martes, 24 de enero de 2023

Hace años le pagó a su novia el aborto, ahora le multan por rezar por aquel hijo ante un abortorio

 


Hace años le pagó a su novia el aborto, ahora le multan por rezar por aquel hijo ante un abortorio

Adam Smith-Connor, multado por rezar ante un abortorio en silencio y sin pancartas ni mensajes de ningún tipo.

Poco antes de Navidad se viralizaron las imágenes de una mujer, Isabel Vaughan-Spruce, detenida por la Policía inglesa por estar de pie, en silencio y sin pancartas, rezando cerca de un abortorio en Birmingham. El próximo 2 de febrero, Isabel, será juzgada por haber violado la Orden de Protección de Espacios Públicos que prohíbe la mera presencia orante en el entorno de estos negocios.


La escena tenía un precedente en Bournemouth, localidad costera al sur del país. Allí, el pasado 24 de noviembre por la mañana, Adam Smith-Connor, un antiguo miembro del ejército, rezaba ante un abortorio, para sí mismo y sin ningún otro tipo de mensaje, cuando fue abordado por una pareja de las fuerzas de seguridad que alegaron una orden local similar para detenerlo.

Así funcionan las "zonas de censura"

Las imágenes de lo sucedido fueron difundidas el 19 de enero por la sección británica de Alliance for Defending Freedom [Alianza para Defender la Libertad], una organización de abogados cristianos fundada en 1994 para actuar en casos de violación de la libertad religiosa o de expresión en defensa de la vida, los derechos de los padres y el plan de Dios para el matrimonio y la familia. La ADF lleva la defensa de Smith-Connor contra lo que denominan "zonas de censura" que los gobiernos abortistas intentan imponer cada vez más.



El vídeo muestra a dos policías dirigiéndose a Adam para preguntarle qué está haciendo.

-Estoy rezando -es su respuesta.

Cortésmente (como en el caso de Birmingham), le dicen si es consciente de que se encuentra en un área regida por la Orden de Protección de Espacios Públicos, convenientemente señalizada, y que en ese lugar "ciertas actividades están prohibidas", por lo que le inquieren qué tipo de oración está haciendo.

-Estoy rezando por mi hijo -contesta Adam.

La agente que le interroga queda un poco desconcertada, pero insiste en que están prohibidas actividades que impliquen "desaprobación a las actividades de la clínica", y que, si bien no va a averiguar más por las razones de su oración, le son de aplicación las normas de la zona.

-Estoy rezando por mi hijo, que está muerto.

Tras manifestarle sus condolencias, la policía continúa:

-Siento su pérdida, pero de todas formas tengo que seguir las directrices de la Orden de Protección de Espacios Públicos, dado que pensamos que usted está infringiendo lo que dicen respecto a la oración y otros actos de desaprobación a las actividades de la clínica.

-Solo estoy aquí, rezando -concluye Smith-Connor, quien acabaría multado.

La historia de Adam

En relación a estos hechos, Adam compartió una reflexión: "Que el ayuntamiento de Bournemouth considere apropiado multar a alguien por los pensamientos que hay en su mente debería horrorizarnos a todos, estemos a favor o en contra del aborto".



En su caso particular hay asimismo una historia detrás.

"Hace veintidós años llevé a quien era entonces mi novia a un abortorio, donde le pagué el aborto. Muchos años después comprendí lo que había hecho y se convirtió en un motivo de gran dolor en mi vida. Ahora rezo por mi hijo y para pedir perdón a Dios", explica, antes de relatar los hechos de Bournemouth, donde dice que no llevaba ni cinco minutos antes de que llegase la Policía, y que estaba de espaldas al abortorio y sin interferir en nada.

"Esto no puede estar bien en un país que valora la libertad, y la libertad de pensamiento tiene que ser una de las libertades fundamentales que debe tener un ser humano", recuerda Adam: "Pasé veinte años en el ejército, incluidos despliegues en Afganistán", evoca mientras enseña cinco medallas, defendiendo el principio de la auténtica libertad".

"No soy un criminal. Soy un marido y padre, un veterano de las Fuerzas Armadas y un cristiano y he sido censurado", resume.

En declaraciones que recoge Premier Christian News, Adam añade que no solo reza por Jacob (ha seguido el consejo que dan las asociaciones provida a las madres o padres que se arrepienten del aborto cometido: dar nombre a su hijo), "sino por otros niños que han perdido su vida en el aborto, por el dolor de sus familias y por el personal del abortorio. Rezo por quienes practican abortos porque comprendo lo dañino que es el aborto para la mujer y para las familias, y que toda vida humana es valiosa, sea cual sea su tamaño".

Jeremiah Igunnubole, abogado de ADF que está representando legalmente a Smith-Connor ante este atropello, denuncia que Adam, como Isabel, están acusados "por pensar y por elevar esos pensamientos a Dios en la oración en el interior de una zona de censura". Y alerta: "La rápida proliferación de órdenes que criminalizan a voluntarios como Adam e Isabel debería servir para despertar a quienes valoren la libertad de expresión -y la libertad de pensamiento-, sean cuales sean sus opiniones sobre el aborto".

La situación en España

En España se aprobó en abril de 2022 una reforma del Código Penal para castigar, incluso con penas de cárcel, el "acoso" a las madres que acuden a los abortorios a matar a sus hijos. La propaganda gubernamental alegó, para justificar esa la ley, "acosos" que no se producen jamás ante los abortorios españoles, donde grupos provida se limitan a ofrecer información sobre alternativas al aborto o sencillamente, como Isabel o Adam, rezan.

De ahí que las campañas de oración por la vida ante los abortorios no solo no han disminuido, sino que se han incrementado a raíz de esa norma también censora. Por ejemplo, 40 Días por la Vida cerró su última campaña con más voluntarios que nunca (5.500) y en más ciudades que nunca (22).

Los grupos provida han difundido consejos legales para seguir rezando ante los abortorios sin caer en las prohibiciones de la ley. Pueden consultarse en estos artículos de ReL.En Libertad

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