domingo, 30 de junio de 2019

Santo Evangelio 30 de Junio 2019



Día litúrgico: Domingo XIII (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 9,51-62):

 Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Jesús se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo. 

Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». Él respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».


«Sígueme»

Pbro. José MARTÍNEZ Colín 
(Culiacán, México)

Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar sobre nuestro seguimiento de Cristo. Importa saber seguirlo como Él lo espera. Santiago y Juan aún no habían aprendido el mensaje de amor y de perdón: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» (Lc 9,54). Los otros convocados aún no se desprendían realmente de sus lazos familiares. Para seguir a Jesucristo y cumplir con nuestra misión, hay que hacerlo libres de toda atadura: «Nadie que (...) mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios» (Lc 9,62).

Con motivo de una Jornada Misionera Mundial, San Juan Pablo II hizo un llamamiento a los católicos a ser misioneros del Evangelio de Cristo a través del diálogo y el perdón. El lema había sido: «La misión es anuncio de perdón». Dijo el Papa que sólo el amor de Dios es capaz de hermanar a los hombres de toda raza y cultura, y podrá hacer desaparecer las dolorosas divisiones, los contrastes ideológicos, las desigualdades económicas y los violentos atropellos que oprimen todavía a la Humanidad. Mediante la evangelización, los creyentes ayudan a los hombres a reconocerse como hermanos.

Si nos sentimos verdaderos hermanos, podremos comenzar a comprendernos y a dialogar con respeto. El Papa ha subrayado que el empeño por un diálogo atento y respetuoso es una condición para un auténtico testimonio del amor salvífico de Dios, porque quien perdona abre el corazón a los demás y se hace capaz de amar. El Señor nos lo dejó dicho en la Última Cena: «Que os améis los unos a los otros, así como Yo os he amado (...). En esto reconocerán todos que sois discípulos míos» (Jn 13,34-35).

Evangelizar es tarea de todos, aunque de modo diferente. Para algunos será acudir a muchos países donde aún no conocen a Jesús. A otros, en cambio, les corresponde evangelizar a su alrededor. Preguntémonos, por ejemplo, si quienes nos rodean saben y viven las verdades fundamentales de nuestra fe. Todos podemos y debemos apoyar, con nuestra oración, sacrificio y acción, la labor misionera, además del testimonio de nuestro perdón y comprensión para con los demás.

Seguir a Cristo nos da la libertad

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SEGUIR A CRISTO NOS DA LA LIBERTAD

Por Francisco Javier Colomina Campos

De nuevo volvemos a los domingos del Tiempo Ordinario. Una vez terminado el tiempo de Pascua con la solemnidad de Pentecostés, después de haber celebrado los misterios de la Santísima Trinidad y del Corpus Christi, hoy volvemos a la lectura continua del Evangelio de san Lucas. Y el pasaje que la liturgia nos presenta hoy nos recuerda el camino que Jesús emprende para subir a Jerusalén, y cómo a lo largo del camino de Jesús hay muchos que no quieren acogerlo y hay otros que, a pesar de que quieren seguirlo, sin embargo anteponen otras cosas. Seguir a Cristo nos da la libertad, como nos dice san Pablo en la segunda lectura, peor hemos de decidirnos por seguirle a Él.

1. Una invitación. En la primera lectura, del primer libro de los Reyes, hemos escuchado cómo el profeta Elías es enviado por Dios para ungir profeta a Eliseo. Éste estaba arando, haciendo su labor cuotidiana. Elías pasó por su lado y le echó encima su manto. Con este gesto, Dios llamó a Eliseo por medio de Elías, y lo eligió profeta. A lo largo de la Sagrada Escritura leemos numerosos pasajes en los que Dios elige y llama a personas concretas para una misión. El pasado lunes celebrábamos la solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista, también a él le eligió el Señor con la misión de ser profeta, de ser el precursor de Cristo. Recordamos también la llamada a los primeros discípulos, que eran pescadores y estaban en el lago reparando las redes. Como a Eliseo, a Juan Bautista, a los primeros discípulos, y a tantas otras personas, Dios nos elige también a cada uno de nosotros, y nos llama para una misión concreta en este mundo. Dios también pasa por nuestro lado y nos echa encima el manto, símbolo de una elección y de un envío. Es hermoso recordar esto: que Dios cuenta con nosotros y que nos llama. A veces, en las cosas más ordinarias de nuestra vida, como a Eliseo cuando estaba arando, Dios se acerca a nuestra vida y nos susurra al oído: sígueme. Es la invitación que nos hace Dios a ser felices, a cumplir aquello que Él quiere de nosotros y donde encontraremos la plenitud de nuestra vida.

2. Una respuesta. Pero esta invitación de Dios espera por nuestra parte una respuesta. Eliseo, después de la invitación que Dios le hizo por medio de Elías, mató a los bueyes, hizo fuego con los aperos de labranza, asó la carne y dio de comer a su gente. Después se despidió de ellos, se levantó y se marchó con Elías. De este modo, Eliseo no dudó en responder a la llamada de Dios. Así lo escuchamos también en el pasaje de la vocación de los primeros discípulos junto al lago de Galilea, cuanto éstos dejaron inmediatamente las redes y a su padre y siguieron a Jesús. Por el contrario, en el Evangelio de hoy hemos escuchado a unos personajes que fueron también llamados por Jesús para seguirle, pero que le pusieron excusas para no ir con Él inmediatamente. Algunas de estas excusas eran buenas, pues eran cosas necesarias, como por ejemplo enterrar a un padre, o despedirse de la propia familia. Sin embargo, Jesús lo deja muy claro en el Evangelio: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios”. Seguir a Jesús es exigente, reclama de nosotros una disponibilidad total. Y a veces esto nos cuesta mucho.

3. Una vocación a la libertad. San Pablo nos recuerda en la segunda lectura, tomada de la carta a los Gálatas, que nuestra vocación es una llamada a la libertad. Pues lo que Dios quiere de nosotros, principalmente, es que amemos al prójimo. San Pablo llega a decir en la segunda lectura que en esto se concentra toda la ley. Y el amor nos hace libres de verdad. Amar como Dios quiere de nosotros, que es a lo que nos llama en primer lugar a cada uno, es exigente. A veces es más fácil dejarse llevar por el egoísmo. Sin embargo, esto nos hace esclavos. La verdadera libertad está en amar como nos ama Dios, dando la vida por los demás. Por esto, la vocación a la que Dios nos llama a cada uno de nosotros es una llamada a la libertad. Aunque a veces sea duro lo que Dios nos pide, aunque muchas otras veces no lo entendamos, la palabra de Dios de este domingo nos invita a seguir sin miedo al Señor.

Dios espera cosas grandes de nosotros. Para ello nos llama, para por nuestro lado y os echa el manto. Podemos ser egoístas y seguir pensando en nosotros mismos, podemos ponerle miles de excusas para no seguirle de verdad. Pero Dios sólo quiere de nosotros que le sigamos, que lo dejemos todo y que amemos de corazón a los demás, como Él nos ama a nosotros.

sábado, 29 de junio de 2019

Santo Evangelio 29 de junio 2019



Día litúrgico: 29 de Junio: San Pedro y san Pablo, apóstoles

Texto del Evangelio (Mt 16,13-19):

 En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».


«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»

Mons. Jaume PUJOL i Balcells Arzobispo de Tarragona y Primado de Cataluña 
(Tarragona, España)

Hoy celebramos la solemnidad de San Pedro y San Pablo, los cuales fueron fundamentos de la Iglesia primitiva y, por tanto, de nuestra fe cristiana. Apóstoles del Señor, testigos de la primera hora, vivieron aquellos momentos iniciales de expansión de la Iglesia y sellaron con su sangre la fidelidad a Jesús. Ojalá que nosotros, cristianos del siglo XXI, sepamos ser testigos creíbles del amor de Dios en medio de los hombres tal como lo fueron los dos Apóstoles y como lo han sido tantos y tantos de nuestros conciudadanos.

En una de las primeras intervenciones del Papa Francisco, dirigiéndose a los cardenales, les dijo que hemos de «caminar, edificar y confesar». Es decir, hemos de avanzar en nuestro camino de la vida, edificando a la Iglesia y confesando al Señor. El Papa advirtió: «Podemos caminar tanto como queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, alguna cosa no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, esposa del Señor».

Hemos escuchado en el Evangelio de la misa un hecho central para la vida de Pedro y de la Iglesia. Jesús pide a aquel pescador de Galilea un acto de fe en su condición divina y Pedro no duda en afirmar: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Inmediatamente, Jesús instituye el Primado, diciendo a Pedro que será la roca firme sobre la cual se edificará la Iglesia a lo largo de los tiempos (cf. Mt 16,18) y dándole el poder de las llaves, la potestad suprema.

Aunque Pedro y sus sucesores están asistidos por la fuerza del Espíritu Santo, necesitan igualmente de nuestra oración, porque la misión que tienen es de gran trascendencia para la vida de la Iglesia: han de ser fundamento seguro para todos los cristianos a lo largo de los tiempos; por tanto, cada día nosotros hemos de rezar también por el Santo Padre, por su persona y por sus intenciones.


«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»

+ Mons. Pere TENA i Garriga Obispo Auxiliar Emérito de Barcelona 
(Barcelona, España)

Hoy es un día consagrado por el martirio de los apóstoles san Pedro y san Pablo. «Pedro, primer predicador de la fe; Pablo, maestro esclarecido de la verdad» (Prefacio). Hoy es un día para agradecer la fe apostólica, que es también la nuestra, proclamada por estas dos columnas con su predicación. Es la fe que vence al mundo, porque cree y anuncia que Jesús es el Hijo de Dios: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Las otras fiestas de los apóstoles san Pedro y san Pablo miran a otros aspectos, pero hoy contemplamos aquello que permite nombrarlos como «primeros predicadores del Evangelio» (Colecta): con su martirio confirmaron su testimonio.

Su fe, y la fuerza para el martirio, no les vinieron de su capacidad humana. No fue ningún hombre de carne y sangre quien enseñó a Pedro quién era Jesús, sino la revelación del Padre de los cielos (cf. Mt 16,17). Igualmente, el reconocimiento “de aquel que él perseguía” como Jesús el Señor fue claramente, para Saulo, obra de la gracia de Dios. En ambos casos, la libertad humana que pide el acto de fe se apoya en la acción del Espíritu.

La fe de los apóstoles es la fe de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. Desde la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo, «cada día, en la Iglesia, Pedro continúa diciendo: ‘¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!’» (San León Magno). Desde entonces hasta nuestros días, una multitud de cristianos de todas las épocas, edades, culturas, y de cualquier otra cosa que pueda establecer diferencias entre los hombres, ha proclamado unánimemente la misma fe victoriosa.

Por el bautismo y la confirmación estamos puestos en el camino del testimonio, esto es, del martirio. Es necesario que estemos atentos al “laboratorio de la fe” que el Espíritu realiza en nosotros (San Juan Pablo II), y que pidamos con humildad poder experimentar la alegría de la fe de la Iglesia.

«El Creyente», un filme que profundiza en la acción sanadora que se da en la Comunidad del Cenáculo

"El Creyente" muestra cómo una persona puede cambiar aunque lo tenga todo en contra. La fe y la vida en comunidad aparecen como un elemento fundamental

Sin ser una película religiosa, sí muestra cómo se puede salir del abismo

«El Creyente», un filme que profundiza en la acción sanadora que se da en la Comunidad del Cenáculo

"El Creyente" muestra cómo una persona puede cambiar aunque lo tenga todo en contra. La fe y la vida en comunidad aparecen como un elemento fundamental

Los cines están proyectando durante estas últimas semanas la película El Creyente, un filme muy interesante en el que sin ser una película religiosa se ve la acción sanadora de Dios en las personas. El director francés, Cédric Khan, relata la historia de un joven de 22 años adicto a la heroína que ingresa, aunque no lo cita directamente, en una Comunidad del Cenáculo para así lograr salir de la adicción.

El protagonista del filme es Thomas, interpretado por Anthony Bajon, y se centra en su ingreso en esta comunidad con todos los problemas que implica para él. Debe seguir el ritmo impuesto por la comunidad mientras lucha contra el síndrome de abstinencia e incluso contra el amor que le ofrecen tanto los hermanos de la comunidad como otros jóvenes como él.



Una acogida humana y terapéutica

En una entrevista con Juan Orellana en Alfa y Omega, Cédric Khan explica que en la película se muestra que “la vida en esa comunidad es muy difícil: muchas privaciones, mucho trabajo, muchas reglas, la oración obligatoria cuatro veces al día. Esto lo digo porque los chicos que permanecen allí están tremendamente motivados. Su motivación principal no es encontrar a Dios, sino salir de la droga. Todos los jóvenes de allí con los que yo he podido hablar me decían: ‘era eso o morir’. En esa comunidad se acoge a católicos, a creyentes de otras religiones y a ateos, y a todos se les ofrece una acogida humana y terapéutica. La fe se propone como una posibilidad. Obviamente, no se puede forzar a nadie a creer”.

El director de El Creyente afirma que tanto en la realidad que él percibió y en la que se ha basado para elaborar el filme “la oración no es más que un factor de todo el proceso. El trabajo es otro. La vida en comunidad otro. Y el testimonio, otro. Y este último es esencial: tienen que contar su historia con la droga, su historia antes de la droga, y contarlas honestamente, sin mentiras enfrentándose con su propia realidad”.

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Cédric Kahn, a la derecha, en el rodaje, junto a Anthony Bajon, que interpreta al protagonista

Khan señala durante la entrevista que en estas comunidades reales “he hablado con jóvenes que describen su encuentro con Dios, otros que dicen que no han tenido ese encuentro, algunos que tienen dudas, y otros que rezan a pesar de no creer pero que reconocen que la oración les hace bien”.

Un planteamiento religioso "interesante"

Por ello, el director considera que el hecho de que todo esto se dé “en la comunidad supone un planteamiento de religión muy interesante, porque es algo mucho más amplio de lo que la sociedad entiende normalmente por Iglesia como institución”.


Es con estos mimbres con los que se ha pensado y realizado esta película. Al protagonista le cuesta mucho esta lucha, sobre todo el amor que recibe. Al principio no puede soportar que le hablen con tanto cariño, que el resto de compañeros se pidan perdón al instante y que se den las gracias hasta por el más mínimo detalle. Y esto poco a poco sólo lo puede ir aceptando y asimilando con el tiempo.

Aunque el director dice que la película no profundiza en el hecho religioso, lo cierto, tal y como señala Cinemanet en su crítica, es que el amor de Dios está muy presente, pues gira en torno a la fe en Él y también en uno mismo. “No es una película beata ni complaciente, y sus personajes aprenden a afrontar la vida sin medias tintas ni respuestas incompletas. Junto a Thomas, destacan –en esta línea- el mentor de la comunidad, interpretado por Àlex Brendemülh, y la monja sin pelos en la lengua a la que da vida Hanna Schygulla”, afirma esta plataforma de cine con valores.

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 28 de junio de 2019

Santo Evangelio 28 de Junio 2019



Día litúrgico: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (C) (Tercer viernes después de Pentecostés)

Santoral 28 de Junio: San Ireneo de Lyon, obispo y mártir

Texto del Evangelio (Lc 15,3-7): 

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a los fariseos y maestros de la Ley: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, contento, la pone sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión».


«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido»

Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez 
(Rubí, Barcelona, España)

Hoy celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Desde tiempo inmemorial, el hombre sitúa “físicamente” en el corazón lo mejor o lo peor del ser humano. Cristo nos muestra el suyo, con las cicatrices de nuestro pecado, como símbolo de su amor a los hombres, y es desde este corazón que vivifica y renueva la historia pasada, presente y futura, desde donde contemplamos y podemos comprender la alegría de Aquel que encuentra lo que había perdido.

«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido» (Lc 15,6). Cuando escuchamos estas palabras, tendemos siempre a situarnos en el grupo de los noventa y nueve justos y observamos “distantes” cómo Jesús ofrece la salvación a cantidad de conocidos nuestros que son mucho peor que nosotros... ¡Pues no!, la alegría de Jesús tiene un nombre y un rostro. El mío, el tuyo, el de aquél..., todos somos “la oveja perdida” por nuestros pecados; así que..., ¡no echemos más leña al fuego de nuestra soberbia, creyéndonos convertidos del todo!

En el tiempo que vivimos, en que el concepto de pecado se relativiza o se niega, en el que el sacramento de la penitencia es considerado por algunos como algo duro, triste y obsoleto, el Señor en su parábola nos habla de alegría, y no lo hace solo aquí, sino que es una corriente que atraviesa todo el Evangelio. Zaqueo invita a Jesús a comer para celebrarlo, después de ser perdonado (cf. Lc 19,1-9); el padre del hijo pródigo perdona y da una fiesta por su vuelta (cf. Lc 15,11-32), y el Buen Pastor se regocija por encontrar a quien se había apartado de su camino.

Decía san Josemaría que un hombre «vale lo que vale su corazón». Meditemos desde el Evangelio de Lucas si el precio —que va marcado en la etiqueta de nuestro corazón— concuerda con el valor del rescate que el Sagrado Corazón de Jesús ha pagado por cada uno de nosotros.

Lejos de Dios, llenó su vida de alcohol y relaciones; en unas cenas conoció cristianas «con luz»

Sara y Junior se casan en septiembre de 2019... al crecer en la fe, apuestan por un noviazgo cristiano...

Después de años de cohabitar, vive un noviazgo cristiano y se prepara para casarse

Lejos de Dios, llenó su vida de alcohol y relaciones; en unas cenas conoció cristianas «con luz»

Sara y Junior se casan en septiembre de 2019... al crecer en la fe, apuestan por un noviazgo cristiano...

Sara Martín siempre buscó amor: en sus relaciones, en sus hijos... y nada la llenaba. A partir de su lucha con el alcohol y de su paso por Alcohólicos Anónimos, entendió que no bastaba con la sobriedad, que faltaba "algo más".

La invitaron a unas cenas en las que se hablaba de Dios... y allí conoció gente tocada por la fe de forma real  y profunda.  Lo cuenta ella misma en la web de la diócesis de Getafe. Reproducimos su testimonio:

***

Siempre estuvo ahí, pero no podía verle

Sin saberlo, siempre le busqué, pero no podía encontrarle...

Desde mi niñez; en mis terrores nocturnos. En mi adolescencia, con mis complejos, mis tribulaciones e inquietudes; le recé, le pedí; como el que pide al genio de la lámpara y, al no encontrar los efectos deseados, me olvidé de su "débil existencia".

En su lugar busqué a través del alcohol, de la dependencia de sustancias y personas y del sexo. Y conseguí serios problemas de toda índole y, lo peor, cada vez más degradación de mi persona, más soledad, más vacío e insatisfacción.

Pedí a gritos ayuda sin saber a qué o a quién. Encontré una asociación de ayuda a personas con problemas con la bebida, Alcohólicos Anónimos (AA).

La literatura de AA tiene un "programa de vida", que según sus orígenes está basado en la dependencia de Dios, pero con el paso del tiempo ha ido perdiendo su autenticidad. De hecho ha permitido reemplazar a Dios por cualquier otro "poder superior" como la energía, Alá, las personas que componen un grupo de A.A. e incluso por nada. Lo ignoras y listo.

Aquí solo dejé de beber y comencé a asistir a las reuniones de grupo buscando más. Casualmente, se celebraban en las dependencias de una Iglesia. Mejoró mi calidad de vida, pero no desapareció el miedo, el vacío...

Indicios hacia Dios

Cuando mi madre, en sus últimos días de vida, siendo conocedora de mi infelicidad, me pidió que buscara la fe, no supe reconocer a Dios a través de ella.

Cuando tuve mi primera hija con la persona que actualmente es mi pareja y, con pocos días de vida ella enfermó gravemente, recordé de nuevo a Dios y volví a pedirle ayuda.

De repente, una persona desconocida en la UCI del Hospital Niño Jesús me abrazó y me dijo que mi hija viviría, y le creí. Me alivió de tan tremendo sufrimiento, pero tampoco reconocí a Dios.

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La UCI del Hospital Niño Jesús de Madrid; después de ser remodelada por la fundación Aladina; un lugar donde muchos sienten la fragilidad de la vida y la fuerza del amor

Entonces un cura, David, me invitó a unas cenas en la Iglesia -precisamente donde asistía a Alcohólicos Anónimos- donde se debatiría sobre el "Sentido de la vida”; creo que entonces dije mi primer sí conscientemente...

En esas cenas, donde había personas del ámbito de la Iglesia mezcladas con otras de "fe débil", ateos, indecisos… conocí a unas chicas -Mar, Marga y Luisa- que me atrajeron por su alegría, su sencillez, su serenidad. Me deslumbraron, aunque todavía no supe reconocerLe en ellas.

Deseaba que llegara cada viernes para poder estar con ellas. No me juzgaban, no me replicaban ni corregían, no querían convencerme de nada; eran de otro planeta.

Me quedé triste cuando esto finalizó, pero tuve otras oportunidades para compartir con ellas e incluso me permitieron ser repetidora de las cenas.

Por fin, a través de ellas y otros más con la misma luz, con amor, con atención y dedicación pude verLe. Estas personas eran miembros de Comunión y Liberación (CL). 

Un camino para descubrir por qué nada sacia

Empecé entonces un camino decisivo para mi existencia. Con un montón de dudas, de contradicciones, todo tan diferente a lo anteriormente vivido, pensando que quizás se redujera mi vida en algunos aspectos... qué equivocada estaba todavía.

Un camino en el que voy descubriendo por qué esa búsqueda excesiva de amor de las personas que forman parte de mi vida y de la maternidad como una panacea, nunca me saciaban...

Sentir que el amor de Él y la dependencia de Él (yo que fui tan dependiente en mi pasado) eran suficientes... No más miedo irracional, no más vacío.

En este camino he empezado a sentir necesidades imprescindibles ya, nada impuesto, nada forzado, pura necesidad de estar cerca de personas que viven la presencia de Cristo; necesidad de ser perdonada, de sentirme útil y de transmitir todo esto que estoy viviendo.

De la cohabitación, al noviazgo cristiano, y el matrimonio

En septiembre de 2019, Dios mediante y habiendo conseguido la nulidad matrimonial por parte del padre de mis hijos de una desacertada relación anterior, Junior (otra obra de Él) y yo nos haremos esposos después de 14 años de convivencia, rescatada y sostenida actualmente, gracias a Él, a través de la Iglesia.

Y en su empeño de seguir regalándonos vivencias extraordinarias, hemos recibido otro don: a través de uno de los curas del pueblo donde vivimos, se nos propuso hace unos meses (cuando aún no sabíamos lo que tardaría la concesión de la nulidad solicitada) que ¿por qué no vivíamos esa espera como lo hacen los novios católicos, en castidad?

Dijimos sí...

Algo que nunca había entendido desde mi anterior barrera, cuando no relacionaba la sexualidad con el amor de pareja, de esas cosas que juzgaba, en mi ignorancia, antiguas, sin sentido, reductoras. Está resultando otra oportunidad de reavivar mi relación de pareja. Ahora siento el amor de Junior en estado puro (esto es la pureza de la virginidad). Aunque me prive y le prive de algo que pensaba que su inexistencia ahogaría nuestra unión. Esta renuncia por Él y para Él, a nosotros nos da alegría, entrega, sin dar nada a cambio, sólo por el amor a Dios.

Cuando me entregue a Junior, ya no será un trámite, una moneda de cambio, un sinsentido sexual... Será la manifestación de Su amor entre nosotros.

Soy muy afortunada por vivir esas cosas que ya creía invivibles.

Soy afortunada por formar parte de una fraternidad formada por personas extraordinarias, reflejos de su luz, a la que fui invitada, sin siquiera formar parte de Comunión y Liberación.

Gracias a la escuela, el continuo contacto con los miembros de la Frater; con el padre Miguel como figura esencial, voy recorriendo el camino en constante aprendizaje, a sentir su presencia continua y reconocerle cada vez más fácilmente en la cotidianidad. A que no soy yo, sino su impulso. Y algo muy importante: poder brindar a mis hijos una vida en Cristo… 

(Testimonio publicado en el portal de la Archidiócesis de Getafe)

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 27 de junio de 2019

Santo Evangelio 27 de Junio 2019


Día litúrgico: Jueves XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 7,21-29): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!’. 

»Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.


«No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos»

Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu 
(Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy nos impresiona la afirmación rotunda de Jesús: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt 7,21). Por lo menos, esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que sentimos la urgencia de dar buen testimonio de la fe.

Edificar la casa sobre roca es una imagen clara que nos invita a valorar nuestro compromiso de fe, que no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de caridad. Uno de estos días de junio, la Iglesia recuerda la vida de san Pelayo, mártir de la castidad, en el umbral de la juventud. San Bernardo, al recordar la vida de Pelayo, nos dice en su tratado sobre las costumbres y ministerio de los obispos: «La castidad, por muy bella que sea, no tiene valor, ni mérito, sin la caridad. Pureza sin amor es como lámpara sin aceite; pero dice la sabiduría: ¡Qué hermosa es la sabiduría con amor! Con aquel amor del que nos habla el Apóstol: el que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera».

La palabra clara, con la fuerza de la caridad, manifiesta la autoridad de Jesús, que despertaba asombro en sus conciudadanos: «La gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas» (Mt 7,28-29). Nuestra plegaria y contemplación de hoy, debe ir acompañada por una reflexión seria: ¿cómo hablo y actúo en mi vida de cristiano? ¿Cómo concreto mi testimonio? ¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.? No son las palabras ni las oraciones sin compromiso las que cuentan, sino el trabajo por vivir según el Proyecto de Dios. Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y una petición de ayuda, puesto que reconocemos nuestra debilidad.

-Señor, que nuestra oración esté siempre acompañada por la fuerza de la caridad.

Te perdono»: en el juicio, la madre de la víctima se acercó al asesino, le abrazó y lloraron juntos

La imagen de la madre del asesinado acercándose al asesino para perdonarle ha dado la vuelta al mundo

Nnancy López afirma que «todo lo que hago lo dejo en manos de Dios»«Te perdono»:

 en el juicio, la madre de la víctima se acercó al asesino, le abrazó y lloraron juntos

La imagen de la madre del asesinado acercándose al asesino para perdonarle ha dado la vuelta al mundo

Nancy López es madre de un hijo asesinado a tiros y cuyo principal sospechoso del crimen, Fabián dos Santos, está siendo ahora juzgado por un homicidio por el que puede cumplir 25 años de cárcel. El crimen se produjo en 2018 y sería un caso más si no se hubiera viralizado un vídeo en pleno juicio en el que esta madre pidió permiso para acercarse al asesino de su hijo. Una vez a su lado le dio un beso, un abrazo y como cristiana le ofreció su perdón.

Nadie en la sala salía de su asombro ante lo que estaba viendo, pues la imagen dejaba a víctima y asesino llorando juntos y fundidos en un abrazo. La propia abogada del acusado, los fiscales y hasta el propio juez no pudieron ocultar su emoción ante un hecho nada frecuente.

"Te perdono"

“Yo te perdono”, le dijo Nancy a Fabián dos Santos. La escena se produjo el pasado 18 de junio al término del juicio oral en el Tribunal Criminal 1 de Necochea (Argentina) por el que se pide 25 años de prisión por homicidio agravado, después de que tras el crimen desnudara a su víctima y ocultara su cuerpo a cinco kilómetros de distancia.



En declaraciones posteriores a los medios de comunicación, esta madre dijo que “decidí que el perdón es lo más sano y quiero vivir en paz lo que me queda hasta poder encontrarme con mi hijo más adelante, cuando Dios lo disponga”.

"No es de buen cristiano no perdonar"

Sobre las imágenes que están dando la vuelta al mundo, Nancy aseguró que “hace un tiempo que estaba dispuesta a perdonar. Para sentirme bien yo, para tener paz, y porque nada me va a devolver a mi hijo, y porque también pienso que no es de buen cristiano no perdonar”.

Resultado de imagen de abrazo madre asesino

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Según relató, la decisión la había tomado hace dos meses y sus otros seis hijos lo sabían. “Ellos no compartieron eso. Mi hija estaba en la sala y sabía que iba a hacer. No lo comparte pero sabe que así soy yo. Mi otro hijo tampoco lo comparte pero me apoya. Y los otros en algún momento lo van a entender”.

Su hijo tenía problemas con las drogas

“Yo hace rato había perdonado a este joven, pero me faltaba el abrazo. Nada me devuelve a mi hijo, pero sé que donde está ahora está en paz. Él tenía muchos problemas, estaba enfermo con las drogas y sé que donde está ahora está bien y después del perdón, mi dolor no es tan grande”,  insistía Nancy.



Y aunque como cristiana ha perdonado al asesino de su hijo, también dijo que “los jueces tienen que dar una sentencia. En la justicia terrenal cada acto tiene sus consecuencias”.

Todo, "en manos de Dios"

Nancy ha recibido numerosos mensajes de apoyo por su acto pero también ha habido críticas por su gesto. “Me dijeron un montón de cosas, como por ejemplo que me volví loca. Pero siento que no entendieron el mensaje. Queda en el corazón de cada uno. Todo lo que hago lo dejo en manos de Dios y Él me está dando esa paz que necesito”, añadió.

Por ello, agregó que "ojalá mi gesto sirva como antecedente para que otras personas hagan lo mismo. Que la muerte de mi hijo no sea en vano. A mí el perdón me da paz todos los días hasta que esté con mi hijo cuando Dios diga"

Tal y como Nancy había señalado ya anteriormente, su hijo Santiago tenía problemas con las drogas y todo apunta a que el crimen tiene relación con el tráfico de sustancias estupefacientes. Aunque el acusado aseguraba, y así también se lo dijo a la madre de su víctima, que lo mató en legítima defensa tras haber entrado en su propiedad, los investigadores demostraron que fue precisamente Fabián el que citó al joven asesinado a aquel lugar a través de un mensaje de whasap.

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 26 de junio de 2019

Santo Evangelio 26 de junio 2019



Día litúrgico: Miércoles XII del tiempo ordinario

Santoral 26 de Junio: San Josemaría, presbítero

Texto del Evangelio (Mt 7,15-20): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis».


«Por sus frutos los reconoceréis»

+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret 
(Vic, Barcelona, España)

Hoy, se nos presenta ante nuestra mirada un nuevo contraste evangélico, entre los árboles buenos y malos. Las afirmaciones de Jesús al respecto son tan simples que parecen casi simplistas. ¡Y justo es decir que no lo son en absoluto! No lo son, como no lo es la vida real de cada día.

Ésta nos enseña que hay buenos que degeneran y acaban dando frutos malos y que, al revés, hay malos que cambian y acaban dando frutos buenos. ¿Qué significa, pues, en definitiva, que «todo árbol bueno da frutos buenos (Mt 7,17)»? Significa que el que es bueno lo es en la medida en que no desfallece obrando el bien. Obra el bien y no se cansa. Obra el bien y no cede ante la tentación de obrar el mal. Obra el bien y persevera hasta el heroísmo. Obra el bien y, si acaso llega a ceder ante el cansancio de actuar así, de caer en la tentación de obrar el mal, o de asustarse ante la exigencia innegociable, lo reconoce sinceramente, lo confiesa de veras, se arrepiente de corazón y... vuelve a empezar.

¡Ah! Y lo hace, entre otras razones, porque sabe que si no da buen fruto será cortado y echado al fuego (¡el santo temor de Dios guarda la viña de las buenas vides!), y porque, conociendo la bondad de los demás a través de sus buenas obras, sabe, no sólo por experiencia individual, sino también por experiencia social, que él sólo es bueno y puede ser reconocido como tal a través de los hechos y no de las solas palabras.

No basta decir: «Señor, Señor!». Como nos recuerda Santiago, la fe se acredita a través de las obras: «Muéstrame tu fe sin las obras, que yo por las obras te haré ver mi fe» (Sant 2,18).

Folau, estrella del rugby, cita 1 Corintios 6,9 en su Instagram, le despiden ¡y GoFundMe le bloquea!

Israel Folau es uno de los mejores jugadore de rugby del mundo.

La campaña de acoso y persecución proviene por una critica al estilo de vida homosexual

Folau, estrella del rugby, cita 1 Corintios 6,9 en su Instagram, le despiden ¡y GoFundMe le bloquea!

Israel Folau es uno de los mejores jugadore de rugby del mundo.

Israel Folau es una de las grandes estrellas del rugby en Australia. Hasta en dos ocasiones, en 2015 y 2017, ha sido candidato al premio de mejor jugador del mundo. A sus 30 años su carrera estaba totalmente consolidada tanto en su club como en la selección australiana hasta que el pasado mes de abril fue despedido de manera fulminante por unos supuestos mensajes anti-LGTB a través de sus redes sociales.

Desde ese momento, la persecución del lobby LGTB hacia su figura ha sido constante ante lo que él considera un despido injusto debido a sus creencias religiosas. De hecho, está librando una batalla legal para poder volver a jugar y limpiar su nombre.

"Sólo Cristo salva"

Las redes sociales de Israel Folau están llenos de mensajes de tipo religioso, no centrados en los temas LGTB sino que van mucho más allá como los que pide a los cristianos ser coherentes con su fe. De hecho, la publicación que propició su despido y persecución era una imagen en Instagram que decía: “Borrachos, homosexuales, adúlteros, mentirosos, fornicarios, ladrones, ateos, idólatras, el infierno os espera. Arrepentíos. Sólo Cristo salva”. 

Es un texto muy parecido al de la carta de San Pablo a 1 Corintios 6:9-10: "¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10.ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los estafadores heredarán el Reino de Dios." 

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Esta es la publicación que ha propiciado el despido fulminante de Israel Folau, que no dejan de ser citas de San Pablo en varias de sus cartas (sobre todo 1 Corintios 6,9-10)  

Además, esta publicación iba acompañado también de un texto del propio Pablo a los Gálatas en el que invita a cambiar de vida con Jesús: "Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios”.

Despedido fulminantemente por sus palabras "inaceptables"

Rubgy Australia, el organismo nacional de mayor nivel de este deporte en el país, calificó de “inaceptables” estas palabras por su contenido homófobo. Es llamativo que únicamente se le reproche por su mención a los homosexuales, pues siguiendo su criterio también se debería haber defendido a los alcohólicos o los ateos, por ejemplo. Pero únicamente trascendió el mensaje sobre los actos homosexuales.

Esto tiene una explicación, pues detrás de todo esto se encuentra la presión del gran patrocinador de la federación, la poderosa aerolínea Qantas y de su director general, el gay reconocido Alan Joyce.


El director ejecutivo de Rugby Australia, Raelene Castle, dijo: "Israel fue advertido formal y repetidamente sobre las expectativas de él como jugador de los Wallabies y Waratahs de Nueva Gales del Sur con respecto al uso de las redes sociales y no ha cumplido con esas obligaciones. Le quedó claro que cualquier publicación o comentario en las redes sociales que de alguna manera sea irrespetuoso para las personas debido a su sexualidad resultará en una acción disciplinaria".

Una persecución a todos los niveles

Para lograr una defensa adecuada ante lo que considera un linchamiento y la vulneración de sus derechos, Folau empezó a recaudar donativos para su lucha legal a través de la plataforma GoFundMe. La respuesta fue muy positiva, y en menos de una semana había conseguido cerca de 500.000 dólares.

Sin embargo, esta plataforma ha decidido cerrar su petición de fondos porque según la compañía promueve la exclusión de personas LGTB. Esta campaña va mucho más allá del caso de Izzy Folau, pues lo que evidencia es que el disidente, aunque sea un conocido deportista será totalmente perseguido, arrinconado y socialmente destruido.

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Así entiende la "inclusión" GoFundMe

"Como compañía, estamos absolutamente comprometidos con la lucha por la igualdad para las personas LGBTIQ + y fomentando un ambiente de inclusión", ha asegurado la portavoz de GoFundMe Nicola Britton. Además, añadía que “si bien nos complace que GoFundMe participe en un debate civil diverso, no toleramos la promoción de la discriminación o la exclusión". 

Para GoFundMe la “inclusión” es apoyar el aborto y estar en contra del más débil. Esto al menos es lo que demuestra en la práctica. Mientras que la petición de Folau había conseguido cientos de donativos por valor de casi medio millón de dólares, esta compañía promocionaba otra sobre la “lucha para defensa del acceso al aborto”. En varios días esta iniciativa apenas había logrado conseguir 20.000 dólares. Pero de ellos 17.000 los había aportado la propia GoFundMe. Tan sólo 3.000 venían de donantes reales. Sin embargo, la censura y la persecución se han dirigido contra el jugador de rugby y las personas que están aportando verdaderas sumas de dinero para su defensa.

Esta parcialidad es inquietante debido a que este es un modo de recaudación de fondos que utilizan grupos provida o personas como David Daleiden en su batalla legal contra Planned Parenthood.

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Su publicación más reciente en Instagram es otra imagen con una cita de San Pablo, en este caso en su carta a los Corintios: "La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios." 

Folau apela a la libertad religiosa y de expresión

En un comunicado, este deportista afirmaba que “ha sido un privilegio y un honor representar a Australia y a mi estado natal de Nueva Gales del Sur, jugando al juego que amo. Como australianos, nacemos con ciertos derechos, incluido el derecho a la libertad de religión y el derecho a la libertad de expresión”.

Según recuerda Folau, “la fe cristiana siempre ha sido parte de mi vida y creo que es mi deber como cristiano compartir la palabra de Dios. Mantener mis creencias religiosas no debe impedir que trabaje o juegue para mi club y para mi país”.

Un personaje incómodo para el sistema

Este jugador de rugby estaba ya en el punto de mira por resultar un personaje incómodo que se salía del discurso dominante. Públicamente se manifestó en contra de la aprobación del matrimonio homosexual en Australia así como de las leyes de ideología de género.

Si se echa un vistazo a su perfil en Instagram lleva años publicando mensajes sobre el arrepentimiento de los pecadores y también dedicados a la doble moral de los cristianos asegurando que deben ser sinceros y que no se puede ir a la iglesia por el día y de ligue de noche. Es decir, Folau no tiene fijación con la comunidad LGTB tal y como parece mostrar la expulsión de la liga australiana de manera tan tajante.

Fuente: Religión en Libertad

martes, 25 de junio de 2019

Santo Evangelio 25 de Junio 2019



Día litúrgico: Martes XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 7,6.12-14): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran».


«No deis a los perros lo que es santo»

Diácono D. Evaldo PINA FILHO 
(Brasilia, Brasil)

Hoy, el Señor nos hace tres recomendaciones. La primera, «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos» (Mt 7,6), contrastes en que los “bienes” son asociados a “perlas” y lo “que es santo”; y, por otro lado, los “perros y puercos” a lo que es impuro. San Juan Crisóstomo nos enseña que «nuestros enemigos son iguales a nosotros en su naturaleza pero no en su fe». A pesar de que los beneficios terrenales son concedidos de igual manera a los dignos e indignos, no es así en lo que se refiere a las “gracias espirituales”, privilegio de aquellos que son fieles a Dios. La correcta distribución de los bienes espirituales implica un celo por las cosas sagradas.

La segunda es la llamada “regla de oro” (cf. Mt 7,12), que compendiaba todo lo que la Ley y los Profetas recomendaron, tal como ramas de un único árbol: El amor al prójimo presupone el Amor a Dios, y de Él proviene.

Hacer al prójimo lo que queremos que nos hagan implica una transparencia de acciones para con el otro, en el reconocimiento de su semejanza a Dios, de su dignidad. ¿Por qué razón deseamos el Bien para nosotros mismos? Porque lo reconocemos como medio de identificación y unión con el Creador. Siendo el Bien el único medio para la vida en plenitud, es inconcebible su ausencia en nuestra relación con el prójimo. No hay lugar para el bien donde prevalezca la falsedad y predomine el mal.

Por último, la "puerta estrecha"... El Papa Benedicto XVI nos pregunta: «¿Qué significa esta ‘puerta estrecha’? ¿Por qué muchos no pueden pasar por ella? ¿Es un pasaje reservado para algunos elegidos?». ¡No! El mensaje de Cristo «nos dice que todos podemos entrar en la vida. El pasaje es ‘estrecho’, pero abierto a todos; ‘estrecho’ porque es exigente, requiere compromiso, abnegación, mortificación del propio egoísmo».

Roguemos al Señor que realizó la salvación universal con su muerte y resurrección, que nos reúna a todos en el Banquete de la vida eterna.

Rebelde, huyó de casa y sin saber dónde ir acabó por la noche con unas monjas: hoy es una de ellas

María al Pie de la Cruz es el nombre religioso que adoptó al entrar en el Instituto del Verbo Encarnado

La providencia la guió durante su huida: sin saberlo, un sacerdote fue clave en su historia

Rebelde, huyó de casa y sin saber dónde ir acabó por la noche con unas monjas: hoy es una de ellas

María al Pie de la Cruz es el nombre religioso que adoptó al entrar en el Instituto del Verbo Encarnado

María al Pie de la Cruz es el nombre que esta joven asumió tras su profesión religiosa en Instituto del Verbo Encarnado. Ella, que en el pasado, había sido una adolescente rebelde y que se había llegado a escapar de casa se encontró precisamente con la respuesta de Dios durante aquella noche en la que sin dinero y sin nada se montó en un autobús para alejarse de su familia. Poco después de aquel acontecimiento fulminante acabaría ingresando en este instituto religioso.

En un testimonio que relata a la web de Jóvenes Católicos, esta religiosa recuerda la importancia de la transmisión de la fe en la familia, algo que aunque ella no se diera cuenta del todo en su proceso de alejamiento de Dios, fue siempre un salvavidas que la impidió hundirse.

La transmisión de la fe en la familia

“La fe ha sido el don más grande que he recibido, pero no siempre lo he apreciado. Y hubo momentos de muchas rebeldías, pero siempre hubo en mí un fuego dentro. Mis padres siempre me decían que tenía que aprender a obedecer y a mí me costaba un poco porque era bastante rebelde”, cuenta esta joven religiosa.

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La realidad es que desde muy niña estuvo muy cerca de la vida religiosa y atraída por ella. Recuerda que a los 8 años fue a un campamento que atendían unas monjas. “Me gustó mucho que fueran muy alegres. Tuve un pensamiento: ‘¡qué grande sería si Dios me llamara a algo grande’. Tenía como un fuego dentro que me llamaba a dar más, pero no sabía qué”.

Admirada por la vida de Santa María Goretti

En su casa, su madre siempre les hablaba de la familia cristiana así que desde niña María pensó que ella querría ser madre de una familia muy numerosa. 

Al cumplir los 12 años fue a otro campamento y durante una homilía el sacerdote contó la historia de Santa María Goretti, que había dado su vida por defender la pureza. Entonces –explica la ahora monja- “quise dar mi vida para defender la pureza. Quería vivir solo para Dios. Creí que Dios me llamaba a ser religiosa. Se lo dije a mis padres, y pensaba que estarían muy felices porque fuera religiosa, pero a mi padre no le gustó nada”.

La época de rebeldía

Con esta inquietud sobre la vida religiosa pasaron los siguientes años hasta que cumplió los 15. En ese momento de plena adolescencia cambió también de colegio. “Comencé a tener amistades muy mundanas. Me gustaba uno de los chicos del grupo y nos hicimos novios”, recuerda ella.

Aunque ella tenía ese poso religioso y quería casarse y ser madre, veía como cada día se iba alejando más y más de Dios. María explica que en aquel momento “sólo pensaba con mis compañeras qué íbamos a hacer el fin de semana, qué ropa nos compraríamos, las marcas… Todo era el tema de la belleza y de agradar a los demás, que es a lo que te lleva el mundo”.



Su huida de casa y el encuentro con Dios

Dejó de rezar y al final se alejó de Dios. Y ya justo antes de cumplir los 16 la relación con sus padres estalló y se rebeló contra ellos. “No sé para qué estoy aquí, me voy de casa y buscaré aires nuevos”, pensó e hizo en aquel momento.

“Me fui de casa. Fue una mala decisión. Dios se valió de eso y lo permitió para mi bien para mostrarme el camino. Tomé el primer bus que encontré y me fui a cuatro horas de distancia de mi casa, sin nada de dinero, era cómo pedir a Dios que quería de mí”, relata en su testimonio.

El sacerdote que desconcertado mostró el camino

Mientras viajaba en aquel autobús se hizo de noche. Eran como las 10 de la noche y entonces tuvo otro pensamiento, que aclara que no debe ser imitable por peligroso. “Con la primera persona que se baje de este bus me bajaré yo”, pensó.

Sin embargo, la providencia hizo el resto puesto que la persona que primero se bajó y con la que ella se bajaría era un sacerdote. Tirándole de la sotana le preguntó si podía bajarse con él. Él estaba completamente desconcertado y ella ni siquiera sabía dónde ir.

Los dos anduvieron hasta que llegaron al seminario. “Me dijo que ahí no me podía quedar pero que sabía que había una peregrinación que se hacía durante toda la noche con un grupo de religiosas que llevaba discapacitados. Allí podría ayudar pues duraba desde las 12 de la noche hasta las 6 de la madrugada”, cuenta María.

La vida entregada de las monjas

Ella misma reconoce que en aquel instante “no quería ayudar a los enfermos ni ir con las monjas. Fui porque no sabía dónde quedarme. Llevando las sillas de ruedas empecé a pensar en qué era lo que movía a la gente para hacer esos sacrificios y esos actos de caridad. Y entonces tuve como un pensamiento: ‘tienes que cambiar de vida’”.

En aquel instante –afirma esta monja- “volvió a renacer ese fuego y esa sed de eternidad”. “.A mí se me acaba la fiesta, el baile, el gustar a los demás... Me vi sola, como yo estaba, ante Dios. No tenía nada que ofrecerle porque me había alejado de Él. Y entonces lo vi: esto es la felicidad”, agrega.

"Dios me llamaba"

Al día siguiente llamó a sus padres por teléfono. Les dijo dónde estaba y que quería ser monja. Ellos no se lo podían creer pero un día más tarde, justo cuando cumplió los 16, les confesó que “todo era verdad y que Dios me llamaba. Me llamaba a seguirlo, dejar todas mis comodidades, ser pobre y obediente, algo que a mí me costaba tanto, y ser casta para siempre”.

No conocía muchas congregaciones ni a monjas pero supo que estaba llamada a ser cómo las religiosas que conoció aquella noche. Y una semana más tarde ingresaba en el Instituto del Verbo Encarnado.

Una luz en el mundo

Sin embargo, dejar atrás todo no sería sencillo. Tuvo que dejar al novio que tanto deseaba y a todos los proyectos y placeres que el mundo le ofrecía. “Pero había algo mucho más grande. Un amor eterno. Por eso mi vocación siempre estuvo unida al misterio de la cruz. Cuando me dieron el nombre en la congregación mi padre lo entendió menos: me llamo María al pie de la Cruz. Yo pedí un nombre relacionado con el misterio de la cruz porque me parecía que en la cruz está la fecundidad, todo lo que toca la cruz lo salva”, explica ahora.

Además, señala que “cuando me cambiaron el nombre pensé que mi misión como religiosa era ser madre de muchas almas, pero esa maternidad estaría siempre unida al sufrimiento al pie de la cruz. Es como el amor más grande de todos.

Sus amigos y su entorno no entendió nada pero poco después de estar en el convento y pese a que se encontraba a varias horas de su casa, muchas de esas compañeras con las que se relacionaban acudían allí buscando ayuda. Alguna se había quedado embarazada, otras tenían relaciones sexuales con 16 o 17 años. Sufrientes llegaban a ella, María al Pie de la Cruz, donde las acompañaba en sus sufrimientos y les mostraba el verdadero Amor.

lunes, 24 de junio de 2019

Santo Evangelio 24 de junio 2019



Día litúrgico: 24 de Junio: El Nacimiento de san Juan Bautista

Texto del Evangelio (Lc 1,57-66.80): 

Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos quedaron admirados. 

Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.


«El niño crecía y su espíritu se fortalecía»

Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel 
(Barcelona, España)

Hoy, celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.

Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).

Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos.

14 mártires de «un sistema de odio organizado» que «pretendía eliminar a la Iglesia en España»




El cardenal Becciu beatificó en Madrid a las monjas concepcionistas

14 mártires de «un sistema de odio organizado» que «pretendía eliminar a la Iglesia en España»

Momento en el que, tras leerse la proclamación de las beatas, fue descubierta su imagen en la catedral de la Almudena de Madrid.

Momento en el que, tras leerse la proclamación de las beatas, fue descubierta su imagen en la catedral de la Almudena de Madrid.

En presencia del cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, y del cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, proclamó beatas este sábado en la catedral de La Almudena a catorce monjas concepcionistas franciscanas martirizadas en 1936, al inicio de la Guerra Civil española. Las religiosas fueron asesinadas por milicianos del Frente Popular, una coalición de los partidos de la izquierda y los separatistas que se había hecho con el poder en febrero de ese año.

Tras la lectura del decreto, se descubrió el cuadro del pintor granadino Luis Ruiz que representa a las 14 mártires junto a la Virgen María, el Niño Jesús y la fundadora de la orden, Santa Beatriz de Silva (1437-1492).


La madre María del Carmen Lacaba Andía y sus trece compañeras de orden (solo de dos han podido recuperarse los restos) procedían de los monasterios de Madrid, El Pardo (Madrid) y Escalona (Toledo), y fueron "asesinadas durante la persecución religiosa que pretendía eliminar a la Iglesia en España", afirmó el cardenal Becciu en su homilía: "Ellas se mantuvieron fuertes en la fe. No se asustaron ante los ultrajes, las dificultades y la persecución. Estaban preparadas para sellar con sus vidas la verdad que profesaban con sus labios".


El purpurado destacó que "fue precisamente la aversión a Dios y a la fe cristiana lo que determinó su martirio. De hecho, sufrieron persecución y muerte debido a su estado de vida religiosa y su total adhesión a Cristo y a la Iglesia. Sus verdugos eran milicianos que, guiados por el odio a la Iglesia católica, eran protagonistas de una persecución religiosa general, sistemática contra la personas más representativas de la comunidad católica".

El cardenal Becciu relató hechos de su martirio que "impresionan profundamente", como el grito de "¡Viva Cristo Rey!" con el que recibieron unas la descarga de fusilamiento, o el "Sí, por la gracia de Dios" con el que respondieron otras a la pregunta de sus asesinos de si eran monjas, "lo que para ellas equivalía a una sentencia de muerte que los milicianos ejecutaron sin ninguna otra motivación". Asimismo, destacó que las monjas de Escalona fueron trasladadas a la Dirección General de Seguridad en Madrid "para obligarlas a abandonar la fe y a apostatar", y allí "fueron torturadas y finalmente fusiladas".


Procesión de entrada de las reliquias de las mártires tras ser proclamadas beatas.

"Esas monjas concepcionistas murieron porque eran discípulas de Cristo, porque no quisieron renegar de su fe y de sus votos religiosos", continuó el cardenal. Fieles a su espíritu cristiano, "nunca tuvieron una actitud de animosidad hacia aquellos que fueron la causa de su sufrimiento", y "se dirigieron al sacrificio glorificando a Dios y perdonando a sus verdugos".

Su vida y su muerte constituyen "un ejemplo vivo y cercano para todos. Sus muertes heroicas son un signo elocuente de cómo la vitalidad  de la Iglesia no depende de proyectos o cálculos humanos sino que brota de la total adhesión a Cristo y a su mensaje de salvación".

Según el cardenal, la fuerza de los mártires "en tierras de España" es "la fuerza de la fe, de la esperanza y del amor", que "ha demostrado ser más fuerte que la violencia": "Ha sido vencida la crueldad de los pelotones de fusilamiento y de todo el sistema de odio organizado".

Las últimas palabras del cardenal Becciu se refirieron a las circunstancias de nuestro tiempo. Recordando, con Tertuliano, que "la sangre de los mártires es semilla de cristianos", afirmó que "no podemos dudar de la fecundidad de esta simiente aunque parecen crecer bajo diversas formas las fuerzas que intentan erradicar de las conciencias y del tejido social el semen christianorum, es decir, los valores cristianos. Ante las actitudes de cerrazón hacia las personas más necesitadas, ante el indiferentismo religioso, el relativismo moral, la arrogancia de los más fuertes frente a los más débiles, ante los ataques a la unidad de la familia y a la sacralidad de la vida humana no podemos olvidar la fuerza del Evangelio".

Por ello concluyó lanzando "una invitación urgente a vivir el Evangelio de manera radical y con sencillez, ofreciendo un testimonio valiente de la fe que supera todas las barreras y abre horizontes de esperanza y de fraternidad".



domingo, 23 de junio de 2019

Santo Evangelio 23 de junio 2019



Día litúrgico: Solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo (C) (Segundo domingo después de Pentecostés)

Texto del Evangelio (Lc 9,11b-17): 

En aquel tiempo, Jesús les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado». Él les dijo: «Dadles vosotros de comer». Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». 

Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.


«Dadles vosotros de comer»

Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella 
(Madrid, España)

Hoy es el día más grande para el corazón de un cristiano, porque la Iglesia, después de festejar el Jueves Santo la institución de la Eucaristía, busca ahora la exaltación de este augusto Sacramento, tratando de que todos lo adoremos ilimitadamente. «Quantum potes, tantum aude...», «atrévete todo lo que puedas»: ésta es la invitación que nos hace santo Tomás de Aquino en un maravilloso himno de alabanza a la Eucaristía. Y esta invitación resume admirablemente cuáles tienen que ser los sentimientos de nuestro corazón ante la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Todo lo que podamos hacer es poco para intentar corresponder a una entrega tan humilde, tan escondida, tan impresionante. El Creador de cielos y tierra se esconde en las especies sacramentales y se nos ofrece como alimento de nuestras almas. Es el pan de los ángeles y el alimento de los que estamos en camino. Y es un pan que se nos da en abundancia, como se distribuyó sin tasa el pan milagrosamente multiplicado por Jesús para evitar el desfallecimiento de los que le seguían: «Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos» (Lc 9,17).

Ante esa sobreabundancia de amor, debería ser imposible una respuesta remisa. Una mirada de fe, atenta y profunda, a este divino Sacramento, deja paso necesariamente a una oración agradecida y a un encendimiento del corazón. San Josemaría solía hacerse eco en su predicación de las palabras que un anciano y piadoso prelado dirigía a sus sacerdotes: «Tratádmelo bien». 

Un rápido examen de conciencia nos ayudará a advertir qué debemos hacer para tratar con más delicadeza a Jesús Sacramentado: la limpieza de nuestra alma —siempre debe estar en gracia para recibirle—, la corrección en el modo de vestir —como señal exterior de amor y reverencia—, la frecuencia con la que nos acercamos a recibirlo, las veces que vamos a visitarlo en el Sagrario... Deberían ser incontables los detalles con el Señor en la Eucaristía. Luchemos por recibir y por tratar a Jesús Sacramentado con la pureza, humildad y devoción de su Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos.