Hadjadj: hemos pasado de la libertad sexual a la hipervigilancia de «meter un notario en la cama»
Fabrice Hadjadj
El Congreso Internacional “50 años de mayo del 68. Una época de cambios, un cambio de época” tuvo lugar en noviembre de 2018 en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid. Entre los principales ponentes se encontraba Fabrice Hadjadj, brillante y provocador pensador católico, que intervino con una conferencia titulada “La restauración de la carne”. En ella, con una rabiosa actualidad, reivindicó el "papel de la carne" frente a filosofías espiritualistas, puesto que la carne es el lugar en donde descubre la miseria y de la misericordia, la donación y perdón, y que Dios usó para la salvación del hombre.
Hadjadj se ha negado a mirar el pasado con nostalgia afirmando que por algo “Dios me ha puesto aquí y ahora, en este tiempo, con una misión concreta”. De hecho comentó que él es hijo de padres del 68, incluso militantes maoístas. Ya previamente, el presentador de Fabrice Hadjadj en el Congreso, el profesor Angel Barahona, lo había comentado al igual que es converso del judaísmo y tiene 8 hijos.
La cultura de la muerte
El pensador francés comento que el mayo del 68 trajo también cosas positivas, al menos de forma indirecta: “Necesitamos herejías para ayudarnos a crecer. El Mayo 68 nos ayudó a plantearnos preguntas más profundas sobre épocas anteriores”. “El 68 es un síntoma, no es el problema en sí mismo -explicó-. La cultura de la muerte ya existía antes del 68. Y existía en familias católicas”, y señaló el ejemplo clásico de la hija que se queda embazada fuera del matrimonio. Situaciones de estas eran vistas como una desgracia: ya entonces era la cultura de la muerte.
Fabrice Hadjadj, durante su presentación en el Congreso
Lo mismo sucede con la ideología de género. Es también un síntoma o una consecuencia del algo anterior y explosiona ahora. La realidad es que las mujeres han llevado un combate de un problema que ya existía antes y que comienza con el liberalismo, al cual no le importa los hombres o las mujeres, sino solo que haya personas que trabajen. Se trata, por tanto, de una sociedad sin sexo o con un solo sexo, y en donde se olvida la diferencia sexual.
De hecho en la Iglesia sucede algo similar. Dios se plantea siempre en masculino y los creyentes en femenino. En nuestra relación con Dios, él toma la iniciativa de acercarse y los fieles lo hacen como acogida, luego Dios es visto en clave masculina y los fieles en femenino.
Los 'muros' del siglo XXI
Hoy como en mayo del 68 –ha subrayado Hadjadj- se sigue escribiendo en los muros, aunque los nuevos muros son los de Facebook y Twitter. Es sorprendente, eso sí, que hayamos pasado de una liberalización extrema de la sexualidad a querer controlarlo todo, a la hipervigilancia del acto sexual. Y, en este sentido, ha puesto el ejemplo de una aplicación para móvil dedicada a contactos en el que cada perfil detalla qué parte del cuerpo se puede tocar y cual no: para cual sí se da un consentimiento, y para cual no. En el marco de la revolución sexual del 68 se ha pasado de la liberalización sexual “a meter al notario en la relación íntima”, con una total “hipervigilancia”.
Dentro de estas paradojas también habló que la liberalización sexual lo que realmente hace es convertir a la mujer en objeto. En 1967, en Francia, se legalizan los anticonceptivos con la idea de controlar la fertilidad, pero lo que verdaderamente consigue es someter a la mujer a la tecnología con las graves consecuencias que tiene y que ya se han presentado en este mismo congreso.
Carne, donación y apertura
Hadjadj ha concluido haciendo un alegato en favor de la carne. La carne es donde se da la donación y la apertura, es donde se dan los sentimientos, donde descubrimos el mundo exterior y a uno mismo. Es también el lugar de la vulnerabilidad, y en donde se produje el dolor y el placer.
Podemos tener una buena relación con la carne, explicó Hadjadj, sobre todo después de conocer el misterio de la Encarnación y la Resurrección de Cristo. La carne es el lugar de la miseria y de la misericordia, no como los ángeles caídos con los cuales no hubo misericordia. El cuerpo es, por tanto, el lugar de la donación y perdón.
De la actual crisis antropológica del mayo del 68 no podemos salir con el espiritualismo ni de la mano de ningún tipo de filosofía, hay que restablecer la esperanza en las personas y entender que si el Verbo se hizo carne, es porque la carne es buena.
Este artículo fue publicado en Religión en Libertad el 10 de noviembre de 2018
Fuente: Religión en Libertad
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