lunes, 3 de febrero de 2025

La Tierra Permanece (Earth Abides): una pandemia y un homenaje a Eclesiastés


 La Tierra Permanece (Earth Abides): una pandemia y un homenaje a Eclesiastés

Comparamos los cambios éticos y religiosos entre la serie y el libro

Alexander Ludwig protagoniza Earth Abides, La tierra permanece

Ish, superviviente solitario en Earth Abides, liderará una comunidad

Earth Abides (La Tierra Permanece) es una miniserie de 6 capítulos en Prime Amazon, de una hora de duración cada uno, basada en un libro del mismo nombre, el gran clásico de ciencia ficción apocalíptica de George R. Stewart. El autor, inclasificable y polifacético, de pluma depurada y gran lirismo, lo publicó en 1949, es decir, cuatro años después de la bomba atómica. Es un libro que ha influido en cualquier historia de apocalipsis y colapso civilizatorio posterior, incluyendo la monumental The Stand, de Stephen King.

Es un libro meditativo y lleno de amor a la naturaleza. También incluye varios homenajes al libro bíblico de Eclesiastés, de quién toma su cita inicial: "Los hombres van y vienen pero la Tierra permanece".

Stewart cuenta la historia de un superviviente tras una pandemia devastadora. Durante muchas páginas cree ser el único hombre vivo en la tierra. Luego va encontrando algún superviviente más, logra juntar algunos y crear una familia, luego una "tribu". Muchas teleseries sobre apocalipsis no se atreven a adentrarse mucho más allá del colapso, pero este libro va contando lo que sucede en 50 años, muestra el cambio de generaciones y reflexiona sobre lo que se pierde y lo que perdura.

Consideramos que la teleserie pude ser adecuada para mayores de 15 años. Tiene solo una escena de sexo, no muy subida de tono, y muy pronto una de parto, sin anestesia, a la vez dura y hermosa, un homenaje a la belleza de la vida naciente y el misterio de la familia.

Sabiduría bíblica tras el colapso

El protagonista es Ish, un geólogo inmunizado frente a la pandemia por la mordedura de una serpiente. En la miniserie lo interpreta Alexander Ludwig, a quien muchos conocerán por la serie Vikings, donde es el belicoso hijo de los protagonistas, Bjorn.

En la pantalla Ish apenas hojea un par de versículos de Eclesiastés, creyendo estar solo en el mundo, apenas acompañado por su perro. Pero la novela se detiene mucho más en el texto bíblico.

"Hojeaba frecuentemente la voluminosa Biblia que su padre había cubierto de anotaciones. Los Evangelios lo decepcionaron, probablemente porque trataban de los problemas del hombre en la sociedad. Dad al César es una orden superflua cuando no hay ni siquiera un inspector que represente al César. Dad vuestros bienes y repartir el dinero entre los pobres, hacer lo que deseas que te hagan a ti, ama a tu prójimo como a ti mismo... son preceptos que solo podían aplicarse a multitudes. En un mundo reducido a su más simple expresión, un fariseo o un saduceo hubiesen podido cumplir los ritos de una religión formalista. Pero la doctrina cristiana, basada en la caridad, carecía ahora de sentido", plantea la novela, que no se plantea la posibilidad de una relación personal con Dios, no ritualista.

Ish sigue leyendo y pasa al Antiguo Testamento. Eclesiastés le fascina. "Lo encontró más actual. A veces sus palabras se aplicaban directamente. 'Que el árbol caiga hacia el sur o el norte, allí quedará'. Más adelante leyó: 'vale más vivir acompañado que solo, pues si uno cae el otro puede levantar al compañero; desgraciado aquel que cae estando solo'. Ish recordó su terror cuando se sintió solo sin que nadie pudiera ayudarlo en caso de accidente. Leyó sin descanso, maravillado ante aquella comprensión realista, y aún clarividente, de las leyes del universo". Incluso lee "muerde la serpiente cuando no está encantada". Pero a él le salvó una serpiente al morderle.

Ish también repasó las novelas sobre robinsones, decepcionado: todo lo resolvían saqueando el barco naufragado. El tema de la novela es que llega un punto en que no puedes seguir saqueando los restos.

La fe tras la caída de la civilización

En el libro Ish encuentra unos pocos supervivientes. Él se consideraba escéptico en temas de fe. Dos chicas, Maurine y Molly eran católicas. La novela dice que "se persignaban de cuando en cuando, y rezaban un Ave María, pero no podían confesarse ni asistir a misa. Aparentemente nadie en la Iglesia Católica había previsto que un día no habría nadie en el trono de San Pedro y que los fieles solo serían dos ovejas sin pastor". Aquí el libro de Stewart olvida las palabras de Jesús: "Allí donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo". En la teleserie estas chicas no muestran fe alguna.

En la novela, otro superviviente, George, es metodista y diácono; en la teleserie le sustituye un hispano bastante religioso llamado Jorge, probablemente católico, incapaz de argumentar su fe.

En el libro, Emma la mujer de Ish, es una mulata que podría pasar casi por blanca, que a veces entona cantos espirituales negros aunque sin fe. En la teleserie es Jessica Frances Dukes, muy negra, buena tiradora y cazadora, y nunca dice nada de religión.

En el libro los más creyentes hablan de hacer oficios religiosos "a causa de los niños". Ish se siente incómodo, pero acepta presidir un encuentro los domingos con canciones y lecturas de pasajes de la Biblia, y un rato de oración silenciosa de pie, al aire libre. Pronto declaran que el rezo en silencio se prolongará indefinidamente y que cada uno "lo dirá en su corazón según su deseo". Así acabó el intento religioso de los supervivientes. El novelista quiere mostrar que es muy difícil mantener la religión (y luego veremos que también la escuela, la tecnología, etc...). Pero ninguna de estas escenas de fe aparecen en la teleserie.

Sin civilización, aguarda la superstición

Pasan los años y los supervivientes tienen hijos, niños que viven entre las ruinas del pasado sin entenderlas. Nuestro protagonista intenta enseñarles ciencia, historia, matemáticas. El libro es más pesimista que la teleserie. En la serie los chicos prestan algo de atención en clase. En el libro solo quieren salir a cazar, pescar y hacer cosas prácticas, y pronto se desmantela la escuela.

Todos admiran a Ish, el "sabio" de la tribu. ¿Qué puede decir Ish a los niños sobre el origen del mundo?

El libro lo recoge con detalle. "Podría decirles que Dios había hecho el mundo en 6 días. Lo creerían. También si dijera, como en la leyenda india, que el mundo era obra de un coyote. ¿Qué podía enseñarles sinceramente? Cualquier sistema podía dar origen a una religión. Como hacía 20 años, rechazó la idea. No podía renegar de su sincero escepticismo. Recordando alguna de sus lecturas, se dijo que valía más no tener idea de Dios que tener de Él una idea indigna. Sin embargo, había allí un vacío y si no se lo colmaba, en tres o cuatro generaciones sus descendientes buscarían quizá demonios, servirían a presuntos brujos, practicarían los ritos de la antropofagia, el vudú, el chamanismo... Los tabúes se extenderían entre ellos, y sí, la tribu ya tenía sus tabúes".

De nuevo, la teleserie no reflexiona sobre esto.



La tribu de Ish recibe a otro grupo de supervivientes en Earth Abides, la miniserie

Prepararse para morir

En el libro, Ish muere anciano y respetado por sus nietos. "La mente de un hombre se aclara poco antes de la muerte. Pues bien, soy muy viejo y no me quejaré. Si fuese católico y no hubiesen desaparecido los sacerdotes y las iglesias, me gustaría confesarme", medita en sus días últimos. "Ish revisó su vida e hizo una lista de sus pecados y virtudes. Antes de despedirse de la vida, aunque todo hubiera cambiado en el mundo, era necesario estar en paz consigo mismo, pensó, preguntarse si uno ha seguido los propios ideales. Al terminar su examen de conciencia no se sintió perturbado. Sí, había cometido errores, pero siempre había buscado la justicia".

Ish mira a sus nietos. "Me entregarán a la tierra y yo también los entrego a la Tierra, Madre de los hombres. Los hombres van y vienen pero la Tierra permanece". Con esa cita de Eclesiastés termina la hermosa y melancólica novela.

¿Es más blanda la serie o la novela?

Podemos acusar a Ish y al novelista, Stewart, de ser un poco indulgentes y blandos. Stewart en 1949 conoce la posibilidad de un holocausto nuclear. Él ha elegido un apocalipsis "más suave", basado en una enfermedad fulminante que elimina a casi toda la humanidad. En la novela, y en la teleserie, casi no vemos cadáveres: pudorosamente se recogieron y enterraron con orden. Es muy distinto al caos horrendo de Walking Dead.

La pandemia causa varios reequilibrios poblacionales: plagas de ratas, perros, depredadores, rebaños salvajes, incendios en praderas y otros ecosistemas que se reequilibran. Pero si hubiera habido un invierno nuclear, la única "tierra que permanece" sería roca muerta y quizá algún liquen. Sería mucho menos poético. Por desgracia para nosotros, ese riesgo y esas armas existen en nuestro siglo XXI, y dependemos de que hombres no muy virtuosos, como Trump y Putin, no aprieten el botón nuclear fatal.

La pena de muerte cuando no hay cárcel posible

Ish es blando al juzgarse a sí mismo y le habría ido bien tener un sacerdote. En la novela hace matar a un hombre, Charlie. La serie y el libro presentan el asunto de forma distinta, su valoración moral es otra, y eso es quizá elocuente.

En la teleserie Charlie es el líder de una tribu dispuesta ayudar a la de Ish. Es su líder absoluto y viola a Evie, una chica discapacitada del clan de Ish. Además, amenaza claramente con tomar el mando de ambos grupos. Ish y sus colaboradores deciden asaltar a Charlie cuando está casi solo, y en un altercado, cuando saca un cuchillo, le matan de un disparo. Él ya había violado a Evie, era culpable, estaba armado y matándole se evita una lucha entre tribus.

Pero en el libro no es así. En el libro Charlie está solo, no tiene tribu propia, y aunque ronda a la inocente Evie, nunca llega a tocarla. Es un bravucón: presume de conseguir lo que quiere. La tribu se reúne a deliberar. A los jóvenes no les parece mal que Charlie se quede con Evie y tenga hijos con ella. 

A Ish le preocupa la eugenesia: hijos tontos en una tribu fragilísima. Pero dudan de que la discapacidad de la chica sea hereditaria. Sin embargo, Charlie, en una borrachera, confesó a alguno que tenía enfermedades venéreas. Eso les asusta más. Consideran exiliarle, decirle que no vuelva, pero es un clan pequeño, no pueden vigilar siempre, él podría volver y atacar a alguien por sorpresa. Consideran encerrarlo, pero de nuevo, son pocos, no pueden dedicar a alguien a vigilar, no hay un sistema penitenciario eficaz en la diminuta comunidad. Finalmente deciden matarlo por un crimen que aún no ha hecho, por miedo a futuros crímenes. Lo ahorcan siguiendo un ritual: dicen ser una sociedad defendiéndose, pero matan a un hombre que aún no ha hecho nada.

Los espectadores que hayan seguido con detalle temporadas tardías de Walking Dead recordarán que cierto personaje "malvado", tras años de prisión, mejora y se hace un compañero aceptable... pero en Walking Dead las comunidades a veces alcanzan ser de cientos de personas, pueden sostener una cárcel.

Bigamia en los 50, poliamory en 2024

En la novela, Stewart explora otro tabú. Un miembro de la pequeña comunidad llega con dos esposas. Pero en la novela cada una tiene su propia casa: él pasa unos días con una y otros días con la segunda. Cada una le da hijos. Es un caso único en el clan, la poligamia no se extenderá. En esta comunidad casan a los jóvenes muy pronto, con 16 o 17 años, para evitar peleas. La familia sigue consistiendo en la unión estable y exclusiva de marido y mujer, con respeto a los abuelos que vivieron el viejo mundo.

Pero en la teleserie de 2024 el personaje bígamo se acuesta con sus dos chicas a la vez, los tres en la misma cama, y los hijos se consideran de los tres. Lo que en el libro era un caso raro y limitado, aquí es propaganda poliamory, como diciendo "tranquilos, no pasa nada, es una familia tan equilibrada como cualquiera". Pero tanto la Biblia como la historia de los imperios musulmanes, con sus intrigas asesinas entre hermanos y medio-hermanos, nos muestran que la poligamia es una gran fuente de conflictos mortales: requiere una autoridad absoluta, tiránica, de un Khan o un Califa, para funcionar, por lo general ejecutando o deportando a miembros de la familia.

Otra diferencia del libro con la miniserie es que el libro es mucho más poético en su trato con la naturaleza, lleno de admiración. La teleserie se distrae con otros asuntos y trata de compensar al final con unas escenas de rebaños, campos y manadas en el episodio final.

La serie confía más en la tecnología

El libro deja claro que mantener la civilización, sus restos, su tecnología, es dificilísimo, y requiere alumnos inteligentes y profesores dispuestos. Pero a los jóvenes no les interesa la ciencia, la técnica ni la religión, tienen abundancia de carne y hogares, sólo quieren dedicarse a cazar, van en carros tirados por perros (la serie no lo recoge) y cazan con arcos y flechas.

Por el contrario, la teleserie es más optimista respecto a la tecnología. Los supervivientes usan placas solares para mantener la electricidad, y usan coches de gasolina, mientras que el libro ya planteaba que en 20 años los neumáticos dejan de ser utilizables.

Es curioso que esta novela inspirara a Stephen King para hacer su epopeya The Stand (a veces llamada La Plaga). En ella, también una pandemia vacía al mundo y quedan muy pocos supervivientes. Stephen King consideró desde el principio que una historia así requería elementos sobrenaturales del bien y del mal. Cada revisión que King hacía de su gran obra era más religiosa y más ortodoxa que la anterior, y de hecho hasta la miniserie moderna de 2021 lo era (como explicamos aquí). 

Como ponderaba el libro, y entendía King, sin civilización y orden, sin religión, la superstición y la brujería, y el mero poder, están a la vuelta de la esquina, con el abuso y la opresión. La teleserie de 2024 parece pensar que basta con tener paneles solares en el techo para protegernos. King, en The Stand, dice que necesitamos mucho más.

Fuente: Religión en Libertad

No hay comentarios:

Publicar un comentario