Historias que te recordarán que estás haciendo un buen trabajo
La paternidad también es camino de santidad y salvación: estos 10 hombres lo han demostrado
Es fundamental que los hijos vean que su padre se toma la fe en serio.
Si alguna vez ustedes, padres, se han sentido poco valorados o tienen la impresión de no saber qué es lo mejor para sus hijos, sepan que no están solos, explica Michael Rennier en Aleteia. Para empezar, hay estudios que demuestran que los padres tienen una enorme influencia en el cuidado y la formación de sus hijos. La función del padre es exigente, así que si alguna vez sienten como padres que su labor no se reconoce como es debido o que no terminan de identificar la mejor opción para sus hijos, no sois los únicos.
Muchos hombres han descubierto que la naturaleza abnegada de la paternidad es precisamente lo que les ayuda a convertirse en santos. Los hombres a continuación son unos buenos modelos e intercederán por vosotros.
San Felipe Howard
Felipe nació en Inglaterra en 1557 en una época turbulenta en la que ser creyente podía traer complicaciones. Sin embargo, la religión no le importaba demasiado y prefería centrarse en ascender en su carrera profesional. Se pasaba todo el tiempo en la corte real y casi nunca veía a su esposa e hijo en casa.
Un día, mientras estaba en la corte, escuchó al sacerdote Edmund Campion hablar de la fe. A partir de ahí, su vida empezó a cambiar poco a poco. Sobre todo, empezó a pasar más tiempo en casa y a rezar más. Con el tiempo, su fe le valió una condena a la pena de muerte: por aquel entonces, era ilegal ser católico en Inglaterra.
Su consejo de paternidad: pasen tiempo con sus hijos, ¡son más importantes que su carrera!
San Agustín
Antes de hacerse cristiano, Agustín tuvo un hijo llamado Adeodato con su amante. Permaneció 13 años junto a ella pero nunca se casaron. A pesar de esta situación de padre soltero, poco habitual por entonces, padre e hijo siempre estuvieron unidos y de hecho ambos se bautizaron juntos.
Su consejo de paternidad: sea cual sea su situación marital, un hombre puede ser un buen padre.
San Martín de Tours
De joven, Martín siguió los pasos de su padre y se hizo soldado del ejército romano. Como soldado, debió aprender rápidamente que virtudes como la valentía, llevadas al extremo, pueden convertirse en vicios. Los hombres en particular pueden encontrar dificultades con la agresividad y con las ideas erróneas sobre la masculinidad y sobre las ofensas a su honor. Martin es el ejemplo de que para ser masculino o varonil no hace falta comportarse como un macho dominante.
Dedicó su tiempo a defender a los débiles y vulnerables, no le avergonzaba bajarse del caballo para entregar su capa a un hombre temblando de frío. Un padre puede ser un líder fuerte, pero solo empiezan a deslumbrar de verdad cuando muestran compasión.
Su consejo de paternidad: la fuerza de un padre puede expresarse en su ternura.
San Luis, rey de Francia
El rey Luis IX de Francia es famoso por haber sido un gobernante justo y bueno. Sin embargo, figura en esta lista por haber dado el mejor consejo que un padre podía dar a su hijo: “Debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, (…) de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal”. Luis sabía que nada en el mundo justificaba traicionar los principios de uno.
Su consejo de paternidad: él enseñó a su hijo a no perseguir el éxito terrenal a cualquier precio, sino crecer y fortalecerse en virtud.
San Juan Pablo II
El papa Juan Pablo II fue un padre espiritual para millones de personas (la palabra papa tiene la misma raíz que padre). Ofreció sabios consejos sobre matrimonio, sexualidad y niños. Demostró amor por todos y disfrutaba dedicando tiempo a cada uno, un elemento importante de la paternidad. El tiempo que un padre pasa con sus hijos en un regalo precioso que solo un padre puede dar. A pesar de sus enormes responsabilidades, Juan Pablo II nunca dejó que el trabajo le arrebatara el tiempo con sus “hijos”. De hecho, en su juventud, a menudo se llevaba a grupos de jóvenes a la montaña para esquiar o hacer senderismo.
Su consejo de paternidad: sea lo que sea lo que hagan, el tiempo pasado con los hijos es tiempo de calidad.
San José
Aunque aparece en la historia de la Natividad, se sabe poco de José, esposo de María. Se sabe solamente que era un hombre mayor, feliz de tener un hijo de la forma que fuera y que era carpintero de oficio.
Se casa con una mujer encinta de un niño que no es el suyo y renuncia a tener hijos propios para centrarse plenamente en la crianza de este pequeño llamado Jesús. Los padres adoptivos son auténticos padres y su papel en la educación de los niños merece un inmenso respeto.
Su consejo de paternidad: permanezcan junto a la familia sea cual sea la dificultad que surja.
San Simón de Cirene
Mientras atendía sus propios asuntos en la Jerusalén del siglo I, Simón probablemente no sabía dónde se metía cuando se detuvo en la calle a comprobar qué era aquel tumulto. Al poco apareció Jesús cargando con su cruz camino de la muerte. Cuando mostró problemas para sostenerla, Simón fue elegido al azar de entre el gentío para ayudar a Cristo con la cruz el resto del camino. Esta experiencia cambió la vida de Simón y desde entonces fue discípulo de Cristo. Más tarde contó a su hijo Rufus lo sucedido y le educó también en el cristianismo. Rufus, como su padre, también es considerado ahora un santo.
Su consejo de paternidad: sean abiertos con los hijos respecto a lo que la fe significa para ustedes.
Santo Tomás Moro
Tomás Moro era padre de cuatro hijos. Durante el siglo XVI, fue lord canciller del rey Enrique VIII. Cuando Enrique decidió divorciarse y establecerse con su amante Ana Bolena, Tomás fue el único de todo el gobierno en negarse a dar su visto bueno. Como padre y esposo, defendió la belleza del matrimonio y de la familia hasta su último aliento y fue por esto que fue ejecutado.
Su consejo de paternidad: a menudo un padre debe adoptar posturas ejemplares para defender a su familia.
Beato Franz Jägerstätter
Franz nació en Austria en 1907 y nunca conoció a su padre biológico. Quizás por ello de joven tenía reputación de rebelde y terminó por tener una hija fuera del matrimonio. Luego sentó cabeza, se casó y tuvo tres hijas más. En 1938, los nazis anexionaron su ciudad de Austria. Como formalidad, la ciudad votó para aceptar su nueva identidad alemana, pero Franz fue la única persona que votó en contra de los nazis. Poco después fue reclutado en el ejército alemán, pero se negó a combatir y se mantuvo firme en su objeción de conciencia. Por este “crimen” le ejecutaron. Permaneció fiel a sus principios hasta el final, ¿qué mejor ejemplo para sus hijas?
Su consejo de paternidad: nuestros hijos nos observan para ver si actuamos de verdad conforme a lo que decimos.
San Esteban de Hungría
Esteban tuvo varios hijos, pero por desgracia solo uno sobrevivió hasta la edad adulta. Este hijo, Emerico, fue educado en los mismos valores espirituales que su padre y se convirtió también en santo. Mientras fue rey de Hungría, Esteban hizo construir muchas iglesias y monasterios y ayudó a convertir a su pueblo al cristianismo. En su lecho de muerte, rezó a la Santísima Virgen María: “A ti, oh Reina de los Cielos, y a tu protección, te encomiendo la santa Iglesia, a los obispos y al clero, así como todo el reino, sus soberanos y sus habitantes”.
Su consejo de paternidad: si los padres se toman la fe en serio, los hijos harán lo mismo.
Fuente: Religión en Libertad.
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