miércoles, 10 de julio de 2013

8 razones y 4 testimonios por los que una violación no justifica que se aborte al bebé



La razón, el sentimiento y la experiencia

8 razones y 4 testimonios por los que una violación no justifica que se aborte al bebé


Una ocasión dura e injusta, pero que pueda dar vida y luz
 Descubrió que procedía de un embarazo por violación e incesto: y agradece que no la abortaran

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La asociación Derecho a Vivir ha difundido "ocho razones por las que una violación no justifica abortar a ningún niño", a raíz de un caso de violación con resultado de embarazo en Chile, un país sin aborto desde 1983 y con la mejor salud maternal de todo el continente americano (con la excepción de Canadá). 

La violación no justifica el aborto: 8 razones
1. El aborto, sea cual sea la circunstancia de la madre, supone acabar con la vida de un ser humano.

2. La violación es una atrocidad y un delito que debe perseguirse. Pero el embrión no es culpable de lo que le sucedió a su madre, ni de que su padre sea un criminal.

3. El culpable de la violación no es el embrión, pero quieren convertirlo en la principal víctima.

4. Si no contemplamos la pena de muerte, ni siquiera para el violador, ¿por qué algunos la defienden para el hijo?

5. La madre no tiene por qué quedarse con el hijo. La adopción es una respuesta más humana.

6. El aborto no soluciona, ni cura, ni hace desaparecer lo ocurrido. Al trauma de la violación se suma el del aborto.

7. La historia personal del embrión o sus características familiares no le restan carácter humano.

8. La cualidad humana del embrión, y por tanto su dignidad y protección, no depende de lo que sucedió entre sus progenitores.

Además, abundan los testimonios de mujeres que han amado a sus hijos tras la violación... y de personas que agradecen no haber sido abortadas pese a ser concebidas en una violación.

Engendrada en incesto: adoptada que adoptó
Kristi Hofferber, por ejemplo, descubrió que fue engendrada en incesto: su abuelo/padre violó a su madre. Y lo que dice Kristi es: "Por favor, no matéis, abortándolos, a niños como yo".

"Le agradezco mucho a mi madre biológica haberme protegido y dado en adopción. Llegué a una familia maravillosa que me acogió con los brazos abiertos y me dio el amor y el cuidado que necesitaba". Kristi hoy ayuda a muchas mujeres, está casada con un adoptado y han adoptado ellos mismos a otro niño. 

Su hija hoy le llena de felicidad
También la colombiana Verónica Cardona quedó embarazada a los 16 años de edad tras ser violada por su propio padre. Defendió la vida del bebé y, cinco años después de vivir este drama, exhorta a las mujeres que pasan por casos similares a que “¡no tengan miedo de decirle sí a la vida, no tengan miedo de decirle sí al amor!”. 

“Yo no tenía el derecho de arrancarle la vida a nadie, y menos a una personita indefensa, una personita que no me había hecho nada a mí”, señala. Hoy vive feliz con su hija de 5 años y ha sido capaz de perdonar a todos los que la dañaron.

"Puedes sacar algo bueno: yo soy ese algo"
Otro caso es el de Ken, un norteamericano que dice a las madres: "La violación es espantosa, pero lo que quiero decir a las mujeres que nos estén escuchando es lo siguiente: puedes coger eso tan terrible que han hecho contigo y sacar algo bueno de ello. Ese algo soy yo". 

Ken cuenta que a su madre "cuando ella tenía 15 años, la golpearon con un bate de béisbol y la violaron. Entonces acudió a una institución católica de caridad y me tuvo a mí, tomó la valiente decisión de conservarme... de dejarme vivir. Luego fui adoptado. Llevo quince años casado, tengo tres hijos... y quisiera hablar en nombre de los que no tienen voz". 

"Estoy cansado de que la gente trate a esos niños como si no fuesen nada. Y pueden nacer, pueden crecer, pueden llegar a tener una vida extraordinaria", concluye Ken. 

Madre drogada y violada en grupo
Alfar Antonio Vélez cuenta cómo su madre, a los 27 años, fue drogada y violada por un grupo de compañeros de trabajo borrachos en Colombia. Pero era una mujer de fe, tuvo al niño, lo educó... y hoy, para gran orgullo y alegría de ella, Alfar es sacerdote misionero en Argentina. 

"Ella decía que, pese a las tan terribles circunstancias, llevaba en su seno el milagro de una nueva vida, una vida que Dios le había dado y que, por sus convicciones, no podía abortar. Y que si Dios se la había dado debía encontrarle el sentido. Para ella lo más duro era no poder mostrarme un padre que me amara, que me enseñara a caminar, pero lo sobrellevaba sintiendo que yo la llenaba totalmente. Y que, tarde o temprano, sería su bastón. De hecho, los tres años que vivió conmigo a raíz de una larga enfermedad hasta su muerte, en 2009, fueron para ella los años más bellos de su vida", recuerda su hijo, que ayuda a muchas personas. 

Un vecindario volcado en acoger
En 2011 en Argentina se conoció la historia de la hija de Hilda, que fue violada por un pariente que se aprovechó de su minusvalía psíquica. Quedó embarazada. Pero el vecindario de esta familia, pobre pero generoso, se volcó en ayudarles y desarrolló una gran ternura por el bebé: engendrado en la violencia, pero nacido rodeado de amor.

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