jueves, 20 de marzo de 2025

Robyn soportaba las palizas de su violador soñando con el futuro del hijo inocente de ese crimen



 Robyn soportaba las palizas de su violador soñando con el futuro del hijo inocente de ese crimen

Robin, con su hijo AJ, su marido Josh y la hija que tienen juntos.

Robin, con su hijo AJ, su marido Josh y la hija que tienen juntos.Robyn Refsland McLean / Salvar el 1

Robyn Refsland McLean sufrió una relación de grave maltrato con su novio de entonces, quien la agredía de forma cruel. Cuando le dijo que quería agradar a Dios absteniéndose de relaciones sexuales, la violó y la amenazó con males mayores sobre ella y su familia si se negaba en el futuro. Cuando le devolvió su anillo de compromiso, la ató y la amenazó con quemarle la cara con una espátula de metal en agua hirviendo.

La otra víctima inocente

“Cuanto más oscuro y psicótico se volvía, más sabía que sus amenazas podían cumplirse si mi escape no era perfecto”, explica Robyn. Temió por su vida varias veces. Pero en la ocasión con la que arranca su testimonio, no temía solo por su vida.

“Todavía lo recuerdo como si fuera ayer: acostada en un campo, atrapada en la oscuridad y acurrucada en una bola. Me protegía de los golpes de varillas de fibra de vidrio. Mi novio abusivo estaba enfurecido. Por más aterradora que fue esa noche, no era la primera vez. Pero sí fue la primera vez en que mi mayor preocupación no era solo salir lastimada”, cuenta en Salvar el 1, el blog provida fundado por Rebecca Kiessling, especializado en combatir el aborto por violación.

Robyn había contado su situación pidiendo ayuda, pero esas conversaciones solo le producían “frustración, decepción y enojo”, a lo que se sumaba en su interior “una batalla espiritual intensa”: “Todo era estresante, y sentía que la única salida era el suicidio”.

Sin embargo, aquella noche era “diferente” a otras palizas: “Acurrucada, estaba luchando por mi vida con una nueva fuerza, porque ya no solo se trataba de mí. Estaba embarazada de tres meses y medio de mi precioso e inocente niño. En lugar de planear mi suicidio, estaba planeando su futuro”.


Robyn, con su hijo AJ de bebé y en la actualidad.Robyn Refsland McLean / Salvar el 1

Es una expresión muy poderosa, que refleja el temple de esta joven madre ante la noticia de que estaba embarazada de su violador y maltratador: “En un mundo que teje la narrativa del miedo, donde los bebés son vistos como una amenaza para las oportunidades, la carrera o los cambios de rutina… todo lo que yo quería era que mi bebé sobreviviera. Solo teníamos que sobrevivir esa noche. Independientemente de cómo fue concebido mi hijo, sabía que él también era una víctima del agresor y de la violación”.

Su ex novio le había propuesto el aborto, pero ella se negó, aunque con eso se habría evitado convertirse -ella, hija de un pastor- en el chisme de la universidad cristiana donde estudiaba: “Pero cambiar mi dolor momentáneo por una falsa ‘libertad’ solo me habría aprisionado aún más, me habría llevado a un sufrimiento más profundo y me habría robado una de las piezas más valiosas de mi vida”.

“Tu vida vale mucho más que ese desenlace y el amor de Dios por ti es real y más grande de lo que imaginas en este momento temporal”, le dice Robyn a quienes, como ella, creen que su vida se acaba si siguen adelante con un embarazo producto de la violencia: “Aguanta. Estamos aquí para ti también”.

Lo dice porque ésa es la razón de su implicación en el movimiento provida: “Quiero que las mujeres sepan lo que pueden hacer, quiénes pueden ser y quién es realmente mi Dios. ¡Él trae verdadera libertad y verdadera redención! Es mucho mejor que cualquier cosa que este mundo intente prometer”.

Hoy Robyn, tras tener a AJ, su hijo mayor concebido en violación, está felizmente casada con Josh, con quien ha tenido una hija y de quien espera un tercero. Es dueña de su propio negocio, Brewed Grit, una línea de moda en simbiosis con el café, y ha creado Stirring Embers [Brasas ardiendo], un movimiento de mujeres que se unen para enriquecerse mutuamente con los dones recibidos de Dios.

La labor de los provida

Robyn se dirige también a los militantes provida, para que intenten entender a muchos de sus adversarios. Pone dos ejemplos. ¡Cuántas “feministas furiosas” han sido víctimas de abusos en el propio ámbito doméstico! ¡Cuántos varones activistas pro-aborto han terminado de endurecer, obligando a abortar a sus novias, un corazón que había sido maltratado por la indiferencia o animadversión de sus padres o incluso en ámbitos religiosos!

Ser provida es también “ver a los demás” con otros ojos y actuar con generosidad en el propio ámbito, especialmente en el trato con adolescentes y jóvenes, donde pueden estar tejiéndose esas vidas destruidas: “Tómate el tiempo de estar presente para las personas… de estar disponible” para ellas.

Esa abortista o ese abortista “pueden estar gritando cosas horribles, pero muchos en realidad están clamando: ‘¿Dónde estabas cuando estaba sufriendo y te necesitaba? ¿Dónde estabas cuando necesitaba ayuda?’”, expresa Robyn. Y concluye que, aunque apoya las políticas provida y espera que “la gente vote en consecuencia”, lo que ofrece “verdaderos resultados fundamentales” para la causa somos “nosotros”: “El mensaje provida es amar, ver y valorar a las personas. Y, cristianos, cuando se nos llama a amar a las personas con un amor aún mayor… ¿realmente estamos reflejando eso en nuestras vidas y en las de ellos?”

Fuente: Religión en Libertad

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