miércoles, 19 de febrero de 2025

De policía a monja, y a superiora de su orden: se negó a abrazar a un ladronzuelo y cambió de vida

 


De policía a monja, y a superiora de su orden: se negó a abrazar a un ladronzuelo y cambió de vida

Hoy tiene 55 años y, en 2024, celebró 25 años de profesión religiosa.SOR TOSCA FERRANTE / AVVENIRE

La italiana sor Tosca Ferrante fue Policía antes que monja. "Los cinco años que pasé en la Policía fueron una escuela de humanidad y de servicio a los demás", comenta en Avvenire. 

"¿Sabéis lo que dijo el fundador de mi congregación, el beato Giacomo Alberione? 'El Señor enciende lámparas que van delante del hombre… No desperdicia la luz… siempre da luz en el momento oportuno'", dice la religiosa. 

Esas luces que se encendieron en el tiempo en que Sor Tosca era "Agente Tosca" fueron, relata, "el joven que detuve, la prostituta que acompañé a la frontera, la anciana a la que ayudé a levantarse después de una caída en la calle… Situaciones de fragilidad que me pusieron ante una pregunta más fuerte que la que me había empujado a ingresar en la Policía: ¿en quién quiero convertirme en la vida?". 

La hermana Tosca nació en un pequeño pueblo de Campania (Italia) y se unió a la Policía a los 19 años, siguiendo su pasión por la serie de televisión CHiPs, dos policías en motocicletas que hacían el bien a los demás. 

Hoy tiene 55 años y, en 2024, celebró 25 años de profesión religiosa. Ha sido elegida superiora general de las Hermanas Apostolinas de Castel Gandolfo. 

Licenciada en Psicología, coordina el Servicio de Tutela de la Infancia de las diócesis de Toscana y del diocesano de Pisa. "Como expolicía, es necesario entrar en una dimensión de servicio y no de poder. El uniforme, la pistola, la porra, representan sin duda el poder, y éste constituye una tentación siempre presente, a la que se responde poniéndose al servicio de los demás". 

"Creo que la paz se construye con relaciones, respeto y diálogo. Una de las dimensiones del respeto es garantizar la seguridad de las personas. Quienes viven este trabajo como un servicio a la comunidad están lejos de pensar en usar el arma, sino que se centran en actividades de prevención. Mi experiencia, incluso pensando en antiguos compañeros que sigo frecuentando, es que prevalece el deseo de que todos vivan en paz. La idea de violencia no forma parte de la formación que se recibe en la Policía". 

Para sor Tosca, usar uniforme es una oportunidad para dar esperanza a quienes se sienten más frágiles o se encuentran en una situación que podría comprometer su futuro, "impidiéndoles quizás cometer actos que atenten contra la dignidad de las personas. Incluso un arresto, para algunos, puede traer consigo la esperanza de una vida mejor en el futuro. Puede convertirse en un momento de salvación".

"Un día me pidieron que vigilara a un menor que había cometido un robo, el primero de su vida. Después de hablar un rato, él empezó a llorar, tenía miedo. Entonces me dijo: 'Tengo miedo, ¿me puedes dar un abrazo?' No pude, estaba uniformada. Cuando llegué a casa, me miré al espejo y me dije: '¿En quién te estás convirtiendo?'. Y desde ahí, desde ese abrazo perdido, me cuestioné mi vida".


Sobre recomendar a un niño convertirse en policía, la monja contesta: "Yo diría que nos hagamos una pregunta: ¿para quién quiero hacer este trabajo? ¿Y por qué? Creo que tiene que haber el deseo de ayudar a los demás. ¿Me gustaría vivir la profesión con sentimientos de cuidado hacia la humanidad, con una sonrisa que siempre de esperanza?

Fuente: Religión en Libertad

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