jueves, 30 de noviembre de 2023

Santo Evangelio 30 de Noviembre 2023



 Texto del Evangelio (Mt 4,18-22):

 En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, Le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.



«Os haré pescadores de hombres»


Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL

(Roma, Italia)

Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...

También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.

Santo Evangelio 30 de Noviembre 2023

 

 



 Texto del Evangelio (Mt 4,18-22):

 En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, Le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.



«Os haré pescadores de hombres»


Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL

(Roma, Italia)

Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...

También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.


7 cosas que Satanás no soporta que hagas en tu día a día: tener orden, orar en verdad o ser humilde



 7 cosas que Satanás no soporta que hagas en tu día a día: tener orden, orar en verdad o ser humilde

Demonio

El diablo suele celebrar la adoración como espectáculo que no tiene relación con el modo de vivir de la persona que la realiza.

Los creyentes tienen al diablo como su gran adversario, un poder que es regular y persistente, difícil de quitarse de encima. De hecho, el principal deseo del demonio es que el hombre nunca se dé cuenta de la gracia salvadora y del perdón que ha traído Jesucristo.

Por eso, Satanás idea constantemente planes destructivos de la vida de piedad de los creyentes. Su deseo es frustrar y obstaculizar el impacto que pueda tener Cristo en la vida de las personas. Pero, ¿qué es exactamente lo que no quiere que hagamos? La web Crosswalk da siete claves interesantes. 

1. Conocer las Escrituras:

Al diablo le suele encantar los buenos argumentos en los que basamos nuestras creencias para rebatirlos y manipularlos a su favor. Pero, no nos preocupemos, porque nosotros peleamos con las armas del Espíritu Santo.

La estrategia del diablo se puede ver en Mateo 4:1-11, cuando confronta con Jesús, en su estado físico más vulnerable, tras un período de ayuno en el desierto. Primero utiliza las Escrituras cuando quiere convertir las piedras en pan. Luego pide a Jesús que tiente al Señor, para que salte desde el pináculo del templo. Finalmente, el diablo le pide, adulándolo, que eluda la voluntad del Padre Celestial.

En todos los casos, Cristo cita las Escrituras y el diablo lo abandona tras ello. Por eso, en 2 Timoteo 2:15 , se aconseja: "Procura cuidadosamente presentarte ante Dios como hombre probado, como obrero que no tiene por qué avergonzarse, como fiel distribuidor de la Palabra de la verdad".

2. Una adoración verdadera:

Al príncipe de este mundo no le importa mucho que aplaudamos al son de la última canción de Taylor Swift. Lo que verdaderamente le importa es que levantemos las manos y gritemos "amén" con todas las fuerzas mirando hacia las vigas de la iglesia. No soporta una adoración verdadera a Jesucristo.

Porque, cuando glorificamos a Cristo, se elimina cualquier espacio para enaltecer el poder del hombre. Nuestra adoración se basa en la gratitud. Lo que hacemos en ese momento está bajo la dirección del Espíritu Santo y no puede ser manipulado por los designios del hombre. En ese momento nos damos cuenta de que es la verdad, porque nuestras vidas antes eran mucho peor.

El diablo sí suele celebrar la adoración convertida en un espectáculo que no tiene relación con el modo de vivir de la persona que la realiza. Nuestro enemigo desea que participemos en una adoración que esté protagonizada por el hombre y el mundo.

3. Predicación de la Biblia:

Al diablo tampoco le preocupan mucho los sacerdotes o catequistas que predican basándose en el último libro de autoayuda. El diablo disfruta con ello, porque de ese modo se da un respiro al poder convincente del Espíritu Santo. Satanás se alegraría mucho más si la iglesia estuviera plagada de tonterías y no un "Palabra de Dios. Te alabamos Señor".

Porque, el consejo de Pablo a Timoteo es predicar la Palabra, sea o no popular entre la gente. El diablo ama al predicador que no habla de la Palabra de Dios o que hace chanza de su pecado particular. A esos fieles que escuchan cómodos con su propio pecado y reciben una falsa sensación de seguridad del sacerdote.

4. Ocuparse de los asuntos del Padre:

¿Qué porción de tiempo le dedicas a los asuntos de tu Padre? Muchas veces usamos la excusa de la falta de tiempo, pero, ¿cuántas horas se pierden en las redes sociales o viendo la televisión? El diablo ama cuando la Iglesia está consumida por los negocios del mundo.

Jesús, a la edad de 12 años, se escapó al templo. Después de tres días, María y José lo encontraron. Cuando le preguntaron por qué les hizo esto, con calma, Él preguntó: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" (Lucas 2:43-49).

Toda la vida de Jesús estuvo centrada en las cosas de su Padre. Sus enseñanzas de amor y humildad fueron parte del plan providencial de su Padre Celestial. Porque, cuando no nos ocupamos de los asuntos de nuestro Padre, nos ocupamos a los asuntos del mundo.


5. Relaciones humanas saludables:

Nuestras amistades más cercanas suelen estar entre la gente de la Iglesia. Son relaciones que fomentan nuestro crecimiento y la responsabilidad, como enseña el proverbio de que "hierro con hierro se afila". Precisamente, en Hebreos 10:25 , se habla de la importancia de "no dejar de congregarnos".

Pero estos encuentros no están destinados a realizarse únicamente en la iglesia. Podemos salir a cenar, a pasear... el propósito es la exhortación mutua. El diablo quiere que estemos entre el mundo de lunes a sábado y con Dios solo el domingo.

6. Corazones humildes y blandos:

A medida que envejecemos, somos más duros. Por eso, Jesús, puso énfasis en los corazones humildes de los niños, los que "entrarán en el reino de los cielos". Así mismo, hablaba en parábolas como acerca de la importancia de la tierra para la semilla sembrada. La semilla sembrada en "pedregales" se secó "porque no tenía raíz". 

El corazón de los jóvenes y los humildes es la tierra deseada, porque no ha sido endurecida por las maquinaciones del mundo, ni está llena de tanto mundo que no hay lugar para la Palabra de Dios. El diablo no quiere la tierra fértil y desea que el hombre sea sensible al mundo lo más que pueda.


 


7. Una vida de orden:

El mundo de Dios tiene un orden, tanto las iglesias, como los hogares, como las relaciones comerciales y sociales. Las Escrituras moldean nuestras prioridades y reparten nuestro tiempo. Los asuntos de Dios deben tener prioridad sobre cualquier obligación mundana. Cualquier cosa fuera de orden da lugar a que el diablo obre en nuestras vidas.

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Santo Evangelio 29 de Noviembre 2023

 


Texto del Evangelio (Lc 21,12-19):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».



«Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy ponemos atención en esta sentencia breve e incisiva de nuestro Señor, que se clava en el alma, y al herirla nos hace pensar: ¿por qué es tan importante la perseverancia?; ¿por qué Jesús hace depender la salvación del ejercicio de esta virtud?

Porque no es el discípulo más que el Maestro —«seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (Lc 21,17)—, y si el Señor fue signo de contradicción, necesariamente lo seremos sus discípulos. El Reino de Dios lo arrebatarán los que se hacen violencia, los que luchan contra los enemigos del alma, los que pelean con bravura esa “bellísima guerra de paz y de amor”, como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, en que consiste la vida cristiana. No hay rosas sin espinas, y no es el camino hacia el Cielo un sendero sin dificultades. De ahí que sin la virtud cardinal de la fortaleza nuestras buenas intenciones terminarían siendo estériles. Y la perseverancia forma parte de la fortaleza. Nos empuja, en concreto, a tener las fuerzas suficientes para sobrellevar con alegría las contradicciones.

La perseverancia en grado sumo se da en la cruz. Por eso la perseverancia confiere libertad al otorgar la posesión de sí mismo mediante el amor. La promesa de Cristo es indefectible: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas» (Lc 21,19), y esto es así porque lo que nos salva es la Cruz. Es la fuerza del amor lo que nos da a cada uno la paciente y gozosa aceptación de la Voluntad de Dios, cuando ésta —como sucede en la Cruz— contraría en un primer momento a nuestra pobre voluntad humana.

Sólo en un primer momento, porque después se libera la desbordante energía de la perseverancia que nos lleva a comprender la difícil ciencia de la cruz. Por eso, la perseverancia engendra paciencia, que va mucho más allá de la simple resignación. Más aún, nada tiene que ver con actitudes estoicas. La paciencia contribuye decisivamente a entender que la Cruz, mucho antes que dolor, es esencialmente amor.

Quien entendió mejor que nadie esta verdad salvadora, nuestra Madre del Cielo, nos ayudará también a nosotros a comprenderla.


Invitar a un retiro es útil incluso para alejados, la gracia actúa: el caso de Agathe y su prejuicio



 Invitar a un retiro es útil incluso para alejados, la gracia actúa: el caso de Agathe y su prejuicio

Agatha, mujer joven que sonríe.

La imagen de los católicos que se forjó Agathe de niña reforzó la casi nula enseñanza de la fe que había recibido. Conocerles directamente cambió esa impresión.

Agathe nació en una familia “con muchas abolladuras”, que había pasado por bastantes pruebas y muy anticlerical. Sus padres perdieron un bebé antes de nacer ella y por eso la bautizaron cuando vino al mundo, pero apenas tuvo contacto con la religión hasta que cumplió 10 años. Fue ella misma quien pidió hacer la Primera Comunión, porque una amiga suya iba a catequesis.

“Y ahí se acabó todo”, comenta al relatar su historia para Découvrir Dieu. Para entonces, hacía cuatro años que sus padres se habían divorciado.

"Me sentía totalmente excluida"

Esa circunstancia marcaría su forma de ver la Iglesia en su adolescencia y juventud: “Para mí, los católicos eran personas que no se mezclaban, gente perfecta de la que me sentía totalmente excluida. Además, rechazaban a las personas divorciadas y yo era hija de divorciados, así que tenía la impresión de no ser como debía ser”.

Les miraba con un cierto resentimiento: “A los católicos todo les salía bien, eran niños perfectos que iban a misa y hacían gestos que yo no comprendía ni nadie me explicaba… Pero sobre todo me molestaba ver que había como una especie de código que todos aprendían al nacer y, si no habías caído en la familia adecuada, ya era demasiado tarde”.

Años después, conoció a Raphaël: “Me gustó mucho. Me impresionaban su alegría, su confianza en sí mismo, su dedicación a los demás. Él me había dicho que era católico y yo le dije que yo también. Pero, en realidad, me di cuenta de que él tenía una relación con Jesús que ocupaba mucho espacio en su vida y de la que yo me sentía completamente excluida”.

Acabaron dejándolo: “Pero esa relación, sin embargo, me había transformado bastante”.

Caen los prejuicios

De hecho, mantuvo el contacto con un cristiano que le había presentado Raphaël. Discutían mucho y él le recomendaba libros: “Yo profundizaba, buscaba… Me planteaba cuestiones sobre mi existencia, sobre el trabajo, sobre la familia…”

Pasado un tiempo, empezó a ver de nuevo a Raphaël quien, incansable, le propuso hacer un retiro. “Yo nunca había oído hablar de algo así. Solo iba a haber católicos, lo que no me apetecía nada. Habría miles de personas congregadas para encontrarse con Jesús”.



Aunque Agathe no lo especifica, todo apunta a los encuentros de la Comunidad del Emmanuel en Paray-le-Monial, la localidad en el centro de Francia donde Santa Margarita María Alacoque recibió a mediados del siglo XVII las apariciones del Corazón de Jesús.

Si le fastidiaban los católicos numerosos, alegres y convencidos, aquel no era el lugar idóneo para pasar unos días, aunque muchos otros jóvenes llegaban, como ella, sin convicción cristiana alguna, solo para probar y curiosear o meramente -era su caso- por amistad y compromiso.

Así que, de primeras, hubo un choque: “Misteriosamente, había aceptado ir, pero nada más llegar me dije: ‘¡Me vuelvo enseguida!’”.

No fue así. Aguantó las horas suficientes para que se cayese algún prejuicio: “No encontré más que personas enormemente acogedoras que transmitían esa alegría y esa confianza que me habían impresionado en Raphaël”.

Encuentro y reencuentro

“Me quedé”, continúa, “y como soy buena alumna, hice todo lo que se me planteaba. En particular, una tarde en que se nos propuso ir a hablar con los sacerdotes. No sé muy bien por qué lo hice, pero fui y descargué todo mi contenedor de basura ante un sacerdote a quien solté todas mis heridas, todo el lastre que arrastraba. Me eché a llorar como nunca pensé que lloraría delante de alguien. De golpe, me sentí totalmente amada. Y comprendí que ese amor era el amor de Dios, que Él estaba ahí, que me esperaba y que yo solamente tenía que decir que sí. Y dije que sí”.

Al día siguiente fue a misa y comulgó por primera vez desde su infancia: “En ese momento sentí dentro de mí un gran deseo de establecer una relación con el Señor, y esa relación pasaba por la misa. Empecé a ir todos los domingos y luego cada vez más. Siguiendo el consejo de aquel cristiano, que se había convertido en un amigo, pedí la confirmación”.

No mucho después volvió a salir con Raphaël: “Le encontré verdaderamente. Nos casamos por la Iglesia”.

Jesús no excluye a nadie

Han pasado quince años desde aquellas lágrimas, aquella confesión y aquel descubrimiento del amor de Dios: “Antes, le ignoraba por completo. Ahora le conozco cada vez mejor. Creer en Dios me aporta una gran alegría, una alegría concreta. Antes tenía siempre la sensación de estar en una montaña rusa, o bien supercontenta o bien supertriste y con momentos de una angustia enorme. No es que sea una receta mágica, ni que ya nunca tenga angustias o no me queje de nada (¡estoy todo el día quejándome!), pero sí tengo esa alegría, esa certeza profunda de que el Señor quiere mi felicidad”.

Mirando atrás a su vida, Agathe extrae una conclusión: “Realmente Jesús nos busca a todos. Contrariamente a lo que yo creía, no excluye a nadie. Y su mayor deseo es tener una relación personal con cada uno de nosotros”.

Fuente: Religión en Libertad

martes, 28 de noviembre de 2023

Santo Evangelio 28 de Noviembre 2023

 


Texto del Evangelio (Lc 21,5-11):

 En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».



«No quedará piedra sobre piedra»


Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret

(Vic, Barcelona, España)

Hoy escuchamos asombrados la severa advertencia del Señor: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas de una así denominada “cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si se prefiere, de unos cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de la especie humana, en imparable evolución.

¿Desde dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo puede saber, a excepción, en último término, de una supuesta materia eterna que niega a Dios usurpándole los atributos. ¡Cómo intentan hacernos comulgar con ruedas de molino los que rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son propias de la condición humana!

Nosotros, discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús, escuchamos sus palabras y, haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He aquí que nos dice: «Estad alerta, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice Aquel que ha venido a dar testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que son de la verdad escuchan su voz.

Y he aquí también que nos asevera: «El fin no es inmediato» (Lc 21,9). Lo cual quiere decir, por un lado, que disponemos de un tiempo de salvación y que nos conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en cualquier caso, vendrá el fin. Sí, Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los muertos», tal como profesamos en el Credo.

Lectores de Contemplar el Evangelio de hoy, queridos hermanos y amigos: unos versículos más adelante del fragmento que ahora comento, Jesús nos estimula y consuela con estas otras palabras que, en su nombre, os repito: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra vida» (Lc 21,19).

Nosotros, dándole cordial resonancia, nos exhortamos los unos a los otros: «¡Perseveremos, que con la mano ya tocamos la cima!».


«Las experiencias diarias de un exorcista reafirman todo lo que enseña la Iglesia, todo es verdad»



 «Las experiencias diarias de un exorcista reafirman todo lo que enseña la Iglesia, todo es verdad»

Stephen Rossetti, sacerdote

Stephen Rossetti ha sido exorcista de la Archidiócesis de Washington durante 13 años

El padre Stephen Rosseti es probablemente el exorcista más conocido en EEUU tras realizar durante más de una década este ministerio en la Archidiócesis de Washington. Pero además es profesor en la Universidad Católico de América, prestigioso psicólogo y autor de numerosos libros y artículos.

Precisamente, su último libro Diary of an American Exorcist (Diario de un exorcista americano) está muy relacionado con sus publicaciones en la web del St. Michael Center for Spiritual Renewal (Centro San Miguel para la Renovación Espiritual), donde cuenta experiencias vividas durante los exorcismos.

En una entrevista en el National Catholic Register, este sacerdote explica que aunque en un primer momento pensó el libro para otros exorcistas esperaba que también ayudase “al público en general a darse cuenta de las verdades de nuestra fe”.

"Dios nos protege"

En su opinión, “una cosa es segura, las experiencias diarias de un exorcista reafirman todo lo que enseña la Iglesia. Todo es verdad”.

En el libro, tal y como relata en la entrevista, cuenta que ha llegado a sufrir ataques demoníacos ocasionales. “No puedes meter a Satanás el dedo en el ojo todos los días y no obtener una respuesta. La buena noticia: Dios nos protege, y también la Santísima Virgen María. Si no estuviéramos protegidos todo exorcista sería asesinado inmediatamente por Satanás. Él nos odia especialmente, y puedes ver el odio maligno puro en los ojos de una persona poseída cuando se ‘manifiesta’ en una sesión”.

 La despedida de San Francisco de Borja y San Francisco de Borja exorcizando a un moribundo impenitente, pintado por Goya



San Francisco de Borja exorcizando a un moribundo impenitente, pintado por Goya

Uno de los aspectos más impresionantes de este ministerio de exorcista es poder ser testigo del poder de Jesús, aunque sólo sea mentando su nombre. Así, el padre Rossetti asegura que “el nombre de Jesús, como se indica en las Escrituras, invoca la presencia y el poder de Jesús. Hablar en su nombre e invocar su nombre es hacer presente el poder de Jesucristo. Los demonios odian ese nombre y exigen que deje de decirlo. Así que lo decimos aún más. Es en su nombre que los demonios son expulsados”.

Exorcizar también a los no católicos

Otra de las preguntas más recurrentes es si los exorcistas pueden atender a personas de otras religiones. Este sacerdote estadounidense confirma que puede exorcizar a cualquiera y así lo hace, incluidos musulmanes, judíos, protestantes e incluso no creyentes

Destaca que mucha gente si tienes un problema con los espíritus malignos llama a un sacerdote. “Nuestros obispos católicos están en la línea directa de los apóstoles, a quienes se les dio la autoridad expresa para expulsar demonios, y los obispos nos delegan su autoridad. Por supuesto, le decimos a la gente que, aunque respetamos sus decisiones de fe, echaremos fuera a los demonios en el nombre de Jesús, y ellos deben estar de acuerdo con eso”, señala.

Preguntado sobre si alguna vez pasa miedo debido a los demonios, el padre Stephen Rossetti afirma que “Jesús es el Señor”, por lo que “a medida que pasan los años, nuestro equipo y yo tenemos una confianza cada vez mayor en la autoridad de la Iglesia y el poder de Jesús”.

"La ira alimenta a los demonios"

Acerca de la apariencia de que el mal va ganando terreno en el mundo, este sacerdote dice que “a medida que la fe se desvanezca y la gente comience a practicar lo oculto, habrá muchos más problemas demoníacos. La fe es nuestra protección más fuerte. Y cuando nos involucramos en prácticas ocultas y demoníacas, invitamos a los demonios a nuestras vidas. Solo mira la explosión en el número de personas que practican la brujería. Esto no augura nada bueno. No tenemos suficientes exorcistas para los cientos de miles de personas que practican la brujería”. 

Otro aspecto que pretende destacar es el mal que provoca la ira y la falta de perdón en la vida de las personas. Según su experiencia, “la ira alimenta a los demonios. La falta de perdón crea una herida espiritual interna de la que también se alimentan los demonios”, por lo que la mejor protección contra el mal es: “fe, obediencia y amor”.

Además, pide estar en guardia y no dejar la puerta abierta al demonio. “Hay muchas oportunidades para lo demoníaco. Hay una caída significativa en la práctica de la fe. Esto provoca una pérdida crítica de la protección agraciada. Además, muchas personas están practicando brujería y wicca, jugando con tablas de Ouija y participando en prácticas ocultas que abren la puerta a lo demoníaco. Hay cerca de un millón de abortos cada año en los Estados Unidos, y hemos descubierto que esta es una enorme puerta demoníaca. Y hay otros comportamientos pecaminosos en aumento, como la pornografía en internet, las adicciones a las drogas y al sexo, y más. El pecado da al mal un acceso cada vez mayor a nuestras vidas”, señala.

Artículo publicado originariamente en ReL en junio de 2021.

lunes, 27 de noviembre de 2023

Santo Evangelio 27 de Noviembre 2023

 


Texto del Evangelio (Lc 21,1-4):

 En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».



«Ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir»


Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez

(Barcelona, España)

Hoy, como casi siempre, las cosas pequeñas pasan desapercibidas: limosnas pequeñas, sacrificios pequeños, oraciones pequeñas (jaculatorias); pero lo que aparece como pequeño y sin importancia muchas veces constituye la urdimbre y también el acabado de las obras maestras: tanto de las grandes obras de arte como de la obra máxima de la santidad personal.

Por el hecho de pasar desapercibidas esas cosas pequeñas, su rectitud de intención está garantizada: no buscamos con ellas el reconocimiento de los demás ni la gloria humana. Sólo Dios las descubrirá en nuestro corazón, como sólo Jesús se percató de la generosidad de la viuda. Es más que seguro que la pobre mujer no hizo anunciar su gesto con un toque de trompetas, y hasta es posible que pasara bastante vergüenza y se sintiera ridícula ante la mirada de los ricos, que echaban grandes donativos en el cepillo del templo y hacían alarde de ello. Sin embargo, su generosidad, que le llevó a sacar fuerzas de flaqueza en medio de su indigencia, mereció el elogio del Señor, que ve el corazón de las personas: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir» (Lc 21,3-4).

La generosidad de la viuda pobre es una buena lección para nosotros, los discípulos de Cristo. Podemos dar muchas cosas, como los ricos «que echaban sus donativos en el arca del Tesoro» (Lc 21,1), pero nada de eso tendrá valor si solamente damos “de lo que nos sobra”, sin amor y sin espíritu de generosidad, sin ofrecernos a nosotros mismos. Dice san Agustín: «Ellos ponían sus miradas en las grandes ofrendas de los ricos, alabándolos por ello. Aunque luego vieron a la viuda, ¿cuántos vieron aquellas dos monedas?... Ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es más tener a Dios en el alma que oro en el arca». Bien cierto: si somos generosos con Dios, Él lo será más con nosotros.


Federico dejó el fútbol por Dios: Medjugorje le transformó y sus hijas siamesas probaron su fe



 Federico dejó el fútbol por Dios: Medjugorje le transformó y sus hijas siamesas probaron su fe

Federico Rizzi pasó en su carrera futbolística por equipos como la Salernitana, el Taranto, el Cremonese, el Montova o la Triestina.

Federico Rizzi ha dedicado su vida al fútbol profesional en Italia y como lateral derecho tuvo que enfrentarse a algunos de los mejores atacantes del Calcio, como Alessandro del Piero o Pavel Nedved. Pero un día decidió colgar las botas para hablar de Dios y llevar almas hacia Él. Aunque este camino de fe no estuvo exento de pruebas, como el nacimiento de sus hijas siamesas, que estuvieron a punto de morir y que finalmente pudieron ser separadas con éxito.

“Me encerré en el baño y lloré. Dejar el fútbol para mí fue ‘negarse a uno mismo’, como habla el Evangelio", explicaba Rizzi al semanario Credere cuando en 2014 decidió dejar con 33 años el fútbol profesional. En ese momento llevaba el número 23 de la Salernitana y aún le quedaba fútbol en las piernas. Sin embargo, “cuando tu corazón te aleja de lo que dice tu cabeza, entonces llega el momento de elegir con madurez. Los demás no deciden por ti, tú eliges, aunque no todos puedan entender por qué dejas de jugar cuando todavía estás en forma y varios equipos te buscan".

Creció jugando al fútbol en el oratorio. “Aún recuerdo los torneos vespertinos de verano en la parroquia, me gustaba marcar goles, tenía más habilidades que otros pero lo mejor era divertirme con los amigos. Mi padre era nuestro entrenador, pero nunca insistió en que tomara el camino profesional”, relata hablando de su familia, quien precisamente fue quien le habló de Dios.

Sin embargo, no siempre ha sido fácil vivir la fe, “especialmente cuando juegas en un club profesional... entre entrenamientos y partidos, no es fácil ni siquiera asistir a misa. Casi te olvidas de la existencia de Dios, estás tan absorto en todo lo demás. Y es peor que ser ateo, porque en el fondo sabes que hay algo en lo que creer, pero no puedes seguir el ritmo".

Pero entonces su vida dio un giro radical. Rizzi recuerda que “en 2011 Claudia, mi futura esposa, se licenció en Derecho. Le había reservado un reloj hermoso y caro, pero ella me pidió que no le diera ningún regalo, sino que la acompañara a Medjugorje. La verdad es que hubiera preferido ir a la playa, pero acepté. Lo hice sólo por ella. Durante el viaje en autobús los demás rezaron el Rosario mientras yo escuchaba la música ".

Ese año se cumplieron 30 años de las apariciones. “Cuando llegamos al santuario, Claudia entró a rezar y yo me senté afuera a tomar una cerveza. Hacía 40 grados, después de una hora entré en la iglesia para preguntarle si no era hora de volver al hotel", relata. Pero la propuesta de su futura esposa fue sorprendente: “Ella me dijo: ‘Después de todo este viaje, ¿no rezas ni un poquito?’. Entonces, con ese sentimiento de superioridad que acompaña a quienes tienen éxito y suerte en la vida, me dirigí a Dios con valentía: ‘Muéstrame si existes’".



Federico Rizzi, ayudando a los más necesitados.

Una vez retirado, Federico Rizzi creó una fundación para ayudar a familias necesitadas.

Al día siguiente, 24 de junio de 2011 como recuerda precisamente Federico, Claudia también insistió en que confesara. “Habían pasado 15 años desde la última vez, pero hice lo que me sugirió. Luego asistimos a Misa y en el momento de la Eucaristía vi a una joven de 24 años poseída, sujeta por sus padres. De camino al altar me arrodillé frente a ella y comencé a murmurar un Ave María, por lo que recordaba. Ella cayó a mi lado. Yo lloraba como un niño y Claudia me recordó: ‘Le pediste pruebas al Señor...’. En ese momento entendí que el mal existe, pero con la oración se puede vencer ".

Federico no volvió de Medjugorje "emocionado" sino lleno de preguntas. El exfutbolista reconocía: “Comencé un camino de fe con mi esposa, acompañado de algunos sacerdotes. Jugué otros tres años, pero para entonces el fútbol estaba como muerto para mí, la pirámide de valores se había volcado: ya no me interesaba tener un buen coche, salir a cenar o leer los comentarios en La Gazzetta dello Sport... Empecé a preguntar a los directivos que para los viajes deberían buscar hoteles cerca de las iglesias donde poder ir a misa".

Entonces sintió una llamada especial de Dios. “En 2014 decidí dejar el fútbol profesional y abrir con mi esposa una agencia de viajes espirituales, Travelling with Joy. El Señor me mostró que ese era el camino correcto. Recé mucho y sentí el deseo de continuar con este proyecto".

No faltaron dudas entre su entorno más cercano y entre su club sobre la elección de Federico. “El Señor, sin embargo, no espera de nosotros el éxito, sino que le seamos fieles”, prosigue el exfutbolista. Fue así como Federico y Claudia organizaron su primer viaje a Asís. “Algunas personas confesaron pasados personales difíciles, entendí que para mí no era un trabajo sino una misión. Empezamos con un viaje al mes, hoy organizamos 70 al año, desde Lourdes a Santiago de Compostela pasando por Armenia. El Señor me ha abierto sus puertas”, agregaba.

Federico y Claudia querían también ser padres, y lo fueron, aunque tuvieron que sufrir mucho. Primero tuvieron a María y luego llegaron las gemelas Evelina y Elisabetta, que nacieron siamesas. “Nos hicieron entender que abortar sería más fácil y que así podríamos tener más hijos. Si no hubiésemos tenido una pizca de fe no habríamos afrontado el embarazo. O en todo caso creo que nos hubiésemos separado, en los cinco meses que las niñas permanecieron internadas, mi esposa y yo sólo nos veíamos en el hospital: nos turnábamos, uno estaba con María, el otro con las gemelas. Sin embargo, el Señor estaba cerca de nosotros y le fuimos fieles. No depende de Él si mueres o vives, pero sólo con Él puedes aceptar lo que sucede”.



Federico, junto a su mujer y sus dos hijas, meses después de la operación de separación.

Para ayudar a Federico y a su esposa en aquellos momentos tan difíciles estuvieron muchos familiares y amigos, entre ellos don Primo y don Paolo, dos sacerdotes que los tomaron de la mano, acompañándolos también en la oración. Federico aún lo recuerda: “Inmediatamente después de la visita en la que nos fue anunciada la patología de los pequeños, don Primo nos dijo: ‘Éste es el momento de creer’”.

Finalmente, las pequeñas fueron operadas en 2018, cinco meses después de nacer. Una intervención que tuvo relevancia internacional por la complejidad de la situación y el exitoso resultado de la operación. “Era el 31 de enero, San Juan Bosco. En el quirófano, veinte médicos dieron lo mejor de sí. Cuidando la cuna de las niñas durante muchas semanas había una reliquia del Padre Pío, un trozo de gasa del costado del fraile, que nos regaló una de sus hijas espirituales", añade.

“Antes de operar, los médicos hicieron que don Paolo les bendijera las manos, no sabíamos cómo terminaría. Con nuestros padres nos quedamos todo el día en la capilla del hospital, orando frente al sagrario. Espiritualmente nunca estuvimos solos y luego fue como un segundo nacimiento. María y Jesús tienen una mano en nuestra vida y en la de nuestras hijas: les diremos a Evelina y a Isabel que se aferren a sus vidas porque el Señor ha hecho algo maravilloso por ellas".

“No somos nadie para explicar por qué nuestras niñas están sanas y en casa, pero sabemos que queremos agradecer a Dios todos los días, con testimonio, oración y acción", concluía Federico Rizzi.

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 26 de noviembre de 2023

Santo Evangelio 26 de Noviembre 2023

 


Texto del Evangelio (Mt 25,31-46):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

»Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?’. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y Él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

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«Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis»


P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat

(Montserrat, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos habla del juicio definitivo. Y con esa ilustración metafórica de ovejas y cabras, nos hace ver que se tratará de un juicio de amor. «Seremos examinados sobre el amor», nos dice san Juan de la Cruz.

Como dice otro místico, san Ignacio de Loyola en su meditación Contemplación para alcanzar amor, hay que poner el amor más en las obras que en las palabras. Y el Evangelio de hoy es muy ilustrativo. Cada obra de caridad que hacemos, la hacemos al mismo Cristo: «(…) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36). Más todavía: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).

Este pasaje evangélico, que nos hace tocar con los pies en el suelo, pone la fiesta del juicio de Cristo Rey en su sitio. La realeza de Cristo es una cosa bien distinta de la prepotencia, es simplemente la realidad fundamental de la existencia: el amor tendrá la última palabra.

Jesús nos muestra que el sentido de la realeza -o potestad- es el servicio a los demás. Él afirmó de sí mismo que era Maestro y Señor (cf. Jn 13,13), y también que era Rey (cf. Jn 18,37), pero ejerció su maestrazgo lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13,4 ss.), y reinó dando su vida. Jesucristo reina, primero, desde una humilde cuna (¡un pesebre!) y, después, desde un trono muy incómodo, es decir, la Cruz.

Encima de la cruz estaba el cartel que rezaba «Jesús Nazareno, Rey de los judíos» (Jn 19,19): lo que la apariencia negaba era confirmado por la realidad profunda del misterio de Dios, ya que Jesús reina en su Cruz y nos juzga en su amor. «Seremos examinados sobre el amor».

Deprimida, pensando en el suicidio y lejos de la fe, acabó en Medjugorje: «Me ha cambiado la vida»

 


Deprimida, pensando en el suicidio y lejos de la fe, acabó en Medjugorje: «Me ha cambiado la vida»

Diana, conversa de Medjugorje.

La joven Diana relata al canal de Aydam Edery, "Manual para enamorarse", su conversión mariana en Medjugorje.

Hasta no hace mucho, no pasaba un día sin que Diana se odiase a sí misma, se enfrentase a su familia o pensase en el suicidio. Estaba convencida de que "no valía nada". Por eso sorprende uno de los últimos vídeos subidos a la conocida sección del canal Manual para enamorarse, Cuentos con la Virgen. Lo que puede verse es a una joven con un sentido en la vida y un "brillo en los ojos" que siempre deseó tener. 

¿Cómo lo encontró? Siempre pensó que sería en aquello que le daba "un poco de felicidad", en "flotadores" que impedían que se hundiese del todo, en las relaciones… ¡en sus perros! Pero donde no imaginó que podría estar la respuesta y el verdadero "salvavidas" era en la Virgen María.

Hace unos días, relató ante un auditorio que 2023 fue para ella el año en que "tocó fondo". Estuvo internada en tratamiento, sufría depresión y pensaba con frecuencia en acabar con todo.

Criada en una familia que le inculcó "la semilla" de la fe, admite que "nunca le echaba gasolina" y que su visión de Dios era la de un bombero al que acudía "cuando quería ayuda con algo" o cuando sentía que se ahogaba "un poco más" de lo que lo había hecho toda su vida.

"Crecí con muchos vicios, resentimientos con mi familia, siempre viéndome la víctima por todo lo que salía mal y con una falta de amor propio indescriptible", confiesa.

Pensando en acabar con todo

Llegó a ir al psicólogo o al psiquiatra hasta tres veces por semana y trataba incluso de meditar y rezar -"en ese orden"- por su cuenta, viviendo "de vacío en vacío" y "sintiendo siempre que faltaba algo". Especialmente por ver cómo aunque "idolatraba" lo que le hacía mínimamente feliz, como los novios, perros o amigos, comprobaba que "no eran permanentes".

"No hay ni un solo día desde diciembre de 2022 que no pensase en morir o que nadie me echaría de menos", relata.

Si en enero tocó fondo, en mayo tomó la resolución de "sanar y no volver atrás". Fue gracias a su psicóloga y su psiquiatra, católicas, que le recomendaron llevar una vida coherente con la fe que le habían enseñado y, en ocasiones, practicaba.

Un día, rezando, dirigió una sola propuesta: "Señor, dime dónde quieres que vaya".  Ella misma admite que aunque siempre ha conocido a gente que dice "Dios me habla" o "Dios me muestra las señales", a ella nunca le ha ocurrido algo similar.



Hasta que un día, su tía, con la que llevaba años sin hablar, comenzó a escribirle insistentemente para reunirse juntos con un sacerdote. Por primera vez en mucho tiempo se "abrió", le habló de su vida sentimental y escuchó todos sus consejos.

Casualidades, llamadas al silencio y un consejo: "Vete"

También escribió a su primo, seminarista, pidiéndole consejo. "Lo que necesitas es silencio. Busca a la Virgen y ten silencio", le dijo. Su tía le respondió algo similar: "Lo que necesitas es silencio. Vete".  "Silencio, silencio… todos a mi alrededor me lo decían, que cuando Dios pone las cosas así, hay que seguirlas", recuerda.

¿Pero a dónde debía ir? La respuesta no tardó en llegar cuando supo que el sacerdote con el que habló aquel día organizaba un viaje a Medjugorje.

Al llegar, veía cómo todos rezaban el rosario mientras ella ni si quiera tenía. Compro para su familia y uno para ella, pero lo sostenía "sin tener ni idea" de cómo rezarlo. Realmente, dice, "no sabía nada".

Estaba subiendo la colina de las apariciones mientras rezaba cuando, al ver la estatua de la Virgen le invadió un llanto desconsolado mientras rezaba. "Pasaban los minutos y no paraba de llorar. Cuando bajé me sentí llena, pero algo me faltaba", explicó.

Le plantearon la posibilidad de confesarse, pero recuerda en tono cómico como pensaba que sería la reacción de un sacerdote al escucharle tras años sin hacerlo desde su primera comunión.

"Le cuento a alguien todo lo que he hecho y sale corriendo. No puedo decirle a alguien todo lo que yo he hecho en esta vida. ¡Ni sabía que la envidia era un pecado! Imagínate mi lista", dijo entre risas.

"Quería ese brillo en los ojos al hablar del Señor"

Pero conforme pasaban las horas, Diana veía tantos testimonios, personas y vidas cambiadas que no podía creerlo.

"La primera persona que vi con esa luz cuando te habla de Dios y la Virgen fue Ayram [fundadora y autora de Manual para enamorarse]. La veía hablándome del Señor, de la Virgen, los ojos la brillaban… me daba envidia. Yo quería eso. Quería poder hablar así de algo en mi vida", relata.

Ella, en cambio, lo veía como algo lejano. "Detestaba verme. No podía ni mirarle al espejo, me sentía fea, que no valía nada, al preguntarme por mí solo decía lo peor de mi vida y lo malo que había hecho, con miedo de sentirme sola y de que me juzgasen", confiesa.

Pero aquel día, por primera vez en mucho tiempo, se sintió bien. Más segura y confiada.

Entonces llegó la subida al monte Križevac, donde los peregrinos de Medjugorje rezan el Vía Crucis.

"Lo que más me gustó fue [pensar] que Jesús se cayó tres veces. Y se levantó, con una cruz, sangrando, en cueros… Y yo me he caído tantas veces este año… ¿No puedo desnudarme por miedo a mi misma? Porque Él ya sabe todo lo que yo había hecho", pensó en referencia a confesión.

Peregrinos en el monte Križevac.



Tras su encuentro con Dios y María, Diana expresa convencida su conclusión sobre Medjugorje: "Me ha cambiado la vida" (en la imagen, peregrinos en el monte Križevac). 

"María, ¿qué necesitas de mi?"

Pero con ese primer Vía Crucis, Diana sintió como su corazón se llenaba de "una paz inmensurable" que siempre había buscado. También haciendo un balance de la ayuda, entrega y consejos que había recibido de todos sus compañeros de viaje sobre la familia, la obediencia, la disciplina, la castidad o el "levantarse cien veces".

Una mañana, en misa, se decidió por rezar a la Virgen, a quien hasta ese momento se había negado a dirigirla una oración.

"María, yo nunca te he rezado. Pero si todo el mundo dice que eres nuestra madre y secas las lágrimas, aquí estoy. ¿Qué necesitas de mí? ¿Qué tengo que hacer? Quiero que le digas a Jesús que me limpie, que me ayude con esta cruz, con no pensar en suicidarme… No puedo ofrecerte nada, solo esto, una promesa, y pedirte que me sostengas, sentir lo que todo el mundo siente cuando tú intercedes".

Fue en ese momento, al saber que tenía que levantarse, sanar y , cuando tomó conciencia de que debía acudir a la confesión.

Pasados los días, Diana sigue sin poder explicar cómo "salían" las faltas que confesaba, especialmente tras llevar sin hacerlo desde su primera comunión.

"Lo que dije fueron cosas que no había dicho a nadie en mi vida. Los pecados más fuertes fueron los que primero salieron, y no los tenía ni contados", recuerda.

Al terminar, la joven lloró junto al sacerdote, sintiendo cómo dejaba atrás un gran peso, subió a la colina de nuevo y, al bajar, su primo seminarista acababa de escribirle un mensaje: "¿Eres feliz?".

"Gracias a todos. Me habéis cambiado la vida. El Señor la ha cambiado", concluye. 

Publicado originalmente en Cari Filii.

sábado, 25 de noviembre de 2023

Santo Evangelio 25 de Noviembre 2023

 


Texto del Evangelio (Lc 20,27-40):

 En aquel tiempo, acercándose a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer».

Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven».

Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien». Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.



«No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven»


Rev. D. Ramon CORTS i Blay

(Barcelona, España)

Hoy, la Palabra de Dios nos habla del tema capital de la resurrección de los muertos. Curiosamente, como los saduceos, también nosotros no nos cansamos de formular preguntas inútiles y fuera de lugar. Queremos solucionar las cosas del más allá con los criterios de aquí abajo, cuando en el mundo que está por venir todo será diferente: «Los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido» (Lc 20,35). Partiendo de criterios equivocados llegamos a conclusiones erróneas.

Si nos amáramos más y mejor, no se nos antojaría extraño que en el cielo no haya el exclusivismo del amor que vivimos en la tierra, totalmente comprensible a causa de nuestra limitación, que nos dificulta el poder salir de nuestros círculos más próximos. Pero en el cielo nos amaremos todos y con un corazón puro, sin envidias ni recelos, y no solamente al esposo o a la esposa, a los hijos o a los de nuestra sangre, sino a todo el mundo, sin excepciones ni discriminaciones de lengua, nación, raza o cultura, ya que el «amor verdadero alcanza una gran fuerza» (San Paulino de Nola).

Nos hace un gran bien escuchar estas palabras de la Escritura que salen de los labios de Jesús. Nos hace bien, porque nos podría ocurrir que, agitados por tantas cosas que no nos dejan ni tiempo para pensar e influidos por una cultura ambiental que parece negar la vida eterna, llegáramos a estar tocados por la duda respecto a la resurrección de los muertos. Sí, nos hace un gran bien que el Señor mismo sea el que nos diga que hay un futuro más allá de la destrucción de nuestro cuerpo y de este mundo que pasa: «Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (Lc 20,37-38).


Tres católicos pusieron en marcha la Cruz Roja española desde el prestigio de su saber científico


 Tres católicos pusieron en marcha la Cruz Roja española desde el prestigio de su saber científico

De izquierda a derecha, Nicasio Landa, Elena Sánchez de Arrojo y Eduardo Castillo Piñeiro.

Es poco conocido el papel que jugaron convencidos católicos en la puesta en marcha de la Cruz Roja, institución surgida para dar socorro a soldados heridos en batalla.

Destacan tres nombres: Nicasio Landa (1830-1891), Eduardo Castillo Piñeiro (1845-1908) y Elena Sánchez de Arrojo (1857-1947).

Nicasio Landa

Una de las personas cruciales en sus comienzos fue Nicasio Rosendo Landa Álvarez del Carballo (1830-1891). Nació y murió en Pamplona (Navarra), donde obtuvo el título de bachiller en Filosofía con mención honorífica en Historia Natural. En 1854 consiguió en la Universidad Central de Madrid el grado de licenciado en Medicina y Cirugía y en 1856 el de doctor. En 1857 fue catedrático interino de Historia Natural en el instituto de Pamplona. También obtuvo por oposición plaza para el cuerpo de directores de Baños Minerales. Se casó en 1881 con María de los Dolores de León y de Gregorio Navarrete. Tuvieron cuatro hijos.

1.- Por los heridos de guerra.

Como médico militar, pidió como primer destino el Cuartel General del Primer Cuerpo del Ejército de África. Tomó parte de manera muy señalada en la guerra de Marruecos (1860), en la guerra franco‐prusiana (1870) y en la Tercera Guerra Carlista (1872‐1876).

Ideó el conocido como Mandil Landa. Se dio cuenta de que en muchas ocasiones era bastante problemático transportar a los heridos a los puestos de socorro o a un hospital cercano, ya que algunas veces éstos se encontraban en lugares geográficos de difícil acceso, como por ejemplo bosques o montañas, e inventó un tipo de transporte alternativo que ayudara a los sanitarios civiles y militares a transportar a los heridos. Se trataba de un trozo de tela grande que se ataba a la parte delantera del enfermero mediante unas correas y simplemente se agregaba una estructura de madera en la base, la cual era a la vez sostenida por otro asistente a modo de camilla para que el herido se instalara en el centro: salvó muchas vidas que en otras ocasiones se hubieran perdido.


El Mandil Landa, muy útil en el transporte de heridos en el campo de batalla, en lugares donde la tradicional camilla presenta graves inconvenientes.

El Mandil Landa, muy útil en el transporte de heridos en el campo de batalla, en lugares donde la tradicional camilla presenta graves inconvenientes.

2. La lucha contra el cólera

Entre las primeras intervenciones médicas de Nicasio Landa destaca el cólera-morbo asiático que afectó a Navarra en 1855, asistiendo gratuitamente a la mayor parte de los afectados en las distintas localidades donde se padeció. 

En 1860 le tocó de nuevo el cólera, esta vez en África, dirigiendo un hospital de coléricos habilitado en la iglesia de San Francisco en Ceuta. Luego lo destinaron a Canarias para combatir la fiebre amarilla, haciéndose poco a poco un gran experto en epidemias.

En 1863 acabó la epidemia de cólera y por su actuación fue nombrado caballero de Carlos III, siendo ese mismo año elegido académico correspondiente de la Real Academia de Medicina por una memoria sobre esta enfermedad.

Fue uno de los fundadores y directores del periódico titulado Memorial de Sanidad del Ejército y Armada (1858-1860).

3. Inspector general de la Cruz Roja.

Buena parte del mérito de la fundación de la Cruz Roja en 1863 se le atribuye, además de a Nicasio Landa y otros, a Henry Dunant quien, tras observar horrorizado en la batalla de Solferino (1859) a los heridos en combate, a quienes no recogía nadie y se les dejaba morir sin asistencia sanitaria, ideó un modo de hacerlo. Comenzó con el nombre de Asociación de Socorro a los Heridos en el Campo de Batalla, cuyos miembros debían llevar un brazalete con una cruz roja. 

En la Conferencia Internacional de Ginebra de 1863 que llevó a la creación de la Cruz Roja Internacional, Nicasio Landa representó a España y, como consecuencia, él y José Joaquín Agulló y Ramón, conde de Ripalda, establecieron la Sección Española de Socorro a Heridos sobre la cual se constituyó la Cruz Roja Española, de la que fue nombrado inspector general en 1867. La formación del personal se encomendó a la Orden de San Juan de Jerusalén.

En 1867, por orden real, Landa tomó parte en la Conferencia Internacional de las Sociedades de Socorro a los heridos militares, celebrada en París. En 1880 fue ponente del Congreso del Instituto de Derecho Internacional en la Universidad de Oxford e intervino en la redacción del Las Leyes de la Guerra para los Ejércitos de Tierra.

'Muertos y heridos y otros textos' de Nicasio Landa.



Guillermo Sánchez y Jon Arrizabalaga dan una importante clave sobre Nicasio en la reedición de su obra Muertos y heridos y otros textos, señalando sin ambages que Nicasio fue un liberal cosmopolita y erudito, pero sobre todo un ferviente católico.

Es común en sus escritos encontrar textos como el que sigue: "La perspectiva del peligro no hace disminuir en nuestros pechos la confianza grande, viva, inmensa en la bondad de Dios, cuyos misteriosos designios nos han traído aquí" (recogido por el escritor Juan Iturralde en La Avalancha, 1907).

Él mismo diría sobre el emblema: "Ya nuestra bandera blanca con la Cruz Roja, símbolo de paz y de fraternidad cristianas y adoptada por todos los pueblos civilizados, flota sobre las Amezcuas".

4. En Navarra: guarderías y atención psiquiátrica.

Otra obra de caridad suya fue el Asilo del Niño Jesús en Pamplona, como primera guardería conocida para acoger a los hijos de las lavanderas que era atendido por las Siervas de María.

Menos conocida es la importancia de su actividad en el desarrollo de la asistencia psiquiátrica en Navarra durante gran parte del siglo XX, ya que el Manicomio Navarro se construyó basándose en el Proyecto de Manicomio agrícola que él realizó, por encargo de la Diputación Foral de Navarra, en el año 1868, primera propuesta de asistencia psiquiátrica en Navarra. Quien terminaría dando el dinero necesario para la construcción del primer manicomio navarro fue el también navarro y católico Fermín Daoiz y Argaiz (1823-1873). 

5. Otras aportaciones científicas.

En su libro Un viaje a Canarias, Landa contó sus peripecias médicas allí, así como interesantes observaciones etnográficas y costumbristas de estas islas, lo que le valió en 1871 la Medalla de la Emulación Científica de Su Majestad. También formó parte de la Sociedad Francesa de Arqueología, del Instituto de Derecho Internacional y de la Comisión de Monumentos de Navarra. 

En 1868 publicó Descripción de las Lápidas Romanas que existen en la ermita de San Sebastián del lugar de Gastiain-Valle de Lana, estudio realizado por encargo de la Comisión de Monumentos históricos y artísticos de la provincia de Navarra, lo que le supuso ser nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. 

Los primeros cristianos de Pompeiopolis. Leyenda de San Fermín, publicada en 1882, fue otra de sus obras, en la que describió de forma bastante piadosa el inicio del cristianismo en Pamplona.

6. La ayuda a un santo.

Estableció contacto con Fray Benito Menni (hoy San Benito Menni), que llegó a España el 6 de abril de 1867 con la misión de restaurar la Orden de San Juan de Dios.

En 1874, el hoy santo pidió a Landa, inspector general de la Cruz Roja, que él y un grupo de hermanos hospitalarios pudiesen asistir como voluntarios enfermeros a los heridos de la Tercera Guerra Carlista. A su término, Landa extendió, el 10 de septiembre de 1876, un certificado al padre Menni en el que constataba que durante la guerra se había “consagrado a prestar continuamente en los hospitales el socorro espiritual y corporal a los heridos, sin distinción de procedencia, y con igual amor y cristiana caridad para los de uno y otro campo, con lo que se ha ganado la bendición de muchos desgraciados y ha merecido bien de la humanidad”.

Eduardo Castillo Piñeiro

¿Quién construyó el que, con el paso del tiempo, sería sede del Hospital Central de la Cruz Roja en Madrid? Fue pieza clave Eduardo Castillo Piñeiro (1845-1908), doctor en Medicina en 1865 por la Universidad Central de Madrid, católico ferviente y carlista convencido (Por Dios, por la Patria y el Rey era el lema carlista). Fue diputado carlista por Tafalla y dirigió el periódico El Papelito.

Castillo Piñeiro fue determinante en la resolución médica de la epidemia de cólera que afectó a la ciudad de Madrid, lo que le valió un importante reconocimiento: la concesión de la medalla de bronce de la Junta de Sanidad del distrito del Hospital de Madrid. Formó parte de la Sociedad Ginecológica de España. Y llegó a ser director del Gabinete Anatómico del doctor Pedro González Velasco.

Pero por lo que nos referimos a él es fundamentalmente por que fue patrono constructor del Hospital de San José y Santa Adela, en cuyo edificio terminaría albergándose el actual Hospital de la Cruz Roja.

Castillo Piñeiro fue uno de los albaceas del testamento de la piadosísima madrileña Doña Adela de Balboa y Gómez, una señora de familia noble y muy adinerada que murió relativamente joven, en 1890, a los cuarenta y ocho años de edad, sin ascendientes ni descendientes, dejando en su testamento el legado de que con sus bienes se construyese “una casa de salud para las enfermedades contagiosas… infecciosas de cualquier clase… y para enfermedades propias de la mujer” en las que se atendiera gratuitamente a “criados y criadas de esta Corte”.

Una vez terminada en 1908 la que se denominó Casa de Salud San José y Santa Adela, con elementos góticos mudéjares como era costumbre en el Madrid de la época, el primer proyecto atravesó dificultades que impidieron su apertura hasta 1913, gracias a una intervención directa de la Reina doña María Cristina de Habsburgo-Lorena quien, tras pasar a presidir su patronato y ante la necesidad provocada por los heridos en combate en la guerra de África, emitió un Real Decreto de 17 de diciembre de 1918 por el que convirtió el edificio en Hospital de la Cruz Roja, incorporando esta organización al patronato con la obligación, eso sí, de ampliar los servicios humanitarios, sin olvidar los objetivos fundacionales, entre los que destacaba la creación de una Escuela Modelo de Damas Enfermeras.



Monumento ante el Hospital de la Cruz Roja, en la avenida de la Reina Victoria de Madrid.

Testimonio de esto último es el grupo escultórico erigido en 1925 en homenaje a doña Carmen de Angoloti y Mesa (1875-1959), duquesa de la Victoria, quien en 1921, al frente de un grupo de enfermeras, organizó por orden de la Reina Victoria Eugenia de Battenberg la actividad de la Cruz Roja en la guerra del Rif. Se la representa en actitud de socorrer a un herido, vestida de enfermera. Por debajo corre una leyenda: “A la duquesa de la Victoria, insigne bienhechora de los soldados heridos y enfermos por la campaña de Marruecos. La Nación agradecida".

Elena Sánchez de Arrojo

¿Y quiénes fueron las primeras enfermeras que trabajaron en el Hospital de la Cruz Roja de Madrid? Las Hijas de la Caridad, con Elena Sánchez de Arrojo (1854-1947), católica convencida, como directa promotora de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja. Fue escritora, poeta, activista social y concejala municipal en Guadalajara.

Nació en Madrid en 1857 y partió a Filipinas por ser su padre militar. Allí se casó, tuvo dos hijos, enviudó y perdió también a su único hermano a consecuencia de la guerra: "Donde pasé los más venturosos años de mi vida, entre amigos cariñosos y consecuentes, tanto como jamás volví a tener", según sus propias palabras, y donde comenzó a publicar sus primeros trabajos periodísticos y literarios.

Estas circunstancias personales marcaron sin duda su vida y quehacer futuro. Volvió a España y perteneció al círculo de damas de la Reina Victoria Eugenia, con la que creó en 1917 las Damas de la Cruz Roja, o de enfermería, mujeres no consagradas dedicadas a atender a los muchos heridos de las guerras coloniales y de África en los años finales del siglo XIX y el primer tercio del XX. Fueron 132 las pioneras de este novedoso Cuerpo sanitario, incluida Elena Sánchez de Arrojo.

Se creó porque todas las necesidades no podían ser atendidas por quienes desde el siglo XVII se habían estado dedicando a esos menesteres, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Las primeras profesoras del curso de Damas de la Cruz Roja fueron experimentadas Hermanas de la Caridad: la Reina Victoria Eugenia se trajo a Sor Marta de Francia y a Sor María de Gran Bretaña. Ese mismo año se publicó Manual de la carrera de enfermeras para el uso de las Hermanas de la Caridad Española. 

'El consultor de la dama enfermera' de Elena Sánchez Arrojo.



Elena Sánchez Arrojo escribió en 1920 otro manual de enfermería que se utilizó para la formación de las enfermeras de la Cruz Roja: El Consultor de la Dama Enfermera. Fue Dama de la Cruz Roja de Guadalajara, y junto a la Reina y algunas infantas de la Casa Real perteneció además a la Junta de Damas del Hospital de la Princesa y a otras instituciones similares, siendo además la primera mujer en ocupar una concejalía en el Ayuntamiento de Guadalajara, la de Beneficencia y Sanidad, en 1927.

Juan Pablo Calero Delso nos cuenta con detalle aspectos de la vida de nuestra protagonista, detalles como que vivió su acendrado catolicismo muy aplicado a lo social y político. Fundó hacia 1918, en plena Edad de Plata, el Sindicato Obrero Femenino de la Inmaculada Concepción de Guadalajara, probablemente el único sindicato confesional católico de la provincia que no agrupaba a agricultores, con el lema Trabajo cristiano, justicia y caridad en su organización, unión y solidaridad en los agremiados. Con sede social en la iglesia de Santiago Apóstol y como consiliario el sacerdote Francisco Mariño, ella misma, en cuanto presidenta, organizó actos y agrupó a criadas domésticas junto con grandes damas.

Fue la delegada en Guadalajara del Patronato Real para la represión de la trata de blancas, que había sido creado en 1902 y reorganizado en 1917, y al que pertenecían damas presididas por Infanta Isabel de Borbón, conocida popularmente como La Chata.

Intentó abrir un hospital en Guadalajara, y perteneció a la Junta del Hospital de la Princesa de Madrid. Promovió multitud de actos sociales para los pobres, como la entrega de 400 cartillas de ahorros a otros tantos escolares de la ciudad Guadalajara, iniciativa de la sociedad La Mutualidad Infantil que llevaba su hijo, el capitán Víctor Martínez, y del Instituto Nacional de Previsión. También presidió con la Asociación del Rosario Perpetuo, y formó parte de la Junta Directiva de la Asociación La Visita del Soldado, fundada con motivo de la Guerra de Marruecos y que presidía la duquesa del Infantado. Recibió en 1931 la Cruz de la orden civil de Alfonso XII. 

Llegó a escribir, en referencia a sus obras de promoción social: “¡Qué edificante y conmovedor lo que aquí observo! Ya es un grupo de señoritas enseñando labores a jóvenes obreras, fortificándolas en su dolorosa lucha por la vida, ya otras instruyendo a los obreros para apartarles de sus más mortales enemigos, aquellos que les arrastran a la abyección y la miseria, el alcoholismo y la blasfemia, otro grupo cosiendo para los pobrecitos, otro llevando a sus frías viviendas calor de caridad, auxilio y consuelo, otros uniéndose para cantar alabanzas a Dios en sus iglesias”.

Algunas de sus obras literarias fueron: Hágase tu voluntad y Un ingrato a la ciencia, libros de prosa editados en un volumen conjunto en el taller tipográfico del Colegio de Huérfanos de Guerra de Guadalajara en el año 1906. En teatro estrenó “una conferencia humorística sobre El hombre” en la gala benéfica organizada en 1913 por Roma, el periódico de la rama femenina de Acción Católica, en el teatro Infanta Isabel de Madrid.

En 1915 publicó El padre Mabuti, en la imprenta de Cleto Vallinas, una novela de casi un centenar de páginas con prólogo del padre Albino Menéndez Reigada y que fue la más famosa de sus creaciones literarias. Al año siguiente, dos obras de teatro: Alma máter y Juan Crisóstomo... ¡mártir! En 1920, también con motivo de una gala benéfica, se representó en el Teatro Principal de Guadalajara un sainete titulado La llave de la gloria. Una vez que comenzó su actividad en la enfermería se centró en el El consultor de la dama enfermera, o años después Algo de puericultura, etc. Los últimos años de su vida los pasó escribiendo poesía, una poesía casi mística que la acompañó hasta su muerte.

El emblema de la Cruz Roja

¿Y de dónde sale el emblema de la Cruz Roja?

Pues más que probablemente, de un santo católico, como no podía ser de otra manera tratándose de una cruz, San Camilo de Lelis (1550-1614), que ayudaba a los soldados heridos en el campo de batalla con una Cruz roja sobre su vestimenta.




San Camilo de Lelis.

Siendo militar, fue herido en batalla y hubo de ser hospitalizado. Tras curarse, tomó como director espiritual nada menos que a San Felipe Neri (1515-1595). Se hizo presbítero de la Iglesia y luego fundó a los camilos u Orden de los Clérigos Regulares, Ministros de los Enfermos, que iban a los campos de batalla ensotanados con una cruz roja para distinguirse con claridad, emblema que de manera milagrosa quedó intacto en la batalla de Canizza de 1601 al arder la tienda donde guardaban sus enseres.

Henry Dunant propondría dicho emblema para la Cruz Roja por la facilidad de ser distinguido el personal dedicado a curar heridos.

Fuente: Religión en Libertad