Fiesta, drogas, la espiritualidad falsa del reiki... hasta que una amiga la animó a rezar
Catarina rezando.
Tras una vida inquieta y en búsqueda de respuestas, encontró en Dios la paz, felicidad, y las respuestas que siempre había buscado.
Tras pasar gran parte de su vida alejada de la fe, Catarina cayó enferma mientras estudiaba la carrera de Trabajo Social. Desorientada, comenzó a explorar el Reiki y otras terapias buscando la sanación.
Una amiga le ayudó a descubrir las respuestas a grandes preguntas existenciales que la perseguían y a encontrar el verdadero sentido de su vida con un consejo poderoso: rezar.
Drogas, fiesta y sin fe: "No tenía paz ni tranquilidad"
Nacida en Oporto (Portugal), Catarina cuenta en el portal del Opus Dei que pasó una adolescencia “inquieta, metida en drogas y en las noches de fiesta. Fue un periodo en que no tenía ni paz ni tranquilidad”.
Buscando centrarse, se fue a vivir a las islas Azores. “Estuve dos meses trabajando, pero enfermé y tuve que regresar a Oporto”, explica.
La enfermedad le sirvió para “cambiar el rumbo de vida”, pero no en la dirección que necesitaba.
“Retomé mis estudios de Trabajo Social para trabajar en la profesión que hoy tengo –desde hace años, ayuda a personas sin recursos de las calles de Portugal– conocí a mi amiga Mariana y empecé a buscar un sentido a la vida en las terapias alternativas”.
El reiki no llenaba su vacío
“Tomaba diferentes medicamentos, practicaba terapias como el reiki e incluso iba a clubes nocturnos”, explica.
El reiki es una práctica pseudoespiritual que asegura hacer "fluir" una "energía espiritual" (indetectable e indemostrable) capaz de curar física y emocionalmente a las personas. A partir de ciertos niveles implica la invocación de entidades espirituales a los que llama "maestros ascendidos". Es incompatible con la espiritualidad cristiana: o es superstición (en los niveles bajos) o es trato con entidades demoníacas (en los niveles altos). [Más sobre el reiki aquí en ReL]
Pero Catarina cuenta que estas experiencias no le bastaban. A lo largo de su vida siempre estuvo buscando respuestas a las preguntas sobre el sentido profundo de su existencia.
“Sentía que faltaba algo, tenía un vacío y no podía obtener ni la paz ni las respuestas que buscaba”.
Lo primero: rezar, misa, confesión
Hasta que un día habló con su amiga Mariana.
"Un día fui a tomar café con Mariana y empecé a hablar con ella sobre mis preocupaciones. Y me habló sobre Dios y me preguntó si rezaba. Le dije que no. Y me aconsejó empezar a rezar. Me enseñó a rezar".
Después de eso, "empecé a ir a la Misa. Me habló del Sacramento de la Reconciliación e hice la primera confesión desde que hice la comunión”.
“En ese momento, sentí que Dios tocó mi corazón y comenzó una nueva etapa en mi vida”, explica Catarina.
“Se inició un proceso de conversión, sentí realmente el amor de Dios y que solo a través de la fe podría encontrar todas las respuestas, la paz y alegría que durante tanto tiempo había buscado”.
Un desconocido le dijo "reza por mí"
Un día, en misa, un desconocido se acercó a su banco. “Reza por mí”, le pidió. Aquel joven iba a entrar al seminario… en China! “Me presentó a su madre y nos hicimos buenas amigas. Fue a través de ella como llegué al Opus Dei”.
Catarina considera que Dios le llamó por este camino. Le gustó la naturalidad con la que los miembros del Opus Dei vivían la amistad con Dios.
Mientras pedía la admisión en la Obra y más adelante como supernumeraria –miembros del Opus Dei con vocación al matrimonio– Catarina comprendió que “Dios siempre había estado ahí”.
“Fue Él quien me guio por todas las circunstancias de mi vida y quien me ha llevado a ser la persona que soy ahora”.
Catarina, que ahora está casada y tiene una hija, es consciente de como su forma de vivir la fe le ha ayudado a dedicarse mejor a su familia y a sus obligaciones.
Trabajando con las personas sin hogar
Gracias a que terminó sus estudios de Trabajo Social, hoy puede ayudar a muchas personas sin hogar de Oporto, transmitiéndoles su visión cristiana. Junto a sus compañeros busca mejorar las condiciones de vida de estas personas y facilitarles la reinserción social a través del trabajo.
"En cada indigente puedo tener un encuentro con Dios, algo que me lleva a intentar superarme profesionalmente para servirles”.
Puedes ver aquí la historia completa de Catarina.
Fuente: Religión en Libertad
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