sábado, 27 de abril de 2024

Santo Evangelio 27 de Abril 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 14,7-14):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.

»Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré».



«Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí»


P. Jacques PHILIPPE

(Cordes sur Ciel, Francia)

Hoy, estamos invitados a reconocer en Jesús al Padre que se nos revela. Felipe expresa una intuición muy justa: «Muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14,8). Ver al Padre es descubrir a Dios como origen, como vida que brota, como generosidad, como don que constantemente renueva cada cosa. ¿Qué más necesitamos? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea consciente, lleva el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la casa paterna y permanecer allí para siempre. Allí se encuentran todos los bienes que podamos desear: la vida, la luz, el amor, la paz… San Ignacio de Antioquía, que fue mártir al principio del siglo segundo, decía: «Hay en mí un agua viva que murmura y dice dentro de mí: ‘¡Ven al Padre!’».

Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad recíproca que existe entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11). Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y el Padre se expresa plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se encuentra en las palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a favor nuestro lo cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso al Padre» (Ef 2,18).

La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y obedecerle día tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo misterio de Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su benevolencia y misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través de nosotros, la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago» (Jn 14,12).

Jaqui Lin, la artista católica que «dejó mudo» al jurado de Factor X: «Canto para dar gloria a Dios»

 


Jaqui Lin, la artista católica que «dejó mudo» al jurado de Factor X: «Canto para dar gloria a Dios»

Jaqui Lin

"Recuerdo pedirle a un amigo que me regalara una Biblia. Empecé a leerla con devoción, también me iba muchos días a Misa, a rezar..., bueno, fui descubriendo y entendiendo muchas cosas", comenta la artista.

La gente que había en el plató de Factor X -el famoso talent show de Telecinco-, y los millones de usuarios detrás de las pantallas de televisión, ordenador, móvil... se quedaron boquiabiertos el pasado miércoles 17 de abril al escuchar la extraordinaria interpretación de la canción ¿Dónde estarás?, hecha por una artista treintañera, de origen catalán, de voz dulce, y apodada Jaqui Lin (puedes escuchar aquí la canción).

Las redes sociales se convirtieron entonces en un hervidero, y no dejaron de comentar las frases más curiosas de la canción: "Vivo mi soltería como una comprometida, no tengo anillo ni prisa, sigo a la Virgen María", "saldré a viajar y a San José le voy a rezar", o, sin duda, el momento más impactante de la noche, el "Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad (pa-ra, pa-pa-pa)".

Vanesa Martín, Abraham Mateo, Willy Bárcenas y Lali Espósito -el jurado del programa-, fueron otros de los que alucinaron con la actuación de Jaqui Lin. Bárcenas (Taburete) aseguraba que le había "encantado": "Ole tú por hacer una letra que probablemente no va con los tiempos que corren y demás. Pero son tus ideas y las defiendes en tu canción".

Mientras que Lali Espósito subrayaba que es "muy emocionante siempre cuando alguien cree en algo, defiende algo y le pone su impronta a eso en lo que cree. Nos trajiste algo inesperado. Te felicito un montón. Es muy especial lo que haces".

Abraham Mateo, tras destacar que la afinación había sido perfecta, levantó las manos al cielo y dijo: "No sé si es una cosa de Dios...", cuando, Jaqui Lin, se dirigió a él, y le propuso: "Hace unos meses empecé a producir canciones como las que habéis escuchado ahora. Y tengo una canción que es una rumba, que se va a llamar 'Gloria a Dios'. Y me encantaría de corazón que la produjeras tú". A lo que, Mateo, sin pensárselo, dijo que sí.




Puedes ver aquí la interpretación de Jaqui Lin en Factor X.

Pero, ¿quién es realmente Jaqui Lin? La chica que se presentó en Factor X con un "quiero seguir siempre la voluntad de Dios" y he venido para "evangelizar". Es más, que para convencer al jurado, escogió una canción que nació de una experiencia espiritual: "Sentí que Dios me llamaba a una misión en concreto, con ese don que me ha regalado, que es la voz".

Jaqui Lin (@jaqui.lin) atiende a ReligiónEnLibertad para hablar de su relación con la fe, su vocación musical, los retiros de Effetá a los que acudió, sus vínculos con Hakuna y de su vuelta a Dios gracias a un testimonio del famoso actor mexicano Eduardo Verástegui. 

-¿Quién hay detrás del personaje de Jaqui Lin?

-Jaqui Lin es una joven de 30 años, la segunda de cuatro hermanos, que siempre ha vivido ensimismada con la vida. Muy genuina con todo lo que hace, nunca tiene tiempo de aburrirse. Le gusta cantar, componer, escribir, customizar, pintar, y siempre trata de encontrar un momento para rezar y orar. Porque este es el motor que le mueve y lo enciende todo.

»Jaqui Lin viene de mi nombre de pila, Jaqueline. Siempre me han llamado Jaqui, y quería que eso no se perdiera. Y Lin vendría a representar todo mi universo. Significa vida y crecimiento.

Jaqui Lin"Sentí que Dios me llamaba a una misión en concreto, con ese don que me ha regalado, que es la voz", dijo Jaqui en el programa Factor X (Foto: @jaqui.lin).



-Y, cuéntanos, ¿dónde naciste?, ¿en qué ambiente te criaste?

-Nací en Lérida, Cataluña (España), y he vivido en Andorra, Barcelona y Madrid. En estos momentos resido en el mejor lugar de todos, que es mi pueblo, El Pla de Sant Tirs (Lérida). Un lugar que podría ser el cielo en la tierra. Vivo rodeada de montañas, naturaleza, animales, y donde se respira mucha paz.

-Pero, ¿cuándo descubres que tienes un don para la música?  

-Empecé a cantar a los 12 años. A esa temprana edad le pedí a mi madre con mucho fervor que me llevara a algún lugar para cantar. Sentía muchas ganas de expresarme de esta manera, cantando. Y allí empezó todo. También estudié saxofón y solfeo, y más tarde arte dramático musical.

»La música siempre ha estado muy presente en mi vida. Siempre pensé que ese sería mi lugar. Cuando compongo, pueden pasar siete, ocho, nueve horas sentadas en una silla, que no me doy ni cuenta. El tiempo se paraliza y deja de existir. Es una sensación increíble. Hace dos años lancé mi primer álbum debut Mirando al Cielo. Y actualmente estoy lanzando sencillos de mi nuevo proyecto. Música para dar gloria a Dios y transmitir un mensaje de amor, fe y esperanza universal, con la única misión de arañar almas.

-¿Qué relación tienes con la fe? ¿Vienes de una familia católica?  

-Siempre he sido creyente. Mi familia también, pero, aunque hice la Comunión y la Confirmación, no éramos tan practicantes como lo somos ahora. En mi caso, cuando estaba en segundo de carrera, que tendría unos 20 años, sentí mucha sed de búsqueda. Mucha sed de saber más y de tener una relación mucho más cercana con Dios. Creo que esto empezó a suceder después de que escuchara el testimonio de conversión de Eduardo Verastegui. Y ahí, recuerdo pedirle a un amigo que me regalara una Biblia.

»Empecé a leerla con devoción, también me iba muchos días a misa, a rezar..., bueno, fui descubriendo y entendiendo muchas cosas. Ha sido un proceso de evolución y discernimiento personal muy grande. Aún así, siento que la impronta de Dios ha estado y está muy presente en mí desde que nací.

-¿Nos puedes contar dónde vives la fe? ¿Tienes algún grupo, comunidad, parroquia…?

-Siempre he vivido la fe de una manera muy independiente y personal. Cuando era más jovencita, no conocía ningún grupo de jóvenes cristianos, tampoco tenía demasiados amigos ni conocidos que lo fueran, pero eso no me restaba tampoco. Siempre sentí una fortaleza muy grande. Fue mucho más tarde cuando me hablaron de grupos como Hakuna y ahí pude conectar con personas que compartíamos la fe.

-¿Quién es Dios y la fe para ti?

-Para mi Dios es el Todopoderoso. El Señor, Jesús, es mi mejor amigo, el que me da los mejores consejos, el que siempre me escucha, el que nunca me abandona, el que me enseña, el que me espera, el que me guía para seguir siempre su voluntad. Que lo hieran, me destroza. Lo amo con todas mis fuerzas y trato de ofenderle lo menos posible. La fe es un don y yo he tenido la gracia de tenerlo siempre. Invito a todo aquél que no lo tenga a pedirlo. Porque cuando hay fe, hay más amor, más aceptación y la vida es otra cosa totalmente distinta.

-¿Hubo un momento determinado en el que te acercaste más a Dios? 

-Sí. Como comentaba anteriormente, mi conversión más profunda de fe empieza cuando tenía unos 20 años. Hice un viaje a Medjugorje, y allí tuve una experiencia muy especial a través del sacramento de la confesión. El sacerdote que me confesó me dijo que tenía el don de poder arañar almas. Vio en mi un alma muy pura.

»Me dio las gracias porque, en esos días, dónde éramos más de 40.000 jóvenes de todo el mundo, vio en mi mirada a Jesús y yo también lo vi en la suya. Fue algo increíble que no se puede explicar con palabras. También me mandó tomar una decisión, dolorosa en ese momento, y al sentir que esas palabras venían del Jefe y de Nuestra Madre de cielo, le hice caso, y esa fue una prueba que marcó mi fe y firmeza por querer seguir la voluntad de Dios. Seguirla no siempre es fácil, ya que estamos apegados a muchas cosas, incluso a personas, pero Dios sabe lo que nos hace bien. Así que hay que escucharle y confiar. Mi frase favorita es Fiat voluntas tua.

Jaqui Lin"Para mi Dios es el Todopoderoso. El Señor, Jesús, es mi mejor amigo, el que me da los mejores consejos, el que siempre me escucha" (Foto: @jaqui.lin).



-Por cierto, ¿quiénes son tus santos preferidos?

-Tengo especial devoción por Santiago Apóstol (mi santo), me reconozco un poco en cómo vivía la santidad Santa Teresita de Lisieux. También le rezo a San José. Y, recientemente, he descubierto a San Giuseppe Moscati, el doctor de los pobres, a quién admiro y me gustaría parecerme.

-Tu Instagram dice que has participado en Effetá, ¿cómo te ayudaron esos retiros?  

-Sí, he participado un par de veces. Me lo propusieron y fui a ver en qué consistía. Creo que es un buen lugar para aquellas personas que quizás están un poco frías de Dios o necesiten un momento de encuentro, ya que el hecho de ver a otros jóvenes que comparten la misma necesidad y los mismos valores de fe hace que te sientas en familia y muy bien acogido. Cada retiro aporta algo distinto. Los que se sientan llamados a ir que no se lo piensen. Dios les tendrá algo preparado que les hará mucho bien.

-Estuviste también en un programa llamado "Quiero ser monja"… ¿cómo surgió esa oportunidad? ¿Por qué decidiste participar?

-Esta experiencia se me presentó en un momento dado, cuando estaba estudiando la carrera de Filosofía. Yo me encontraba en un momento muy efervescente viviendo mi fe y tenía muchas ganas de compartir lo que había descubierto con el mundo. Tuvimos el privilegio de conocer la vida de las religiosas y fue maravilloso saber cuál es su misión realmente. La importancia de la oración.  



Jaqui LinUna de sus publicaciones en Instagram.

-A todos estos programas le aportas un componente religioso… ¿consideras tu arte una especie de apostolado para el mundo?  

-Sí. Siento que Dios quiere que utilicemos nuestros dones para ayudar al prójimo. "En el atardecer de la vida seremos examinados en el amor", como decía San Juan de la Cruz.

»Me siento llamada a escribir canciones que den gloria a Dios, que conecten con todo el mundo, ya que son canciones para todos los corazones, y que sean éstas las que hagan pensar. Mi música es el reflejo de mi corazón, donde cuento mis experiencias de vida, siempre impregnadas de esa riqueza espiritual. "Lo que rebosa el corazón, lo habla la boca". El Papa Francisco dijo que hiciéramos lío, ¿no?

-¿Cómo se puede vivir la fe en un mundo como el de la televisión? ¿Qué te dicen el resto de músicos, los cámaras…? 

-Siempre hay lugar para un rayo de luz cuando se abre una brecha. Solo alguien que viva su fe con firmeza y rectitud es capaz de llevar su mensaje al mundo entero. Y, por supuesto, estando dispuesto a recibir cualquier tipo de respuesta y/o humillación, porque a Jesús también lo humillaron. Lo que ha ocurrido con el equipo de Factor X ha sido increíble.

»Estaban fascinados con la canción ¿Dónde estarás?. Me enseñaban vídeos que grababan en el coche de camino a los estudios de Mediaset, cantándola. Todos se la sabían. Veían mi propuesta como algo nuevo y muy auténtico. Canciones que conectaban con todo el equipo, por sus producciones y arreglos, y a la vez que transmitían un mensaje super íntimo y explícito, sin tapujos.

-¿Cómoe te ocurrió la idea de cantarle a Dios y a la Virgen?  ¿Qué repercusión ha tenido? ¿Qué te ha dicho la gente? 

-Antes de participar en Factor X, yo ya estaba escribiendo y produciendo este nuevo proyecto. De hecho, la canción ¿Dónde estarás? ya había salido en todas las plataformas. Cantarla en Factor X me ha permitido conectar con más público y dar más visibilidad a mi propuesta. La repercusión ha sido buenísima. Recibí muy buenos comentarios por parte del jurado y Abraham Mateo dijo que quería trabajar conmigo. 

-Para terminar, ¿qué planes de futuro tienes? ¿Dónde te gustaría llegar?

-Actualmente sigo trabajando en mi proyecto, escribiendo y produciendo nuevas canciones. Mi ilusión es llegar a los máximos corazones posibles. Ser cooperadora de Dios e instrumento para la conversión de aquellos que todavía no reconozcan a su padre celestial. Dónde Él me lleve ahí estaré para ser testimonio de vida y de fe

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 26 de abril de 2024

Santo Evangelio 26 de Abril 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 14,1-6):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí»

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«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí»


Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca

(Valldoreix, Barcelona, España)

Hoy, en este Viernes IV de Pascua, Jesús nos invita a la calma. La serenidad y la alegría fluyen como un río de paz de su Corazón resucitado hasta el nuestro, agitado e inquieto, zarandeado tantas veces por un activismo tan enfebrecido como estéril.

Son los nuestros los tiempos de la agitación, el nerviosismo y el estrés. Tiempos en que el Padre de la mentira ha inficionado las inteligencias de los hombres haciéndoles llamar al bien mal y al mal bien, dando luz por oscuridad y oscuridad por luz, sembrando en sus almas la duda y el escepticismo que agostan en ellas todo brote de esperanza en un horizonte de plenitud que el mundo con sus halagos no sabe ni puede dar.

Los frutos de tan diabólica empresa o actividad son evidentes: enseñoreado el “sinsentido” y la pérdida de la trascendencia de tantos hombres y mujeres, no sólo han olvidado, sino que han extraviado el camino, porque antes olvidaron el Camino. Guerras, violencias de todo género, cerrazón y egoísmo ante la vida (anticoncepción, aborto, eutanasia...), familias rotas, juventud “desnortada”, y un largo etcétera, constituyen la gran mentira sobre la que se asienta buena parte del triste andamiaje de la sociedad del tan cacareado “progreso”.

En medio de todo, Jesús, el Príncipe de la Paz, repite a los hombres de buena voluntad con su infinita mansedumbre: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí» (Jn 14,1). A la derecha del Padre, Él acaricia como un sueño ilusionado de su misericordia el momento de tenernos junto a Él, «para que donde esté yo estéis también vosotros» (Jn 14,3). No podemos excusarnos como Tomás. Nosotros sí sabemos el camino. Nosotros, por pura gracia, sí conocemos el sendero que conduce al Padre, en cuya casa hay muchas estancias. En el cielo nos espera un lugar, que quedará para siempre vacío si nosotros no lo ocupamos. Acerquémonos, pues, sin temor, con ilimitada confianza a Aquél que es el único Camino, la irrenunciable Verdad y la Vida en plenitud.


5 veces en las que Jesús se reveló a los «no católicos» por medio del sacramento de la Eucaristía

 


5 veces en las que Jesús se reveló a los «no católicos» por medio del sacramento de la Eucaristía

Un sacerdote con la Custodia en una adoración eucarística.

'Abrí los ojos y el sacerdote sostenía un palo dorado con una ventana de cristal y un rayo de sol alrededor. No sabía qué era una custodia, pero sabía que Jesús estaba delante de mí en esa iglesia católica', confiesa Barbara. Foto: Grant Whitty / Unsplash.

"Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado" (Lucas 24:30-31).

"Qué sensación tan extraña es mirar lo que aparentemente es un trozo de pan en un pequeño compartimento de vidrio en el centro de una simple custodia de oro y sentir que eres tú quien está siendo observado". Patti Maguire enumera en National Catholic Register cinco veces en las que Jesús se reveló a los no católicos por medio de la Eucaristía.

1- "Libre" durante una adoración 

Emily era protestante hasta hace apenas unos años, ahora se autodenomina "católica accidental" como resultado de un encuentro que tuvo con Jesús cuando una amiga la invitó a una adoración. "Si tuviera que poner una fecha concreta en la que comencé a creer que la Eucaristía no es solo un trozo de pan, sino que es Dios, el creador del universo conocido y desconocido, sería esa noche", asegura.

A partir de esa experiencia, Emily se preparó para recibir los sacramentos y se hizo católica. "Creo firmemente que la Eucaristía es Dios, comprenderlo es un gran regalo para mí", comenta. "Ciertamente no se parece a Dios, pero nuestra falta de comprensión de la transformación del pan y del vino no disminuye la realidad de que la Eucaristía es Dios".

Sin embargo, experimentar a Cristo en la Eucaristía no significó que todos sus problemas desaparecieran. "Sentí el gozo más profundo posible, y nunca he sido más libre que en mi caminar con Cristo. Cuando recibí la Eucaristía por primera vez en la Vigilia Pascual fue como si nada más importara. Éramos yo y la persona que amaba mi corazón", relata.

"Antes de esto, un amigo mío me dijo: 'Sé que estás emocionada de recibir la Eucaristía, pero imagina lo emocionado que está Jesús de que finalmente recibas la Eucaristía'. Desde entonces, en cada comunión, trato de conservar ese asombro y la fe de tener el honor de recibir la Eucaristía, que es Dios", concluye.

2- Ex pastor protestante

Barbara Heil fue una pastora pentecostal. Heil compartió su historia en "El viaje a casa", de Coming Home Network. Influída por algunos católicos durante un programa ecuménico, sintió curiosidad por la Iglesia y se apuntó a un retiro. "Estaba en la parte trasera de la iglesia después de misa, era mi oportunidad de conocer a verdaderos católicos", explica.

"El último día de retiro había una procesión y estaba atrás porque no quería que nadie me viese. De repente, en mi corazón, empecé a adorar a Jesús y a darle gloria. La presencia de Jesús se hizo muy fuerte. Me encontré haciendo una reverencia, y seguí inclinándome. Tenía los ojos cerrados y unas oleadas de su presencia me inundaban. Abrí los ojos y el sacerdote sostenía un palo dorado con una ventana de cristal y un rayo de sol alrededor. No sabía qué era una custodia, pero sabía que Jesús estaba delante de mí en esa iglesia católica".

Así comenzó su viaje a casa. Sorprendentemente, sin que ella lo supiera, había sido bautizada católica cuando era niña, pero nunca fue criada en ninguna fe. Recibió la Confirmación en abril de 2013.



Barbara HeilBarbara Heil era una pastora pentecostal hasta su conversión gracias a la Eucaristía.

3- Curación post-aborto

Susan Marcy compartió su testimonio en Amazing Grace for Families. En 1991 se casó con Bruce y, aunque ninguno de los dos practicaba ninguna religión, querían incluir a Dios en su matrimonio. Comenzaron entonces a rezar y a leer la Biblia juntos. Es más, cuando una amiga le pidió a Susan que la acompañara a visitar una iglesia católica, ella aceptó de inmediato.

"Regresé sola el domingo siguiente y, durante la consagración, sentí que el amor y el perdón de Cristo llegaban hasta mí. No lo entendía todo, pero cerré una charla con un sacerdote. Mi temor era que la Iglesia, conocida por estar en contra del aborto, me rechazara. En cambio, el sacerdote me abrazó. Explicó que la Iglesia acoge a los pecadores y ofrece el perdón y el amor de Cristo. Estaba eufórica y le dije a Bruce que iba a comenzar la formación para convertirme en católica", relata.

"Bruce me dijo que no quería verse atrapado por la Iglesia. 'Está bien', le comenté, confiando todo a Dios. Después de mi segunda catequesis de iniciación cristiana para adultos, Bruce se unió. 'Sólo voy a ver; eso no significa que vaya a ir a misa todos los domingos', advirtió. Pero Bruce empezó a venir conmigo a misa. Entonces, un domingo, durante la consagración, Bruce sintió una inmensa sensación de la presencia de Cristo. El domingo de Pascua de 1997 entramos juntos a la Iglesia", afirma.

4- De chico malo a sacerdote

El padre Donald Calloway es escritor y sacerdote de la Congregación de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Compartió su historia de conversión en Amazing Grace for the Catholic Heart. Un rayo de luz lo golpeó una noche cuando se quedó en casa en lugar de irse de fiesta.

Aburrido, tomó un libro sobre una aparición mariana. Instantáneamente se enamoró de la Santísima Madre, sin haberla conocido nunca antes, pero diciendo: "Su Dios es mi Dios". Después, fue a ver a un sacerdote, aunque le tocó esperar en la parte de atrás de la iglesia a que terminara la misa. "Observé con curiosidad como todos se arrodillaban mientras el padre levantaba un círculo blanco", recordó.

"En ese momento, lo más profundo de mi ser gritó: '¡Ahí está mi Dios!'. Él me infundió el conocimiento de que era Jesucristo. Lo sabía, lo sabía y tenía tantas ganas de recibirlo". Después, le dijo al sacerdote: "Cuando levantaste el círculo blanco, ese era Dios, ¿no? ¡Lo sé, ese era Dios! ¡Dime que era Dios! Seis meses después fue confirmado, diez meses después entró al seminario y en mayo de 2003 fue ordenado sacerdote.

Donald CallowayEl padre Donald Calloway es escritor y sacerdote de la Congregación de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.



5- Monje benedictino

Dom David Watters creció en Waco, Texas (EE.UU) y Katmandú (Nepal), como hijo de misioneros protestantes. Su hermano mayor se convirtió al catolicismo después de estudiar historia de la Iglesia y llevó a Dom David también a la Iglesia. Experimentar la presencia de Jesús en la Eucaristía fue tan profundo para Watters que hace cuatro años se convirtió en monje benedictino dedicado a la adoración perpetua de la Eucaristía.

Es uno de los 18 hombres que forman parte del Priorato de Silverstream, monjes benedictinos de la Adoración Perpetua en el condado de Meath, Irlanda, muy cerca de Dublín. Están dedicados a la adoración perpetua del Santísimo Sacramento en un espíritu de reparación, particularmente por los escándalos de los sacerdotes. "La adoración eucarística fue una parte importante de mi conversión", dijo Watters.


Aunque su familia se tomó en serio su fe, él describe el descubrimiento del Santísimo Sacramento como "una gran gracia". "En nuestra vida el único fin es Dios. Si tuvimos un día malo pero pasamos tiempo con Dios, el Oficio Divino, la adoración... entonces, en realidad, es que tuvimos un día exitoso. No necesariamente estamos en llamas todo el tiempo. El trabajo está empezando, se están salvando almas. Yo solo voy y Él se encarga del resto", concluye.

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 25 de abril de 2024

Santo Evangelio 25 de Abril 2024



 Texto del Evangelio (Mc 16,15-20):

 En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».

Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.



«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»


Mons. Agustí CORTÉS i Soriano Obispo de Sant Feliu de Llobregat

(Barcelona, España)

Hoy habría mucho que hablar sobre la cuestión de por qué no resuena con fuerza y convicción la palabra del Evangelio, por qué guardamos los cristianos un silencio sospechoso acerca de lo que creemos, a pesar de la llamada a la “nueva evangelización”. Cada uno hará su propio análisis y apuntará su particular interpretación.

Pero en la fiesta de san Marcos, escuchando el Evangelio y mirando al evangelizador, no podemos sino proclamar con seguridad y agradecimiento dónde está la fuente y en qué consiste la fuerza de nuestra palabra.

El evangelizador no habla porque así se lo recomienda un estudio sociológico del momento, ni porque se lo dicte la “prudencia” política, ni porque “le nace decir lo que piensa”. Sin más, se le ha impuesto una presencia y un mandato, desde fuera, sin coacción, pero con la autoridad de quien es digno de todo crédito: «Ve al mundo entero y proclama el Evangelio a toda la creación» (cf. Mc 16,15). Es decir, que evangelizamos por obediencia, bien que gozosa y confiadamente.

Nuestra palabra, por otra parte, no se presenta como una más en el mercado de las ideas o de las opiniones, sino que tiene todo el peso de los mensajes fuertes y definitivos. De su aceptación o rechazo dependen la vida o la muerte; y su verdad, su capacidad de convicción, viene por la vía testimonial, es decir, aparece acreditada por signos de poder en favor de los necesitados. Por eso es, propiamente, una “proclamación”, una declaración pública, feliz, entusiasmada, de un hecho decisivo y salvador.

¿Por qué, pues, nuestro silencio? ¿Miedo, timidez? Decía san Justino que «aquellos ignorantes e incapaces de elocuencia, persuadieron por la virtud a todo el género humano». El signo o milagro de la virtud es nuestra elocuencia. Dejemos al menos que el Señor en medio de nosotros y con nosotros realice su obra: estaba «colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (Mc 16,20)

En la Nueva Era, fue «atacada para no seguir a Dios»: «Estás viva de milagro», le dijo un exorcista

   


En la Nueva Era, fue «atacada para no seguir a Dios»: «Estás viva de milagro», le dijo un exorcista

Marian Reinoso. 

Tras un infierno en la Nueva Era que casi acaba con su vida, la mediática Marián Reynoso se convirtió en una militante difusora de la fe, la oración y la conversión en Tierra Santa y en redes sociales.

A sus 51 años, Marián Reynoso considera que el éxito tiene dos caras. Y ella ha alcanzado ambas. En el plano terreno sabe lo que es ser conocida en todo un país, visitar radios y televisiones en prime time y ver abrirse todas las puertas a su paso. Solo tenía una condición: no hablar de Dios. Entre las cámaras, la fama y el liderazgo, una inexplicable dolencia la dejó meses en cama, cerca de la muerte. Era el momento de decidir si servía a la luz o a la oscuridad. 

Criada en una familia católica de México, Reynoso tuvo durante su infancia y juventud una vida católica ejemplar. Frecuentaba con su familia la oración y los sacramentos, se casó a los 22 años y fundó una familia cristiana "de la mano de Dios" junto a su marido, Salvador.

Pronto llegó el primero de sus hijos. Cuenta a El rosario de las 11 que, con cinco años, sufrió una dolencia para la que la medicina no encontraba una solución clara e inmediata. Desesperados, encontraron "terapias" alternativas que prometían su sanación. 

"Tenía 26 años, era ignorante y tratándose de mi niño, permití que estas `ayudas´ se hiciesen realidad en nuestras prácticas cotidianas. No tenía capacidad de discernir el bien y el mal y aunque sabía que algo estaba mal, la paciencia no era lo nuestro", admite.

Acechada por el mal y deseando escuchar a Dios

Marián no sabía que se había metido "donde no debía" y que "el mal estaba al acecho de las almas que Dios quiere que se dediquen a Él".

Pero ella era católica y si algo quería era profundizar en su relación con Dios. A los 30 años, rodeada de terapias alternativas y chamanes, estaba leyendo un libro cuando empezó a notar "un hambre de Dios brutal".

Marián sabía que al rezar ella "le hablaba y que cuando enfocase la mente, le escucharía, pero no sabía. Quería aprender a escucharle. Cerré los ojos, empecé a hablar con Dios y le dije: `Por favor, quiero escucharte´".  

En ese momento recibió lo que aún considera uno de los regalos "más maravillosos" que ha recibido en vida.

"Fueron unos 10 minutos de un sentimiento de una paz y un amor que me abrazaba, como si mi mente se pausase totalmente y todo dentro de mí se hacía luz, como sentir Su presencia. Y lloraba y lloraba"; recuerda.

"Por sus frutos los conoceréis"

Desde ese momento, Marián se propuso ayudar a que todos pudiesen experimentar lo que ella había recibido.

Como católica, buscó técnicas de meditación dentro de la propia Iglesia para mejorar su oración, pero al no encontrar a nadie que pudiese ayudarle, probó en las técnicas orientales.

Fue el comienzo de siete largos años que al contar su testimonio define como "por sus frutos los conoceréis".

Lo probó todo, desde el hinduismo y el budismo hasta el sintoísmo, la cábala, la metafísica o la sanación con las manos. Recuerda tener siempre un libro en la mano, tratando de apagar "un hambre que nunca se saciaba". Y su "sexto sentido" o facilidad para "ver seres espirituales, auras, colores y sueños", no ayudaba. Parecía que había nacido para la Nueva Era.

Conforme progresaba no eran pocos quienes se acercaban a ella, al principio prometiéndole ayuda.

"Todas las puertas se abrían"... si no hablaba de Dios

"Una se presentó como psicóloga para orientarme en este camino, pero me avisó de que yo era de la luz y ella de la oscuridad", relata. Lo cierto es que cada vez que la veía a Marián se le "cerraba el estómago"; pero pronto se distraía y progresaba.

"Meditaba tres horas al día, mi sensibilidad espiritual aumentaba y mientras esta persona se acercaba a mí durante 7 años iba ganando terreno espiritual y adentrándose en mi familia", recuerda.

Al mismo momento, "todas las puertas" comenzaban a abrirse para ella en televisión, radio y eventos.


También participó en la fundación e impulso de un movimiento con cierta relevancia social, Abre tu corazón, donde pretendía "despertar conciencias" en pro de "responsabilizarse de la propia vida y no culpar al mundo". Muchas proclamas filantrópicas y caritativas pero que, en los medios de comunicación, nunca le permitían expresar hablando directamente de Dios.

Sin fe en el demonio 

En pleno éxito mediático, social y "espiritual" también en la Nueva Era, Marián recordó la frase "por sus frutos los conoceréis"… y miró a su alrededor.

"No me gustaban los frutos de esas personas. Me hablaban de cosas bonitas, pero no me gustaba. El que me enseñaba una técnica cambiaba de pareja en pareja, otra criticaba a sus alumnos, otro era misógino, otra era muy espiritual pero iba por si quinta pareja habiendo dejado a dos familias completas", enumera.

En los medios de comunicación ocurría algo similar, "estaba convencida de que el mensaje estaba bien, pero si no me hacía adherirme a sus corazones [de mi familia y los más cercanos] como ellos a mí, no era real. Si en casa no era la mejor versión de mí misma, haciendo familia y siendo mejor con los míos, entonces era un fracaso, no era real ni auténtico", recuerda.  

En ese momento, aquella guía espiritual le advirtió de que estaba "muy expuesta", pero Marián reconoce que su gran falta de fe, más que en Dios, era en el demonio, "creía que todo era bueno, confiaba en todos y no creía en el mal".

Hasta que atacó: "No estás muerta de milagro"

Hasta que un día, sin motivo, se desmayó. Fue la antesala de seis meses en coma, en silla de ruedas, a punto de desangrarse en alguna ocasión y sin ninguna explicación médica. Estaba además incapacitada para rezar: "Sufría muchísimo".

Tan pronto como quedó convaleciente, recuerda que también "llegaron las ayudas espirituales correctas, gracias a Dios".

Marián llegó a pesar 20 kilos menos, sin tono muscular y pensando que iba a morir sin explicación, con su familia rota, cuando una amiga de su madre preguntó si había consultado la opinión de un exorcista.

Por probar no solo "no perdía nada", sino que como se comprobaría, podría ganarlo todo. Y concertó una cita con él.

"¿En qué te has metido? No estás muerta de milagro. Tu fe y buena intención te han salvado, pero tu ignorancia casi te mata. Te metiste durante siete años en los sótanos de los sótanos más peligrosos que te imaginas", le dijo antes de pronunciar una oración de liberación.

Conforme mejoraba y gracias a la ayuda del exorcista, Marián comprendió que el trabajo que había hecho junto a sus compañeros de doctrinas era "espiritual" y, como concluiría más tarde, aquellas personas "estaban detrás de los ataques, para que no siguiera los planes de Dios".

"Jesús, en ti confío"

Aquella fase se prolongó durante siete años. Tras su sanación, una nueva percepción interna le haría bautizar los siguientes años con la jaculatoria "Jesús, en ti confío".

Recuerda que solo quería ir a la Iglesia. Pronto comenzó a ir durante largas horas a rezar, como si estuviese "imantada al sagrario y al corazón de Dios. Cuando llegaba sentía que me abrazaba, me consolaba y me ayudaba a perdonar lo imperdonable, el daño terrible que me hicieron esas personas para que no se realizaran los planes de Dios en mi vida".

Pero ahora era libre. Y lo que siempre había visto como algo "aburrido" y propio de "vidas grises" como rezar, estudiar la Biblia, confesarse y frecuentar las visitas al Santísimo, empezó a verlo con "un hambre terrible".

Aquel tiempo sería la preparación para lo que ella llama su "misión evangelizadora". Y empezó muy lejos de su hogar: si en sus días de budista, viajar a la India fue una utopía que no llegó por más que lo intentó, el viaje a Tierra Santa se repitió sin buscarlo ni quererlo, casi sin poder evitarlo.

Precisamente tras visitar Tierra Santa conocería al padre Juan Solana, director de Magdala Center.

Una misión evangelizadora que comenzó en Tierra Santa 

"Había tenido muchos anuncios de Tierra Santa. Cerraba mis ojos y era como si la conociera. Al llegar, sentía que ya la había caminado espiritualmente y que era como esas mujeres que seguían a Jesús con tanto amor", recuerda. En Tierra Santa "se despertó mi misión evangelizadora,  colaborando con Solana y los proyectos de Magdala".

Comenzó apoyando las peregrinaciones "entre bambalinas", promocionando y difundiendo las noticias.

Después, al concluir la pandemia, Marián se disponía a dar un taller de oración en Miami cuando Solana le ofreció hacerlo e Tierra Santa de forma presencial. Aún se sorprende relatando como pasó de no haber ninguna inscripción a tener el cupo completo en solo dos días.




Reynoso relata su experiencia de fe en Tierra Santa, marcada también por el conflicto reactivado entre Israel y Palestina. 

En la página Terra Sancta México, Reynoso relata como vivir la experiencia de unos ejercicios espirituales en Tierra Santa transformó su fe en múltiples dimensiones.

Tierra Santa, determinante en su fe: "Solo pienso en regresar"

"Pude imprimir en mis 5 sentidos y en mi corazón la Palabra de Dios; quedarme llena de imágenes y experiencias vivas; de encuentros con cada una de las personas de la Santísima Trinidad en mi memoria, para servirme de ellas en cada lectura, en cada oración, en cada contemplación. Es un parteaguas en mi vida espiritual y solo pienso en regresar", asegura. 

A día de hoy, afirma disponer de una "comunidad preciosa" en torno a los talleres y oración en Tierra Santa y Miami, lo que espera retomar cuando el conflicto vigente lo permita. "Parte de nuestra misión allí es rezar todo el tiempo pidiendo el don de la paz", agrega.

Uno de los talleres de oración que imparte consta de 10 días recorriendo la Tierra Santa de la en clave mariana y  en una dinámica contemplativa, visitando los lugares donde sucedieron los misterios del Santo Rosario y otros puntos emblemáticos.

Marián Reynoso en su taller de oración en Tierra Santa. 



Reynoso, junto a un grupo de peregrinas del taller de oración en Tierra Santa. 

Y pese al "parón" de Tierra Santa, admite que su vida apostólica "no para". Junto con los talleres de oración, explica que su "apostolado número uno es invitar a la gente a rezar el rosario de forma contemplativa" y recibir al Santísimo "hasta el último día" de su vida, su compromiso principal.

Marián relata cómo en su vida "hubo un antes y un después". "Hoy mi vida es simple: mi rosario, mi comunión, mi confesión frecuente, la misa y una vida apostólica activa donde compartir el amor de Dios". Y esa visión, concluye, solo es posible "gracias a que nunca regresé a nada de lo que me empoderaba, sino que me adentro en el camino de la pequeñez, donde dejamos a Dios ser Dios".

Fuente: Religión en Libertad

Santo Evangelio 25 de Abril 2024

   



Texto del Evangelio (Jn 12,44-50):

 En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».



«El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado»


P. Julio César RAMOS González SDB

(Mendoza, Argentina)

Hoy, Jesús grita; grita como quien dice palabras que deben ser escuchadas claramente por todos. Su grito sintetiza su misión salvadora, pues ha venido para «salvar al mundo» (Jn 12,47), pero no por sí mismo sino en nombre del «Padre que me ha enviado y me ha mandado lo que tengo que decir y hablar» (Jn 12,49).

Todavía no hace un mes que celebrábamos el Triduo Pascual: ¡cuán presente estuvo el Padre en la hora extrema, la hora de la Cruz! Como ha escrito san Juan Pablo II, «Jesús, abrumado por la previsión de la prueba que le espera, solo ante Dios, lo invoca con su habitual y tierna expresión de confianza: ‘Abbá, Padre’». En las siguientes horas, se hace patente el estrecho diálogo del Hijo con el Padre: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34); «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46).

La importancia de esta obra del Padre y de su enviado, se merece la respuesta personal de quien escucha. Esta respuesta es el creer, es decir, la fe (cf. Jn 12,44); fe que nos da —por el mismo Jesús— la luz para no seguir en tinieblas. Por el contrario, el que rechaza todos estos dones y manifestaciones, y no guarda esas palabras «ya tiene quien le juzgue: la Palabra» (Jn 12,48).

Aceptar a Jesús, entonces, es creer, ver, escuchar al Padre, significa no estar en tinieblas, obedecer el mandato de vida eterna. Bien nos viene la amonestación de san Juan de la Cruz: «[El Padre] todo nos lo habló junto y de una vez por esta sola Palabra (...). Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo sería una necedad, sino que haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, evitando querer otra alguna cosa o novedad».