En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».
«¿A qué es semejante el Reino de Dios?»
Rev. D. Francisco Lucas MATEO Seco
(Pamplona, Navarra, España)
Hoy, los textos de la liturgia, mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos todo!». Con esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a la propagación del Reino de Dios. Es necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da mucho fruto» (Jn 12,24).
El Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo» (Lc 13,21). También aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de dar buen sabor a todo el alimento (cf. Mt 5,13). También es necesario dar tiempo para que la levadura realice su labor.
Parábolas que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este mismo Reino en cada uno de nosotros.
«Joven, rebelde, sin Dios ni ley», iba a abortar cuando vio a 40 Días por la Vida: «No estás sola»
Eneida Martínez, sin apenas control sobre su vida y marcada por el dolor, fue abocada al aborto: tras conocer a 40 Días por la Vida, Lazos de Amor Mariano o el Hogar de María, supo que siempre podría encontrar apoyo.
Eneida Martínez fue criada como hija de madre soltera, en el fuego cruzado de las guerras de bandas en Colombia. Para ella, era normal contemplar las matanzas y asesinatos de camino al colegio. No tardó en perder la inocencia, comenzando una vida de dolor y desórdenes que le llevó a abortar, pero también a luchar por la vida: su testimonio ya está salvando a bebés y mujeres, como sucedió recientemente con una joven que iba a abortar en la clínica Dator (te contamos el caso aquí). Cuando una voluntaria de la campaña en curso de 40 Días por la Vida le contó la historia de Eneida, la mujer tomó la decisión de seguir adelante con su embarazo.
Marcada por la ausencia de una figura paterna, con una madre prácticamente ausente y viviendo de casa en casa, cuenta al canal de YouTube de Mater Mundi que la rebeldía fue su mejor recurso para mitigar el dolor.
Una rebeldía que no encontró la cortapisa de una firme educación en la fe. De hecho, su única influencia al respecto era su abuelo, que como mucho le llevaba de vez en cuando a misa y le hacía recordar la primera comunión que un día hizo gracias a su madre.
Con solo 13 años, sin un vínculo firme con sus padres, carente de toda educación afectiva o de los límites que proporciona la fe, Eneida no vio nada de raro en comenzar su primera relación y marcharse de casa.
Madre muy joven, rebelde y sin apoyo
"De esa relación nació mi primer hijo, al que tuve a los 16. Mi novio decidió irse a los 20 años, yo ya había tenido al bebé y empecé a sufrir violencia física y la falta de apoyo. Él se iba, estaba meses sin verlo y cuando volvía era para maltratarme", recuerda.
La situación se volvió insostenible. Su hijo tenía cuatro años cuando decidió terminar con aquella relación tóxica y comenzó a albergar "un fuerte rechazo a la maternidad" como consecuencia de la falta de amor.
Joven, rebelde y sola, con su madre cuidando al pequeño, Eneida se fue a vivir "sin Dios ni ley la vida en el mundo".
Pronto conoció a un chico, con el que salió un par de veces. Saber que estaba nuevamente embarazada fue como un jarro de agua fría, especialmente con otro padre que, de nuevo, se desentendió del embarazo.
La madre de Eneida le dio todo su apoyo para criar al hijo. Entonces estaba muy lejos de pensar si quiera en el aborto.
Viviendo "en la oscuridad" sin Dios ni ley
Pero había hecho de "la oscuridad" su nuevo hogar: aunque nunca lo había hecho, empezó a "alcoholizarse" al ver que atenuaba su dolor y "estaba mejor" y dejó a sus hijos "prácticamente abandonados" con su madre, limitándose a enviarles el dinero que necesitasen.
Con 22 años, Eneida era "una mujer hecha y derecha" y se podía decir que había tenido varias vidas.
Una nueva empezó en 2019, cuando viajó a España nuevamente "sin Dios ni ley", pero esta vez también "sin familia".
Eneida, bautizando a uno de sus hijos.
La historia se repitió, como si fuese sacada del mismo molde. Conoció a un chico, ella retomó el "Dios a su medida" y se "manipuló" a sí misma, convenciéndose de que era una persona puesta por Dios. Tras irse a vivir con él, se abrió nuevamente la herida, aparecieron los maltratos, intentos de suicidio y ansiedad… y un nuevo embarazo. Y otra vez obtuvo la misma respuesta del padre: "No es mi problema".
"Como quitarse una muela"
Pero esta vez estaba sola, sin apoyo. Solo contaba con la ayuda del hombre que la maltrataba y se desvincularía de su próximo hijo. Así que la opción del aborto comenzó a ser plausible. Ya no era algo tan lejano.
Mismamente, desde el ámbito legal. Aunque no menciona el nombre de la clínica, Eneida recuerda que cuando entró por primera vez al lugar "donde se muere el corazón" y pidió información, el no tener documentos "no fue un problema".
Sin dinero, carné, seguridad social… "No pasa nada, yo te hago todo, tú firmas y vas a la cita"; le respondió la trabajadora.
Y "desafortunadamente", llegó el día. Estaba nerviosa, buscando "caras amables" que le apoyasen. También buscaba respuestas que le eran negadas por todos. Tan solo encontró respuestas en la sala de espera, cuando una chica que "repetía" le dijo que le acostarían y que "cuando despertase, el periodo `estaría de vuelta´". Según la trabajadora del centro, sería "como quitarse una muela".
Pero esa falta de consecuencias no era lo que veía en otras jóvenes que salían del quirófano, demacradas, en silla de ruedas y con hemorragias.
"En el lugar donde muere el corazón de la madre"
Cuando le tocó a ella hacerse la ecografía, dieron la vuelta a la pantalla y bajaron el volumen del latido fetal.
"¿Por qué no puedo mirar?", preguntó. Silencio.
"¿No te han dado un sobre? ¿No lo has leído? Aquí se hace silencio. No se pregunta", le dijeron más tarde.
Eneida solo quería llorar. El corazón le palpitaba mientras se limitaba a obedecer, ponerse la bata que le ofrecían en la clínica y esperar donde recordaría siempre como "el lugar donde a una se le muere el corazón".
"Cuando entre, hicieron lo mismo. Me acostaron sin dejarme mirar la escena catastrófica de mi vida, pensando que me iban a desangrar y preguntando mientras me regañaban por hacerlo", recuerda.
Era el turno del anestesiólogo, que le puso una dosis intravenosa que la aturdía. Pero empezó a sentir como el aborto comenzaba y con ello, un gran dolor.
El amor de Dios y María al borde de la muerte
"No está dormida", le dijo la enfermera al médico.
La joven recibió una nueva dosis de anestesia y lo siguiente que recuerda es despertar en una ambulancia, sola, convaleciente de camino al hospital en "la escena más fuerte" que recuerda.
El daño estaba hecho. Su hijo ya no estaba, pero ella estuvo cerca de perder la vida. Pasó diez días ingresada, rodeada de una tribulación, angustia y dolor que solo interrumpió una enfermera con un regalo para ella.
"No te preocupes. Dios todavía te ama y la Virgen todavía te espera", le consoló después de entregarle un rosario. De inmediato sintió una "gran vergüenza con la Virgen", ante la que se mostró arrepentida.
Eneida en el Hogar de María.
Poco después de su aborto, Eneida fue consolada por una enfermera que le dio un rosario y le aseguró que la Virgen seguía esperándola. Entre otros lugares, encontró paz y ayuda para mantener a sus otros hijos en Hogar de María.
Pero pasados los días, terminó de recuperarse de la hemorragia. Ahora era como una de las miles de "muertas en vida" que, tras abortan se encuentran "como en un limbo, perturbadas".
Pero ella tenía dos hijos. Tenía que seguir adelante. Así que decidió "echar tierra" sobre el pasado, ocultarlo y comenzar una nueva vida.
Vuelta a empezar, pero con "diosidencias"
La historia se repitió. Conoció a otro chico, trató de llenar su vacío con él, comenzó una relación de siete meses, sufrió maltratos… y supo que estaba, de nuevo, embarazada.
Pero estaba decidida a no repetir el mismo capítulo de su vida y, por el contrario, "encaminarse en la fe y volver a ser la que era". Ahora tenía buenas consejeras, algunas amigas cristianas que de inmediato la dirigieron a 40 Días por la Vida.
"Me pareció extraño cuando me llamó Ana (una voluntaria). Habló conmigo. Siempre pensé que era muy difícil que a una mujer le feliciten por estar embarazada, pero ella lo hizo y me pareció sorprendente. Y mis amigas en la fe me decían lo mismo, que era una bendición", recuerda con sorpresa.
"No estás sola. Podemos ayudarte"
"No vas a estar sola. Rezaremos por ti, te vamos a apoyar y estarás bien", le dijo la voluntaria de 40 Días por la Vida, actualmente en plena campaña de oración de otoño ante las clínicas.
Inscríbete aquí en la campaña de oración de 40 Días por la Vida para rezar por más madres como Eneida: ya son (al menos) 186 los bebés salvados en esta campaña, que finaliza el 5 de noviembre.
A 40 Días le siguieron otras organizaciones como Hogar de María o Lazos de Amor Mariano.
Voluntarias de 40 Días por la Vida.
Voluntarias de 40 Días por la Vida rezando ante la clínica Dator en una de sus campañas de oración.
"Siempre me apoyaron. Cuando estaba de tres meses, decidí tener a este bebé, ser fuerte y decirle radicalmente a Dios que estaba en sus manos, pidiéndole perdón por mis errores y prometiéndole que confiaría y le sería fiel", recuerda.
Por último, Eneida se confesó, sumando a su cartera de "apoyos" el de la misma Iglesia. Junto con 40 Días, Lazos de Amor Mariano o Hogar de María, recuerda su ayuda como "una forma de levantarme" hasta que nació su bebé, Mariana, hoy de 4 meses.
Concluye dedicando un mensaje "a todas esas mujeres que están aquí en España o en otros países" y que se plantean abortar: "Tenéis apoyo. Están las fundaciones de ayuda. Yo no quise ver más allá, pero el Señor está ahí".
En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...»
Rev. D. Francesc JORDANA i Soler
(Mirasol, Barcelona, España)
Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).
Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.
Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.
Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».
Una infancia de horror, una juventud en antros gay... ante el Santísimo le derrumbó el amor de Dios
David, en su entrevista en Creo TV.
A David le cuesta evitar las lágrimas en varios momentos de la entrevista, sobre todo al evocar el momento el que experimentó el amor de Dios. Foto: captura Creo TV.
Cuando, al inicio de un reciente capítulo de El Buscador (Creo TV), Álex Navajas anuncia que va a tratarse de un testimonio "muy impactante", no exagera.
A su lado se sienta David Espitia, mexicano, quien durante mucho tiempo solo conoció una vida de pesadilla, con años de maltrato y abuso sexual en la infancia seguidos con una juventud quemada en las adicciones: la bebida, la droga y, sobre todo, el sexo gay. Solo hace diez años que el amor de Dios le libró de todas esas cargas.
Y resulta, en efecto, impactante ver sus lágrimas y escuchar su voz entrecortada al evocarlo.
El infierno
Creció en un hogar extremadamente disfuncional, donde sus padres no conocían ni les enseñaron "el temor de Dios". Entonces "el mal entra y lo destroza todo". Su padre daba tales palizas a su madre que llegó a romperle la nariz y los dientes. Hacía lo mismo con sus hijos, seis, de los cuales David es el menor, a varios años de sus hermanos. Alcohólico y cocainómano, tuvo hijos fuera del matrimonio y fue continuamente infiel a su esposa, a quien transmitió enfermedades venéreas, además de provocarle un aborto.
La madre se desquitaba de ese horror con sus hijos, maltratándoles también, física y emocionalmente: nunca besaba ni acariciaba voluntariamente a David, y cuando éste le contó que habían abusado sexualmente de él a los 8 años, su comentario fue terrible: "¡Pero bien que te gustó, cabrón!". Los hermanos mayores, que se peleaban incluso a machetazos, acabaron pegándole a ella también.
Ese abuso sexual al que nadie prestó atención ni puso remedio fue la gran tragedia que marcó la vida de David. Duró varios años, primeramente a manos de niños de su entorno mayores que él: su propia hermana, un primo, un conocido... Él callaba por vergüenza, desconocedor de hasta qué punto aquello iba a marcarle: "Yo no sabía que iba a dejarme secuelas. Nunca te imaginas lo que va a pasar más adelante por esa herida. Fue un quebrantamiento total".
David tomaba un cuadro de Jesús que tenía su madre, se enjugaba las lágrimas y se las pegaba al Cristo mientras le decía: "No quiero que me hagan eso, no quiero ser así".
Había sido bautizado e hizo la Primera Comunión por deseo materno, pero, arrastrados por su padre, acudían a los servicios protestantes. David abrigaba resentimiento hacia Dios, preguntándole dónde estaba cuando su padre agredía a su madre o cuando le violaban a él. "Es lo que te mete el demonio, el odio a Dios", comprendió luego, aprovechándose el diablo de su mal: "Nunca hubo nadie que se interesara por mí", lamenta.
Sexo gay: "Ya no podía parar"
El continuo abuso le hipersexualizó desde muy pequeño. A los 11 años consumía las revistas y películas pornográficas que había en casa, y a los 13 empezó a abusar de niños menores que él, imitando el comportamiento que él había sufrido: “No sentía remordimiento, sentía odio y coraje. No me importaba. No había sensibilidad en mí, no distinguía entre el bien y el mal”.
Con 15 años, David ya no pensaba en otra cosa que en el sexo gay. Con quien fuese. Todos los días, de regreso de sus estudios, dedicaba hora u hora y media en el metro de Ciudad de México a buscar con quién irse a un lugar solitario o incluso a las mismas casas de aquellos desconocidos: "Ya no podía parar". Le daba igual un niño que un hombre de 90 años: "Yo quería más".
Salió con alguna chica "para aparentar", pero al cumplir los 18 tuvo su primera pareja estable (aunque no le era fiel y mantenía su promiscuidad) y a los 21 salió del armario y empezó a frecuentar "antros gay".
"Crees que eres feliz, piensas 'ya encontré de dónde soy, ya encontré dónde puedo encajar, ya encontré quién me puede entender'. Todo tu entorno te aplaude: 'Así eres, así naciste'... Pero no sabía que esto me iba a llevar a algo cada vez peor: iba incrementando las adicciones e iba creciendo el vacío", confiesa.
Durante los años que mantuvo este estilo de vida tuvo ocho o nueve parejas, pero mantenía sus infidelidades. En un fin de semana en los "cuartos oscuros" de aquellos antros podía estar con cinco o seis, y entre semana acudía a saunas o baños de las estaciones de autobuses, e incluso a la prostitución (pagando o cobrando). Frecuentó toda la oferta de ese mundo: playas gay, strippers, hoteles gay, espectáculos de sexo en vivo, travestismo, drag queens: "Como te deja vacío, piensas ¿qué más hay? Y empiezas con el alcohol. Y como tampoco te llena, con las drogas".
"¡Si existes, sácame de esto!"
David tocó fondo a los 28 años, un día como tantos otros, a las seis de la mañana, al regresar a su casa tras una noche en un antro, drogado y alcoholizado.
camina solo por la calle solitaria, de noche.
David pasaba noches enteras de autodestrucción en antros gay. Foto (contextual): Aliagha Shirinov / Unsplash.
Fue consciente de su vacío y se echó a llorar, algo que no hacía desde niño. Y por primera vez se dirigió a Dios: "¡Si existes, sácame de esto!". Al expresarse así, sintió "un amor" que nunca había sentido, lloró hasta el agotamiento y se durmió.
A la mañana siguiente y durante unos años más, su vida continuó igual, pero algo había cambiado con aquella primera oración: "Cuando tú le das a Dios esa libertad, al decirle 'Te necesito', Dios va a buscar el lugar, el momento y la circunstancia para que tú tengas un encuentro con Él. Pero se lo tienes que pedir". Su promiscuidad no se frenó entonces, pero... "Él ya me había escuchado y dijo: 'Voy a buscarte'”.
Y así fue, cuatro o cinco años después. Tenía un amigo católico que le hablaba de Dios y a quien escuchaba con paciencia, sobre todo por complacerle, porque le caía bien. Hubo un par de conversaciones que le "tocaron": "Me dije, 'qué interesante lo que me dice de Dios'". Él no sabía que su amigo llevaba un año rezando por él todos los días. Al cabo de un tiempo le propuso acudir a un retiro.
El encuentro
Eran tres días. Por curiosidad, y no teniendo mejor plan ese fin de semana, le dijo que sí. Eso sí, al primer crucifijo que se encontró, le dejó claras sus intenciones: "No sé si existes. Pero no voy a dejar ni el alcohol ni la droga ni a mi pareja. Aquí vengo solo a ver qué se siente".
El primer día lo pasó queriéndose ir, pero en el segundo le hicieron mella las charlas: "Los laicos que predicaron tenían la fuerza del Espíritu Santo. Tenían tanta fuerza de Dios, que cada cosa que iban diciendo me golpeaba. Me empezaron a sensibilizar. Me hablaron del amor de Dios, pero también me denunciaron el pecado, algo que nadie me había dicho. Me hicieron ver -perdón por la palabra- la mierda que yo era a los ojos de Dios. Empecé a limpiarme las lagrimitas cuando ellos predicaban".
Era el 15 de junio de 2014, sobre las ocho de la tarde. Había Adoración al Santísimo. David, cuyas pocas ideas cristianas eran de origen evangelista, no sabía por qué los presentes se arrodillaban ante aquella "bolita blanca" a medida que pasaba el sacerdote con la Custodia, pero les imitó.
Cuando el Cuerpo de Cristo pasó a su lado, se produjo la transformación, una experiencia "tan sobrenatural, tan fuerte, tan personal" que no puede explicarla, "una fuerza interior y un amor en un instante" que le arrancaron lágrimas sin fin.
Empezó a llorar, pero trató primero de buscar la lógica de aquel “Soy yo, Jesús, y te amo” que había sentido: "Sabía que era Jesús, yo sabía que estaba ahí en la Eucaristía y fue tanto el llorar que me dolían la quijada y el abdomen. Era un llanto de amor, se sentir el amor y la misericordia de Dios. Dios nunca me dijo violador, travesti, drogadicto, nunca sentí eso de Él. Él solamente me dijo: 'Hijo, te amo. Bienvenido a casa. Te estaba esperando'. [Se emociona y se le entrecorta la voz.] Fui un niño muy herido... Refugiarte en el alcohol, degradar tu cuerpo en la prostitución... y que alguien te quiera... ¿De verdad alguien me quiere? Es muy fuerte... Porque no esperas que Dios exista, y que un Dios te ame... Yo no podía creerlo... No podía creer la misericordia. Es como si mi pecado no existiera. Y no me sentí juzgado... Ahí comprendí que Jesús dejó a las 99 por ir a buscarme... [Cfr. Lc 15, 3] Tanto amor sentí que tuve que decirle que parara, por el dolor físico que sentía en la quijada y el abdomen".
Cuando Dios "paró", David pudo respirar. Luego levantó los ojos y le dijo: "Te ofrezco mi castidad si tú me haces sentir este amor siempre. Yo sé que con Dios no se negocia", ríe, "pero yo tenía que pedirle que aquello no me lo quitase".
Al día siguiente hizo una larga confesión. Se quitó "un peso de encima" y estaba como "borracho de amor". Al salir del retiro, lo primero que hizo fue llamar a su padre, con quien no hablaba hacía años. "Papá", le dijo, "quiero decirte que te amo, que me perdones por haberte odiado [David llora]... Se me quitó otro peso de encima, porque el perdón te hace libre. Mi papá lloró. Cuando lo vi lo pude abrazar".
Rompió con su pareja. Durante año y medio el cambio fue muy duro y hubo alguna recaída en sus adicciones, pero no en su determinación, porque al caer se confesaba y volvía a la pelea: "Salir del mundo para entrar en la gracia es un proceso muy difícil porque yo era un adicto. Me quería agarrar de Dios de una mano y del pecado de otra, no quería soltarlo. Pero Dios ya había sembrado la semilla y me fue llevando a grupos, a las personas correctas, a los sacerdotes correctos".
Los instrumentos que Dios nos da
"Busqué por internet algo que me aumentara la fe. Y encontré el Rosario", celebra David. Lo rezó guiado por las instrucciones que leyó, pues ni conocía las oraciones: "Cuando dije Dios te salve, María... ya no pude seguir, lloré tanto de amor… Lo que sentí en el retiro lo volví a sentir con un Avemaría". Tardó una hora en completarlo, por ese motivo. Y durante tres meses, vivió esa experiencia, y se hizo "adicto al Rosario".
Hasta que un día no le sucedió esa explosión de amor al rezarlo. Consternado, acudió a la iglesia a preguntarle a Dios qué había pasado y, al comulgar, sintió el amor que se le había negado en el Rosario: "María me llevó a Jesús".
Por ese motivo, David es un apóstol de la comunión diaria, que es lo que, con las disposiciones exigidas, recomienda a los jóvenes con adicciones a quienes ayuda ahora: "Les digo: si tú quieres gatear, ve a misa dominical y reza el rosario diario; pero si quieres caminar más rápido, comulga a diario".
Y lo razona con contundencia: "No sabes si mañana despertarás. También en las cosas de Dios hay que ser disciplinado, porque nuestra salvación está en juego. Si el alma es lo más importante, es lo que tengo que alimentar a diario. Si comulgo a diario, no voy a ser yo, sino Cristo quien viva en mí (cfr. Gál 2, 20). Cada vez vas a tener mayor discernimiento en distinguir entre el bien y el mal, porque te estás llenando cada vez más de Jesús".
Por eso anima a usar los instrumentos que Dios nos ha dado: "No puedo desaprovechar el rosario, no puedo desaprovechar el ayuno, no puedo desaprovechar la oración. ¿Hay peligro de recaída? Totalmente. La lucha no acaba hasta que te mueres. Para no caer, lo primero es la gracia de Dios. Pero, en mi libertad, yo tengo las armas que Dios me dio para que Él me dé la fuerza de no recaer".
En aquel tiempo, cuando oyeron los fariseos que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón (…). Amarás a tu prójimo como a ti mismo»
Dr. Johannes VILAR
(Köln, Alemania)
Hoy, nos recuerda la Iglesia un resumen de nuestra “actitud de vida” («De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas»: Mt 22,40). San Mateo y San Marcos lo ponen en labios de Jesucristo; San Lucas de un fariseo. Siempre en forma de diálogo. Probablemente le harían al Señor varias veces preguntas similares. Jesús responde con el comienzo del Shemá: oración compuesta por dos citas del Deuteronomio y una de Números, que los judíos fervientes recitaban al menos dos veces al día: «Oye Israel! El Señor tu Dios (...)». Recitándola se tiene conciencia de Dios en el quehacer cotidiano, a la vez que recuerda lo más importante de esta vida: Amar a Dios sobre todos los “diosecillos” y al prójimo como a sí mismo. Después, al acabar la Última Cena, y con el ejemplo del lavatorio de los pies, Jesús pronuncia un “mandamiento nuevo”: amarse como Él nos ama, con “fuerza divina” (cf. Jn 14,34-35).
Hace falta la decisión de practicar de hecho este dulce mandamiento —más que mandamiento, es elevación y capacidad— en el trato con los demás: hombres y cosas, trabajo y descanso, espíritu y materia, porque todo es criatura de Dios.
Por otro lado, al ser impregnados del Amor de Dios, que nos toca en todo nuestro ser, quedamos capacitados para responder “a lo divino” a este Amor. Dios Misericordioso no sólo quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29), sino que nos diviniza, somos “partícipes” (sólo Jesús es Hijo por Naturaleza) de la naturaleza divina; somos hijos del Padre en el Hijo por el Espíritu Santo. A san Josemaría le gustaba hablar de “endiosamiento”, palabra que tiene raigambre en los Padres de la Iglesia. Por ejemplo, escribía san Basilio: «Así como los cuerpos claros y trasparentes, cuando reciben luz, comienzan a irradiar luz por sí mismos, así relucen los que han sido iluminados por el Espíritu. Ello conlleva el don de la gracia, alegría interminable, permanencia en Dios... y la meta máxima: el Endiosamiento». ¡Deseémoslo!
Siete factores para que un sacerdote sea feliz y se sienta realizado en su ministerio
Sacerdotes en el curso Pastores Gregis
El curso Pastores Gregis anima a los sacerdotes, les da herramientas y los refuerza en su voluntad evangelizadora
¿Cómo puede mantener el equilibrio un sacerdote en su ministerio ante las exigencias del trabajo pastoral de hoy en día? En ReL hemos consultado a Tote Barrera y Cristy Salcedo cocreadores de Pastores Gregis, un curso sobre liderazgo, cambio y conversión pastoral dirigido a sacerdotes "que anhelan la transformación de su parroquia”.
Este matrimonio tiene una gran experiencia como promotores de la Nueva Evangelización en España, a partir de su trabajo de muchos años liderando el método de evangelización Alpha lo que los ha llevado a trabajar con parroquias y diócesis de todo el país.
En la actualidad, forman parte del grupo de trabajo de la recién creada Comisión de Primer Anuncio de la Conferencia Episcopal Española que reúne expertos de diferentes realidades de evangelización de nuestro país.
En el curso de sacerdotes que imparten, tienen la ocasión de conocer todo tipo de realidades pastorales, desde la del cura de una gran ciudad, hasta el párroco rural que tiene que llevar varias parroquias a la vez. Fruto de esta experiencia, han querido compartir con nosotros algunas observaciones acerca de lo que hace que un sacerdote se sienta realizado en su ministerio.
***
Siete factores para que un sacerdote sea feliz en su ministerio
En los últimos tiempos oímos demasiado a menudo noticias de sacerdotes desanimados en su ministerio, y bien sabemos lo que duele a toda la Iglesia cuando uno de ellos abandona su ministerio. A veces, ocurre lo que el P. Mallon define como “abandonar quedándose” y vemos sacerdotes desconectados que cumplen maquinalmente con su trabajo, como quien aguanta un chaparrón, resignados a una vida ministerial cuya pasión parece haberse extinguido.
Tote Barrera y Cristina Salcedo, Premio ReL 2020
Tote Barrera y Cristina Salcedo recibieron el Premio ReL 2020 en la categoría de Nueva Evangelización.
Son tiempos de cambio y de crisis, en los que todos sentimos el dolor de ver el declive de la Iglesia de la cristiandad y estamos en medio de los dolores de parto de dar a luz la Iglesia de la misión que estamos llamados a ser.
En medio de todo esto, ¿hay motivos para la esperanza y ejemplos en los que fijarnos? ¿Tenemos las ideas claras sobre los factores que hacen que un sacerdote se sienta realizado en su vocación y su misión particular?
Alguien definió la felicidad como tener la dicha de estar en tu sitio y si puede ser, saberlo. En otras palabras, para sentirse realizado en la vida, simplemente hay que cumplir tu propósito —tu vocación— o al menos estar en el camino de intentarlo. Así, ser feliz no es un sentimiento, ni que te vayan bien las cosas como quien tiene éxito humano, sino simplemente tender a estar en tu sitio en la vida, sabiendo quién eres y a dónde vas.
En nuestra experiencia impartiendo el curso para sacerdotes Pastores Gregis Christi tenemos el privilegio de conocer a muchos sacerdotes que buscan profundizar en su vocación y su misión. En todos estos años de trabajo para la Iglesia, hemos observado unos factores en común entre todos los sacerdotes que se sienten realizados en su ministerio.
Aquí enumeramos algunos de los factores que se observan frecuentemente entre estos sacerdotes:
1.- Ejercer de cura
Parece de Perogrullo, pero cuando al principio de nuestro curso encuestamos a los sacerdotes para saber cuántas horas semanales dedican a sus funciones sacerdotales nos encontramos con una sorprendente estadística que nos dice que muchos apenas llegan a un 30% de su tiempo dedicado a acompañar, predicar y celebrar sacramentos cada semana. Si bien su vocación es al “triple munus”, el cual comprende la función real (guiar/liderar al pueblo), la sacerdotal (santificar/celebrar) y la profética (anunciar/predicar), muchas veces las labores administrativas, de gestión de la parroquia y de hombre orquesta, se comen hasta el 70% del tiempo del sacerdote.
Obviamente, también entre los sacerdotes hay una variedad de vocaciones y encargos pastorales, y no podemos reducir a todos a un solo estilo o modo de ejercer el sacerdocio. Pero lo que está claro es que cuanto más puede ejercer un sacerdote como lo que es, más afianzado está en su vocación y su misión.
2.- Tener comunidad
Los sacerdotes religiosos lo tienen más fácil, pero los diocesanos parece que han sido programados para vivir solos, sin apenas verificarse con nadie.
La comunidad puede tener muchas expresiones. La primera comunidad del sacerdote son sus hermanos de presbiterio, pero su parroquia también debe ser su comunidad, un lugar donde dar, pero también un lugar donde recibir como cristiano (como decía san Agustín: “Obispo para vosotros, cristiano con vosotros”).
Sabemos de sacerdotes en fraternidades sacerdotales, movimientos y asociaciones. También los hay que se reúnen semanalmente con hermanos en su arciprestazgo. Incluso hay “reuniones clandestinas” de sacerdotes de diferentes diócesis que quedan para alentarse y soñar con la evangelización. En Francia, las parroquias las asumen equipos de sacerdotes o comunidades con todas las vocaciones (laicos, religiosos y sacerdotes).
Curso de Pastores Gregis
¿Hasta cuándo seguiremos con el paradigma de preparar a los sacerdotes para estar solos, cuando a todas luces su fe languidece y su fortaleza se debilita cuando no están insertados en una vivencia comunitaria equilibrada? Tener algún tipo de comunidad es algo que da mucha luz a quienes lo practican (y no solo es estar bien rodeado, es exponerse a rendir cuentas y ser corregido).
3.- Paternidad episcopal y mentoría
La Iglesia es una familia donde todos somos hijos. Los sacerdotes están en la posición de ser padre de todos; pero, ¿qué padre puede serlo sin el ejemplo de haber sido antes hijo? A veces da la sensación de que vivir como hijo está limitado al tiempo del seminario, y solo se ve una continuidad después en algunas diócesis pequeñas donde la inmediatez del obispo le permite seguir ejerciendo esta paternidad una vez los polluelos han volado del nido.
Pero, ¿en cuántas diócesis la figura del obispo está distante y se le critica a sus espaldas por parecer ser un mero administrador? Aunque se entienda la complejidad de la labor de los obispos en la actualidad, en el fondo lo que los sacerdotes anhelan es la figura de un padre de quien se sientan colaboradores cercanos no solo en la teoría sino en la práctica.
Y donde esto no es posible, siempre hay figuras intermedias, llámense vicarios o lo que se quiera, que pueden ejercer esta labor de comunión y paternidad tan necesaria.
En nuestra experiencia, los sacerdotes que encuentran esta paternidad en la figura de un mentor (un obispo o un sacerdote que peine canas, haya sido ejemplo y sea un confidente) se sienten acompañados y tienen un marco para crecer en su ministerio.
4.- Estar en su sitio
Efesios 4,11 describe cómo Dios constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y a otros maestros. Tradicionalmente en la Iglesia se ha leído este pasaje en clave de las maneras de ser/actuar de los sacerdotes.
La realidad es que no todo el mundo sirve para lo mismo, y a veces a quien es maestro, no se le da igual de bien ser pastor; o al apóstol le mata estar todos los domingos en el mismo sitio, como San Pablo no podía estarse quieto en una iglesia más allá de unos meses.
En la Iglesia tenemos quienes están llamados a ser apóstoles (misioneros), quienes tienen don para anunciar (evangelistas), quienes saben enseñar (maestros) y quienes gustan de predicar con la palabra y las obras (profetas). Por supuesto, también asociamos al sacerdote con quienes son pastores (de hombres, no de ovejas). Pero es difícil que una sola persona pueda hacer bien las cinco cosas a la vez, por más que tenga la gracia de estado.
Los sacerdotes que se sienten más realizados son los que pueden desarrollar los dones que tienen en su ministerio concreto. Esto no es óbice para que a veces les toque bailar con la que peor se les da, y habrá que ejercer el ministerio en áreas que no se les den bien por naturaleza. Les pasa hasta a los obispos (recuerdo un obispo que en una comida que tuvimos añoraba sus tiempos de profesor en la facultad).
Son tiempos de escasez y todos tienen que hacer de todo, pero eso no quita para que intentemos encajar a cada uno donde Dios le ha hecho más válido. ¿Está mal que un sacerdote le pida a su obispo que le ponga donde mejor cree que va a encajar? ¿Son los obispos sensibles a esto a la hora de asignar parroquias y formar equipos de sacerdotes? ¿Se conoce a sí mismo lo suficiente un sacerdote como para saber dónde encaja? ¿Le conocen lo suficiente en la diócesis?
La oración es fundamental para el sacerdote
5.- Relación con Dios y oración
También esto suena obvio, pero es que cuando un sacerdote vive volcado para fuera y se pasa la vida de celebración en celebración, resolviendo urgencias por todos lados, y no dando abasto, muchas veces lo que se resiente es la oración personal por agobio, descuido o enfriamiento. Aquí lo de los jesuitas (contemplativos en la acción) puede ser de plena aplicación, pero recordemos que un jesuita siempre ha tenido por norma una hora diaria de oración personal, además del breviario y la Eucaristía.
No se trata de cuánto tiempo de oración se hace, sino de cómo está la relación con el Señor. En otras palabras: quien es padre, en la intimidad es discípulo, amigo e hijo. Una relación con Dios viva y vibrante tiene como resultado un pastor equilibrado y confiado, que es capaz de ir hasta el confín de la tierra en su misión porque sabe de quién se ha fiado (2 Tim 1, 12).
6.- Crecer con la parroquia
La instrucción El presbítero, pastor y guía de la comunidad parroquial, dice en su punto 16 B): “El sacerdote está al servicio de la comunidad, pero a su vez se encuentra sostenido por la comunidad. Éste tiene necesidad de la aportación del laicado, no sólo para la organización y la administración de su comunidad, sino también para la fe y la caridad; existe una especie de ósmosis entre la fe del presbítero y la fe de los otros fieles”.
Cuando una parroquia crece, el sacerdote crece. Pero… si una parroquia no crece, ¿cómo hará el sacerdote para crecer? Parece claro que la Iglesia es una familia y que todos nos necesitamos a todos constantemente. Los sacerdotes no son una excepción, y se sentirán parte de algo que merece la pena en la medida en que vean que las cosas progresan, y su fe crecerá en la medida en la que crezca la fe del pueblo.
Recuerdo cómo Alfonso López Quintás decía, refiriéndose al matrimonio, que nadie está hecho para aguantar. Se puede atravesar una crisis, se puede tener que tirar del carro una temporada (incluso unos años). Pero en algún momento se tiene que recoger fruto para alimentarse y continuar caminando. No se trata de tener éxito, sino de recoger el fruto de fe, salvación y caridad que pide el Señor. Si el árbol crece, todos sus miembros crecen.
7.- Tener tiempo libre
San Juan Pablo II hablaba del descanso como una obligación y era conocido que hasta se iba a esquiar de vez en cuando.
Las Misioneras de la Caridad dedican los jueves a estar en comunidad y retiradas, cerrando por ese día sus comedores sociales y demás obras. En una obra tan comprometida con las necesidades de los demás, es crucial poder realizar un parón para recargar pilas y así tener algo que dar el resto de la semana.
Muchas veces, la autoimagen de santidad, las responsabilidades y el vivir apagando fuegos, hacen que los sacerdotes se salten su día de descanso o no lo practiquen.
Resulta contraintuitivo, pero es mejor estudiar seis horas con descanso, que diez seguidas. En economía se llama teoría de la utilidad decreciente. Qué le vamos a hacer, somos así, estamos hechos de manera que necesitamos descansar.
En la Biblia aparece la figura del sabático como reflejo del séptimo día, en el que Dios descansó.
En estos tiempos complicados, nos sorprende la capacidad de algunos sacerdotes para hallar descanso de las maneras más variadas. No es que se tumben a la bartola; algunos descansan subiendo montañas y otros yéndose a estudiar a Alemania los veranos. Otros tienen sus escapadas misioneras, o contemplativas. Alguno conocemos que incluso se atreve a hacer sus pinitos haciendo paellas.
Al final, todos ellos son conscientes de sus limitaciones y saben poner equilibrio en su ministerio entre lo divino y lo humano.
Concluyendo: estos son algunos de los factores que identificamos como denominador común en muchos de los sacerdotes que conocemos. Hay muchos más y el tema daría para muchos artículos, y seguro que los lectores también pueden aportar alguno.
Artículo de hemeroteca publicado el 28 de septiembre de 2021.
En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.
«Jesús se fue al monte a orar»
Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas
(Barcelona, España)
Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio».
¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros.
Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).
«Celebra la vida y no la muerte»: San Pedro «pasará lista» a los santos este Holywins en todo España
Niños polacos celebrando Holywins.
Sacerdotes, fieles y niños de la parroquia de los franciscanos de Gliwicach en Polonia, celebrando Holywins el pasado 2022.
Quedó atrás el tiempo en que se podía afirmar con rotundidad que Halloween tenía poco sentido o seguimiento en países ajenos a la órbita anglosajona. En el caso de España, la extrañeza con la que los vecinos miraban hace algunos años a niños disfrazados de zombis, Frankenstein u otras criaturas ensangrentadas pidiendo caramelos es cada vez menor.
Pero muchos la siguen considerando una celebración exógena, como mero seguidismo y no pocos, con peligros propios de corte espiritual. La devoción popular, del feligrés del día a día y de las diócesis se niega a aceptar que la muerte y el terror sean la antesala de la celebración de la santidad.
Y frente a ello, cada vez más jóvenes, niños y familias encuentran en Holywins, la celebración de la santidad, una opción a la que adherirse. Una fiesta que, más allá de mera "reacción", tiene algo que aportar: los niños, aquellos a los que Cristo ponía como modelo de todos los que deseen entrar en el reino de los Cielos, se visten de santos. Así, buscan transmitir su modelo y trabajar desde la infancia por vivir sus virtudes.
"Devolver el verdadero sentido"
Holywins nació en la diócesis de París en el año 2002. En España, la diócesis Alcalá de Henares fue la primera en introducirla en 2009.
Precisamente la diócesis de Alcalá, con el obispo ya emérito Juan Antonio Reig Pla como pionero, define Holywins como un juego de palabras que significa "la santidad vence", dándose una similitud fonética con Halloween que "no es casual". El motivo, que Holywins "tiene la pretensión de ayudar a reforzar la fiesta cristiana de Todos los Santos, ante el eclipse cada vez mayor que está sufriendo por la potente implantación de la fiesta pagana de Halloween".
La página de la diócesis observa que, con Holywins, "los católicos desean devolver a este día su verdadero sentido y celebrar a todos aquellos que siguieron heroicamente a Jesucristo".
"No queremos compartir el culto a la muerte y la exaltación de lo monstruoso o feo, pues lo propio de los cristianos es celebrar el triunfo de la vida y promover la belleza y el bien" y transmitir un mensaje: "La vida es hermosa y su meta es el Cielo, son muchos los que ya han llegado y todos estamos llamados a compartir su felicidad, pues todos podemos ser santos".
La celebración de Holywins en Montevideo (Uruguay).
¿Milagros en Holywins?
Y por qué no decirlo: cuando los niños difunden la devoción a los santos vistiéndose de ellos, no es extraño que les devuelvan "el favor", intercediendo por ellos a través de episodios que se pueden definir como auténticos milagros… incluso aunque no hayan sido declarados aún en los altares.
Es precisamente el caso que detalló a Religión en Libertad José Luis Rubio Willen, sacerdote y director de la Comisión para la beatificación de Isabel la Católica, en enero de este año.
Se refirió a una niña con un cáncer incurable en Estados Unidos. Celebrando Holywins, la pequeña se disfrazó de Isabel pidiendo a la reina que le ayudase en la curación de su cáncer. Según confirmaron familiares y amigos de la niña al sacerdote, esta comenzó a encontrarse bien y, para las siguientes revisiones, los médicos confirmaron que había sido milagrosamente sanada. Un caso que, a día de hoy, se contempla de cara a la causa de beatificación.
Holywins en España: algunos lugares
Si te gustaría ver a tu hijo o nieto en una de esas avalanchas de santidad que invadirán las calles este fin de semana, ya sea disfrazado de santo si es de los más pequeños o en adoraciones eucarísticas de reparación de jóvenes y adolescentes, puedes informarte de cómo las distintas diócesis y parroquias pondrán en práctica esta celebración creciente:
Alcalá de Henares
Organizada por la Delegación de Infancia y Juventud para el 31 de octubre, la diócesis pionera de Holywins lo celebrará este año bajo el lema "Nuestra meta es el cielo". En el caso de la celebración de niños, comenzará a las 17:00 horas con la acogida en la Plaza de Armas del Palacio Arzobispal. A las 17:30 tendrán lugar unas Olimpiadas para niños, que serán seguidas a las 18:00 horas de una carrera y merienda con un precio de 2 euros. Concluirá con unos momentos de oración a las 18:45.
Agenda de Holywins 2023 en Alcalá.
También habrá espacio para más mayores, jóvenes de entre 12 y 17 años (1º de ESO a 1º de bachillerato). Comenzará a las 19:00 horas con la acogida en Bernardas, seguido de una misa en la catedral a las 19:30 y una cena a las 21:00. Lejos de concluir aquí, se dedicará toda la noche a actividades y adoración, concluyendo la celebración con un desayuno a las 8:00 de la mañana.
Coria-Cáceres
Desde el portal de la diócesis de Coria-Cáceres invitan también a acudir a al menos dos celebraciones de Holywins.
Una de ellas tendrá lugar el día 31 a las 18:00 horas en la parroquia de Jesucristo Resucitado en Cáceres (C/ Isla Córcega, 17, Cáceres). Tras una misa en la que se rezarán las letanías de los santos, los niños están invitados a acudir disfrazados de su santo o santa favorito, y disfrutar de la posterior gynkana para conocer más sobre la vida de los santos.
Jana Biela, miembro de la delegación de Familia y Vida y encargada de la organización, enumera algunos ejemplos de celebraciones precedentes de esta "catequesis e familia" para acercarse a la vida de los santos: "San Pedro pasa lista de los santos presentes y abre las puertas del cielo. Otros años, las pruebas consistieron en buscar objetos perdidos con San Antonio, fútbol con Juan Bosco, pescar con los apóstoles Andrés Santiago y Juan, bailes de alabanza con San Pascual Baylón, una carrera con los ojos de Santa Lucía, o preparamos una comida rica entre los pucheros de Santa Teresa. También hemos visto los momentos importantes de San Francisco de Asís montando varios puzles… y Santa María Magdalena nos enseñó cómo elevar el Amor al Señor con los olores de sus perfumes. Y como fin de fiesta, música y golosinas".
En la misma diócesis también se celebra Holywins en las calles y parroquia de Cañaveral. Comenzó este miércoles día 25, a través de una catequesis especial sobre la santidad. Continúa el miércoles 1 de noviembre a las 11:30 h. con una misa que será seguida de juegos en la plaza del pueblo a las 18:00 h. A las 19:00 h. se asarán las castañas típicas y se concluirá a las 19:30 h. con la proyección en la parroquia de “Prefiero el Paraíso”.
Alicante
Un año más, el colegio diocesano Nuestra Señora del Remedio en Alicante y su asociación de padres celebrará un Holywins ya consolidado. Este año tendrá lugar la tarde del 31 de octubre para los alumnos de infantil y primaria, que están invitados a vestirse de santos y santas, ángeles, reyes magos, pastores y "cualquier personaje que represente la fiesta de la luz y la vida que queremos celebrar ese día". Durante la tarde se explicará a los alumnos la celebración que acontece el día de Todos los santos apoyados por talleres educativos, música y una merienda que finaliza con el horario lectivo a las 16:30. También habrá premios para los tres mejores disfraces.
El Puerto de Santa María
Un año más, la ciudad de Cádiz se une a la celebración de Holywins con la colaboración del Ayuntamiento bajo el lema "Vive la gran fiesta de la vida". Será el día 31 a partir de las 17:00 horas en la Plaza de España, donde niños y niñas podrán ir disfrazados de santos o personajes bíblicos. La fiesta contará con castillos hinchables y otras atracciones. A las 17:30 habrá una procesión por las calles, seguida de una catequesis sobre la resurrección y reparto de golosinas a las 18:00. Después comenzará una gran fiesta junto a la parroquia, con atracciones, talleres, chocolate, dulces típicos. Concluirá a las 21:00 horas, con un concierto de los jóvenes de Hakuna y una adoración al Santísimo al término de la actuación.
Albacete
El digital de Albacete también recoge las celebraciones que parroquias y colegios de la ciudad tendrán lugar en la ciudad, donde ya se festeja desde hace varios años. Según informa el párroco José Joaquín Tárraga el día 31 se celebrará el Colegio de Nuestra Señora del Rosario, y el 1 de noviembre en la Parroquia de San Pablo. A esta última están llamados niños y familias a partir de las 12:00 horas, a los que se invita a acudir también disfrazados y con la historia de su santo aprendida. También se conmemorará "el milagro de las castañas de San Juan Bosco".
Ciudad Rodrigo
En Salamanca, la diócesis de Ciudad Rodrigo también se suma a Holywins. Será durante la mañana del sábado 28, en el ya acostumbrado Seminario Diocesano San Cayetano. Los eventos comenzarán a las 10.00 y se extenderán hasta las 13.00 horas, animándose desde la organización a acudir disfrazado de santo.
Madrid
La archidiócesis madrileña celebrará Holywins en multitud de parroquias. Entre ellas, se encuentra ya consolidada en la del Buen Suceso (en calle Princesa). Su propuesta de "alabanza y evangelización" se desarrollará el martes 31 de octubre, a partir de las 21:30 horas. Al término de la Eucaristía, y hasta las 24:00 horas, los asistentes podrán orar ante el Santísimo y salir a la calle para invitar a los viandantes a entrar y compartir la oración.
Semejante iniciativa de oración tendrá lugar en la iglesia Nuestra Señora de la Paz de Madrid del Instituto Cristo Rey (Calle doctor Esquedro 44). En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre se celebrará una "Noche heróica" de adoración eucarística y reparación. La adoración comienza a las 21:00 y se extiende hasta las 6:00 de la mañana, dando paso a una misa y posterior desayuno.
También en Madrid se suma la parroquia Virgen de la Oliva (Castillo de Simancas s/n), que el 31 organiza en colaboración con la parroquia Encarnación del Señor (avda. Institución libre de Enseñanza, 49) una fiesta con disfraces que comienza a las 17:30 con una merienda, seguida de juegos, una misa a las 19:00 y el posterior concurso de disfraces y entrega de premios.
Otro foco de celebración "del triunfo sobre la muerte y la alegría de aquellos que nos ayudan desde el cielo" será la parroquia Nuestra Señora de la Estrella (Navalagamella), también el 31 de octubre. Iniciará con una misa a las 18:00 horas seguido del "paseo de la luz" por las calles, concurso de disfraces de santos con tres premiados y cena de chocolate.
En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».
«¿Cómo no exploráis (...) este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?»
Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal
(Barcelona, España)
Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño. Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora de la salvación.
El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».
Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar hoy Jesús.
No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz, habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de hermosura. Santa Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a santa Teresa de Calcuta. Que ella nos estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
«He venido a prender fuego en el mundo»
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach
(Vilamarí, Girona, España)
Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús como una persona de grandes deseos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!» (Lc 12,49). Jesús ya querría ver el mundo arder en caridad y virtud. ¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. ¡Naturalmente! Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. «¡Qué angustia hasta que se cumpla!» (Lc 12,50), dijo Jesús.
Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar.
¡Ten grandes deseos! ¡Apunta bien alto! Busca la perfección personal, la de tu familia, la de tu trabajo, la de tus obras, la de los encargos que te confíen. Los santos han aspirado a lo máximo. No se asustaron ante el esfuerzo y la tensión. Se movieron. ¡Muévete tú también! Recuerda las palabras de san Agustín: «Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apostata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino». Y añade: «Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado». ¿Te mueves o estás parado? Pide ayuda a la Santísima Virgen, Madre de Esperanza.
El principal exorcista de Colombia habla de su «órdago» a Dios... y de lo que más teme el demonio
El exorcista Luis Eduardo Guzmán.
El sacerdote Luis Eduardo Guzmán, representante de la Asociación Internacional de Exorcistas en Colombia, se sincera sobre su calvario personal, las intervenciones de Dios para hacerle confiar en su providencia o los exorcismos desde dentro.
Con frecuencia, Luis Eduardo Guzmán repite que los sacerdotes, lejos de ser "marcianos" o vivir en el mismo cielo, son personas de carne y hueso y es así como pide que le traten sus fieles en Colombia.
Así se mostró a sí mismo al relatar su vocación al canal El Rosario de las 11. Habla como si ser superviviente a una enfermedad mortal antes de nacer, ser prematuro extremo, haber sido sometido a decenas de cirugías o incluso ser el responsable de todo lo que tiene que ver con los exorcismos en su país natal no fuese con él.
Por su experiencia vital, el sacerdote y secretario general de la Asociación Internacional de Exorcistas en Colombia afirma que ha aprendido a "hacerse pequeño" -pese a medir 1,90- y reza por seguir haciéndolo cada día. Incluso cuando habla de las abundantes liberaciones que carga a sus espaldas, se presenta como un mero intermediario de Dios, "quien de verdad actúa".
Pensando en el suicidio
Nacido a finales de los años 70 en Colombia, menciona que su parto fue complejo en extremo. Sufría el infrecuente síndrome fetal que se llevó a su hermana, el Beckwith-Wiedemann, por entonces recién descubierto.
Nació mediante una cesárea de urgencia con siete meses, en un clima en que "nadie daba un peso" por su vida. A la semana de nacer ya había sido operado casi una decena de veces hasta que le dieron por perdido. Fue precisamente el "último intento" de enfrentar el escaso 5% de probabilidades de supervivencia el que le salvó la vida.
A día de hoy, vive con pocas secuelas, si se comparan las que podría tener. Arrastra tres decenas de cirugías, tiene "metal por todos lados" y recuerda "un sinfín de situaciones con dolor", pero "por la bondad de Dios" eludió el retraso mental, la discapacidad total o la misma muerte.
"Me miraba al espejo y no me gustaba lo que veía, lloraba y culpaba a Dios de haber jugado conmigo, preguntándome cómo era posible hacer un ser como yo", recuerda. Era un pensamiento recurrente que venía acompañado del "rechazo absoluto" de sus compañeros y que le llevo a intentar poner fin a su vida en hasta tres ocasiones.
Sacerdote "pese a todo": "El querer de Dios"
Hasta que una reflexión cambió profundamente su vida. Fue a raíz de una pregunta dirigida a Dios: "Si tú me diste una vida no mereciéndola, ¿por qué no voy a dártela yo a ti?".
Fue el germen de una vocación sacerdotal que no estuvo exenta de dificultades. Por su enfermedad, retrasaron en varias ocasiones su acceso al seminario. Pero su historia, dice, "es la del Dios que es fiel", y sabe que una cosa es el querer de Dios y otra el de los hombres.
Así, este "colombiano de corazón mexicano" agradece de haber tenido ese "llamado continuo" a continuar sus estudios y vocación sacerdotal que asegura no merecer.
En un relato plagado de lecciones de humildad desde el ejemplo, el sacerdote admite las múltiples dificultades vitales que sufren los hombres en el día a día, pero su voz es todo un llamado a contemplarlas desde un sentido trascendente.
"Mi historia, tu historia, todo lo que Dios ha hecho en ti, tiene sentido. Deja de herirte, de dañarte, porque lo que Dios ha hecho en ti no lo ha hecho en nadie más. No te canses, lucha, pídele a Dios la gracia de la fortaleza y si hay algo que hoy agudiza tu alma, recuerda que eres lo más hermoso que Dios pudo hacer. Así me lo hizo saber Dios, con el dolor y sufrimiento a lo largo de los años", explica.
Un órdago a Dios: "O haces algo o me voy a ver canguros"
El 12 de diciembre de 2009 fue ordenado sacerdote y poco después le llegó una invitación del obispo al I Congreso Internacional de Exorcistas, en Australia.
Guzmán no sabía nada de exorcismo y menos de inglés. No entendía qué tenía que ver con él la invitación ni qué otra cosa podría sacar de provecho que "conocer un país y cultura hermosos", pero finalmente se limitó a "simplemente obedecer".
Cuando llegó, no encontró ni traductores ni compatriotas, con 15 días por delante sin entender absolutamente nada. Hasta que al cuarto día, dirigió su primer "órdago" a Dios.
"Señor, haz Tú algo o me voy a ver canguros… o me vuelvo a Colombia".
Al quinto día parecía que todo "seguía igual" salvo una insistente percepción de que tenía que abrir su cuaderno. Y de pronto, recuerda, "Dios empezó a dictarme y yo simplemente copiaba con mi puño y letra. Me estaba dictando a mi corazón, no entendía al que impartía la charla, pero en el fondo de mi corazón estaban las palabras en perfecto castellano", recuerda. Tanto fue así que recuerda con sorpresa como al concluir la ponencia, un sacerdote anglófono llegó a pedirle sus apuntes.
El demonio habla de su terror: la gran señora
Actualmente, el sacerdote lleva ocho años ejerciendo como exorcista y unos seis formando parte de la Asociación Internacional de Exorcistas, que en su día fundó y presidió el mismo Gabrielle Amorth.
Desde entonces, son muchas las liberaciones y exorcismos que ha llevado a cabo, combatiendo el mal cara a cara y en no pocas ocasiones, aprendiendo de ello. Por ejemplo, en lo relativo a la Virgen.
En otra ocasión, recuerda como estando con una víctima de posesión, le preguntó por qué le generaba tanta aversión escuchar el nombre de María.
"Por ser la madre de Dios, pero sobre todo por su humildad. Para nosotros, ella es la gran señora", respondió. Guzmán recuerda que durante el exorcismo, la voz del demonio "trató mal a Jesús Dios lo soportó, pero para él era imposible hablar mal de la Virgen". "Puede resistir la presencia de un ángel, pero no la de la Madre. No por quién es ella, sino por lo que Dios le dio, la humildad y plenitud de la gracia que reside en ella y su papel semiprotagónico en nuestra salvación", explica el sacerdote.
Habla de otro caso, un chico al que llevaba siguiendo algo más de un año y que cada vez que veía al sacerdote "se le ponían las pupilas rojas, saltaba hasta cinco metros sin impulsarse o se pegaba contra las paredes". En pleno exorcismo, recuerda cómo la voz del mal le tentaba ofreciéndole todo con tal de que no le expulsase del cuerpo.
-Pídeme lo que quieras, dinero, poder, que te lo daré
-¿Tú amas?, le preguntó el sacerdote.
-No cura. Yo no amo. Mi trabajo es odiar.
-Pues como tú no amas y yo busco el amor, no tienes nada que ofrecerme. No necesito nada de ti.
El diferencial de ser exorcista
Pero, ¿qué es lo que más valora un exorcista de su ministerio? En su caso, considera "una gracia" el hecho de "comprender que Dios es siempre el que vence" y disfruta su ministerio al ver de una forma especial "la misericordia de Dios".
"Me encanta. Se ve de manera notoria la misericordia de Dios. Es ver su amor… ¿y a quién no le encanta eso? Que después de esto [una liberación] llegue una persona consciente, te abrace y te de las gracias, no tiene precio. Si alguien pudiese cobrar por esto, ni el oro entero cubriría un trabajo como estos", afirma convencido.
El sacerdote también admite que ver la misericordia de Dios actuando le mueve a "estar cada día agradecido con el Señor". En cierta manera, cuenta que esta misericordia se ve en lo ordinario "en los sacramentos que se administra como sacerdote", pero el ser exorcista es distinto.
"Tiene algo" que lo cambia, y no es solo lo que últimamente muestra Hollywood más o menos acertadamente pero en todo caso, con cada vez mayor frecuencia en estrenos.
"Palpo, veo y noto de manera especial esa misericordia. Tiene algo a través de lo cual Dios se hace más presente, se plasma mejor en muchas facetas. Hablamos de un alma necesitada y me doy cuenta de algo que todos sabemos, que el demonio no ama. Cuando percibe el amor de Dios, tiene que irse y eso es lo que más me emociona de ser exorcista. Es el consuelo de un alma, un alma consolando a otra alma en Dios. Por eso me encanta tantísimo lo que hago", concluye.