«Su cuerpo se retorcía como en "El exorcista", su voz era diabólica, la bendijimos con agua y gritó»
Una escena de la película de ficción El Exorcismo de Emily Rose
Cada 9 días desde hace 30 años, personas de todo el mundo acuden al obispo auxiliar emérito de Basilea Martin Gächter con consultas sobre posibles posesiones o influencias demoníacas. La mayoría de ellas, explica a la periodista de Kath.ch Jacqueline Straub, no están poseídas, pero a todos les "regala" una oración de liberación. En tres décadas, el obispo confiesa haber realizado "solo" un exorcismo, pero solo esa historia daría para un libro. De hecho, explica, fue muy parecido a la película El exorcista.
Para Gächter, aquel día comenzó con una de las muchas consultas que recibe cada año de fieles y curiosos preocupados por una posible afección demoníaca. Pero desde el primer momento, esta le pareció distinta. Se trataba de una mujer que cada noche era tirada de la cama y que apoyaba su versión con grabaciones realizaba mediante una cámara infraroja.
"Estaba poseída"
"Mientras hablábamos en la habitación, con fotografías de los obispos anteriores, comenzó a molestarle que todos llevaran una cruz pectoral", relata. Ambos se trasladaron a otra sala donde ya no había cruces, pero sí un cuadro de la Virgen María, lo que empeoró el malestar de la señora y les obligó a cambiarse nuevamente, esta vez al jardín. "Estaba poseída", recuerda.
A lo largo de la entrevista, Gächter menciona que un signo evidente de posesión es la excesiva aversión por Dios, la fe o la Iglesia, y para él no cabía duda.
Su siguiente paso fue informar al obispo Kurt Koch, que le ordenó comenzar el ritual que se extendería durante 15 sesiones, solo después de confirmar con dos psiquiatras que estuvieron presentes que ninguna enfermedad mental perturbaba el comportamiento de la señora.
Se tiraba al suelo mientras rezaban: "Fue horrible"
"Tan pronto comenzamos a rezar, la mujer, antes amable, se tiró al suelo y se enfurecía hasta que deteníamos la oración de exorcismo. Luego volvía a ser normal y agradable. No se da un cambio tan rápido en la enfermedad mental", asevera Gächter sobre lo sucedido, también presenciado por Koch.
En su primer y único exorcismo, el obispo recuerda el Padre Nuestro y el Ave María como sus principales armas de combate contra Satanás, acompañadas por el ritual de exorcismos en latín o francés y algunas oraciones dirigidas a Dios -"Protege a esta persona del mal"- o contra el demonio -"Apártate de esta persona"-.
Pese a que el obispo asegura no tener miedo durante el exorcismo y sentirse "protegido por Dios" en todo momento, recuerda la experiencia como algo "horrible".
Martin Gachter.
Martin Gächter nació el 11 de noviembre de 1939 en Basilea. Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de la diócesis de Basilea en 1987 y presentó su renuncia al Papa Francisco, 37 años después, el 22 de diciembre de 2014.
Un exorcismo de película
"Se tiraba al suelo, enfurecida e insultándonos. Su cuerpo se retorcía como en la película El Exorcista y su rostro dibujaba horribles muecas. Estaba irreconocible. Su voz era completamente diferente, profunda, diabólica y rugiente. La bendecíamos con la cruz y el agua vendida y gritaba en voz alta: `¡Quema!´ Era como si el diablo estuviera hablando a través de ella", detalla.
Gächter explica que muy pocos de los que acuden a él están realmente poseídos. "Muchas personas están agobiadas, atribuladas o con miedos, muchos han ido al psiquiatra… es más fácil creer que están poseídos por el diablo que admitir que tienen una enfermedad mental", pero "las personas afligidas buscan alivio en todas partes", desde médicos, psiquiatras y sacerdotes hasta gurús y curanderos.
De hecho, también puede haber "casos mixtos" que requieren de atención psiquiátrica y espiritual: "Muchos piensan que acudirán a un sacerdote, recibirán el exorcismo y todo volverá a estar bien rápidamente, pero no funciona así. Deben darse cuenta de que padecen trastornos que deben sanar. Si tienes una enfermedad mental y tomas medicamentos, no dejes de tomarlos, pero la oración, la confianza en Dios y la paciencia también ayudan".
El agua bendita, remedio infalible
Sin embargo, existe un remedio "infalible" que ayudó a Gächter a descartar que su caso fuese una enfermedad mental.
"Nos preguntábamos si podía estar enferma, así que probé a rociarle con agua bendita. El demonio gritó: `¡Quema!´. Luego usé agua del grifo normal y no hubo ninguna reacción. Entonces me di cuenta de que el agua bendita es más que un recordatorio del bautismo. Hace algo. Ahora entiendo la afirmación de que el diablo teme al agua bendita.
El primer exorcismo concluyó una hora después. "Estaba tirada en el suelo, furiosa, pero de repente abrió los ojos y nos preguntó que qué íbamos a hacer. `Rezamos por ti´", le respondió el obispo. Acto seguido, cogió la cruz, la abrazó y la besó, y "supimos que estaba libre". La mujer, ahora tranquila, no recordaba nada y los feroces gritos los percibió tan solo como lejanas voces. Tras 15 sesiones, la mujer quedó totalmente liberada.
El diablo, presente en los medios de comunicación
Con todo, a Gächter no le gusta que se refieran a él como un "exorcista" y afirma que no se dedica a "perseguir al diablo". "Lo que hago es un ministerio de liberación", matiza.
El obispo destaca los rasgos fundamentales que debe tener todo exorcista, como es la buena formación teológica y pastoral, así como abundantes conocimientos psicológicos, e incide en la estrecha relación que les debe unir con el campo psiquiátrico. "También debe ser capaz de reconocer enfermedades mentales como la psiquosis, la esquizofrenia, la paranoia o los traumas", menciona.
Antes de concluir, menciona que pese a que el diablo no puede verse por ser algo espiritual, su actividad es fácilmente "detectable", y no solo en las posesiones y exorcismos.
"Quiere que los buenos sean malos y que los malos sean atractivos. Con razón en la Biblia se le llama `tentador´, `pervertidor´. Estas distorsiones se pueden ver todos los días, también en los medios de comunicación", menciona.
El obispo concluye su entrevista invitando a "permanecer vigilantes y rezar con gran devoción cada día el Padrenuestro", especialmente el "líbranos del mal" y a frecuentar las oraciones de liberación. "No siempre se trata de expulsar al diablo, sino de volver a poner lo que está mal en el buen camino. Una oración siempre es buena, así que rezo todos los días por las personas agobiadas, que hay muchas".
Fuente, Religión en Libertad
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