondicional de Dios. A veces nos llegaran personas que volcarán su odio contra nosotros, y más siendo personas que por nuestro ministerio representamos directamente a la fe en Dios o la Iglesia, yo siempre intento recordar que detrás de cada persona que chilla y odia hay un corazón herida que Dios desea sanar. Me ayuda mucho esta oración que me enseñó una mujer anciana: “Dios mío, bendice a quien me maldice y transforma mi corazón”.

martes, 29 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 29 de Noviembre de 2016



Día litúrgico: Martes I de Adviento

Texto del Evangelio (Lc 10,21-24): En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

«Te bendigo, Padre»
Abbé Jean GOTTIGNY 
(Bruxelles, Bélgica)


Hoy leemos un extracto del capítulo 10 del Evangelio según san Lucas. El Señor ha enviado a setenta y dos discípulos a los lugares adonde Él mismo ha de ir. Y regresan exultantes. Oyéndoles contar sus hechos y gestas, «Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra’» (Lc 10,21). 

La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido, primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez. “Gracias” es una de las primeras palabras que enseñamos a los niños. «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21). 

Benedicto XVI, al hablar de la actitud de adoración, afirma que ella presupone un «reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas las cosas».

Un alma sensible experimenta la necesidad de manifestar su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a los favores divinos. «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). Desde luego, nos hace falta «dar gracias a Dios Padre, a través de su Hijo, en el Espíritu Santo; con la gran misericordia con la que nos ha amado, ha sentido lástima por nosotros, y cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha hecho revivir con Cristo para que seamos en Él una nueva creación» (San León Magno).

«¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!»
Rev. D. Joaquim MESEGUER García 
(Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)


Hoy y siempre, los cristianos estamos invitados a participar de la alegría de Jesús. Él, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes» (Lc 10,21). Con mucha razón, este fragmento del Evangelio ha sido llamado por algunos autores como el “Magníficat de Jesús”, ya que la idea subyacente es la misma que recorre el Canto de María (cf. Lc 1,46-55).

La alegría es una actitud que acompaña a la esperanza. Difícilmente una persona que nada espere podrá estar alegre. Y, ¿qué es lo que esperamos los cristianos? La llegada del Mesías y de su Reino, en el cual florecerá la justicia y la paz; una nueva realidad en la cual «el lobo y el cordero convivirán, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá» (Is 11,6). El Reino de Dios que esperamos se abre camino día a día, y hemos de saber descubrir su presencia en medio de nosotros. Para el mundo en el que vivimos, tan falto como está de paz y de concordia, de justicia y de amor, ¡cuán necesaria es la esperanza de los cristianos! Una esperanza que no nace de un optimismo natural o de una falsa ilusión, sino que viene de Dios mismo.

Sin embargo, la esperanza cristiana, que es luz y calor para el mundo, sólo podrá tenerla aquel que sea sencillo y humilde de corazón, porque Dios ha escondido a los sabios e inteligentes —es decir, a aquellos que se ensoberbecen en su ciencia— el conocimiento y el gozo del misterio de amor de su Reino. 

Una buena manera de preparar los caminos del Señor en este Adviento será precisamente cultivar la humildad y la sencillez para abrirnos al don de Dios, para vivir con esperanza y llegar a ser cada día mejores testimonios del Reino de Jesucristo.

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Gloria Riva, la monja adoratriz que volvió de la muerte tras un accidente de tráfico con su novio

Gloria Riva, la monja adoratriz que volvió de la muerte tras un accidente de tráfico con su novio

Comprobó que «el Paraíso existe» y lo busca en la belleza del arte

Gloria Riva, la monja adoratriz que volvió de la muerte tras un accidente de tráfico con su novio

Gloria Riva se entregó a Dios en la vocación específica de la adoración eucarística.


La Madre María Gloria Riva no es una desconocida para los lectores de ReL. Entre abril y junio de 2014 publicamos varios artículos suyos sobre distintos milagros eucarísticos, cuya difusión forma parte del apostolado específico de su congregación religiosa.

Gloria Riva habla ante una abarrotada Plaza de San Pedro sobre la adoración eucarística el 10 de junio de 2010, en la víspera del encuentro internacional de sacerdotes.

En su vocación personal jugó un papel determinante una experiencia asombrosa tras un accidente de tráfico. Una vez convertida en monja, ha buscado y encontrado en el arte una forma de gozar, mediante la belleza, la felicidad del Cielo que gozó entonces durante unos minutos.

Así lo explica en esta entrevista concedida a Francesco Agnoli para Libertà e Persona:

Gloria Riva (Monza, 1959), además de su pasión por el arte, cultiva el estudio de la Sagrada Escritura, la Patrística y la espiritualidad de la Madre María Magdalena de la Encarnación [1770-1824, fundadora de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento]. Entre sus diversas obras sobre el arte y la fe figuran Nell’arte lo stupore di una Presenza [En el Arte, el estupor de una Presencia], Testimoni del Mistero. Quadri sul Vangelo di Luca [Testigos del Misterio. Cuadros sobre el Evangelio de Lucas] o Volti e Stupore, uomini feriti dalla bellezza [Rostros y estupor. Hombres heridos por la belleza].

En febrero de 2007 se trasladó a la diócesis de San Marino-Montefeltro, donde fundó una comunidad monástica.

-Usted ha tenido una experiencia cercana a la muerte. ¿Nos puede explicar qué pasó?
-Tenía veintiún años y tenía novio. Estaba dando pequeños pasos hacia la fe, que había abandonado unos años antes tras una serie de vicisitudes. Después de un viaje a Lourdes, donde el clima de oración caló hondo en mí, salí un sábado con mi novio para ir a bailar a una discoteca.

»Llegamos a un semáforo verde y mientras atravesábamos el cruce vi llegar por el otro carril un coche a gran velocidad. Chocamos y después, para mí, sólo hubo silencio y oscuridad. Tuve la clara percepción de haber llegado al final de mi vida y me abandoné totalmente a esta dramática eventualidad. Inmediatamente percibí, dentro de esa oscuridad, una gran paz y serenidad.

»Entonces surgió ante mis ojos una pequeña luz blanquísima que venía hacia mí, expandiéndose. La pulsión beatífica de esa luz era como una llamada. Tuve la certeza de que Dios estaba allí y de que Dios era amor. Deseé con todas mis fuerzas alcanzar esa luz, pero vi pasar mi vida ante mí como en una película y tuve una claridad de juicio total sobre la misma. Esa luz era amor, amor gratuito, y esa gratuidad en mi vida no existía.

»Dos sentimientos contrarios me embargaron. Por una parte, un gran dolor: la eternidad se me ofrecía en toda su belleza y no la podía alcanzar; Dios no me juzgaba, sencillamente se me mostraba con toda su verdad, era yo la que me juzgaba y comprendía toda la desemejanza. Por la otra parte, sin embargo, sentí una alegría indecible: era pensaba, amada y deseada para este tiempo, para esta historia. No somos un juego al azar, una casualidad a la merced de un destino caprichoso.

»Cuando me reanimaron tuve la sensación del rechazo de la vida: tenía siete fracturas, traumatismo craneal, hemorragia interna. Era una especie de rompecabezas que había que recomponer. Inmóvil. Sin embargo, el recuerdo de esa luz fue la prueba de que no morimos y me hubiera gustado gritarles a todos esta verdad.

»He reflexionado a menudo sobre lo que me sucedió mientras estaba incosciente. Me sorprendía recordando detalles que, en relación a la visión de la luz, no conseguía situar en orden temporal.

»Después de que me liberaran del amasijo de hierros en el que había quedado convertido el coche, vi, reconocí y saludé a un querido amigo que prestaba servicio en la Cruz Roja y había venido a socorrerme. Me dijo que me había encontrado inmóvil, aparentemente muerta. Vi mi cuerpo desde arriba y me horroricé al ver una pierna totalmente torcida respecto a la posición natural, y a todo el mundo sobre mi cuerpo. Vi a mi novio en el borde de la calle, con las manos apretando sus costados, mientras respiraba con dificultad y sentí dolor por su estado; por el mío, en cambio, no sentía nada. No oí cosas que en cambio molestaron mucho a mi novio, como las sirenas de los coches de los carabineros, de las ambulancias y de los bomberos.

»He llegado a la conclusión de que mis sentidos estaban estimulados sólo por las relaciones afectivas (mi amigo, yo misma, mi novio).

-Se lee a menudo que quien vive una experiencia de este tipo suele cambiar de estilo de vida. ¿Qué sucedió en su caso?
-Permanecí en el hospital (entre ingresos y altas) seis meses. Esos meses cambiaron mi vida. Como escribió Andrè Frossard: "Dios estaba detrás de mí; a veces también delante de mí". Que la vida es un don que no hay que desperdiciar era para mí algo clarísimo, indiscutible. Ya no fui la misma y descubrí, poco a poco, que el matrimonio no era suficiente, sentía la urgencia de testimoniar a todos lo que me había sucedido. Veía con ojos nuevos cosas y ambientes a los que antes estaba acostumbrada, y veía toda su mezquindad.

»Volví a Lourdes para reflexionar sobre la vocación. Volví con mi novio. Un día se anuló un encuentro que teníamos en la gruta de la Virgen (yo era dama, él camillero: teníamos turnos distintos y, por lo tanto, pocos ratos para vernos). Empecé a caminar y me encontré delante de la cripta. Entonces no lo sabía, pero allí había, entonces, Adoración perpetua.

»Entré y recorrí un largo pasillo con capillas laterales. Me encontré en una capilla circular blanquísima, en penumbra. Dos religiosas vestidas de blanco estaban en adoración ante un ostensorio que tenía la forma de un ramo de espinas. Noté inmediatamente una fuerte presencia y vi que la Eucaristía estaba iluminada desde atrás, la distinguí claramente como una pequeña luz en la oscuridad. Hela aquí, pensé, la luz que encontré en la calle. No se necesita morir para verla. La Iglesia la esconde en el secreto del altar cada día, allí dónde se celebra, allí dónde se adora.

»Ese día decidí que no me separaría nunca de la Eucaristía. Entré en la congregación de las monjas de la Adoración Perpetua de Monza, donde permanecí veintitrés años. En el monasterio me fui dando cuenta de que son los propios católicos los que pisotean el tesoro de la Eucaristía. Que había una belleza que era incomprensible para todos y que era necesario aumentar la fuerza de la llamada.

»Por encargo de mis superiores acompañaba a  unos laicos y pude observar que había desaparecido de nuestra vida diaria la fuerza unificadora del símbolo y, así, empecé a explicar la Escritura y la fe a través del arte. Poco a poco esto se fue revelando un carisma, que me llevó a la determinación de fundar un monasterio que, junto a la Adoración Eucarística (y, por consiguiente, manteniendo la vida de oración y contemplación), prestara una particular atención a la belleza en todas sus formas, sobre todo las vinculadas a la liturgia. Algo que llevé a cabo en 2007, en la diócesis de San Marino Montefeltro.


-Usted está muy interesada en el arte y, en el pasado, contando en la televisión su experiencia aludió a las obras de El Bosco. ¿Nos puede explicar por qué?
-Explicar una experiencia cercana a la muerte como la mía es arriesgado. Puede ser entendida, pero puedes caer en la banalidad, en lo oculto, en la New Age. He tenido esta experiencia varias veces. Después del accidente vi, por casualidad, el políptico de El Bosco titulado La visión del Más Allá.


»Lo había estudiado en el colegio, sin que me llamase especialmente la atención. Volver a ver el llamado por los críticos empíreo me impresionó mucho. Entendí que sólo quien había tenido una experiencia similar a la mía podía pintar de manera tan concreta lo que había visto.



»En el panel de El Bosco una luz blanca circular (parecida a una hostia) irrumpe en la oscuridad, latiendo. Hay almas que desean alcanzarla, pero a algunas se lo impide la propia oscuridad. En la parte más baja del panel, ángeles con alas negras frenan a estas almas, que tienen las manos en alto como si no pudieran moverse. Pero su rostro está constantemente girado hacia la luz y esta tensión las purifica. De hecho, un poco más arriba (más cerca de la luz), ángeles con alas rojas (el fuego purificador) sujetan a almas que siguen mirando la luz, pero cuyas manos están en posición de oración. Su deseo de Dios las purifica y, así, se elevan. Al final, en la parte más alta, precisamente en el inicio del cono de luz blanquísima, hay almas acompañadas de ángeles con alas blancas y con las manos extendidas, abrazando.

»Esta obra corresponde exactamente a lo que yo he vivido y me consuela ver cómo un pintor del siglo XV, que no podía saber lo que son las terapias intensivas y el ensañamiento terapéutico, ha pintado algo que se corresponde a lo que cuentan quienes, por así decir, han vuelto atrás para avisar a nuestro mundo materialista que el paraíso existe.

Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).

lunes, 28 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 28 de Noviembre 2016



Día litúrgico: Lunes I de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 8,5-11): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace». 

Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».

«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande»
Rev. D. Joaquim MESEGUER García 
(Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)


Hoy, Cafarnaúm es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».

El centurión de Cafarnaúm no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.

Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.

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Slaven logra salir del infierno de la droga y tras superar una sobredosis consagra su vida a Dios


Pudo ser acogido en la comunidad del Cenáculo

Slaven logra salir del infierno de la droga y tras superar una sobredosis consagra su vida a Dios

Sanar de toda adicción es posible. Una oración en su alma, expresada con fe, fue el arma que comenzó a disipar la oscuridad. En el mundo, la mayoría de los adictos comienzan consumiendo Cannabis en su adolescencia, alternando o derivando luego hacia otras drogas como heroína, anfetamina, metanfetamina, éxtasis, LSD, cocaína y un sinfín de variantes que hacen estragos en el alma y cuerpo del adicto.

“Ese fue también mi trayecto”, cuenta el croata Slaven Skazli, en la web Portaluz. Sus padres, destaca, le dieron no sólo afecto y sanos valores, sino todo lo que él y su hermana necesitaban para un sano desarrollo físico e intelectual.

“…Pero a pesar de todo, desde la infancia, para mí todo estaba vacío, siempre me faltaba algo y me daba cuenta que en las cosas no estaba la plenitud. Mi familia no rezaba, no iba a la Iglesia, no hablaba de Dios”.

Claro que esa conciencia de lo que implica el vivir sin conocer a Dios llegaría años después para Slaven. Siendo todavía muy joven se alejó de su familia y cual niño mimado, sin asumir responsabilidades -reconoce-, culpaba a los padres de todos sus problemas. “Acostumbrado a tener todo, era incapaz de un sacrificio, quería todo y rápido. Por dentro sufría mucho y estaba dividido: por un lado sentía un fuerte deseo de volver a ser bueno, de ayudar, de encontrar el verdadero sentido de la vida, pero por otra parte estaba confundido, no sabía dónde ir ni qué hacer”.

El alcohol y las drogas le aturdían y bajo su efecto no surgía la tensión de sus pensamientos y emociones en conflicto. Así pasaron los años de autoengaño, sin capacidad de autocrítica para ver el deterioro que acumulaba. “Cuando encontré la heroína pensaba que había encontrado la solución para todos mis problemas ¡pero cómo me equivoqué! Luego de unos meses de falso bienestar, vinieron años de tinieblas, de soledad, de falsedad. Cada tanto, alguna intención de cambio terminaba en una nueva caída, cada vez más profunda, y yo me volvía más falso, más convencido de que no había cómo salir”.

Gritó al Señor
No logrando encontrar en su interior nada que abriera alguna esperanza, cada cierto tiempo un pensamiento ajeno -señala-, se apoderaba de él… “Entonces, cansado de todo, deseaba la muerte y no despertar más, consciente de la falsedad y el mal en que vivía. Sin embargo, en medio de esa oscuridad el Señor vio mi desesperación y llevó la luz a mi vida”.

Una noche, luego de haber tenido una sobredosis y apenas salvado su vida, cuenta Slaven que le gritó fuerte en el corazón a Dios: “¡Señor, si existes, ayúdame, no quiero vivir así!”

Sólo un par de días después de aquella oración venida del alma, sus padres le dieron la información. Tenía 25 años cuando decidió libremente ingresar en una de las comunidades del Cenacolo, la Fraternidad “San Giuseppe Lavoratore” en Varaždin.

Así narra Slaven desde el portal “Comunitá Cenacolo”, lo que desde su ingreso ha vivido…

Slaven logra salir del infierno de la droga y tras superar una sobredosis consagra su vida a Dios

Una buena nueva para todos los abatidos

“Aunque era difícil aceptar el modo de vida que me proponían, me daba ánimo ver la fe y esperanza con que los chicos vivían el camino del bien. Finalmente el sufrimiento y la renuncia tenían sentido. Por primera vez en mi vida sentí la alegría de una vida simple, limpia, verdadera. Mi ‘Ángel Custodio’, un joven que al principio me cuidaba, me transmitía mucho amor y me tenía mucha paciencia; al principio lo juzgaba, pero gracias a él se despertó mi deseo de ser bueno. Los jóvenes me enseñaron que la oración de la mañana en la capilla debe hacerse vida concreta durante el día; la oración es todo lo que hago, lo que pienso, lo que lo que digo, lo que elijo, lo que vivo. A pesar de mi soberbia y de mi orgullo, delante de la presencia de Jesús vivo en la Eucaristía siempre encuentro fuerza y el deseo de recomenzar, de agradecer, de vivir en la verdad y de pedir perdón…”

“Luego de unos años en la Comunidad sentí que el Señor me llamaba para algo más. Consciente de mi pobreza y de mis carencias, tenía muchas preguntas y dudas que encomendaba al Señor en la oración. En mi corazón nació el deseo de ser parte de esta familia para siempre, pero ahora más profunda y auténticamente, entregando mi vida al Señor en el servicio a los hermanos. La experiencia vivida en la Casa de Formación me ayudó a discernir y a responder a Dios con confianza y alegría. Los momentos vividos en el trabajo simple y cotidiano, en un silencio lleno de la presencia de Dios, fueron construyendo una relación nueva y más profunda con el Señor. La vida de la Comunidad es hoy para mí un don inmenso, vivo mi servicio en la fraternidad de Polonia, donde tengo la oportunidad de servir a muchos jóvenes y familias que piden ayuda y puedo contemplar todo lo que el Señor obra en los corazones a través del carisma del Cenacolo ¡Es una gran alegría!”

“Gracias a ti, Jesús, porque eres amor, misericordia y perdón, porque me elegiste para ser hijo y testimonio de tu Divina Misericordia. Gracias Virgen María, por el don de la Providencia que hace la vida nueva y bella todos los días.”

domingo, 27 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 27 de Noviembre 2016



Día litúrgico: Domingo I (A) de Adviento

Texto del Evangelio (Mt 24, 37-44): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. 

»Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».

«Velad (...) porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor»
Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas 
(Chachapoyas, Perú)


Hoy, «como en los días de Noé», la gente come, bebe, toma marido o mujer con el agravante de que el hombre toma hombre, y la mujer, mujer (cf. Mt 24,37-38). Pero hay también, como entonces el patriarca Noé, santos en la misma oficina y en el mismo escritorio que los otros. Uno de ellos será tomado y el otro dejado porque vendrá el Justo Juez.

Se impone vigilar porque «sólo quien está despierto no será tomado por sorpresa» (Benedicto XVI). Debemos estar preparados con el amor encendido en el corazón, como la antorcha de las vírgenes prudentes. Se trata precisamente de eso: llegará el momento en que se oirá: «¡Ya está aquí el esposo!» (Mt 25,6), ¡Jesucristo! 

Su llegada es siempre motivo de gozo para quien lleva la antorcha prendida en el corazón. Su venida es algo así como la del padre de familia que vive en un país lejano y escribe a los suyos: —Cuando menos lo esperen, les caigo. Desde aquel día todo es alegría en el hogar: ¡Papá viene! Nuestro modelo, los Santos, vivieron así, “en la espera del Señor”.

El Adviento es para aprender a esperar con paz y con amor, al Señor que viene. Nada de la desesperación o impaciencia que caracteriza al hombre de este tiempo. San Agustín da una buena receta para esperar: «Como sea tu vida, así será tu muerte». Si esperamos con amor, Dios colmará nuestro corazón y nuestra esperanza.

Vigilen porque no saben qué día vendrá el Señor (cf. Mt 24,42). Casa limpia, corazón puro, pensamientos y afectos al estilo de Jesús. Benedicto XVI explica: «Vigilar significa seguir al Señor, elegir lo que Cristo eligió, amar lo que Él amó, conformar la propia vida a la suya». Entonces vendrá el Hijo del hombre… y el Padre nos acogerá entre sus brazos por parecernos a su Hijo.


«En los días que precedieron al diluvio, comían, bebían (...). Velad, pues, (...) también vosotros estad preparados»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, en este domingo, comenzando el tiempo de Adviento, inauguramos a la vez un nuevo año litúrgico. Esta circunstancia la podemos tomar como una invitación a renovarnos en algún aspecto de nuestra vida (espiritual, familiar, etc.).

De hecho, necesitamos vivir la vida, día a día, mes a mes, con un ritmo y una ilusión renovados. Así alejamos el peligro de la rutina y del tedio. Este sentido de renovación permanente es la mejor manera de estar alerta. Sí, ¡hay que estar alerta!: es uno de los mensajes que el Señor nos transmite a través de las palabras del Evangelio de hoy.

Hay que estar alerta, en primer lugar, porque el sentido de la vida terrenal es el de una preparación para la vida eterna. Este tiempo de preparación es un don y una gracia de Dios: Él no quiere imponernos su amor ni el cielo; nos quiere libres (que es el único modo de amar). Preparación que no sabemos cuándo acabará: «Anunciamos el advenimiento de Cristo, y no solamente uno, sino también otro, el segundo (...), porque este mundo de ahora terminará» (San Cirilo de Jerusalén). Hay que esforzarse por mantener la actitud de renovación y de ilusión.

En segundo lugar, conviene estar alerta porque la rutina y el acomodamiento son incompatibles con el amor. En el Evangelio de hoy el Señor recuerda cómo en tiempos de Noé «comían, bebían» y «no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos» (Mt 24,38-39). Estaban “entretenidos” y —ya hemos dicho— que nuestro paso por la tierra ha de ser un tiempo de “noviazgo” para la maduración de nuestra libertad: el don que nos ha sido otorgado no para librarnos de los demás, sino para darnos a los demás. 

«Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre» (Mt 24,37). La venida de Dios es el gran acontecimiento. Dispongámonos a acogerlo con devoción: «¡Ven Señor Jesús».

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La Hermana Carmen, de propagandista del comunismo cubano y de Fidel Castro... a monja carmelita


La Hermana Carmen, de propagandista del comunismo cubano y de Fidel Castro... a monja carmelita

A la derecha, Fidel Castro a mediados de los 90, en la época en la que la hermana Carmen Zamora pudo escapar de la isla.


«Yo seguí el proceso normal de todos los niños en Cuba: desde muy pequeña me fueron adoctrinando en la escuela, y a los 16 años yo ya creía firmemente en la Revolución»: la que habla es la hermana Carmen Zamora, durante años traductora de ruso para el régimen cubano y convencida propagandista del comunismo en la isla gobernada por Fidel Castro, y hoy religiosa carmelita en el convento de Alquería del Niño Perdido, en Castellón.

Abrazar la revolución comunista
La familia de Carmen saludó la revolución castrista desde sus inicios con esperanza, porque «aparentemente era benigna y justa, venía para ayudar a los pobres, pero eso tomó luego otro matiz».

A Carmen, que nació después de la llegada de Castro, le dio por estudiar ruso, y después de graduarse empezó a trabajar como traductora para el Gobierno. Gracias a eso, tuvo contacto con muchas autoridades del régimen, y realizó frecuentes viajes a numerosos países de la órbita soviética: la propia URSS, la Alemania del Este, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumanía, Polonia…
La Hermana Carmen, de propagandista del comunismo cubano y de Fidel Castro... a monja carmelita

Los dirigentes vivían muy bien... y el pueblo, no
Sin embargo, «poco a poco empecé a percibir la diferencia entre lo que decían los dirigentes y lo que hacían. Al mismo tiempo que pedían que el pueblo se sacrificara, ellos vivían muy bien e incluso se burlaban en privado de la situación de la gente. Eso fue un golpe fortísimo para mí, porque poco a poco todo aquello en lo que había creído se estaba viniendo abajo».

Comienza la desafección con el régimen por la lectura
Carmen empezó entonces a vivir una doble vida, trabajando para un régimen en el que estaba dejando de creer. Le ayudó entonces la lectura de muchos libros prohibidos por el Gobierno pero que circulaban en el mercado negro: Bulgakov, Solzhenitsyn… y el Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, «que fue quien me trajo al Carmelo. Me impresionó mucho cómo ese hombre escribía con tanta pasión de su relación con Dios, una pasión que yo entonces sólo entendía posible entre un hombre y la mujer. Yo buscaba mi lugar en la vida y esa lectura me creó en mí un gran interrogante».

Y llegó la perestroika...
En 1985, llego la apertura de la perestroika. Todo en la isla cambió y las relaciones con Rusia se volvieron muy tirantes. «Cuando Gorbachov vino a Cuba dijo que se había condenado al pueblo a vivir mal en nombre de un futuro que nunca llegaba. Eso fue muy fuerte. La fe en la Revolución ya no era unánime. Entonces la gente ya no creía tan a ciegas como antes», recuerda Carmen.

La gente quería libertad
Los cubanos empezaron a querer salir de la cárcel en que se había convertido la isla. «La gente empezó a salir a la calle pidiendo libertad. Yo ya no trabajaba como traductora, porque las relaciones con Rusia se rompieron y me quedé sin trabajo, pero en octubre de 1994 me llamaron para sofocar con palos las protestas. Y le dije a mi jefe: Si es para dar golpes, yo no voy a participar».

Salida de Cuba en el 95
Fidel Castro, al ver el descontento popular, permitió salir a la gente. Los estadounidenses empezaron a dar visas y Carmen logró salir de Cuba con toda su familia el 3 de enero de 1995. «Unos familiares lejanos de mi cuñada nos acogieron en su casa, en New Jersey, y nos dieron todo lo que necesitábamos, hasta trabajo. Para mí eso fue de un valor incalculable. Ellos eran cristianos evangélicos, y me abrieron una puerta que nunca había abierto. Empecé a leer la Biblia, a hacerme preguntas…».

Recibió la Primera Comunión... y Dios la llamaba
Al cabo de diez años se mudó a Florida y empezó a frecuentar una iglesia católica. «Hasta me ofrecí para ayudar en la parroquia –recuerda–. Yo estaba sólo bautizada, pero allí recibí mi Primera Comunión. Poco a poco empecé a buscar mi sitio en el mundo, porque veía que Dios me llamaba a una vida mas comprometida».

Escribir a conventos de habla hispana
A Carmen se le ocurrió entonces escribir a una página web que la iba a poner en contacto con más de 300 conventos de Estados Unidos, pero buscaba uno en un lugar de habla hispana, así que escribió a las carmelitas y recibió la respuesta del convento de la Alquería del Niño Perdido, en Castellón. «Empezamos a escribirnos y a comunicarnos por Skype. Me vine de vacaciones; estuve tres días y pensé: Aquí es. No necesitaba buscar más. Era julio de 2008. Renuncié a mi trabajo y a todo lo que tenía, y en febrero del año siguiente ya estaba aquí».

"Hoy soy una mujer feliz"
En el Carmelo ha encontrado «lo que tanto estaba buscando: la verdad, que Cristo me da en todas sus dimensiones. Orar buscando a Cristo con tu pobreza y tus defectos, y encontrarlo como el Amigo que te da la mano, que te ayuda, que no te pide nada a cambio. Hoy soy una mujer feliz. He pasado de una verdad humana a la Verdad con mayúsculas, de una verdad para algunos a la Verdad para todos».

Entre el 19 y el 22 de septiembre, el Papa Francisco visita la tierra natal de Carmen. «Como los viajes de los dos Papas anteriores, no va a ofrecer una solución política para Cuba, pero sí espero que se logre un poco más de espacio para la Iglesia, porque después de tantos años la mayoría de los cubanos no cree en nada». Por eso, «espero que la gente pueda ver que esta persona tan alegre y humana puede vivir esa vida y ser tan sabio gracias a que es un seguidor verdadero de Cristo. Eso me da esperanza».

Artículo recogido en ReL el 19 de septiembre de 2015.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 26 de Noviembre 2016


Día litúrgico: Sábado XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,34-36): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».

«Estad en vela (...) orando en todo tiempo»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Hoy, último día del tiempo ordinario, Jesús nos advierte con meridiana claridad sobre la suerte de nuestro paso por esta vida. Si nos empeñamos, obstinadamente, en vivir absortos por la inmediatez de los afanes de la vida, llegará el último día de nuestra existencia terrena tan de repente que la misma ceguera de nuestra glotonería nos impedirá reconocer al mismísimo Dios, que vendrá (porque aquí estamos de paso, ¿lo sabías?) para llevarnos a la intimidad de su Amor infinito. Será algo así como lo que le ocurre a un niño malcriado: tan entretenido está con “sus” juguetes, que al final olvida el cariño de sus padres y la compañía de sus amigos. Cuando se da cuenta, llora desconsolado por su inesperada soledad. 

El antídoto que nos ofrece Jesús es igualmente claro: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). Vigilar y orar... El mismo aviso que les dio a sus Apóstoles la noche en que fue traicionado. La oración tiene un componente admirable de profecía, muchas veces olvidado en la predicación, es decir, de pasar del mero “ver” al “mirar” la cotidianeidad en su más profunda realidad. Como escribió Evagrio Póntico, «la vista es el mejor de todos los sentidos; la oración es la más divina de todas las virtudes». Los clásicos de la espiritualidad lo llaman “visión sobrenatural”, mirar con los ojos de Dios. O lo que es lo mismo, conocer la Verdad: de Dios, del mundo, de mí mismo. Los profetas fueron, no sólo los que “predecían lo que iba a venir”, sino también los que sabían interpretar el presente en su justa medida, alcance y densidad. Resultado: supieron reconducir la historia, con la ayuda de Dios. 

Tantas veces nos lamentamos de la situación del mundo. —¿Adónde iremos a parar?, decimos. Hoy, que es el último día del tiempo ordinario, es día también de resoluciones definitivas. Quizás ya va siendo hora de que alguien más esté dispuesto a levantarse de su embriaguez de presente y se ponga manos a la obra de un futuro mejor. ¿Quieres ser tú? Pues, ¡ánimo!, y que Dios te bendiga.

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Así llegan hasta el último rincón de la Cuba comunista las únicas 13 monjas de clausura del país



Así llegan hasta el último rincón de la Cuba comunista las únicas 13 monjas de clausura del país

Las carmelitas realizan una importante labor llevando a Cristo a todos los rincones de la isla


¿Se puede conocer la realidad de Cuba desde un convento de clausura de La Habana? Aunque la lógica indique que los muros son una separación insalvable la respuesta es afirmativa gracias al documental Un millón de hostias. A través de las trece carmelitas descalzas, únicas monjas de clausura que existen en toda la isla, se realiza un acertado retrato de los católicos cubanos y de la realidad de una sociedad que sigue sufriendo los efectos del comunismo desde hace 57 años.

(El documental se proyecta en Madrid desde este 25 de noviembre hasta el 4 de diciembre en la Cineteca del Matadero. Aquí puede ver los horarios de las proyecciones).

Para ello, el director hace este recorrido acompañando a las cientos de miles de obleas que estas monjas realizan cada año para surtir a todas las parroquias de la isla. Las hostias realizadas por las religiosas son el nexo de unión de las distintas tramas: la historia de estas monjas; de los padres de una de ellas que siendo hija única y educada en el ateísmo decide ser religiosa; y la de una familia pobre en la que ya tres generaciones se han encargado de llevar la comunión a los enfermos.

Así llegan hasta el último rincón de la Cuba comunista las únicas 13 monjas de clausura del país

Finalmente, las tres tramas confluyen en la visita del Papa Francisco a Cuba en 2015 en la que precisamente se utilizaron las hostias realizadas por las monjas. Para entonces, el espectador ya tiene una visión global de Cuba y de la personalidad de un pueblo que destaca por su alegría pese a todo.

Una radiografía de la religiosidad de los cubanos
Se trata por tanto de un análisis sociológico de la pobreza que el comunismo ha traído a Cuba, una radiografía de su alegre religiosidad y también un testimonio de fe y vocación de unas monjas que viven su vida contemplativa en la Cuba comunista.

En conversación con Religión en Libertad, el director de Un millón de hostias, David Moncasi, explica cómo le vino a la cabeza la idea de hacer un documental centrado en estas monjas y que sin ser religioso tiene un fuerte componente de fe:

“En 2010 estando de vacaciones descubrimos de manera casual que en el barrio de El Vedado de La Habana había un convento de clausura, precisamente el único, pedí ayuda para visitarlo y me dejaron entrar. Quedé impresionado al descubrir que sus trece monjas fabricaban todas las hostias de la isla”.

La señal que necesitaban las monjas
Fue entonces cuando pensó en hacer este documental. Pero las cosas no iban a ser tan sencillas. Las monjas no le permitieron filmarlas y le dijeron que necesitaban una señal antes de poder decir que sí. Así pasaron cuatro años hasta que de vacaciones en Cuba, David Moncasi fue de nuevo visitar a estas monjas junto a su mujer y su hijo Bruno, de apenas dos años.

Si hoy se puede proyectar ese documental es en gran parte gracias al niño, que se quedó con las monjas y jugó con ellas durante un rato. Unos días después la señal había llegado y no era otra que el hecho de que existiese unanimidad en toda la comunidad. Ahora gracias a Bruno la había. Ya podía comenzar el rodaje.

El documental sigue el recorrido de las obleas por Cuba y así hace una radiografía social del país

El convento, punto de partida para conocer la Cuba verdadera
El propio director explica que el convento debía ser el punto de partida para contar la aventura de las hostias que ellas fabrican, dónde iban, quién las recogía o quiénes las iban a recibir una vez consagradas. Las “obleas viajeras” mostrarían Cuba.

“Repartiendo las hostias consagradas por las casas entrabas hasta el fondo de la vida de gente que no aparece en ningún sitio”, recuerda Moncasi. Así aparecen las cartillas de racionamiento, los informativos propagandísticos del régimen que provocan el hartazgo del pueblo o la religiosidad de la gente anciana y enferma, los últimos de los últimos.

"Hemos visto gente con mucha fe y con esperanza"
Sobre lo allí vivido el director asegura que “la iglesia estaba siempre llena, hemos visto gente con mucha fe y con esperanza a pesar de que viven con lo justo o menos y pese a ello tienen una dignidad que llama la atención”.

En lo personal, el director confiesa que “el convento me emocionó muchísimo, ver la vida de las monjas, esos tres días con ellas en silencio, esa paz y tranquilidad…Verlas con esa paz en las entrevistas hizo que mi cabeza diera muchas vueltas a muchas cosas”, pues él se define como un católico que “no practica todo lo que debería”.


Las trece monjas viven en "una isla dentro de la isla" y de momento han sobrevivido al comunismo

El interés del Vaticano
Incluso desde el propio Vaticano se han interesado por el documental y le han pedido una copia por lo que desde la productora esperan que el Papa pueda visionarlo. También las monjas confían en que este documental ayude a las católicas cubanas a despertar la vocación religiosa. Como recuerda la priora en el documental, “necesitamos sangre nueva y en Cuba hay muchas jóvenes que pueden sentirse atraídas por este camino. Yo misma pensaba que sería una soltera feliz hasta que descubrí a Jesús y me di cuenta de de que nadie me iba a amar como él”.

Fuente Religión en libertad

viernes, 25 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 25 de Noviembre 2016


Día litúrgico: Viernes XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,29-33): En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».


«Cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca»
Diácono D. Evaldo PINA FILHO 
(Brasilia, Brasil)


Hoy somos invitados por Jesús a ver las señales que se muestran en nuestro tiempo y época y, a reconocer en ellas la cercanía del Reino de Dios. La invitación es para que fijemos nuestra mirada en la higuera y en otros árboles —«Mirad la higuera y todos los árboles» (Lc 21,29)— y para fijar nuestra atención en aquello que percibimos que sucede en ellos: «Al verlos, sabéis que el verano está ya cerca» (Lc 21,30). Las higueras empezaban a brotar. Los brotes empezaban a surgir. No era apenas la expectativa de las flores o de los frutos que surgirían, era también el pronóstico del verano, en el que todos los árboles "empiezan a brotar". 

Según Benedicto XVI, «la Palabra de Dios nos impulsa a cambiar nuestro concepto de realismo». En efecto, «realista es quien reconoce en el Verbo de Dios el fundamento de todo». Esa Palabra viva que nos muestra el verano como señal de proximidad y de exuberancia de la luminosidad es la propia Luz: «Cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca» (Lc 21,31). En ese sentido, «ahora, la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro (...) que podemos ver: Jesús de Nazaret» (Benedicto XVI). 

La comunicación de Jesús con el Padre fue perfecta; y todo lo que Él recibió del Padre, Él nos lo dio, comunicándose de la misma forma con nosotros. De esta manera, la cercanía del Reino de Dios, —que manifiesta la libre iniciativa de Dios que viene a nuestro encuentro— debe movernos a reconocer la proximidad del Reino, para que también nosotros nos comuniquemos con el Padre por medio de la Palabra del Señor —Verbum Domini—, reconociendo en todo ello la realización de las promesas del Padre en Cristo Jesús.


«El Reino de Dios está cerca»
+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas 
(Barcelona, España)


Hoy Jesús nos invita a mirar cómo brota la higuera, símbolo de la Iglesia que se renueva periódicamente gracias a aquella fuerza interior que Dios le comunica (recordemos la alegoría de la vid y los sarmientos, cf. Jn 15): «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca» (Lc 21,29-30).

El discurso escatológico que leemos en estos días, sigue un estilo profético que distorsiona deliberadamente la cronología, de manera que pone en el mismo plano acontecimientos que han de suceder en momentos diversos. El hecho de que en el fragmento escogido para la liturgia de hoy tengamos un ámbito muy reducido, nos da pie a pensar que tendríamos que entender lo que se nos dice como algo dirigido a nosotros, aquí y ahora: «No pasará esta generación hasta que todo esto suceda» (Lc 21,32). En efecto, Orígenes comenta: «Todo esto puede suceder en cada uno de nosotros; en nosotros puede quedar destruida la muerte, definitiva enemiga nuestra».

Yo quisiera hablar hoy como los profetas: estamos a punto de contemplar un gran brote en la Iglesia. Ved los signos de los tiempos (cf. Mt 16,3). Pronto ocurrirán cosas muy importantes. No tengáis miedo. Permaneced en vuestro sitio. Sembrad con entusiasmo. Después podréis recoger hermosas gavillas (cf. Sal 126,6). Es verdad que el hombre enemigo continuará sembrando cizaña. El mal no quedará separado hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 13,30). Pero el Reino de Dios ya está aquí entre nosotros. Y se abre paso, aunque con mucho esfuerzo (cf. Mt 11,12).

El Papa San Juan Pablo II nos lo decía al inicio del tercer milenio: «Duc in altum» (cf. Lc 5,4). A veces tenemos la sensación de no hacer nada provechoso, o incluso de retroceder. Pero estas impresiones pesimistas proceden de cálculos demasiado humanos, o de la mala imagen que malévolamente difunden de nosotros algunos medios de comunicación. La realidad escondida, que no hace ruido, es el trabajo constante realizado por todos con la fuerza que nos da el Espíritu Santo.

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Campaña de delación, acoso y descrédito del lobby LGBTI contra una psicóloga católica portuguesa


Campaña de delación, acoso y descrédito del lobby LGBTI contra una psicóloga católica portuguesa

Con María José Vilaca se ha repetido el ataque ideológico contra los profesionales y científicos desafectos al lobby LGTBI.



El lobby LGBTI, esta vez en Portugal, ha vuelto a dirigir los ataques ideológicos contra el posicionamiento de profesionales y científicos que no comparten sus planteamientos. La víctima ha sido ahora la psicóloga María José Vilaça, a raíz de un artículo publicado en Familia Cristiana. Así resume la polémica La Nuova Bussola Quotidiana: 

Tolerancia e inclusión hacia todo lo que tiene que ver con los propios intereses. Intolerancia y exclusión hacia cualquiera que se distancie del conformismo comunicativo que la neolengua está difundiendo globalmente. Esta vez la censura LGBT ha atacado en Portugal, donde Maria José Vilaça, presidenta de una asociación de psicólogos católicos, ha sido machacada mediáticamente por una sola palabra extrapolada de una serie de declaraciones realizadas a la revista Familia Cristã y contenida en el artículo “Chico o chica: ¿una elección?”, en el que se mencionan las ideas de diversos expertos que advierten sobre la falacia y el peligro de la ideología de género.

La palabra incriminada ha suscitado la inmediata reacción de los partidarios de la homosexualidad como norma, que han encontrado rápidamente apoyo en el Colegio de Psicólogos de Portugal, que han decidido abrir una investigación sobre su colega, tan poco dispuesta a doblegarse al pensamiento único. Pero, ¿qué es lo que ha dicho la Dra. Vilaça que sea tan grave?


María José Vilaça, víctima de la intolerancia por una comparación sacada de contexto.

Vayamos por orden. La psicóloga ha subrayado, ante todo, un presupuesto de la ideología de género, según el cual "todo lo que soy acaba siendo determinado por mi preferencia sexual y no por mi cuerpo".

Origen de la polémica: la Ley Cifuentes
Comentando la reciente aprobación de la ley contra la “Lgbti-fobia” de la Comunidad de Madrid (que oprime la libertad de expresión e impone la educación de género en todos los colegios, incluidos los concertados), la psicóloga explicaba que este tipo de educación ya está presente en Portugal y que está produciendo confusión, como ha podido constatar en su experiencia profesional: "Hoy, en los colegios, hablo con chicos de 16 ó 17 años que aún no han salido con una chica y la primera idea que tienen es: '¿Será que soy gay o bisexual?'".

Después recordaba que en los Estados Unidos, el American College of Pediatricians ha publicado el documento: La ideología de género daña a los niños, en el que destaca que "la sexualidad humana es una característica biológica binaria objetiva y nadie nace con un género; más bien, todos nacemos con un sexo".

Una comparación sacada de contexto
Por último, respondiendo a la pregunta: "¿Cómo acoger a las personas homosexuales?", la Dra. Vilaça ha explicado que en su trabajo acompaña a familias y padres, a los que les dice que para aceptar a su hijo no es necesario aceptar la homosexualidad del mismo. Ha sido entonces cuando ha usado la palabra y la comparación 'prohibidos', atrayendo sobre sí la ira del love is love: "'Acepto a mi hijo, lo amo incluso más, porque sé que vive de una manera que yo sé que no es natural y que le hace sufrir'. Es como tener un hijo drogadicto, no voy a decir que es bueno". Un ejemplo, el último, demasiado 'incorrecto' para pasar inadvertido a los censores del arco iris, que sin pérdida de tiempo han atacado a la psicóloga.

Ahora bien, por escrúpulo podríamos explicitar lo obvio, a saber: que se trata de cosas distintas, porque en general la atracción hacia el mismo sexo se adquiere por causas externas independientes de la voluntad del sujeto (esto significa, al mismo tiempo, que no es innata, como en cambio pretende el asociacionismo LGBT), mientras que la drogodependencia presupone casi siempre vicios o fragilidad de la persona.

Bajo éste y otros aspectos la comparación podría parecer impropia, pero éste no es el punto porque –sin querer ser maliciosos– se sabe que una comparación no es una igualdad y el sentido del discurso de la psicóloga estaba claro: a un hijo lo acepto y lo amo siempre, porque es una persona (ya sea que se sienta atraído hacia el mismo sexo o que tenga una dependencia de la droga), pero por amor le digo también que esa situación no está orientada hacia su bien.

Este ha sido el razonamiento de fondo que ha enfurecido al universo LGBT, cuyo fin es normalizar la homosexualidad, por lo que no tolera argumentaciones contrarias a este objetivo.

No sólo se entendía el sentido en la entrevista; la Dra. Vilaça lo ha explicado ulteriormente en una entrada en su Facebook. "¿Han leído el texto original? He dicho que ante un hijo que tiene un comportamiento con el que los padres no están de acuerdo, debemos acogerlo y amarlo igualmente. La drogodependencia es sólo un ejemplo de comportamiento que a veces lleva a los padres a rechazar al hijo".

Campaña de delación, acoso y descrédito del lobby LGBTI contra una psicóloga católica portuguesa

El intento de explicación ha sido inútil, porque ya se había iniciado el escarnio público en las redes sociales, con el actor Manuel Moreira entre los más activos en expresar "repugnancia y tristeza" por lo sucedido, exhortando a sus contactos (decenas de ellos han seguido su iniciativa) a enviar un email de denuncia al Colegio de Psicólogos con la petición de abrir una investigación.

Los colegios profesionales, amedrentados y dóciles
Dicho y hecho. La dirección del Colegio de Psicólogos, en el que los dogmas del pensamiento LGBT han echado raíces (siguiendo el ejemplo de lo que está sucediendo también en algunos Colegios profesionales de nuestro país), no lo ha pensado dos veces y ha secundado los impulsos jacobinos de la red desacreditando a la compañera, subrayando que no se reconoce en las afirmaciones de la doctora Vilaça y añadiendo apodícticamente que "estas declaraciones no tienen ningún tipo de base científica" y que son "contrarias a la defensa de los derechos humanos, del desarrollo y del equilibrio social". Todo ello escrito en un comunicado bajo el signo de lo políticamente correcto más grotesco, lleno de os/as psicólogos/as, ¡justo para simplificar!

Pero además de la desacreditación profesional pública, "considerando la extrema gravedad de las declaraciones de la Dra. Maria José Vilaça”, el Colegio de Psicólogos ha considerado necesario iniciar un procedimiento disciplinario, confiando el caso al propio Consejo jurisdiccional. En resumen, mejor asegurarse que la intimidación alcance su objetivo y la Dra. Vilaça no vuelva a osar expresar sus ideas no alineadas sobre la homosexualidad. Quién sabe, a lo mejor en la dirección del Colegio de Psicólogos han malentendido la expresión "terrorismo psicológico" y creen que su práctica forma parte de la deontología.

Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).

jueves, 24 de noviembre de 2016

Santo Evangelio 24 de Noviembre 2016


Día litúrgico: Jueves XXXIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 21,20-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.

»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».

«Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación»
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet 
(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)


Hoy al leer este santo Evangelio, ¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc 21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.

Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio? Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.

La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía: meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor, se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».

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