Habla una mujer a la que hoy ayuda la Iglesia
Su maestro de reiki la sometió sexual y psicológicamente: «Tienes un ente dentro», le dijo
Altar reiki, con velas, aromas y una foto de Misao Ukui, el supuesto fundador de esta corriente esotérica
El sacerdote barcelonés Enrique Cases, químico y doctor en Teología canónica, ha publicado en la lista de distribución de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (www.fiamc.org) el testimonio de una mujer atrapada en el reiki hasta un nivel en que dependía -incluso sexualmente- de su "maestro", gastaba grandes cantidades de dinero y era maltratada psicológicamente.
"Él mismo me dejó caer que yo tenía un ente dentro y recuerdo cómo le suplicaba yo a Dios, entre lágrimas, que me ayudara, sintiéndome totalmente desvalida y lejos de mi familia", afirma la mujer en su testimonio. El padre Cases nos ha hecho llegar a ReL una versión más completa del testimonio espiritual de esta mujer, una española identificada sólo como N.N. Esta es su historia.
Sin apenas formación cristiana
»Siempre fui una chica inquieta, en busca de un sentido trascendente a mi vida. Mis padres me bautizaron a los siete días de nacer, pero nunca más pisé una Iglesia hasta mi Primera Comunión, a excepción de algunos bautizos y comuniones. Una vez hecha la Primera Comunión, aunque yo era una niña muy sensible, buena y obediente, no volví a la Iglesia, no porque me opusiera, sino porque no fui educada cristianamente y eso que mis padres eran personas muy buenas y tenían su fe…Y sólo acudía, de nuevo, cuando era invitada a alguna boda o bautizo.
Preguntas trascendentes, y vacío
»Siendo ya una adolescente, no paraba de formularme preguntas trascendentales…y recuerdo quedarme a menudo ensimismada mirando al cielo admirando su grandeza y buscando una respuesta del ser que me creó. Los años pasaban y aunque viví algunos momentos bonitos, la verdad es que prácticamente todo el tiempo vivía en un gran sufrimiento…Todo a mi alrededor parecía ir mal: mi familia, mi relación con el novio de entonces, mi trabajo. Me sentía muy sola y no sabía cómo escapar de todo eso…Bueno, sí, se me pasó muchas veces por la cabeza quitarme la vida porque me encontraba en un callejón sin salida; o al menos eso es lo que yo sentía entonces. Vivía sin Dios, me encontraba totalmente perdida y con conductas agresivas por doquier.
Buscando en el tarot y el ocultismo
»Como mi vida era tan vacía y penosa, empecé a coquetear con el Tarot porque pensaba que no era malo e incluso, ilusa de mí, pensaba que quien podía interpretarlo era porque tenía un don de Dios. Y me gustaba consultarlo porque esperaba obtener una respuesta positiva a mi desgraciada vida, esperaba que me anunciara un cambio en mi vida para mejor. Tenía una baraja propia, a veces consultaba a alguna tarotista…Me empezaron a gustar diversas prácticas de ocultismo: numerología, quiromancia, libros de brujitas (la llamada magia blanca, que de blanca no tiene nada) y cosas por el estilo, aunque gracias a Dios nunca profundicé, fue algo meramente superficial.
"El secreto", entrada a la Nueva Era
»Y esto, junto con otras válvulas de escape que fui encontrando, hicieron que cada vez me perdiera más…Y un buen día, un amigo que tengo en Suecia, me hizo llegar por correo un DVD y me dijo que era una sorpresa. Se titulaba “The Secret” (El Secreto). Corría el año 2007 por entonces y este documental, del que se hizo la versión literaria, todavía no se había publicado en España, pero desde el primer momento que lo vi algo hizo “click” en mi interior y comencé a buscar y buscar más videos o libros relacionados con el tema. Para los que no lo conozcan, “El Secreto” trata de los deseos que tenemos, las peticiones para nuestra vida. Podemos pedirlas al Universo y éste, en el momento oportuno, nos las concede. Este es un libro muy conocido en Nueva Era. En fin, fui adentrándome más y más en estos temas y cuando tenía un momento libre lo dedicaba a ver videos o a leer algún libro relacionado con el tema.
»Fui conociendo el budismo, el hinduismo, empecé a creer en la reencarnación, leía libros en los que se narraba cómo la gente estaba acompañada por sus guías espirituales y las experiencias que tenían… Me empezó a interesar la meditación, algo leí sobre yoga, me apunté a un curso de quiromasaje, empecé a interesarme también por las Flores de Bach, las piedras…etc. Mi inquietud espiritual era cada vez mayor. Había encontrado, por fin, algo que me conectara con ese ser superior y poder salir de este mundo tan material, lleno de dolor y amargura y tan falto de esperanza.
Un curso de Reiki
»Un buen día decidí apuntarme a un curso de Reiki que ofrecían en la escuela en la que estudié quiromasaje. Se dividía en varios niveles, cuatro para ser exactos (3 niveles y Maestría). Para los que no conozcan el Reiki, lo venden como una energía llamada universal, una energía de amor que se canaliza a través de la persona iniciada y que le da un poder para sanar a los demás.
"Muy bonito", "buen rollo"
»Hice el primer nivel y, la verdad, fue muy bonito. Me sentía tan relajada y tan bien, y además había tan "buen rollo" entre los compañeros de ese curso de fin de semana. Eso sí, mi dinerito me costó. No lo recuerdo muy bien ahora, pero creo que estaba alrededor de los 100 euros. No me pasó nada en especial después, pero sí recuerdo haber tenido algún sueño bastante raro que me dio hasta miedo.
»Al cabo de un mes hice el 2º nivel. Y en este no noté nada especial. Eso sí, otros 150 euros, por lo menos. Pero como parecía todo tan bonito…
»Sin embargo, fueron transcurriendo los meses y yo me sentía cada vez más triste y no sabía por qué. Lo achaqué a que podía estar pasando otro período de depresión, porque ya había tenido otros en mi vida, pero en ese momento la verdad es que las cosas me iban bien. Yo estaba cada vez más triste y ya no me llenaba nada. Tenía ilusiones, pero las veía inalcanzables.
»Y pasaron un par de años en los que seguí leyendo libros y no había tocado el Reiki casi para nada. Hasta que me llegó un email de la escuela donde hice los cursos, anunciando que hacían el tercer nivel. Lo dudé y lo pensé bastante pero al final me decidí a hacerlo. Esta vez el curso costaba unos 200 euros, pero me daba igual, porque yo quería seguir adelante con ello.
Tercer nivel de Reiki: empieza el infierno
»El día antes de mi iniciación empecé a sentir mucha ansiedad y estuve a punto de no ir, pero me pudieron más las ganas de hacerlo y al final me presenté en la escuela. El curso acabó muy bien, me sentí relajada y contenta. Pero lo que no sabía era la pesadilla que iba a vivir al cabo de 2 días. Ahí empezó a abrirse la puerta del Infierno para mí.
»Empecé a sentir de repente un miedo horroroso porque sentía que había hecho algo que no tocaba y que ya no tenía vuelta atrás y el miedo empezó a apoderarse cada vez más de mí. Desesperada intentaba localizar a la maestra,pero no lo conseguía y una vez que di con ella lo único que me dijo fue: “Tómate el rescate de las Flores de Bach cada hora y deja el miedo”. Y ya está. Yo cada vez me sentía peor, y pasada una semana, llena de angustia y terror, notaba una presión dentro de mi cabeza que me hacía pensar que podría darme una embolia o algo así.
»Empecé a preguntar a mis amigos si conocían a algún maestro de Reiki porque yo pensaba que me habían hecho mal la iniciación o algo así. Finalmente di con una persona a través de un conocido, que era maestro de Reiki y como estaba desesperada me agarré a un clavo ardiendo y fui a su consulta.
"Mi cuerpo empezó a convulsionar"
»Desde el primer momento en que esta persona me puso la mano encima mi cuerpo empezó a convulsionar, cosa que no me había sucedido jamás, y así estuve en su consulta por lo menos un par de horas. Al final, pareció que todo se calmó y me fui para casa.
»Tenía convulsiones bastante fuertes durante todo el día, mi cuerpo parecía un molinillo y sentía dentro como si tuviera millones de hormigas y algo que me quemaba… Llamaba desesperada y finalmente en otra visita a su consulta todo se calmó bastante y me quedé mejor.
»Los meses transcurrían y yo me seguía notando rara pero aproveché para hacer con este hombre "crecimiento personal", ya que quería poder sanar y superar muchas cosas de mi vida. Y me hacía tests de kinesiología (son como unos test musculares que te dan respuestas sobre lo que está queriendo o pidiendo tu ser interior), me daba flores de Bach y otras esencias, me hacía alguna sesión de quiropráctica y, por supuesto, Reiki, para revivir mis heridas y poder sanarlas.
"Cada sesión era una tortura"
»Se producían como unos “desbloqueos” y era tremebundo lo que yo podía llegar a sufrir porque convulsionaba, gritaba con una fuerza descomunal que no podía parar y que sentía más fuerte que yo misma… y cada sesión se convertía en una auténtica sesión de tortura: literalmente. No daré los detalles de todas las sensaciones que llegué a sentir, pero eran cosas que ahora me doy cuenta que eran“magia”.
»Me decía que eran desbloqueos emocionales, pero lo que yo no sabía entonces era que estaba viviendo una posesión diabólica. Más de una vez sentí como si dentro de mi ser hubiera alguien más, como si me desdoblara, como si fuéramos dos…
»A veces notaba como si una mano me estuviese estrujando el corazón en su puño y notaba también como si me retorcieran los huesos como un alambre. Y todos estos padecimientos no los sufría sólo en las sesiones, sino que eran continuos durante todo el día. Cada vez estaba más demacrada y mi familia y mi entorno empezaron a preocuparse mucho porque, aunque yo no contaba nada, sabían que algo malo me estaba pasando.
Deseo sexual contra su voluntad
»Para colmo, al mismo tiempo, empecé a sentir que en muchas ocasiones se me despertaba el deseo sexual y noté cómo se estaba produciendo un acercamiento de esta persona [el maestro de Reiki] hacia mí en este aspecto, aunque él esperaba a ver cómo reaccionaba yo. Era una persona bastante más mayor y a mí no me gustaba nada, pero no sabría explicar cómo ocurrieron las cosas y aunque intenté evitarlo por todos los medios, acabé teniendo relaciones sexuales con él.
A solas me preguntaba por qué estaba ocurriendo todo esto, porque yo no quería que sucediera, pero algo me impulsaba a hacerlo y no entendía nada. Es algo que no me había sucedido jamás, era superior a mis fuerzas. Y todo esto fue en aumento hasta que en unas pocas semanas yo ya no podía vivir sin él.
Dominada por el maestro Reiki
»Las cosas fueron cada vez peor y yo vivía en un sufrimiento atroz, tanto físico como mental y emocional. Él mantenía una posición de dominio y me maltrataba psicológicamente. Además, el dinero que me estaba gastando con este hombre estaba ascendiendo a miles de euros porque las sesiones eran maratonianas.
»Y llegó un momento en que el trato fue tan inhumano que siempre quedará grabada en mi memoria una escena en la que él mismo me dejó caer que yo tenía un ente dentro y recuerdo cómo le suplicaba yo a Dios, entre lágrimas, que me ayudara, sintiéndome totalmente desvalida y lejos de mi familia, mientras él, a mi lado, con una mirada llena de odio, no paraba de gritarme. ¿Por qué no abandoné todo este calvario? Porque yo ya no era capaz por mí misma, algo había más fuerte que yo…
Lo que yo no supe hasta que terminó todo esto es que había estado en manos de un brujo, de alguien satánico que utilizaba todo tipo de invocaciones, y a saber qué trabajos, para conseguir todo lo que quisiera de mí.
»Gracias a la contundencia que mostré un buen día, esta persecución cesó. A partir de aquí comenzó todo un periplo de ir conociendo a más gente que estaba metida en Nueva Era y que pensaba que podían ayudarme. Pensaba, entonces todavía, que había topado con un ser perverso pero no acababa de darme cuenta del mal que había en sí en todo este movimiento.
De brujo en brujo
»Así que todavía acudí a otras personas que hacían reiki, osteopatía, exorcismos con ayuda del reiki y y la angeología, y bla, bla, bla…Hasta un brujo, que no me presentaron como tal sino como “alguien que estaba muy en la luz”, me llegó a hacer un “trabajito” de liberación, y yo caí porque me lo vendieron como bueno, tan desesperada estaba yo, porque en todos esos meses mis síntomas siguieron siendo más horribles, si cabe.
Llegó a la Iglesia
»Y por fin quiso Dios que me diera cuenta de que acudiera a la Iglesia católica para ponerme en manos de un exorcista. Y aunque el principio fue un poco titubeante, poco a poco fui adentrándome en ella. Empecé a conocer gente que me ayudó mucho. Además del exorcista oficial de la diócesis, quien me hacía, y aún me hace, exorcismos regularmente, fui conociendo a varios sacerdotes que me ayudaron, y aún siguen haciéndolo, realizando oraciones de liberación, además de brindarme un soporte emocional importante para poder ir asimilando toda esta historia, y formación en la doctrina y en la Palabra de Dios, de las que era totalmente ignorante.
»Y también me ayudó mucho el soporte emocional que me dio una religiosa que conocí casi al principio. Sin ella todo habría sido mucho más duro.
»Al mismo tiempo, comencé una vida intensa de oración y sacramentos, de misa diaria y Adoración al Santísimo Sacramento, de peregrinaciones a santuarios marianos…Y la Virgen María y Jesús no me han dejado ni un instante y me han conducido y aún me conducen allá adonde pueda curarme. Desde entonces libro una batalla diaria contra el Maligno, pero también recibo muchas gracias y consuelos de Dios y las experiencias que he tenido con ellos y, sobre todo, con Jesús, han sido absolutamente maravillosas. Ahora sí siento que he encontrado el camino, ahora sé que he encontrado la verdad.
Aviso a incautos
»Doy inmensas gracias a Dios por mi fe y ahora quiero y debo advertir a todos de los peligros de todas estas técnicas que están incluidas en el movimiento Nueva Era, especialmente del reiki. En este mundo hay mucha gente con buena intención, los pobres incautos, como lo fui yo, pero también está lleno de brujos y personas que practican el satanismo, son discípulos del mal y que pueden hacer muchísimo daño y se corre un gran peligro.
»Por eso quiero poner en conocimiento de todos de qué manera uno acaba siendo atrapado por este espejismo, que no es otra cosa que una nueva máscara del mal, pudiendo acabar perdiendo su dinero, su salud, su fe e incluso, su vida, no sólo la terrena sino también la eterna.
Fuente: Religión en libertad
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