sábado, 8 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 8 noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 16,9-15):

 En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero».

Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Él. Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios».



«El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho»


Rev. D. Joaquim FORTUNY i Vizcarro

(Cunit, Tarragona, España)

Hoy, Jesús habla de nuevo con autoridad: usa el «Yo os digo», que tiene una fuerza peculiar, de doctrina nueva. «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (cf. 1Tim 2,4). Dios nos quiere santos y nos señala hoy unos puntos necesarios para alcanzar la santidad y estar en posesión de lo “verdadero”: la fidelidad en lo pequeño, la autenticidad y el no perder de vista que Dios conoce nuestros corazones.

La fidelidad en lo pequeño está a nuestro alcance. Nuestras jornadas suelen estar configuradas por lo que llamamos “la normalidad”: el mismo trabajo, las mismas personas, unas prácticas de piedad, la misma familia... En estas realidades ordinarias es donde debemos realizarnos como personas y crecer en santidad. «El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho» (Lc 16,10). Es preciso realizar bien todas las cosas, con una intención recta, con el deseo de agradar a Dios, nuestro Padre; hacer las cosas por amor tiene un gran valor y nos prepara para recibir “lo verdadero”. ¡Qué bellamente lo expresaba san Josemaría!: «¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente? —Un ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno a uno. —Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. —Y trozos de hierro. —Y obreros que trabajan, día a día, las mismas horas... ¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente?... —¡A fuerza de cosas pequeñas!».

Examinar bien nuestra conciencia cada noche nos ayudará a vivir con rectitud de intención y a no perder nunca de vista que Dios lo ve todo, hasta los pensamientos más ocultos, como aprendimos en el catecismo, y que lo importante es agradar en todo a Dios, nuestro Padre, a quien debemos servir por amor, teniendo en cuenta que «ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro» (Lc 16,13). Nunca lo olvidemos: «Sólo Dios es Dios» (Benedicto XVI).

viernes, 7 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 7 noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 16,1-8):

 En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.

»Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.

»El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».



«Los hijos de este mundo son más astutos (...) que los hijos de la luz»


Mons. Salvador CRISTAU i Coll Obispo de Terrassa

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos presenta una cuestión sorprendente a primera vista. En efecto, dice el texto de san Lucas: «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente» (Lc 16,8).

Evidentemente, no se nos propone aquí que seamos injustos en nuestras relaciones, y menos aún con el Señor. No se trata, por tanto, de una alabanza a la estafa que comete el administrador. Lo que Jesús manifiesta con su ejemplo es una queja por la habilidad en solucionar los asuntos de este mundo y la falta de verdadero ingenio por parte de los hijos de la luz en la construcción del Reino de Dios: «Los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz» (Lc 16,8).

Todo ello nos muestra —¡una vez más!— que el corazón del hombre continúa teniendo los mismos límites y pobrezas de siempre. En la actualidad hablamos de tráfico de influencias, de corrupción, de enriquecimientos indebidos, de falsificación de documentos... Más o menos como en la época de Jesús.

Pero la cuestión que todo esto nos plantea es doble: ¿Acaso pensamos que podemos engañar a Dios con nuestras apariencias, con nuestra mediocridad como cristianos? Y, al hablar de astucia, tendríamos también que hablar de interés. ¿Estamos interesados realmente en el Reino de Dios y su justicia? ¿Es frecuente la mediocridad en nuestra respuesta como hijos de la luz? Jesús dijo también que allí donde esté nuestro tesoro estará nuestro corazón (cf. Mt 6,21). ¿Cuál es nuestro tesoro en la vida? Debemos examinar nuestros anhelos para conocer dónde está nuestro tesoro... Nos dice san Agustín: «Tu anhelo continuo es tu voz continua. Si dejas de amar callará tu voz, callará tu deseo».

Quizás hoy, ante el Señor, tendremos que plantearnos cuál ha de ser nuestra astucia como hijos de la luz, es decir nuestra sinceridad en las relaciones con Dios y con nuestros hermanos. «En verdad, la vida es siempre una opción: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre bien y mal (…). En definitiva —dice Jesús— hay que decidirse» (Benedicto XVI).

Nuevos estudios confirman que dos tercios de los abortos son no deseados y dejan secuelas psíquicas


 Nuevos estudios confirman que dos tercios de los abortos son no deseados y dejan secuelas psíquicas

Solo las madres que abortan convencidas muestran satisfacción con su decisión. Pero son solo una cuarta parte. El resto confiesan que habrían preferido otra opción. h.

Argumentos en contra del aborto

Un estudio publicado el 11 de mayo en la revista médica Cureus sostiene que solo un 33% de las madres que abortan lo consideran algo "deseado", por un 67% que lo asumen como algo "incoherente con sus valores y preferencias" (43%) o directamente se entienden víctimas de una coacción (24%).

Solo ese primer tercio expresa "satisfacción" con el hecho de haber abortado, mientras que el resto (dos tercios) experimentaron consecuencias emocionales negativas con eventuales problemas de salud mental. De hecho, el 60% de las mujeres que abortaron manifestaron que "habrían preferido dar a luz si hubiesen recibido mayor apoyo de los demás o una mayor seguridad económica".

Resultados más precisos

Este estudio de David C. Rardon (del Instituto Elliot de St Peters, Missouri), Katherine A. Rafferty (de la Universidad de Iowa en Aimes) y Tessa Longbons (del Instituto Charlotte Lozier de Arlington, Virginia), expertos en salud pública y psicología del embarazo y de su pérdida, tiene un precedente en el de dos de ellos, Rardon y Longbons, que, sobre la misma cohorte, había identificado en enero, en la misma publicación, los patrones de conducta consecuencia de esos abortos no deseados.

A saber: "Más emociones negativas; más alteraciones en la vida diaria, en el trabajo o en las relaciones; más pensamientos, sueños o evocaciones del aborto; sentimientos más frecuentes de pérdida, dolor o tristeza por el aborto; mayor conflicto moral y maternal sobre la decisión de abortar; un deterioro generalizado de la salud mental que ellas atribuían al aborto; un mayor deseo o necesidad de ayuda para soportar los sentimientos negativos sobre el aborto".

Estos estudios afirman contrarrestar el denominado Estudio Turnaway de 2018, que habría demostrado un índice de satisfacción del 99% entre las madres que habían abortado. Un resultado cuestionado por la baja participación en la encuesta (31%) y la poca matización en la expresión de la satisfacción por la decisión tomada.



Según el tipo de decisión tomada (deseada, incoherente, no deseada, coaccionada), se ve en el diagrama creado por los autores que el aborto solo obtiene una consideración satisfactoria en el 24% de madres que abortan con la convicción de que es la decisión correcta.

De ahí que ambos estudios, realizados sobre 1000 mujeres entre 41 y 45 años, de las cuales aproximadamente una cuarta parte tenían historial de aborto provocado (una proporción similar a la media nacional), introdujesen once escalas para determinar con precisión la presión sufrida para abortar y sus consecuencias. Obtuvieron un 91% de participación, tres veces superior a la del Estudio Turnaway.

Una epidemia oculta

Estos estudios confirman que, si bien "frecuentemente la reacciones positivas y negativas coexisten", "la epidemia oculta de abortos no deseados es real y mucho mayor de lo que la gente imagina", afirma Reardon. Y añadió que "debemos descartar la peligrosa suposición de que la 'libertad de decisión [choice]' refleja la realidad de lo que experimenta la mayoría de mujeres con el aborto": la realidad es que "solo una minoría de los abortos son decididos libremente y sin presiones externas".

Según Longbons, la creciente difusión de la píldora abortiva ha limitado, paradójicamente, la libertad de elección de la madre porque "es más fácil que nunca forzar a mujeres y niñas que no quieren hacerlo", y además se añade "la angustia de ver claramente el cuerpo humano de sus hijos" al expulsarlo.

"El aborto no empodera a las mujeres", sostiene Tessa Longbons en un artículo que recoge el Instituto Charlotte Lozier: "Es todo lo contrario, la industria del aborto capacita y colabora con quienes quieren controlar a las mujeres. Esta coacción tiene duraderas repercusiones sobre la salud mental, y ahora que la FDA [Food and Drug Administration: las autoridades alimentarias y sanitarias de Estados Unidos] permiten que se dispense la píldora abortiva sin que la mujer haya ni siquiera visto a un médico, el problema de coacción de la industria del aborto no puede más que empeorar".

"Las mujeres merecen estar plenamente informadas", concluye, "y merecen algo mejor que el aborto".

Fuente: Religión en Libertad

Nayeli Rodríguez, de 40 Días por la Vida: el aborto polariza, pero así la voz provida impacta más

 


Nayeli Rodríguez, de 40 Días por la Vida: el aborto polariza, pero así la voz provida impacta más

Nayeli Rodríguez es la coordinadora nacional en España de 40 Días por la Vida.

El domingo 2 de noviembre concluyó la campaña de otoño de 40 Días por la Vida. Le pedimos un balance a su coordinadora en España, Nayeli Rodríguez Jiménez.

Nacida en Ciudad de México hace 31 años, Nayeli lleva veinte viviendo en Madrid. Tiene estudios universitarios de Literatura y Edición, además de másters en Márketing, Bioética y Antropología Personalista, y se ha certificado en gestión de proyectos PMP. 

Dedica todo el tiempo que le deja su trabajo a la labor provida, en la que comenzó como rescatadora cuando tenía 24 años.

Luego conoció 40 Días por la Vida y se ha volcado con ello hasta convertirse en coordinadora nacional de una iniciativa cuyo acta de nacimiento fijan en la campaña de 2016 en El Puerto de Santa María (Cádiz). 

-¿Cómo se ha desarrollado esta campaña?

-En comparación con campañas anteriores, hemos tenido menos participantes, pero los que participaban han sido especialmente fieles y comprometidos. Damos gracias por cada uno de ellos.

-¿Ha servido para concienciar sobre el valor de la vida y la realidad del aborto?

-En esta campaña el aborto ha sido un tema muy mediatizado durante la mitad de la campaña y en Madrid eso se ha notado mucho. No es la primera vez que sucede y, aunque suele ser molesto para nuestros orantes, se presenta muchas veces como una oportunidad para que la voz provida llegue a más canales de los que podríamos alcanzar por nuestros propios medios. Así que creo que esta campaña ha tenido un mayor impacto gracias a esta circunstancia. 

»Independientemente de cómo se transmita el mensaje, confiamos en que el Señor utiliza todo para obrar. Hace siete años solo a los provida nos interesaba el tema del aborto; ahora es un tema que vuelve a estar sobre la mesa y que preocupa a muchos. Estoy segura de que el impacto de las campañas ha sido fundamental para conseguirlo.

»Y a nivel micro, nos consta que seis vidas han sido salvadas en España, aunque confiamos en que muchos más testimonios invisibles han tenido lugar. El impacto de nuestra campaña para estas mujeres ha sido inmenso, y ahora seguimos acompañándolas.

-¿Cuál es el papel de la oración y el ayuno?

-La oración y el ayuno son pilares fundamentales de 40 Días por la Vida, porque sabemos que solo Dios puede acabar con un mal tan grande, tan extendido y tan normalizado como es el aborto para la sociedad española de hoy. "Hay demonios que solo salen con oración y ayuno"; lo dijo Jesús, no nosotros (cf. Mc 9, 29). Es nuestro ayuno además un sacrificio en reparación por tantas muertes de inocentes. 

»En esta campaña hemos apostado especialmente por el ayuno en nuestra comunicación, ya que la gente que participa en las vigilias de oración suele olvidarse del ayuno porque les resulta extraño, no saben cómo hacerlo o les parece que no es para ellos. Así que hemos lanzado una campaña de comunicación insistente de miércoles y viernes de ayuno. Hemos intentado formar, primero a nuestros líderes y voluntarios, y luego también al resto de orantes con respecto a la importancia del ayuno, su impacto, tentaciones más comunes y cómo afrontarlas. 

»Como parte de esta iniciativa, organizamos un evento virtual interactivo con un sacerdote; la verdad es que gente de toda Hispanoamérica se unió y fue curioso ver que muchas tentaciones y retos los compartimos. Mucha gente que nunca había ayunado, aunque estaba involucrada activamente en el movimiento, lo hizo por primera vez en su vida y fue precioso. Uno de ellos comentaba con alegría que el primer día que lo hizo, se salvó una vida en su campaña y lo veía como un signo.

-¿Cómo se han organizado las vigilias?

-Las vigilias en España se han realizado con normalidad. Hemos tenido un total de 23 campañas en todo el territorio español, algunas lo han tenido más difícil que otras a nivel de voluntarios para cubrir los turnos. Algunos se han enfrentado con retos espirituales muy patentes, pero en general todo ha ido normal. 

-¿Qué papel juega el testimonio de mujeres que han experimentado el aborto en la sensibilización de la comunidad?

-El testimonio de mujeres que han sufrido un aborto en el pasado ha sido fundamental en estos meses para concienciar a la comunidad. El que ha sido más conocido de todos en estas semanas diría que es el de Leire Navaridas, un testimonio que rompe con todos los estereotipos y que, gracias a ello, se ha hecho eco en grandes audiencias tradicionalmente proabortistas. 

»Frente a una narrativa que nos intenta polarizar constantemente, el testimonio de Leire, tan real y auténtico, viene a mostrar un rostro con el que muchas mujeres se pueden sentir identificadas. Su papel ha sido fundamental porque, desde su sinceridad y valentía, coge el "debate" del aborto en su abstracción y lo baja a la tierra, lo encarna.

-¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el movimiento en España?

-Los principales desafíos son la falta de compromiso, el temor o la comodidad que podemos llegar a tener en una sociedad tan garantista como la nuestra. Nos puede costar estar dispuestos al sacrificio, a la lucha por un cambio porque tenemos demasiados distractores y, si cerramos los ojos, es fácil que nos olvidemos de la injusticia y sigamos con nuestra vida asumiendo que es un problema menor, inevitable, o que ya otro resolverá el problema.

»Hay muchas causas por las que vale la pena luchar, ¿pero hasta qué punto estamos dispuestos a ayudar al prójimo y a amar a Cristo jugándonos nuestra "reputación" o nuestra comodidad? Es muy fácil ayudar cuando hay un gratificante inmediato, cuando es una causa popular o cuando me aporta un plus de beneficio. El Jesús crucificado, humillado, solo y aparentemente derrotado es palpable en la causa provida. Es duro amar a un Cristo así; estar dispuesto a hacerlo es el mayor obstáculo del movimiento.

-¿Qué oportunidades veis para avanzar en la defensa de la vida en el país?

-Oportunidades, muchas. Mientras haya un abortorio en España sin campaña, hay mucho trabajo y muchas oportunidades que explotar. Queremos llegar a toda España, a todas las parroquias y a todos los colegios. En varias ciudades ya damos formaciones en centros educativos o en comunidades.

»Queremos aumentar los formadores y llegar a todos los rincones, empezando por la propia Iglesia, porque nos falta mucha formación a los católicos. Queremos hacer eco de los testimonios que conocemos en campaña para que Dios mueva los corazones.

»Estamos a punto de abrir un centro provida frente al abortorio de Valladolid. Ya tenemos orantes que acuden a rezar todo el año, pero queremos además tener un punto de luz de ayuda permanente, concreta y real para todas esas madres que acuden a abortar.

»En resumen, queremos seguir trabajando y rezando para que el aborto sea un día impensable en España.

-¿Cómo se coordina 40 Días por la Vida con otras organizaciones provida?

-40 Días por la Vida es un movimiento transversal con vocación de comunión. Colaboramos con numerosas asociaciones provida en España, que gracias a Dios tenemos muchas. Aunque nunca dejamos de acompañar a la madre a nivel personal y humano, en función de la necesidad concreta que tenga, la derivamos con la asociación más especializada para responder a esta necesidad.

»En general, las asociaciones provida saben que somos abiertos, que colaboramos y que buscamos siempre trabajar de forma conjunta por el bien de estas madres. A su vez, hay muchos profesionales y voluntarios de estas asociaciones que durante campaña acuden a rezar a nuestras vigilias. Dios nos une a todos.

»A aquellas madres que no cumplen los requisitos que piden las asociaciones con las que colaboramos, las ayudamos directamente nosotros con lo que necesiten. Creamos la Asociación Chiara Corbella con este fin, una asociación confesional católica que se sostiene de donativos privados; no recibimos subvenciones ni ninguna ayuda económica de otras instituciones.

-¿Qué apoyo recibís de la Iglesia u otras instituciones?

-Colaboramos con la Iglesia católica para la celebración de Eucaristías, adoraciones, dirección espiritual, etc., pero el nivel de colaboración depende siempre de la relación que el líder de campaña tenga con su diócesis. Lo mismo ocurre con el apoyo de los obispos, depende de cada ciudad. Con el Papa Francisco recibimos una bendición al movimiento a través de su secretario.

-¿Qué objetivos tiene 40 Días por la Vida para el futuro en España?

-Como he dicho, antes a pocos les importaba el tema del aborto y ahora está por todos lados. Esto, aunque genera polarización, creo que es bueno, porque no hay peor cosa que la indiferencia. Y ahora ya no estamos viendo indiferencia. El Señor hace esa labor de tocar los corazones, tanto de quienes nos ven rezar como de los que acudimos a rezar. Absolutamente nadie queda indiferente en una campaña de 40 Días por la Vida. 

»Nuestros objetivos son seguir creciendo, crear fidelidad y comunidad de nuestros voluntarios, e intentar que el resto de católicos que no participan o que han dejado de hacerlo incorporen la causa provida como una causa fundamental a la que unirse por lo menos durante esas dos campañas al año que celebramos, que entiendan que es una causa por la que debemos luchar de forma transversal y permanente porque supone desde luego el mayor drama y genocidio de nuestro tiempo.

»Queremos trabajar más fuerte en campañas de comunicación, enviar un mensaje de vida y de esperanza, visibilizar testimonios de postaborto o de mujeres que han elegido la vida, etc. Lanzar los proyectos con los que estamos trabajando ahora: Mujer y Vida, el centro provida que abrirá en Valladolid, y los talleres de formación de Qué decir cuándo, basados en el manual provida de nuestro fundador Shawn Carney.

Müller y Munilla impulsan la réplica al «Gran Reinicio»: 5 consignas para el debate sobre el aborto en «Qué decir cuándo» de Shawn Carney

-¿Cómo se puede lograr un cambio significativo en la cultura y la legislación sobre el aborto?

-Para cambiar la cultura necesitamos de Dios, principalmente, porque en esta sociedad tan emotivista no interesan tanto los argumentos sino lo que mueve el corazón, y eso solo lo puede hacer Dios. Y también creemos que en nuestra mano está combatir esta cultura de muerte por la cultura de la vida, con las campañas y formaciones, estando presente en las parroquias y en el día a día de la gente.

Fuente: Religión en libertad

»Confiamos plenamente en que es posible cambiar España y hacerla provida. Y cuando la cultura cambie, cambiará la legislación.


jueves, 6 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 6 noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 15,1-10):

 En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».

Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».



«Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta»


Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous

(Barcelona, España)

Hoy, el evangelista de la misericordia de Dios nos expone dos parábolas de Jesús que iluminan la conducta divina hacia los pecadores que regresan al buen camino. Con la imagen tan humana de la alegría, nos revela la bondad de Dios que se complace en el retorno de quien se había alejado del pecado. Es como un volver a la casa del Padre (como dirá más explícitamente en Lc 15,11-32). El Señor no vino a condenar el mundo, sino a salvarlo (cf. Jn 3,17), y lo hizo acogiendo a los pecadores que con plena confianza «se acercaban a Jesús para oírle» (Lc 15,1), ya que Él les curaba el alma como un médico cura el cuerpo de los enfermos (cf. Mt 9,12). Los fariseos se tenían por buenos y no sentían necesidad del médico, y es por ellos —dice el evangelista— que Jesús propuso las parábolas que hoy leemos.

Si nosotros nos sentimos espiritualmente enfermos, Jesús nos atenderá y se alegrará de que acudamos a Él. Si, en cambio, como los orgullosos fariseos pensásemos que no nos es necesario pedir perdón, el Médico divino no podría obrar en nosotros. Sentirnos pecadores lo hemos de hacer cada vez que recitamos el Padrenuestro, ya que en él decimos «perdona nuestras ofensas...». ¡Y cuánto hemos de agradecerle que lo haga! ¡Cuánto agradecimiento también hemos de sentir por el sacramento de la reconciliación que ha puesto a nuestro alcance tan compasivamente! Que la soberbia no nos lo haga menospreciar. San Agustín nos dice que Jesucristo, Dios Hombre, nos dio ejemplo de humildad para curarnos del “tumor” de la soberbia, «ya que gran miseria es el hombre soberbio, pero más grande misericordia es Dios humilde».

Digamos todavía que la lección que Jesús da a los fariseos es ejemplar también para nosotros; no podemos alejar de nosotros a los pecadores. El Señor quiere que nos amemos como Él nos ha amado (cf. Jn 13,34) y hemos de sentir gran gozo cuando podamos llevar una oveja errante al redil o recobrar una moneda perdida.


Sor María Dolores, la médico monja de Oviedo convertida en autoridad de la «curación» de documentos


 Sor María Dolores, la médico monja de Oviedo convertida en autoridad de la «curación» de documentos

Dolores se afana en abrir el camino 

María Dolores Díaz de Miranda Macías empezó Medicina con dieciséis años y se hizo doctora, aunque no ejerce como tal. Aunque, es cierto, trabaja en un hospital, en el antiguo Hospital Tavera de Toledo, que fue centro sanitario en el siglo XVI y hoy es la sede del taller-laboratorio de Restauración de Documento Gráfico de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que ella puso en marcha y que dirige desde hace seis años. 

Sor María Dolores repara y devuelve a la vida libros y documentos que tienen historia y memoria. No son personas, de acuerdo, "pero tampoco están muertos". Son "materia orgánica dinámica que está en permanente interacción con el medio ambiente…". Enfermos que necesitan tratamiento. La Nueva España cuenta su historia.

Arqueóloga de libros

La monja benedictina, nacida en Oviedo y criada en Grado, habla con la convicción de quien se ha convertido en toda una autoridad en la investigación, restauración y conservación de documentos, en una referencia de un oficio que en cierto sentido la escogió a ella un día de septiembre de 1981, cuando ingresó en el Monasterio de San Pelayo y entró, como hacían entonces todas las novicias, por el taller de encuadernación.

Empezó quitando grapas a los fascículos y, poco a poco, desmontando libros empezó a entender. Comprendió, salvando todas las distancias, que en su nueva vida trabajaba también "con una materia que no está muerta, que es dinámica y está enferma, que necesita un diagnóstico y un tratamiento que además no es fijo, que tienes que ir viendo cómo evoluciona y cambiarlo cuando no funciona…". 


Dirige un taller-laboratorio desde hace seis años.lne-d.d

"Pacientes que había visto el día anterior habían muerto y me empecé a plantear que lo que quería era llegar a la persona entera. Vi que desde la Medicina yo podía solucionar un problema digestivo, por ejemplo, pero ¿cómo llegar a todo eso que somos como persona…?". Con la respuesta en el aire, tradujo como una llamada a la vida orante una "impresión de presencia de lo sagrado en la naturaleza que había percibido desde muy niña” y llamó a la puerta de San Pelayo.

En el monasterio, con dedicación y paciencia, se fue haciendo a sí misma algo así como arqueóloga de los libros. Aprendió a describir cosidos y tipos de papel, a aplicar a los documentos un minucioso trabajo científico que la llevó al escalón de la investigación. Después de dirigir el taller de San Pelayo entre 1989 y 1998, Díaz de Miranda estuvo de 2003 a 2018 al frente del mismo servicio en el monasterio de Sant Pere de les Puel·les (Barcelona).

Durante su trabajo allí se doctoró en Conservación y Restauración, hizo contactos en congresos internacionales, empezó a colaborar como docente en varias universidades y se incorporó al grupo fundador y directivo de la Asociación Hispánica de Historiadores del Papel. 

Se convirtió en una referencia absoluta en su área de conocimiento. Se mudó a Toledo, donde trabaja con delicadeza contra enemigos como las termitas o las infecciones de hongos, sanando libros entre cuadros de El Greco y a unos metros del imponente sepulcro de mármol del cardenal Tavera, el religioso que fue "mano derecha" de los Reyes Católicos y mandó construir este hospital.


Entre otras ocupaciones, Dolores Díaz de Miranda se afana últimamente en abrir el camino "prácticamente virgen en nuestro país" de la restauración de papiros. Está trabajando con una de las tres únicas colecciones de papiros que hay en España, documentos con jeroglíficos egipcios de la época faraónica, y colabora en un proyecto internacional para la identificación de pergaminos, "de la especie animal a la que pertenece cada uno a través de una toma de muestras y análisis de la secuencia de proteínas y ADN".

Del profundo archivo de la fundación que gestiona el legado de la Casa de Medinaceli le acaban de subir un legajo con documentos y cartas de Felipe II y Carlos I. Sintió el peso de la responsabilidad cuando tuvo que restaurar los fueros de Oviedo y Avilés y con el original llegó a levantarse de madrugada a vigilar el baño en el que lo dejaba sumergido para hidratarse. 

"Aquí pasa algo y me muero, pensaba". Han pasado por sus manos decenas y decenas de piezas de enorme relevancia y valor histórico, pero si se le pregunta por lo más importante duda. Junto a lo documentalmente muy valioso escogerá todo aquello que a lo mejor no lo parece, pero que llega con una fuerte "carga afectiva".

"Estando en Barcelona, por ejemplo, me trajeron del Museo de Historia de Cataluña un listado con todos los presos que se llevaron al campo de concentración de Mauthausen. Ahí yo tengo que confesar que siento una vibración especial. Aparecía un nombre y al lado algo muy simple, una persona de referencia que podía ser su madre, su hermano o su tía, y quedaba el gran silencio de lo que habría sido la vida de esa persona… Hay quien te trae una Biblia que tal vez no tiene un gran valor, pero que era de su bisabuelo y te dice que con ella han rezado sus abuelos y sus padres y a mí esa dimensión humana me da un plus que a lo mejor otros restauradores no tienen".

El concepto moderno de restauración de libros nació en la Biblioteca Vaticana: sigue en vanguardia

Ella reza mientras restaura y además de restaurar estudia. Coautora de El papel en los archivos (2009) y firmante de un centenar de artículos sobre la restauración del documento gráfico y el estudio del papel, ha intervenido en investigaciones que aportan una visión novedosa del oficio en la que la filigrana –la marca que se deja en los documentos al fabricarlos– ya no es el único elemento identificador del papel, que pasa a ser analizado a través de todas sus características físicas para esbozar una tipología según las épocas. 

Con esa información se ha generado una base de datos que en la actualidad tiene unos 2.500 registros y recopila cerca de 200.000 datos sobre los papeles analizados.

Fuente: Religion en Libertad

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 5 noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 14,25-33):

 En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.

»Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»



«Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío»


Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos a Jesús en camino hacia Jerusalén. Allí entregará su vida para la salvación del mundo. «En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús» (Lc 14,25): los discípulos, al andar con Jesús que les precede, deben aprender a ser hombres nuevos. Ésta es la finalidad de las instrucciones que el Señor expone y propone a quienes le siguen en su ascensión a la “Ciudad de la paz”.

Discípulo significa “seguidor”. Seguir las huellas del Maestro, ser como Él, pensar como Él, vivir como Él... El discípulo convive con el Maestro y le acompaña. El Señor enseña con hechos y palabras. Han visto claramente la actitud de Cristo entre el Absoluto y lo relativo. Han oído de su boca muchas veces que Dios es el primer valor de la existencia. Han admirado la relación entre Jesús y el Padre celestial. Han visto la dignidad y la confianza con la que oraba al Padre. Han admirado su pobreza radical.

Hoy el Señor nos habla en términos claros. El auténtico discípulo ha de amar con todo su corazón y toda su alma a nuestro Señor Jesucristo, por encima de todo vínculo, incluso del más íntimo: «Si alguno viene conmigo y no pospone (…) incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26-27). Él ocupa el primer lugar en la vida del seguidor. Dice san Agustín: «Respondamos al padre y a la madre: ‘Yo os amo en Cristo, no en lugar de Cristo’». El seguimiento precede incluso al amor por la propia vida. Seguir a Jesús, al fin y al cabo, comporta abrazar la cruz. Sin cruz no hay discípulo.

La llamada evangélica exhorta a la prudencia, es decir, a la virtud que dirige la actuación adecuada. Quien quiere construir una torre debe calcular si podrá afrontar el presupuesto. El rey que ha de combatir decide si va a la guerra o pide la paz después de considerar el número de soldados de que dispone. Quien quiere ser discípulo del Señor ha de renunciar a todos sus bienes. ¡La renuncia será la mejor apuesta!

martes, 4 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 4 noviembre 2025



Texto del Evangelio (Lc 14,15-24):

 En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de los que comían a la mesa: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!». Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ‘He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses’. Y otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses’. Otro dijo: ‘Me he casado, y por eso no puedo ir’.

»Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ‘Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos’. Dijo el siervo: ‘Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio’. Dijo el señor al siervo: ‘Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa’. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena».



«Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa»


Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy, el Señor nos ofrece una imagen de la eternidad representada por un banquete. El banquete significa el lugar donde la familia y los amigos se encuentran juntos, gozando de la compañía, de la conversación y de la amistad en torno a la misma mesa. Esta imagen nos habla de la intimidad con Dios trinidad y del gozo que encontraremos en la estancia del cielo. Todo lo ha hecho para nosotros y nos llama porque «ya está todo preparado» (Lc 14,17). Nos quiere con Él; quiere a todos los hombres y las mujeres del mundo a su lado, a cada uno de nosotros.

Es necesario, sin embargo, que queramos ir. Y a pesar de saber que es donde mejor se está, porque el cielo es nuestra morada eterna, que excede todas las más nobles aspiraciones humanas —«ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman» (1Cor 2,9) y, por lo tanto, nada le es comparable—; sin embargo, somos capaces de rechazar la invitación divina y perdernos eternamente el mejor ofrecimiento que Dios podía hacernos: participar de su casa, de su mesa, de su intimidad para siempre. ¡Qué gran responsabilidad!

Somos, desdichadamente, capaces de cambiar a Dios por cualquier cosa. Unos, como leemos en el Evangelio de hoy, por un campo; otros, por unos bueyes. ¿Y tú y yo, por qué somos capaces de cambiar a aquél que es nuestro Dios y su invitación? Hay quien por pereza, por dejadez, por comodidad deja de cumplir sus deberes de amor para con Dios: ¿Tan poco vale Dios, que lo sustituimos por cualquier otra cosa? Que nuestra respuesta al ofrecimiento divino sea siempre un sí, lleno de agradecimiento y de admiración.


 Sor Inmaculada, la monja-abogado más famosa de Kenia: «Los jueces me suelen pedir mis títulos»

"La gente empieza a ver que ser tanto monja como abogada aporta profundidad y credibilidad", comenta.vatican news

Cuando uno piensa en una monja, se imagina a una mujer con hábito, rezando en una capilla o cuidando a los enfermos. Pocos imaginan a una monja en un tribunal, vestida con toga, de pie ante un juez, y que se presenta como "Abogada Inmaculada Muthoni". Vatican News cuenta su historia.

Sor Inmaculada Muthoni, miembro de las Hermanas Menores de San Francisco (LOSSF) es abogada del Tribunal Superior de Kenia, y funcionaria legal de la Universidad Católica de África Oriental. Con una imagen tranquila, conecta dos mundos que muchos piensan que no pueden coexistir: la vida religiosa y la práctica legal.

Unión entre fe y ley

Su vocación comenzó con el sueño juvenil de las ciencias políticas. Luego, la formación religiosa y las normas redirigieron su camino. La política estaba demasiado involucrada en batallas partisanas. La ley, sin embargo, ofrecía una forma de perseguir la justicia sin comprometer la vocación religiosa, una vida que deseaba servir desde la infancia. 



Sor Inmaculada argumentando durante un juicio en Kenia.

"Pensé que la ley era el mal menor y, hasta hoy, no me arrepiento de ser abogada". Para Sor Inmaculada, la ley y la vida religiosa no son vocaciones separadas; son dos caras de la misma misión. "La ley me da la plataforma para actuar sobre esos valores. Juntos, se complementan entre sí para traer una verdadera transformación", comenta.

Detrás de cada caso que lleva hay algo más que legal, hay un alma, una persona a veces rota, a menudo desatendida y sobre todo siempre con dignidad. "No se trata de ganar o perder un caso, se trata de acompañar a las personas, incluso con las que pierden, y garantizar que la justicia no solo se haga, sino que se sienta", explica. 

La monja abogado recuerda su presentación en un evento. "Una mujer, abrumada por la injusticia y asustada por el sistema legal, se abrió a mí porque era monja", contó. "La acompañé durante el proceso legal, hasta que encontró justicia y curación. Esto me confirma lo poderosa que puede ser la unión entre la ley y la fe para restaurar la esperanza de alguien".

Su doble vocación no ha estado exenta de críticas. Algunos colegas la han calificado como "demasiado blanda" para las batallas legales. Y otros, en los círculos religiosos se han preguntado qué hace una monja trabajando de eso, pero ella ha aprendido a dejar que hablen sus resultados.

"La gente empieza a ver que ser tanto monja como abogada aporta profundidad y credibilidad. Desafía los estereotipos de lo que una mujer de fe puede aportar en los espacios profesionales", explicó la monja.

"El principal desafío es que el magistrado suele preguntar si estoy segura de que soy abogada, pide mi número de certificado de práctica, y dice que no están acostumbrados a ver a las monjas como abogados", confiesa. 

Fuente Religión en Libertad

lunes, 3 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 3 de noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 14,12-14):

 En aquel tiempo, Jesús dijo también a aquel hombre principal de los fariseos que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».

«Cuando des un banquete, llama a los pobres, (...) porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos»


Fr. Austin Chukwuemeka IHEKWEME

(Ikenanzizi, Nigeria)

Hoy, el Señor nos enseña el verdadero sentido de la generosidad cristiana: el darse a los demás. «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa» (Lc 14,12).

El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. «Al contrario, cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos» (Lc 14,13-14).

El Señor nos invita a darnos incondicionalmente a todos los hombres, movidos solamente por amor a Dios y al prójimo por el Señor. «Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente» (Lc 6,34).

Esto es así porque el Señor nos ayuda a entender que si nos damos generosamente, sin esperar nada a cambio, Dios nos pagará con una gran recompensa y nos hará sus hijos predilectos. Por esto, Jesús nos dice: «Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo» (Lc 6,35).

Pidamos a la Virgen la generosidad de saber huir de cualquier tendencia al egoísmo, como su Hijo. «Egoísta. —Tú, siempre a “lo tuyo”. —Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños (...)» (San Josemaría).

domingo, 2 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 2 de noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43):

 Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».



«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino»


Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio evoca el hecho más fundamental del cristiano: la muerte y resurrección de Jesús. Hagamos nuestra, hoy, la plegaria del Buen Ladrón: «Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42). «La Iglesia no ruega por los santos como ruega por los difuntos, que duermen en el Señor, sino que se encomienda a las oraciones de aquéllos y ruega por éstos», decía san Agustín en un Sermón. Una vez al año, por lo menos, los cristianos nos preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y sobre el sentido de nuestra muerte y resurrección. Es el día de la conmemoración de los fieles difuntos, de la que san Agustín nos ha mostrado su distinción respecto a la fiesta de Todos los Santos.

Los sufrimientos de la Humanidad son los mismos que los de la Iglesia y, sin duda, tienen en común que todo sufrimiento humano es de algún modo privación de vida. Por eso, la muerte de un ser querido nos produce un dolor tan indescriptible que ni tan sólo la fe puede aliviarlo. Así, los hombres siempre han querido honrar a los difuntos. La memoria, en efecto, es un modo de hacer que los ausentes estén presentes, de perpetuar su vida. Pero sus mecanismos psicológicos y sociales amortiguan los recuerdos con el tiempo. Y si eso puede humanamente llevar a la angustia, cristianamente, gracias a la resurrección, tenemos paz. La ventaja de creer en ella es que nos permite confiar en que, a pesar del olvido, volveremos a encontrarlos en la otra vida.

Una segunda ventaja de creer es que, al recordar a los difuntos, oramos por ellos. Lo hacemos desde nuestro interior, en la intimidad con Dios, y cada vez que oramos juntos, en la Eucaristía, no estamos solos ante el misterio de la muerte y de la vida, sino que lo compartimos como miembros del Cuerpo de Cristo. Más aún: al ver la cruz, suspendida entre el cielo y la tierra, sabemos que se establece una comunión entre nosotros y nuestros difuntos. Por eso, san Francisco proclamó agradecido: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la muerte corporal».

sábado, 1 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 1 de noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Mt 5,1-12a): 

En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».



«Alegraos y regocijaos»


Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida

(Lleida, España)

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.

Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.

Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.

viernes, 31 de octubre de 2025

Santo Evangelio 31 octubre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 14,1-6):

 Un sábado, Jesús fue a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto.



«¿Es lícito curar en sábado, o no?»


Rev. D. Darío Gustavo GATTI Giorgio ISSDSch

(Rosario, Santa Fe, Argentina)

Hoy el Evangelio nos deja ver a Jesús: firme como buey, manso como asno. Está en casa de un importante fariseo; es un sábado. «Ellos lo estaban observando» (Lc 14,1). En este ambiente de juicio, Jesús mira delante suyo a un hombre hidrópico, y su pregunta es directa: «¿Es lícito curar en sábado o no?» (Lc 14,3). Pregunta que desafía la rigidez de la ley en favor de la compasión, también del corazón. La ley del sábado, como nuestro domingo, estaba destinada al descanso y la santificación, y se había convertido en una carga. Jesús, al poner la comparación con el “hijo o el buey que cae”, nos muestra la incoherencia de quienes, preocupados por sus posesiones, las rescatarían sin dudar, mientras postergarían (en sábado) la sanación de una persona.

Uno que fue rescatado de un pozo es Saulo de Tarso. Imaginemos lo que diría en su acción de gracias, haciendo eco con palabras del Papa León XIV: «Mientras agradecemos al Señor la llamada con la que transformó su vida…, le pedimos que sepamos cultivar y difundir su caridad, haciéndonos prójimos los unos de los otros». San Beda interpreta el buey y el asno como «los pueblos judío y gentil, llamados a ser liberados del pozo de la concupiscencia». Jesús rescata a todos, sin importar nuestra condición y el día. Siendo “Hijo”, se acordaría de aquella noche en Belén, con la tierna mirada de María y José, donde un buey y un asno lo contemplaban; ese niño que venía a sacarnos del pozo del pecado, a todos y para siempre. Hoy, nos anima con ojos de misericordia, a contemplar las personas antes que las cosas, priorizar la vida, todos los días.

La sanación de hoy, y la palabra de Jesús, nos interpelan: nuestras normas, tradiciones o comodidades, ¿nos impiden ver la necesidad del otro? La mesa —símbolo y sacramento de comunidad y vida eucarística— a la que estamos invitados todos, refleja una profunda verdad: nuestra vida tiene un valor incalculable. En ella, Jesús lava los pies y se nos da en alimento, y recomienda: «Haced esto en memoria mía» (Lc 22,19).

jueves, 30 de octubre de 2025

Santo Evangelio 30 octubre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 13,31-35):

En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.

»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».



«¡Jerusalén, Jerusalén! (...) ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos (...) y no habéis querido!»


Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez

(Barcelona, España)

Hoy podemos admirar la firmeza de Jesús en el cumplimiento de la misión que le ha encomendado el Padre del cielo. Él no se va a detener por nada: «Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana» (Lc 13,32). Con esta actitud, el Señor marcó la pauta de conducta que a lo largo de los siglos seguirían los mensajeros del Evangelio ante las persecuciones: no doblegarse ante el poder temporal. San Agustín dice que, en tiempo de persecuciones, los pastores no deben abandonar a los fieles: ni a los que sufrirán el martirio ni a los que sobrevivirán, como el Buen Pastor, que al ver venir al lobo, no abandona el rebaño, sino que lo defiende. Pero visto el fervor con que todos los pastores de la Iglesia se disponían a derramar su sangre, indica que lo mejor será echar a suertes quiénes de los clérigos se entregarán al martirio y quiénes se pondrán a salvo para luego cuidarse de los supervivientes.

En nuestra época, con desgraciada frecuencia, nos llegan noticias de persecuciones religiosas, violencias tribales o revueltas étnicas en países del Tercer Mundo. Las embajadas occidentales aconsejan a sus conciudadanos que abandonen la región y repatríen su personal. Los únicos que permanecen son los misioneros y las organizaciones de voluntarios, porque les parecería una traición abandonar a los “suyos” en momentos difíciles.

«¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa» (Lc 13,34-35). Este lamento del Señor produce en nosotros, los cristianos del siglo XXI, una tristeza especial, debida al sangrante conflicto entre judíos y palestinos. Para nosotros, esa región del Próximo Oriente es la Tierra Santa, la tierra de Jesús y de María. Y el clamor por la paz en todos los países debe ser más intenso y sentido por la paz en Israel y Palestina.


miércoles, 29 de octubre de 2025

Santo Evangelio 29 octubre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 13,22-30):

 En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».



«Luchad por entrar por la puerta estrecha»


Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés

(Tarragona, España)

Hoy, camino de Jerusalén, Jesús se detiene un momento y alguien lo aprovecha para preguntarle: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Quizás, al escuchar a Jesús, aquel hombre se inquietó. Por supuesto, lo que Jesús enseña es maravilloso y atractivo, pero las exigencias que comporta ya no son tan de su agrado. Pero, ¿y si viviera el Evangelio a su aire, con una “moral a la carta”?, ¿qué probabilidades tendría de salvarse?

Así pues, pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Jesús no acepta este planteamiento. La salvación es una cuestión demasiado seria como para resolverla mediante un cálculo de probabilidades. Dios «no quiere que alguno se pierda, sino que todos se conviertan» (2Pe 3,9).

Jesús responde: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’» (Lc 13,24-25). ¿Cómo pueden ser ovejas de su rebaño si no siguen al Buen Pastor ni aceptan el Magisterio de la Iglesia? «¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!. Allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Lc 13,27-28).

Ni Jesús ni la Iglesia temen que la imagen de Dios Padre quede empañada al revelar el misterio del infierno. Como afirma el Catecismo de la Iglesia, «las afirmaciones de la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión» (n. 1036).

Dejemos de “pasarnos de listos” y de hacer cálculos. Afanémonos para entrar por la puerta estrecha, volviendo a empezar tantas veces como sea necesario, confiados en su misericordia. «Todo eso, que te preocupa de momento —dice san Josemaría—, importa más o menos. —Lo que importa absolutamente es que seas feliz, que te salves».


martes, 28 de octubre de 2025

Santo Evangelio 28 octubre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 6,12-19):

 En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.



«Jesús se fue al monte a orar»


Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio».

¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros.

Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).


lunes, 27 de octubre de 2025

Santo Evangelio 27 octubre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 13,10-17):

 En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.



«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...»


Rev. D. Francesc JORDANA i Soler

(Mirasol, Barcelona, España)

Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).

Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.

Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.

Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».

domingo, 26 de octubre de 2025

Santo Evangelio 26 octubre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 18,9-14):

En aquel tiempo, a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.

»El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’.

»En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».



«¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí...»


Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez

(Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy leemos con atención y novedad el Evangelio de san Lucas. Una parábola dirigida a nuestros corazones. Unas palabras de vida para desvelar nuestra autenticidad humana y cristiana, que se fundamenta en la humildad de sabernos pecadores («¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!»: Lc 18,13), y en la misericordia y bondad de nuestro Dios («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»: Lc 18,14).

La autenticidad es, ¡hoy más que nunca!, una necesidad para descubrirnos a nosotros mismos y resaltar la realidad liberadora de Dios en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Es la actitud adecuada para que la Verdad de nuestra fe llegue, con toda su fuerza, al hombre y a la mujer de ahora. Tres ejes vertebran a esta autenticidad evangélica: la firmeza, el amor y la sensatez (cf. 2Tim 1,7).

La firmeza, para conocer la Palabra de Dios y mantenerla en nuestras vidas, a pesar de las dificultades. Especialmente en nuestros días, hay que poner atención en este punto, porque hay mucho auto-engaño en el ambiente que nos rodea. San Vicente de Lerins nos advertía: «Apenas comienza a extenderse la podredumbre de un nuevo error y éste, para justificarse, se apodera de algunos versículos de la Escritura, que además interpreta con falsedad y fraude».

El amor, para mirar con ojos de ternura —es decir, con la mirada de Dios— a la persona o al acontecimiento que tenemos delante. San Juan Pablo II nos anima a «promover una espiritualidad de la comunión», que —entre otras cosas— significa «una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado».

Y, finalmente, sensatez, para transmitir esta Verdad con el lenguaje de hoy, encarnando realmente la Palabra de Dios en nuestra vida: «Creerán a nuestras obras más que a cualquier otro discurso» (San Juan Crisóstomo).