Un padre y un hijo se ordenan juntos en Vitoria: «Nuestro vínculo tiene ahora una dimensión nueva»
"Con la ordenación, los dos entramos en un mismo vínculo con Dios y recibimos la misma misión de servicio, aunque cada uno la realice en lugares diferentes", dice Josu, a la derecha.Diócesis Vitoria
Un padre y un hijo se ordenarán juntos de diáconos el próximo 27 de septiembre en Vitoria (España). El padre como diácono permanente y el hijo como temporal de camino al sacerdocio. Un hecho muy poco común en la Iglesia y, posiblemente, el primero que se dé en España.
Patxi Antón Aranzana (el padre) y Josu Antón Sanz (el hijo, y hermano pasionista) serán ordenados diáconos de la Iglesia en una solemne Eucaristía presidida por el obispo y que dará comienzo a las 11:30h en la Catedral Vieja de Santa María.
Un regalo inmenso
"Los orígenes están en mi mujer, en Mati. Ella hace 7 años fue la que me sugirió que me planteara la vocación del diaconado permanente. Había oído que en la diócesis se estaba iniciando el proceso de preparación para algunos candidatos y ella me animó a apuntarme", dice en una entrevista que recoge Religión Digital.
Sobre si ambas vocaciones tienen algo que, el padre comenta: "Sinceramente creo que no. Cada uno hemos llevado nuestro camino. La vocación de Josu es un regalo inmenso pero no hemos influido para nada la de uno en la del otro. Donde sí te diría que hay una influencia es en mi condición de músico y el ministerio de la música que he ido ejerciendo en la Renovación Carismática y en la parroquia. Siempre he tenido una disposición de servir al Señor, desde los 15 años he sentido esa llamada".
"Siento que es un regalo de Dios, que ha llegado sin buscarlo. Durante mucho tiempo ninguno sabíamos cuándo sería nuestra ordenación. Más aún cuando se fijó la de Ramiro y la mía, la de mi hijo no estaba programada".
Josu, por su parte, es un joven de 28 años que ingresó hace 7 años en la Congregación Pasionista, donde el pasado mes de diciembre hizo los votos perpetuos, y ahora es ordenado de diácono como paso previo a la ordenación como sacerdote pasionista.
"Mi vocación a la vida religiosa y al sacerdocio nacen al mismo tiempo y nacen en un entorno pasionista (...). Me invitaron a pasar una semana de Pascua con ellos. Allí me di cuenta de que los religiosos eran personas normales, sencillas y muy acogedoras. Y, al mismo tiempo, empecé a sentir el deseo de servir de una forma distinta: en comunidad, como vivían esos religiosos; como pasionista, mostrando y recordando el amor de Dios en la Cruz; y como sacerdote, haciendo presente a Dios en la vida de las personas", comenta.
Él tampoco cree que su vocación tenga que ver con la de su padre. "No, su vocación al diaconado, porque es más tardía, pero sí su llamada y ejemplo como cristiano. En el camino, Dios siempre pone personas que te muestran lo que significa ser cristiano, siguiendo a Jesús, dejándose amar por él y sirviendo a los demás. Esos ejemplos y enseñanzas van configurando a cada uno, en su relación con Dios y su lugar en el mundo. Y ahí, en esa vocación incipiente, tanto mis padres como mis abuelos, han tenido un papel muy especial".
La misma misión
Josu está contento de ordenarse con su padre. "Toda vocación, cuando es sincera y se lleva adelante, es un don para la Iglesia y para el mundo (...). Ver a mi padre hacer ese recorrido, y ver que llega a la ordenación, me llena de orgullo —sano orgullo—, porque sé lo que supone. Pero es todavía mayor la alegría y la gratitud. Gratitud, porque es un regalo del Señor que podamos ordenarnos el mismo día, y ambos como diáconos. Y alegría, porque del día 27 en adelante, nuestro vínculo de padre e hijo adquiere una dimensión nueva, que se suma a lo ya presente. Con la ordenación, los dos entramos en un mismo vínculo con Dios y recibimos la misma misión de servicio, aunque cada uno la realice en lugares diferentes".
"Patxi es un hombre con una gran fuerza interior espiritual, enamorado del amor de Dios, con un corazón y una bondad muy grande y me parece que compartirlo no solo con nosotros, su familia, sino también con los demás es una riqueza, diría que, un 'revertir' en el mundo, desde la fe , los dones que Dios le ha dado".
"Cuando mi esposa murió, tenía 62 años. Me casé por una razón, y el Señor también me trajo hasta aquí por una razón", dice Patrick Bruen, ordenado a los 67 años.
Perdote con 67 años, tras 40 casado y 3 hijos: «Dios me da una nueva misión que cumplir»
Mati, la madre y mujer de los ordenandos también se muestra feliz. "En principio diría que no fue tanto una sugerencia por mi parte, sino por iniciativa propia, pero desde el primer momento le apoyé, llevamos 32 años casados, agarrados al Señor, en este camino han ido sucediendo muchas cosas, lógicamente, y ahora estamos en una nueva etapa de nuestra vida".
"Uf, es emocionante como madre y como esposa, Josu lleva ya un recorrido como Pasionista y le hemos acompañado en los pasos que ha ido dando, profesó los votos perpetuos en diciembre y su camino es al sacerdocio como padre pasionista. 'Diosidades' de la vida que no 'casualidades' han podido coincidir, en el tiempo y en la misma diócesis, la ordenación diaconal de ambos, lo que es un motivo de alegría, cómo no, pero también de compromiso personal por mi parte para ser apoyo de los dos, desde el cariño y la humildad. Como María también entrego a mi hijo y a mi esposo para el servicio al Evangelio y al Reino de Dios", concluye.
Fuente: Religión en Libertad
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