martes, 4 de noviembre de 2025


 Sor Inmaculada, la monja-abogado más famosa de Kenia: «Los jueces me suelen pedir mis títulos»

"La gente empieza a ver que ser tanto monja como abogada aporta profundidad y credibilidad", comenta.vatican news

Cuando uno piensa en una monja, se imagina a una mujer con hábito, rezando en una capilla o cuidando a los enfermos. Pocos imaginan a una monja en un tribunal, vestida con toga, de pie ante un juez, y que se presenta como "Abogada Inmaculada Muthoni". Vatican News cuenta su historia.

Sor Inmaculada Muthoni, miembro de las Hermanas Menores de San Francisco (LOSSF) es abogada del Tribunal Superior de Kenia, y funcionaria legal de la Universidad Católica de África Oriental. Con una imagen tranquila, conecta dos mundos que muchos piensan que no pueden coexistir: la vida religiosa y la práctica legal.

Unión entre fe y ley

Su vocación comenzó con el sueño juvenil de las ciencias políticas. Luego, la formación religiosa y las normas redirigieron su camino. La política estaba demasiado involucrada en batallas partisanas. La ley, sin embargo, ofrecía una forma de perseguir la justicia sin comprometer la vocación religiosa, una vida que deseaba servir desde la infancia. 



Sor Inmaculada argumentando durante un juicio en Kenia.

"Pensé que la ley era el mal menor y, hasta hoy, no me arrepiento de ser abogada". Para Sor Inmaculada, la ley y la vida religiosa no son vocaciones separadas; son dos caras de la misma misión. "La ley me da la plataforma para actuar sobre esos valores. Juntos, se complementan entre sí para traer una verdadera transformación", comenta.

Detrás de cada caso que lleva hay algo más que legal, hay un alma, una persona a veces rota, a menudo desatendida y sobre todo siempre con dignidad. "No se trata de ganar o perder un caso, se trata de acompañar a las personas, incluso con las que pierden, y garantizar que la justicia no solo se haga, sino que se sienta", explica. 

La monja abogado recuerda su presentación en un evento. "Una mujer, abrumada por la injusticia y asustada por el sistema legal, se abrió a mí porque era monja", contó. "La acompañé durante el proceso legal, hasta que encontró justicia y curación. Esto me confirma lo poderosa que puede ser la unión entre la ley y la fe para restaurar la esperanza de alguien".

Su doble vocación no ha estado exenta de críticas. Algunos colegas la han calificado como "demasiado blanda" para las batallas legales. Y otros, en los círculos religiosos se han preguntado qué hace una monja trabajando de eso, pero ella ha aprendido a dejar que hablen sus resultados.

"La gente empieza a ver que ser tanto monja como abogada aporta profundidad y credibilidad. Desafía los estereotipos de lo que una mujer de fe puede aportar en los espacios profesionales", explicó la monja.

"El principal desafío es que el magistrado suele preguntar si estoy segura de que soy abogada, pide mi número de certificado de práctica, y dice que no están acostumbrados a ver a las monjas como abogados", confiesa. 

Fuente Religión en Libertad

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