miércoles, 31 de enero de 2018

Santo Evangelio 31 de enero 2018



Día litúrgico: Miércoles IV del tiempo ordinario

Santoral 31 de Enero: San Juan Bosco, presbítero

Texto del Evangelio (Mc 6,1-6): En aquel tiempo, Jesús salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguieron. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto?, y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.


«¿De dónde le viene esto?, y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos?»

Rev. D. Miquel MASATS i Roca 
(Girona, España)

Hoy el Evangelio nos muestra cómo Jesús va a la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde se había criado. El sábado es el día dedicado al Señor y los judíos se reúnen para escuchar la Palabra de Dios. Jesús va cada sábado a la sinagoga y allí enseña, no como los escribas y fariseos, sino como quien tiene autoridad (cf. Mc 1,22).

Dios nos habla también hoy mediante la Escritura. En la sinagoga se leen las Escrituras y, después, uno de los entendidos se ocupaba de comentarlas, mostrando su sentido y el mensaje que Dios quiere transmitir a través de ellas. Se atribuye a san Agustín la siguiente reflexión: «Así como en la oración nosotros hablamos con Dios, en la lectura es Dios quien nos habla».

El hecho de que Jesús, Hijo de Dios, sea conocido entre sus conciudadanos por su trabajo, nos ofrece una perspectiva insospechada para nuestra vida ordinaria. El trabajo profesional de cada uno de nosotros es medio de encuentro con Dios y, por tanto, realidad santificable y santificadora. Con palabras de san Josemaría Escrivá: «Vuestra vocación humana es parte, y parte importante, de vuestra vocación divina. Ésta es la razón por la cual os tenéis que santificar, contribuyendo al mismo tiempo a la santificación de los demás, de vuestros iguales, precisamente santificando vuestro trabajo y vuestro ambiente: esa profesión u oficio que llena vuestros días, que da fisonomía peculiar a vuestra personalidad humana, que es vuestra manera de estar en el mundo; ese hogar, esa familia vuestra; y esa nación, en que habéis nacido y a la que amáis».

Acaba el pasaje del Evangelio diciendo que Jesús «no podía hacer allí ningún milagro (...). Y se maravilló de su falta de fe» (Mc 6,5-6). También hoy el Señor nos pide más fe en Él para realizar cosas que superan nuestras posibilidades humanas. Los milagros manifiestan el poder de Dios y la necesidad que tenemos de Él en nuestra vida de cada día.

Un novedoso estudio cualitativo sobre el síndrome postaborto ratifica sus efectos devastadores

Resultado de imagen de consecuencia de mis actos

 Sin embargo, muchas mujeres declaran haber sacado un bien del mal causado

Un novedoso estudio cualitativo sobre el síndrome postaborto ratifica sus efectos devastadores

Mil madres pudieron expresarse abierta y detalladamente sobre su reacción en el tiempo al aborto provocado.

Un novedoso estudio cualitativo sobre el síndrome postaborto ratifica sus efectos devastadores

El síndrome postaborto, que convierte a la madre en víctima además de victimaria del crimen, ha sido objeto de un estudio novedoso en su planteamiento: una muestra amplia, aunque no totalmente representativa, de madres que pudieron expresarse con detenimiento sobre el impacto del hecho sobre sus vidas. Lo cuenta Cullen Herout, sanitario especializado en salud mental con amplia experiencia en el síndrome, en Crisis Magazine:

El mes pasado, el Journal of American Physicians and Surgeons publicó los resultados cualitativos de una encuesta cuyo objetivo era comprender más exhaustivamente el peaje emocional que se cobra el aborto. La encuesta estaba dirigida por la Dra. Priscilla Coleman, una de las investigadoras más destacadas del mundo en secuelas post-aborto, e incluía respuestas de casi mil mujeres.


La doctora Priscilla Coleman es una autoridad mundial en el síndrome postaborto. En 2012 rebatió un artículo que sostenía que el nacimiento era 14 veces más peligroso para la mujer que el aborto.

Esta investigación es única porque su propósito era estudiar la experiencia post-aborto a un mayor nivel cualitativo respecto a estudios anteriores. Al plantear preguntar abiertas y, después, al clasificar las respuestas, la Dra. Coleman permitió que las encuestadas discutieran abiertamente su experiencia después del aborto, de un modo que no estaba limitado a la medición de resultados cuantitativos lo que les permitió describir su experiencia con sus propias palabras.

Se utilizó esta metodología para combatir algunas de las dificultades encontradas cuando se llevan a cabo investigaciones post-aborto. En su libro Forbidden Grief, Theresa Burke cita algunas de estas dificultades, que vale la pena mencionar aquí.


Fobidden Grief, El dolor prohibido, es una obra de Theresa Burke, fundadora de Rachel's Vineyard [El Viñedo de Raquel], iniciativa específica de ayuda a las madres que han abortado. El asesor espiritual de El Viñedo de Raquel es el sacerdote Frank Pavone, de Sacerdotes por la Vida.

La primera de ellas es que las reacciones al aborto varían a lo largo del tiempo, por lo que dependiendo de cuándo se llevó a cabo el estudio cuantitativo, el abanico de experiencias de una mujer puede no verse reflejado con rigor. La segunda dificultad es que los estudios longitudinales tienden a tener un alto índice de abandono en el tiempo y, a menudo, les falta el seguimiento necesario para que el estudio sea válido y fiable. La última dificultad, y seguramente la más importante, es que la medición de resultados cuantitativos tiende a ser excesivamente simplista y, sencillamente, no es capaz de captar la complejidad de la experiencia de la mujer después de un aborto.

En los años que llevo trabajando con el ministerio post-aborto El Viñedo de Raquel [Rachel's Vineyard], he observado que el último punto es especialmente relevante. Las mujeres con las que he hablado y trabajado tienen vidas únicas y complicadas. Su experiencia después del aborto es compleja, vasta y llena de giros. A veces, las mujeres (y los hombres) sólo son capaces de verbalizar del todo su respuesta emocional al aborto cuando tienen la posibilidad de confiarse con un profesional o con otras personas que han pasado por respuestas emocionales similares. Incluso entonces, muchas veces esas emociones siguen causando confusión y desorden interior. En otras palabras, sus experiencias no encajan adecuadamente en la casilla de un cuestionario que se tiene que marcar con una equis. Sin embargo, esto es lo que ofrecen la mayoría de los estudios post-aborto.

Defectos de metodología 
Por ejemplo: un estudio publicado a finales de 2016 afirmaba que muchas mujeres con embarazos no deseados no habían tenido ningún síntoma mental negativo después del aborto. Pero si se examina la metodología empleada, se podrá observar que la medición de los resultados incluye sólo indicaciones de depresión, ansiedad y un par de preguntas sobre la autoestima y el nivel de satisfacción con la vida. Estas mediciones se utilizaron en intervalos de seis meses durante los cinco años posteriores al aborto, en un intento de suplir la falta de estudios longitudinales en la experiencia post-aborto.

Pero cualquier persona inteligente se dará cuenta que la depresión y la ansiedad no incluyen de manera exhaustiva la amplia gama de posibles respuestas a algo como el aborto. Las respuestas emocionales que las personas experimentan individualmente después de un aborto son, sencillamente, demasiado complejas. Además, un intervalo de seis meses puede ser satisfactorio si intentamos calcular las consecuencias sobre la salud física, pero no pueden considerarse en absoluto satisfactorios en algo tan fluido como la salud mental de una persona.

Además, cinco años no es tiempo suficiente para estimar todos los modos cómo un aborto realizado en el pasado puede afectar a una persona mientras lleva adelante su vida. En al menos un estudio, realizado por el Dr. David Reardon, se demostró que entre las mujeres que habían experimentado consecuencias o sentimientos negativos por su aborto, una gran mayoría los experimentó a los cinco años del aborto. Por lo tanto, un estudio que cubra cinco años no es suficientemente prolongado en el tiempo para identificar a muchas de las personas que, con el tiempo, se arrepentirán o tendrán sentimientos negativos a causa de su aborto.

Respuestas prolijas y personalizadas 
Por esta razón, permitir que las mujeres utilicen sus propias palabras para describir su respuesta a lo largo del tiempo es la mejor manera, con mucho, para tener un cuadro detallado de lo que han sentido, sobre todo en lo que se refiere a su psique. Es un proceso delicado, pero es lo que hace que la investigación de la Dra. Coleman sea tan valiosa para quienes están interesados en comprender la experiencia post-aborto.

Los críticos observarán, con razón, que es una muestra de casos muy selectiva y la Dra. Coleman es consciente de ello. Las encuestadas se seleccionaron, sobre todo, entre las pacientes de los Centro de Atención a las Embarazadas CareNet, que tienen programas post-aborto. De este modo, si bien las participantes en la encuesta no constituían un ejemplo representativo de mujeres que habían abortado, es cierto que había una amplia variedad de edades, raza y sector demográfico representados. A pesar de todo, la encuesta proporciona un perfil muy detallado de esas mujeres que tienen reacciones emocionales negativas tras abortar. Este detalle, por sí solo, tiene mucho valor y a pesar de la falta de una muestra representativa, de la encuesta surgen algunos resultados dignos de mención, como también ideas, que son reforzadas por los resultados de la clasificación.

El primer resultado digno de mención es que casi un tercio de las participantes indicó que no había nada positivo en la decisión de abortar a su hijo no nacido. La Dra. Coleman lo resume así: "Las mujeres en general no hablaron de empoderamiento, de la capacidad de controlar su destino reproductivo, de liberarse de parejas violentas, de la necesidad de abortar para ser competitivas en el trabajo, etc.". No hicieron ninguna mención a la posibilidad de acabar los estudios o, simplemente, a la posibilidad de esperar a estar preparada para tener un hijo.



Esto es significativo porque los eslóganes antes mencionados son las típicas razones que da el mundo progresista para justificar la necesidad del aborto. Los resultados indican que para muchas mujeres estos eslóganes son más una retórica que se utiliza en el debate público, que reflexiones rigurosas de lo que sienten tras elegir el aborto. Y, contrariamente a lo que se esperaba, indican que lo más negativo del aborto, con mucho, es la pérdida de la vida humana. En general, las vidas de las mujeres que participaron en la encuesta "no volvieron a la normalidad", que es lo que se suele decir cuando se vende la idea del aborto a mujeres que se enfrentan a un embarazo no deseado. Son conscientes de que han cometido un gran mal y fueron capaces de identificar esto como lo peor de la experiencia del aborto.

El segundo resultado es, tal vez, el más importante de todos y enfatiza una verdad que, realmente, no puede ser exagerada. La verdad es que Dios tiene el poder de sacar la belleza de la peor tragedia. Esta verdad se desprende de las cifras.

El 17% de las encuestadas indicó que, como resultado del dolor que experimentaron después del aborto, su vida espiritual se renovó y profundizó. El 13% de las mujeres empezaron a trabajar o colaborar con mujeres con embarazos no deseados. El 9% compartió su historia oralmente o por escrito con el fin de ayudar a otras personas que se enfrentan a situaciones similares. El 8% está comprometido en ayudar a otras mujeres a recuperarse de un aborto, compartiendo con ellas la misericordia y el amor de Dios. Otro 8% se convirtió al cristianismo como resultado del sufrimiento experimentado después del aborto, mientras que más del 6% de las mujeres se convirtió en miembros activos del movimiento provida. Todos estos son resultados positivos, consecuencia directa de la experiencia negativa de las mujeres en relación al aborto.

Lo que solo Dios puede hacer
El aborto es un mal intrínseco y debe ser siempre rechazado como tal. No hay nada que justifique el aborto y estos resultados no deben ser interpretados de manera que sugieran que la muerte de un niño no nacido no es más que un medio para un fin. Cada aborto es una tragedia de magnitud incalculable. Durante una entrevista reciente que le hice a la Dra. Coleman, ésta observó que muchas mujeres hubieran deseado acercarse a Dios por otro motivo que no fuera el aborto.

Sin embargo, el hecho es que no podemos cambiar el pasado. Para quienes han elegido el aborto, Dios tiene el poder de coger una tragedia y convertirla en algo hermoso. Sólo Él tiene el poder de hacer todo nuevo. Sólo Él puede transformar los corazones de maneras que no podemos imaginar. He visto estas transformaciones en mujeres y hombres que tienen un aborto en su pasado y los resultados de la encuesta de Coleman corroboran esta verdad.


Esperanza Puente ha vivido en primera persona el síndrome postaborto y a raíz de ello se ha entregado totalmente a ayudar a madres que pueden estar pensando abortar o lo han hecho y padecen por ello. 

En un estudio cuantitativo nunca se hubieran visto estos resultados y ningún inventario de síntomas hubiera sido capaz de captar lo que estas mujeres han verbalizado en esta encuesta. No sólo fueron capaces de identificar la respuesta emocional negativa que experimentaron después del aborto, sino que fueron capaces de discutirla detalladamente y describir cómo ha impactado en otros ámbitos de sus vidas. Fueron capaces de explicar que el aborto no es un incidente aislado o un aspecto de una parte de sus vidas, sino una decisión que ha afectado a su bienestar emocional durante muchos años después de haber abortado.

Se debería aplaudir a la Dra. Coleman por sus esfuerzos en reunir datos cualitativos sobre las experiencias de las mujeres tras elegir el aborto. Aunque en su encuesta falta una muestra representativa, la muestra seleccionada es suficiente para proporcionar una visión valiosa de la complejidad de la confusión emocional causada por el aborto. Con suerte, su búsqueda de datos cualitativos sobre la experiencia post-aborto estimulará la realización de más encuestas sobre este tema a medida que los investigadores reconozcan el valor de este método particular de reunir información.

Por nuestra parte, debemos recordar que Dios tiene el poder de transformar la más terrible de las tragedias en algo hermoso para quienes buscan Su perdón y misericordia.

Traducción de Helena Faccia Serrano.
Fuente: Religión en Libertad

martes, 30 de enero de 2018

Santo Evangelio 30 de enero 2018




Día litúrgico: Martes IV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 5,21-43): En aquel tiempo, Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente; Él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 

Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de Él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?». Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’». Pero Él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante Él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad». 

Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?». Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Pero Él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.


«Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad»

Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas 
(Girona, España)

Hoy el Evangelio nos presenta dos milagros de Jesús que nos hablan de la fe de dos personas bien distintas. Tanto Jairo —uno de los jefes de la sinagoga— como aquella mujer enferma muestran una gran fe: Jairo está seguro de que Jesús puede curar a su hija, mientras que aquella buena mujer confía en que un mínimo de contacto con la ropa de Jesús será suficiente para liberarla de una enfermedad muy grave. Y Jesús, porque son personas de fe, les concede el favor que habían ido a buscar.

La primera fue ella, aquella que pensaba que no era digna de que Jesús le dedicara tiempo, la que no se atrevía a molestar al Maestro ni a aquellos judíos tan influyentes. Sin hacer ruido, se acerca y, tocando la borla del manto de Jesús, “arranca” su curación y ella enseguida lo nota en su cuerpo. Pero Jesús, que sabe lo que ha pasado, no la quiere dejar marchar sin dirigirle unas palabras: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad» (Mc 5,34).

A Jairo, Jesús le pide una fe todavía más grande. Como ya Dios había hecho con Abraham en el Antiguo Testamento, pedirá una fe contra toda esperanza, la fe de las cosas imposibles. Le comunicaron a Jairo la terrible noticia de que su hijita acababa de morir. Nos podemos imaginar el gran dolor que le invadiría en aquel momento, y quizá la tentación de la desesperación. Y Jesús, que lo había oído, le dice: «No temas, solamente ten fe» (Mc 5,36). Y como aquellos patriarcas antiguos, creyendo contra toda esperanza, vio cómo Jesús devolvía la vida a su amada hija.

Dos grandes lecciones de fe para nosotros. Desde las páginas del Evangelio, Jairo y la mujer que sufría hemorragias, juntamente con tantos otros, nos hablan de la necesidad de tener una fe inconmovible. Podemos hacer nuestra aquella bonita exclamación evangélica: «Creo, Señor, ayuda mi incredulidad» (Mc 9,24).

El dolor de una pérdida acabó de golpe con su fe: Marie, un caso de rescate mediante la confesión

El dolor de una pérdida acabó de golpe con su fe: Marie, un caso de rescate mediante la confesión


El dolor de una pérdida acabó de golpe con su fe: Marie, un caso de rescate mediante la confesión

La historia de Marie muestra el efecto inmediato en el alma de la confesión cuando se acude a ella con el corazón abierto.


La tragedia de perder inesperadamente (prematuramente, en términos de juicio humano) un ser querido adquiere un sentido en la fe y la confianza en el plan de Dios. Pero en ocasiones es precisamente la fe la que vacila ante la desgracia. Fue el caso de Marie, quien ofreció en L'1visible el testimonio de caída y sanación. Acudir al confesionario siempre compensa...:

MARÍA: UN VACÍO ABISMAL
El 20 de junio de 2012, dos de mis hermanos sufrieron un accidente de coche en Estados Unidos. Mi hermano Pierre, de 40 años, padre de cuatro hijos, murió en el acto, y mi otro hermano, de 36 años, padre también de cuatro hijos, quedó gravemente herido. Ello supuso para mí un gran momento de duda, de vacío abismal, de pérdida completa del sentido de la vida, de temor al futuro…

Ir a misa, una tortura
En aquella época yo creía en Dios, había recibido una buena formación cristiana y era practicante. Esa prueba me hijo perder la fe que yo tenía hasta entonces, porque Dios me pareció indiferente o ausente ante esta terrible experiencia.

La misa dominical se convirtió en un momento molesto en el que volvía una y otra vez la cuestión: ¿está Él ahí? ¿Existe? Ante esta cuestión, me invadía una oleada de tristeza. No ir a misa me permitía evitar ese mal trago, pero implicaba la culpabilidad de separarme voluntariamente de mi familia. Y cuando, a pesar de todo, les acompañaba, verme allí rodeada de gente feliz se me hacía muy difícil.

Palabras que hacen pensar... 
En el verano de 2014, mis hijos y mi marido quisieron participar en un encuentro cristiano. Llegamos a aquel lugar, donde una masa de gente cantaba, alababa y aplaudía. Es alegría me resultaba insoportable y pensaba: “¡No es posible! ¿Nadie entre ellos ha vivido nunca algo tan triste como lo que he vivido yo?”. Además, el primer día un sacerdote dijo que de todo el mal que nos llegaba, Dios podía obtener un bien mayor. En mi desdicha, eso era inadmisible.

Así que le busqué para verle, pero no podía recibirme hasta tres días después. Fueron tres días de gran tristeza y de soledad, a pesar de la cantidad de gente que había…

...y palabras que perdonan 
Llega el día de la cita. Lloro todo el rato, o casi. Me siento abrumada por el cansancio. No puedo avanzar. Estoy agotada por la lucha. Comienza la conversación. Le cuento mi historia. Le explico esa alegría de los demás que me agrede, esa ausencia de Dios desde hace dos años.

El sacerdote tiene palabras muy tranquilizadoras. Me insiste en que Pierre, mi hermano, está presente en la otra vida. Me hace comprender igualmente que seguir mirando al pasado no puede devolverme a mi hermano y lo único que hace es impedirme avanzar. Vuelve igualmente sobre la frase que dijo tres días antes: Dios quiere nuestro bien y no ha creado el mal. Puede sacar un bien de cualquier historia, por horrible que sea.

En el momento del perdón de los pecados, la niebla que pesaba sobre mí como una capa de plomo desde el accidente se disipa de golpe, con una dulzura infinita. Me ha invadido una paz profunda.

¡Jesús está ahí! 
Sentí que Jesús estaba ahí, en mí, y que me amaba a mí, María, personalmente. Me amaba desde siempre y siempre había estado conmigo en mi camino de duelo. De golpe, me sentí reunificada: mi espíritu, mi cuerpo y mi corazón estaban unidos, y tenía una sensación de completitud increíble y muy tranquilizadora.

Al mismo tiempo, recibí una alegría profunda que me llenó de ganas de amar, de amar sin medida. Esta fuente de amor, que estaba casi seca, se abrió con mayor fuerza que antes, con el deseo de dar y de que todos a mi alrededor fuesen felices.

Yo no he cambiado, pero todo ha cambiado. Nada me da miedo, todo puede suceder. ¡Jesús está ahí! La vida continúa con sus pruebas y sus dificultades, pero esta presencia y esta paz interior me acompañan desde entonces. Mi fe se ha hecho más encarnada: vivo en relación con un Dios vivo, en un corazón a corazón para profundizar cada vez más  y como una presencia en cada una de las personas con las que me encuentro. Quiero compartir con todos esta esperanza que habita en mí desde entonces y que me impulsa a abandonarme, a confiar.

Insisto cada día en esta oración: “La vida sin ti es invivible. ¡Haz, Señor, que jamás me separe de ti!"

Traducción de Carmelo López-Arias.

lunes, 29 de enero de 2018

Santo Evangelio 29 de enero 2018



Día litúrgico: Lunes IV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 5,1-20): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante Él y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes». Es que Él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos». Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región. 

Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos». Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil- se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término. 

Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con Él. Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti». Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.


«Espíritu inmundo, sal de este hombre»

Rev. D. Ramon Octavi SÁNCHEZ i Valero 
(Viladecans, Barcelona, España)

Hoy encontramos un fragmento del Evangelio que puede provocar la sonrisa a más de uno. Imaginarse unos dos mil puercos precipitándose monte abajo, no deja de ser una imagen un poco cómica. Pero la verdad es que a aquellos porqueros no les hizo ninguna gracia, se enfadaron mucho y le pidieron a Jesús que se marchara de su territorio.

La actitud de los porqueros, aunque humanamente podría parecer lógica, no deja de ser francamente recriminable: preferirían haber salvado sus cerdos antes que la curación del endemoniado. Es decir, antes los bienes materiales, que nos proporcionan dinero y bienestar, que la vida en dignidad de un hombre que no es de los “nuestros”. Porque el que estaba poseído por un espíritu maligno sólo era una persona que «siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras» (Mc 5,5).

Nosotros tenemos muchas veces este peligro de aferrarnos a aquello que es nuestro, y desesperarnos cuando perdemos aquello que sólo es material. Así, por ejemplo, el campesino se desespera cuando pierde una cosecha incluso cuando la tiene asegurada, o el jugador de bolsa hace lo mismo cuando sus acciones pierden parte de su valor. En cambio, muy pocos se desesperan viendo el hambre o la precariedad de tantos seres humanos, algunos de los cuales viven a nuestro lado.

Jesús siempre puso por delante a las personas, incluso antes que las leyes y los poderosos de su tiempo. Pero nosotros, demasiadas veces, pensamos sólo en nosotros mismos y en aquello que creemos que nos procura felicidad, aunque el egoísmo nunca trae felicidad. Como diría el obispo brasileño Helder Cámara: «El egoísmo es la fuente más infalible de infelicidad para uno mismo y para los que le rodean».


Los donativos de Infancia Misionera sostienen el orfanato de la diócesis de monseñor Francisco Lerma

Gracias a la labor de la «Santa Infancia» se hizo sacerdote, y hoy es obispo misionero en Mozambique


Francisco Lerma es español, de Murcia para ser más concreto, pero lleva 47 años misionando en la diócesis de Gurúè, en Mozambique, de la que ahora es su obispo. Este misionero de la Consolata guarda entre sus recuerdos un especial cariño a cómo fue descubriendo su vocación misionera gracias a lo que entonces se llamana “la Santa Infancia”: “En ese tiempo, en las escuelas, los maestros tenían unas huchas con figuras que representaban a los varios pueblos de la tierra: África, Asia, América… donde los niños echábamos nuestros pequeños ahorros de fin de semana como sacrificio por la misiones”. Así comenzó su historia en donde ha dado lo mejor de sí mismo, incluso en alguna ocasión, como nos cuenta, la propia vida por culpa de una mina antipersona.

Este domingo, la Iglesia celebra la Jornada de la Infancia Misionera, cuyo primer y más importante objetivo es promover en los niños que sean misioneros de otros niños. Los chicos de la diócesis de don Francisco, también lo son.

- Monseñor, ¿qué recuerdos guarda usted de su niñez sobre esta Obra que en 2018 cumple ya 175 años?
- Mi vocación misionera nace en el ambiente misionero de la Iglesia en España durante las décadas 1950–1960. En ese tiempo, en las escuelas, los maestros tenían unas huchas con figuras que representaban a los varios pueblos de la tierra: África, Asia, América… donde los niños echábamos nuestros pequeños ahorros de fin de semana como sacrificio por la misiones. Un dibujo muy grande en forma de termómetro iba marcando “la temperatura”, conforme las monedas.

» En las parroquias era muy grande el fervor misionero: campañas del Domund y de la Infancia Misionera, que se celebraban con teatros, poesías, cánticos, cabalgatas, concursos, jornadas de oración y temas apropiados de catequesis.

» En los dos seminarios de Murcia también era muy vivida la dimensión de la Misión “ad gentes”. En ese tiempo, la diócesis de Cartagena tenía más de 50 sacerdotes “Fidei Donum” en varios países de América, África y Asia. En ese contexto y como una semilla lanzada a la tierra, nace de una manera muy natural y progresiva mi vocación misionera.

- Usted ya con 27 años, y prácticamente recién ordenado, le destinaron a Mozambique y desde entonces usted ha estado allí. ¿Cuánto tiene de responsabilidad aquellos primeros mensajes a la hora de decidirse por ser un sacerdote misionero?
- De hecho, mi vocación fue madurando en la juventud hasta que se hizo realidad palpable en mi consagración “ad gentes, ad vitam et ad pauperos” con mi Profesión Religiosa en el Instituto Misionero de la Consolata y a seguir con mi Ordenación Sacerdotal; y se concretiza con mi destino y llegada a Mozambique, donde me encuentro desde 1971 hasta hoy.

» La obediencia al mandato de Jesús de anunciar el Evangelio a todos los pueblos, el sentido de la universalidad de la fe y el amor cristiano sin fronteras, y el amor a los más necesitados y marginados material y espiritualmente fueron como la brújula responsable de la orientación de mi vida al servicio a la Misión. Los valores vividos como simiente en la niñez y en la juventud se hacen realidad concreta.


Monseñor Lerma en el orfanato Arco Iris

-¿Podría contarnos algo de sus primeros años como misionero? Fueron los difíciles tiempos de la descolonización de Mozambique, incluso con una guerrilla en su misión…
- Antes de todo eso, hubo un proceso de inserción en la nueva realidad que aparecía ante mis ojos: una tierra, un pueblo, una historia. Había que aprender nuevos idiomas, portugués, Emakwa, Xitshwa, Élomwe, entre la multitud de lenguas nacionales del mosaico cultural de Mozambique.

» Llegué a Mozambique en el mes de marzo de 1971. La situación político-militar era grave, dramática en ese tiempo. Eran los últimos años de la guerra por la independencia de país. El pueblo luchaba contra el colonialismo portugués, una guerra que, en esta etapa final, duraba ya casi diez años, con sus terribles efectos de masacres, destrucción de infraestructuras, bienes y vidas; gente desplazada de sus aldeas y refugiada en otras tierras. Era el ambiente que encontré en mi primer campo de trabajo, la antigua Misión de Maúa, en la provincia norteña de Niassa.

» Las visitas a las aldeas de la región eran siempre muy peligrosas por las minas antipersonales y anticarro, y por los ataques sorpresa de los guerrilleros y de los militares del ejército colonial. Yo mismo me salvé sin saber cómo, de una de esas minas.

- Monseñor, usted que tan vinculado ha estado con la obra de la Infancia Misionera, ¿tiene también niños misioneros en su diócesis?
- Sin duda que hay niños misioneros en nuestra Diócesis. En las 25 parroquias de la diócesis de Gurúè tenemos implantados los Grupos de la Infancia Misionera y muy diseminados en la mayoría de las casi dos mil pequeñas comunidades de aldea.

» Los jóvenes que participan en la pastoral juvenil toman a su cargo, como responsabilidad y tarea propia, los grupos de los más pequeños de la comunidad.

Gracias a la labor de la «Santa Infancia» se hizo sacerdote, y hoy es obispo misionero en Mozambique

Monseñor Lerma con niños de la Infancia Misionera de su diócesis de Gurúè

-¿Qué actividades hacen estos niños misioneros de su diócesis?
- Las actividades de estos grupos, además de la formación, los niños visitan a los enfermos y personas más necesitadas con pequeñas obras de caridad (recoger leña, cargar agua, barrer y limpiar la casa); se integran en el grupo de los acólitos y lectores; tienen también actividades lúdicas y literarias (pequeñas representaciones bíblicas, cánticos y danzas, juegos); y también se visitan entre ellos.

-¿Y cómo es la vida de estos niños misioneros?
- Son vidas que te hacen pensar y te cuestionan: niños que, de muy pequeños, cuidan de sus casas, ayudan a sus madres en la limpieza, en la recogida de leña para cocinar, en la búsqueda de agua para la higiene y demás servicios del hogar, su ayuda en el campo familiar, el cuidado de sus hermanos más pequeños.

» Y lo más preocupante es la escolarización, la falta de una red escolar con infraestructuras dignas. La mayoría de los edificios son de material precario (de palos y cañas) unos y, otros, apenas a la intemperie, grandes sombras debajo de los árboles.

» Además, está la alimentación. Los niños se encuentran en un estado de subnutrición muy elevado con consecuencias desastrosas para una salud consistente. Van a la escuela con apenas un poquito de té y un pedazo de tapioca.

- Además de promover que los niños sean misioneros también con los niños, también se promueve su generosidad con las misiones. ¿En qué le apoya la Obra de la Infancia Misionera?
- Limitándome a mi Diócesis, los donativos que recibimos de las Obras Misionales Pontificias como fruto de los cristianos de todo el mundo, se emplean, en primer lugar, en la manutención ordinaria de la vida de la diócesis y en la manutención del clero local y sus parroquias. Y, en segundo lugar, en proyectos concretos que presentamos puntualmente cada año de orden pastoral, educativa, sanitaria y social: orfanatos, escuelas, centros de salud, centros de pastoral, subsidios catequéticos y bíblicos, medios de transporte, seminarios, centros de oración y comunicación (Radios comunitarias).


El orfanato se sustenta en gran mediada por Infancia Misionera

- Uno de los proyectos concretos que sostiene Infancia Misionera es el orfanato Arco Iris...
- Efectivamente, “Arco Iris” es un internado para niños huérfanos, preferentemente por causa de VIH/SIDA, aunque también hay otros huérfanos por otras causas. Este año tenemos 45 niños internados desde 0 a 12 años. Los cuidan tres laicas, vírgenes consagradas mozambiqueñas, y algunas jóvenes simpatizantes como colaboradoras.

» Para la construcción del edificio que cobija a los niños y sus educadoras se recibieron, en su día, ayudas de la Infancia Misionera, de Manos Unidas, de África en Directo y de otras entidades, así como del apoyo local.

» La alimentación diaria del orfanato y su manutención depende del apoyo local, del subsidio que las responsables reciben como maestras y de las entidades referidas, y del apoyo anual que se recibe de Infancia Misionera.

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 28 de enero de 2018

Santo Evangelio 28 de enero 2018



Día litúrgico: Domingo IV (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 1,21-28): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.


«¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!»

Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala 
(Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)

Hoy, Cristo nos dirige su enérgico grito, sin dudas y con autoridad: «Cállate y sal de él» (Mc 1,25). Lo dice a los espíritus malignos que viven en nosotros y que no nos dejan ser libres, tal y como Dios nos ha creado y deseado. 

Si te has fijado, los fundadores de las órdenes religiosas, la primera norma que ponen cuando establecen la vida comunitaria, es la del silencio: en una casa donde se tenga que rezar, ha de reinar el silencio y la contemplación. Como reza el adagio: «El bien no hace ruido; el ruido no hace bien». Por esto, Cristo ordena a aquel espíritu maligno que calle, porque su obligación es rendirse ante quien es la Palabra, que «se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14).

Pero es cierto que con la admiración que sentimos ante el Señor, se puede mezclar también un sentimiento de suficiencia, de tal manera que lleguemos a pensar tal como san Agustín decía en las propias confesiones: «Señor, hazme casto, pero todavía no». Y es que la tentación es la de dejar para más tarde la propia conversión, porque ahora no encaja con los propios planes personales.

La llamada al seguimiento radical de Jesucristo, es para el aquí y ahora, para hacer posible su Reino, que se abre paso con dificultad entre nosotros. Él conoce nuestra tibieza, sabe que no nos gastamos decididamente en la opción por el Evangelio, sino que queremos contemporizar, ir tirando, ir viviendo, sin estridencias y sin prisa.

El mal no puede convivir con el bien. La vida santa no permite el pecado. «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro» (Mt 6,24), dice Jesucristo. Refugiémonos en el árbol santo de la Cruz y que su sombra se proyecte sobre nuestra vida, y dejemos que sea Él quien nos conforte, nos haga entender el porqué de nuestra existencia y nos conceda una vida digna de Hijos de Dios.

Cuando algunos se retuercen


CUANDO ALGUNOS SE RETUERCEN

Por Javier Leoz

Seguimos, y muy de cerca, los primeros pasos de Jesús. Del “pasen y vean”, hoy cuarto domingo del Tiempo Ordinario, nos trasladamos a la fascinación por la peculiar enseñanza de Jesús. Añoramos, por mucho que algunos nos intenten convencer de lo contrario, la libertad con la que Jesús se expresaba: lo formulaba humanamente pero con una trascendencia divina. Hoy, en cambio, todo lo que “huela a divino” es postergado, orillado y cuando no… ridiculizado. ¿Dónde queda la libertad? ¿Sólo es para unos? ¿Sólo para aquellos que dicen a todo que “sí” y a nada que “no”?

1.- Si nos asomamos a los medios de comunicación (visual, auricular o escrito) difícilmente encontramos algo que nos sorprenda. Lejos de instruirnos lo único que intentan es adoctrinarnos. Lejos de hacerlo con autoridad (como Jesús lo concebía en un impresionante triple acorde FE/PALABRA/VIDA) pretenden diseñarnos otro estilo de vida desde la pura superficialidad o en fórmulas mágicas que luego se quedan en puras palabras, en sensacionalismo barato, en ruidos que nada dicen y en líneas maestras que luego resultan ser torcidas.

Por ello mismo, la Iglesia, siempre será un pequeño problema para la sociedad dominante (o para los domadores o anestesistas de la sociedad). Su autoridad (FE/VIDA/PALABRA) siempre será una llamada profética, un anuncio que sacuda conciencias, un aguijón con la única pretensión de que “el hombre inmundo” que se filtra por gobiernos, educación e información, cultura y plataformas mediáticas…..se deje guiar por una doctrina nueva, sabia y santa: el Evangelio. ¿Imposible? ¡No! ¿Exento de dificultades? ¡Tampoco! ¿Con luchas, incomprensiones y reacciones en su contra? ¿Acaso no las tuvo Aquel que hablaba y actuaba con máxima autoridad? ¿No las acogió, incluso con cintura, el mismo Jesús?

2.- Nos toca asistir a una realidad “poseída” por espíritus relativistas; pensamos que la autoridad suprema viene dada por los votos o por unas leyes. Creemos que, lo único válido y digno de ser tenido en cuenta, es lo legal, lo establecido, lo correctamente político. ¡Así nos va! Cuando la cultura tradicional mediterránea u occidental se empeña en apartar todo su entramado social de la relación con Dios (que es de donde viene toda auténtica autoridad) los resultados son o pueden ser catastróficos.

El hombre moderno, aunque nos parezca lo contrario, va buscando enseñanzas consistentes. Personas que, además de hacer bandera de ellas, las sepan transmitir desde dentro. ¿Y dónde está el secreto para trasladar aquellos convencimientos y pensamientos cristianos que sabemos pueden ser sal y luz o determinar un ambiente distinto al que vivimos? ¡Ni más ni menos que en nuestra relación personal con Dios! Empeñarnos en levantar un edificio sin cimientos es como pretender que un avión vuele sin motor. Reafirmar que el hombre puede vivir sin más leyes que las humanas, es tanto como dejar un crucero a la deriva en manos del capitán de turno. ¿Acaso no sería mejor dejarnos guiar por la fuerza de Dios, por las líneas maestras que Jesús pone sobre la mesa de nuestra vida?

3.- Solamente seremos luz ante el mundo cuando, lejos de dejarnos contaminar por tantos alientos que debilitan o atacan nuestra espiritualidad, nuestro ser Iglesia, nuestra identidad cristiana o nuestra militancia en Jesús y con Jesús, seamos escudos que detengan esos dardos envenenados que sólo tienen un fin: confundir, desacreditar, dar lo bueno como malo, lo noble como falso, lo santo como reliquia del pasado o a Dios como un ente inexistente.

¿Qué algunos se retuercen? Entonces es que vamos en la dirección adecuada. ¿Qué algunos permanecen indiferentes ante nuestra presencia? Entonces, seguramente, es que alguna flecha que otra, algún espíritu inmundo, se ha colado por las ventanas de nuestras almas y las ha dejado tibias o hasta congeladas.

¿Dónde está nuestro corazón? ¿En Dios? Entonces, en El, estará la fuente de nuestra inspiración, de nuestras palabras, de nuestra forma de ser…..de nuestra autoridad. ¿Lo reconocerán algunos o, tal vez, hace tiempo que desconectamos de ese arranque de vida y de gracia que es Dios?

sábado, 27 de enero de 2018

Santo Evangelio 27 de enero 2018



Día litúrgico: Sábado III del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 4,35-41): Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Pasemos a la otra orilla». Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con Él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?». Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?».


«¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»


Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez 
(St. Esteve de P., Barcelona, España)

Hoy, el Señor riñe a los discípulos por su falta de fe: «¿Cómo no tenéis fe?» (Mc 4,40). Jesucristo ya había dado suficientes muestras de ser el Enviado y todavía no creen. No se dan cuenta de que, teniendo con ellos al mismo Señor, nada han de temer. Jesús hace un paralelismo claro entre “fe” y “valentía”.

En otro lugar del Evangelio, ante una situación en la que los Apóstoles dudan, se dice que todavía no podían creer porque no habían recibido el Espíritu Santo. Mucha paciencia le será necesaria al Señor para continuar enseñando a los primeros aquello que ellos mismos nos mostrarán después, y de lo que serán firmes y valientes testigos.

Estaría muy bien que nosotros también nos sintiéramos “reñidos”. ¡Con más motivo aun!: hemos recibido el Espíritu Santo que nos hace capaces de entender cómo realmente el Señor está con nosotros en el camino de la vida, si de verdad buscamos hacer siempre la voluntad del Padre. Objetivamente, no tenemos ningún motivo para la cobardía. Él es el único Señor del Universo, porque «hasta el viento y el mar le obedecen» (Mc 4,41), como afirman admirados los discípulos.

Entonces, ¿qué es lo que me da miedo? ¿Son motivos tan graves como para poner en entredicho el poder infinitamente grande como es el del Amor que el Señor nos tiene? Ésta es la pregunta que nuestros hermanos mártires supieron responder, no ya con palabras, sino con su propia vida. Como tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, cada día hacen de cada contradicción un paso más en el crecimiento de la fe y de la esperanza. Nosotros, ¿por qué no? ¿Es que no sentimos dentro de nosotros el deseo de amar al Señor con todo el pensamiento, con todas las fuerzas, con toda el alma?

Uno de los grandes ejemplos de valentía y de fe, lo tenemos en María, Auxilio de los cristianos, Reina de los confesores. Al pie de la Cruz supo mantener en pie la luz de la fe... ¡que se hizo resplandeciente en el día de la Resurrección!

El padre Felipe fue secuestrado e iban a ejecutarlo: «Grité "Fiat" y tuve una experiencia mística»

El padre Felipe fue secuestrado e iban a ejecutarlo: «Grité "Fiat" y tuve una experiencia mística»

El fundador de la Familia de Jesús Sanador cuenta su historia de conversión y vocación

El padre Felipe fue secuestrado e iban a ejecutarlo: «Grité "Fiat" y tuve una experiencia mística»

Philip Scott fundó la comunidad Familia de Jesús Sanador


Philip (Felipe) Scott es sacerdote y fundador de la comunidad Familia de Jesús Sanador, cuyo carisma está a puesto al servicio de las personas que tienen profundas heridas espirituales y físicas. Actualmente están en la Amazonía peruana pero todo comenzó en Florida, entre bandas callejeras y prostitutas.

Este religioso cuenta que para poder ayudar a curar las almas heridas antes tuvo que ser curado él mismo. No tuvo una infancia fácil y su juventud estuvo marcada por la promiscuidad, la pornografía y las fiestas. Tras su conversión tampoco la fundación de esta comunidad fue un camino de rosas pues llegó a ser secuestrado y estuvo a punto de morir. Ahora, sin embargo, da gracias a Dios por cada momento que ha vivido, que es lo que le ha permitido llegar a donde está ahora mismo.

"Emocionalmente me sentía huérfano"
En una entrevista en Mater Mundi TV, el padre Scott hace un recorrido en su vida mostrando la obra que Dios ha hecho en ella. Desde muy niño, recuerda, arrastraba profundas heridas. “Mi padre era alcohólico y no sanó, y mi madre era una mujer muy fría. Cuando mi padre se enfadaba era muy violento e incluso sufrimos abusos físicos”, cuenta. Por ello, confiesa que en aquel momento “emocionalmente me sentía huérfano”.



Tampoco ayudó cuando en 1965 toda la familia se trasladó a vivir a Nueva York. “Padecía una herida paterna en mi corazón. Entonces, desde los 14 años me rebelé contra mis padres”.  Chicas, fiestas y pornografía eran parte de su vida cotidiana.

La oración a aquel Dios desconocido
Pero a los 20 años tuvo un encuentro con Cristo totalmente radical que le hizo cambiar de vida casi al instante. “Era el verano de 1980 y una noche sentí que ya estaba harto de saborear el pecado y allí en ese instante Dios empezó literalmente a remecer mi conciencia. Entonces, me arrodillé y le dije al Señor: “no sé quién eres, pero te entrego mi vida”.

Ahí quedó la cosa. A la noche siguiente encontró la lista que promocionaba las películas pornográficas y estaba eligiendo una para ver cuando de repente, explica, “escuché la voz de Jesús, que me dijo que ‘si de verdad quieres seguirme no puedes seguir con esto’”. Temblando, dejó aquel folleto y no vio la película. Dios había escuchado la oración de la noche anterior.

Durante las cuatro siguientes noches se despertó siempre a la misma hora de la madrugada. “Me despertaba y la presencia del Señor llenaba mi cuarto de una manera tal que, honestamente, sabía que era Jesús y yo maravillado sentía su presencia, la fuerza del amor de Dios”, agregaba.

"Me sentí amado por primera vez"
El padre Scott confiesa que en aquel momento “me sentí amado por primera vez”. Al acabar aquella semana pidió a su madre una Biblia y la devoró. “Cambiaron muchas cosas en mi vida. Perdí amigos porque dejé esa vida, fue un cambio radical y muy rápido”.

Poco a poco fueron saliendo a la luz las heridas que estaban ocultas en su corazón, pero fue “delante del Santísimo donde empecé a experimentar su interés de una forma muy palpable”.

Necesitaba que estas heridas se abrieran para poder curarlas. Hablando con la perspectiva del tiempo, este religioso comenta que “evitar el dolor aumenta el dolor y por eso hoy abundan aberrantes ideologías como la de género”.

Su familia creía que se había vuelto loco
Al principio su familia pensó que se había vuelto loco e incluso su hermano gemelo, que hoy es también sacerdote, llegó a decir que había perdido un hermano. Pero Philip ya no era el mismo, esa experiencia del amor de Dios le había cambiado por completo.

De repente sintió la necesidad de ir pidiendo perdón a las personas a las que en el pasado había hecho daño. “Si me encontraba una chica con la que había pecado, dejaba los libros y la pedía perdón”, asegura. Lo mismo si era un chico con el que se hubiese peleado…


Dios frustró la boda para llamarle al sacerdocio
Pero además, en el tiempo de su conversión estaba a punto de casarse e incluso estaban ya con los preparativos de la boda. Incluso llegó a pedirla la mano. Actualmente, Scott cree que era necesario que experimentar en su corazón el haber vivido un noviazgo en castidad.

Una vez que lo había vivido, Dios le llamó al sacerdocio. “Escuché su voz para que lo dejara todo. Fue un shock para mí. Fue muy dolorosa la decisión. Gritaba por qué, y llorando se lo dije a ella, y nos abrazamos…”.

El encuentro con la Virgen en Lourdes
Ya en el seminario sintió la llamada para ir a Lourdes y de manera providencial surgió la posibilidad de ir y el rector se lo permitió.  Delante de la Virgen fue “donde recibí la llamada para el ministerio de sanación y después el de fundar la comunidad, ¡y yo era seminarista!”.

Estaba totalmente asustado y su director espiritual le dijo después de saber esto que si fuera necesario tendría que ir hasta China para encontrar un obispo que le escuchara. Finalmente, encontró un obispo en Florida, le faltaba un año para ordenarse. Y aceptó ordenarle y que creara fundar la comunidad. Aunque no fue hasta años después de ser sacerdote cuando fundó su comunidad. Estaba él solo en una zona de Tampa (Florida) muy pobre llena pandillas y prostitutas.



El inicio en soledad de su carisma
En la calle fue conociendo a la gente y más tarde gracias a la televisión católica EWTN la gente conoció su carisma y empezaron a llegar hombres y mujeres para hacer experiencias en esta comunidad. Así fue como se creó la verdadera comunidad.

Pronto surgieron vocaciones al sacerdocio pero el seminario de Florida más cercano no era según Scott el más acorde con las enseñanzas de la Iglesia, por lo que finalmente toda la comunidad se instaló en Perú.

El secuestro y la muerte cara a cara
Pero tampoco el inicio en Perú sería sencillo. Scott fue atracado dos veces pero lo peor llegó cuando fue secuestrado y le iban a fusilar. “Fue un trauma porque nada puede prepararte para un secuestro. Es tan fuerte inicialmente que estás en un estado de pánico. Al principio luchas, y le dije al Señor que me había preparado para este momento y para que ahora diga  Fiat. Grité Fiat y entonces sentí paz”.

“Cuando decimos Fiat, Dios suelta su gracia. Dios me enseñó muchas cosas. Me había preparado para morir, tuve una experiencia mística y pude experimentar el olfato del cielo”, explica.

Sin embargo, Dios tenía otros planes para él, sobrevivió al secuestro y ahora ofrece esta sanación espiritual a muchas familias rotas por el sufrimiento.

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 26 de enero de 2018

Santo Evangelio 26 de enero 2018




Día litúrgico: Viernes III del tiempo ordinario

Santoral 26 de Enero: Santos Timoteo y Tito, obispos

Texto del Evangelio (Mc 4,26-34): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega». 

Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra». Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.


«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano (...y) la tierra da el fruto por sí misma»



Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells 
(Salt, Girona, España)

Hoy Jesús habla a la gente de una experiencia muy cercana a sus vidas: «Un hombre echa el grano en la tierra (...); el grano brota y crece (...). La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga» (Mc 4,26-28). Con estas palabras se refiere al Reino de Dios, que consiste en «la santidad y la gracia, la Verdad y la Vida, la justicia, el amor y la paz» (Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey), que Jesucristo nos ha venido a traer. Este Reino ha de ser una realidad, en primer lugar, dentro de cada uno de nosotros; después en nuestro mundo.

En el alma de cada cristiano, Jesús ha sembrado —por el Bautismo— la gracia, la santidad, la Verdad... Hemos de hacer crecer esta semilla para que fructifique en multitud de buenas obras: de servicio y caridad, de amabilidad y generosidad, de sacrificio para cumplir bien nuestro deber de cada instante y para hacer felices a los que nos rodean, de oración constante, de perdón y comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en virtudes, de alegría...

Así, este Reino de Dios —que comienza dentro de cada uno— se extenderá a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Porque quien vive así, «¿qué hace sino preparar el camino del Señor (...), a fin de que penetre en él la fuerza de la gracia, que le ilumine la luz de la verdad, que haga rectos los caminos que conducen a Dios?» (San Gregorio Magno).

La semilla comienza pequeña, como «un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas» (Mc 4,31-32). Pero la fuerza de Dios se difunde y crece con un vigor sorprendente. Como en los primeros tiempos del cristianismo, Jesús nos pide hoy que difundamos su Reino por todo el mundo.

Católico converso, padre de cinco hijos y provida: así es el nuevo embajador de libertad religiosa



Católico converso, padre de cinco hijos y provida: así es el nuevo embajador de libertad religiosa

Sam Brownback ha sido confirmado para el puesto en una ajustada votación en el Senado

Católico converso, padre de cinco hijos y provida: así es el nuevo embajador de libertad religiosa

Por primera vez el embajador de Estados Unidos para la libertad religiosa en el mundo será un católico. Se trata del exsenador y actual gobernador de Kansas, Sam Brownback, converso al catolicismo, padre de familia numerosa y muy concienciado con la vida y los peligros de la ideología de género.

Precisamente, su claridad y su profunda fe han demorado el nombramiento hasta ahora pues el Senado estaba dificultando que ostentase este cargo. Finalmente, en una ajustada votación, Brownback consiguió 50 votos a favor y 49 en contra y fue el propio vicepresidente Pence el que con su voto como presidente del Senado rompiese el empate.

Sus partidarios, contentos por su coherencia
Los demócratas, y también algún republicano, se opusieron a él por su oposición a la ideología de género. Sin embargo, encontró el apoyo de otros senadores evangélicos conservadores. Así, por ejemplo, el senador por Oklahoma, James Lankford, dijo que “la confirmación de Sam Brownback como embajador general envía un mensaje al mundo de que la libertad religiosa es una prioridad del gobierno de Estados Unidos”.


Sam es un declarado político provida, como ha quedado de manifiesto con las leyes que ha firmado como gobernador de Kansas

Además, añadía que “como líder mundial de la libertad y la protección de los derechos humanos básicos, Estados Unidos debería aprovechar todas las oportunidades para abogar porque las personas, incluidos los estadounidenses que se encuentren en su país, piensen, crean y actúen de acuerdo con sus creencias religiosas, independientemente de si pertenecen a una minoría o la religión mayoritaria en su nación”.


Padre de familia numerosa y provida
Brownback toma así el relevo de sus antecesores en el cargo, David Saperstein, judío; y Suzan Johnson Cook, evangélica afroamericana.

El nuevo embajador, casado y padre de cinco hijos, llegó a ser precandidato presidencial por el Partido Republicano, secretario de Estado de Agricultura, además de miembro del Senado y actual gobernador de Kansas, uno de los estados con las leyes más provida del país.

Su conversión al catolicismo se produjo ya dentro de la política y en parte involucra a otra de las principales figuras políticas del país, Paul Ryan, actual presidente del Congreso. De origen metodista, Brownback dio el salto oficial al catolicismo en en 2002. Sin embargo, su proceso de conversión había empezado ya unos años antes, precisamente cuando en 1996 estaba haciendo campaña para ser senador. En su equipo estaba un jovencísimo Paul Ryan, católico aunque entonces no demasiado practicante.

Bronwback, evangélico, ya estaba pensando convertirse al catolicismo, y sabiendo que Ryan era católico, salió el tema. "Que un no católico me hiciese preguntas cruciales sobre la doctrina de la Iglesia era una importante responsabilidad. Me la tomé en serio, y nuestras conversaciones se convirtieron en el catalizador para una profundización en mi fe. A sugerencia de Sam, me zambullí en los escritos de C.S. Lewis. Y empecé a ir a misa otra vez. Sam siguió en búsqueda, y finalmente él mismo se convirtió al catolicismo", aseguraba Ryan.

Converso y provida
Así fue, en efecto. Sam Brownback fue educado como metodista, pasó casi toda su vida en el evangelismo, y en 2002, a los 46 años, ingresó en la Iglesia católica de la mano del sacerdote del Opus Dei John McCloskey, conocido porque también ha ayudado a la conversión de otros políticos republicanos como Newt Gingrich, y de antiguos abortistas militantes del movimiento provida, como el célebre doctor Bernard Nathanson.

Brownback lee la Biblia a diario y se ha especializado en la lectura de los Padres de la Iglesia de los siglos III y IV, encontrando especial inspiración en los que vivieron retirados en el desierto. Como gobernador del estado ha promulgado leyes provida, recibiendo el apoyo para la reelección por parte de grupos antiabortistas como National Right to Lifecara a las inminentes elecciones.

jueves, 25 de enero de 2018

Santo Evangelio 25 de enero 2018



Día litúrgico: 25 de Enero: La Conversión de san Pablo, apóstol

Texto del Evangelio (Mc 16,15-18): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».


«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva»

Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera 
(Ripollet, Barcelona, España)

Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. El breve fragmento del Evangelio según san Marcos recoge una parte del discurso acerca de la misión que confiere el Señor resucitado. Con la exhortación a predicar por todo el mundo va unida la tesis de que la fe y el bautismo son requisitos necesarios para la salvación: «El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará» (Mc 16,16). Además, Cristo garantiza que a los predicadores se les dará la facultad de hacer prodigios o milagros que habrán de apoyar y confirmar su predicación misionera (cf. Mc 16,17-18). La misión es grande —«Id por todo el mundo»—, pero no faltará el acompañamiento del Señor: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

La oración colecta de hoy, propia de la fiesta, nos dice: «Oh Dios, que con la predicación del Apóstol san Pablo llevaste a todos lo pueblos al conocimiento de la verdad, concédenos, al celebrar hoy su conversión, que, siguiendo su ejemplo, caminemos hacia Ti como testigos de tu verdad». Una verdad que Dios nos ha concedido conocer y que tantas y tantas almas desearían poseer: tenemos la responsabilidad de transmitir hasta donde podamos este maravilloso patrimonio.

La Conversión de san Pablo es un gran acontecimiento: él pasa de perseguidor a convertido, es decir, a servidor y defensor de la causa de Cristo. Muchas veces, quizá, también nosotros mismos hacemos de “perseguidores”: como san Pablo, tenemos que convertirnos de “perseguidores” a servidores y defensores de Jesucristo.

Con Santa María, reconozcamos que el Altísimo también se ha fijado en nosotros y nos ha escogido para participar de la misión sacerdotal y redentora de su Hijo divino: Regina apostolorum, Reina de los apóstoles, ¡ruega por nosotros!; haznos valientes para dar testimonio de nuestra fe cristiana en el mundo que nos toca vivir.

Alain Delon, en lucha entre la fe y el sinsentido, confiesa que «la Virgen me consuela y acompaña»


El referente del cine francés habla del cielo, de la muerte y del divorcio de sus padres

Alain Delon, en lucha entre la fe y el sinsentido, confiesa que «la Virgen me consuela y acompaña»

Alain Delon mantiene una lucha con Dios aunque de momento la Virgen ya le ha conquistado

Alain Delon, en lucha entre la fe y el sinsentido, confiesa que «la Virgen me consuela y acompaña»

Alain Delon es el gran icono del cine francés del último medio siglo, tras protagonizar películas como El gatopardo (1963), Rocco y sus hermanos (1960) y A pleno sol (1960), entre muchas otras. A sus 82 años este artista ha llevado tras de sí una turbulenta vida llena de romances, matrimonios, separaciones y muchas heridas que arrastra desde niño y que ni el dinero ni la fama han podido curar.

Ahora que va viendo la muerte más cara a cara y que muchos de sus amigos y romances ya no están, Delon se está haciendo preguntas más profundas que le hacen mirar a Dios, al que ha observado con desconfianza y al que todavía hoy no ha descubierto de verdad.

Las últimas preguntas de Delon
Entre la tristeza y el creer que ya ha hecho todo en esta vida, Alain Delon afirma no tener miedo a la muerte, de la que habla con total naturalidad en las últimas entrevistas que ha concedido y donde el cielo también aparece como un horizonte en el que le gustaría estar.

En una entrevista en Paris Match, y que recoge Famille Chrétienne, abre su corazón y también su mansión, en la que ha construido una capilla y en la que también ha preparado ya un nicho para cuando llegue el momento de la muerte.

La Virgen María, su auxilio y consuelo
En este turbulento viaje que le mantiene en la estrecha línea entre creer y no creer, la Virgen María es su gran aliada y el gran argumento que un día le pueda llevar a Dios y por ende al cielo que tanto anhela.

En la entrevista confiesa que “mi pasión es María porque amo a esta mujer, amo todo lo que ella hizo. Obviamente, sabemos más acerca de su hijo, pero ¿quién era realmente? Hablo con María, le digo cosas, le pregunto cosas.
Ella me da alivio, me da una compañía que no tengo, ella siempre está allí. Ella me escucha y me consuela”.

Jesús, a través de María. La posible conversión de Delon, a sus 82 años, haría casi con total probabilidad ese camino.


Delon, en una escena de la película A pleno sol.

El divorcio de sus padres que ha marcado su vida
Este caparazón que tiene Alain Delon con el que ha intentado protegerse proviene de una infancia difícil de la que habla ahora. En el fondo, resalta la importancia de la familia unida para los niños, pues aunque su carrera ha sido un éxito y ha podido tener mucho dinero, asegura que hay cosas que nunca podrá comprar.

Cuando tenía cuatro años sus padres se divorciaron, lo que le generó un trauma terrible, puesto que llegó a pasar por un centro de acogida y luego por un internado antes de que volviese con su madre años después.

La petición al cielo: "Ver a mi padre y a mi madre juntos"
“Me convertí en un objeto vergonzoso, todos hicieron su vida a su manera y yo estaba en el medio”, confiesa décadas después de que sucediese. Por eso, pese a los sufrimientos que le ocasionaron asegura que cuando muera tiene una petición a Dios.

“Nunca he visto a mi padre y a mi madre juntos, me duele mucho, y cuando llegue al cielo, sé lo que voy a pedir: ver a mi padre y a mi madre juntos”.

A Alain Delon nada le ata aquí pero le sigue faltando esa esperanza cristiana, y que de momento se manifiesta en su vida a través del consuelo que asegura recibir de la Virgen.


No es aficionado a lo políticamente correcto
Recientemente, el actor agregaba que "la vida no me aporta gran cosa. Lo conozco todo y lo he visto todo. Y además detesto el mundo en el que vivimos. Todo es mentira y falso. Ya no hay respeto. No se cumple la palabra dada. Solo cuenta el dinero. ¿Cuántos años me quedan de vida? Puedo llegar a los 90, 92 años. Yo no decido, es el que está allí arriba".

Pese a ser el gran referente del cine francés en el último medio siglo, Alain Delon no ha sido tan reconocido por la industria como sí lo ha sido por el público. Y esto se ha podido dar debido a que nunca ha callado y no se ha dejado llevar por la corrección política.

La homosexualidad, "contra la naturaleza"
En 2014, por ejemplo, hizo campaña por la lista de Force Vie de la exministra Christine Boutin, retirada recientemente para estudiar Teología. “Niega el cambio de civilización de hoy, no tengas miedo, con Force Vie, di sí a la vida”, aseguraba Delon en un vídeo de campaña, defendiendo públicamente la vida humana.

Pero más criticado fue por su apoyo a la Manif pour Tous manifestándose en contra de la adopción por parte de parejas homosexuales : "Ya no hay diferencia, no existe el respeto. Siento decirlo, no tengo nada contra los gais que van juntos, pero para mí eso va contra la naturaleza. Estamos aquí para amar a una mujer, para cortejarla. No para ligar o acostarnos con otros tíos". Y recalcó: “No quiero que adopten”.

Fuente: Religión en Libertad