martes, 31 de agosto de 2021

Santo Evangelio 31 de Agosto 2021



Texto del Evangelio (Lc 4,31-37):

 En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.



«Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad»


Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol

(Barcelona, España)

Hoy vemos cómo la actividad de enseñar fue para Jesús la misión central de su vida pública. Pero la predicación de Jesús era muy distinta a la de los otros maestros y esto hacía que la gente se extrañara y se admirara. Ciertamente, aunque el Señor no había estudiado (cf. Jn 7,15), desconcertaba con sus enseñanzas, porque «hablaba con autoridad» (Lc 4,32). Su estilo de hablar tenía la autoridad de quien se sabe el “Santo de Dios”.

Precisamente, aquella autoridad de su hablar era lo que daba fuerza a su lenguaje. Utilizaba imágenes vivas y concretas, sin silogismos ni definiciones; palabras e imágenes que extraía de la misma naturaleza cuando no de la Sagrada Escritura. No hay duda de que Jesús era buen observador, hombre cercano a las situaciones humanas: al mismo tiempo que le vemos enseñando, también lo contemplamos cerca de las gentes haciéndoles el bien (con curaciones de enfermedades, con expulsiones de demonios, etc.). Leía en el libro de la vida de cada día experiencias que le servían después para enseñar. Aunque este material era tan elemental y “rudimentario”, la palabra del Señor era siempre profunda, inquietante, radicalmente nueva, definitiva.

La cosa más grande del hablar de Jesucristo era el compaginar la autoridad divina con la más increíble sencillez humana. Autoridad y sencillez eran posibles en Jesús gracias al conocimiento que tenía del Padre y su relación de amorosa obediencia con Él (cf. Mt 11,25-27). Es esta relación con el Padre lo que explica la armonía única entre la grandeza y la humildad. La autoridad de su hablar no se ajustaba a los parámetros humanos; no había competencia, ni intereses personales o afán de lucirse. Era una autoridad que se manifestaba tanto en la sublimidad de la palabra o de la acción como en la humildad y sencillez. No hubo en sus labios ni la alabanza personal, ni la altivez, ni gritos. Mansedumbre, dulzura, comprensión, paz, serenidad, misericordia, verdad, luz, justicia... fueron el aroma que rodeaba la autoridad de sus enseñanzas.


El milagro eucarístico de O Cebreiro: cuando el campesino dio una lección de fe al monje benedictino


 El milagro eucarístico de O Cebreiro: cuando el campesino dio una lección de fe al monje benedictino

Cáliz y patena del milagro eucarístico de O Cebreiro

En el corazón del Camino de Santiago, en la primera localidad que hay entrando en Galicia, El Cebrero (O Cebreiro, en gallego), la ruta Jacobea ofrece un especial regalo a los peregrinos y a los devotos de la Eucaristía de todo el mundo. Allí, en torno al año 1300 se produjo un milagro eucarístico que se difundió por toda Europa gracias a los peregrinos y en el que intervino la fe auténtica de un campesino ante el misterio de la Eucaristía y las dudas de un monje benedictino. La conocida como “Iglesia del milagro Eucarístico” es un templo prerrománico del siglo IX, quizá contemporánea al descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago en Compostela, puesto que parece que fue erigida por los benedictinos el año 836, y lamentablemente venida a menos desde que los monjes fueron expulsados por la desamortización de Mendizábal. El milagro, en gran medida desconocido en la actualidad, está presente en el escudo de Galicia, y su influencia es palpable en las leyendas de la búsqueda del Santo Grial e, incluso, sirvió para inspirar a Wagner su opera Parsifal.


Santa María La Real de O Cebreiro

La iglesia prerrománica de Santa María La Real de O Cebreiro

Tenemos varias fuentes para conocer el milagro, pero quizá la más acreditada data de los primeros años del siglo XVII siendo redactada por el P. Yepes, un cronista benedictino que narra los hechos de la siguiente manera:

» Cerca de los años de mil y trescientos había un vecino vasallo de la casa del Zebrero en un pueblo que dista a media legua llamado Barja Mayor, el cual tenía tanta devoción con el santo sacrificio de la misa que por ninguna ocupación ni inclemencia de los tiempos recios faltaba de oír misa. Es aquella tierra combatida de todos los aires, y suele cargar tanta nieve que no sólo se toman los caminos, pero se cubren las casas y el mismo monasterio, la iglesia, y hospital suelen quedar sepultados, y allá dentro viven con fuegos y luces de candelas, porque la del cielo en muchos días no se suele ver, y si la caridad (a quien no pueden matar ríos ni cielos) no tuviese allí entretenidos a los monjes para servir a los pobres, parece imposible apetecer aquella vivienda. Un día, pues, muy recio y tempestuoso lidió y peleó el buen hombre y forcejeó contra los vientos, nieve y tempestades; rompió por las nieves y como pudo llegó a la iglesia.

» Estaba un clérigo de los capellanes diciendo misa, bien descuidado de que en aquel tiempo trabajoso pudiese nadie subir a oír misas. Había ya consagrado la hostia y el cáliz cuando el hombre llegó, y espantándose cuando le vio, menespreciole entre sí mismo, diciendo: “¡Cuál viene este otro con una tan grande tempestad y tan fatigado ver un poco de pan y de vino! El Señor, que en las concavidades de la tierra y en partes escondidas obra sus maravillas, la hizo tan grande en aquella iglesia, a esta sazón, que luego la hostia se convirtió en carne y el vino en sangre, que viendo Su Majestad abrir los ojos de aquel miserable ministro que había dudado y pagar tan gran devoción como mostró aquel buen hombre, viniendo a oír misa con tantas incomodidades”.



Capilla donde se conservan las Reliquias del Prodigio

Los relicarios

La Iglesia del Milagro Eucarístico, o Santa María la Real, que es su auténtico nombre, custodia las pruebas del milagro, así como los mausoleos del monje y del campesino, que se llamaba Juan Santín. En la capilla del milagro hay una vitrina en donde se encuentran el cáliz y la patena donde se produjo el milagro, ambas son joyas de orfebrería románicas del siglo XII, y el relicario que custodia la carne y la sangre de Cristo.

Junto al altar se encuentra la imagen de Santa María la Real. Se trata de una talla románica, y aunque el P. Yepes no lo señala en su narración, la tradición afirma que la Virgen inclinó su cabeza para poder observar el Santo Milagro y se quedó en la posición en la que se encuentra actualmente. Es interesante observar que a la izquierda del altar se encuentra el sepulcro del que quizá haya sido el párroco más famoso de este templo, don Elías Valiña Sampedro, fallecido en 1989, que emprendió las restauraciones de esta iglesia y pasará a la historia por ser el gran impulsor del Camino de Santiago en la segunda mitad del siglo XX.



Imagen de la Virgen en la iglesia del Milagro Eucarístico

Imagen de la Virgen en la iglesia del Milagro Eucarístico, la cual, según la tradición, se inclinó para ver el milagro

Los Reyes Católicos y el milagro eucarístico

Los Reyes católicos en su peregrinación a Compostela, en el año 1486, se hospedaron con los benedictinos y pudieron contemplar el milagro. Durante casi doscientos años, la Hostia convertida en Carne permaneció sobre la patena, por lo que la Reina Isabel encargó un relicario de cristal para poder custodiar el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El cronista benedictino, el P. Yepes, hacía referencia al milagro en estos términos: “Yo, aunque indigno, he visto y adorado este santo misterio, he visto las dos ampollas en una de ellas está la sangre, que parece apenas coagulada, roja como la de un cabrito recién sacrificado, he visto también la carne, que es roja y seca”.

En la actualidad es posible venerar las reliquias en la fiesta del Corpus Domini, el 15 de agosto y el 8 de septiembre, pues son sacadas en procesión junto con la imagen de la Virgen que inclinó su cabeza.


Escudo de Galicia, con el cáliz de O Cebreiro

Wagner y el milagro eucarístico

No hay duda que la influencia y el conocimiento que ha habido de este milagro en toda Europa ha podido influir en numerosos poemas vinculados con la búsqueda del Santo Grial. De hecho, don Elías Valiña, quien fuera el párroco de O Cebreiro y estudioso del tema, señaló en una ocasión que “para muchos autores, el Cebrero con su milagro ha proporcionado el tema a Wagner para la composición del Parsifal. Así, el famoso país de Parsifal es Galicia; el templo indestructible sito en la montaña, el santuario del Cebrero; y el Grial misterioso, el cáliz del Cebrero”.

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 30 de agosto de 2021

Santo Evangelio 30 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Lc 4,16-30):

 En aquel tiempo, Jesús se fue a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor».

Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Y todos daban testimonio de Él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?». Él les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».

Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.



«Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír»


Rev. D. David AMADO i Fernández

(Barcelona, España)

Hoy, «se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc 4,21). Con estas palabras, Jesús comenta en la sinagoga de Nazaret un texto del profeta Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido» (Lc 4,18). Estas palabras tienen un sentido que sobrepasa el concreto momento histórico en que fueron pronunciadas. El Espíritu Santo habita en plenitud en Jesucristo, y es Él quien lo envía a los creyentes.

Pero, además, todas las palabras del Evangelio tienen una actualidad eterna. Son eternas porque han sido pronunciadas por el Eterno, y son actuales porque Dios hace que se cumplan en todos los tiempos. Cuando escuchamos la Palabra de Dios, hemos de recibirla no como un discurso humano, sino como una Palabra que tiene un poder transformador en nosotros. Dios no habla a nuestros oídos, sino a nuestro corazón. Todo lo que dice está profundamente lleno de sentido y de amor. La Palabra de Dios es una fuente inextinguible de vida: «Es más lo que dejamos que lo que captamos, tal como ocurre con los sedientos que beben en una fuente» (San Efrén). Sus palabras salen del corazón de Dios. Y, de ese corazón, del seno de la Trinidad, vino Jesús —la Palabra del Padre— a los hombres.

Por eso, cada día, cuando escuchamos el Evangelio, hemos de poder decir como María: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38); a lo que Dios nos responderá: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír». Ahora bien, para que la Palabra sea eficaz en nosotros hay que desprenderse de todo prejuicio. Los contemporáneos de Jesús no le comprendieron, porque lo miraban sólo con ojos humanos: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4,22). Veían la humanidad de Cristo, pero no advirtieron su divinidad. Siempre que escuchemos la Palabra de Dios, más allá del estilo literario, de la belleza de las expresiones o de la singularidad de la situación, hemos de saber que es Dios quien nos habla.


domingo, 29 de agosto de 2021

Santo Evangelio 29 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Mc 7,1-8.14-15.21-23): 

 En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».

Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».



«Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres»


Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera

(Badalona, Barcelona, España)

Hoy, la Palabra del Señor nos ayuda a discernir que por encima de las costumbres humanas están los Mandamientos de Dios. De hecho, con el paso del tiempo, es fácil que distorsionemos los consejos evangélicos y, dándonos o no cuenta, substituimos los Mandamientos o bien los ahogamos con una exagerada meticulosidad: «Al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas...» (Mc 7,4). Es por esto que la gente sencilla, con un sentido común popular, no hicieron caso a los doctores de la Ley ni a los fariseos, que sobreponían especulaciones humanas a la Palabra de Dios. Jesús aplica la denuncia profética de Isaías contra los religiosamente hipócritas: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mc 7,6).

En estos últimos años, San Juan Pablo II, al pedir perdón en nombre de la Iglesia por todas las cosas negativas que sus hijos habían hecho a lo largo de la historia, lo ha manifestado en el sentido de que «nos habíamos separado del Evangelio».

«Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15), nos dice Jesús. Sólo lo que sale del corazón del hombre, desde la interioridad consciente de la persona humana, nos puede hacer malos. Esta malicia es la que daña a toda la Humanidad y a uno mismo. La religiosidad no consiste precisamente en lavarse las manos (¡recordemos a Pilatos que entrega a Jesucristo a la muerte!), sino mantener puro el corazón.

Dicho de una manera positiva, es lo que santa Teresa del Niño Jesús nos dice en sus Manuscritos biográficos: «Cuando contemplaba el cuerpo místico de Cristo (...) comprendí que la Iglesia tiene un corazón (...) encendido de amor». De un corazón que ama surgen las obras bien hechas que ayudan en concreto a quien lo necesita «Porque tuve hambre, y me disteis de comer...» (Mt 25,35).


El espiritismo le alejó de la New Age y una escena de cama, de Hollywood: hoy es apologista católico

 


El espiritismo le alejó de la New Age y una escena de cama, de Hollywood: hoy es apologista católico

Matthew Arnold comprendió que en Hollywood se había convertido en un «palmero del pecado» y se alejó de ese mundo.

FacebookTwitterTelegramLinkedinWhatsappEmailC.L. / ReL18 agosto 2021TAGS:Nueva Era (New Age)Conversión al catolicismo

Quien lea o escuche hoy a Matthew Arnold, colaborador, entre otros medios por los que transmite la fe, de Radio María, no sospechará que no siempre fue el apologista católico que hoy es.

Se convirtió en 1996, pero había nacido en el sur de California en una familia protestante y cristiana sólo de nombre: "Lo más que había oído de la Biblia eran las citas evangélicas de Lino en el show navideño de Snoopy", bromea pasado el tiempo. En su adolescencia conoció a algunos fundamentalistas y eso le produjo tal rechazo que le condujo al agnosticismo.

Tras graduarse trabajó como músico, tocando el bajo en una banda, al tiempo que estudiaba en la Escuela Chávez de Prestidigitación. De allí salió como mago en ejercicio, y comenzó a actuar en restaurantes y en fiestas infantiles y privadas, para luego empezar a despuntar en Hollywood: su talento como músico, prestidigitador y cómico era ideal para "calentar" a la audiencia de las series de televisión que se grababan en directo y con público in situ. También llegó a asesorar en su especialidad a estrellas como Michael Jackson.

A pesar de que se había alejado de toda práctica religiosa, sentía que algo le faltaba: "Tenía un agujero del tamaño de Dios dentro de mí, y lo intenté de llenar con un estilo de vida basado en las fiestas rockeras", recuerda. Y algo más que eso: se introdujo en el ámbito de la Nueva Era, incluyendo la astrología y las cartas del tarot.

¿Fraude o intervención demoniaca?

Un día, una mujer a quien Matthew conocía, Karen, le invitó a una sesión de espiritismo: varios espíritus -le dijo- querían contactar con él, con ella como médium. Él accedió, y el mensaje fue en líneas generales reconfortante (los espíritus le orientaron en su carrera profesional), aunque también hubo algunos insultos. Y al final costó despertar a la chica del trance.


Matthew Arnold, de 60 años, en la actualidad.

Matthew y otros miembros del grupo empezaron a frecuentar ese tipo de experiencias y se obsesionaron con ellas, hasta el punto de descuidar sus asuntos personales y profesionales. Alguno perdió su negocio y Karen arruinó su matrimonio y su salud mental.

A día de hoy, Arnold aún no está seguro de si lo que vivió en aquellos días fue un fraude... o algo más: "Todo fue muy raro, pero yo no tenía formación para interpretarlo, así que estaba dispuesto a creerlo". Lo cierto es que sintió ciertas manifestaciones físicas, como un golpe en el pie por parte de una fuerza desconocida. O despertarse con la sensación de tener a alguien sentado encima y con un rostro mirándole. 

Hay que tener en cuenta que Matthew, como mago, conoce los trucos del sector. No es fácil engañarle: "Conozco las artes de la ilusión", alega. Así que ese día recordó el Padrenuestro, lo rezó, encendió todas las luces de la casa y esperó así al amanecer leyendo la primera Biblia que encontró.

Cuando le llamaron para otra sesión, le dijo a la médium que ni hablar: "Diles a los espíritus que he captado el mensaje y que no quiero volver". La New Age le había llevado al espiritismo, y el espiritismo acabó apartándole de la New Age.

Durante un tiempo se dedicó a leer las cartas del tarot, aunque sin creer en ello: "La gente que acude a que le cuenten su futuro no buscan respuestas a sus problemas, respuestas que les obligarían a cambiar sus vidas. Solo quieren comprobar que la dirección por la que van es la correcta", explica a Jim Graves en el National Catholic Register. 

Palmero del pecado

Al cabo de un tiempo, y tras una relación que acabó en ruptura, Matthew conoció a su actual mujer, Betty, quien también trabajaba en Hollywood. Ella era católica e indujo a su novio a estudiar la fe, y Arnold, voraz lector, cogió la tarea con gusto. Se casaron, y entre las oraciones de su esposa y la intercesión de la Santísima Virgen -a quien atribuye él su cambio radical- acabó convirtiéndose.

También fueron decisivas las homilías del padre Benjamin Fama, de la parroquia de San Calixto en Garden Grove (California): "Al fin escucho a alguien que cree en lo que dice en vez de seguir sus emociones", pensó Matthew al asistir a una de sus predicaciones. Este sacerdote le facilitaría la formación necesaria para ser católico, y en la Vigilia Pascual de 1996 entró en la Iglesia.

Una de las cosas que más le costaron para el cambio fue vencer su orgullo y reconocer que algunas de sus creencias anteriores eran falsas. Pero pudo hacerlo en cuanto rompió mentalmente con su entorno: "Cuando se apartó de Hollywood, inundado por el pensamiento, la moral y la espiritualidad New Age, pudo ver la verdad del catolicismo", recuerda el padre Benjamin.

Continuó trabajando en la industria del cine y ganando mucho dinero, pero, invadido por "el celo del neófito," empezó a valorar de forma muy distinta la inmoralidad de Hollywood. Su última noche en ese mundo estaba haciendo de telonero de un capítulo de Friends en el que Tom Selleck y Courtney Cox, novios en la ficción, se acostaban juntos en la cama: "Estoy haciendo de palmero del pecado mortal", reflexionó Matthew.

Al día siguiente se despidió y no volvió más.

Lo que anticipó la Virgen en Quito hace cuatro siglos

Pero no desaprovechó su talento. Joven pero en una edad ya madura, utilizó su experiencia para crear y producir audios y vídeos católicos, así como programas de radio y televisión de corte apologético, y en 2006 fundó Pro Multis Media, a la que sigue dedicándose.

Entre otras obras, produjo una versión audiovisual de la clásica obra de espiritualidad de Dom Jean-Baptiste Chautard El alma de todo apostolado, así como un audio para Ignatius Press del libro de Benedicto XVI Jesús de Nazaret.

Y es muy devoto de la Virgen del Buen Suceso, cuyas apariciones en Quito (Ecuador) en 1594 anticipan, a su juicio, la situación de "revolución sexual, costumbres inmorales, crisis de vocaciones y declive del matrimonio" que hoy padecen la Iglesia y el mundo.

[Artículo publicado en ReL el 12 de mayo de 2013 y actualizado con informaciones y fuentes más recientes.]

sábado, 28 de agosto de 2021

Santo Evangelio 28 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): 

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’.

»Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’».



«Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda»


Rev. D. Albert SOLS i Lúcia

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos la parábola de los talentos. En Jesús apreciamos como un momento de cambio de estilo en su mensaje: el anuncio del Reino ya no se limita tanto a señalar su proximidad como a describir su contenido mediante narraciones: ¡es la hora de las parábolas!

Un gran hombre decide emprender un largo viaje, y confía todo el patrimonio a sus siervos. Pudo haberlo distribuido por partes iguales, pero no lo hizo así. Dio a cada uno según su capacidad (cinco, dos y un talentos). Con aquel dinero pudo cada criado capitalizar el inicio de un buen negocio. Los dos primeros se lanzaron a la administración de sus depósitos, pero el tercero —por miedo o por pereza— prefirió guardarlo eludiendo toda inversión: se encerró en la comodidad de su propia pobreza.

El señor regresó y... exigió la rendición de cuentas (cf. Mt 25,19). Premió la valentía de los dos primeros, que duplicaron el depósito confiado. El trato con el criado “prudente” fue muy distinto.

El mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. La separación progresiva entre la Iglesia y los Estados no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.

Comenta san Agustín: «Quienes predicamos la palabra de Dios a los pueblos no estamos tan alejados de la condición humana y de la reflexión apoyada en la fe que no advirtamos nuestros peligros. Pero nos consuela el que, donde está nuestro peligro por causa del ministerio, allí tenemos la ayuda de vuestras oraciones».


4 argumentos por los que necesitamos a la Iglesia frente a la «falacia de la espiritualidad privada»


 4 argumentos por los que necesitamos a la Iglesia frente a la «falacia de la espiritualidad privada»

El jesuita Robert Spitzer es conocido por su participación en la EWTN y su formación de líderes católicos en EEUU

El sacerdote jesuita Robert Spitzer ha escrito varios libros sobre fe y espiritualidad, ha producido siete series de televisión en EWTN y recientemente ha publicado Cristo contra Satanás en nuestra vida diaria. La lucha cósmica entre el bien y el mal y La huida de la oscuridad del mal (Ignatius).

Como director del Centro Spitzer para líderes católicos y fundador de seis instituciones académicas, lleva años dedicándose a la formación de evangelizadores. Uno de los temas en los que insiste es el combate espiritual. Entrevistado en Catholic World Report, destaca cuatro motivos por los que necesitamos a la Iglesia en nuestro día a día, frente a la “falacia” que supone “la espiritualidad privada”, al margen de la Iglesia.

1º) El hombre es un ser comunitario por naturaleza

“Lo primero que debemos hacer es identificar la filosofía de la Ilustración que afirma que el hombre es un ser autónomo y que nos valemos por nosotros mismos”, explica Spitzer. “Eso es una falacia. Todos estamos relacionados, y así es como Dios nos creó. Si partimos de esa base, entonces no tenemos ninguna responsabilidad con la comunidad o con el orden que Dios ha creado, y todas nuestras acciones tendrían un punto de partida erróneo”.

“La primera cosa importante es que no podemos divorciarnos de la comunidad en la que Dios nos ha creado. Y cuanto antes se reconozca, mejor, ya que los hombres necesariamente se encuentran en una comunidad, lo que debemos hacer es encontrar la correcta”, explica el sacerdote.

Por ello, destaca que ideas como la espiritualidad privada se basa en una suposición errónea sobre uno mismo, sobre cómo Dios ha creado el universo y sobre cómo actúa con nosotros: “No somos pequeños autómatas, Él se relaciona con nosotros a través de la comunidad, y con la comunidad a través de nosotros”.

2º) Necesitamos a la Iglesia para conocer la verdad

“¿De verdad crees que puedes intuir cuál es la verdad de las Escrituras por ti mismo? ¿Realmente crees que puedes sentarte en la cama, leer un par de libros de teología y solucionarlo todo sin una Iglesia y una interpretación definitiva?”, se pregunta Spitzer.

De hecho, explica, no podemos ni si quiera ir más allá de nuestros prejuicios. “Necesitamos a alguien a quien acudir para obtener una valoración objetiva de la realidad. Lutero estaba equivocado, no hay forma posible de que un laico con las Escrituras sea más poderoso y capaz que la propia Iglesia, los santos, la sabiduría colectiva de la Iglesia acumulada a lo largo de la historia o el poder del Espíritu Santo”.

3º) Una institución permanente frente a lo mudable del tiempo

Citando al historiador Arnold Toynbee, el sacerdote destaca de la Iglesia Católica que “no hay ninguna otra institución social que se pueda comparar. Ninguna ha durado –ni es probable que dure- 2000 años, ni que esté armada como la Iglesia con la espada de la jerarquía, el escudo del magisterio y el casco del papado”.


La foto recoge la sesión inaugural del Concilio Vaticano II en 1962

“Las instituciones desarrolladas por la Iglesia son las más resistentes, eficaces y duraderas, porque están inspiradas por la voluntad divina. Necesitamos la verdad”, explica, ya que sin ella, por si solos, estaríamos totalmente equivocados, llenos de prejuicios y sin un conocimiento fijo y estable de la verdad y nuestra misión en la vida.

“Jesús fundó la Iglesia porque quería mantenernos en el buen camino”, insiste.

4º) La importancia de los sacramentos y los milagros eucarísticos

El padre Spitzer destaca los sacramentos como uno de los mayores motivos por los que necesitamos a la Iglesia y alude al protestantismo como prueba de lo que ocurre al alejarse de la Iglesia. “Lo primero que perdieron fue la presencia real de Jesús en la Eucaristía, el sacramento de la reconciliación… necesitamos los sacramentos”, alentó.

Por ello, alude también a los milagros eucarísticos. Preguntado por su papel en el combate espiritual, el sacerdote afirmó que “si realmente tienes fe, sabes que incluso notas la presencia del mal a tu alrededor y al decir `en el nombre de Jesús, te ordeno que te vayas´, el retrocede ante su nombre. Hay un poder en ese nombre que el diablo no puede resistir”.

El sacerdote enumera algunos de los casos más representativos y se detiene en el de agosto de 1996, en la parroquia de Santa María, Buenos Aires. El sacerdote Alejandro Pezet fue advertido por un feligrés de una hostia que había sido arrojada al suelo. Días después, tras colocarla en un recipiente con agua en el sagrario, apareció convertida en carne ensangrentada, con un tamaño mayor que el de la hostia original.

Al ser analizada en laboratorio, se concluyó el hallazgo de células humanas vivas de la sangre y de tejido de un corazón humano, destacando por que las células se movían o latían como lo harían en un corazón humano vivo.

El prestigioso cardiólogo Frederic Zugibe declaró que “el material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo”, que “el corazón estaba vivo en el momento en el que se tomó la muestra” y que “había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido severamente golpeado en el pecho”.

Tanto los sacramentos como cada uno de estos milagros son una muestra de cómo el Espíritu Santo actúa en nuestras vidas, concluye Spitzer. “Dios nos va a dar suficientes pruebas para que, si miramos con los ojos de la fe y estas abierto a la posibilidad de que Él te ame y te guíe, sepas que está presente en nuestras vidas, aquí y ahora”.


Fuente: Religión en Libertad

viernes, 27 de agosto de 2021

Santo Evangelio 27 de Agosto 2021



 Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): 

  En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».



«En verdad os digo que no os conozco»


+ Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)

Hoy, Viernes XXI del tiempo ordinario, el Señor nos recuerda en el Evangelio que hay que estar siempre vigilantes y preparados para encontrarnos con Él. A media noche, en cualquier momento, pueden llamar a la puerta e invitarnos a salir a recibir al Señor. La muerte no pide cita previa. De hecho, «no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13).

Vigilar no significa vivir con miedo y angustia. Quiere decir vivir de manera responsable nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida de fe, esperanza y caridad. El Señor espera continuamente nuestra respuesta de fe y amor, constantes y pacientes, en medio de las ocupaciones y preocupaciones que van tejiendo nuestro vivir.

Y esta respuesta sólo la podemos dar nosotros, tú y yo. Nadie lo puede hacer en nuestro lugar. Esto es lo que significa la negativa de las vírgenes prudentes a ceder parte de su aceite para las lámparas apagadas de las vírgenes necias: «Es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis» (Mt 25,9). Así, nuestra respuesta a Dios es personal e intransferible.

No esperemos un “mañana” —que quizá no vendrá— para encender la lámpara de nuestro amor para el Esposo. Carpe diem! Hay que vivir en cada segundo de nuestra vida toda la pasión que un cristiano ha de sentir por su Señor. Es un dicho conocido, pero que no estará de más recordarlo de nuevo: «Vive cada día de tu vida como si fuese el primer día de tu existencia, como si fuese el único día de que disponemos, como si fuese el último día de nuestra vida». Una llamada realista a la necesaria y razonable conversión que hemos de llevar a término.

Que Dios nos conceda la gracia en su gran misericordia de que no tengamos que oír en la hora suprema: «En verdad os digo que no os conozco» (Mt 25,12), es decir, «no habéis tenido ninguna relación ni trato conmigo». Tratemos al Señor en esta vida de manera que lleguemos a ser conocidos y amigos suyos en el tiempo y en la eternidad.


Entró en una iglesia con sensación de estar haciendo algo malo y una certeza: «¡Éste es mi sitio!» Manon.


 Entró en una iglesia con sensación de estar haciendo algo malo y una certeza: «¡Éste es mi sitio!»

Manon sintió desde pequeña una especial atracción por la Cruz, que en su entorno le presentaban sin embargo como un signo prohibido.

Manon nació en una familia de testigos de Jehová, con una visión de Dios muy distinta de la cristiana y un ideal de perfección que la trastornaba: “Crecí con el temor a la desaprobación de Dios. Al mínimo pensamiento que surcaba mi cabeza y no se ajustaba a lo que me enseñaban, pensaba que iba a morir”.

No celebraba los cumpleaños, ni hacía amistad con “personas mundanas”, ni le estaba permitido adornar el árbol de Navidad. De esta forma, explica a Lætitia d’Hérouville en un testimonio que recoge el portal de la diócesis de Fréjus-Toulon, se mantuvo alejada de otros niños durante toda su etapa escolar.

Algo en el cristianismo, sin embargo, la atraía. Las iglesias y la Cruz “representaban lo prohibido, pero yo sentía que algo vibraba en mí cuando pasaba ante una iglesia o veía una cruz en el cuello de alguien”. Ahora interpreta esas vibraciones como una primera llamada de Dios: “Durante todos aquellos años, el Señor debía estar ahí, pequeño, oculto, esperando a que yo estuviese dispuesta a abrirle la puerta”.

El encuentro con Cristo

Contrajo matrimonio con otro joven testigo de Jehová, y paradójicamente eso sirvió para liberarla de ataduras. Se distanciaron de la comunidad y dejaron de practicar sus costumbres. Tuvieron dos hijos, pero también conocieron el sinsabor del divorcio.

Al finalizar el proceso, su alejamiento del grupo era total y para Manon empezaba una nueva oportunidad de orientar espiritualmente su vida. Experimentaba una gran sed de Dios y necesitaba respuestas.

Una mañana, tras dejar a los niños en el colegio, decidió hacer algo que hasta ahora consideraba prohibido: entrar en una iglesia católica. Lo hizo con un nudo en el estómago, con la sensación de una acción transgresora. Estaban en misa y se sentó al fondo del templo.

“Tuve una revelación en mi corazón: ¡éste es mi sitio!” explica. Era la parroquia de San Jorge en Toulon, en la Riviera francesa. Allí ofrecen la posibilidad de realizar un Curso Alpha. Se apuntó a él.

El cambio por Cristo

“Al igual que yo”, recuerda, “otras personas venían para comprender. Mi primer impulso del corazón, sin conocer nada de la religión católica, se puso de manifiesto durante las reuniones. ¡Al fin encontraba la respuesta a los interrogantes espirituales que había tenido siempre!”


Manon, en su bautizo.

Manon, a la derecha de la foto, en el día de su reciente bautizo. En el centro de la imagen, junto a la pila bautismal, el padre François, párroco de la iglesia de San Jorge en Toulon (Francia).

Al cabo de un tiempo pidió el bautismo, y cada semana se formaba con un catequista para adultos. Aprendió a leer la Biblia con ojos nuevos: “Algunos pasajes los conocía muy bien, pero no entendía su verdadero sentido. Descubrí una religión de libertad, de apertura y de amor”.

Manon se fue integrando en la parroquia, estructurada, según es característico en la diócesis del obispo Dominique Rey, en torno a una gran actividad evangelizadora: “Conocí personas muy amables con las que trabé vínculos muy fuertes”.

Y llegó el día del bautizo: “¡Un momento muy fuerte! ¡Me sentía tan feliz de entrar en la gran familia de los hijos de Dios…! Para mí era el comienzo del verdadero camino”.

Su relación con Dios ha cambiado: “Necesito hablar con Él para empezar serenamente el día. Mi encuentro con Cristo me ha descubierto a mí misma. Ese encuentro llena mi vida, y la de mi novio, y la de mis hijos. Hoy camino tranquila, sin dudas ni miedos".

"Sé que mi futuro será hermoso, porque mi fin es el cielo", concluye: "Ésa es mi esperanza, y ante eso poco importa lo que me pueda pasar en esta tierra. Me gusta meditar estos versículos: «Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón» (Mt 6, 20-21)”.

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 26 de agosto de 2021

Santo Evangelio 26 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».




«Estad preparados»


+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas

(Barcelona, España)

Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...

Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?

«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas, las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar. Hoy, si en nuestra oración personal recibimos —repentinamente— una inspiración inesperada, esto volverá a pasar.

Perdió a dos hijas de corta edad, pero no la paz interior que le da la fe: «El amor gana al dolor»


 Perdió a dos hijas de corta edad, pero no la paz interior que le da la fe: «El amor gana al dolor»

Anne-Dauphine Julliand afronta la enfermedad de sus hijas con coraje, fe, una sonrisa y un gran testimonio de superación muy contagioso

Anne-Dauphine Julliand, periodista parisina nacida en 1973, ha tenido cuatro hijos, dos chicos y dos chicas, pero las dos niñas murieron. Una no llegó a cumplir los cuatro años: una devastadora enfermedad acabó con la niña. Su vida fue corta pero hermosa... una vida que se convirtió en la luz que necesitaba Anne para enseñar al mundo lo que son el amor y la felicidad.

Fue así: un día vio que la pequeña Thäis cojeaba y la llevó al médico sin esperar que fuera nada grave. Sin embargo, le diagnosticaron leucodistrofia metacromática, una feroz enfermedad degenerativa, causada por la ausencia de unas moléculas imprescindibles para el funcionamiento del sistema nervioso.

Decidió hacerle a su “princesita” una promesa que, por supuesto, cumplió: "Vas a tener una vida bonita. No será como la de las demás niñas, pero será una vida de la que podrás sentirte orgullosa. Y en la que nunca te faltará amor".

Tras la muerte de la pequeña en 2007, Anne escribió Llenaré tus días de vida, un libro que se convirtió en un bestseller en Francia rápidamente, consiguiendo los premios Parole de patients y Pèlerin du témoignage.

Luego publicó en 2015 un segundo título, Un día especial, donde parte del hecho de que Thäis nació el 29 de febrero, una fecha que solo se repite cada cuatro años. Por eso Anne se regala un paréntesis de cuatro años, libre de trabajo y obligaciones porque quiere vivir plenamente ese día especial. Su hija cumpliría ocho años y nota cómo el pasado se mezcla con el presente y cada gesto, cada palabra adquieren un color único.

Obras de Anne-Dauphine Juilland.


Además, la escritora cuenta su vida familiar con su marido, sus dos hijos y su otra hija Azylis, de ocho años, que tuvo la misma enfermedad que Thäis y que en la época en la que escribió el libro ya no podía hablar, ni caminar, ni comer sola. No era una vida como la de los demás, sino una maravillosa historia de amor y una lección de lucha constante, hasta que también Azylis falleció.

Anne-Dauphine estuvo en España en octubre de 2013 para participar en el congreso Lo que de verdad importa. En Valencia habló ante 1300 jóvenes sobrecogidos.


También lo hizo en Madrid, en Barcelona... El periodista Paco Cerdá la entrevistó en el Faro de Vigo.  

Una decisión: sonreír

"Hay distintas formas de actuar cuando te enfrentas a una dura prueba como la mía. Una manera es pensar que solo vas a sufrir durante el resto de tu vida. En cambio, yo he encontrado la forma de ser feliz en este camino diciéndome que tengo una cosa tremenda, pero que siempre quedan momentos de felicidad, y yo he elegido vivirlos. Por supuesto que a veces lloro y estoy triste. Pero se puede reír y sonreír. Porque sonreír es una decisión. Si la vida no te sonríe, sonríele tú a la vida", explicó Anne-Dauphine.

Admite que "al principio no pensé que fuera posible ser feliz en esta situación. Pero luego, al ver a mis hijos que sonreían, vi que era posible. Ellos viven el presente. Yo aprendí de ellos".

Frente al dolor, el amor

Ante el misterio del dolor, Anne tiene una propuesta: "Hay que evitar sentir el dolor como un fracaso. Un drama nunca es un fracaso en la vida. Es una prueba, una montaña que hemos de subir. Y la mejor forma de superar el dolor es amar. El amor es lo que te permite curar la herida. A mí, este Amor con mayúscula me viene del Cielo. Yo soy católica y me ha ayudado mucho mi fe. Creer en Dios no me evita el sufrimiento, pero es como una lámpara que me permite ver el camino de la montaña. Tengo que subirla y la senda no es más fácil, pero me permite verla de otro modo".

Por eso, cuando le preguntan qué es lo que de verdad importa en la vida, responde sin dudarlo: "El amor. Y compartirlo todo. Si lo guardas para ti mismo, nada vale la pena. Por eso yo cuento mi experiencia".

Enferma, pero feliz

Esta madre animosa describía así la realidad de su hija Azylis, que ya caminaba hacia la muerte (que tendría lugar en 2017) cuando le hicieron esta entrevista: "Físicamente, Azylis está muy mal: no habla, no anda, apenas mueve los brazos, ve poco y no puede comer sola. Pero estaría mintiendo si me quedara ahí. Porque esa no es mi hija. Azylis es una niña feliz.

 


Anne-Dauphine, durante una entrevista de 2021 a "Famille Chrétienne".

 "Y no lo digo para engañarme como una madre loca", insistió: "Te lo prometo: es feliz. Su sonrisa es mi victoria de cada día. Y como dice su hermano mayor Gaspard, Azylis tiene suerte. Porque la gente la ama".

"No importa el por qué, importa el cómo"

Hay preguntas que no son edificantes en estas situaciones, una vez tienes ya la base de la fe y la superación. "A veces, al ver a una niña caminar por la calle, me surge la pregunta del porqué. Pero enseguida la aparto. Porque sé que no he de perder tiempo en ello. Esa pregunta conduce a buscar culpables o a sentirte víctima. Eso solo hace daño. No me importa el porqué. Me importa el cómo: cómo subir la montaña".

 En 2018, Juilland se adentró en el mundo audiovisual y rodó un documental para transmitir todos estos sentimientos: Ganar al viento. En la película, se muestra a cinco niños con enfermedades graves que son felices y aprovechan cada minuto del día. Anne-Dauphine los convirtió en nuestros maestros.

  


Aprender en el dolor

En una entrevista de 2021 en Famille Chrétienne, Anne-Dauphine da las claves de cómo la ha subido ella: "En los momentos más espantosos, Jesús me dice «Yo te sigo amando»".

 "Sé que sufriré toda la vida. Hay momentos en que mis dos hijas me faltan y siento un vacío como en el momento de su muerte. Soy consciente de que sufriré toda la vida, pero lo haré con una sonrisa. Hay que aprender a vivir con ese dolor y aprender de ese dolor", explica.

 Ha conseguido la "paz interior" porque sabe que los momentos de las lágrimas duran más o menos, pero se acaban y hay que seguir viviendo: "Todo esto nos obliga a volvernos hacia algo más grande que nosotros, hay una dimensión espiritual... La gran respuesta a este sufrimiento es el amor: el amor de los demás, el amor de Dios que consuela... En los momentos más dolorosos y espantosos de mi vida me he sentido amada, casi escuchaba a Jesús decirme 'Yo te sigo amando'... Cuando te sientes sin fuerzas y vacía, esa voz interior que te dice 'Yo te amo' te vuelve invencible".

 Artículo publicado en ReL el 17 de febrero de 2015 y actualizado tras la muerte de su hija y posteriores entrevistas.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Santo Evangelio 25 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): 

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».



«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»


+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué

(Manresa, Barcelona, España)

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el “padre de la mentira”: el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su sí al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no al mal, al pecado, fue rotundo y sincero.


De origen protestante, ateo en realidad, curioseó una misa por interés histórico: algo «le provocó»

 


De origen protestante, ateo en realidad, curioseó una misa por interés histórico: algo «le provocó»

Mark de Vries con Kitty, su mujer. 

A sus 38 años, Mark de Vries es un bloguero católico de Groningen (Países Bajos) cuyas publicaciones se han difundido en grandes medios de comunicación católicos como National Catholic Register, EWTN, The Remnant o Rorate Coeli.

Miembro de la Latin Liturgy Society, le apasiona la historia, la fotografía y la actualidad de la Iglesia, pero cuenta en su blog, In Caelo et in Terra, que no siempre fue así. Tras años de un profundo agnosticismo, encontró la fe movido por la curiosidad y una compañera de la universidad.

Una vida religiosa estancada y sin fe durante la juventud

El primer contacto de Mark con la religión tuvo lugar durante su infancia y educación en una escuela protestante. “Aunque eso me dio un conocimiento práctico de la Biblia y los fundamentos del cristianismo, no resultó en una fe viva en mi vida”.

“Me consideraba ateo cuando empecé la secundaria, aunque eso no me impidió interesarme por algunos elementos de las clases de educación religiosa”, escribe Mark.

Frecuentemente participaba en las celebraciones escolares de Pascua y Navidad y asistía a los servicios protestantes, pero explica que todo aquello “no condujo a ninguna forma de conversión, y me dejaron con una imagen seca del cristianismo”.

“¡Que diferente sería aquello de mis primeras impresiones del catolicismo!”, exclama Mark, que siempre estuvo abierto e interesado a la idea de saber más sobre el cristianismo.

La curiosidad y la amistad motivaron su acercamiento a la fe

“Aunque probablemente se remontase lejanamente a este periodo, mi conversión propiamente dicha comenzó en Adviento de 2005, cuando le pregunté a una amiga católica si podía acompañarla a misa de lunes a viernes”.

Inicialmente, todo comenzó como un juego para satisfacer su propia curiosidad, ya que siempre tuvo un profundo interés por la historia y las iglesias antiguas fueron durante años uno de sus destinos turísticos preferidos.

Sin embargo, todo lo que para Mark comenzó con la curiosidad continuó como algo personal. “En alguna parte, algo me provocó. Es difícil precisar exactamente lo que fue, pero me llevó a ir con más frecuencia”. Cuenta que entonces seguía en la universidad, y que en lugar de ir a la cafetería durante los descansos buscaba el modo de ir a misa.

El mensaje de los fieles y la Iglesia derribaron sus prejuicios

“¿Por qué seguí yendo?”, se pregunta. “Un aspecto importante fue que, de una manera muy normal, me sentí bienvenido por las decenas de fieles que iban a misa a diario, también por el párroco y cada vez por más católicos al margen de la parroquia”.

Sin embargo, Mark seguía apegado a un cierto ateísmo que le generaba algunas preguntas. “¿Quién soy yo para decir que todas estas personas, inteligentes y educadas, están equivocadas? ¿Qué hay del párroco, historiador del arte que transmite la Palabra de Dios y lleva 25 años administrando los sacramentos?” se preguntaba.

No tardó en mirar atrás y plantearse los pasos que ya había dado. “¿Fue solo una diversión, curiosidad o para conocer gente nueva?”, se preguntaba.

Sin embargo, pensaba que todo lo que veía durante las misas y en conversaciones con otros católicos encajaba muy bien con su forma de ver la vida.

“La importancia del amor, la responsabilidad de las propias acciones o como debería ser la relación entre Dios y las personas. En todo eso estaba de acuerdo. La sociedad fría y dura en la que vivimos no ofrecía una vida satisfactoria y supe que coincidía también con la Iglesia en eso”.



Mark de Vries y su esposa Kitty.

"¿Por qué católico?"

Intrigado y motivado con cómo se desarrollaban los acontecimientos, Mark siguió involucrándose en su parroquia y profundizó en el pensamiento católico. “Un año después de mi primera experiencia en la misa, a finales de 2006, le dije al párroco que quería comenzar el camino hacia el bautismo”.

Mark preguntó a su amiga católica de la universidad si quería ser su madrina de bautismo y accedió. “El 7 de abril de 2007 –con 24 años– me bauticé, me confirmé y recibí la primera comunión en la catedral de San José en Groningen, en una ceremonia realizada por el obispo –ahora cardenal– Wim Eijk. Desde el 24 de marzo de 2017, Mark está felizmente casado con la que fue su novia y prometida durante cuatro años, Kitty. 

Años después se pregunta los motivos por los que se convirtió a la fe católica y no a cualquiera de las muchas confesiones presentes en los Países Bajos. “La fe católica no se presenta solo como una cuestión de palabras y pensamiento, sino que se refiere a toda la persona, cuerpo, alma, cabeza y corazón”; escribe.

“Me encontré un lugar –la Iglesia– en el que me sentía cada vez mejor a medida que aprendía más sobre ella. Ese estudio de la fe no solo significaba adquirir un mayor conocimiento, sino una relación creciente con la fuente de esa fe: Dios”, escribe Mark.

Contra los tópicos anticristianos

Años después de su conversión, destaca la necesidad de vivir la fe como un compromiso en lugar de un sentimiento.

“Cuando me siento en la Iglesia y no parezca que sucede mucho, no es razón para rendirme. El bautismo es de por vida, también los votos que hice entonces y la fe que expresé en el Credo. El mensaje de Cristo es una promesa, incluso en los días más oscuros y puede parecer que está ausente. Él está ahí para mí, pero yo también tengo que estar ahí para Él”.

Recapitulando los motivos por los que mantiene día a día su fe, son toda una negación de los grandes tópicos contra los creyentes.

“No creo en Dios por miedo: la cosmovisión secular no funciona, y no temo al mundo en que vivimos, pero creo que son mejores con Dios en ellos”.

¿Tener la fe te hace la vida más fácil? Al contrario, opina, “no tener fe es más fácil, la mayoría de las personas admiten que no tienen fe y se les anima a mantenerla en privado si la tienen”.

Lejos de creerse una mejor persona por tener fe, admite que gracias a ella sabe que hay una forma de mejorar. “Tener fe no me convierte en buena persona. La fe sin buenas obras es inútil”, concluye.

Fuente: Religión en Libertad

martes, 24 de agosto de 2021

Santo Evangelio 24 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Jn 1,45-51): 

En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: «Ven y lo verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».



«Ven y lo verás»


Mons. Christoph BOCKAMP Vicario Regional del Opus Dei en Alemania

(Bonn, Alemania)

Hoy celebramos la fiesta del apóstol san Bartolomé. El evangelista san Juan relata su primer encuentro con el Señor con tanta viveza que nos resulta fácil meternos en la escena. Son diálogos de corazones jóvenes, directos, francos... ¡divinos!

Jesús encuentra a Felipe casualmente y le dice «sígueme» (Jn 1,43). Poco después, Felipe, entusiasmado por el encuentro con Jesucristo, busca a su amigo Natanael para comunicarle que —por fin— han encontrado a quien Moisés y los profetas esperaban: «Jesús el hijo de José, el de Nazaret» (Jn 1,45). La contestación que recibe no es entusiasta, sino escéptica : «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» (Jn 1,46). En casi todo el mundo ocurre algo parecido. Es corriente que en cada ciudad, en cada pueblo se piense que de la ciudad, del pueblo vecino no puede salir nada que valga la pena... allí son casi todos ineptos... Y viceversa.

Pero Felipe no se desanima. Y, como son amigos, no da más explicaciones, sino dice: «Ven y lo verás» (Jn 1,46). Va, y su primer encuentro con Jesús es el momento de su vocación. Lo que aparentemente es una casualidad, en los planes de Dios estaba largamente preparado. Para Jesús, Natanael no es un desconocido: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi» (Jn 1,48). ¿De qué higuera? Quizá era un lugar preferido de Natanael a donde solía dirigirse cuando quería descansar, pensar, estar sólo... Aunque siempre bajo la amorosa mirada de Dios. Como todos los hombres, en todo momento. Pero para darse cuenta de este amor infinito de Dios a cada uno, para ser consciente de que está a mi puerta y llama necesito una voz externa, un amigo, un “Felipe” que me diga: «Ven y verás». Alguien que me lleve al camino que san Josemaría describe así: buscar a Cristo; encontrar a Cristo; amar a Cristo.


Así lloró San Pío X el inicio de la Primera Guerra Mundial, según la única película sobre su vida


Así lloró San Pío X el inicio de la Primera Guerra Mundial, según la única película sobre su vida

Henri Vidon interpretó a San Pío X en el único largometraje que se ha consagrado a su vida.

En 1952 Umberto Scarpelli rodó Gli uomini non guardano il cielo [Los hombres no miran al cielo: en España, Cónclave secreto], la única película de difusión comercial estándar que se ha hecho sobre San Pío X [ver abajo la película entera], cuya festividad litúrgica se celebra el 21 de agosto.

Giuseppe Sarto, Papa entre 1903 y 1914, había sido beatificado un año antes y sería canonizado dos años después, convirtiéndose en el primer pontífice elevado a los altares desde San Pío V (1566-1572). El actor londinense Henry Vidon dio vida al personaje, retratando en su papel a un Vicario de Cristo atormentado por el empeño de las potencias europeas en desatar la que sería Primera Guerra Mundial.

Las consecuencias del belicismo

De hecho, ésta estalló el 28 de julio de 1914 con la declaración de guerra de Austria a Serbia y San Pío X murió el 20 de agosto, apenas tres semanas después, consumido por el dolor ante el espanto que preveía. El título del film alude precisamente a la ceguera de los gobiernos, enardecidos a cada paso que se daba adelante en el estallido de las hostilidades tras el asesinato en Sarajevo, el 28 de junio, del archiduque Francisco Fernando.

El Papa Giuseppe Sarto alerta en el film sobre las consecuencias del belicismo, sobre el sufrimiento que se desatará sobre los pueblos, sobre la neutralidad de la Santa Sede como instancia sólo interesada en la paz.

De hecho, hacia el final de la película San Pío X rechaza la pretensión del embajador austriaco de que el Santo Padre respalde su posición ante Serbia (aunque, obviamente, había condenado el crimen) y bendiga a las tropas en trance de movilización, con lo cual Francisco José I buscaba presentar al Papa como su aliado.

Un cónclave agitado

Curiosamente, fue el mismo emperador quien allanó el indeseado e imprevisto camino de Giuseppe Sarto, a la sazón patriarca de Venecia, hacia la sede de Pedro. Es el célebre episodio del veto, reflejado también por extenso en la película durante las escenas del cónclave de 1903, a la muerte de León XIII.


Carteles de la película sobre San Pío X.

Carteles de la única película comercial existente sobre San Pío X.

El cardenal Mariano Rampolla del Pindaro, secretario de Estado del recién fallecido Papa León XIII, se perfilaba como su sucesor, y en la película se aprecia su escalada de votos, con el cardenal Girolamo Maria Gotti, prefecto de la congregación De Propaganda Fide, como alternativa. Sarto sólo obtenía algunas papeletas.

Pero entonces se alzó el arzobispo de Cracovia, Jan Puzyna -tembloroso ante el atentado a la libertad de la Iglesia del que era instrumento- para proclamar el veto de Francisco José a Rampolla, considerado antiaustriaco.

Los cardenales reaccionaron reafirmando su independencia y el vetado sumó todavía más votos, pero aún lejos de los dos tercios requeridos, al tiempo que Sarto desplazaba a Gotti como alternativa. Para desbloquear la situación, el mismo Rampolla rechazó la posibilidad de ser elegido. Las tornas se volvieron entonces hacia el futuro San Pío X. Los datos precisos de este cónclave se conocieron años después por la indiscreción de uno de los cardenales, tras cuyo fallecimiento se hallaron entre sus efectos las notas que, imprudentemente, no destruyó.

Amplía la información sobre el pontificado de San Pío X con estos artículos sobre dos de sus colaboradores:

Umberto Benigni, un sacerdote al servicio de San Pío X en la lucha contra la infiltración modernista

Licinio Refice, uno de los hombres de San Pío X para depurar la música litúrgica de toda profanidad]

"No odiéis"

Cónclave secreto arranca y termina con el tormento del Papa ante la inevitable guerra, con un emotivo encuentro con los alumnos extranjeros de los colegios pontificios, donde le explica que su variopinta nacionalidad es signo de la universalidad de la Iglesia. Sabe que muy pronto sus países respectivos entrarán en combate e incluso muchos de ellos serán llamados a filas, y por eso les pide: "No odiéis ni traicionéis la ley del amor y la caridad".

Entre esos dos momentos de arranque y colofón, y con el cónclave en medio, la pelicula hace un breve resumen de la vida del santo contada por su sobrino sacerdote, con episodios bien conocidos, como el hecho de que acudiese a la escuela descalzo para no gastar su único par de botas, o el sustento económico anónimo que suministró al autor de un libelo contra él, o su firmeza ante la condesa que quería divorciarse (a quien le dice: "Ante Dios no hay derechos, sino deberes, sólo deberes").

La Europa cristiana, destruida por el nacionalismo

En los inicios de la película, en conversación con su secretario de Estado, el español Rafael Merry del Val (1865-1930), San Pío X proclama cuál es la tragedia que se cierne sobre Europa: "Para nosotros, para la Iglesia, Europa es lo espiritual, el sagrado y pacífico imperio que los mártires y los santos crearon y unificaron en Cristo sobre las ruinas del paganismo y de la barbarie".

Le responde el purpurado: "Los nacionalismos exacerbados se han desencadenado y amenazan destruir la unidad cristiana de Europa".

Y concluye el Papa: "Al desencadenamiento del odio debemos responder con la movilización del amor y de la caridad".

Momentos destacables de la película

10:45 - San Pío X describe la Europa cristiana y el daño que le causa el nacionalismo.

25:10 - El pequeño Giuseppe Sarto acude descalzo a la Iglesia.

36:46 - Como obispo de Mantua, ayuda económicamente al autor de un libelo contra él.

38:45 - Como patriarca de Venecia, le recuerda a la condesa la santidad del matrimonio y la aceptación de las cruces de la vida a imitación de Cristo.

49:13 - Desarrollo del cónclave y de las votaciones.

1:00:00 - Veto imperial contra el cardenal Rampolla y elección de San Pío X.

1:20:50 - Reunión del Papa con los alumnos de los colegios pontificios de Roma, con la guerra ya como inevitable.

1:28:45 - Muerte del Papa mientras dice misa.





Fuemte_ Religión en Libertad

lunes, 23 de agosto de 2021

Santo Evangelio 23 de Agosto 2021

 


Texto del Evangelio (Mt 23,13-22):

 En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: ‘Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!’ ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: ‘Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado’. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él».



«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos!»


P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP

(San Domenico di Fiesole, Florencia, Italia)

Hoy, el Señor nos quiere iluminar sobre un concepto que en sí mismo es elemental, pero que pocos llegan a profundizar: guiar hacia un desastre no es guiar a la vida, sino a la muerte. Quien enseña a morir o a matar a los demás no es un maestro de vida, sino un “asesino”.

El Señor hoy está —diríamos— de malhumor, está justamente enfadado con los guías que extravían al prójimo y le quitan el gusto del vivir y, finalmente, la vida: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!» (Mt 23,15).

Hay gente que intenta de verdad entrar en el Reino de los cielos, y quitarle esta ilusión es una culpa verdaderamente grave. Se han apoderado de las llaves de entrada, pero para ellos representan un “juguete”, algo llamativo para tener colgado en el cinturón y nada más. Los fariseos persiguen a los individuos, y les “dan caza” para llevarlos a su propia convicción religiosa; no a la de Dios, sino a la propia; con el fin de convertirlos no en hijos de Dios, sino del infierno. Su orgullo no eleva al cielo, no conduce a la vida, sino a la perdición. ¡Que error tan grave!

«Guías —les dice Jesús— ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello» (Mt 23,24). Todo está trocado, revuelto; el Señor repetidamente ha intentado destapar las orejas y desvelar los ojos a los fariseos, pero dice el profeta Zacarías: «Ellos no pusieron atención, volvieron obstinadamente las espaldas y se taparon las orejas para no oír» (Za 7,11). Entonces, en el momento del juicio, el juez emitirá una sentencia severa: «¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!» (Mt 7,23). No es suficiente saber más: hace falta saber la verdad y enseñarla con humilde fidelidad. Acordémonos del dicho de un auténtico maestro de sabiduría, santo Tomás de Aquino: «¡Mientras ensalzan su propia bravura, los soberbios envilecen la excelencia de la verdad!».