Un sacerdote y una enfermedad agresiva, «los mejores instrumentos de Dios» para su regreso a la fe
Álvaro Carrasco y el sacerdote Jesús Zurita.
Álvaro agradece su enfermedad con fe porque le ha llevado a Dios, y contempla al sacerdote Jesús Zurita como uno de los mejores medios de Dios para hablarle.
Álvaro Carrasco tiene 26 años, es de Cádiz y está terminando de estudiar la carrera de Magisterio. Tras años alejado de la práctica de la fe y los sacramentos, un carismático sacerdote motivó su interés por la fe durante la preparación para ser profesor de religión.
En 2018, lo que parecía una repentina pérdida de sensibilidad, escondía en realidad un agresivo tumor medular. Entrevistado por el youtuber Enrique Vidal, ha contado que nunca pensó que un sacerdote y su enfermedad serían los instrumentos de Dios para triunfar en su vida y ocuparla por completo. Hoy, lo agradece por encima de todo.
Conoció a un sacerdote que no dejaba a nadie indiferente
Pese a que su familia siempre fue creyente, nunca tuvieron costumbre de frecuentar los sacramentos. Por ello, el joven vivió alejado de la práctica religiosa, hasta que conoció a un sacerdote recién destinado a su universidad: Jesús Zurita.
"Estudié con él las asignaturas de la DECA [Declaración Eclesiástica de Competencia Académica, que capacita para ser profesor de Religión]. Al principio lo veía como un profesor más, pero veía que no dejaba a nadie indiferente, y muchos se acercaban a hablar con él". No tardó mucho en contactar con el sacerdote.
Las clases que recibía fueron cambiando poco a poco la perspectiva de Álvaro, que cada vez sentía más interés debido al formato en el que desarrollaban las clases, estudiando la actualidad analizada desde la moral religiosa.
"Empecé a tener curiosidad y le mandé un mensaje admitiendo de que estaba despertando interés por algo que casi había perdido".
Desde entonces, el sacerdote se convertiría "en el mejor instrumento posible de Dios". "Ya llevo dos años desde 2019 con mi proceso de conversión y crecimiento en la fe cuidado por el Señor".
Álvaro Carrasco y Enrique Vidal durante la entrevista.
Durante la entrevista con Enrique Vidal (derecha), Álvaro Carrasco (izquierda) destacó que la fe, más que quitar los problemas, les da sentido.
Un agresivo tumor le hizo redescubrir a Dios
Hasta que llegó la enfermedad. "En 2018 empecé a tener síntomas extraños, no sabía lo que me pasaba, me fallaba la pierna derecha hasta que tuve paralizada la parte derecha del cuerpo".
Era un tumor de médula, benigno pero muy agresivo, que había destruido sus vértebras.
"Dios siempre fue la clave”, expresa Álvaro. “Cuando me lo diagnosticaron, creía que el amor de las personas era lo más grande, pero supe que solo Dios podría mantenerme vivo".
En abril de 2910 tuvo su primera operación. “Fueron casi diez horas, y siempre gracias a Dios salió genial. En una semana estaba en casa”. Todo empezó a ir bien, pero cuenta que poco a poco se iba confiando y “dejaba de dar gracias”.
La enfermedad, lo que más agradece en su vida
El 20 de noviembre, el día de su cumpleaños, se sometió de nuevo a una intervención de siete horas. "El 12 de abril del siguiente año me volvieron a operar para retirar lo último que quedaba. Por fin, dando gracias, los médicos me han dado el alta”.
Álvaro define todo este proceso como una época dura y difícil marcada por el dolor, “pero gracias a una desgracia tengo a Dios en mi vida”.
Aquella experiencia le cambió su perspectiva sobre la fe. “Nunca pensé en Dios, pero llegó la enfermedad y Dios tocó la bombilla. `Estoy aquí´, dijo. Y el día antes de mi operación en 2019 me confesé, seis años después de la última vez, que lo hice por mi confirmación”.
Desde aquel momento, y hasta ahora, lo único que quiere es tener la certeza de que se va a encontrar a Dios.
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