lunes, 31 de mayo de 2021

Evangelio 31 de Mayo 2021

 



Texto del Evangelio (Lc 1,39-56): 

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

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«Saltó de gozo el niño en mi seno»


+ Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida

(Lleida, España)

Hoy contemplamos el hecho de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel. Tan pronto como le ha sido comunicado que ha sido escogida por Dios Padre para ser la Madre del Hijo de Dios y que su prima Isabel ha recibido también el don de la maternidad, marcha decididamente hacia la montaña para felicitar a su prima, para compartir con ella el gozo de haber sido agraciadas con el don de la maternidad y para servirla.

El saludo de la Madre de Dios provoca que el niño, que Isabel lleva en su seno, salte de entusiasmo dentro de las entrañas de su madre. La Madre de Dios, que lleva a Jesús en su seno, es causa de alegría. La maternidad es un don de Dios que genera alegría. Las familias se alegran cuando hay un anuncio de una nueva vida. El nacimiento de Cristo produce ciertamente «una gran alegría» (Lc 2,10).

A pesar de todo, hoy día, la maternidad no es valorada debidamente. Frecuentemente se le anteponen otros intereses superficiales, que son manifestación de comodidad y de egoísmo. Las posibles renuncias que comporta el amor paternal y maternal, asustan a muchos matrimonios que, quizá por los medios que han recibido de Dios, debieran ser más generosos y decir “sí” más responsablemente a nuevas vidas. Muchas familias dejan de ser “santuarios de la vida”. El Papa San Juan Pablo II constata que la anticoncepción y el aborto «tienen sus raíces en una mentalidad hedonista e irresponsable respecto a la sexualidad y presuponen un concepto egoísta de la libertad, que ve en la procreación un obstáculo al desarrollo de la propia personalidad».

Isabel, durante cinco meses, no salía de casa, y pensaba: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor» (Lc 1,25). Y María decía: «Engrandece mi alma al Señor (...) porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,46.48). La Virgen María e Isabel valoran y agradecen la obra de Dios en ellas: ¡la maternidad! Es necesario que los católicos reencuentren el significado de la vida como un don sagrado de Dios a los seres humanos.

Mariana de Ugarte, madre de dos hijos seguidos con síndrome de Down: «No podría ser más feliz»



 Mariana de Ugarte, madre de dos hijos seguidos con síndrome de Down: «No podría ser más feliz»

José Luis y Mariana con sus hijos, Jaime y Mariana. 

José Luis y Mariana nunca se preguntaron `¿por qué a mí?´: aprenden de sus hijos y dan gracias a Dios.

Mariana de Ugarte y su marido José Luis se casaron hace 9 años. Juntos se fueron a Bruselas con la ilusión de formar una familia, a ser posible, dice ella, numerosa. Mariana siempre se imaginó como una madre joven con bastantes hijos pero hoy, se define como casada y madre de dos niños que han marcado la felicidad plena en su vida.

“En mi casa hay dos cromosomas de más”, explica en El lado bueno de las cosas: sus dos hijos, Mariana y Jaime, tienen Síndrome de Down. En su cuenta de Instagram, que ya tiene más de 30.000 seguidores, la familia busca transmitir “que ser diferente no es ser peor”, y derribar el miedo, mitos y prejuicios sobre la trisomía 21.  

“Monísima y con ojos rasgados”: tenía síndrome de Down

“Lo último que me planteé fue que alguno de mis hijos tuviese algún tipo de discapacidad”, asegura la mujer, originaria de Ferrol. La perspectiva del joven matrimonio cambio al tener su primera hija. “Mariana nació en la semana 37, monísima, con los ojos rasgados. Yo pensaba que era debido a mi familia, pero la doctora nos dijo que tenía síndrome de Down”.

“Los dos supimos aceptarlo de una forma bastante rápida. Y pensé que si Dios nos había mandado esto, es porque éramos capaces de hacerlo bien. A esta niña la podríamos sacar adelante y hacer de ella una persona autónoma y feliz”.


Mariana de Ugarte, su marido José Luis, y sus hijos, Mariana y Jaime. 

Para Mariana y su marido José Luis, sus dos hijos con síndrome de Down son "lo más maravilloso que te ha pasado en la vida".

“Lloramos varios días, es algo duro y que no te esperas”, recuerda. Sin embargo, su fe y su familia les ayudaron en sus primeros momentos junto a su hija.

Recuerdan especialmente a su pediatra: “Tenía una empatía impresionante, me ha marcado la vida. Agradeceré siempre su forma de transmitir la noticia, nos tranquilizó mucho. `No os voy a dar el típico speech de que estas personas son maravillosas, pero es verdad: estoy segura de que vais a ser muy felices´”.

¿Qué más da tardar un poco más?

“A medida que te informas”, cuenta, “ves que los niños con síndrome de Down van más despacio. Mariana empezó a andar con 2 años, cuando normalmente empiezan con 1, pero mientras lo consigan, ¿Qué más da?”, se pregunta.

“Parece que en la sociedad actual queremos tenerlo todo ya. Todo va tan rápido que de pronto hay que pararse y preguntarse: ¿Qué más da tardar un poco más? Mientras la persona acabe, se desarrolle feliz y sean autónomos mientras todo vaya fluido, despacito pero con buena letra, la cosa va bien”.

Y llegó Jaime

“Al año y medio me quedé embarazada del segundo con una ilusión tremenda. Cuando nació no quiso dejar de ser menos especial que su hermana, y nos dio la sorpresa de tener también la trisomía”, cuenta en Folk Sixty.

“No se me pasó por la cabeza que pudiese volver a tener síndrome de Down. Llama mucho la atención. Desde que nació Mariana estoy en un grupo de WhatsApp con muchas madres de niños con Síndrome de Down, pero dos hijos seguidos, no conozco a nadie”.

“Nos dimos cuenta de que la relación de hermanos que iban a tener iba a ser de igual a igual, sin la obligación de tener que tirar el uno del otro. Pero nunca me he planteado el ` ¿y por qué a mí´? Me ha tocado y gracias a Dios, son mis hijos, maravillosos y los mejores del mundo. Si están aquí, es porque tienen que estarlo y lo haremos lo mejor que podamos y sepamos”.



Mariana, la primera hija del matrimonio.

A los padres de Mariana no les importa que sus hijos tarden más en aprender a leer o andar, solo que sean felices y autónomos.

La peor época de nuestra vida

“Si me preguntan por la peor época de nuestra vida, fue cuando Jaime tenía 6 meses, cuando realmente vino el miedo”, recuerda. “Le diagnosticaron síndrome de West, una epilepsia infantil que podría dejar al niño en silla de ruedas o sin andar en su vida”.

“Estuvimos más de 10 días en el hospital, estaba cada vez más apagado. Nos dijeron que podía dejar de sonreír por el tratamiento, y cada vez que sonreía, le hacía una fiesta. Fue un horror”, dice. “En nuestro caso, tuvimos mucha suerte. Tras un tratamiento de mes y medio de pinchazos diarios de corticoides, se curó”.

“En nuestro caso, eso de que dicen que Dios aprieta pero no ahoga, es cierto. Gracias a Dios, está guapísimo y fenomenal”.

Cuando sabes que has elegido bien

Junto con la fe, Mariana añade que “sin duda alguna, sin mi marido José Luis no habría sido posible afrontar las cosas de la misma manera. En momentos como este, te das cuenta de que has elegido bien a la persona que tienes al lado. No es que me ayude, es que se lo toma como yo, y eso que yo no trabajo fuera de casa. Es un padre a tiempo completo, y está a tope con ello”.

Mariana destaca que el día a día no es tan diferente. “La mayor diferencia puede ser que tengo un bebé de 10 kilos”, dice, pero destaca todo lo aprendido con ellos: “Sin duda, a tener más paciencia. Cuando tienes dos niños con síndrome de Down, por lo general lo hacen todo más despacio, y aprendes a llevar sus tiempos y a esperarles”.

No podría ser más feliz

“Mis hijos me han completado y me enseñan cada día cosas nuevas. He aprendido a entregarme sin miedo.” Tanto, que “ser madre y esposa es lo que me define, no mi trabajo”.

“Toda esa felicidad que no creía que existiese dentro del síndrome de Down quiero enseñársela al mundo, devolver a la gente lo que mis hijos me enseñan a mí. Cuando los tienes, los conoces, y ves que son lo más maravilloso que te ha pasado en la vida, desde luego, no podría ser más feliz sin ellos”.


Mariana de Ugarte, entrevistada por Pedro del Castillo en "El lado bueno de las cosas".

Fuente: Religion en Libertad

domingo, 30 de mayo de 2021

Santo Evangelio 30 de Mayo 2021



 Texto del Evangelio (Mt 28,16-20): 

En aquel tiempo, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

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«Haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»


+ Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida

(Lleida, España)

Hoy, la liturgia nos invita a adorar a la Trinidad Santísima, nuestro Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un solo Dios en tres Personas, en el nombre del cual hemos sido bautizados. Por la gracia del Bautismo estamos llamados a tener parte en la vida de la Santísima Trinidad aquí abajo, en la oscuridad de la fe, y, después de la muerte, en la vida eterna. Por el Sacramento del Bautismo hemos sido hechos partícipes de la vida divina, llegando a ser hijos del Padre Dios, hermanos en Cristo y templos del Espíritu Santo. En el Bautismo ha comenzado nuestra vida cristiana, recibiendo la vocación a la santidad. El Bautismo nos hace pertenecer a Aquel que es por excelencia el Santo, el «tres veces santo» (cf. Is 6,3).

El don de la santidad recibido en el Bautismo pide la fidelidad a una tarea de conversión evangélica que ha de dirigir siempre toda la vida de los hijos de Dios: «Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación» (1Tes 4,3). Es un compromiso que afecta a todos los bautizados. «Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad» (Concilio Vaticano II, Lumen gentium, n. 40).

Si nuestro Bautismo fue una verdadera entrada en la santidad de Dios, no podemos contentarnos con una vida cristiana mediocre, rutinaria y superficial. Estamos llamados a la perfección en el amor, ya que el Bautismo nos ha introducido en la vida y en la intimidad del amor de Dios.

Con profundo agradecimiento por el designio benévolo de nuestro Dios, que nos ha llamado a participar en su vida de amor, adorémosle y alabémosle hoy y siempre. «Bendito sea Dios Padre, y su único Hijo, y el Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia de nosotros» (Antífona de entrada de la misa).

La «levitación» de los santos: algunos milagros extraordinarios, concretos y documentados


 La «levitación» de los santos: algunos milagros extraordinarios, concretos y documentados

San José de Cupertino levitando

San José de Cupertino es el santo más conocido por sus levitaciones

En la Iglesia a lo largo de su historia la levitación es uno de los signos más llamativos sobre la posible santidad de la persona. No ha sido muy frecuente, pero se ha escrito mucho y se ha atribuido a grandes santos, aunque la devoción también se ha encargado de extenderla más de lo que probablemente haya sucedido.

La levitación es un hecho muy concreto y visible, pues suspenderse en el aire es algo realmente extraordinario. Pero a diferencia de la incorrupción, sus efectos son muy limitados en el tiempo por lo que en este caso los relatos de los testigos presenciales son de vital importancia.

Precisamente sobre la levitación investiga Adam Blai en su nuevo libro The Catholic Guide to Miracles: Separating the Authentic from the Counterfeit (La guía católica de los milagros: Separando lo auténtico de lo falso). El autor es un laico, perito de la Diócesis de Pittsburgh, experto en demonología y exorcismos. Lleva años dedicándose a la formación de sacerdotes, seminaristas y laicos. Es miembro auxiliar de la Asociación Internacional de Exorcistas y colabora con el exorcista diocesano desde hace años.

En un artículo en Catholic Exchange, Blai explica que en todo lo concerniente a lo milagroso y lo extraordinario, como es la levitación, la Iglesia ha estado en guardia contra la exageración o la invención. Es muy importante contar con el testimonio directo de la persona que levitó, o de aquellos que presenciaron la levitación, e incluso entonces, la Iglesia examina detenidamente la confiabilidad y las motivaciones de los testigos. Un ejemplo de este tipo de investigación se puede encontrar en las afirmaciones sobre San Francisco de Asís.

San Francisco de Asís


¿Levitó San Francisco de Asís?

San Buenaventura nació en 1221, cinco años antes de que Francisco muriera. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores (los franciscanos) y se convirtió en el séptimo líder de la orden. Aunque se le conoce principalmente como filósofo, Buenaventura también escribió sobre el fundador de su orden, incluida la afirmación de que a menudo se encontraba a San Francisco levitando en el aire durante los éxtasis espirituales. Los informes de escritores posteriores se hicieron eco y ampliaron estas afirmaciones, diciendo que San Francisco se elevaba hasta las copas de los árboles y, a veces, al cielo, donde apenas se lo podía ver.

La dificultad es que en 1245 (diecinueve años después de su muerte), la Iglesia había realizado una investigación detallada sobre la vida de Francisco. Las autoridades entrevistaron a muchas personas que lo conocían, y ninguna mencionó la levitación. Entonces, o San Buenaventura tuvo acceso a materiales que no han sobrevivido, o las historias de levitación fueron una invención que Buenaventura escuchó y repitió como un hecho. A menudo se hace creer que las personas en el pasado, especialmente en la Iglesia, eran fácilmente engañadas o indiferentes a los hechos, pero la Iglesia, a lo largo de su historia, ha aplicado los mejores métodos disponibles para llegar a la verdad de los milagros.

Rara vez el desarrollo de estas afirmaciones se debió al engaño: más bien, los escritores piadosos transmitieron historias que surgieron de los devotos de los santos. Dado este patrón, ¿se deberían descartar todas las afirmaciones de levitación en la vida de los santos? No, parece que no.

Santa Teresa de Ávila

El autor explica también que hay buenas razones para creer que santa Teresa de Ávila levitó en varias ocasiones. Sus levitaciones fueron presenciadas repetidamente por muchas personas. También existen los relatos de la propia santa: describió la experiencia en su autobiografía. Aunque prefería no hablar de tales asuntos, escribió el libro obedeciendo a su superior. Aquí describe cómo resistió estos raptos que a veces la llevaron a la levitación:

“Estos efectos son muy llamativos. Uno de ellos es la manifestación del gran poder del Señor: como no somos capaces de resistir la voluntad de Su Majestad, ni en alma ni en cuerpo, y no somos nuestros propios dueños, nos damos cuenta de que, por molesta que sea esta verdad, hay una más fuerte que nosotros, y que estos favores son otorgados por Él, y que nosotros, por nosotros mismos, no podemos hacer absolutamente nada. Esto nos imprime una gran humildad. De hecho, confieso que me produjo un gran miedo, al principio un miedo terrible. Uno ve cómo se levanta el cuerpo del suelo; y aunque el espíritu lo arrastra hacia sí mismo, y si no se ofrece resistencia, lo hace con mucha suavidad, uno no pierde el conocimiento; al menos, yo mismo he tenido lo suficiente para permitirme darme cuenta de que estaba siendo elevada”.


Cuadro de Santa Teresa y San Juan de la Cruz levitando

Cuadro de Santa Teresa y San Juan de la Cruz levitando del pintor José García Hidalgo.

El obispo Diego de Yepes la conocía bien y escribió una de sus muchas biografías. Una vez, después de recibir la Comunión de él a través de la reja del convento, ella comenzó a levantarse. El obispo plasmó sus súplicas mientras se agarraba a los barrotes para detener su ascenso: “Señor, por una cosa de tan poca importancia como es que me haya privado de este favor Tuyo, no permitas que una criatura tan vil como yo sea tomada por una mujer santa”.

Hay anécdotas similares contadas por monjas que vieron levitar espontáneamente a Santa Teresa. Después de los hechos, les ordenó que nunca hablaran de ello, pero más tarde, bajo la obediencia de las autoridades superiores durante la investigación de la Iglesia sobre su vida, describieron estos sucesos. Por su parte, Santa Teresa estaba muy avergonzada por sus levitaciones y oró para que se detuvieran, y según todos los informes, disminuyeron enormemente en su vida posterior.

San José de Cupertino

Seguramente el santo más famoso por sus levitaciones es José de Cupertino (1603-1663). José tuvo una infancia muy difícil. Hoy probablemente habría sido acusado de sufrir algún tipo de trastorno psiquiátrico. Al parecer, no era inteligente y se le dio el sobrenombre del “boca abierta" porque a menudo miraba al vacío con la boca abierta. Mientras tanto, quizás debido a sus limitaciones y la respuesta de los demás a ellas, desarrolló mal genio. Para empeorar las cosas, su padre murió cuando José era muy joven.

José quería unirse a los franciscanos, pero debido a su falta de educación, no lo aceptaron. Luego fue aceptado por los capuchinos, pero lo expulsaron después de ocho meses. Su madre no quería que volviera a casa, por lo que le pidió a su hermano, un monje franciscano, que lo aceptara como sirviente en su monasterio. Su hermano estuvo de acuerdo y asignó a José a cuidar del ganado. Con el tiempo, el temperamento de José se suavizó y comenzó a desempeñarse mejor en su trabajo, lo suficientemente bien como para que los franciscanos le permitieran estudiar para convertirse en sacerdote. Fue ordenado sacerdote en 1628.



San José de Cupertino

Después de su ordenación, José realizó muchas penitencias, incluido un ayuno riguroso, y por lo general solo comía alimentos sólidos dos veces por semana. Luego comenzó a sentir éxtasis espiritual cuando decía Misa o miraba imágenes devocionales. Durante estos éxtasis, a menudo levitaba a unos pocos centímetros del suelo. Sus levitaciones eran tan frecuentes que la gente empezó a ir a verle. Durante la investigación de su causa de santidad, las autoridades corroboraron al menos setenta ocasiones en las que levitó en presencia de testigos.

Un ejemplo notable ocurrió durante una visita a Italia del embajador español. El embajador había visitado a José en su celda monástica y estaba tan impresionado que quiso regresar con su esposa. José entró en la iglesia donde la pareja esperaba encontrarse con él y, al ver una estatua de María, elevada tres metros en el aire, voló sobre la multitud hacia la estatua, oró, voló de regreso a la puerta y regresó a casa. Más tarde, la Iglesia tomó declaraciones de varias personas que estaban allí ese día, y sus historias fueron consistentes.

Hubo muchos otros casos que fueron investigados de manera similar, incluido uno frente al Papa Urbano VIII. En ese momento era costumbre besar los pies del Papa, en señal de respeto al Santo Padre. Cuando José lo hizo, se elevó en el aire y pudo volver a bajar solo cuando su superior le ordenó que lo hiciera. El Papa Urbano VIII dijo que si José moría mientras él vivía, testificaría de la levitación que ocurrió en su presencia.

Después de un tiempo, las levitaciones de José se convirtieron en un problema para el monasterio. Algunos pensaron que los episodios eran demoníacos, y fue denunciado por brujería e investigado por la Inquisición. Lo enviaron a un monasterio en Asís para observación. Se le ordenó que no dijera misas públicas y que cesara por completo las apariciones públicas. Pero sus levitaciones continuaron en el monasterio, y pronto fue relegado a su celda y ni siquiera se le permitió comer con los otros frailes. José usó este aislamiento para acercarse a Dios en oración. Finalmente, la inquisición determinó que no estaba practicando la brujería y le permitió regresar a la vida monástica normal. José de Cupertino murió en 1663 a la edad de sesenta años y fue canonizado en 1767 por el Papa Clemente XIII.

Mariam Baouardy


La hermana Mariam Baouardy fue canonizada por Francisco en 2015

Santa María de Jesús Crucificado (Mariam Baouardy)

Un ejemplo más reciente de levitación es Santa María de Jesús Crucificado (1846-1878), quien fue canonizada el 17 de mayo de 2015 por el Papa Francisco. El 22 de junio de 1873, la santa no estaba en la cena y sus compañeras monjas fueron a buscarla. La encontraron en equilibrio sobre un gran tilo, cantando. La maestra de novicias le ordenó que bajara sin lastimarse, y ella obedeció de inmediato.

Las monjas documentaron siete ocasiones más en las que levitó. Como es habitual en estos casos, algunos sospecharon de ella por engaños, por lo que la espiaron y observaron, pero no se pudo descubrir una explicación natural.

Hay una maravillosa inocencia, incluso infantil, -afirma el autor- en las historias de las levitaciones de la hermana María. Ella pasaba de rama en rama del árbol mientras cantaba el amor de Dios. Al final de su vida, los testigos dieron fe de ocho episodios de este tipo, todos en el patio de su monasterio. En ella se puede ver cómo un amor simple y fiel a Dios a veces puede hacer que se supere cualquier limitación. Por lo general, esto sucede interiormente a través de la conversión del alma por la gracia, pero a veces, en circunstancias extraordinarias, puede ocurrir externamente a través del cuerpo.

Fuente: Religión en Libertad

sábado, 29 de mayo de 2021

Santo Evangelio 29 de Mayo 2021

 


Texto del Evangelio (Mc 11,27-33): 

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?». Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme».

Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Pero, ¿vamos a decir: ‘De los hombres’?». Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta. Responden, pues, a Jesús: «No sabemos». Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

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«¿Con qué autoridad haces esto?»


Mn. Antoni BALLESTER i Díaz

(Camarasa, Lleida, España)

Hoy, el Evangelio nos pide que pensemos con qué intención vamos a ver a Jesús. Hay quien va sin fe, sin reconocer su autoridad: por eso, «se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían: ‘¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?’» (Mc 11,27-28).

Si no tratamos a Dios en la oración, no tendremos fe. Pero, como dice san Gregorio Magno, «cuando insistimos en la oración con toda vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida». Si tenemos buena disposición, aunque estemos en un error, viendo que la otra persona tiene razón, acogeremos sus palabras. Si tenemos buena intención, aunque arrastremos el peso del pecado, cuando hagamos oración Dios nos hará comprender nuestra miseria, para que nos reconciliemos con Él, pidiendo perdón de todo corazón y por medio del sacramento de la penitencia.

La fe y la oración van juntas. Nos dice san Agustín que, «si la fe falta, la oración es inútil. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe». Si tenemos buena intención, y acudimos a Jesús, descubriremos quién es y entenderemos su palabra, cuando nos pregunte: «El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?» (Mc 11,30). Por la fe, sabemos que era del cielo, y que su autoridad le viene de su Padre, que es Dios, y de Él mismo porque es la segunda Persona de la Santísima Trinidad.

Porque sabemos que Jesús es el único salvador del mundo, acudimos a su Madre que también es Madre nuestra, para que deseando acoger la palabra y la vida de Jesús, con buena intención y buena voluntad, tengamos la paz y la alegría de los hijos de Dios.


El relato angustioso de una familia ante la «locura transgénero» que ha engullido a su hijo menor



 El relato angustioso de una familia ante la «locura transgénero» que ha engullido a su hijo menor

Esta familia relata el drama que están viviendo con la "locura trans" que ha engullido a su hijo

Este martes se debatía en el Congreso de los Diputados de España la Ley Trans propuesta por Unidas Podemos pero que quedó frenada por sus conflictos internos con el PSOE debido a la oposición de una parte del feminismo contra esta ofensiva trans.

Sin embargo, en numerosos países, también en España, se multiplican de manera preocupante los casos de menores de edad que quieren hacer esta “transición”. Tanto que hay países como Reino Unido que han decidido poner freno así como médicos y hospitales de referencia que pararan los tratamientos en menores ante las dañinas consecuencias que pueden tener en ellos.

Auspiciado por el mundo del entretenimiento, de los medios de comunicación e incluso desde el ámbito de la política, el movimiento trans en menores está provocando una silenciosa lista de víctimas, que poco a poco van levantando la voz. Se tratan de jóvenes que nunca oyeron un “no” y ahora se arrepienten de los tratamientos e incluso operaciones, pero también de las familias de estos menores, que han vivido un auténtico drama.

Una de estas familias cuenta su testimonio en Mercatornet. Al tratarse del caso de un hijo menor de edad se les ha mantenido en el anonimato, pero lo que relata la madre muestra claramente el funcionamiento de una ideología que arrasa todo a su paso.

El drama trans de una familia que se considera progresista

Y precisamente esta familia no es ni conservadora ni creyente. Es más, se considera progresista, activista contra el cambio climático y luchadora en favor de los derechos de los homosexuales, incluido el mal llamado matrimonio homosexual. Hasta que se han encontrado con la transición de su hijo y todo lo que la ha rodeado. Y esto les ha hecho ver todo de una manera bastante diferente.

“Temo ser atacada y demonizada, pero tengo que decir toda la verdad sobre las ‘transiciones’”, explica la madre al inicio de su artículo.

Todo comenzó cuando hace unos años su hijo, un niño extrovertido y muy deportista comenzó a llegar del colegio llorando y con algunas heridas. Sufría “bullying” aunque él rogaba a sus padres a que no dijeran nada a la escuela para que las cosas no empeoraran.

La presión del entorno social

Esta mala experiencia fue el punto de inflexión. Su primera amiga, y el grupo de ésta, comenzó a identificarse como de género no binario y fluido, y pronto se hicieron populares. Pero él que se había aislado y encerrado en sí mismo como vía de escape ante el bullying tomó nota.

Fue entonces cuando encontró un nuevo grupo a los que convenció de que era trans y que era una chica encerrada en el cuerpo de un chico. ¿Qué hicieron estas amigas? Ser sus mayores animadoras animándole a seguir hasta el final. Y él que tenía un grave problema afectivo decidió huir hacia adelante.

Su madre confiesa que su hijo “se obsesionó” en “su intento de convencernos a nosotros, su familia, de que realmente había sido una niña todo el tiempo”. Para ello -agrega su madre- “ha reescrito su propia historia y la versión editada es muy diferente a la nuestra”.

“Aquellos días que pasaba corriendo por la casa como Darth Vader, trepando árboles, haciendo carreras de coches y camiones o esas horas en el campo de fútbol, ​​se han borrado de su memoria. En cambio,  ahora dice que recuerda jugar a disfrazarse y sentarse en su habitación soñando con ser una niña. Y ha cambiado la edad a la que supo que era una niña en numerosas ocasiones; cada vez dice que fue antes”, afirma esta madre.

En su testimonio, la madre asegura que en la familia se quedaron “estupefactos por su nueva identidad”. Y se justifican afirmando que “si bien no somos de la cultura woke, no somos tampoco ultraconservadores ni fóbicos de ninguna manera. Somos una familia que ha asumido un papel activo contra el calentamiento global. Hemos apoyado a nuestros amigos gays y lesbianas en su lucha por los derechos del matrimonio gay. Siempre hemos enseñado a nuestros hijos a respetar a todos y a tratar a todas las personas por igual”.

La familia, señalada por no plegarse

Sin embargo, esta familia afirma que lo que el modelo trans en un desafío a la ciencia. “Las preguntas que planteamos se recibieron con insultos y nos avergonzaron por no respaldar este cambio drástico. Le prometí que haría mi parte para aprender más y poder apoyarlo y comprenderlo”, cuenta la madre.

Pero lo que descubrió –añade- fue “impactante”.

“Hemos pasado muchos fines de semana durante los últimos años viajando en familia y apoyando a nuestra estrella del fútbol. Nos hemos sentado en la grada de muchos estadios, en todo tipo de clima, viéndolo jugar fútbol y pasar el rato con sus amigos. Nunca vimos a un chico afeminado; vimos a un chico normal. Jugar al fútbol era su pasión y nunca lo vimos más feliz que cuando chocaba los cinco con sus compañeros después de marcar un gol. Los almuerzos, cenas y fines de semana pasados ​​con el equipo y los niños siendo niños fueron una gran parte de nuestra vida familiar”, añade su madre.

Ahora apenas sale de su sótano para ir al instituto y a un pequeño trabajo a tiempo parcial. A día de hoy se identifica con otro nombre, realiza gestos que nunca ha utilizado, incluida una voz aguda.

Además, la madre cuenta angustiada: “nos ha dicho que después de la secundaria planea mudarse lo más lejos posible de nosotros. Su grupo clandestino de amigos le dijo que eso es lo mejor para él. Le han dicho que si está lejos de su familia, puede hacer la transición y deshacerse de una familia que ‘nunca lo aceptará’”.

Las víctimas colaterales de la "locura transgénero"

A su juicio, “escuchar eso es un cuchillo para el corazón de cualquier madre. Como padres, solo hemos querido lo mejor para nuestros hijos. Lo amamos y estamos aquí para él. Esto significa ayudarlo a resolver los problemas que lo llevaron a este lugar, especialmente el acoso. Lamentablemente, este tipo de ayuda no es lo que le interesa. Ni siquiera lo comenta”.

Su hermana pequeña, antes totalmente unida a él, echa de menos a su hermano, ausente y distante. “Ahora se resiste a estar cerca de él porque dice: ‘¡él está obsesionado con tratar de convencerme de que yo también soy trans!’. Sólo habla de esto en lugar de las tonterías de las que los hermanos suelen conversar y reír. Esto ha causado una gran tensión. Ella está triste y temerosa por él y por su futura amistad. Las cenas familiares a menudo pueden ser incómodas porque discuten mucho. Ella ve sus gestos como falsos e insiste en que está haciendo todo esto para llamar la atención. Ella siente que está creciendo y madurando y ahora él es emocionalmente más joven”, explica la madre.

Esta mujer se lamenta que incluso si su hijo recapacitara y volviera a identificarse con su sexo biológico la familia nunca podrá recuperar estos años

“Si bien una gran parte del mundo celebra la explosión de los géneros nos estremecemos ante los peligros a los que están expuestos estos niños pequeños. Lo que habíamos soñado durante tantos años nos lo roba una cultura que ninguno de nosotros comprende, incluido él. Está siendo influenciado por aquellos que no se preocupan por el mejor bien para él, que apenas lo conocen. Le están robando a nuestro hijo los que deberían ser sus años más felices y despreocupados”, afirma.

 La familia confiesa que echa de manos la energía y la positividad que desprendía su hijo. “Es un caparazón de lo que alguna vez fue”, explican. Y por ello, con este escrito pretenden hacer  ver también que “una madre, un padre y una hermana son el daño colateral de esta locura transgénero, de la decisión de nuestro hijo de creer en una ideología no científica, de borrar su pasado y de confiar en la benevolencia de los ‘amigos’ ocultos Internet”.


viernes, 28 de mayo de 2021

Santo Evangelio 28 de Mayo 2021

 


Texto del Evangelio (Mc 11,11-25): 

En aquel tiempo, después de que la gente lo había aclamado, Jesús entró en Jerusalén, en el Templo. Y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.

Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos. Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!». Y sus discípulos oían esto.

Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: ‘Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes?’.¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!». Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.

Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz. Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca». Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’ y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas».

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«Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido»


Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM

(Barcelona, España)

Hoy, fruto y petición son palabras clave en el Evangelio. El Señor se acerca a una higuera y no encuentra allí frutos: sólo hojarasca, y reacciona maldiciéndola. Según san Isidoro de Sevilla, “higo” y “fruto” tienen la misma raíz. Al día siguiente, sorprendidos, los Apóstoles le dicen: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca» (Mc 11,21). En respuesta, Jesucristo les habla de fe y de oración: «Tened fe en Dios» (Mc 11,22).

Hay gente que casi no reza, y, cuando lo hacen, es con vista a que Dios les resuelva un problema tan complicado que ya no ven en él solución. Y lo argumentan con las palabras de Jesús que acabamos de escuchar: «Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Mc 11,24). Tienen razón y es muy humano, comprensible y lícito que, ante los problemas que nos superan, confiemos en Dios, en alguna fuerza superior a nosotros.

Pero hay que añadir que toda oración es “inútil” («vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo»: Mt 6,8), en la medida en que no tiene una utilidad práctica directa, como —por ejemplo— encender una luz. No recibimos nada a cambio de rezar, porque todo lo que recibimos de Dios es gracia sobre gracia.

Por tanto, ¿no es necesario rezar? Al contrario: ya que ahora sabemos que no es sino gracia, es entonces cuando la oración tiene más valor: porque es “inútil” y es “gratuita”. Aun con todo, hay tres beneficios que nos da la oración de petición: paz interior (encontrar al amigo Jesús y confiar en Dios relaja); reflexionar sobre un problema, racionalizarlo, y saberlo plantear es ya tenerlo medio solucionado; y, en tercer lugar, nos ayuda a discernir entre aquello que es bueno y aquello que quizá por capricho queremos en nuestras intenciones de la oración. Entonces, a posteriori, entendemos con los ojos de la fe lo que dice Jesús: «Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» (Jn 14,13).


«Tenemos una debilidad ante el mal que no podemos arreglar con nuestras fuerzas sin la gracia»

 


«Tenemos una debilidad ante el mal que no podemos arreglar con nuestras fuerzas sin la gracia»

Hombre reza de rodillas en la playa.

El hombre no puede salvarse por sus propias fuerzas, necesita la gracia de Dios, que debe pedir con humildad y esperanza, explica el teólogo Félix del Valle es su libro «El Fuego y el barro». Foto: Ben White / Unsplash.

Félix del Valle Carrasquilla es sacerdote diocesano de Toledo, ordenado en 1987, profesor de teología en el Instituto Teológico San Ildefonso de Toledo y director espiritual adjunto del Seminario Mayor. Es también miembro de Escritores.red.

Recientemente ha publicado El Fuego y el barro. Gracia acogida o Gracia frustrada (BAC),  para ayudar al lector en esos niveles de la vida en los que ha de recibirse la acción santificadora del Espíritu Santo, que quiere divinizar a todo hombre, transformarlo en todos sus dinamismos psicoafectivos e incluso instintivos.

-¿Por qué somos tan inconscientes de la gracia de Dios que se nos renueva cada mañana, en vez de confiar inagotablemente en ella: por nuestra traición que viene del pecado, por nuestra condición humana limitada, es una cuestión de nuestro madurar en la experiencia de la fe?

-Creo que por las tres razones que expones. Por el pecado original tenemos un desorden interno y una debilidad ante el mal que no podemos arreglar con nuestras fuerzas naturales sin la Gracia de Cristo. Además, hemos "pecado mucho", como decimos en el acto penitencial de la Misa, y esos muchos pecados cometidos siguen alimentando aquella debilidad y aquel desorden. Y, como criaturas, somos limitados e incapaces por nosotros mismos de actuar cristianamente, como nos afirma Jesucristo cuando dice: "Sin Mí no podéis hacer nada".

Félix del Valle.


Félix del Valle muestra la necesidad de la fe para el crecimiento interior por medio de la gracia.

»Nos dice san Pablo que "todo depende de la fe": ella es la raíz de la vida cristiana, de la que brota lo demás como un fruto, y así todo depende del vigor de nuestra fe; y nos dice también que "el justo vivirá por su fe": vivir por la fe, o de la fe, no es sólo aceptar las verdades reveladas y asentir a ellas, sino también dejar que vayan transformando nuestra vida, nuestra mentalidad, nuestras actitudes, nuestra conducta.

-¿Nos confiamos demasiado a que “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5, 20)? San Agustín (S 90,5) nos dice algo que parecemos obviar cuando discriminamos a los no creyentes o no bautizados: “Es cierto que nadie llega a Dios sin el bautismo, pero no todo el que tiene el bautismo llega a Dios”. ¿Esto es muestra de nuestro olvido de que Dios es tan misericordioso como justo?

-Jesucristo nos dice que "el Padre no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños", porque ama a todos los hombres y por cada uno de nosotros ha entregado a su Hijo a la muerte: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único"; la Palabra divina afirma que "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad".

»Siendo esto así, el Padre no niega su Gracia a nadie. Sería injusto si lo hiciera, pues es imposible que alguien se salve sin la Gracia. El modo normal que nos ofrece para que la recibamos es la pertenencia visible a la Iglesia, por medio del Bautismo, y por eso nos manda: "Id al mundo entero y anunciad el Evangelio, bautizando en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Pero sabemos, como nos recuerda el Concilio Vaticano II, que Dios es capaz de hacer llegar su Gracia a los corazones de los hombres "por caminos que sólo Él conoce": a quienes sin culpa no conozcan el Evangelio y no reciban el Bautismo, Dios Padre les sigue ofreciendo la Gracia de su Hijo.

»Pero para que no la rechacen es necesaria la colaboración de los que lo conocemos y recibimos los sacramentos: nuestra oración y sacrificio por todos, nuestro testimonio y nuestro anuncio a los que Dios quiera enviarnos. Nadie puede ir al Padre si no es por Cristo, lo sepa o no: "Yo soy el Camino...: nadie va al Padre sino por mí".

-¿Es una paradoja que Dios quiera servirse de nosotros para llevar adelante su designio, aunque seamos poco conscientes de ello? ¿Esto significa que todo, en el fondo, es gracia?

-Ciertamente, "todo es Gracia", como dice San Pablo. Nuestra colaboración con Jesucristo para la salvación de "muchos" es inseparable de nuestra condición cristiana, por tanto, es inseparable de nuestra propia unión con Él. Porque nos ama nos concede colaborar con Él; porque nos hace sus amigos: "No os llamo siervos; a vosotros os llamo amigos...".

»Jesucristo nos une con Él concediéndonos colaborar con Él, en nuestra propia santificación y en la salvación y santificación de los demás. Nos concede la Gracia de colaborar con Él porque Él es la Cabeza y nosotros los miembros de su Cuerpo. Nosotros no podemos hacer nada sin Él, pero podemos añadir que Él no quiere hacer prácticamente nada en este mundo sin nosotros: la Cabeza obra por su Cuerpo.


Portada de El fuego y el barro.

-¿Podemos verificar que la experiencia más verdadera de nosotros mismos es ser conscientes que dependemos constantemente de Aquel que nos hace, y así podemos decir: “Yo soy Tú que me haces”?

-Con otras palabras, podemos decir que la actitud fundamental del hombre ante Dios es la humildad. Junto a ella ha de darse la esperanza, el deseo confiado de recibir lo que Cristo nos promete. Ambas están en el fundamento de la vida cristiana. Ambas son fruto de la fe y, por tanto, su prueba: si hay fe, habrá humildad y esperanza; si hay humildad y esperanza, es que hay fe.

»La humildad es la conciencia gozosa de no ser nada ante Dios por nosotros mismos y depender totalmente de Él; acompañada de la esperanza que "no defrauda", la confianza cierta en el Amor de Cristo. Me gusta mucho una expresión, que es el título de un libro, y que pienso que ilustra bien este fundamento de la vida cristiana, de nuestra relación amorosa con Jesucristo: "La dulzura de no ser nada".

-Dentro del capítulo octavo de su libro hay un apartado dedicado a la esperanza, de la que afirma que junto a la humildad "es la base de la apertura a la Gracia y la encargada de animar la vida espiritual cristiana". ¿Hay motivos para la esperanza en este cambio de época? 

-Sí, como acabo de recordar, la humildad y la esperanza son la base de la vida cristiana, las actitudes fundamentales ante Dios. Siempre hay motivos para la esperanza cristiana, que es “teologal”, es decir, que no se apoya en las circunstancias, siempre cambiantes, sino en el Amor de las Personas divinas, en su Poder, en su Fidelidad. Si nos desanimáramos por causa de las dificultades que encontramos, o de las condiciones políticas, o de las dificultades en el ambiente, o de los propios pecados, sería señal de que no estaba apoyada en Dios, que no confiábamos porque nos fiábamos de Él sino porque nos parecía que las cosas no estaban tan mal o las dificultades eran llevaderas...

-¿En qué basamos hoy nuestra esperanza? ¿Hay fascinación por su descubrimiento?

-La esperanza cristiana se alimenta de la contemplación del Amor y la Fidelidad y el Poder y la Misericordia de las Personas divinas. Y sabe que "a los que aman a Dios, todo les sirve para bien", si saben mirarlo con fe, si no permiten que nada les robe la esperanza.

»Ambas, la humildad y la esperanza, han de ir juntas, son inseparables si son verdaderas: la humildad sin esperanza es falsa humildad, sería resignación, llevaría a la renuncia a crecer hasta donde Dios ha dispuesto, "la medida de Cristo en su plenitud"; la esperanza sin humildad sería presunción, autosuficiencia en el fondo, confianza en uno mismo y en sus fuerzas.

-¿Podemos decir con el Papa Francisco que “peor que esta crisis es el drama de desaprovecharla, encerrándonos en nosotros mismos”?

-Como formula la pregunta, lo peor, en esta crisis y en cualquiera, sería desaprovecharla, pues la fe nos asegura, como he recordado, que "a los que aman a Dios, todo les sirve para bien". Es decir: de todas las situaciones se sirve Jesucristo para actuar en nosotros y santificarnos. No tenemos que saber siempre en concreto qué quiere hacer en nosotros; pero siempre podemos estar seguros de que "nada podrá separarnos del Amor de Cristo", ninguna circunstancia tiene el poder de separarnos de Él o de impedirnos recibir su Gracia: sólo nosotros mismo con nuestra falta de fe y de esperanza.

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 27 de mayo de 2021

Santo Evangelio 27 de Mayo 2021

 


Texto del Evangelio (Mc 10,46-52): 

En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

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«¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!»


P. Ramón LOYOLA Paternina LC

(Barcelona, España)

Hoy, Cristo nos sale al encuentro. Todos somos Bartimeo: ese invidente a cuya vera pasó Jesús y saltó gritando hasta que éste le hiciese caso. Quizás tengamos un nombre un poco más agraciado... pero nuestra humana flaqueza (moral) es semejante a la ceguera que sufría nuestro protagonista. Tampoco nosotros logramos ver que Cristo vive en nuestros hermanos y, así, los tratamos como los tratamos. Quizás no alcanzamos a ver en las injusticias sociales, en las estructuras de pecado, una llamada hiriente a nuestros ojos para un compromiso social. Tal vez no vislumbramos que «hay más alegría en dar que en recibir», que «nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15,13). Vemos borroso lo que es nítido: que los espejismos del mundo conducen a la frustración, y que las paradojas del Evangelio, tras la dificultad, producen fruto, realización y vida. Somos verdaderamente débiles visuales, no por eufemismo sino en realidad: nuestra voluntad debilitada por el pecado ofusca la verdad en nuestra inteligencia y escogemos lo que no nos conviene.

Solución: gritarle, es decir, orar humildemente «Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10,48). Y gritar más cuanto más te increpen, te desanimen o te desanimes: «Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más…» (Mc 10,48). Gritar que es también pedir: «Maestro, que vea» (cf. Mc 10,51). Solución: dar, como él, un brinco en la fe, creer más allá de nuestras certezas, fiarse de quien nos amó, nos creó, y vino a redimirnos y se quedó con nosotros, en la Eucaristía.

El Papa San Juan Pablo II nos lo decía con su vida: sus largas horas de meditación —tantas que su Secretario decía que oraba “demasiado”— nos dicen a las claras que «el que ora cambia la historia».


Triunfa con sus fotos en Instagram sin esconder su fe: «La única opinión que cuenta es la de Cristo»

 


Triunfa con sus fotos en Instagram sin esconder su fe: «La única opinión que cuenta es la de Cristo»

Ange Provost.

Ange Provost ha logrado un gran éxito como fotógrafa de bodas y con instantáneas de gran calidad que publica en Instagram, algunas de ellas de temática religiosa. .

Con más de 20.000 seguidores, Ange Provost, joven madre de dos hijos, es conocida por sus fotos en Instagram. Y también por su fe, que no oculta. Morgane Afif la ha entrevistado para Famille Chrétienne:

La fe asumida de Ange Provost, la fotógrafa prodigio de Instagram

Ange Provost es una morena menuda de ojos claros. Tiene una sonrisa radiante, un rosario pegado a la mano, una alianza tatuada en la piel y una gorra que suele llevar al revés. Casi se diría que es una estudiante de instituto estadounidense con su look sacado de un vídeo de Taylor Swift. Sin embargo, Angélique es una mujer realizada e inspiradora de veintiocho años.

Esposa y madre de dos hijos, tiene más de veinte mil seguidores en Instagram. Veinte mil es el número de asientos del AccorHotels Arena, donde el año que viene actuarán Hans Zimmer, Vianney o la banda de rock Aerosmith. Ange no debe su éxito a la música, sino a su cámara, que maneja con gracia y delicadeza.

Entonces, ¿quién está detrás de este fenómeno imprescindible del Instagram católico?

De la literatura a la fotografía: "La belleza salvará al mundo"

Durante su infancia, Ange pasó mucho tiempo mudándose de un lugar a otro antes de establecerse en la región de París. "Los mejores años de mi vida hasta el día de hoy son, sin duda, los siete que pasé con las Dominicas de la Enseñanza del Santo Nombre de Jesús, en Fanjeaux. Allí aprendí todo lo que hoy quiero transmitir sobre la belleza de la Creación, a través de una formación literaria que me ha dado tanto", afirma.

Este amor por la literatura la llevó a estudiar literatura clásica en la Sorbona, sin saber exactamente cuál sería su carrera profesional posterior.

Foto que representa a la Virgen con el Niño Jesús.


La felicitación navideña de Ange en su cuenta de Instagram.

Tras dos licenciaturas, una en literatura y otra en edición, obtuvo un máster en literatura moderna y algunos pequeños trabajos en los círculos literarios parisinos. La empujaba una fe arraigada en ella, cuyo centro era este texto del padre de Chivré, O.P.: "Señor, comunícame tu coraje, esa energía hecha de silencio y tranquilidad, que sigue su camino a pesar de estar ensombrecida por cualquier nube, o cualquier lluvia, que canta lo mejor de su alma floreciente, incluso si, como Tú, vemos venir la tormenta".

En su bolso lleva dos libros que no la abandonan nunca: Carnet de route de Alain de Penfentenyo (1921-1946) y Lettres aux capitaines de André Charlier (1895-1971) [dos autores de referencia del catolicismo tradicional francés].

No es hasta 2018 cuando la fotografía entra en su vida: con apenas veinticuatro años, ya casada y madre de su hijo mayor, compra su primera cámara, una Nikon D3300 y un objetivo de 18-55 mm, para "construir su archivo familiar".


Ange Provost felicitó la pasada Pascua con esta foto, en la que luce un tatuaje con el símbolo del Nazareno y un mensaje en la camiseta: "Alerta, spoiler: la tumba estaba vacía (Lc 24, 24)".

Es su hermana gemela quien la anima a dar el paso cuando le pide que inmortalice su boda. El éxito de las fotos la llevan a lanzar su página web y recibe los primeros encargos. El boca a boca y la Providencia hacen el resto. Fue el comienzo de una gran aventura.

¿Dios en Instagram?

Lo que hace especial a Ange en una red donde hay miles de fotógrafos es, además de su talento, el testimonio de una fe que no duda en reivindicar. "Cuando empecé, compartía mi vida privada más que mi trabajo: obviamente, si Dios forma parte de nuestra vida cotidiana, también encontró su lugar en la plataforma: fue así porque nuestras vidas, desde siempre, se articulan en torno a Él".

Sacerdote consagrando el cáliz.


"En esta cuenta compartimos fotos de historias de amor. Y ¿qué historia de amor mayor que ésta?": es el texto de Ange que acompaña a esta imagen, intercalada entre las fotos de las bodas de sus clientes.

Ni los insultos ni las amenazas le impiden subir una oración, la imagen de una vidriera o de incienso que se eleva bajo las bóvedas de una iglesia rural: "Un domingo, inocentemente, como siempre había hecho hasta entonces, agradecí las maravillas de Dios y entonces: ¡boom! No siempre es fácil, pero la única opinión que cuenta es la de Cristo".

No es casualidad que sus santos favoritos sean todos misioneros: Carlos de Foucauld, Teófano Vénard y Francisco Javier. Después de todo, ¿no es internet una nueva costa que hay que evangelizar? Y cuando se le pregunta cuál es su mayor sueño, responde con franqueza: "La santidad". Y un rayo de luz brilla en el rabillo de sus bonitos ojos azules.

Traducción de Elena Faccia Serrano.

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 26 de mayo de 2021

Santo Evangelio 26 de Mayo 2021

 


Texto del Evangelio (Mc 10,32-45):

 En aquel tiempo, los discípulos iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán de Él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará».

Se acercan a Él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos». Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?». Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». Ellos le dijeron: «Sí, podemos». Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado».

Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

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«Tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos»


Rev. D. René PARADA Menéndez

(San Salvador, El Salvador)

Hoy, el Señor nos enseña cuál debe ser nuestra actitud ante la Cruz. El amor ardiente a la voluntad de su Padre, para consumar la salvación del género humano —de cada hombre y mujer— le mueve a ir deprisa hacia Jerusalén, donde «será entregado (…), le condenarán a muerte (…), le azotarán y le matarán» (cf. Mc 10,33-34). Aunque a veces no entendamos o, incluso, tengamos miedo ante el dolor, el sufrimiento o las contradicciones de cada jornada, procuremos unirnos —por amor a la voluntad salvífica de Dios— con el ofrecimiento de la cruz de cada día.

La práctica asidua de la oración y los sacramentos, especialmente el de la Confesión personal de los pecados y el de la Eucaristía, acrecentarán en nosotros el amor a Dios y a los demás por Dios de tal modo que seremos capaces de decir «Sí, podemos» (Mc 10,39), a pesar de nuestras miserias, miedos y pecados. Sí, podremos abrazar la cruz de cada día (cf. Lc 9,23) por amor, con una sonrisa; esa cruz que se manifiesta en lo ordinario y cotidiano: la fatiga en el trabajo, las normales dificultades en la vida familiar y en las relaciones sociales, etc.

Sólo si abrazamos la cruz de cada día, negando nuestros gustos para servir a los demás, conseguiremos identificarnos con Cristo, que vino «a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,45). San Juan Pablo II explicaba que «el servicio de Jesús llega a su plenitud con la muerte en Cruz, o sea, con el don total de sí mismo». Imitemos, pues, a Jesucristo, transformando constantemente nuestro amor a Él en actos de servicio a todas las personas: ricos o pobres, con mucha o poca cultura, jóvenes o ancianos, sin distinciones. Actos de servicio para acercarlos a Dios y liberarlos del pecado.


La Hna. Aguchita ya es mártir: Sendero Luminoso la mató por «distraer a las niñas con caramelos»

 


La Hna. Aguchita ya es mártir: Sendero Luminoso la mató por «distraer a las niñas con caramelos»

La hermana Aguchita, misionera con los indígenas de Perú, ya es mártir según decreto del Papa Francisco

El Papa Francisco ha firmado el decreto que permite beatificar como mártir a la religiosa misionera peruana María Agustina Rivas López (conocida popularmente como Aguchita), asesinada por terroristas maoístas de Sendero Luminoso en la misión de La Florida, en el Vicariato de San Ramón, Perú, el 27 de septiembre de 1990.

Se considera que era la primera vez en Perú que un grupo armado mataba deliberada y conscientemente a una religiosa.

María Agustina Rivas López ("Aguchita"), religiosa de la comunidad del Buen Pastor, servía al pueblo ashaninka en la selva central del Perú. Con sus hermanas de comunidad religiosa, ofrecía asistencia en salud, educación, alimentos, alfabetizaba a mujeres y las capacitaba en tareas productivas, organizaba clubes juveniles y catequesis familiar en las comunidades rurales.

Su labor se centraba sobre todo en las comunidades ashaninka del Valle del Perené, una comunidad de unas 55.000 personas, un pueblo indígena profundamente afectado por la guerra interna de Perú que se hizo más intensa a partir de finales de los años 80.

De 1980 al año 2000 los terroristas marxistas-maoístas de Sendero Luminoso asesinaron a entre 31.000 y 48.000 personas en Perú, según las distintas fuentes. Querían eliminar cualquier fuente de organización, orden o prosperidad que no viniera de su control directo.

Ya habían llegado antes a los pueblos de las misioneras, a veces con amenazas, otras veces con disparos, pero en alguna ocasión habían dicho a las misioneras que no las dañarían.


Recorte de prensa sobre Aguchita de 1990

El martirio, ante todo el pueblo reunido

Ese día llegó al pueblo de La Florida un grupo de 15 a 18 jóvenes armados de Sendero Luminoso; algunos eran incluso niños de 10 a 12 años. Ordenaron que todo el pueblo se reuniera en la plaza. Una joven vio a Aguchita, de 70 años, y le ordenó acudir. Ella antes se desvió para apagar la cocina. La chica armada dijo al jefe de grupo que la religiosa no había obedecido.

El jefe ordenó a la misionera ponerse junto a las personas cuyos nombres leían en una lista. En la lista figuraba la Hermana Luisa, de la Congregación del Buen Pastor, pero como no estaba en el pueblo el jefe dijo: "Tu pagarás por ella!"

Con todo el pueblo reunido, el jefe proclamó las causas por la que había que castigar a las religiosas: trabajar con los ashaninkas, "hablar de paz y no hacer nada", "distraer a las niñas con caramelos", "distribuir alimentos", organizar a las mujeres y trabajar con los pobres.

Aguchita intentó juntar las manos y arrodillarse para morir en oración pero le fallaron las piernas: recibió 5 balazos.

Con ella fusilaron a:

- Juan Pérez Escalante, de 58 años, agricultor y comerciante; su esposa Efigenia Marín, de 50 años, que atendía el centro de salud; el hijo de ambos, Luís, de 24 años

- Pedro Pizarro, de 52 años, agricultor y artesano, "por empadronar a los ashaninka".

- A doña Jesús Marín Pérez, de 48 años, que era hermana de Efigenia; murió en lugar de su marido, que no estaba presente y era acusado de llevar y traer gente en su camión durante las elecciones; las dos hermanas de sangre se abrazaron y con un solo disparo murieron las dos.

Otros decretos: un navarro en China, un etnógrafo represaliado...

El Papa Francisco también ha firmado los decretos que reconocen las virtudes ejercidas en grado heroico por diversos europeos fallecidos a lo largo del siglo XX:

- Mariano Gazpio Ezcurra (1899-1989), misionero agustino recoleto navarro, nacido en Puente la Reina y fallecido en Marcilla. Ordenado sacerdote con 23 años, fue enviado a las misiones de Shangqiu (Henan, China) donde permaneció 28 años, hasta que en 1952 fue expulsado por el régimen comunista, como todos los otros misioneros extranjeros. El resto de su vida fue formador de agustinos recoletos en en Monteagudo y en Marcilla.




- el laico húngaro Sándor Bálint, estudioso y padre de familia que falleció en accidente de coche con 75 años en 1980; de espiritualidad franciscana y calasancia, como profesor universitario se inspiraba en San José de Calasanz; etnógrafo investigador de las devociones populares; ayudó a los perseguidos bajo la época nazi; fue diputado de 1945 a 1948 hasta que el régimen comunista lo represalió con difamaciones e impidiéndole la docencia.


- Felice Canelli, sacerdote diocesano italiano; nació en una familia muy pobre en 1880 y murió en 1977; fue párroco en zonas pobres y periféricas e impulsó la Acción Católica


- Sigismondo Kryszkiewicz, sacerdote pasionista polaco, que en religión usaba el nombre de Bernardo de la Madre del Bello Amor; murió de tifus en Polonia 1945 con 30 años; devoto de Santa Teresita de Lisieux, fue maestro y cuidó enfermos y heridos en la guerra mundial

- la Madre Colomba di Gesù Ostia (de nombre civil Anna Antonietta Mezzacapo), desde los 37 años fue priora de las carmelitas descalzas de Marcianise (Italia); vivió entre 1914 y 1969; mucha gente pedía hablar con ella, por su sonrisa acogedora y porque se decía que tenía el don de leer los corazones

- Antonia Lesino, italiana del Instituto Secular de la Pequeña Familia Franciscana (1897-1962), que amó intensamente a sus hermanas de vocación y se volcó en enfermos, pobres y sufrientes

Fuente: Religión en Libertad

martes, 25 de mayo de 2021

Santo Evangelio 25 de Mayo 2021

 


Texto del Evangelio (Mc 10,28-31): 

En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

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«Nadie que haya dejado casa (...) por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno (...) y en el mundo venidero, vida eterna»


Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga

(Sabadell, Barcelona, España)

Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).

¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?

La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno: ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.

Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...” significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto es urgente, ¿no te parece?


Familia de ocho hijos, tres adoptados y cuatro con síndrome de Down, difunde la alegría de adoptar

 


Familia de ocho hijos, tres adoptados y cuatro con síndrome de Down, difunde la alegría de adoptar

La familia McGarrity con siete de sus hijos, a falta de la pequeña Charlotte. Foto: Lucy Beaugard / Colorado Parent.

Desde el primero hasta el último de sus ocho hijos, la familia de Sonia y Jeff McGarrity es una muestra “del sentido del humor de Dios”, el deseo de santidad y la apertura del matrimonio a la vida.

Tras más de 20 años casados, tienen ocho hijos, de los cuales tres son adoptados y cuatro tienen síndrome de Down. ¿Su balance? “Amar tanto como Dios nos lo permita”, cuenta Sonia en Colorado Parent.

Buscaba la compasión en su familia

Sonia y Jeff se conocieron hace 20 años en la ciudad de Washington. Ambos trabajaban en el entorno de la Iglesia. Se casaron y pronto fueron padres de Thomas y Sean.

Su tercer hijo, Jeffrey, tendría síndrome de Down. “Había estado entre niños con necesidades especiales y había en sus familias una suavidad que les ayudaba a tener una compasión que no veía en otras familias. No pensaba en la dificultad, tan solo veía compasión, y quería eso para mi familia”, explicó a Catholic News Agency.

“Para algunos, noticias así pueden ser devastadoras, pero no lo fue para nosotros”, afirmó Sonia.

Los McGarrity en marcha provida. 

Los McGarrity, durante un discurso en la marcha provida de Denver en 2019.



“Quiero amar tanto como Tú me lo permitas”

Tras el nacimiento de su cuarto hijo, Brendan, la familia se mudó a Colorado. Allí tuvieron dos abortos espontáneos.

Abiertos a la vida, retomaron la idea de la adopción al conocer la cantidad de abortos que se producían por la trisomía del gen 21. “Nadie entiende lo que estas preciosas almas pueden hacer con su amor incondicional”, explica Sonia. “Se trata de abrir tu corazón y decir: `Dios, quiero amar tanto como Tú me lo permitas´”.

El sentido del humor de Dios

Preguntó a una experta “si era una locura ser padre de un niño con síndrome de Down y querer adoptar a otro niño que padeciese este síndrome. Me respondió que sus cuatro hijos lo tenían. Supongo que no estoy loca”, pensó. Meses después, en diciembre de 2010, la familia adoptaba a Cecilia.

“Aquí es donde entra en juego el sentido del humor de Dios”, cuenta Jeff al explicar que unos meses después de que Cecilia llegase a casa, Sonia se enteró de que estaba embarazada de Augustine, que nació en la Navidad de 2011. Con la adopción de Rose Marie y de Charlotte, que también tenían la trisomía del gen 21, los McGarrity vieron su familia completa entre 2015 y 2018.

En total, tienen 8 hijos, 3 adoptados y 4 con síndrome de Down.    

Un día normal con los McGarrity

Un día normal comienza a las 5:30 de la mañana en la casa de los McGarrity. “Todas las mañanas, cuando se despierta Jeff, me abraza y me recuerda que sea lo que sea que se nos presente, podremos enfrentarlo”. Sonia prepara el desayuno y todos menos la pequeña, Charlotte, se van a la escuela a las 8:30.

Luego Charlotte recibe terapia en casa y después acompaña a su madre a un banco de alimentos donde trabaja como voluntaria. Después regresan y prepara la cena antes de que se vayan a las terapias, deportes y clases de música. La familia termina el día rezando juntos la Liturgia de las Horas, cantando la antífona de la Virgen y haciendo el examen de conciencia.

Familia McGarrity.

Para Sonia y Jeff McGarrity, sus ocho hijos, tres adoptados y cuatro con síndrome de Down, son una bendición. 


“Lo más importante, amar a mis hijos”

“Veo a mis amigos irse con sus maridos los fines de semana y sé que no es una opción para nosotros”, cuenta Sonia. En su defecto, “diré que siempre tratamos de superarnos el uno al otro en el servicio mutuo, y eso ha impedido que nos sintamos saturados”.

“Centrándonos el uno en el otro en lugar de en uno mismo”, añade Jeff, “hemos podido superar las situaciones difíciles”.

“Nunca puedo ponerme al día con las tareas”, reconoce Sonia, “pero estoy segura de que el Señor me dice: `no te pido que completes toda la lista, solo que hagas lo que debes´”. Para ella, “lo más importante que tengo que hacer es amar a mis hijos”.

Dispuestos a ampliar su familia

Actualmente, el matrimonio ayuda a otros padres que esperan niños con síndrome de Down. Invitan a los futuros padres a su hogar y hablan sobre los desafíos y alegrías que les esperan.

“Si eres padre biológico y tienes un diagnóstico prenatal, ven y conoce nuestra familia”, invita Sonia.

A día de hoy, Sonia está activa en grupos de Facebook para que las futuras madres sepan que si tienen un diagnóstico prenatal y están planteándose el aborto, ella estaría feliz de criar a su hijo. Explica que su único trabajo es llegar junto a sus hijos al cielo. “Dios nos ha llamado a difundir la alegría de la adopción de niños con síndrome de Down”, concluye.


Fuente: Religión en Libertad

lunes, 24 de mayo de 2021

Santo Evangelio 24 de Mayo 2021

 




Texto del Evangelio (Jn 19,25-27): 

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. 

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«Aquí tienes a tu madre»


Fr. Alexis MANIRAGABA

(Ruhengeri, Ruanda)

Hoy hacemos memoria de María, Madre de la Iglesia. En este sentido, contemplamos la maternidad espiritual de María en conexión con la Iglesia que es —en sí misma— Madre del Pueblo de Dios, pues «nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre» (San Cipriano). María es Madre del Hijo de Dios y a la vez Madre de aquellos que aman a su Hijo y los “bien-amados” de su Hijo, en conformidad con aquel «Mujer, aquí tienes a tu hijo; discípulo: Aquí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27), tal como dijo Jesús. Entregando su cuerpo a los hombres y devolviendo su espíritu a su Padre, Jesucristo incluso dio sus amigos a su Madre.

Y el amor más grande es aquel con el que Jesús ama a la Iglesia (cf. Ef 5,25), a la que pertenecen sus amigos. Por lo tanto, los hijos adoptados por Dios no pueden tener a Jesús por hermano si no tienen a María como Madre porque, mientras María ama a su Hijo, ama a la Iglesia de la cual Ella es miembro eminente. Lo que no significa que María sea superior a la Iglesia, sino que Ella es «madre de los miembros de Cristo» (San Agustín).

El Concilio Vaticano II añade que María es «verdaderamente madre de los miembros de Cristo por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza (Jesús)». Además, permaneciendo en medio de los Apóstoles en el Cenáculo (cf. Hch 1,14), María —Madre de la Iglesia— recuerda la presencia, el don y la acción del Espíritu Santo en la Iglesia misionera. Al implorar al Espíritu Santo en el corazón de la Iglesia, María ora con la Iglesia y ora por la Iglesia, porque «asunta ya en la gloria del cielo, acompaña y protege a la Iglesia con su amor maternal» (Prefacio de la misa “María, Madre de la Iglesia”).

María cuida a sus hijos. Podemos, pues, confiarle toda la vida de la Iglesia, como hizo el papa san Pablo VI: «¡Oh, Virgen María, augusta Madre de la Iglesia, te encomendamos toda la Iglesia y el concilio ecuménico!».