sábado, 9 de agosto de 2025

A Alberto le cuesta moverse, pero no se pierde este Jubileo ni muchos otros encuentros

 


A Alberto le cuesta moverse, pero no se pierde este Jubileo ni muchos otros encuentros

Alberto y Javi, hermanos, de la parroquia de la Asunción de Griñón, al Jubileo con muletas y lo que haga falta

Alberto (24 años) y su hermano Francisco Javier (20 años) Naranjo Real, son miembros activos de la parroquia de la Asunción en Griñón, población de 10.000 habitantes de la diócesis de Getafe (provinci

Es la primera vez que peregrinan juntos, pero en realidad Alberto, aunque tiene una importante discapacidad motriz, es un veterano en peregrinaciones juveniles y familiares.

“He estado en varias Jornadas Mundiales de la Familia (Valencia, Milán y Dublín), varias veces en Roma, en Fátima, en Lourdes, en la JMJ de Lisboa, Guadalupe, Javier... Incluso fui tras las huellas de Juan Pablo II a Polonia con mi colegio”, explica en la web de la diócesis de Getafe.

“También he recorrido el Camino de Santiago, Picos de Europa, Ars o Paray-Le- Monial, conduciendo yo junto con otros jóvenes en el grupo “Matata”, Jóvenes en el Costado de Jesús”, enumera.

Su hermano Francisco Javier ha ido también a otros encuentros de jóvenes católicos, aunque no a tantos. Este año van a Roma, al Jubileo, y van juntos: eso es su gran novedad.

"Ser catequistas en la parroquia nos ha ayudado a preparar nuestro corazón de cara al Jubileo", detallan. Alberto es catequista de jóvenes de confirmación y Francisco Javier ayuda a los niños del Oratorio de los Niños Pequeños.

Reforzando el grupo juvenil

El hermano menor sabe que tiene el reto de apoyar a su hermano mayor en sus dificultades. “Voy como hermano, no me hace falta un cargo para saber que es mi responsabilidad ayudarle y apoyarle”, afirma con humildad. “Considero que no estoy preparado. En ocasiones soy bastante egoísta y me cuesta ver las necesidades de los demás. A pesar de ello, confío en que, teniendo el propósito de ayudarle, el Señor me capacitará para estar pendiente en todo momento”.

Otra novedad es que en los últimos tiempos se ha reforzado el grupo juvenil de su parroquia. “Durante mucho tiempo no ha habido en la Parroquia de Griñón un grupo de jóvenes que nos aglutinara, y lo fuimos buscando en diferentes grupos de la diócesis”, explican. Ahora, gracias a una nueva etapa parroquial, se han volcado en la pastoral juvenil. Van al Jubileo a Roma con mucha ilusión. 


Alberto, con sus muletas, y su hermano Francisco Javier, de Griñón, entusiasmados por ir a Roma al Jubileo de los Jóvenesdiócesis de getafe

“La discapacidad de Alberto no se entendería sin la luz de la fe. Hemos aprendido que lo que Dios permite siempre es para nuestro bien, aunque no lo entendamos. Debemos abrazar nuestra Cruz y seguir a Jesús como Él nos pide (Mateo 16,24)”, explican. 


Abiertos a lo que Dios quiera, pero con objetivos

Como tantos otros peregrinos del Jubileo, se declaran "abiertos a lo que el Señor nos quiera regalar, hemos aprendido que la mejor manera de vivir la fe es dejarse llevar por la voluntad de Dios". Pero tienen algunos objetivos: "Nos gustaría seguir creciendo en nuestra relación con Dios y con la Virgen, y fortalecer el grupo parroquial que tanto nos ha costado conseguir y tanto bien nos ha hecho”.

Para prepararse, ellos y otros jóvenes de la parroquia han tenido varios encuentros previos con el párroco y reuniones con el obispo (llamadas OCEO).

Con sus muletas, Alberto puede llamar la atención. Pero ellos tienen una cita bíblica: "Que digan al veros, ¡mirad cómo se aman!, como decían de los primeros cristianos".

Estan seguros de que cruzar la Puerta Santa juntos será un momento especial que siempre recordarán.

Padres encantados

Sus padres, Juan Alberto y Emi, viven esta experiencia con una mezcla de emoción, fe y confianza. “Es una alegría y un descanso. Ver que están anclados en la fe y en la vida parroquial y diocesana nos encanta", admiten. Dan parte de mérito al ejemplo de Natalia, su hija mayor.

Sobre la separación para el viaje, dicen: "Nos viene a la mente el momento que debieron vivir María y José cuando Jesús se quedó en el templo y ellos no sabían dónde estaba. Pesa mucho más en nosotros saber que están en las cosas de ‘su Padre’ que cualquier temor". 

Fuente: Religión en Libertad

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