lunes, 22 de septiembre de 2025

Patrick, sacerdote con 67 años, tras 40 casado y 3 hijos: «Dios me da una nueva misión que cumplir»

 


Patrick, sacerdote con 67 años, tras 40 casado y 3 hijos: «Dios me da una nueva misión que cumplir»

Patrick Bruen.

"Cuando mi esposa murió, tenía 62 años. Me casé por una razón, y el Señor también me trajo hasta aquí por una razón", dice Patrick Bruen, ordenado a los 67 años.

Cuando Patrick Bruen relata su historia a la Archidiócesis de Detroit, combina aparentes relatos de sorpresa con una naturalidad que cautiva. A sus 67 años, cuando muchos disfrutan de sus primeros momentos de jubilación, él lleva pocas semanas emprendiendo una nueva misión que él define como “enviada por Dios”, el sacerdocio. Algo que deberá compaginar, y quiere poder hacerlo al menos hasta los 90 años, con ser padre, y de momento, también abuelo.

En un vídeo publicado por la archidiócesis de Detroit, el sacerdote ordenado el pasado 7 de junio asegura que, a su edad, pensaba que no era posible ser sacerdote.

Sin embargo, más tarde comprendió que su vida, y especialmente su matrimonio, le había preparado para ello.

Todo comenzó cuando conoció a su esposa. “Nos casamos, formamos una familia y, cuando nuestros hijos crecieron, ella empezó a estar cada vez más enferma. Cuando todos se casaron y se mudaron, a los 61 años, mi esposa falleció”, relata.

Desde aquel momento, confiesa que empezó a percibir la presencia de Dios de una forma especial.

“Experimenté una especie de manifestación del Sagrado Corazón de Jesús”. De repente, cuenta, “veía imágenes y estatuas del Sagrado Corazón en todas partes; era como si esa presencia no se apartara de mi mente. Esas imágenes parecían mirarme a mí”.

Negaba la vocación... Pero no podía evitar pensarlo

Sorprendido y sin saber cómo actuar ante aquellos sucesos, acudió a un amigo para contarle los episodios, buscando alguna explicación.

“El seminario se llama Sagrado Corazón”, respondió él, que agregó: “Quizá tengas vocación”.

Patrick recuerda que acto seguido empezó a reírse en la cara de su amigo. Pero lo que interpretó como una broma se hizo cada vez más serio, conforme veía que pasaba el tiempo y no podía apartar de su cabeza la respuesta de su amigo.



Poco a poco, cuenta, “el Señor fue trabajando en mi interior hasta que ya no pude apartar esa idea de mi corazón. Cuando mi esposa murió, jamás pensé en el sacerdocio; creía que ya no era posible”.

Patrick tenía 62 años cuando comprendió que su amigo podía estar en lo cierto.

“Me casé por una razón, y el Señor también me trajo hasta aquí por una razón. La vocación puede tener distintas etapas, pero siempre tiene un mismo origen: el plan de Dios. La vocación principal es a Él. Sí, tuve una vocación en mi matrimonio, y esa experiencia me preparó para la que vivo ahora. Hoy tengo esta nueva vocación”.

Con el apoyo de un buen amigo, el padre Bob McCabe, Bruen ingresó al Seminario Nacional de San Juan XXIII, en Massachusetts, que forma a hombres mayores en lo que se conoce como “vocaciones tardías”.

Una nueva misión

“Dios me fue mostrando que aún tenía una misión más que cumplir”, explicó el nuevo sacerdote.

En la ceremonia de ordenación, presidida por el Arzobispo Edward J. Weisenburger, Bruen destacó que el sacerdocio no borra su historia previa, sino que la transforma.

“Mi matrimonio me enseñó lo que significa amar de verdad, y ahora quiero poner ese mismo amor al servicio de Cristo y de su pueblo”, afirmó.

Bruen también habló con esperanza sobre el horizonte de su ministerio: “El arzobispo me preguntó: ‘¿Vas a retirarte cuando tengas 70 años?’. Y yo dije: no. Espero ser un sacerdote hasta los 90. Espero hacer 25 años al menos”.

Con humor y fe añade: “Quizás el Señor quiera que te relajes, que te mudes a Florida, juegues al golf y mueras joven. No lo sé, tal vez ese sea tu camino. Pero lo cierto es que nunca eres demasiado mayor para dejar de servir. Mientras tengas algo que ofrecer a los demás, vale la pena descubrir qué es y entregarlo”.

Su experiencia de servicio al cuidar de su esposa le enseñó el verdadero sentido de la entrega. “Fue muy difícil, pero mirando atrás, me doy cuenta de que fue uno de los momentos más felices de mi vida y la parte más fuerte de nuestro matrimonio. Dios nos da una gran alegría y muchas gracias cuando ayudamos a los demás”.

Como parte de su nueva misión, el padre Bruen fue enviado al equipo de sacerdotes In Solidum que pastorean diferentes parroquias en la zona de Canton. Además, el 1 de julio empezó su servicio en la parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo en Plymouth, bajo la tutela del Mons. Todd Lajiness.

Fuente: Religión en libertad

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