sábado, 31 de diciembre de 2016

Santo Evangelio 31 de Diciembre 2016


Día litúrgico: 31 de Diciembre (Día séptimo de la octava de Navidad)

Texto del Evangelio (Jn 1,1-18): En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 

Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por Él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. 

Juan da testimonio de Él y clama: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado.


«Y la Palabra se hizo carne»
Rev. D. David COMPTE i Verdaguer 
(Manlleu, Barcelona, España)


Hoy es el último día del año. Frecuentemente, una mezcla de sentimientos —incluso contradictorios— susurran en nuestros corazones en esta fecha. Es como si una muestra de los diferentes momentos vividos, y de aquellos que hubiésemos querido vivir, se hiciesen presentes en nuestra memoria. El Evangelio de hoy nos puede ayudar a decantarlos para poder comenzar el nuevo año con empuje.

«La Palabra era Dios (...). Todo se hizo por ella» (Jn 1,1.3). A la hora de hacer el balance del año, hay que tener presente que cada día vivido es un don recibido. Por eso, sea cual sea el aprovechamiento realizado, hoy hemos de agradecer cada minuto del año.

Pero el don de la vida no es completo. Estamos necesitados. Por eso, el Evangelio de hoy nos aporta una palabra clave: “acoger”. «Y la Palabra se hizo carne» (Jn 1,14). ¡Acoger a Dios mismo! Dios, haciéndose hombre, se pone a nuestro alcance. “Acoger” significa abrirle nuestras puertas, dejar que entre en nuestras vidas, en nuestros proyectos, en aquellos actos que llenan nuestras jornadas. ¿Hasta qué punto hemos acogido a Dios y le hemos permitido entrar en nosotros?

«La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1,9). Acoger a Jesús quiere decir dejarse cuestionar por Él. Dejar que sus criterios den luz tanto a nuestros pensamientos más íntimos como a nuestra actuación social y laboral. ¡Que nuestras actuaciones se avengan con las suyas!

«La vida era la luz» (Jn 1,4). Pero la fe es algo más que unos criterios. Es nuestra vida injertada en la Vida. No es sólo esfuerzo —que también—. Es, sobre todo, don y gracia. Vida recibida en el seno de la Iglesia, sobre todo mediante los sacramentos. ¿Qué lugar tienen en mi vida cristiana?

«A todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Todo un proyecto apasionante para el año que vamos a estrenar!

Perdió a su marido, criando sola a sus 6 hijos sufrió cáncer, uno de los niños murió: y su fe crece

l impresionante testimonio cristiano de Úrsula como madre de famiia

Perdió a su marido, criando sola a sus 6 hijos sufrió cáncer, uno de los niños murió: y su fe crece

Los Gildemeister Salmón, una familia que espera verse reunida de nuevo en el cielo.


Hace poco más de veinte años, el cantautor católico peruano Eduardo Gildemeister contrajo matrimonio con la joven limeña Úrsula Salmón, una historia de amor resumida por él mismo en el tema Al fin que uno es humano:



Juntos formaron una familia cuya dramática historia ha contado la misma Úrsula a One Billion Stories, en un inspirador testimonio de fe en Dios y esperanza en la vida eterna.

La entereza cristiana de Úrsula al contar la vida de su familia es un testimonio edificante.

Tuvieron cinco hijos, y cuando ella estaba embarazada del sexto a Eduardo le detectaron una enfermedad que se lo llevó de forma fulminante el 17 de julio de 2010. Se cerraba una vida de apostolado como miembro de la Familia Sodálite, en cuanto educador y a través de la música, ámbito en el que tuvo gran predicamento en Perú en los años 80. Así cantó su vocación y compromiso en Huellas de un peregrinar:



Vendrían tiempos más duros todavía, como recoge Aciprensa: dos años después a Úrsula le detectaron un cáncer de mama, por el que recibió tratamiento hasta principios de 2014. Cuando esa prueba parecía superada, el 8 de septiembre de ese año, volviendo del distrito limeño Pachacamac con cinco de sus hijos, tuvieron un accidente de tráfico y uno de ellos, Tomás, de 15 años, falleció en el acto.


Eduardo padre y Tomás, los dos miembros de la familia que están ya con Dios.

Como dice la productora del vídeo al presentarlo, "el sufrimiento que Úrsula y su familia han experimentado en esos últimos años es mayor que el que muchas familias experimentan durante toda la vida. A pesar del sufrimiento y el dolor, Úrsula sigue fiel. Las cruces y el sufrimiento han aumentado su fe. Es un ejemplo excelente de confianza en el Señor, incluso cuando Su plan no parece tener sentido".

Es impactante escuchar en boca de Úrsula la serena narración de todos estos acontecimientos y palpar su fe en Dios y su confianza en la alegría de un reencuentro de toda la familia en la vida eterna:



Por lo que cuestan dos cervezas al mes ayudas a mantener Religión en Libertad

viernes, 30 de diciembre de 2016

Santo Evangelio 30 de Diciembre 2016


Día litúrgico: La Sagrada Familia (A)

Texto del Evangelio (Mt 2,13-15.19-23): Después que se fueron los Magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle». Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. 

Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño». El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: «Será llamado Nazareno».

«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García 
(La Fuliola, Lleida, España)


Hoy contemplamos el misterio de la Sagrada Familia. El Hijo de Dios inicia su andadura entre los hombres en el seno de una familia. Es el designio del Padre. La familia será siempre el hábitat humano insustituible. Jesús tiene un padre legal que le “lleva” y una Madre que no se separa de Él. Dios se sirvió en todo momento de san José, hombre justo, esposo fiel y padre responsable para defender a la Familia de Nazaret: «El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto’» (Mt 2,13).

Hoy, más que nunca, la Iglesia está llamada a proclamar la buena noticia del Evangelio de la Familia y la vida. Hoy más que nunca, una cultura profundamente inhumana intenta imponer un anti-evangelio de confusión y de muerte. San Juan Pablo II nos lo recordaba en su exhortación Ecclesia in Europa: «La Iglesia ha de proponer con fidelidad la verdad sobre el matrimonio y la familia. Es una necesidad que siente de manera apremiante, porque sabe que dicha tarea le compete por la misión evangelizadora que su Esposo y Señor le ha confiado y que hoy se plantea con especial urgencia. El valor de la indisolubilidad matrimonial se tergiversa cada vez más; se reclaman formas de reconocimiento legal de las convivencias de hecho, equiparándolas al matrimonio legítimo...». 

«Herodes va a buscar al niño para matarle» (Mt 2,13). Herodes ataca de nuevo, pero no temamos, porque la ayuda de Dios no nos faltará. ¡Vayamos a Nazaret! Redescubramos la verdad de la familia y de la vida. Vivámosla gozosamente y anunciémosla a nuestros hermanos sedientos de luz y esperanza. El Papa nos convoca a ello: «Es preciso reafirmar dichas instituciones [el matrimonio y la familia] como provenientes de la voluntad de Dios. Además es necesario servir al Evangelio de la vida».

De nuevo, «el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel’» (Mt 2,19-20). ¡El retorno de Egipto es inminente!

La conversión de Roy Schoeman: judío ateo a católico


La conversión de Roy Schoeman: judío ateo a católico


Roy Schoeman era un ateo, hijo de sobrevivientes del holocausto, que tuvo una conversión milagrosa, a los 30 años, cuando era profesor de la Escuela de Negocios de Harvard. Esta es mi traducción de la historia que él mismo publica en su sitio web Salvation is from the Jews:

Mis padres eran judíos observantes en Europa, que huyeron a los EUA para escapar del Holocausto. Fui criado como un judío “conservador", y era bastante pío por naturaleza y muy entusiasta en la instrucción religiosa que recibí y las actividades religiosas en las que participé. Asistí al programa de educación religiosa de la escuela vespertina judía en mi sinagoga ("Hebrew School") durante toda la escuela secundaria. Era muy cercano a mi rabino y a varios de los seminaristas que eran mis profesores en la Hebrew School. Como si fuera providencial, el rabino de mi pueblo natal era Arthur Hertzberg. Uno de los más destacados rabinos en los EUA, fue presidente del Congreso Judío Americano, consejero de varios presidentes, y escribió un número de libros best seller sobre judaísmo e historia judía. Mi profesor favorito de la Hebrew School, con quien era particularmente cercano, también se convirtió en un rabino prominente que más tarde encabezó el seminario rabínico judío más grande en los EUA.

Al crecer, yo era inusualmente devoto y apasionado acerca de Dios y el judaísmo, aunque el contexto suburbano y conservador en que estaba realmente no aportaba a una vida de piedad, fe y oración. En mi último año de secundaria conocía un muy carismático rabino jasídico místico (Shlomo Carlebach) que solía recorrer el país dando “conciertos", que eran realmente encuentros de oración sobre los cuales él presidía, tocando guitarra y cantando canciones jasídicas de adoración, mezclado con relatos religiosos y enseñanzas. Tenía un gran número de seguidores entre los hippies judíos y estudiantes universitarios. Empecé a seguirlo y pasé el verano siguiente viajando en su séquito. Quería vivir mi vida para Dios y con Dios, y mientras estuve en Israel consideré abandonar mis planes de ir al M.I.T. y permanecer en Israel, estudiando en una de las yeshivá de Jerusalén (que son escuelas donde jóvenes dedican su tiempo a la oración y el estudio religioso, lo más cercano que el judaísmo tiene a la vida religiosa). Pero me decepcioné por cierta esterilidad y frialdad que vi en ellos, y que no reflejaban una verdadera intimidad con Dios.

Así regresé a los EUA e ingresé al M.I.T. Me sentía muy perdido, porque cualquier cosa que no tuviera a Dios como su centro parecía no tener sentido o significado, pero no había nada que yo pudiera “hacer” que sí tuviera a Dios en su centro. El ex profesor de escuela hebrea con quien era cercano también se había mudado a Boston, donde inició una especie de comuna/seminario judío contra cultural y de orientación hippie. Durante mis primeras semanas en el M.I.T. consideré abandonar, pero él me aconsejó permanecer, y lo hice, pasando la mayor parte de mi tiempo libre en su comuna/seminario.

Aunque intenté mantener mi orientación religiosa, había una falla fatal en ella que pronto me alejó. No entendía la relación entre religión y moral, en particular la moral sexual. Así que pronto mi religiosidad se mezcló con la cultura de drogas y “amor libre” que era rampante, y pronto degeneró en la inmoral y vaga “espiritualidad” hippie de la época. Mi sed de Dios se satisfizo, por mucho tiempo, con las falsas consolaciones y espiritualidad ilusoria de ese ambiente.

Por los próximos quince años, viví mi vida en una tremenda tensión interna. Tenía un anhelo de significado trascendente, y una negativa a renunciar a ese anhelo por más que un breve periodo, pero no tenía conocimiento acerca de para qué era realmente ese anhelo, y por lo mismo ninguna idea de la dirección en que debía ir. Puesto que la vida de un ingeniero convencional en los EUA no tiene “significado", me mudé a Dinamarca, porque senté, en la profunda relación que los daneses tienen con la vida y la familia, un significado espiritual mayor, pero una vez allí esa no era mi verdadera vida, así que regresé. Por unos pocos años luego de mi regreso, mientras trabajaba como programador, viví para el montañismo, con la emoción y sentido del peligro y logros que producía, proporcionando una anestesia para mí sed de significado. En 1978 volvía a la Escuela de Negocios de Harvard por un M.B.A., pero los sentimientos pasajeros de éxito que eso produjo no aplacaron mi desesperación por verdadero significado, por mucho tiempo. Todo lo que intentaba, sea un cambio de carrera, o una relación romántica, sólo producía una ilusión momentánea de propósito que pronto desaparecía, dejándome con la desesperada sensación de que debía haber algo más. Por eso es que nunca me asenté en un carrero, o me casé.

En la Harvard Bussines School me fue extraordinariamente bien, ganando la mayoría de los premios disponibles en mi clase, y graduándome dentro de los pocos con “Alta Distinción". Poco después de la graduación, me invitaron a unirme a la facultad, y lo hice, enseñando el curso sobre marketing en el programa del M.B.A. Pero incluso el éxito de ser un profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, y uno muy popular, a los 30 años de edad, no mermaron mi sensación de falta de sentido. Me encantaba enseñar y los estudiantes, pero no encontré mucho interés en el asunto miso. Luego de enseñar en Harvard, me ofrecieron apoyarme (muy generosamente) mientras completaba un doctorado para que pudiera calificar para numerario en la universidad, pero una vez que hacía mi disertación, mi falta de genuino interés me alcanzó y volví a la consultoría.

Fue por esta época que me involucré con mi última “falsa consolación", mi última falsa dirección para otorgar significado a mi vida. Desde niño, había sido un esquiador entusiasta, pero lo dejé después de partir a la universidad. Ahora lo retomé con nuevos bríos, apoyándome con la consultoría mientras pasaba la mayor parte de cada invierno esquiando en los Alpes. Mejoré mucho, y mis compañeros en los Alpes eran todos esquiadores profesionales, de circuito, aspirantes olimpicos, etc. POr unos pocos años, viví para esquiar, encontrando bastante consuelo en la emoción física, la velocidad, la estética, el sentido de logro, la camaradería, para moderar la sed de significado en mi vida.

Por supuesto, Dios estaba usando todo en mi vida para atraerme a Él, y pronto daría fruto. Fue cuando estaba en la espectacular belleza natural de los Alpes que volví a ser consciente de la existencia de Dios por primera vez desde la universidad. Recuerdo la escena – Estaba arriba en la montaña, todavía muy por encima de la línea de árboles, poco después de la puesta de sol, con el cielo brillando con un suave rojo y la nieve y el granito, brillando azul en el ocaso. Mi corazón se abrió con gratitud, y supe que tal belleza había sido creada por Dios. Vale la pena señalar que el área de Austria en la que estaba todavía era profunda y piadosamente católica, con hermosos crucifijos en todas partes, tanto dentro de las casas, hoteles y restaurantes, como a lo largo de caminos y senderos. Incluso en el pueblo de ski, la Iglesia estaba llena para la misa dominical. (De hecho en el hostal donde me quedaba, un crucifijo de madera colgaba sobre mi cama. Cada tarde cuando volvía a la habitación lo quitaba y lo ponía en un cajón ¡no quería dormir bajo una cruz! y al día siguiente encontraba que había sido vuelto a colgar sobre la cama, por la devota y anciana mujer en cuya casa me estaba quedando.

Al cabo de unos pocos años de vivir para el ski, eso también comenzó a aburrirme, y me puse más y más abatido. El único consuelo que podía encontrar era pasar el tiempo solo en la naturaleza. intentando recapturar el consuelo que había sentido en los Alpes. Durante la primavera de 1987 tomé unos días libres y fui a Cape Cod para pasar el tiempo en la naturaleza. Estaba caminando temprano en la mañana, en los bosques justo al volver de la playa, cuando Dios intervino, dramática y claramente, en mi vida para devolverme y ponerme en el camino correcto. Mientras caminaba, perdido en mis pensamientos, me encontré en la presencia inmediata de Dios. Fue como si “cayera en el Cielo". Todo cambió de un momento a otro, pero de una forma suave y sutil de modo que yo no estuve consciente de ninguna discontinuidad. Me sentí en la presencia inmediata de Dios. Estaba consciente de su infinita exaltación, y de Su infinito y personal amor por mí. Vi mi vida como si estuviera observándola después de morir, en Su presencia, y podía ver todo con lo que sería feliz y todo lo que desearía haber hecho diferente. Vi que cada acción que había hecho alguna vez importaba, para bien o para mal. Vi que todo lo que había sucedido en mi vida había sido perfectamente diseñado para mi propio bien, por la mano infinitamente sabia y amante de Dios, no sólo incluyendo sino especialmente aquellas cosas que en su tiempo yo había pensado que eran las más grandes catástrofes. Vi que mis dos mayores remordimientos al morir sería cada momento que había perdido no haciendo nada de valor a los ojos de Dios, y todo el tiempo y energía que había perdido preocupándome de no ser amado cuando cada momento de mi existencia estaba sumergido en un mar infinito de amor, aunque no lo supiera. Vi que el significado y propósito de mi vida era adorar y amar a mis Señor y Maestro, en cuya presencia me encontraba. Quise conocer Su nombre, para poder adorarlo adecuadamente, y así poder seguir “Su religión". Recuerdo haber rezado en silencio “Dime tu nombre. No me importa si eres Apolo, y tengo que hacerme pagano romano. No me importa si eres Krishna, y tengo que convertirme en Hindú. No me importa si eres Buda, y tengo que ser budista. En tanto no seas Cristo y tenga que hacerme cristiano!” (Los lectores judíos pueden identificarse con esta profundamente asentada aversión al cristianismo, basada en la errada creencia que es el enemigo que está tras dos mil años de persecución de los judíos).

Él no me dijo Su nombre. Obviamente, yo no estaba listo para escucharlo, mi resistencia en ese momento todavía era demasiado grande. Pero supe, desde ese momento en adelante, el significado, propósito y meta de mi vida; y esa sensación no se ha atenuado o disminuido, aunque el estado inmediato de percepción pasó.

Cuando volví a mi casa, todo era diferente. Recuerdo llamar a mi madre y decirle “¡Mamá, tengo excelentes noticias! ¡Todo es verdad! Nunca mueres…” sólo para encontrar un silencio lapidario. Nunca se me ocurrió que ella no me creyera, después de todo ¡Yo lo sabía por mi experiencia directa! Aunque volví a mi consultoría, todo era diferente ahora, e inicié una búsqueda directa para encontrar a mi Señor y Maestro y Dios a quien había encontrado en la playa aquel día.

Como interpreté la experiencia como “mística", busqué inicialmente en el misticismo, lo que me llevó a muchos callejones sin salida. Antes de mi experiencia, no había tenido ningún interés en el misticismo ni en ninguna de las religiones New Age o prácticas de meditación o en el ocultismo, y esas fueron las primeras con que me encontré. Pasé algunos meses revisando esta dirección, esencialmente hinduismo disfrazado.

Pero cada noche antes de ir a dormir, decía una breve oración para conocer el nombre de mi Señor y Maestro y Dios a quien había conocido en la Playa. Un año después del día de la experiencia inicial, fui a dormir despuésde decir esa oración, y sentí como si me despertara una mano gentil en mi hombro, y acompañado a una habitación donde fue dejado solo con la más hermosa joven que podía imaginar. Supe sin que nadie me dijera que ella era la Bendita Virgen María. Me sentía completamente despierto (y mi memoria es como si hubiera estado despierto), aunque estaba soñando. Recuerdo que mi primera reacción, estando ahí impresionado por su presencia y grandiosidad, fue ¡al menos yo supiera el Ave María para poder honrarla! Ella ofreció responder cualquier pregunta que tuviera. Recuerdo haber pensado qué preguntar, hacer las preguntas, y sus respuestas. Luego de hablarme un poco más, la audiencia terminó. Cuando desperté a la mañana siguiente, estaba perdidamente enamorado de la Bendita Virgen María, y supe que el Dios que había conocido en la playa era Cristo, y que todo lo que quería era ser tan cristiano y tan buen cristiano como fuera posible. Todavía no sabía nada acerca del cristianismo, ni la diferencia entre la Iglesia Católica y cualquier de las cientos de denominaciones protestantes. Me tomó otros dos años encontrar mi camino a la Iglesia Católica, guiado por mi amor y reverencia a la Bendita Virgen María.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Santo Evangelio 29 de Diciembre 2016


Día litúrgico: 29 de Diciembre (Día quinto de la octava de Navidad)

Texto del Evangelio (Lc 2,22-35): Cuando se cumplieron los días de la purificación según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y en él estaba el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al Niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».

«Ahora, Señor, puedes (...) dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación»
Chanoine Dr. Daniel MEYNEN 
(Saint Aubain, Namur, Bélgica)


Hoy, 29 de diciembre, festejamos al santo Rey David. Pero es a toda la familia de David que la Iglesia quiere honrar, y sobre todo al más ilustre de todos ellos: ¡a Jesús, el Hijo de Dios, Hijo de David! Hoy, en ese eterno “hoy” del Hijo de Dios, la Antigua Alianza del tiempo del Rey David se realiza y se cumple en toda su plenitud. Pues, como relata el Evangelio de hoy, el Niño Jesús es presentado al Templo por sus padres para cumplir con la antigua Ley: «Cuando se cumplieron los días de la purificación según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor» (Lc 2,22-23).

Hoy, se eclipsa la vieja profecía para dejar paso a la nueva: Aquel, a quien el Rey David había anunciado al entonar sus salmos mesiánicos, ¡ha entrado por fin en el Templo de Dios! Hoy es el gran día en que aquel que San Lucas llama Simeón pronto abandonará este mundo de oscuridad para entrar en la visión de la Luz eterna: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos» (Lc 2,29-32).

También nosotros, que somos el Santuario de Dios en el que su Espíritu habita (cf. 1Cor 3,16), debemos estar atentos a recibir a Jesús en nuestro interior. Si hoy tenemos la dicha de comulgar, pidamos a María, la Madre de Dios, que interceda por nosotros ante su Hijo: que muera el hombre viejo y que el nuevo hombre (cf. Col 3,10) nazca en todo nuestro ser, a fin de convertirnos en los nuevos profetas, los que anuncien al mundo entero la presencia de Dios tres veces santo, ¡Padre, Hijo y Espíritu Santo!

Como Simeón, seamos profetas por la muerte del “hombre viejo”! Tal como dijo el Papa San Juan Pablo II, «la plenitud del Espíritu de Dios viene acompañada (…) antes que nada por la disponibilidad interior que proviene de la fe. De ello, el anciano Simeón, ‘hombre justo y piadoso’, tuvo la intuición en el momento de la presentación de Jesús en el Templo».

Era un exitoso ejecutivo del Ibex 35, su hermano murió y Dios apareció: ya es sacerdote en Madrid


Alberto Núñez era directivo de Gas Natural hasta que ingresó en la Compañía de Jesús

Era un exitoso ejecutivo del Ibex 35, su hermano murió y Dios apareció: ya es sacerdote en Madrid

Alberto Núñez recibió la ordenación del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro

Era un exitoso ejecutivo del Ibex 35, su hermano murió y Dios apareció: ya es sacerdote en Madrid

Alberto Núñez era un hombre de éxito. Tenía un puesto de alto ejecutivo en una multinacional, era reconocido en el ámbito empresarial y bursátil, ganaba mucho dinero y tenía un chalet en una de las localidades más caras de Madrid. Y sin embargo, un día decidió dejar esta vida que le absorbía para entregar su vida entera a Dios. Decidió ingresar en la Compañía de Jesús y el pasado 16 de diciembre fue ordenado sacerdote por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.

Este madrileño nacido en 1967 recibió la ordenación en el mismo lugar en el que estudió: la Universidad de Comillas. Durante esos años en los que se licenció en Derecho y Ciencias Económicas y se doctoró en Ingeniería Industrial quedó un poso de la espiritualidad jesuita que años más tarde le hizo dar un vuelco radical a su vida.

Una vida de éxito como directivo de Gas Natural
En su vida laboral llegó a alcanzar lo que muchos jóvenes soñaban, alcanzar puestos de ejecutivo de una multinacional. Durante una década trabajó en Bolsa y en banca de inversión, primero en Societé Générale y más tarde en BBVA, donde llegó a ser Responsable de Análisis paneuropeo del Sector Estratégico y en 2005 se incorporó a Gas Natural Fenosa como Director Corporativo de Estrategia.

La muerte de su hermano supuso el punto de inflexión
Lo tenía todo humanamente hablando pues tenía capacidad de decisión en una gran empresa con miles de trabajadores y se relacionaba con otros ejecutivos de las compañías punteras. Pero justo en ese tiempo se produjo un acontecimiento muy duro en el que pudo ver a Dios claramente.


Alberto Núñez cambió el Ibex 35 por la Compañía de Jesús

A su único hermano le detectaron un cáncer fulminante que provocó su muerte en pocos meses dejando tres hijos de cuatro años, de dos y un bebé prácticamente recién nacido. “La víspera que mi hermano muriera sentí un amor tan tremendamente profundo, una presencia tan ardiente que no podía venir sino de Dios. Eso me hizo comprender que la vida y la muerte no son sino parte de un proceso muchísimo más grande. En consecuencia, mi vida no podía seguir siendo la que había sido”, explicaba Alberto Núñez.

El cambio se iba produciendo en su vida
A partir de ese momento comenzó una búsqueda interior en él que le llevaría a discernir qué hacer con su vida.  Él mismo confesaba que ya en ese momento “empezaba a intuir que no podía seguir viviendo como hasta entonces, absolutamente entregado a los negocios y a ganar dinero. Por un lado tenía que ocuparme de mi madre y de mis tres sobrinos, que se habían quedado huérfanos, y por el otro quería comprobar si lo que sentía se consolidaba o era algo pasajero”.

El trabajo y su buena posición ya no le llenaban de la misma manera a pesar de que “era el puesto que siempre había soñado”. En una carta publicada en El Confidencial, Núñez escribía que  “siempre he perseguido con ahínco realizar un buen trabajo, pero comprobaba que las más de las veces sus frutos son amargos: el predominio del corto plazo, el tener que cerrar muchas veces los ojos y el corazón ante realidades de la vida y el no tener tiempo para nada ni para nadie distinto del trabajo”.

"La certeza experimentada" de la existencia de Dios
Y por ello, proseguía, se planteó que “sólo tenía sentido trabajar en un proyecto en el que al final del camino profesional o vital uno pudiera pensar que la vida –la única que tenemos- ha merecido la pena. En paralelo, mi creencia en la existencia de un Dios que se realiza en el Amor ha ido creciendo poco a poco hasta convertirse en una certeza experimentada”.

Esa experiencia de la que hablaba llevó a Alberto a “enriquecer mi actividad profesional con otras”. Y así empezó a hacer un voluntariado acudiendo un día por semana a un centro psiquiátrico de los hermanos de San Juan de Dios, más tarde comenzó a estudiar por las noches Teología en la Universidad de Comillas y más adelante dio un paso más grande dejando su chalet y mudándose al Pozo del Tío Raimundo, uno de los barrios más pobres de Madrid, para vivir con los jesuitas y ayudar a jóvenes necesitadas donde comenzó un proceso de discernimiento.

Estar con los últimos le llenaba más que el poder
“Poco a poco fui confirmando que el contacto con la gente que sufría me procuraba una satisfacción mucho más profunda que mi trabajo. Descubrí además que el poder tiene sus propias dinámicas y que están muy alejadas de la experiencia de fe y amor”.

En ese momento de su vida todas las piezas del puzle comenzaban a encajar y en esta composición estaba Dios y no el mundo empresarial por lo que decidió ingresar en la Compañía de Jesús y en el trabajo “al principio se pensaron que me iba a una ONG, pero cuando les dije que iba a ingresar en una orden se quedaron atónitos”.

A la ordenación acudieron numerosos compañeros de las empresas en las que trabajó 

Compañeros de su antiguo trabajo quisieron acompañarle
De eso hace ya siete años y ahora ya ordenado es precisamente responsable de Pastoral Universitaria de la Universidad Pontificia de Comillas, la misma en la que él estudió.

A su ordenación acudieron varios directivos del Ibex 35 con los que todavía mantiene el contacto así como numerosos sacerdotes, entre ellos el provincial de España, Francisco José Ruiz Pérez o el ex propósito general de la orden, Adolfo Nicolás.

Osoro: Acoge "el don y la misión"
En la ordenación, el cardenal Osoro invitó a Alberto Núñez a acoger el “Don y la Misión, la posibilidad de ir a todos los hombres como Pablo para regalar el rostro de Dios que se había hecho hombre”.

Además, el arzobispo de Madrid indicó que el nuevo sacerdote ha recibido una llamada que conlleva el “don de salir” por lo que le pidió: “no le pongas límites a las búsquedas, no pongas fronteras ni a nada ni a nadie (…) sé un sacerdote que escucha las situaciones reales en las que viven los hombres porque son a los que nos pide el Señor que vayamos, y entremos en ellas, pidiendo permiso”.

Testimonio que Alberto Núñez ofreció en Antena 3 en 2011

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Santo Evangelio 28 de Diciembre 2016


Día litúrgico: 28 de Diciembre: Los Santos Inocentes, mártires

Texto del Evangelio (Mt 2,13-18): Después que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle». Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». 

Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen».


«Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto»
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu 
(Sant Feliu de Llobregat, España)


Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide una actitud y una respuesta personal y social.

San José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,14). 

Nuestra fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque —frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad. Así nos lo dice San Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos cercanos y solidarios con el que sufre».

Que la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

Nacida y educada como judía, descubrió a Jesús en un audio y una comunión y se enamoró de la misa

Luciana comprendió de golpe que Jesús es el Mesías y que está verdaderamente presente en el sacramento del altar.

Nacida y educada como judía, descubrió a Jesús en un audio y una comunión y se enamoró de la misa

[Reproducimos a continuación el testimonio de Luciana Rogowicz, argentina nacida y educada como judía, madre de tres hijas, que relata cuándo y cómo descubrió la persona de Jesucristo y la transformación que obró en su vida. Los ladillos son de ReL.]

Nací en una familia judía: abuelos, bisabuelos... todos judíos. Mi abuela paterna era polaca, y vino antes de la guerra a Argentina por las malas condiciones que había allí en varios sentidos.

Tuve una vida y una infancia siempre feliz. Llena de amor. Nunca me faltó nada ni material ni emocional.

Fui criada con valores tradicionales, familiares; y en cuanto a la religión, era más que nada una cuestión de pertenencia y tradición.

Fui siempre a una escuela judía, primaria y secundaria. Todo mi entorno era judío, en el club, en la escuela, amistades... Creo que casi no conocía personas que no fueran judías.

Seguí siempre las tradiciones: festividades de año nuevo judío, Pesaj, Día del Perdón... Cantaba las canciones judías, y también hice mi Bat Mitzvá, que es lo que las mujeres judías festejan a los 12 años, y la primera vez que leen la Toráh. Esto pasa en el judaísmo no ortodoxo, ya que en los más religiosos sólo los hombres pueden estudiar la Toráh.


Recién cuando comencé a salir de más grande empecé a conocer gente, chicos de otras religiones o sin religión en general. Siempre me interesaron mucho estos contactos con chicos universitarios que hablaban de cosas nuevas para mí que me encantaban: filosofía, psicología, religión, etc…

A los 19 años conocí a quien hoy es mi marido. Él, de familia católica. Totalmente. Incluso su hermana es monja hoy en día. Sus padres iban a misa todos los domingos, él también. Si faltaba era por una cuestión de “pereza de adolescente”, pero era parte de su vida y sus costumbres.

Yo fui criada por mis padres siempre bajo la premisa tácita de que “mejor me casara con un chico judío”. Pero ellos nunca fueron cerrados, y sabían que antes de eso lo principal era el amor y que quien fuera a ser mi esposo fuese una buena persona.

Una familia católica 
Yo mantuve siempre mi mente abierta en ese sentido, pero cuando pensaba que podía llegar a estar con un chico que no fuese judío, nunca me imaginé estar con alguien católico, o sea, con una religión latente y tan presente.

La primera vez que fui a su casa me sorprendieron las imágenes que había. Siempre pienso que estaba tan enamorada que pude superar todos los “shocks culturales” que se me presentaban: cruces colgadas, una foto del Papa, imágenes de la Virgen… ¡Era todo tan diferente a los lugares y hogares a los que siempre yo había estado!

A través de su familia conocí un excelente ejemplo de la religión católica. No en sus formas y costumbres, sino en su práctica cotidiana. La mamá de mi marido es una mujer simple, buena, que vive la religión en su sentido real, un excelente ejemplo de un buen cristiano.

Excluyendo a Jesús 
Más allá de esto, nunca me interesó la religión. Yo estaba de novia con este chico “ a pesar” de su religión.

Siempre charlábamos de diferentes temas: de Dios, de su Verdad, etc. Pero yo no quería entrar en el tema de Jesús. Eso era algo que un judío ni debía mencionar. Lo “otro”, lo “fuera de los límites”. No me lo enseñaron explícitamente en mi educación judía, pero es algo que se transmite y no sé cómo. En realidad hoy sí entiendo que es una cuestión divina, Dios no lo permite, Dios puso un velo sobre el pueblo judío y sólo va permitiendo de a poco que a algunas personas se les “caiga” este velo y puedan ver la Verdad, leer las Escrituras con un corazón abierto y sincero y encontrar allí las respuestas que siempre buscaron.

La conversión de San Pablo, de Nicolas-Bernard Lépicié (1735-1784): el apóstol de los gentiles también descubrió a Jesús de forma instantánea y tumbativa.

Después de años juntos, nos casamos y al tiempo tuvimos nuestra primera hija. Como ya habíamos hablado de novios, a nuestros hijos íbamos a criarlos en ambas religiones o tradiciones: íbamos a hacerles el bautismo y la circuncisión en el caso de que fuesen varones.

Llegó la hora del bautizo de mi primera hija, y así lo hicimos. Fue un momento difícil para mí. Todo lo que siempre vi en otras personas, en la tele, como parte de otra cultura, lo estaba viviendo con mi propia familia. Mis padres, presentes en todo momento, presenciando un momento también difícil para ellos (aunque pidieron estar presentes porque ese momento iba a ser parte de la vida de su nieta y no querían perderse ninguna parte de su vida, aunque no tuviese que ver con sus propios valores).

La alegría de la familia de mi esposo hizo que el día fuera un poco mejor, ya que me alegré por ellos, a quienes tanto quiero.

La primera llamada
Al día siguiente teníamos con mi esposo un largo viaje en auto y me insistió para escuchar un audio de un “judío católico”. Si bien en un principio me pareció algo medio extraño e incompatible, y no me generaba ningún tipo de interés escucharlo, no quise parecer tan cerrada como para negarme, así que no me quedó otra opción que escucharlo.

En este audio esta persona contaba sobre una experiencia “sobrenatural” que había tenido, una comunicación con Dios, y al cabo de un tiempo con la Virgen María. Es una historia muy interesante pero bastante larga para detallar aquí. (Esta persona tiene hoy en día libros y muchos audios donde cuenta su historia: su nombre es Roy Schoeman.) Este audio que escuché ese día era solo su testimonio. No hablaba en ningún momento de argumentos sobre cuál es la verdad, sino sólo contaba la experiencia sobrenatural que él había tenido.

Roy Schoeman era un judío ateo hasta que a los 30 años se convirtió a Jesús de una forma milagrosa.

¿Qué tiene que ver esto conmigo? Que en ese mismo instante, sólo por escuchar su testimonio (donde no daba ningún tipo de argumento ni nada, sino que contaba lo que a él le pasó y cómo hoy vivía su vida como judío completo, judío que reconoce a Jesús como el Mesías y a la Iglesia como transmisora de sus ideas y doctrina), el velo “invisible” cayó de mis ojos, de mi corazón, y creí en todo en un solo instante. No entiendo bien cómo funcionó, pero es como si hubieran trasplantado en mi cerebro una parte nueva, llena de conocimiento y entendimiento. No sólo creí que Jesús era el Mesías, sino que la Iglesia era la verdadera transmisora de la verdad, la virginidad de María, la infalibilidad del Papa y todo lo que la doctrina enseña. En ese momento creí para siempre, y también tomé conciencia del rol de mi existencia.

Siempre supe que tenía una misión, como todo el mundo la tiene, pero no sabía aun en qué consistía. Y en ese instante también comprendí que mi misión como judía era “abrazar” esta fe y transmitirla a mi entorno y a otros.

Largo proceso en lo escondido 
Esto fue hace ya ocho años y medio. ¿Y qué ocurrió desde ese momento? Si bien esa “conversión” fue instantánea en cuanto a mi vida interior, no fue tan rápida en cuanto a mi vida exterior. Con mi esposo conversamos mucho sobre el tema y comencé a investigar. Me puse en contacto con esta persona del testimonio que escuché, Roy Schoeman, y también comencé a investigar y leer argumentos racionales sobre el tema.

Mientras tanto estaba mi dilema interior: si creo en esto, debo ser coherente con eso. Y Jesús no sólo dijo increíbles y sabias enseñanzas sino que también dijo las cosas que uno debe hacer: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”… El bautismo, la comunión… era demasiado todo eso para mí en ese momento. La cuestión familiar era muy difícil. ¿Qué dirá mi familia? ¿Cómo le podrá doler esto a mis padres? Y no podía llevar a cabo todo este proceso en secreto. Si mi misión es transmitirles esto, ¿cómo iba a hacerlo en secreto? Si algún día les iba a tener que contar, mejor hacerlo antes que después.

Esto es solo un resumen de lo que fue pasando por mi mente en los cinco años y medio después de ese momento único. Por supuesto que también seguí con mi rutina, mi trabajo, mi hija, luego otra hija más a quien también bautizamos.

Este proceso mío fue interno, conocí historias de otros judíos católicos, y leí sobre las profecías. Pero ahí quedó. No avancé sobre el tema, el temor me paralizaba. Y al mismo tiempo se comenzaba a enfriar todo esto dentro de mí.

La segunda llamada
Cinco años después de este hecho, ya hoy casi tres años atrás, pasó algo increíble que transformó realmente mi vida y mi alma. Un domingo “cualquiera” acompañé a mi esposo a misa. No tenía muchas ganas de ir, pero ese día realmente no tenía ninguna excusa para no acompañarlo y realmente era más práctico ir con él, ya que luego teníamos que ir a otro lado, y de allí llegábamos directo.

Así que me senté junto a él, aguardando que terminase la ceremonia, un poco distraída. Pero algo ocurrió. En el momento de la consagración y sobre todo cuando las personas se acercaban a tomar la comunión, sentí en mí un amor profundo y una unión con todas las personas que estaban tomando la comunión. Una trasformación interior que no podía comprender qué era.


En ese momento fue como si el imán más potente del mundo se hubiera instalado en mi alma, un imán que se siente atraído siempre, cada día, por la Eucaristía. Yo creo, y lo sé, que Dios se hace presente allí, está allí.

Amor a la misa 
Desde ese día, no pasó ni un solo día que no tuviese ganas y necesidad de ir a Misa. Desde ese día mi corazón se tornó hacia Dios. Mi vida interior dio un giro inexplicable, un amor profundo diferente a todo lo que jamás sentí (y estuve y estoy rodeada de amor toda mi vida).

Tras ese domingo tan especial, al otro día le pedí a mi esposo que me acompañe a misa. Él me miraba raro: “¿Un lunes? Si ya fui ayer, domingo”. Pero no le quedó otra opción que acompañar a su judía esposa a misa. ¿Cómo decir que no a semejante pedido?

El martes, lo mismo… “Vamos a Misa” le dije. Y así todos los días de la semana. No podía pensar en otra cosa que no fuese la hora de ir a Misa. De que el cura levantase la hostia y dijese esas palabras para la Consagración. Miraba las misas en EWTN de la tele y sentía envidia de las personas que estaban allí presenciándola.


A la segunda semana mi esposo me dijo: “Te amo, pero si querés ir a Misa... ¡andá vos!”.

Pero jamás habría pensado ir sola. ¿Yo? ¿Judía? ¿En misa sola? Una cosa era acompañar a mi esposo y otra muy diferente era ir por mi cuenta, sin ninguna “excusa” si alguien me encontraba. Pero era tan fuerte lo que sentía que por supuesto comencé a ir todas las mañanas. Después de dejar a mis hijas en la escuela, allí iba yo, cada día.

Amor de Dios 
En esa etapa también tuve otras sensaciones y una conexión tan fuerte a Dios en cada momento. Era como si estuviera a mi lado, bien cerca de mi cabeza. Por momentos sentía una energía tan fuerte que solo podía llorar, llorar y llorar. No era de tristeza, ni tampoco de alegría: era como que mi alma se desbordaba de tal sensación de Dios. Sentir que todo lo que había escuchado alguna vez era verdad, que realmente Dios existía, y no solo eso, sino que se brindó por nosotros, en su totalidad. Y que está presente y nos conoce, me conoce y decidió no esperarme más y me sacudió y me llenó de su amor. Un amor tan grande y tan diferente a lo que conocía.

Todo esto, en ese momento de mi vida, fue el impulso que necesitaba para poder llevar a cabo lo que durante años sabía que tenía que hacer: hablar con mi familia, bautizarme y tomar la comunión.

Es una larga historia cómo cada cosa pasó, sus dificultades, nervios, pensamientos, tensiones. Pero en el transcurso de menos de tres meses pude hacer todo eso que por cinco años no me había animado a hacer: hablar con algunos integrantes de mi familia y luego bautizarme, tomar la comunión y la confirmación.

Comunión
Desde ese momento y hasta hoy (algunos días, más otros menos), cada vez que voy a una misa, al momento de la comunión mi corazón late. Aunque esté algún día más desconectada por las ocupaciones diarias de la vida, en ese momento mi corazón late como si actuara en forma independiente del resto de mi cuerpo, como si viera lo que mis ojos no ven, como si percibiera lo que mis sentidos no pueden percibir. Si no fuera por mis ocupaciones y responsabilidades, iría dos veces por día a misa para sentir esta presencia tan profunda de Dios. Recibirlo es sentir un abrazo de Él que alimenta mi alma.

Una luz que se expande
Aún no todo mi entorno conoce sobre esta parte de mi vida. De a poco voy contando a ciertas personas.

Actualmente estoy comenzando a contar mi historia y estoy armando un blog personal, Judía y Católica, con pensamientos y escritos para personas que les interese este tema y gente que quizás sienta dudas, miedos y necesite compartirlo con alguien.

De ningún modo diría que esta es una historia de conversión. La llamo una historia de “completud”, ya que no me convertí a otra religión. Soy judía y reconozco al verdadero Mesías del judaísmo que Dios envió, que es Jesús. Y Él transmite sus ideas, sacramentos, doctrinas, a través de la Iglesia. Por eso es que sigo al catolicismo. Esta Iglesia tiene la Eucaristía, a Dios presente, realmente presente en cada misa.

Asimismo, no pierdo mis raíces, ni dejé de tener mis tradiciones. Mis hijas son judías y católicas. Van a una escuela hebrea, y también van a hacer los rituales y tomar los sacramentos católicos. Estas dos “religiones” son la perfecta comunión, completud, la perfecta unión. Dos piezas de un rompecabezas que encajan perfectamente y ninguna, jamás, elimina a la otra.

Fuente: Religión en libertad

martes, 27 de diciembre de 2016

Santo Evangelio 27 de Diciembre 2016


Día litúrgico: 27 de Diciembre: San Juan, apóstol y evangelista

Texto del Evangelio (Jn 20,2-8): El primer día de la semana, María Magdalena fue corriendo a Simón Pedro y a donde estaba el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó.

«Vio y creyó»
Rev. D. Manel VALLS i Serra 
(Barcelona, España)


Hoy, la liturgia celebra la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista. Al siguiente día de Navidad, la Iglesia celebra la fiesta del primer mártir de la fe cristiana, san Esteban. Y el día después, la fiesta de san Juan, aquel que mejor y más profundamente penetra en el misterio del Verbo encarnado, el primer “teólogo” y modelo de todo verdadero teólogo. El pasaje de su Evangelio que hoy se propone nos ayuda a contemplar la Navidad desde la perspectiva de la Resurrección del Señor. En efecto, Juan, llegado al sepulcro vacío, «vio y creyó» (Jn 20,8). Confiados en el testimonio de los Apóstoles, nosotros nos vemos movidos en cada Navidad a “ver” y “creer”.

Uno puede revivir estos mismos “ver” y “creer” a propósito del nacimiento de Jesús, el Verbo encarnado. Juan, movido por la intuición de su corazón —y, deberíamos añadir, por la “gracia”— “ve” más allá de lo que sus ojos en aquel momento pueden llegar a contemplar. En realidad, si él cree, lo hace sin “haber visto” todavía a Cristo, con lo cual ya hay ahí implícita la alabanza para aquellos que «creerán sin haber visto» (Jn 20,29), con la que culmina el vigésimo capítulo de su Evangelio.

Pedro y Juan “corren” juntos hacia el sepulcro, pero el texto nos dice que Juan «corrió más aprisa que Pedro, y llegó antes al sepulcro» (Jn 20,4). Parece como si a Juan le mueve más el deseo de estar de nuevo al lado de Aquel a quien amaba —Cristo— que no simplemente estar físicamente al lado de Pedro, ante el cual, sin embargo —con el gesto de esperarlo y de que sea él quien entre primero en el sepulcro— muestra que es Pedro quien tiene la primacía en el Colegio Apostólico. Con todo, el corazón ardiente, lleno de celo, rebosante de amor de Juan, es lo que le lleva a “correr” y a “avanzarse”, en una clara invitación a que nosotros vivamos igualmente nuestra fe con este deseo tan ardiente de encontrar al Resucitado.

Digamos ´feliz Navidad´, no ´felices fiestas´: no tenemos que cortarnos», proponen en HaveAGodTime



«Digamos ´feliz Navidad´, no ´felices fiestas´: no tenemos que cortarnos», proponen en HaveAGodTime

Miguel y Adriana son los diseñadores y creativos de HaveAGodTime, con ideas para comunicar la fe con detalles


Adriana Ribó y Miguel Laorga son un matrimonio,  creadores y diseñadores de Have A God Time (www.haveagodtime.es), una casa que vende “regalos cristianos, cosas bonitas de Dios”.  

Al llegar la Navidad, observan con asombro que muchos cristianos se autocensuran y esconden el significado cristiano de las fiestas. Ellos animan a hacer lo contrario. 

Miguel explica algo que notó escuchando Cadena Cien, la cadena musical de Cope, participada por la Conferencia Episcopal. “En el concurso de villancicos de los últimos 5 años, siempre premian villancicos muy bonitos pero que no dicen nada de Dios ni de Jesús ni de la Virgen, sólo hablan de alegría y luz, así en abstracto. ¡Y son de colegios católicos!”

Adriana cree que la visibilidad del belén, del nacimiento, y su simbología, son “un empujón” que ayuda a recuperar la peculiar grandeza de la Navidad, una grandeza hecha de cosas pequeñas.  “Por ejemplo, la mula y el buey son animales de carga y servicio, humildes, pero reconocen al Señor, lo sirven, ven algo que los poderosos no son capaces de ver”, señala.

Este matrimonio creativo cree que “cada familia cristiana debería aportar su granito para visibilizar la Navidad cristiana”.  “Di feliz Navidad, no felices fiestas, los cristianos no tenemos que cortarnos”, anima Miguel. “Hazlo con alegría, sonriendo, y contagiarás esa esperanza”.

Cuando los cristianos “se cortan”
Adriana explica que ya les han llamado de distintas empresas que querían enviar postales navideñas cristianas a sus empleados o clientes y han comprobado que en tiendas de ONGs católicas “venden únicamente packs de postales de arbolitos y papanoeles, sin belén ni sagrada familia”. Estas personas quieren enviar postales cristianas y acuden a HaveAGodTime.es.

Y no pasa solo en Navidad. Adriana explica otro caso. “Una vez nos llamaron de un colegio católico: querían un regalito para profesores para la Confirmación. Les propusimos una vela o una oración. Y nos dijeron ‘no, no, a  ver si se van a asustar o herimos a alguno’. ¿Pero no era un colegio católico? Hay que quitarse la caspa y dejar de pensar que porque tenemos fe somos antiguos. La mejor marca es el Señor y siempre hay un lenguaje nuevo para expresarlo. No pasa nada por decir en un regalo o una postal “Jesús ha nacido, Dios ha nacido, feliz Navidad”.   

Una familia con la fe avivada
Miguel Laorga y Adriana Ribó se criaron en familias cristianas y siempre tuvieron fe, aunque en los años recientes la han visto avivada y encendida.

Miguel vivió de niño lo que hoy llama “una fe cultural”. “Íbamos a misa los domingos, fui a un colegio religioso, en Madrid. Mis padres me transmitieron la práctica y las virtudes. Mis padres rezaban el Rosario juntos con frecuencia. Y visitaban al Cristo de Medinaceli. Yo de pequeñito rezaba un poco antes de dormir. En la adolescencia dejé de rezar, pero no de creer”, explica.

Adriana explica que sus padres ayudaron a levantar la parroquia de Santo Domingo de la Calzada en Algete. “Recuerdo que de niña vendía pasteles para financiar la parroquia. Mi padre murió cuando yo tenía 15 años. Fueron tres años de enfermedad dura, cuando yo tenía de 12 a 15 años. Crecimos firmes en la fe. Mi madre era de fe férrea, de misa diaria, nos enseñó a acoger lo bueno de cada grupo. Rezábamos el rosario en familia”.

Miguel y Adriana se conocieron estudiando publicidad. “Llevamos 24 años juntos. Incluso de novios teníamos claro que queríamos casarnos por la Iglesia y transmitir la fe a nuestros hijos”.

Ambos trabajaron como publicistas en empresas internacionales, pero con los años comprendieron que aquello iba a ser incompatible con una familia cristiana. “Eran unos horarios sin sentido, reuniones infinitas, equipos creativos que enseguida llevaban a malos ambientes… Al final, hacia 1999, decidimos dejar aquello y crear nuestro propio estudio creativo. Eso nos permitía estar más tiempo con nuestros hijos”.

El YouCat, la JMJ y Cursos Alpha
En 2010 conocieron los Cursos Alpha, primero como “invitados”, después como participantes en la organización. Y ayudando a organizar Cursos Alpha en la parroquia de Algete se disparó su pasión por evangelizar, un fuego de esos que, cuanto más das, más se enciende.

Además, en 2011, con la JMJ de Madrid, vieron que el diseño moderno, con sus logotipos, su imagen corporativa en mochilas, anuncios, carteles… podía usarse para evangelizar.

“En la mochila de la JMJ 2011 veíamos a las familias emocionadas por una identidad, una marca compartida. El YouCat mostraba un diseño que –sin ser nada del otro mundo- tenía su gracia, era nuevo, fresco… Y pensamos: tenemos que hacer esto con todo lo que haga la Iglesia”.

 

Cosas bonitas de Dios
A medida que empeoraba la crisis económica les llegaban menos pedidos de productos mundanos y más y más encargos de proyectos evangelizadores. “Crecía el fuego de Dios en nuestro corazón, solo pensábamos en las ideas evangelizadoras de HaveAGodTime. Teníamos más ilusión que nunca en nuestra vida de publicistas. Creamos nuestra marca de cosas bonitas de Dios, para meter a Dios en las casas con objetos físicos también”.

Miguel da ejemplos: “Las vírgenes y cristos de los abuelos en muchas familias no se animarán a exponerlas, pero nosotros creamos objetos y cosas que te ayudan. Tenemos un felpudo de “Dios bendiga esta casa”, la taza de desayuno de “Fé y café”, oraciones de esposos para regalar…”

“A mí me gusta el románico, tengo una virgen románica en casa, pero siempre se pueden hacer cosas nuevas, también para atraer a los alejados de la fe, o cosas para niños”.

Miguel y Adriana durante un tiempo hicieron muchos encargos evangelizadores sin cobrar, pero ahora lo han limitado mucho. “Tenemos 4 hijos y nuestra responsabilidad es mantener la familia y queremos vivir de nuestro trabajo profesional como diseñadores”.


Calidad en la comunicación
Las empresas que fabrican campanas o las que fabrican bancos para la iglesia o las que construyen parroquias son todas entidades con profesionales que cobran su sueldo por su trabajo, y las parroquias, las entidades eclesiales pagan por esos bancos, campanas o instalaciones eléctricas. De igual forma ha de suceder con la comunicación y el diseño.

“La gente ha de entender que la renovación de la Iglesia, la calidad, va a incluir profesionalizar. Los pintores renacentistas cobraban”, explican. También lo hacen los pintores de brocha gorda que pintan cualquier templo.

Mientras tanto, su cabeza hierve con ideas para parroquias, colegios, asociaciones: “Nos piden herramientas de calendarios, imágenes de santos, materiales para clase de religión, regalos de confirmación…”

El cristianismo es la religión del Dios Invisible que se hace visible en un portal y de los pastores que le llevan sus ofrendas y regalos. Una historia antigua que cada año se rediseña en los hogares cristianos y en los corazones.

Fuente; Religión en libertad

lunes, 26 de diciembre de 2016

Santo Evangelio 26 de Diciembre 2016


Día litúrgico: 26 de Diciembre: San Esteban, protomártir

Texto del Evangelio (Mt 10,17-22): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará».


«Os entregarán a los tribunales y os azotarán»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM 
(Barcelona, España)


Hoy, recién saboreada la profunda experiencia del Nacimiento del Niño Jesús, cambia el panorama litúrgico. Podríamos pensar que celebrar un mártir no encaja con el encanto navideño… El martirio de san Esteban, a quien veneramos como protomártir del cristianismo, entra de lleno en la teología de la Encarnación del Hijo de Dios. Jesús vino al mundo para derramar su Sangre por nosotros. Esteban fue el primero que derramó su sangre por Jesús. Leemos en este Evangelio como Jesús mismo lo anuncia: «Os entregarán a los tribunales y (…) seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio» (Mt 10,17.18). Precisamente “mártir” significa exactamente esto: testigo.

Este testimonio de palabra y de obra se da gracias a la fuerza del Espíritu Santo: «El Espíritu de vuestro Padre (…) hablará en vosotros » (Mt 10,19). Tal como leemos en los “Hechos de los Apóstoles”, capítulo 7, Esteban, llevado a los tribunales, dio una lección magistral, haciendo un recorrido por el Antiguo Testamento, demostrando que todo él converge en el Nuevo, en la Persona de Jesús. En Él se cumple todo lo que ha sido anunciado por los profetas y enseñado por los patriarcas.

En la narración de su martirio encontramos una bellísima alusión trinitaria: «Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios» (Hch 7,55). Su experiencia fue como una degustación de la Gloria del Cielo. Y Esteban murió como Jesús, perdonando a los que lo inmolaban: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado» (Hch 7,60); rezó las palabras del Maestro: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc, 23, 34).

Pidamos a este mártir que sepamos vivir como él, llenos del Espíritu Santo, a fin de que, fijando la mirada en el cielo, veamos a Jesús a la diestra de Dios. Esta experiencia nos hará gozar ya del cielo, mientras estamos en la tierra.

«Os entregarán a los tribunales y os azotarán»
+ Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana 
(Sabadell, Barcelona, España)


Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de su primer mártir, el diácono san Esteban. El Evangelio, a veces, parece desconcertante. Ayer nos transmitía sentimientos de gozo y de alegría por el nacimiento del Niño Jesús: «Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). Hoy parece como si nos quisiera poner sobre aviso ante los peligros: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán» (Mt 10,17). Es que aquellos que quieran ser testimonios, como los pastores en la alegría del nacimiento, han de ser también valientes como Esteban en el momento de proclamar la Muerte y Resurrección de aquel Niño que tenía en Él la Vida.

El mismo Espíritu que cubrió con su sombra a María, la Madre virgen, para que fuera posible la realización del plan de Dios de salvar a los hombres; el mismo Espíritu que se posó sobre los Apóstoles para que salieran de su escondrijo y difundieran la Buena Nueva —el Evangelio— por todo el mundo, es el que da fuerzas a aquel chico que discutía con los de la sinagoga y ante el que «no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba» (Hch 6,10).

Era un mártir en vida. Mártir significa “testimonio”. Y fue también mártir por su muerte. En vida hizo caso de las palabras del Maestro: «No os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento» (Mt 10,19). Esteban, «mirando al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios» (Hch 7,55). Esteban lo vio y lo dijo. Si el cristiano hoy es un testigo de Jesucristo, lo que ha visto con los ojos de la fe lo ha de decir sin miedo con las palabras más comprensibles, es decir, con los hechos, con las obras.

Cuando los ateos prohibían los abetos: la guerra soviética contra la fiesta de Navidad y su árbol


Cuando los ateos prohibían los abetos: la guerra soviética contra la fiesta de Navidad y su árbol

Unos niños contemplan un abeto navideño... algo prohibido durante años en la URSS, y aceptado luego si se adornaba con signos comunistas


En la España del s.XXI hay activistas laicistas que quieren sustituir los belenes por abetos. Desconocen que en la Rusia soviética del s.XX el abeto era un poderoso símbolo cristiano y que las autoridades ateas lucharon contra ellos con ferocidad. Con todo, la persecución tuvo fases y contradicciones.

Lo cierto es que el abeto navideño en la Rusia del siglo XX sobrevivió a todo tipo de vicisitudes y los ateos rusos militantes fueron oscilando en sus fobias respecto a este símbolo y sus fiestas.

El "Ded Moroz" (el Abuelo Frío) siempre había traído regalos a los niños en la Navidad ortodoxa, pero dejarlos en un abeto decorado e iluminado era una incorporación relativamente reciente a principios del siglo XX, recibida desde Alemania.

Por ese origen alemán, durante la Primera Guerra Mundial, que enfrentaba a rusos y alemanes, el Gobierno ruso prohibió el Árbol de Navidad en 1916 por considerarlo "de la cultura enemiga". Incluso el Santísimo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, reunido ese año, lleno de fervor patriótico o docilidad estatal, emitió una resolución apoyando la prohibición.

Al año siguiente, llegó la Revolución y el poder bolchevique. Los ateos bolcheviques, como los ateos actuales, fueron oscilando entre distintas posturas contradictorias respecto a la Navidad, la fiesta que celebra el Nacimiento del Hijo de Dios.

Los ateos contra el calendario cristiano
En los primeros años del poder soviético, hasta 1929, los bolcheviques mataban curas y deportaban cristianos, pero aún conservaban el calendario cristiano.

Mantenían, por ejemplo, como festivos no laborables, las fiestas tradicionales cristianas de Rusia: 2 días para la Navidad, 3 días para la Pascua y un día para Pentecostés, Trinidad, Asunción y Transfiguración.

Se sabe -y se difundió- que el mismísimo Lenin asistió a dos fiestas infantiles con abetos de Navidad en 1919 y 1923.


Dibujo de 1933, que se hizo clásico, sobre la escena de 1919 de Lenin jugando con niños con abeto al fondo

Pero Lenin murió en 1924 y entonces alguien decidió que era momento de eliminar la Navidad.

En un texto titulado con desarmante obviedad “Materiales para la propaganda antirreligiosa en los días navideños” de 1927, leemos lo siguiente: “Mienten a los niños diciendo que los regalos los trae Ded Moroz (el Abuelo Frío). Precisamente con un abeto comienza la religiosidad de los niños. Además, las clases gobernantes explotadoras utilizan un tierno abeto y un bonachón Ded Moroz para convertir a los trabajadores en sirvientes dóciles y obedientes del capital”.

El abeto, los regalos y el Ded Moroz eran símbolos, pues, de religiosidad, oscurantismo y capitalismo.

Manifestaciones anti-abetos
Los años 27, 28 y 29 fueron años de recrudecimiento en la lucha antirreligiosa y eso implicó una serie de cruzadas anti-navideñas y anti-abetos.

Se organizaron manifestaciones antirreligiosas como la de la foto bajo estas líneas, de 1928, con lemas como estos:

"Padres, no nos liéis, no montéis abeto y fiesta de Navidad"

"Educad a los niños con la ayuda del pedagogo y no de dios”

“En vez de abeto, trineo, patines y toboganes”

Manifestación infantil contra los abetos navideños y las fiestas de Navidad en 1928 

La semana de 5 y 6 días y el calendario caótico
Otra forma de intentar eliminar la Navidad fue la reforma del calendario: en octubre de 1929 se sustituyó la semana judeocristiana de 7 días, con su festivo semanal, por una de 5 días. Era un lío y en diciembre de 1931 se sustituyó por una semana de 6 días. Se incorporó como festivo un "Día de Lenin", que era el día posterior al 30 de enero.

En teoría, los trabajadores podían elegir sus festivos... pero para evitar que eligiesen los días navideños que supuestamente debían desaparecer se intentaron distintas técnicas que nunca acabaron de funcionar bien.

La periodista rusa Yulia Perelomova da más detalles de la campaña gubernamental contra la celebración de Navidad en la ciudad siberiana de Irkutsk.

“Entre las fábricas de la ciudad se organizó una competición premiando a quienes menos días faltasen al trabajo por Navidad" (era el primer año en que la Navidad dejó de ser festiva). “El primer premio se concedió a las fábricas de Usolie por no faltar en los días de la antigua Navidad”, escribía el periódico local. El galardón consistió en que un grupo teatral se desplazó a la fábrica para presentar un espectáculo. El segundo premio fue para la fábrica Telminskaya: consistía en 6 pares de esquís, un rifle de caza y una película de cine”.

La lucha de las autoridades era ardua, porque la gente, a pesar de la propaganda masiva antinavideña, seguía montando abetos. Y no solamente en casas, también en aquellos templos que aún seguían abiertos.



Los abetos con regalos son usados para introducir
la  fe a niños y mujeres; detrás se oculta el clero
y otros turbios personajes; caricaturas soviéticas de 1930

Según un artículo en enero de 1929 en el oficialísimo diario Pravda, los pro-navideños en cierta escuela eran violentos y pegaban a los antinavidad. Es razonable dudar de que así fuera. Hay que tener en cuenta que desde la Revolución Rusa en 1917 a la muerte de Lenin en 1924, unos 25.000 eclesiásticos ortodoxos fueron encarcelados y 16.000 ejecutados, según un estudio de 2004 del doctor en Ciencias Matemáticas Nikolay Yemelianov, de la Universidad Humanitaria San Tijon. Por supuesto, los contemporáneos no conocían todo el alcance de la represión que hoy miden los historiadores, pero sí sabían que no era prudente desafiar a las autoridades.

El mismo artículo de 1929 señala que los popes cometían el horrible delito de invitar a los niños a jugar con el abeto y que una maestra organizó una fiesta navideña en su casa.

El texto lo escribía Alexey Okládnikov, que entonces era el líder del Consejo Municipal de los Sin Dios Militantes (asociación atea estatal en su época más potente por entonces) y luego sería académico y famosísimo arqueólogo. Describía así el frustrante entusiasmo popular por la Navidad: “En una de las escuelas secundarias soviéticas, durante una velada antinavideña, un grupo de alumnos de clases superiores montaron una barricada que estorbaba el acceso y pegaban a todos los escolares que intentaban pasar a la velada antirreligiosa.[...] "Los popes de la Iglesia de la Entrada en Jerusalén montaron en el templo un abeto natural, y desde un tobogán invitaban a los niños a festejar con el árbol. La maestra N-ko, al mismo tiempo, organizó en su domicilio “una fiesta privada con abeto” a donde invitó a sus alumnos”. Eso fue después de que en la escuela se desarrollara la campaña contra los abetos”.

Este texto es un ejemplo del odio oficial soviético contra el abeto navideño... hasta 1935, cuando cambiaron las consignas.


El comunismo recicla la Navidad
La Navidad se celebraba así en la clandestinidad, o al menos contra el calendario y las autoridades, hasta el 23 de diciembre de 1935, cuando “Pravda” publicó una peculiar carta de Pável Póstyshev, secretario general del comité central del Partido Comunista de Ucrania. Esta carta declaraba que la Fiesta Soviética del Abeto ya no era burguesa y que los niños tenían derecho a ella. La carta decía lo siguiente: 

“Se dejó de celebrar la Navidad y se prohibió montar el abeto en casa. En los tiempos pre-revolucionarios, la burguesía y sus funcionarios siempre organizaban a sus hijos una fiesta de fin de año con un abeto. Los hijos de los obreros con envidia miraban, a través de las ventanas, a los abetos centelleantes con luces de colores y a los hijos de los ricachones, festejando con alegría. ¿Por qué nuestras escuelas, casas de cultura, orfanatos, guarderías, casas de pioneros privan a los hijos de los trabajadores del País de los Soviets de esa preciosa fiesta? Unos, seguro que extremistas “de izquierdas” pusieron una etiqueta “de burgueses” a esa diversión infantil. Es necesario poner fin a esa condena injusta de la fiesta del abeto que es una bonita celebración infantil. Por todas partes hemos de montar los abetos festivos para los niños. Los consejos municipales, rurales, órganos de educación popular han de ayudar a organizar las fiestas de abeto soviéticos para los niños de nuestra gran patria socialista”.

Marcaba una nueva tendencia... y se colocó un bonito abeto en ese año 1935 en la Plaza Roja de Moscú (con la inscripción "Gracias, querido Stalin, por la infancia feliz").

Cartel de 1935, con la primera aparición de Stalin con abeto (inscripción: “Gracias, camarada Stalin, por una infancia feliz”)

Así la URSS rehabilitó el abeto, aunque con matices. Se colocaba para el Fin de Año, y no para la Navidad. Y la estrella de Belén, de ocho puntas, fue sustituida por la estrella comunista, roja de cinco puntas.

Los pedagogos se pusieron a redactar guiones para los festivales infantiles. Ahora los niños soviéticos tenían que interpretar a copos de nieve, zorros y ositos políticamente correctos (compárense con los osos de la publicidad navideña del Ayuntamiento de Madrid en 2015; el oso no tiene nada de navideño, y duerme en invierno, pero figura en el escudo madrileño).



Los "osos rojos" de la publicidad navideña de Madrid con el nuevo gobierno de izquierda populista; ninguna alusión religiosa y, queremos creer, ninguna alusión soviética aunque la URSS también adornaba su navidad con osos

En 1936 tuvo lugar la primera fiesta con abeto en el Kremlin para los niños con las mejores notas del país: ”Los niños verán al precioso abeto adornado con todos los colores de arcoíris, las bengalas que derraman chispas de lluvia de plata, oirán a Volodia Schenikov, del Cuarto Curso de Primaria, recitando un poema sobre el gran creador de la Constitución, el camarada Stalin”, informaba el periódico “Vostochno-Sibirskiy Put” de aquellas fechas. 


Así fue la fiesta con abeto en 1936 en el Kremlin para los niños con mejores notas

Un texto que explica cómo debía celebrarse la nueva fiesta es el folleto “Fiesta con Abeto en una Guardería” del Comisariado Popular de Educación de 1937. “Antes que nada, es imprescindible adornar la punta más alta con una estrella brillantes, roja o plateada, de cinco puntas, de tamaño según la altura del abeto”.

Cuando Póstyshev “había permitido” el abeto, surgió la pregunta: ¿qué adornos ponerle? ¿Los angelitos de antaño? Entonces se elaboró una nueva concepción de adorno político que inundó el mercado y hasta hoy en día pervive en el fondo de la caja de tantas familias rusas…


Las bolas de cristal con retratos de Lenin y Stalin, con hoz y martillos y estrellas de cinco puntas, paracaidistas, esquiadores con su traje banco de camuflaje, aviones…

Las páginas de los periódicos soviéticos de aquel año están llenas de publicidad: apoyo de palos cruzados para abetos, velas para abetos, mazapanes con cuerda para adornar el abeto, bombones y retratos de líderes…

Según el archivo de los grandes almacenes de Irkutsk, en 7 día de diciempre se vendieron adornos de abetos por el importe de 75.000 rublos.

Persecución bañada en sangre
Hay que tener en cuenta que la "despenalización" de la Navidad reinventada como "fiesta soviética" en 1935 no significó mejorar la libertad religiosa, sólo significó que se adoptaban los abetos descristianizados.

Baile en la guardería en torno al abeto, en los años 60, sin que falte el retrato de Lenin

La Unión de los Sin Dios había preparado un "plan quinquenal" contra la religión (recuperado en el s.XXI por el historiador S.N. Savéliev y difundido por su colega Serguey Firsov). El plan consistía en cerrar todas las iglesias y centros de oración entre 1932 y 1933. En 1934, debían desaparecer las nociones religiosas inculcadas por la literatura y la familia. En 1936 ya no debía quedar ningún sacerdote. Y en 1937 debían eliminarse los últimos reductos de la religión.

De 1932 a 1936 fueron arrestadas unas 20.000 personas ligadas a actividades religiosas. Para 1936, desde la Revolución, la URSS había visto pasar por sus cárceles 112.000 presos ligados a la Iglesia ortodoxa, y 21.000 habían sido ejecutados.

Ese año, en España se iniciaba una persecución religiosa al grito de "viva Rusia", que entre agosto y septiembre implicó el asesinato de 3.400 religiosos: 57 al día.

Pero lo peor estaba por llegar: en 1937 y en 1938 la persecución religiosa contra los cristianos ortodoxos superó todo lo visto antes: 100.000 ejecuciones y 200.000 deportados o represaliados. Entre 1939 y 1942 ya no quedaban casi ortodoxos declarados para ejecutar: mataron sólo a unos 4.000 más.

Después Hitler invadió el territorio soviético y Stalin detuvo las actividades antireligiosas buscando unificar al pueblo contra el enemigo.

Aún hoy la gran fiesta con árbol y regalos de Ded Moroz es en Año Nuevo, como establecieron 6 décadas de práctica comunista. Después llega la fiesta de la Navidad ortodoxa el 7 de enero, que es una fiesta sólo religiosa, aunque popular y sentida.

Hay muchos que alargan los festejos con la excusa del Viejo Año Nuevo, hasta el 13 de enero, que se refiere al calendario civil antiguo (antes de la revolución Rusia aún usaba civilmente en calendario juliano; fueron los bolcheviques los que incorporaron el calendario que se usaba ya en toda Europa, el gregoriano, es decir, el establecido por el Papa Gregorio XIII en el siglo XVI).

El 24 y 25 de diciembre, en las televisiones de toda Rusia aparece el tradicional reportaje sobre "la Navidad católica" y las imágenes con el Papa en la Plaza de San Pedro, y los que tienen conocidos católicos los felicitan. Es el gran "momento católico" del año.