domingo, 11 de mayo de 2025

Esclarecedor texto del P. Prevost (León XIV) en 2012: «La contracultura de la nueva evangelización»

 


Esclarecedor texto del P. Prevost (León XIV) en 2012: «La contracultura de la nueva evangelización»

El padre Prevost, con hábito agustino, saluda a Juan Pablo II en los años 80.

Cuando el futuro León XIV era prior general de los agustinos, preparó un texto para el Sínodo de los obispos para la Nueva Evangelización, convocado por Benedicto XVI en 2012.

Aquella comunicación del padre Robert Prevost, O.S.A. está registrada con su propia voz en dos vídeos que Catholic News Service data el 8 de noviembre de 2012. 

El ahora Papa expone el papel de los medios en la fabricación y manipulación del imaginario colectivo, con objeto de favorecer opciones de vida anticristianas e identificar el mensaje cristiano con modelos y referencias antipáticos y odiosos.

Ofrecemos su traducción, debajo de la cual pueden verse los vídeos, que suman un total de 5 minutos y 10 segundos en un inglés muy claro.

La contracultura de la nueva evangelización

Los medios occidentales de comunicación de masas son extraordinariamente eficaces promoviendo en la opinión pública una gran simpatía hacia creencias y prácticas contrarias al Evangelio: por ejemplo, el aborto, el estilo de vida homosexual, la eutanasia.

Como mucho, los medios toleran la religión como algo inane o pintoresco siempre que no se oponga activamente a los posicionamientos en cuestiones éticas que los medios asumen como propios. Sin embargo, cuando la voz de las personas religiosas se alza contra esos posicionamientos, los medios ponen a la religión en el punto de mira, caracterizándola como ideológica e insensible ante las supuestas necesidades vitales de las personas en el mundo contemporáneo.

La simpatía por las opciones de vida anticristianas que los medios alientan está incrustada en la opinión pública de forma tan brillante e ingeniosa, que cuando la gente escucha el mensaje cristiano, aparece inevitablemente como ideológico y emocionalmente cruel, por contraste con el supuesto humanitarismo de la perspectiva anticristiana.

A los pastores católicos que predican contra la legalización del aborto o la redefinición del matrimonio se les retrata como ideologizados, duros y poco compasivos. Pero no por nada que ellos hayan hecho o dicho, sino porque la audiencia compara su mensaje con el tono bondadoso y compasivo de la imagen -que los medios han fabricado- de unos seres humanos atrapados en situaciones vitales moralmente complejas que toman decisiones que se presentan como sanas y buenas.

Es el caso, por ejemplo, de cómo se representa hoy en las series de televisión y en el cine a las familias alternativas, incluidas las de parejas del mismo sexo que han adoptado hijos.

Si la nueva evangelización quiere contrarrestar con éxito esta distorsión mediática de la religión y de la ética, los pastores, predicadores, profesores y catequistas van a tener que estar mucho mejor informados sobre el contexto de la evangelización en un mundo dominado por los medios de comunicación de masas. 

Los Padres de la Iglesia ofrecieron una respuesta formidable a las corrientes literarias y retóricas no cristianas y anticristianas que actuaban en el Imperio Romano y definían el imaginario religioso y ético del momento.

Las Confesiones de Agustín, con su imagen crucial del cor inquietum [corazón inquieto: 'Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón estará inquieto mientras no halle descanso en ti'], definieron la forma en que los cristianos y no cristianos de Occidente re-concibieron la aventura de la conversión religiosa. 

En La Ciudad de Dios, Agustín utilizó la historia del encuentro de Alejandro Magno con un pirata al que había capturado para ironizar sobre la supuesta legitimidad moral del Imperio Romano. 

Los Santos Padres, entre ellos Juan Crisóstomo, Ambrosio, León Magno o Gregorio de Nisa, no eran grandes retóricos porque fueran grandes predicadores: eran grandes predicadores porque antes eran grandes retóricos. En otras palabras: su evangelización tuvo éxito en gran parte porque comprendieron los fundamentos de la comunicación social adecuada al mundo en que vivían.

En consecuencia, comprendieron al detalle las técnicas con las que los centros del poder secular de aquel mundo manipulaban las imágenes populares religiosas y éticas de su tiempo.

Es más: la Iglesia debería resistir la tentación de creer que puede competir con los modernos medios de comunicación de masas convirtiendo la sagrada liturgia en un espectáculo.

También en esto, Padres de la Iglesia como Tertuliano nos recuerdan hoy que el espectáculo visual es el dominio propio del siglo, y que nuestra misión es introducir a la gente en la naturaleza del misterio como un antídoto al espectáculo.

En consecuencia, la evangelización en el mundo moderno debe encontrar los medios adecuados para redirigir la atención pública, alejándola del espectáculo para introducirla en el misterio.

Los dos vídeos que recogen esta intervención




Fuente: Religión en Libertad

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