jueves, 4 de diciembre de 2025

Santo Evangelio 4 Diciembre 2025

 


Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».



«No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos»


Abbé Jean-Charles TISSOT

(Freiburg, Suiza)

Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su "sermón de la montaña" en el cual da un sentido nuevo y más profundo a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin implicación personal.

«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y penoso para construir algo. "Bene curris, sed extra viam", decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir. ¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!

El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día con pequeñas decisiones que procuraremos seguir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.

¡AY DE MÍ SI NO ANUNCIO EL EVANGELIO!

 


De las cartas de san Francisco Javier, presbítero, a san Ignacio

(Cartas 4 [1542]... y 5 [1544]: BAC 101, Cartas y escritos de san Francisco Javier, pp. 107-108. 115-116)

¡AY DE MÍ SI NO ANUNCIO EL EVANGELIO!


Venimos por lugares de cristianos que ahora habrá ocho años que se hicieron cristianos. En estos lugares no habitan portugueses, por ser la tierra muy estéril en extremo y paupérrima. Los cristianos de estos lugares, por no haber quien les enseñe en nuestra fe, no saben más de ella que decir que son cristianos. No tienen quien les diga misa, ni menos quien los enseñe el Credo, Pater nóster, Ave María, ni los mandamientos. En estos lugares, cuando llegaba, bautizaba a todos los muchachos que no eran bautizados; de manera que bauticé una grande multitud de infantes que no sabían distinguir la mano derecha de la izquierda. Cuando llegaba en los lugares, no me dejaban los muchachos ni rezar mi Oficio, ni comer, ni dormir, sino que los enseñase algunas oraciones. Entonces comencé a conocer por qué de los tales es el reino de los cielos. Como tan santa petición no podía sino impíamente negarla, comenzando por la confesión del Padre, Hijo y Espíritu Santo, por el Credo, Pater nóster, Ave María, así los enseñaba. Conocí en ellos grandes ingenios; y, si hubiese quien los enseñase en la santa fe, tengo por muy cierto que serían buenos cristianos. Muchos cristianos se dejan de hacer, en estas partes, por no haber personas que en tan pías y santas cosas se ocupen. Muchas veces me mueven pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces, como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo en Sorbona a los que tienen más letras que voluntad, para disponerse a fructificar con ellas: «¡Cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos!». Y así como van estudiando en letras, si estudiasen en la cuenta que Dios, nuestro Señor, les demandará de ellas, y del talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían, tomando medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro de sus ánimas la voluntad divina, conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: «Aquí estoy, Señor, ¿qué debo hacer? Envíame adonde quieras; y, si conviene, aun a los indios.»

El Papa pide en Sicilia no ceder a la tentación de la mafia pues es «camino a la muerte»


 El Papa pide en Sicilia no ceder a la tentación de la mafia pues es «camino a la muerte»

Benedicto XVI en Palermo

La mafia es "un camino a la muerte, incompatible con el Evangelio", dijo hoy el Papa Benedicto XVI a los jóvenes en Palermo, Sicilia, sur de Italia.

"No cedan a las sugerencias de la mafia, que es un camino a la muerte, incompatible con el Evangelio, como tantas veces vuestros obispos lo han dicho", declaró el Papa en un acto celebrado en la plaza Politeama de la capital de la región siciliana.

El Papa utilizó la metáfora del árbol que crece en la raíz del "bien" para ahondar en un mensaje contra el crimen organizado que surgió en el siglo XIX en Sicilia.

El ejemplo de Chiara Badano

"Sean árboles que crecen con sus raíces en el río del bien", instó Benedicto XVI, quién llamó además a "no tener miedo de contrastar el mal", poniendo de ejemplo a Chiara Badano, recientemente beatificada, y a Rosario Livatino, juez asesinado en 1990 a los 38 años por la mafia.

"Juntos serán como un bosque que crece, tal vez silencioso, pero capaz de dar frutos y renovar de modo profundo vuestra tierra", afirmó el Papa.

Sobre la muerte de algunos jóvenes muertos en forma prematura en la fe, el Santo Padre sostuvo que "a menudo su acción no es noticia, porque el mal hace más ruido, pero son la fuerza, el futuro de Sicilia".

Benedicto XVI destacó el rol fundamental de la familia, "no solo por una tradición justa y muy sentida por los sicilianos".

"Conozco vuestras dificultades, que son las dificultades de los jóvenes y las familias de hoy, en particular en el sur de Italia", destacó.

Fuente: Religión en libertad

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Santo Evangelio 3 Diciembre 2025



 Texto del Evangelio (Mt 15,29-37):

 En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.



«‘¿Cuántos panes tenéis?’. Ellos dijeron: ‘Siete, y unos pocos pececillos’»


Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos en el Evangelio la multiplicación de los panes y peces. Mucha gente —comenta el evangelista Mateo— «se le acercó» (Mt 15,30) al Señor. Hombres y mujeres que necesitan de Cristo, ciegos, cojos y enfermos de todo tipo, así como otros que los acompañan. Todos nosotros también tenemos necesidad de Cristo, de su ternura, de su perdón, de su luz, de su misericordia... En Él se encuentra la plenitud de lo humano.

El Evangelio de hoy nos hace caer en la cuenta, a la vez, de la necesidad de hombres que conduzcan a otros hacia Jesucristo. Los que llevan a los enfermos a Jesús para que los cure son imagen de todos aquellos que saben que el acto más grande de caridad para con el prójimo es acercarlo a Cristo, fuente de toda Vida. La vida de fe exige, pues, la santidad y el apostolado.

San Pablo exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús (cf. Fl 2,5). Nuestro relato muestra cómo es el corazón: «Siento compasión de la gente» (Mt 15,32). No puede dejarlos porque están hambrientos y fatigados. Cristo busca al hombre en toda necesidad y se hace el encontradizo. ¡Cuán bueno es el Señor con nosotros!; y ¡cuán importantes somos las personas a sus ojos! Sólo con pensarlo se dilata el corazón humano lleno de agradecimiento, admiración y deseo sincero de conversión.

Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo —«sin mi no podéis nada» (Jn 15,5)— necesita, paradójicamente, también de nosotros: éste es el significado de los siete panes y los pocos peces que usará para alimentar a una multitud del pueblo. Si nos diéramos cuenta de cómo Jesús se apoya en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser.


Calafato, el capo de la «Stidda» que mandó aniquilar al beato Livatino: «Él me impulsó a cambiar»

 


Calafato, el capo de la «Stidda» que mandó aniquilar al beato Livatino: «Él me impulsó a cambiar»

Rosario Livatino, el azote de la mafia siciliana, era conocido por los delincuentes como 

Durante casi toda la década de los 80, el juez Rosario Livatino fue uno los mayores perseguidores de la mafia siciliana. Su labor en la Italia de la “Mattanza” o segunda guerra de la mafia tuvo consecuencias, cuando el 21 de septiembre de 1990 fue sorprendido por un grupo de sicarios de los “Stidda” y brutalmente asesinado. Salvatore Calafato, autor intelectual del crimen, terminaría admitiendo en prisión que conocer la obra de su víctima, el "juez beato", cambiarían su vida por completo.

Aquel día comenzó con normalidad para Livatino, que en menos de dos semanas cumpliría 38 años. A bordo de su Ford Fiesta rojo, se dirigía al juzgado por su ruta habitual, la SS 640, en esta ocasión sin guardaespaldas. En el kilómetro 10, el juez fue embestido, siendo sorprendido por un comando de cuatro sicarios de la Stidda distribuidos en una moto y bloqueado por un Fiat Punto. Después de los primeros disparos, intentó escapar hacia el acantilado, pero uno de los asesinos lo alcanzó y lo remato con siete tiros.

Livatino, el «incorrupto» juez siciliano ante el que han desfilado miles de fieles estos días

"Santocchio", el azote incansable que amaba al juzgado

Así es como recuerda la organización Antimafia Dosmil el acto final de la vida de un servidor del Estado, masacrado en medio de la nada, en el árido campo a finales del verano. En ese lugar, hay hoy un monumento, rodeado de maleza y aislado de la nueva ruta Caltanissetta-Agrigento, que conmemora su martirio. 

Según la sentencia que condenó a los sicarios y actores intelectuales a cadena perpetua, Livatino fue "asesinado por perseguir a las bandas mafiosas impidiendo su actividad delictiva, donde se habría exigido un trato laxo, es decir, una gestión judicial si no complaciente, al menos, aunque inconscientemente, débil, que es la no poco frecuente que ha permitido la proliferación, fortalecimiento y expansión de la mafia". Su dureza contra el crimen no sería, sin embargo, obstáculo para que mostrase un denodado “amor por la persona juzgada”, lo que hizo ser conocido entre los mafiosos con el apodo de “santocchio” u “hombre santo”.

Años después, el 9 de mayo de 2021, Livatino fue beatificado y declarado mártir por odio a la fe, despertando un reguero de testimonios, arrepentimientos y conversiones que llegarían hasta sus mismos asesinos.

Retrato del juez italiano Rosario Livatino empleado durante su beatificación.

El juez Rosario Livatino ya es beato: se enfrentó solo contra la mafia y lo pagó con el martirio

Calafato, fundador de la Stidda, verdugo arrepentido

Uno de ellos fue Salvatore Calafato, principal instigador, autor intelectual del crimen contra Livatino y cofundador de la Stidda junto con Giuseppe Croce Benvenuto, la principal rival de la Cosa Nostra.

Tras ser condenado a cadena perpetua en 1993 y 15 años bajo el régimen penitenciario 41-bis, Calafato fue trasladado a la prisión de Opera (Milán) y en 2019 obtuvo su primera libertad condicional, seguida en 2023 por la concesión de semilibertad, gracias a la cual va a trabajar cada mañana y regresa a prisión por la tarde.

Fue precisamente en prisión, tras conocer la historia, vida y obra de Livatino, cuando Calafato comenzó a mostrar signos de arrepentimiento que se extendieron durante años hasta el día de hoy, cuando a sus 58 años afirma: “Su humanidad agravó el dolor de mis fechorías y me impulsó a cambiar”. 

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La mafia, un modo de vida

El otrora dirigente mafioso, hoy un preso arrepentido, recuerda que desde su detención en 1993 no ha habido momento que no reviva mentalmente “los hechos sangrientos” por él orquestados. El asesinato del juez especialmente, “pero también los otros crímenes que cometí tras entrar en la lógica de la mafia y haberla convertido en una norma de vida a la que todo debía subordinarse”, se recoge en una nota publicada recientemente por Avvenire.

El arrepentimiento de Calafato le llevó, entre otras medidas, a dirigirse a sus víctimas y sus seres queridos por escrito.

“El dolor que siento por haber causado la muerte del magistrado es el mismo dolor que siento por todas mis víctimas y sus familias”, escribió. “Durante mucho tiempo, mi ciudad, Palma di Montechiaro, fue el escenario donde el crimen organizado desplegó su poder y brutalidad, y yo fui protagonista. Desperdicié los años de mi juventud, causé mucho daño a otros y a mí mismo. Hace años, pedí disculpas públicas en una carta a las familias de las víctimas, al alcalde y a mis conciudadanos, aunque entiendo que esto… No fue suficiente para reparar el daño causado”.

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La huella imborrable de un hombre de luz, fe y justicia

La toma póstuma de contacto entre víctima y verdugo fue durante la estancia de Calafato en la prisión de máxima seguridad de Pianosa, cuando conoció los escritos de Livatino y admitió descubrir en él “una figura luminosa, un hombre de fe y un servidor de la justicia”.

Un episodio concreto dejaría en el prisionero “una huella imborrable”.

El 15 de agosto, relata, “fue personalmente a entregar la orden de liberación de un recluso, y a quienes se mostraron sorprendidos, les dijo que dentro de la prisión había un hombre que no debía quedarse ni un minuto más, porque la libertad personal prevalece sobre todo lo demás. Descubrir la humanidad de Livatino agudizó aún más el dolor por mis fechorías, pero también alimentó mi arrepentimiento. Hoy me siento como una persona diferente”.

Conocer a su víctima cambió por completo a Calafato, que a día de hoy realiza voluntariado una vez a la semana con el objetivo, dice, “de ser útil a la sociedad y devolver al menos una pequeña parte del bien que he obtenido con mi comportamiento". Mientras, se da cuenta de cómo ha dado los primeros pasos hacia un proceso de justicia restaurativa, esperando algún día ser candidato para la libertad condicional y volver a vivir con su familia.

Un proceso en el que no solo ha encontrado redención personal, sino también una reconexión con la fe a través de la oración, su relación con el capellán de Opera, sus frecuentes visitas a la capilla y su amistad con otros voluntarios, a quienes considera “pequeños-grandes signos de la misericordia que Dios quiso mostrarme, una misericordia que encontró su rostro más brillante en Rosario Livatino”.

El Papa pide en Sicilia no ceder a la tentación de la mafia pues es «camino a la muerte»

Fuente: Religión en Libertad

martes, 2 de diciembre de 2025

Santo Evangelio 2 Diciembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 10,21-24):

 En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».



«Te bendigo, Padre»


Abbé Jean GOTTIGNY

(Bruxelles, Bélgica)

Hoy leemos un extracto del capítulo 10 del Evangelio según san Lucas. El Señor ha enviado a setenta y dos discípulos a los lugares adonde Él mismo ha de ir. Y regresan exultantes. Oyéndoles contar sus hechos y gestas, «Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra’» (Lc 10,21).

La gratitud es una de las facetas de la humildad. El arrogante considera que no debe nada a nadie. Pero para estar agradecido, primero, hay que ser capaz de descubrir nuestra pequeñez. “Gracias” es una de las primeras palabras que enseñamos a los niños. «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Lc 10,21).

Benedicto XVI, al hablar de la actitud de adoración, afirma que ella presupone un «reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que brota desde lo más hondo del corazón y abarca todo el ser, porque el hombre sólo puede realizarse plenamente a sí mismo adorando y amando a Dios por encima de todas las cosas».

Un alma sensible experimenta la necesidad de manifestar su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a los favores divinos. «¿Qué tienes que no hayas recibido?» (1Cor 4,7). Desde luego, nos hace falta «dar gracias a Dios Padre, a través de su Hijo, en el Espíritu Santo; con la gran misericordia con la que nos ha amado, ha sentido lástima por nosotros, y cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos ha hecho revivir con Cristo para que seamos en Él una nueva creación» (San León Magno).


Asi es como Dios ha cambiado toda mi vida...René zz

 


René Ponte, más conocido como René ZZ es un youtuber gallego, de 30 años y converso al catolicismo, que crece cada día como la espuma en el número de suscriptores de su canal de YouTube (tiene ahora casi dos millones), gracias, sobre todo, a las entrevistas que hace a gente variada e interesante. 

Aunque empezó con contenido sobre tatuajes, hoy René se arrepiente de ello, y, siempre que puede, habla de la gran importancia que tuvo el encuentro con Dios en su vida. 

Recientemente ha publicado un vídeo en el que cuenta su testimonio de conversión. Con el título "Así conocí a Dios. Mi testimonio", el comunicador cuenta cómo un día tuvo un sueño muy especial, que "no tiene nada que ver con ningún otro sueño que yo haya tenido anteriormente".

Aquel compañero de clase

"Yo me crié en una familia no atea, tampoco agnóstica, creyente, pero a su manera (...). De vez en cuando se hacían referencias al niño Jesús, a ir a la iglesia un domingo, a hacer la comunión, a rezarle a Dios (...). A los 13 años tuve una experiencia con un compañero de clase (...), me empezó a decir, 'Dios no existe por esto, por lo otro...'", relata René ZZ.

"Y yo me fui destrozado ese día a casa, le di un par de vueltas y llegué a ese punto en el que están algunos ateos. De decir, 'vale, pues debe ser que Dios no existe porque, sí, realmente le rezo y no ocurre nada'. Tampoco me han explicado exactamente qué es y no parece que sea algo que vaya a descubrir por mucho que me esfuerce", comenta que se decía de niño.

Hasta que a los 26 años se mudó a Finlandia. "Allí empecé a hacer vídeos. Me tranquilicé, me puse en forma, empecé a leer sobre psicología, sobre antropología, sobre neurociencia. Leía mucho sobre Jordan Peterson, que evidentemente mi conversión al cristianismo tiene algo que ver con él y negarlo sería mentir", reconoce.

Si ellos llegaron, yo también

El ejemplo de estas personas sabias despertó algo en él. "Yo dije, 'vale, toda esta gente es mucho más inteligente que yo, sabe muchísimo más que yo'. Y la gran mayoría de ellos han llegado a la conclusión de que Dios existe. A mí eso me fascinaba".

"Si hay gente que ha estudiado el mundo entero y acaba llegando a la conclusión de que Dios existe, quizás debería ponerlo en una lista de prioridades", se dijo.

René ZZ ha cambiado la temática de su canal: de tatuajes a temas de fe.X

Para entonces, René ZZ ya se preguntaba, ¿qué puedo hacer? "No puedo estudiar todas las religiones a la vez, ni quiero, porque hay muchas. ¿Cuál es la mía? El cristianismo. ¿Cuál es la más interesante, según lo poco que sé? El cristianismo. ¿Cuál es la que me llama? El cristianismo. Pues no voy ni a leerme el Corán, ni a leerme la Torá. Me pillo una Biblia y me la voy leyendo", recuerda en el vídeo.

Una idea que le trajo sus más y sus menos. "Siempre recordaré la mirada de mi exnovia cuando recibí una Biblia en casa. Me miró con cara de... una mezcla entre decepción y escepticismo. No la culpo por ello, pero me sentó bastante mal. Yo solo soy un hombre en busca de respuestas desde que tengo uso de razón. Me pillé la Biblia y no le hice mucho caso", confiesa el comunicador.

Un sueño transformador 

Tras comenzar a formarse, vino el sueño que lo cambió todo. "Yo estaba en un momento bueno de mi vida, Y una noche tuve un sueño, un sueño que no tiene nada que ver con ningún otro sueño que yo haya tenido anteriormente", cuenta.

"Este sueño era muy sencillo. Soñé que Dios me amaba y era la mejor sensación que he sentido nunca. Sentía un placer, una serenidad, una tranquilidad y un bienestar que es imposible de traer al mundo terrenal".

"Era lo más puro que había sentido y sabía que era Dios el que me lo estaba dando. Yo levitaba, flotaba, no sabía si estaba de pie, tumbado, boca abajo, buceando, en el espacio, en el cosmos. Simplemente sentía algo que no puedo describir ni sentir en el plano terrenal".

A partir del sueño, René comenzó a verse a sí mismo con otra mirada. "Cuando sabes que Dios existe, es cuestión de tiempo que tengas que abandonar muchas partes de ti, para vaciarte y dejar que Dios tome el control. Y eso da miedo, qué locura. Imagínate decidir un día que vas a estar dispuesto a abandonar muchas de las cosas que han ido acompañándote contigo a lo largo de esta vida y que de alguna manera le dan forma a tu identidad".


También se señala que es necesario cuidar adecuadamente el uniforme oficial, el cual no podrá usarse fuera del horario laboral. Se indica que realizar tareas con ropa sucia o descuidada puede dar lugar a las sanciones correspondientes.

Ni tatuajes ni piercings ni casado «solo por lo civil»: nuevos requisitos para trabajar en San Pedro

"Me desperté, lo apunté, lo tengo apuntado en una de mis libretas y dije, 'bueno, ya veré qué hago con esto. Hasta que un día, me acuerdo, miré por la por el balcón, y dije, 'Dios existe y me ha hablado. No me lo puedo creer'. Empecé a profundizar más en Él. Eso fue hace 5 años y mi proceso de conversión fue muy progresivo. Fui poquito a poco metiéndome, tirando de la cuerda, adentrándome". 

La vida comienza a cambiar

"Poco a poco fui haciéndome a la idea de que yo ya podía vivir tranquilo, en el sentido de que sabía que Dios existía y eso lo cambia todo. Aún no sé que es Dios, aún no sé por qué quiere ayudarme y aún no sé cómo puede ayudarme, pero ya sé que existe. ¿A dónde me llevó? A empezar a verme a mí mismo desde los ojos de Dios", confiesa René ZZ.

"Con este sueño empecé a creer por fe y por haber conocido a Dios, no por creer en Él. Yo digo creer en Él, pero yo Lo conocí. En ese sueño Lo conocí y estoy seguro. Mi fe ganó perspectiva, textura y profundidad, y dije, '¿y si le hago caso a esa persona que conozco, a esa persona que se ha presentado ante mí?, vale, voy a hacerle caso'". 

"Y empecé a iniciar ese acto de humildad, 'me creo que soy la bomba en muchos aspectos, pero voy a tener la humildad suficiente y dejar la arrogancia a un lado para darme cuenta de que en realidad soy un gusano, de que en realidad soy un pecador, de que en realidad he sido mal hijo, mal amigo...".

Ahora, desde que cree es mucho más feliz. "Mi vida ha mejorado muchísimo, estoy mucho más tranquilo, me va todo mucho mejor, he arreglado la relación con mi madre (...). Estoy rechazando toda la tentación que puedo, de cosas que me apetecería hacer, cosas que he echo de menos o cosas que estaba tan acostumbrado a hacer que genuinamente me cuesta no hacerlas", comenta el creador de contenidos.

Intensa vida de fe

"He empezado a abrazar la oración. Rezo por las noches, por las mañanas, agradezco el día a Dios. Estoy muy a menudo pensando en Él, cada vez más. Estoy yendo a la iglesia todos los domingos desde hace cuatro o cinco meses. Al principio era una obligación que me auto impuse, me sentía raro. Luego empecé a sentirme un poco bien y después llegó el punto en el que me hace ilusión la noche anterior saber que al día siguiente me voy a despertar para ir a misa".

Puedes escuchar el testimonio completo aquí.

Fuente: Religión en Libertad

"He probado de todo en la vida, pero no ha sido hasta que Dios apareció en mi vida y me dijo, 'gracias por el esfuerzo, pero no estabas enfocando bien. Soy yo. Ven aquí'. Y me dio ese abrazo en ese sueño, donde sentí algo que solo podía ser Dios".

"Y, ahora, no os digo que esté perfecto, pero duermo tranquilo por las noches. Quiero a mi madre de la manera más sincera en la que lo he hecho nunca. Valoro a mis amigos más que nunca. Empiezo a entender el perdón y empiezo a estar tranquilo hasta el punto en el que ya he llegado a la conclusión de que estoy dispuesto a morir por Dios. Y una vez estás dispuesto a morir por lo más grande que existe, todo lo demás es un regalo", concluye René ZZ.