viernes, 30 de junio de 2017

Santo Evangelio 30 de junio 2017


Día litúrgico: Viernes XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 8,1-4): En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante Él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio».


«Señor, si quieres puedes limpiarme»
Rev. D. Xavier ROMERO i Galdeano 
(Cervera, Lleida, España)


Hoy, el Evangelio nos muestra un leproso, lleno de dolor y consciente de su enfermedad, que acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2). También nosotros, al ver tan cerca al Señor y tan lejos nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestras manos de su proyecto de salvación, tendríamos que sentirnos ávidos y capaces de formular la misma expresión del leproso: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2).

Ahora bien, se impone una pregunta: Una sociedad que no tiene conciencia de pecado, ¿puede pedir perdón al Señor? ¿Puede pedirle purificación alguna? Todos conocemos mucha gente que sufre y cuyo corazón está herido, pero su drama es que no siempre es consciente de su situación personal. A pesar de todo, Jesús continúa pasando a nuestro lado, día tras día (cf. Mt 28,20), y espera la misma petición: «Señor, si quieres...» (cf. Mt 8,2). No obstante, también nosotros debemos colaborar. San Agustín nos lo recuerda en su clásica sentencia: «Aquél que te creó sin ti, no te salvará sin ti». Es necesario, pues, que seamos capaces de pedir al Señor que nos ayude, que queramos cambiar con su ayuda.

Alguien se preguntará: ¿por qué es tan importante darse cuenta, convertirse y desear cambiar? Sencillamente porque, de lo contrario, seguiríamos sin poder dar una respuesta afirmativa a la pregunta anterior, en la que decíamos que una sociedad sin conciencia de pecado difícilmente sentirá deseos o necesidad de buscar al Señor para formular su petición de ayuda.

Por eso, cuando llega el momento del arrepentimiento, el momento de la confesión sacramental, es preciso deshacerse del pasado, de las lacras que infectan nuestro cuerpo y nuestra alma. No lo dudemos: pedir perdón es un gran momento de iniciación cristiana, porque es el momento en que se nos cae la venda de los ojos. ¿Y si alguien se da cuenta de su situación y no quiere convertirse? Dice un refrán popular: «No hay peor ciego que el que no quiere ver».

Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»

Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»

Antonio y Yolanda explican por qué decidieron adoptar niños enfermos

Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»

Yolanda y Antonio no podían tener hijos pero siguieron abiertos a la vida


Estar abiertos a la vida aunque los médicos les declararan infértiles. Esto es lo que hicieron Antonio Mínguez y Yolanda Nevares al enterarse de esta noticia, que les cayó como un jarro de agua fría, al poco tiempo de casarse.

Trece años han pasado de aquel momento y ahora este matrimonio tiene cinco hijos, todos ellos adoptados, de los cuales los tres pequeños son discapacitados pues así lo decidieron los padres al iniciar el proceso. Esta es a la fertilidad a la que Dios les llamaba.

Este joven matrimonio habló de su experiencia de paternidad y de la acción de Dios en este proceso que no ha estado exento de grandes sufrimientos en el programa Últimas preguntas de TVE.

"El Señor nos iluminó esa cruz"
Se casaron con la idea de formar una familia pero los hijos no venían por lo que se hicieron pruebas médicas que confirmaron que no podrían ser padres de manera natural. “Cuando nos dieron el diagnóstico de infertilidad fue un momento difícil porque nos creemos que tenemos derecho a ser padres pero el autor de la vida es Dios, no nosotros”, aseguraba Antonio.

Esta noticia les llegó un Viernes Santo, que nunca olvidarán, pero lejos de escapar del sufrimiento decidieron atravesarlo. “Celebrando este misterio de nuestra fe junto a nuestra comunidad, el Señor nos iluminó esta Cruz que nos ponía sabiendo que de todo esto el Señor sacaría algo bueno”, añadía.


Yolanda habló de cómo Dios les fue dando la capacidad de cuidar y educar a sus cinco hijos, tres con necesidades especiales

Como Antonio y Yolanda hay miles de familias que no pueden tener hijos y que acuden a la adopción. Es lo que hicieron ellos.  Así fue como llegó su primogénito, Josué.  Poco después de llegar se inscribieron de nuevo a otro proceso de adopción y a los tres años ya tenían con ellos a su hija Luz.

La decisión que les marcó sus vidas
Pero Dios quería probarles también aquí. Recordaba Antonio que “el Señor nos cuestionó porque en los documentos de adopción había una casilla que si la marcabas te ofrecías a la adopción de un niño con una enfermedad o discapacidad. No la marcamos pero esa decisión sí que nos marcó a nosotros”.

Este matrimonio contaba que poco a poco “el Seños nos iba pidiendo que nos ofreciéramos para ser padres de un hijo con dificultades o enfermo. No fue fácil pero Dios, que es un caballero, nos lo susurraba”.

Fue en una convivencia donde vieron que Dios les llamaba “a dar el salto, de fiarnos de Él, y de que el hijo que nos diera sería el que necesitáramos. Y así llegó nuestro tercer hijo, Juan Pablo”, el primero con discapacidad.

"Dios nos ha ido capacitando"
“Dios ha hecho una obra en nosotros porque no teníamos una especial afinidad con la discapacidad ni con aquel ámbito. Dios nos fue llevando pues al principio en nosotros también había miedos, inseguridades pero hemos visto cómo Dios nos ha ido capacitando”, relataba este matrimonio en la televisión pública española.

Siguiendo con su experiencia, Antonio explicaba que “cuando ya teníamos a Juan Pablo, Dios nos invitó a abrirnos a la vida, y llegó Rafael (Dios sana), que nació con hipoxia y un daño cerebral. Y de nuevo fue un gran regalo para nosotros”.



Antonio y Yolanda relataron momentos concretos en los que Dios les habló y les indicó el camino

La pequeña, con síndrome de Down, "ha revolucionado la familia"
Tras Rafael llegó la que de momento es la pequeña de la casa, Teresa, que tiene síndrome de Down. “Ha traído la alegría a la casa, ha revolucionado a la familia. Nos enseña muchísimo cada día a vivir la vida y vivirla bien”, afirmaba Yolanda.

Aunque tampoco fue fácil su llegada a la familia. Contaba Antonio que “tenemos una experiencia muy bonita con la adopción de Teresa. Teníamos cuatro hijos y Rafael tenía sólo un añito y dormía fatal, se despertaba muchas veces y estábamos hechos polvo. Pero Dios nos ponía en el corazón el tener otro hijo pero vimos que no era el momento”.

La preciosa coincidencia con Teresa
Sin embargo, en una convivencia escucharon una palabra de San Pablo, “ahora es el momento favorable”. Los dos, cada uno por su lado, se sintieron tocado por esta palabra. “Cuando lo hablamos vimos que el Señor nos llamaba a esto e iniciamos un nuevo expediente de adopción”. Luego supieron que esa misma semana que decidieron lanzarse a la adopción fue la que nació Teresa.

A día de hoy este matrimonio afirma seguir abierto a la vida, algo que, según dicen, “nos fortalece como matrimonio y como familia”. Y por ello, pueden decir con certeza que “damos gracias a Dios por nuestra infertilidad porque nos ha dado unos hijos maravillosos”.

Puede ver la entrevista realizada a este matrimonio en Últimas preguntas de RTVE pinchando AQUÍ

jueves, 29 de junio de 2017

Santo Evangelio 29 de junio 2017



Día litúrgico: 29 de Junio: San Pedro y san Pablo, apóstoles

Texto del Evangelio (Mt 16,13-19): En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».


«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»
Mons. Jaume PUJOL i Balcells Arzobispo de Tarragona y Primado de Cataluña 
(Tarragona, España)


Hoy celebramos la solemnidad de San Pedro y San Pablo, los cuales fueron fundamentos de la Iglesia primitiva y, por tanto, de nuestra fe cristiana. Apóstoles del Señor, testigos de la primera hora, vivieron aquellos momentos iniciales de expansión de la Iglesia y sellaron con su sangre la fidelidad a Jesús. Ojalá que nosotros, cristianos del siglo XXI, sepamos ser testigos creíbles del amor de Dios en medio de los hombres tal como lo fueron los dos Apóstoles y como lo han sido tantos y tantos de nuestros conciudadanos.

En una de las primeras intervenciones del Papa Francisco, dirigiéndose a los cardenales, les dijo que hemos de «caminar, edificar y confesar». Es decir, hemos de avanzar en nuestro camino de la vida, edificando a la Iglesia y confesando al Señor. El Papa advirtió: «Podemos caminar tanto como queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, alguna cosa no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, esposa del Señor».

Hemos escuchado en el Evangelio de la misa un hecho central para la vida de Pedro y de la Iglesia. Jesús pide a aquel pescador de Galilea un acto de fe en su condición divina y Pedro no duda en afirmar: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Inmediatamente, Jesús instituye el Primado, diciendo a Pedro que será la roca firme sobre la cual se edificará la Iglesia a lo largo de los tiempos (cf. Mt 16,18) y dándole el poder de las llaves, la potestad suprema.

Aunque Pedro y sus sucesores están asistidos por la fuerza del Espíritu Santo, necesitan igualmente de nuestra oración, porque la misión que tienen es de gran trascendencia para la vida de la Iglesia: han de ser fundamento seguro para todos los cristianos a lo largo de los tiempos; por tanto, cada día nosotros hemos de rezar también por el Santo Padre, por su persona y por sus intenciones.

Iba a morir sin nada que llevar a Dios, se curó milagrosamente, y ahora ayuda a ancianos abandonados


El Hogar de la Divina Providencia ayuda a los ancianos colombianos de Neiva

Iba a morir sin nada que llevar a Dios, se curó milagrosamente, y ahora ayuda a ancianos abandonados

Actualmente la casa acoge a 24 ancianos

Iba a morir sin nada que llevar a Dios, se curó milagrosamente, y ahora ayuda a ancianos abandonados

Alicia Hernández ha realizado una labor impresionante a lo largo de los últimos 22 años en compañía de sus hijos y su fe. Sin casa ni ingresos, ha conseguido ayudar a más de 100 ancianos abandonados por sus familias en la ciudad colombiana de Neiva, a 300 kilómetros de Bogotá. 

Alicia comenzó su entrega a los demás después de ser curada milagrosamente de un cáncer terminal de matriz.

“Llegué a la Renovación Carismática precisamente por la enfermedad, porque cuando ya no había esperanzas, descubrí que cuando el hombre dice ya no hay nada que hacer Dios extiende su mano y hace lo que tiene que hacer", declaró al Diario del Huila. 

Casi muere sin nada para Dios
"Cuando me invitaron al grupo [de oración al estilo carismático] pensé: si me tengo que morir de cáncer me muero, porque de algo me tengo que morir, Dios sabrá. Pero resulta que experimenté algo muy grande y hermoso, me vi muriéndome, vi que mi vida se iba, que me estaba muriendo, pero me veía con las manos totalmente vacías, no tenía nada que llevar a la eternidad”

Se curó de manera sorprendente, probablemente como un milagro de Dios. Y tras esta revelación, Alicia se puso manos a la obra y comenzó su obra con ayuda de sus hijos. Sin contar con nada más que la generosidad de los vecinos, abrió el Hogar de la Divina Providencia, para ancianos, en el barrio de los Guaduales.

La casa es un lugar sencillo, casi una chabola, que cumple las necesidades más básicas de los ancianos. "Algunos de ellos llegan en muy mal estado", dice  Edward Fabián Quintero, trabajador del centro. 


Alicia recuerda el caso de un anciano recogido por unos estudiantes en medio de un parque, que llegó al centro con tuberculosis. "Cuando la gente se enteró de que era una enfermedad muy contagiosa, nadie quiso tratarlo. Mi hija, que había comenzado la carrera de enfermería hace poco, se volcó con él y le administró las inyecciones".

El pobre es aquel que lo da todo
La pobreza se cura con pobreza. Los ancianos son felices con lo poco que reciben de este lugar, ya que al menos reciben algo. Muchos son abandonados por sus familias; ya sea por problemas económicos, o simplemente por "ser un estorbo".

La ducha es una simple manguera, el baño son varios orinales, el trabajo es duro, pero los asistentes realizan su labor con amor y calma. "Cada vez  que recibimos una donación, comida, ropa o cualquier cosa por medio de la Providencia, veo la mano de Dios en este proyecto", asegura Alicia.
Los ancianos no siempre parecen corresponder al amor que se les brinda. “Nosotros hemos visto que ellos son agradecidos sólo en el momento que entran en enfermedad de cama y comienzan a agonizar", dice Alicia. "Es como si tomaran conciencia de lo que se ha hecho por ellos, ese es el momento en que son agradecidos y es cuando recibimos la bendición de muchos”.

Actualmente, algunos estudiantes de enfermería y geriatría realizan aquí sus prácticas

El Hogar de la Divina Providencia espera actualmente abrir un nuevo centro en la localidad gracias a la generosa donación de unos terrenos en 2008. Lo que comenzó en una casa-chabola se convertirá en un centro especializado en el cuidado de los ancianos.

"Sin Dios", dice Alicia, "sería imposible llevar a cabo este proyecto. Él nos ha dado la fuerza. Él nos guía".

Para más información sobre la fundación pinche aquí


miércoles, 28 de junio de 2017

Santo Evangelio 28 de junio 2017


Día litúrgico: Miércoles XII del tiempo ordinario

Santoral 28 de Junio: San Ireneo de Lyon, obispo y mártir

Texto del Evangelio (Mt 7,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis».

«Por sus frutos los reconoceréis»
+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret 
(Vic, Barcelona, España)


Hoy, se nos presenta ante nuestra mirada un nuevo contraste evangélico, entre los árboles buenos y malos. Las afirmaciones de Jesús al respecto son tan simples que parecen casi simplistas. ¡Y justo es decir que no lo son en absoluto! No lo son, como no lo es la vida real de cada día.

Ésta nos enseña que hay buenos que degeneran y acaban dando frutos malos y que, al revés, hay malos que cambian y acaban dando frutos buenos. ¿Qué significa, pues, en definitiva, que «todo árbol bueno da frutos buenos (Mt 7,17)»? Significa que el que es bueno lo es en la medida en que no desfallece obrando el bien. Obra el bien y no se cansa. Obra el bien y no cede ante la tentación de obrar el mal. Obra el bien y persevera hasta el heroísmo. Obra el bien y, si acaso llega a ceder ante el cansancio de actuar así, de caer en la tentación de obrar el mal, o de asustarse ante la exigencia innegociable, lo reconoce sinceramente, lo confiesa de veras, se arrepiente de corazón y... vuelve a empezar.

¡Ah! Y lo hace, entre otras razones, porque sabe que si no da buen fruto será cortado y echado al fuego (¡el santo temor de Dios guarda la viña de las buenas vides!), y porque, conociendo la bondad de los demás a través de sus buenas obras, sabe, no sólo por experiencia individual, sino también por experiencia social, que él sólo es bueno y puede ser reconocido como tal a través de los hechos y no de las solas palabras.

No basta decir: «Señor, Señor!». Como nos recuerda Santiago, la fe se acredita a través de las obras: «Muéstrame tu fe sin las obras, que yo por las obras te haré ver mi fe» (Sant 2,18).

Familia que reza unida jamás será vencida: la red de Familias Invencibles se extiende por España


Con el Espíritu Santo guiando el camino, estas familias mantienen su unión en Cristo

Familia que reza unida jamás será vencida: la red de Familias Invencibles se extiende por España

La oración y la vida en comunidad como base del encuentro

Familia que reza unida jamás será vencida: la red de Familias Invencibles se extiende por España

Aunque comenzó como un pequeño encuentro de familias en Galicia en el 2001, Familias Invencibles se ha extendido por toda España. Por medio de su carisma, Cristo reúne a su alrededor a hijos, padres  y abuelos, creando así uniones que nadie puede derrotar. La revista Misión recoge los elementos que dan fuerza a esta red de familias católicas y sus encuentros festivos y celebrativos abiertos a todos.

De victoria en  victoria
“La familia cristiana está llamada a ir de victoria en victoria”, decían Javier Rodríguez y Montse González en los primeros encuentros de Familias que tuvieron lugar en Allariz (Orense) en el año 2001. “Entonces…–respondían los niños– ¡somos invencibles!”. 



Así quedó resuelto el problema del nombre. Ya no había marcha atrás: 70 personas deseando que los encuentros se repitieran y un buen grupo de niños que reclamaban a sus padres acudir un año más a  “invencibles” dieron forma a lo que desde hacía tiempo  “se venía gestando en nuestro corazón”, afirma este matrimonio, padres de tres hijos. 

Su llamada a ser parte de lo que se ha convertido en una gran fraternidad de familias se remonta a 1975 cuando, además de conocerse, la joven pareja vivió dos acontecimientos decisivos para su fe: visitar juntos la comunidad francesa de Taizé –el monasterio ecuménico ubicado en Burgundia, Francia– y conocer la Renovación Carismática, que se ponía en marcha por entonces en España. 

“Estos dos hechos produjeron en nosotros un mismo fruto: la llamada a una vida abierta al Espíritu y a la vida comunitaria”. Y, tras varias experiencia de vida en comunidad, terminaron formando parte de la Comunidad de Caná (www.comunidadecana.org), núcleo inspirador de Familias Invencibles.  


  Cada verano, invierno y primavera celebran el Encuentro de Familias Invencibles, abiertos a todo el mundo

Invencibles en Cristo
Para definir el carisma de esta fraternidad de familias, Javier explica que  “la familia es un organismo vivo, de manera que si un miembro se fortalece en la fe, toda la familia se ve influida positivamente”. Por eso, desde Familias Invencibles buscan crear esos espacios en los que la familia pueda fortalecerse, que es lo que ellos llaman “espacio natural”, donde los matrimonios, sus hijos y otros miembros de la familia se reúnen para confirmar que no están solos. 

Así, la familia se hace  “invencible en Cristo”. Y añade:  “Cualquier familia cristiana tiene momentos difíciles, pero se trata de que sientan la fuerza de Jesús; dentro de su debilidad tienen a Alguien más fuerte que cualquier crisis”, asegura. 

A través de momentos de oración en común, celebraciones de la Eucaristía, tiempo para la formación o catequesis, así como de momentos de ocio para grandes y pequeños, logran crear  un ambiente propicio para establecer lazos y para que los hijos –la principal motivación de los padres– se hagan amigos. 


Todo esto tiene lugar en los encuentros de verano, invierno y primavera. Y de estas citas, cada familia saca frutos, como por ejemplo la oración:  “Si una familia, en uno de los encuentros, ha orado junta, y al llegar a su casa continúa con la práctica, este ya es un fruto”, explica Montse. 

Espacio abierto a todos
Familias Invencibles es un espacio que acoge a todos. Tal como aseguran en su página web (www.familiasinvencibles-rcc.org), de esta fraternidad forman parte personas de la Renovación Carismática Católica, pero también familias comprometidas en la vida parroquial o con otros movimientos eclesiales. 

Otra característica es la frescura de sus encuentros. En primer lugar, porque los bebés, los ancianos y los personas enfermas y con discapacidad los convierten en un espacio espontáneo, distendido y alegre. Y, por otra parte, porque las familias que acuden se hospedan en las casas de los miembros de la fraternidad. 



“Esto crea otro tipo de relación entre las familias”, asegura Javier.  “A cualquier convención o reunión puedes ir con la careta puesta, pero si tienes una familia hospedada en tu casa y vas al encuentro, la relación es de otro tipo. Hace el encuentro más familiar, ya que no puedes andar fingiendo”.

Y es que abrir de par en par tu casa es, en muchos casos, el primer paso para la conversión, explica Javier:  “Tú puedes tener muy clara la teoría, pero luego tienes que ser capaz de mostrarte con tus defectos y debilidades”. 

De este modo, la práctica de la acogida de familias ayuda a la vida de fe de cada uno de sus miembros y soluciona gran parte de logística de los encuentros: “Hospedarse en las casas nos enriquece como personas... y, además, es mucho más económico”. Todo son ventajas.  

Fuente: Religión en Libertad

martes, 27 de junio de 2017

Santo Evangelio 27 de junio 2017


Día litúrgico: Martes XII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 7,6.12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran».


«No deis a los perros lo que es santo»
Diácono D. Evaldo PINA FILHO 
(Brasilia, Brasil)



Hoy, el Señor nos hace tres recomendaciones. La primera, «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos» (Mt 7,6), contrastes en que los “bienes” son asociados a “perlas” y lo “que es santo”; y, por otro lado, los “perros y puercos” a lo que es impuro. San Juan Crisóstomo nos enseña que «nuestros enemigos son iguales a nosotros en su naturaleza pero no en su fe». A pesar de que los beneficios terrenales son concedidos de igual manera a los dignos e indignos, no es así en lo que se refiere a las “gracias espirituales”, privilegio de aquellos que son fieles a Dios. La correcta distribución de los bienes espirituales implica un celo por las cosas sagradas.

La segunda es la llamada “regla de oro” (cf. Mt 7,12), que compendiaba todo lo que la Ley y los Profetas recomendaron, tal como ramas de un único árbol: El amor al prójimo presupone el Amor a Dios, y de Él proviene.

Hacer al prójimo lo que queremos que nos hagan implica una transparencia de acciones para con el otro, en el reconocimiento de su semejanza a Dios, de su dignidad. ¿Por qué razón deseamos el Bien para nosotros mismos? Porque lo reconocemos como medio de identificación y unión con el Creador. Siendo el Bien el único medio para la vida en plenitud, es inconcebible su ausencia en nuestra relación con el prójimo. No hay lugar para el bien donde prevalezca la falsedad y predomine el mal.

Por último, la "puerta estrecha"... El Papa Benedicto XVI nos pregunta: «¿Qué significa esta ‘puerta estrecha’? ¿Por qué muchos no pueden pasar por ella? ¿Es un pasaje reservado para algunos elegidos?». ¡No! El mensaje de Cristo «nos dice que todos podemos entrar en la vida. El pasaje es ‘estrecho’, pero abierto a todos; ‘estrecho’ porque es exigente, requiere compromiso, abnegación, mortificación del propio egoísmo».

Roguemos al Señor que realizó la salvación universal con su muerte y resurrección, que nos reúna a todos en el Banquete de la vida eterna.

Fue judío, luego protestante y, finalmente, católico: se convirtió tras leer a los Santos Padres

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A Michael Lofton le salvó alguien que le dio una Biblia cuando estaba en el abismo

Fue judío, luego protestante y, finalmente, católico: se convirtió tras leer a los Santos Padres

Michael Lofton se dio cuenta de que la Iglesia católica conecta con los primeros cristianos.


Michael Lofton nació en Estados Unidos, pero pronto se fue a vivir a Israel con su familia. Su madre se convirtió al judaísmo, y él también practicó la religión judía.

Años después, regresaron a Estados Unidos. Allí, empezó a ir con su padre a una comunidad cristiana, y su padre se bautizó.

Luego, Michael se fue a vivir a Nueva York y empezó a “vivir una vida muy alejada de Dios, una vida muy pecadora, hasta el punto de que ya no quería seguir viviendo. Pero Dios, en su gracia, me envió algunas personas para que me ayudaran. Una de ellas me dio una Biblia y la leí entera en un mes. La Biblia me cambió la vida profundamente. Ya no fui el mismo a partir de entonces”.

Estudió sobre la Iglesia primitiva
Tiempo después, Michael regresó a Luisiana para estar cerca de su padre e ir a la universidad. “Empecé a estudiar la historia de la Iglesia primitiva. Por entonces, iba a una iglesia baptista. Pensé que debía bautizarme, porque tenía una hija y quería bautizarla. Por eso, me hice presbiteriano. Seguí estudiando la historia de la Iglesia, y me di cuenta de que las comunidades protestantes no enseñaban lo mismo que yo encontraba en los santos padres de la Iglesia primitiva”.

Michael veía que los textos de los santos padres hablaban de la Eucaristía, de la Virgen María, de la autoridad del Papa... Y “me di cuenta de que tenía que estar unido a una Iglesia que enseñara todo esto, para así estar conectado con los Apóstoles y sus sucesores. Pensé un poco en el anglicanismo, en los ortodoxos, pero encontré dificultades con ellos. Por eso, empecé a estudiar el catolicismo”.

Iglesia por Madre, Dios por Padre
Relata que, estudiando sobre todo la historia y la doctrina del papado, se dio cuenta de que “necesitaba hacerme católico”. Empezó a ir a una parroquia católica, a recibir formación católica en 2012, a través del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos –en inglés, Rite of Christian Initiation of Adults (RCIA).

“Me di cuenta de que tienes que amar al Cristo total: no sólo la Cabeza, Jesús, sino también su Cuerpo, la Iglesia. Si no tienes a la Iglesia por Madre, no tienes a Dios como Padre. Con esto no quiero decir que los baptistas o los presbiterianos no amen a Cristo, pero le aman de forma imperfecta, incompleta”.

Conexión con los Apóstoles
Michael se dio cuenta de que la Iglesia verdadera tenía que ser la que estuviera conectada en su magisterio desde el día de hoy hasta los Apóstoles, de forma continuada. “Si no puedes conectar a tus líderes con los Apóstoles, tienes una iglesia que fue creada entre medias”.

Añade que los sacerdotes católicos le ayudaron mucho en su conversión, pues “me mostraron la continuidad que había entre lo que la Iglesia enseña ahora y lo que enseñaban los primeros cristianos. Me mostraron el puente que hay entre los Apóstoles y los obispos de hoy”.

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 26 de junio de 2017

Santo Evangelio 26 de junio 2017


Día litúrgico: Lunes XII del tiempo ordinario

Santoral 26 de Junio: San Josemaría, presbítero
Texto del Evangelio (Mt 7,1-5): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».


«Con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá»
Rev. D. Jordi POU i Sabater 
(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)


Hoy, el Evangelio me ha recordado las palabras de la Mariscala en El caballero de la Rosa, de Hug von Hofmansthal: «En el cómo está la gran diferencia». De cómo hagamos una cosa cambiará mucho el resultado en muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo, la espiritual.

Jesús dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1). Pero Jesús también había dicho que hemos de corregir al hermano que está en pecado, y para eso es necesario haber hecho antes algún tipo de juicio. San Pablo mismo en sus escritos juzga a la comunidad de Corinto y san Pedro condena a Ananías y a su esposa por falsedad. A raíz de esto, san Juan Crisóstomo justifica: «Jesús no dice que no hemos de evitar que un pecador deje de pecar, hemos de corregirlo sí, pero no como un enemigo que busca la venganza, sino como el médico que aplica un remedio». El juicio, pues, parece que debiera hacerse sobre todo con ánimo de corregir, nunca con ánimo de venganza.

Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y [juzguemos] siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).

Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).

La New Age ofrecía cristales, energías, luces... pero Raquel Blaya se ha quedado con la alegría del Evangelio


Raquel Blaya es hoy una evangelizadora callejera veterana y entusiasta

Iba a cosas New Age, no creía en Dios y una amiga dijo: «Un cura me hace exorcismos, estoy poseída»

Iba a cosas New Age, no creía en Dios y una amiga dijo: «Un cura me hace exorcismos, estoy poseída»

La New Age ofrecía cristales, energías, luces... pero Raquel Blaya se ha quedado con la alegría del Evangelio

Raquel Blaya Andreu es profesora de latín en un instituto y desde 2011 es una entusiasta evangelizadora callejera con el grupo Kerygma, de la diócesis de Alcalá, y una de las promotoras de Arde Complutum, la escuela de evangelización veraniega de esta diócesis. 

Pero durante muchos años Raquel estuvo muy alejada de la fe católica, decidió que Dios no existía y se enmarañó en el mundo de la Nueva Era, las "energías" y otras espiritualidades vaporosas... y de pago. Empezó a salir de allí por dos razones. Por un lado, reflexionó sobre la existencia del mal y lo preternatural. Por el otro, conoció la alegría de la alabanza al estilo carismático. Este es su testimonio que ha explicado a ReligionEnLibertad.

Familia de misa dominical
"En mi familia había una fe tradicional", recuerda Raquel. "Íbamos los domingos a misa, pero en casa no se hablaba de Dios. Mi madre rezaba mucho por todos nosotros y especialmente por mí, cuando empecé mi adolescencia".

"Cuando yo tenía 15 años se murió Franco y entró la democracia en España. En ambientes estudiantiles hablábamos de Dios y de su existencia y casi siempre llegábamos a la conclusión de que Dios no existía. La religión católica era algo que se asociaba al régimen anterior y muchos jóvenes nos alejamos de la fe, porque no teníamos una fe muy firme", recuerda.

Aunque había recibido una educación religiosa y había ido a varios colegios de monjas, "en la adolescencia me volví rebelde y bastante soberbia".


  La New Age, con sus cristales, energías, terapias, "positividad"... fascina, pero es falsa y hace que la persona se haga más y más centrada en sí misma

Depresión y New Age
"Cumplidos los treinta, tuve una depresión que me duró varios años y cuando estaba saliendo de ella, encontré apoyo en las terapias alternativas, tipo New Age, pero allí nada era gratis. Pagabas cada consulta, cada curso y cada sesión terapéutica. Lo que yo buscaba era recuperar la salud, la paz, el control sobre mí misma. Unos te iban llevando a otros y unos eran más fiables que otros, pero siempre necesitabas una consulta más, un curso más, una sesión más. Nada te llenaba". 

¿Qué fallaba en este mundo New Age? "Hoy veo que todas esas terapias se centran en uno mismo. Te conviertes en el centro de tu vida: ejercicios, dietas, estética, imagen personal… y crees que no necesitas a Dios", avisa Raquel.

"Me están haciendo exorcismos", dijo una amiga
"Yo estaba metida en todo este ambiente de energías y a los cuarenta años yo no creía en Dios ni en el demonio. Un día una amiga que me había tratado en varias ocasiones me confesó que le estaban haciendo exorcismos porque estaba poseída. Esta revelación me dejó paralizada y en un momento de gracia, entendí que existía el demonio y que si existía el demonio también existía Dios. Entendí entonces que yo llevaba muchos años equivocada, ofendiendo gravemente a quien me había creado, a quien me amaba y sufría por mí. En ese mismo instante decidí que si había dos bandos, yo quería estar en el grupo de los buenos".

Aquel fue el momento clave en el que inició su vida de vuelta a la Iglesia. "Desde entonces sigo en ella, intentando servir a Dios, amándole y queriendo desagraviarlo por todas las ofensas, ultrajes y sacrilegios con que le ofendemos cada día". 

Una confesión... y descubrir la alabanza  
En esa fase Raquel conoció a un sacerdote que le confesó y después la llevó a la Asamblea Nacional de la Renovación Carismática Católica (www.rcc-es.org), el gran encuentro anual de oración, música y alabanza que se celebra cada verano en Madrid con miles de personas de toda España, abierto a todo el mundo. (Este año se celebra el 7,8 y 9 de julio en el Pabellón Arena, más datos aquí).


A ella siempre le había gustado la música, y el estilo carismático, muy alegre y musical, le consolidó en la Iglesia. "Me encantó ese modo de orar, cantando, alabando a Dios con todo el cuerpo, por fuera y por dentro. La Renovación me ayudó mucho a acercarme a Dios y estuve en varios grupos carismáticos de la diócesis de Alcalá".

Con los años sentía que Dios trabajaba en sus sentimientos. "Me ha hecho experimentar su amor por mí y también por los demás, especialmente por los más pobres, por los que se han perdido y todavía no le han encontrado. Poco a poco he ido conociendo a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a la Virgen María y a los Santos. Vivir como Dios quiere no es difícil ni complicado. Lo difícil es renunciar a uno mismo para poner a Dios en el centro".


  Raquel habla con un fraile a la entrada del templo...

Evangelizar en la calle... cien veces y aún tiembla 
En 2011, en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, conoció al grupo Kerygma de evangelización callejera. "Me caían bien, pero no quería ir con ellos porque sabía que salían a la calle a evangelizar y yo no quería salir a la calle de ninguna de las maneras. Pero empecé a ir a sus oraciones y después a las evangelizaciones. Un día me propusieron salir a la calle y acepté". 

¿Cómo fue esa primera experiencia de hablar de Dios a desconocidos en la calle?

"Fue en Madrid, en la iglesia de San Ildefonso, en pleno centro de Malasaña. Paramos a mucha gente, pero nadie nos hacía caso. Yo sabía que estaban equivocados, que Dios sí existía y que los amaba, que sufría porque se hubiesen alejado de Él. En un momento determinado, viendo a todas aquellas personas, entendí que el Señor me preguntaba si quería ayudarle, porque había mucho trabajo por hacer. Interiormente le dije que sí y desde entonces salgo a la calle cada vez que toca, consciente de mi pobreza y de mi torpeza, pero confiada en su Misericordia. Creo que se lo debo".


  Gente de Kerigma "hace lío" en las calles de Alcalá... pero es más común salir en parejas y hablar con la gente con tranquilidad, o animar a los viandantes a entrar en la iglesia, poner una vela... y quizá confesarse

Después de 6 años con el grupo Kerygma y unas cien experiencias de evangelización callejera aún sigue poniéndose nerviosa, y también sus compañeros, pero perseveran. "Muchas tentaciones nos sugieren quedarnos en casa, no insistir, que no sirve para mucho, que es mejor no molestar a la gente..." Saben, por otra parte, que la Virgen les ayuda. "Cuando hay una evangelización y se prevén lluvias, le pedimos a María que no llueva durante la evangelización y siempre nos lo ha concedido. Es uno de sus regalos", comenta.

Lo que se aprende saliendo a la calle
En este tiempo ha aprendido 3 cosas: 

1) "Que Jesús está en la Eucaristía,  vivo,  y que actúa cuando alguien se presenta ante Él. En las evangelizaciones se nota mucho la presencia de Dios. Y le agrada lo que hacemos. Siempre nos regala su alegría".

2) "Que nosotros, los que salimos a la calle, somos solo unos instrumentos y que estos instrumentos mejoran cuanto más dóciles son al Espíritu Santo".

3) "Que evangelizar asiduamente te cambia la vida, porque Jesús necesita que seamos totalmente de Él. Cuando dejas una pequeña parte de tu vida cerrada a Cristo, el Enemigo aprovecha para entrar y tumbarte. Jesús nos fortalece purificándonos, permitiendo pruebas en nuestra vida para que dejemos que Él crezca y nosotros disminuyamos".


Y hay momentos de alegría desbordante.

"La experiencia más alegre es cuando ves la mano de Dios sobre una persona, que estaba alejada y que, frente a Jesús, se rompe, abre su corazón y empieza a llorar. Y la alegría ya se desborda cuando ves que se acerca al sacramento de la confesión y se reconcilia con Jesús. Por cada vez que esto ocurre, merecen la pena todas las evangelizaciones que hacemos".

"Vivir con Dios es vivir de verdad"
Ella, que pasó tantos años lejos de Dios, tiene un mensaje para los que se están pensando si vale la pena explorar la fe. 

"A los que están lejos de la fe les digo que no les dé vergüenza volver, que Jesús está vivo, que les quiere mucho y que siempre les está esperando. Que yo perdí a todos los amigos que tenía antes de mi conversión, pero que he encontrado a mucho más. Que  vivir con Dios es vivir de verdad. Lo demás son imitaciones".


  Asistentes a un curso veraniego de Arde Complutum, en Alcalá de Henares, para aprender a evangelizar 

Arde Complutum, del 17 al 23 de julio
Arde Complutum es una semana de formación, oración y evangelización por la calle que se organiza cada verano en la diócesis de Alcalá desde 2012. Kerygma es su impulsor, con Raquel en primera fila. Ya han pasado muchas personas que hoy evangelizan de distintas formas, pero siempre valientes y alegres.

"En los primeros días intentamos enseñar, como decía San Juan Pablo II,  que el misionero es un contemplativo en acción. Cada día por la mañana los sacerdotes nos dan unos puntos de meditación, hacemos oración personal frente al Santísimo, adoramos y celebramos la Eucaristía. Por la tarde la formación es más práctica, hablamos sobre cómo y por qué evangelizar y salimos a la calle. Los días de misión en las parroquias son también una bendición. Se lo recomiendo a todo católico que quiera vivir su fe en plenitud y quiera dejarse transformar por Cristo". 

Arde Complutum: del 17 al 23 de julio en Alcalá de Henares, para aprender a evangelizar y compartir la fe. Más datos en kerygmadiocesisalcala.blogspot.com.es

Fuente: Religion en libertad

domingo, 25 de junio de 2017

Santo Evangelio 25 de junio 2017


Día litúrgico: Domingo XII (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 10,26-33): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. 

»Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. 

»Porque todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos».


«No temáis a los que matan el cuerpo»
Rev. D. Pere OLIVA i March 
(Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España)



Hoy, después de elegir a los doce, Jesús los envía a predicar y los instruye. Les advierte acerca de la persecución que posiblemente sufrirán y les aconseja cuál debe ser su actitud: «No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna» (Mt 10,28). El relato de este domingo desarrolla el tema de la persecución por Cristo con un estilo que recuerda la última Bienaventuranza del Sermón de la Montaña (cf. Mt 5,11).

El discurso de Jesús es paradójico: por un lado dice dos veces “no temáis”, y nos presenta un Padre providente que tiene solicitud incluso por los pajarillos del campo; pero por otra parte, no nos dice que este Padre nos ahorre las contrariedades, más bien lo contrario: si somos seguidores suyos, muy posiblemente tendremos la misma suerte que Él y los demás profetas. ¿Cómo entender esto, pues? La protección de Dios es su capacidad de dar vida a nuestra persona (nuestra alma), y proporcionarle felicidad incluso en las tribulaciones y persecuciones. Él es quien puede darnos la alegría de su Reino que proviene de una vida profunda, experimentable ya ahora y que es prenda de vida eterna: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).

Confiar en que Dios estará junto a nosotros en los momentos difíciles nos da valentía para anunciar las palabras de Jesús a plena luz, y nos da la energía capaz de obrar el bien, para que por medio de nuestras obras la gente pueda dar gloria al Padre celestial. Nos enseña san Anselmo: «Hacedlo todo por Dios y por aquella feliz y eterna vida que nuestro Salvador se digna concederos en el cielo».

Nació de una violación y cuando quedó embarazada le plantearon abortar: «Daría la vida por mi hijo»


«Dios hace nacer rosas donde sólo hay rocas»

Nació de una violación y cuando quedó embarazada le plantearon abortar: «Daría la vida por mi hijo»

Claudia Marcela Jaramillo, en el medio de la imagen, supo defender el derecho a la vida con ayuda de su familia

Nació de una violación y cuando quedó embarazada le plantearon abortar: «Daría la vida por mi hijo»

Claudia Marcela Jaramillo  ha querido compartir con esta carta su testimonio de vida. Una vida que ha superado a la muerte en dos ocasiones: con su propio nacimiento, y con el de su primer hijo. Gracias al ejemplo de su propia madre, Marcela ha sabido defender el derecho a la vida incluso cuando ella misma se  ha visto afectada. Esta es la carta abierta que ha publicado en Salvar el 1:

Hola, soy Claudia Marcela y soy colombiana. Soy fruto de una violación a mi madre cuando sólo tenía 15 años a manos de un conocido de la familia.

Mi madre, aún con la inocencia propia de una niña de su edad, no pudo decir nada en su casa por miedo a las amenazas de la persona que la ultrajó y la dejó embarazada.

Tenía miedo a contarlo
Ella no entendía por qué su cuerpo estaba cambiando tan rápidamente pero no se sentía con el valor suficiente para contárselo a su madre, Ana, a su abuela Mercedes y a su hermana Amanda lo que le había sucedido. Fue algo muy doloroso para ella.

Sin embargo, la persona más afectada con esta situación fue su abuela Mercedes. Mi madre era la niña pequeña y mimada, la niña de sus ojos. Fue tan grande su dolor que enfermó y, desde aquel día que conoció la noticia de la violación, ya no fue la misma.


Mi familia buscó con ganas al hombre que había cometido aquel horrible crimen para entregarlo a las autoridades pero él se había marchado de la ciudad. Mi madre y mi abuela decidieron seguir con el embarazo, no sólo por el tiempo avanzado de gestación, sino también porque aquel bebé inocente tenía todo el derecho del mundo a nacer.

La alegría del nacimiento
Pasaron los meses y nací. Dice un tío de mi madre que mi nacimiento ayudó a aliviar un poco el dolor pero la abuela de mi madre, es decir, mi bisabuela Mercedes, no pudo superarlo y acabó en cama enferma de depresión.

Ella pedía todos los días que me acostaran a su lado para mimarme, besarme y contemplarme, pero su dolor no le permitió continuar más y murió al poco tiempo. Esto hizo que mi madre se culpara  por su partida y se endureció consigo misma y con su bebé.

En pocos meses su hermana Amanda, mi tía, se casó con un hombre llamado Edgar, que se enamoró de mí desde el primer momento en que me vio y se convirtió él, y también mi abuelo, en referentes paternos.

Mis abuelos no vivían juntos desde hacían un buen tiempo. Mi abuelo residía en otra ciudad con su propia familia; él me hacía de padre durante las vacaciones cuando lo visitaba. Era amoroso y  divertido. En todos encontraba amor, pero en mi madre notaba mucha distancia, aunque estaba siempre muy preocupada por llenarme de regalos y cosas materiales y no entendía el porqué.



Con el paso del tiempo, pregunté por mi padre y la respuesta fue que había muerto antes de que yo naciera. Cumplí los 13 años y un familiar me confesó la verdad. Aunque descubrir la verdad resultó muy duro, aquella confesión sobre mis orígenes me hizo entender la actitud de mi madre. Sin embargo, nunca lo hablé con ella por el temor de hacerle daño al recordarle ese momento tan doloroso.

El tiempo fue pasando y cumplí los 21. Quedé embarazada de mi novio Carlos pero no imaginaba que lo estaba. Fui a un médico porque me sentía muy mal y el doctor me hizo una ecografía donde se veía una pequeña imagen como un simple granito de arroz. Entonces, el doctor me dijo: “Claudia, estas embarazada”.

"Daría la vida por mi hijo"
Lejos de importarme si el padre se haría responsable o si mi familia lo aceptaría, mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón quería saltar de amor y felicidad, pero el doctor creyó que mi llanto era de miedo y me dijo: “Claudia, si quieres abortar estás a tiempo y yo te puedo ayudar”.

Lo miré con ojos grandes, de ira y le respondí con deseos de golpearlo: “Carnicero, daría mi vida por mi hijo; haría todo por él sin importarme nada más”.

"Lo voy a tener con o sin tu ayuda"
Salí furiosa del consultorio, busqué al padre de mi hijo y le dije con emoción y gran fuerza:“Estoy embarazada, lo voy a tener con o sin tu ayuda”. A lo que él me respondió que estuviera tranquila, que estaríamos juntos en todo aquello y que aquel bebé era tan hijo suyo como mío. Aquellas palabras del que después sería mi esposo me llenaron de paz y ánimos.

Fuimos entonces a hablar con mi madre. Y aquella mujer que siempre fue dura y fuerte como roca se fundió como hierro en el fuego con esta noticia. Mi abuela estaba feliz.


Familia más unida
La batalla se desató en el seno de la familia cuando mi tío Edgar supo la noticia. Las mujeres de la casa deseaban que fuera una niña pero mi tío anhelaba que fuera un varón para, así, dejar de ser el único león de la manada y esperaba la llegada de otro hombre para que le respaldara y lo acompañara.

Finalmente, mi tío acabó venciendo porqué nació un hermoso niño que acabaría por dominar a todas las mujeres, incluyéndome a mí, su madre. Aquel niño resultó una gran bendición. A los seis meses de nacer mi hijo Mauricio me embaracé de mi hija Laura y 13 años después de mi nena Ana Valeria. Mis hijos han sido mis grandes tesoros.

Contar la historia a los hijos
Años después, mi madre pidió ayuda psicológica para superar todo el trauma que supuso la violación y yo la acompañé. Lo hicimos juntas. Gracias a Dios y a la terapia recibida, se dio cuenta de que la única persona con quien podía contar en su vida era su hija y aquel descubrimiento, feliz aunque muy tardío, la llenó de enorme serenidad.

Mis hijos supieron esta historia en la adolescencia. Fue duro para ellos pero lo aceptaron con la sabiduría y el amor de Dios. Con la frase “Dios hace nacer rosas donde sólo hay rocas” me gustaría que esta historia llegara a todas las mujeres que no saben qué hacer cuando se encuentran en una situación parecida o se plantean la posibilidad de abortar.

Todo en mi vida lo pude lograr con el ser maravilloso al que siempre le dije "papá", y ese ser maravilloso, celestial, se llama Jesús. A Él acudí siempre, en todo momento y también a su Santa Madre, María.

Fuente: Religión en Libertad

sábado, 24 de junio de 2017

Santo Evangelio 24 de junio 2017


Día litúrgico: Sábado después del Domingo II después de Pentecostés: El Corazón Inmaculado de María

Santoral 24 de Junio: El Nacimiento de san Juan Bautista

Texto del Evangelio (Lc 2,41-51): Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. 

Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.


«Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón»
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells 
(Salt, Girona, España)


Hoy celebramos la memoria del Corazón Inmaculado de María. Un corazón sin mancha, lleno de Dios, abierto totalmente a obedecerle y escucharle. El corazón, en el lenguaje de la Biblia, se refiere a lo más profundo de la persona, de donde emanan todos sus pensamientos, palabras y obras. ¿Qué emana del corazón de María? Fe, obediencia, ternura, disponibilidad, espíritu de servicio, fortaleza, humildad, sencillez, agradecimiento, y toda una estela inacabable de virtudes.

¿Por qué? La respuesta la encontramos en las palabras de Jesús: «Donde está tu tesoro allí estará tu corazón» (Mt 6,21). El tesoro de María es su Hijo, y en Él tiene puesto todo su corazón; los pensamientos, palabras y obras de María tienen como origen y como fin contemplar y agradar al Señor.

El Evangelio de hoy nos da una buena muestra de ello. Después de narrarnos la escena del niño Jesús perdido y hallado en el templo, nos dice que «su madre guardaba todas estas cosas en su corazón» (Lc 2,51). San Gregorio de Nisa comenta: «Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado». ¿Qué guarda María en su corazón? Desde la Encarnación hasta la Ascensión de Jesús al cielo, pasando por las horas amargas del Calvario, son tantos y tantos recuerdos meditados y profundizados: la alegría de la visita del ángel Gabriel manifestándole el designio de Dios para Ella, el primer beso y el primer abrazo a Jesús recién nacido, los primeros pasos de su Hijo en la tierra, ver cómo iba creciendo en sabiduría y en gracia, su “complicidad” en las bodas de Caná, las enseñanzas de Jesús en su predicación, el dolor salvador de la Cruz, la esperanza en el triunfo de la Resurrección... 

Pidámosle a Dios tener el gozo de amarle cada día de un modo más perfecto, con todo el corazón, como buenos hijos de la Virgen.

Ted Bundy, asesino en serie, confesó antes de su ejecución la influencia que tuvo la pornografía


Mató a más de 30 mujeres; un día antes de ser ejecutado hizo esta confesión

Ted Bundy, asesino en serie, confesó antes de su ejecución la influencia que tuvo la pornografía

Ted Bundy mató y violó a más de 30 mujeres aunque la cifra puede ser mayor

Ted Bundy, asesino en serie, confesó antes de su ejecución la influencia que tuvo la pornografía

Ted Bundy ha sido uno de los asesinos en serie más sanguinarios en la historia de Estados Unidos. Fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989 por haber violado y matado a más de 30 mujeres, algunas de ellas menores de edad. Sin embargo, la cifra total de crímenes es, según los investigadores, probablemente mucho mayor.

Su caso llenó las portadas de todos los diarios estadounidenses ante la actuación de un hombre frío que no sentía nada al acabar con una vida tras otra entre 1974 y 1978 y que utilizaba su atractivo para atraer a sus víctimas.

Una entrevista y una confesión antes de ser ejecutado
Antes de ser ejecutado, Bundy recibió cientos de peticiones de periodistas para ser entrevistado pero se negó a conceder ninguna. Sin embargo, un día antes de morir hizo llamar al psicólogo y entonces presidente de la organización profamilia Focus on the Family, James Dobson, para concederle a él una entrevista que no le había pedido.

Quería decirle algo antes de morir, algo que pudiese servir para el futuro. Y en ella habló del importante papel que tuvo la pornografía desde su adolescencia para forjar al asesino sanguinario en el que se convirtió después. La entrevista fue muy polémica y los críticos argumentaban que Bundy intentaba justificarse antes de morir y por otro lado criticaban que el doctor Dobson fuese antipornografía, cristiano y provida. Pero en realidad en dicha entrevista, el asesino no justificó sus crímenes e incluso llegó a asegurar que merecía ser ejecutado. Yaunque claramente era un psicópata, su testimonio coincide con muchos otros casos de criminales similares.


La entrevista con el psicólogo James Dobson fue muy polémica y se produjo el día antes de que Bundy fuera ejecutado

Preguntado de los antecedentes que le llevaron a ser uno de los peores asesinos del país, Bundy aseguró que “crecí en un hogar maravilloso” en el que “regularmente asistíamos a la iglesia” y en el que “no sufrí abusos físicos”.

Pornografía y violencia, ambas unidas
“Cuando era un niño de 12 o 13 años me encontré fuera de casa en el supermercado pornografía suave. Los muchachos jóvenes mirábamos también en las cunetas y en los caminos de nuestros vecindarios y lo que tiraban a la basura. De vez en cuando, nos encontrábamos con libros de una naturaleza más gráfica”, contaba.

Según este asesino en serie, “el tipo más dañino de pornografía –y hablo de una experiencia dura, real, personal- es la que implica violencia y violencia sexual. La unión de esas dos fuerzas –como conozco bien- provoca un comportamiento que es demasiado terrible para describir”.

En su entrevista con este psicólogo, Ted Bundy afirmaba que “básicamente yo era una persona normal. Tenía buenos amigos. Llevaba una vida normal, excepto por esto, por esta muy potente y destructiva parte (la adicción a la pornografía) que mantenía muy en secreto”.

La adicción provoca la necesidad de material cada vez más duro y explícito
Empezó con revista eróticas y porno blando y poco a poco se fue volviendo adicto a la pornografía necesitando cosas más duras y violentas.

“Una vez que te conviertes en adicto buscas algo más potente, más explícito, más gráfico. Deseas algo mas difícil y que te dé una mayor sensación de excitación, hasta llegar a un punto en el que la pornografía tiene un límite”.  Él lo sobrepasó porque pasó a pensar en que “tal vez tenía que hacerlo” para sentir más excitación.

La pornografía contribuyó a "moldear" su comportamiento violento
Este psicópata, que no sentía empatía por sus víctimas y amanecer tras un crimen sin tener remordimientos, aclaraba al doctor Dobson en la entrevista que “no estoy culpando a la pornografía” de hacerle cometer sus crímenes. “Asumo toda la responsabilidad por todas las cosas que he hecho. Esta no es la cuestión aquí. La cuestión es cómo este tipo de material contribuyó y ayudó a moldear y formar este tipo de comportamiento violento”.

Preguntado sobre la relación entre la pornografía y su evolución a sus prácticas más extremas tiene relación con la violencia, Bundy aseguraba que “he vivido en la cárcel mucho tiempo, y he conocido a un montón de hombres que han cometido actos de violencia. Sin excepción, cada uno de ellos era profundamente adicto a la pornografía. Un estudio propio del FBI sobre los asesinatos en serie muestra que el interés más común entre los asesinos en serie es la pornografía”.

La sociedad y su permisividad con la pornografía puede crea "futuros Ted Bundy"
Y advertía de que gente como él no nacen ya siendo “monstruos”. “Somos hijos y esposos, crecimos en familias normales. La pornografía puede meter la mano y coger a un niño de cualquier casa hoy”, aseguraba mucho antes de que internet llegara a todos los hogares, y con ella la facilidad para el acceso a material pornográfico.

Por último, Ted Bundy reconocía que “la sociedad merece ser protegida de mí y de otros como yo. Eso es seguro”. Pero además, añadía que “la sociedad merece ser protegida de sí misma” con la circulación sin problemas de todo tipo de pornografía, también de tipo violento, que puede “convertir a los niños pequeños en un futuro Ted Bundy”.

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 23 de junio de 2017

Santo Evangelio 23 de junio 2017


Día litúrgico: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (A) (Tercer viernes después de Pentecostés)

Texto del Evangelio (Mt 11,25-30): En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 

»Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».


«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso»
Rev. D. Antoni DEULOFEU i González 
(Barcelona, España)



Hoy, cuando nos encontremos cansados por el quehacer de cada día —porque todos tenemos cargas pesadas y a veces difíciles de soportar— pensemos en estas palabras de Jesús: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11,28). Reposemos en Él, que es el único que nos puede descansar de todo lo que nos preocupa, y así encontrar la paz y todo el amor que no siempre nos da el mundo.

El descanso auténticamente humano necesita una dosis de “contemplación”. Si elevamos los ojos al cielo y rogamos con el corazón, y somos sencillos, seguro que encontraremos y veremos a Dios, porque allí está («Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo»: Mt 11,25). Pero no sólo está allí, encontrémosle también en el “suave yugo” de las pequeñas cosas de cada día: veámoslo en la sonrisa de aquel niño pequeño lleno de inocencia, en la mirada agradecida de aquel enfermo que hemos visitado, en los ojos de aquel pobre que nos pide nuestra ayuda, nuestra bondad…

Reposemos todo nuestro ser, y confiémonos plenamente a Dios que es nuestra única salvación y salvación del mundo. Tal como lo recomendaba San Juan Pablo II, para reposar verdaderamente, nos es necesario dirigir «una mirada llena de gozosa complacencia [al trabajo bien hecho]: una mirada “contemplativa”, que ya no aspira a nuevas obras, sino más bien a gozar de la belleza de lo que se ha realizado» en la presencia de Dios. A Él, además, hay que dirigirle una acción de gracias: todo nos viene del Altísimo y, sin Él, nada podríamos hacer.

Precisamente, uno de los grandes peligros actuales es que «el nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que frecuentemente desemboca en el activismo, con el fácil riesgo del “hacer por hacer”. Hemos de resistir esta tentación buscando “ser” antes que “hacer”» (San Juan Pablo II). Porque, en realidad, como nos dice Jesús, sólo hay una cosa necesaria (cf. Lc 10,42): «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí (…) y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mt 11,29).