sábado, 5 de abril de 2025

Desde el santuario de Lord, en la montaña, «Hagan Lío» explora la fuerza de la oración



 Desde el santuario de Lord, en la montaña, «Hagan Lío» explora la fuerza de la oración

Carlota Valenzuela habla sobre la oración con la ermitaña del santuario mariano de Lord en la serie Haga Lío

Santuarios marianos

La serie Hagan Lío, de Juan Manuel Cotelo e Infinito+1, llega a su capítulo 12, titulado El poder de la oración, que será el último de esta serie de vídeos.

Con el apoyo de miles de pequeños donantes, Infinito+1 ha producido y difundido doce historias de fe, milagros, conversiones, perdón, superación con Dios y acogida a los pobres, enfermos y necesitados. 

Ahora buscan traducir y subtitular en distintos idiomas estas historias, que tocan mentes y corazones y acercan a muchos a Dios. Por eso, siguen contando con los donativos de quienes quieren evangelizar a través de testimonios hermosos y bien recogidos con buenas imágenes.

El capítulo 12 lleva a los espectadores a los Pirineos de Lérida, al santuario mariano de Lord, en un monte al cual sólo se puede llegar a pie en su tramo final. Allí llegan personas que buscan pararse, pensar, a veces simplemente poder respirar, contemplar una naturaleza impresionante, de montañas, valles, lagos y nubes. Y eso les abre a escuchar a Dios.

Este capítulo es ideal para animar a rezar a jóvenes y mayores que antes no lo hayan hecho nunca o casi nunca. Anima a buscar a Dios... y a dar tiempo a Dios para poderle escuchar. El capítulo no detalla distintas formas de orar para distintos tipos de persona o situaciones: se centra en que orar es posible, es muy bueno, es necesario y sanador y no es difícil.

En Lord está un sacerdote, el padre Joan Durbán, que ha recibido y escuchado a cientos de personas con sus historias. Muchos dicen que hablar con el padre Joan les ha ayudado a ordenar su vida, y enfocarla con más paz, hacia Dios.

Lo primero es pararse, escuchar, y hacerse preguntas

"La gente no viene con problemas de 'no saber rezar' sino con problemas de la vida que le impiden un acercamiento a ese Dios al que han de rezar. Lo primero que hay que valorar en el camino de la oración es la escucha", explica el sacerdote a Carlota Valenzuela, la joven conductora de Hagan Lío. "¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Qué pretendes? Con eso nos acercamos a una realidad personal auténtica y que desde la autenticidad de la persona nos permite dirigirnos y acercarnos a la autenticidad de Dios. Ahí empieza el camino de la oración", explica.

Su experiencia es que muchas personas tienen falta de autoestima. Otras muchas, simplemente, se desconocen a sí mismas.

Todo requiere una cierta inversión en tiempo. También la paz y conectar con Dios.

"Lo mismo que cuidas a tu cuerpo y buscas tiempo para atenderlo, porque si no se muere, has de buscar tiempo y has de ser consciente de que tu espíritu necesita su alimento espiritual. Si no, se muere. Los virus que corren por la sociedad, que son muchos, enseguida te infectarán. Has debilitado tanto tu espíritu, está tan flaco y tan perdido, que ya no sabe encontrar el sentido de la existencia. Lo importante es que seas auténtico contigo mismo y digas 'esto no me hace feliz'. ¡Pues mueve pieza!", propone el padre Joan.


La belleza, la naturaleza, ayuda a elevar la mirada

Algunos de los peregrinos que acoge dicen que la belleza y grandeza de Lord (como en muchos otros sitios hermosos) ya hace elevar la vista. Sentirse acogido con sonrisas también ayuda. "La gente llega aquí con una expresión triste en la cara y se van con otro tipo de expresión, con una sonrisa", dicen.

El programa recoge varios testimonios. Varios dicen que se habían dedicado a la fiesta, o a las ideologías, y nada de verdad les hacía felices. Hablan de dar un paso: hacer "un reset", un nuevo inicio. "Corté con muchas cosas que me ataban y que no no me hacían jugar limpio", dice uno.

Otros llegaron con depresión. "Yo creo que no nos enseñan a parar. Toda la vida parece una carrera a más, a conseguir cosas. En Lord aprendí a parar", explica otro testimonio.

Un peregrino en el santuario de Lord con el hacha y la leña... a veces piden hacer cosas concretas, físicas, que ayudan a pararse


Andreu, un joven de Manresa de 20 años, reconoce que estaba adicto al móvil. La primera regla al llegar era entregar su dispositivo. Después de unos días pensando que perdía el tiempo y de gritar de frustración, pidió a Dios "paciencia y paz". "Ese día yo recé de verdad por primera vez", señala.

Una mujer que declara ser "perfeccionista" y "exigente", que quería agradar a Dios "haciendo" cosas buenas, ahora da un consejo para cambiar de enfoque y dar todo el protagonismo a Dios.

"Quítate de exigencias, quítate de obligaciones, saca tu corazón, saca tus preocupaciones, ponlo todo en manos de Dios para abrirte al amor, suelta tú todo lo que tienes dentro. Cuando te quitas y comprendes que el Señor te quiere, y te quiere como tú eres, ya estás abierto, ya empiezas a vislumbrar", explica.

Rezar es como ir al gimnasio, como estar con un amigo...

"Orar es como estar con un amigo", explica Patty, una joven que se levanta muy pronto para ver amanecer, las nubes y las montañas. "Muchas veces vengo y digo 'Señor, estoy muy aburrida', 'pues vamos a aburrirnos los dos juntos, ¿no?'", explica.

Otros lo comparan con el gimnasio, no por el esfuerzo y cansancio, pero sí por la constancia que requiere el trato con Dios. El mismo padre Joan habla del atleta olímpico que, antes de hacer maravillas en las anillas, "ha hecho el patoso mil veces y se ha caído y ha hecho. Paulatinamente irás cogiendo ritmo".

Otro de los peregrinos explica que con la constancia en la oración empezó a encontrar "como pequeñitas iluminaciones en las que yo veía una correspondencia, a base de repetir mi corazón se iba como iluminando por flashes donde el Señor de una forma clara me iba hablando y toda mi vida se iba empezando a conectar". Y los primeros frutos de oración llevan a querer más.

Otro comenta que "rezar con la cabeza" cansa, pero "orar con el corazón" no, porque se parece a "estar acompañado", a "estar en relación" con Dios, cuando "puedes expresar lo que tienes, puedes descargar con Él, confiando en que Él te escucha, Él te ama. Confía, eso es orar".

El joven Andreu lo explica así: "Para mí, rezar es hablar con los que están en el Cielo, como si estuvieran aquí delante nuestro, pero al estar allí nos escuchan aún mejor".

La ermitaña y las ovejas que se escapan

En Lord está también María Eugenia Lastras, una ermitaña diocesana, que pone ejemplos espirituales a partir de lo que vive con las ovejas que cuida. "Cuando estás en este entorno y ves que se te dilata el corazón, alguien te dice 'eso es Dios, créete que eso es Dios', y ya está, es así de simple, esa paz en el corazón, esa es la presencia de Dios, Él se quiere mostrar así", explica.

Un día, ayudándose con cuerdas y otros voluntarios, se descolgó por un risco para rescatar a una oveja perdida. La oveja luego la seguía, agradecida. "Las personas llegan así, como perdidas, con necesidad de ser rescatadas. Realmente no sabemos lo que hacemos cuando nos lanzamos por el precipicio o cuando nos vamos por caminos desviados. No sé qué tienen los zarzales que les atraen tanto, pero luego vienen a que les quitemos las espinas", comenta.

Anima al que duda a atreverse a rezar, y dice que todos hemos sido creados para eso. "Puedes cerrar los ojos y abrir esa parte de ti que trasciende, que no se cierra en este mundo. Levanta la cabeza, mira para arriba y pide, da gracias, abre tu corazón. A ver si tienes respuesta. Yo te aseguro que tienes respuesta", afirma la ermitaña.

Unos rezan el rosario mientras van en moto. Otros dicen que Dios es ya el copiloto de su vida: es quien les guía por la ruta. Al abrirse a Dios, ganan en paz, pero también aprender a aportar paz a los demás, a ser generosos, no se escapan de las situaciones complicadas del mundo, aprenden a ayudar al otro desde cerca.

"La oración no te quita del sufrimiento, pero te lo hace experimentar de una manera más profunda, con paz y sobre todo con amor", dice el padre Joan. Esa paz se notará en uno y llamará la atención de los demás, dice. "Es meterse en el mejor lío del planeta

Fuente: Religión en Libertad

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