viernes, 27 de diciembre de 2013

Que siempre sea...Navidad

Que siempre sea...Navidad

Navidad tiene que ser en nuestro corazón todos los días del año.¡Qué raquítica y pobre será, si nuestra Navidad es tan solo por este día! 
Autor: María Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net


Oía yo con gusto y un poco de emoción, hace unos días, la letra de un villancico:

Tanto invento, tanto invento, ya no saben que inventar. 
Jesús, diles Tu que inventen, una máquina de amar...

Así decía la canción: una máquina de amar... y me quedé pensando, "tal vez esa máquina, Jesús, ya la inventaste Tú hace muchos años, desde siempre, porque esa máquina es el corazón del hombre."

Lo que pasa es que esa "máquina" no está produciendo amor, sino egoísmo, orgullo, vanidad, ambición, rencor ,indiferencia y tantas y tantas cosas totalmente diferentes al amor. 
Tenemos que volver a recuperar el verdadero sentido para el cual fue creado el corazón del hombre.
Y Tu, Jesús, vuelves a pasar por la Tierra y la voz de los ángeles se pierde en la noche de los tiempos diciendo:
¡Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra , paz a los hombres de buena voluntad!
Jesús , hoy en los más apartados rincones de la Tierra, en todos los lugares de este bello planeta azul, hay hombres y mujeres y niños que piensan en ti y te adoran con el brillo de una lágrima en los ojos pidiendo esa PAZ que los ángeles anunciaron en día como este, hace ya muchos años. 

Pero algo falla...algo nos está fallando y tal vez sea porque esta Paz solo la pedimos hoy.
Porque solo hoy celebramos la Navidad. 
Solo hoy. 
Solo hoy nos abrazamos. 
Solo hoy tratamos de olvidar un poco los rencores. 
Solo hoy nos toleramos. 
Solo hoy nos sonreímos. 
Solo hoy hablamos de amor y de paz. 
Solo hoy es Navidad...
Mañana...

Navidad tiene que ser en nuestro corazón todos los días del año. 

¡Qué raquítica y pobre será, si nuestra Navidad es tan solo por este día! 

¡Qué pequeño nuestro agradecimiento a esa total donación de un Dios que llega a nosotros haciéndose Niño, haciéndose hombre!. 

¡ Qué pena, Señor, tener una máquina en vez de un corazón!. 

Qué pena que mañana... volvamos a lo mismo, al desacuerdo, a la intolerancia, a no poder perdonar, a no tener la humildad para pedir perdón, en una palabra, a no amar. 

Todos los días tiene que haber la alegría de la Navidad en nuestro corazón. 

Cuando Tu, Jesús, entras en él por medio del Milagro de la Eucaristía, estás naciendo en nuestra vida... ¡es Navidad!.

¡Una Navidad perpetua y constante! y así, ya está en marcha esa Máquina de Amar ....

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