martes, 19 de marzo de 2024

Santo Evangelio 19 de Marzo 2024

 


Texto del Evangelio (Mt 1,16.18-21.24a):

 Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.

Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado.



«Su madre, María, estaba desposada con José»


Abbé Marc VAILLOT

(París, Francia)

Hoy, nos invita la Iglesia a contemplar la amable figura del santo Patriarca. Elegido por Dios y por María, José vivió como todos nosotros entre penas y alegrías. Hemos de mirar cualquiera de sus acciones con especial interés. Aprenderemos siempre de él. Nos conviene ponernos en su piel para imitarle, pues así lograremos responder, como él, al querer divino.

Todo en su vida —modesta, humilde, corriente— es luminoso. Por eso, célebres místicos (Teresa de Avila, Hildegarde de Bingen, Teresita de Lisieux), grandes Fundadores (Benito, Bruno, Francisco de Asís, Bernardo de Clairvaux, Josemaría Escrivá) y tantos santos de todos los tiempos nos animan a tratarle y amarle para seguir las huellas del que es Patrón de la Iglesia. Es el atajo para conseguir santificar la intimidad de nuestros hogares, metiéndonos en el corazón de la Sagrada Familia, para llevar una vida de oración y santificar también nuestro trabajo.

Gracias a su constante unión a Jesús y a María —¡ahí está la clave!— José puede vivir sencillamente lo extraordinario, cuando Dios se lo pide, como en la escena del Evangelio de la misa de hoy, pues realiza sobre todo habitualmente las tareas ordinarias, que nunca son irrelevantes pues aseguran una vida lograda y feliz, que conduce hasta la Beatitud celeste.

Todos podemos, escribe el papa Francisco, «encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad (...). José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca».

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Fe, amor, esperanza: éstos son los ejes de la vida de San José y los de toda vida cristiana. La entrega de San José aparece tejida de ese entrecruzarse de amor fiel, de fe amorosa, de esperanza confiada» (San Josemaría)

«En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura» (Francisco)

«La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra muerte (‘De la muerte repentina e imprevista, líbranos Señor’: antiguas Letanías de los santos), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros ‘en la hora de nuestra muerte’ (Ave María), y a confiarnos a San José, Patrono de la buena muerte» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.014)


Con 11 y 12 años ven ya pornografía… en su propio smartphone: «El porno no se busca, se encuentra»

 


Con 11 y 12 años ven ya pornografía… en su propio smartphone: «El porno no se busca, se encuentra»

Adolescente viendo su teléfono móvil

El consumo de pornografía está, según las estadísticas, extendido entre la mayoría de los adolescentes.

¿Hay relación entre el preocupante consumo de pornografía online entre adolescentes y la edad a la que empiezan a tener un smartphone? La realidad deja al menos un dato concluyente: la edad media con la que inician a ver contenido pornográfico también coincide con la del primer teléfono inteligente. Antes se situaba a los 12 años, pero el arco es más amplio ahora y está entre los 8 y los 13 años.

Este es un problema de primera magnitud en estos momentos. En un programa de entretenimiento de La Sexta, Beatriz Martín Padura, directora de FAD Juvenil, la antigua Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, hablaba del problema de manera conjunta: la pornografía entre los menores y la adicción a las pantallas.

En dicha entrevista afirmaba que "el 75% de los adolescentes consume pornografía” por lo que ante datos como este países como Italia se están planteando prohibir los smartphones hasta una edad concreta.

El Plan Nacional sobre Drogas habla de adicción a las pantallas, algo muy grave, pero menos frecuente que el “uso compulsivo”, que sería el paso previo. Algunas de las señales de aviso serían “no poder dejar de ver internet o las redes” sabiendo que tienen que hacerlo, o responder de manera irascible al quitar a los menores el teléfono.

La propia FAD Juventud se vio obligada a incluso a sacar una campaña cuyo lema es “Educa a tus hijos antes de que el porno lo haga por ti”, con la que trataron de alertar a los padres sobre las consecuencias del consumo de pornografía en niños y adolescentes. 

Catherine L´Ecuyer, especialista en temas de educación y muy crítica con el uso de pantallas, incidía en la relación entre la pornografía y los móviles asegurando que el 62% de las niñas y el 93% de los niños han consumido pornografía en línea antes de los 18 años y la primera visualización ocurre a los 12 años, “coincidiendo con la edad de introducción de los smartphones”.

“Sería bueno dejar de plantear las soluciones en términos de sistemas de vigilancia y de control como los filtros – que los niños se los saltan con facilidad- y preguntarnos si es lógico o razonable que un niño tenga un smartphone con 7, 12 o 13 años”, añadía L´Ecuyer.



Alejandro Villena, psicólogo experto en sexología, alerta del consumo cada vez más generalizado y temprano de la pornografía y sus efectos destructivos para la persona, tanto hacia sí misma como hacia los demás.

Los datos sobre la pornografía son desoladores. Así lo refleja la asociación Dale una Vuelta, formada por especialistas de ayuda contra esta adicción:

-11 años es la edad media para iniciar el consumo de pornografía.

-93% de los hombres vieron pornografía durante la adolescencia.

-62% de las mujeres vieron pornografía durante la adolescencia.

-1 de cada 10 menores europeos hace sexting (envío de fotos de contenido erótico o sexual por el móvil).

-90% de los niños entre 8 y 16 años han visitado una web porno.

-La pornografía en internet tiene más visitas que Twitter, Amazon y Netflix juntos.

-El 20% de la pornografía online es pornografía infantil.

-97.000 millones de dólares genera cada año la pornografía.

Además, un estudio de Save the Children afirmaba que casi siete de cada diez adolescentes españoles de 13 a 17 años consume pornografía de forma frecuente. Lo hacen fundamentalmente en la intimidad, desde el móvil, y visualizan contenidos gratuitos en los que el 88% de las escenas son escenas agresivas o violentas. El 94% de esa violencia está dirigida hacia la mujer y el 95% de ellas da a entender que a ellas les gusta ser tratadas así.



Nacho Calderón, neuropsicólogo y director del INPA (Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas) muestra las causas y efectos de la adicción a la pornografía y sus posibles vínculos con la violencia.

Siguiendo con esta cascada de datos terribles, destaca que el 68,2 % de adolescentes había visto pornografía en los últimos 30 días, llegando a consumir ellos el doble que ellas (81,6 % y 40,4 % respectivamente). Los chicos confirmaban que buscan este tipo de material casi a diario. Las respuestas de las chicas expresaban variaciones entre el consumo semanal o mensual.

El 53,8 % de las personas encuestadas había accedido por primera vez a la pornografía antes de los 13 años, y un 8,7% antes de los 10 años. La edad media es de 12 años de manera global (antes de los 12 años para los chicos y los 12 años y medio para las chicas).

Precisamente, este informe incidía igualmente en que a lo largo de los años, al mismo tiempo que se han desarrollado y difundido los smartphones y redes sociales, la edad a la que accede la población adolescente por primera vez a la pornografía es cada vez más baja.

La declaración de uno de los menores encuestados es muy revelador al respecto: “el porno no se busca, el porno se encuentra”.

El doctor Enrique Rojas, un conocido y veterano psiquiatra, asegura que la adicción a la pornografía es “una epidemia mundial. Se establece una correlación entre ciertas alteraciones en el cerebro y el consumo de pornografía que arruina vidas, matrimonios, familias, una desgracia que cae sobre gente atrapada en estas redes de este drama oculto y enmascarado que degrada al ser humano, lo rebaja, lo convierte en alguien que solo ve en la mujer la posibilidad de tener algún tipo de contacto sexual, desdibujándose otras muchas posibilidades en la relación hombre-mujer. La pornografía es una mentira sobre el sexo. Es maestra en ofrecer una imagen de la sexualidad utópica, irreal, delirante, absurda… que se convierte en una obsesión en distintos grados. Hoy sabemos por investigaciones recientes, que la adicción a la pornografía es más grave que la de la cocaína, pues afecta a circuitos cerebrales concretos, en donde una sustancia llamada dopamina asoma, y, después de un tiempo sin ver ese tipo de imágenes, uno se ve empujado a buscarlas, es como un imán que arrastra en esa dirección”.

Sobre esta epidemia del siglo XXI también alerta el doctor Peter C. Kleponis, psicólogo y psicoterapeuta con más de veinte años de experiencia en este campo y autor del libro Pornografía. Comprender y afrontar el problema (Voz de Papel).

En una entrevista con ReL explicaba que “ver pornografía es algo tan común que muchos son adictos sin darse cuenta”.



Kleponis justificaba así su afirmación: “la pornografía se ha convertido en la nueva droga favorita a causa de las cinco A de la pornografía:  1) Asequible: es gratis. 2) Accesible: está a distancia de un clic. 3) Anónima: es fácil de esconder o de mantener oculta. 4) Aceptada: ver pornografía es algo completamente asumido hoy entre los jóvenes. 5) Agresiva: a diferencia de otras drogas o del alcohol, la pornografía produce una gratificación inmediata y es altamente adictiva. A causa de estas cinco A, millones de personas han decidido ver pornografía habitualmente. Debido a que ver pornografía es algo tan común entre la gente, muchos son adictos sin darse cuenta”.

Ante un problema de tal gravedad que afecta a los más jóvenes, este especialista urge  a educarlos “en los peligros de la pornografía. Deben saber que es altamente adictiva, como las drogas y el alcohol. Deben saber que no muestra una visión saludable de la sexualidad. Al contrario, enseña a la gente que está bien utilizar a otras personas para el propio placer sexual egoísta. Consumir pornografía les impedirá mantener relaciones saludables. Sólo les conducirá a la soledad y el aislamiento. También hay que enseñarles que Dios tiene un plan maravilloso para la vida de cada persona. Para cumplir ese plan, deben esforzarse por vivir una vida virtuosa y saludable. Consumir pornografía les impedirá definitivamente alcanzar ese objetivo”.

Con respecto el problema con los menores este especialista hace esta recomendación a las familias: “al afrontar con un adolescente el uso de pornografía, es importante no avergonzarle por ello. A pesar de lo habitual que es el uso de la pornografía entre los jóvenes, en el fondo saben que está mal. La vergüenza que sienten por ello les fuerza a mantener en secreto el uso de pornografía. La mayor parte de los adolescentes adictos a la pornografía quieren ayuda para superarlo. Les produce demasiado temor y demasiada vergüenza. Al hablar con ellos, es importante que un padre haga saber a su hijo cuánto le quiere y cuánto le quiere Dios. Si es posible, es mejor que hable el progenitor de su mismo sexo. También es importante referirse al uso de pornografía como síntoma de un conflicto más profundo y no como un fracaso moral. Eso puede facilitarle al adolescente hablar del problema. Ofreciendo amor y compasión, y no avergonzándole, será más fácil para él admitir el problema y estar dispuesto a recibir ayuda para superarlo”.

Este es un artículo de hemeroteca publicado en marzo de 2022. 

lunes, 18 de marzo de 2024

Santo Evangelio 18 de Marzo 2024



 Texto del Evangelio (Jn 8,1-11):

 En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.

Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más»

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«Vete, y en adelante no peques más»


Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells

(Salt, Girona, España)

Hoy contemplamos en el Evangelio el rostro misericordioso de Jesús. Dios es Amor, y Amor que perdona, Amor que se compadece de nuestras flaquezas, Amor que salva. Los maestros de la Ley de Moisés y los fariseos «le llevan una mujer sorprendida en adulterio» (Jn 8,4) y piden al Señor: «¿Tú qué dices?» (Jn 8,5). No les interesa tanto seguir una enseñanza de Jesús como poderlo acusar de que va contra de la Ley de Moisés. Pero el Maestro aprovecha esta ocasión para manifestar que Él ha venido a buscar a los pecadores, a enderezar a los caídos, a llamarlos a la conversión y a la penitencia. Y éste es el mensaje de la Cuaresma para nosotros, ya que todos somos pecadores y todos necesitamos de la gracia salvadora de Dios.

Se dice que hoy día se ha perdido el sentido del pecado. Muchos no saben lo que está bien o mal, ni por qué. Es lo mismo que decir —en forma positiva— que se ha perdido el sentido del Amor a Dios: del Amor que Dios nos tiene, y —por nuestra parte— la correspondencia que este Amor pide. Quien ama no ofende. Quien se sabe amado y perdonado, vuelve amor por Amor: «Preguntaron al Amigo cuál era la fuente del amor. Respondió que aquella donde el Amado nos ha lavado nuestras culpas» (Ramon Llull).

Por esto, el sentido de la conversión y de la penitencia propias de la Cuaresma es ponernos cara a cara ante Dios, mirar a los ojos del Señor en la Cruz, acudir a manifestarle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia. Y como a la mujer del Evangelio, Jesús nos dirá: «Tampoco yo te condeno... En adelante no peques más» (Jn 8,11). Dios perdona, y esto conlleva por nuestra parte una exigencia, un compromiso: ¡No peques más!

Con un tumor como un puño, necesitaba un milagro, muchos oraron y sanó: «Él me decía que iría bien»

 


Con un tumor como un puño, necesitaba un milagro, muchos oraron y sanó: «Él me decía que iría bien»

GarryDebido a su tamaño, el neurocirujano tendría que pelar el tumor capa por capa hasta detenerse sólo si existía la posibilidad de un derrame o daño cerebral (foto: Arkansas Catholic).

Garry y Mary VanCleve viven en Arkansas (EE.UU) y se despertaron a las 5:30 a.m. del 5 de noviembre de 2022 preparándose para disfrutar de un café, leer juntos la Biblia y rezar por su familia y amigos, lo que no sabían es que sus vidas estaban a punto de cambiar.

Garry empezó a temblar, se cayó de bruces y perdió la consciencia. El personal de emergencias creyeron que podía haber sufrido un derrame cerebral y lo llevaron de urgencia, donde le ingresaron de inmediato en una sala de reanimación. Cuando Mary y su hijo pudieron entrar a verlo, fue el propio Garry quien les dijo que tenía un tumor cerebral.

En la capilla del hospital

"La especialista que me hizo el escáner cerebral rezó conmigo después de ver los resultados", les dijo Garry. "Cuando lo vi supe que este hombre necesitaba un milagro", aseguró luego la profesional a la familia. La especialista sería la primera de tantos empleados del hospital que rezaron y le apoyaron durante el mes siguiente.

El neurocirujano informó a la pareja de que Garry tenía un tumor en el lóbulo frontal derecho del tamaño del puño de un hombre. Debido a su tamaño, tendría que pelar el tumor capa por capa hasta detenerse sólo si existía la posibilidad de un derrame o daño cerebral.

Garry permaneció hospitalizado un breve periodo de tiempo, donde un neurólogo y un internista lo evaluaron y le recetaron medicamentos para las convulsiones y la tensión arterial. Tras el alta, los feligreses de San Judas Tadeo de Waldron (condado de Scott) apoyó a la pareja con sus oraciones.

"Después de mudarnos a Mansfield en 2017, habíamos visitado varias iglesias católicas, todas al menos a 20 minutos en coche. Queríamos una comunidad parroquial pequeña y  supimos que habíamos encontrado nuestro hogar", explica Mary VanCleve al Arkansas Catholic y añade: "Nuestro nuevo párroco, el padre Les Farley, ha sido maravilloso con nosotros. Visitó a Garry en nuestra casa y le ungió".

Garry le dijo al sacerdote que se sentía como el paralítico de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas cuyos amigos lo bajaron por el techo para que lo sanara. Garry veía a su comunidad  como amigos que, a través de sus oraciones, lo bajaban ante Jesús para ser sanado. Después de que Garry se curara, el corredor de seguros jubilado de 74 años continuaría con un procedimiento no invasivo para extirpar el resto del tumor.

El primer quirófano disponible estaba en Springfield, Missouri (EE.UU), a finales de noviembre, por lo que la pareja viajó para la cirugía. Cuando llegaron el 21 de noviembre, el doctor intentó un procedimiento para ralentizar el flujo sanguíneo al tumor como preparación para la operación del día siguiente; pero descubrió que había un fuerte flujo sanguíneo procedente del interior del cerebro.


Gary Garry, de rojo, antes de sufrir la intervención por el tumor. 

Garry pasó entonces la noche en cuidados intensivos. Ante esta grave situación Mary, su mujer, fue a rezar a la capilla del hospital, sintiéndose reconfortada por las oraciones de sus amigos, familiares y comunidad, que se comunicaban sin descanso a su teléfono móvil.

Cuando la llamaron al mostrador de información al cabo de una hora y media de estar su esposo en cirugía, ella se preocupó, pero el neurocirujano le dijo que, aunque la noche anterior se había producido una fuerte irrigación sanguínea, que el tumor había desaparecido por completo y que no sería necesario ningún otro procedimiento.

"Dios dijo en su Palabra: 'Hágase en vosotros según vuestra fe'", exclamó Garry días después ante su comunidad, y explica: "Sentí que Dios decía que todo iría bien". "El padre Alejandro (Puello), nuestro anterior párroco, siempre nos decía: 'Cuando no puedas hacer nada más, entrégaselo a Dios'", dice Mary VanCleve.

Desde su operación, Garry VanCleve se ha sometido a dos escáneres cerebrales sin problemas. Está empezando a escribir su testimonio. "Ojalá nuestra experiencia ayude a quien lo necesite. Rezo para que todos los que necesitan milagros sepan que Dios es fiel", añadió Mary, la esposa de Garry.

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 17 de marzo de 2024

Santo Evangelio 17 de Marzo 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 12,20-33):

 En aquel tiempo, había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Él les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

»Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! Padre, glorifica tu Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré». La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel». Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.



«Si alguno me sirve, que me siga»


Fr. Vimal MSUSAI

(Ranchi, Jharkhand, India)

Hoy escuchamos un pasaje evangélico cuyas palabras —de la mano del discípulo amado— debieron transmitir un fuerte coraje en el camino de la fe durante las persecuciones que sufrieron los primeros cristianos. En aquellos días de las fiestas judías, algunos griegos acudieron a Jerusalén para rendir culto y quisieron ver a Jesús. Pidieron ayuda a los discípulos.

“Ver a Jesús” no significa simplemente mirarle, cosa que probablemente pretendían aquellos griegos. “Ver a Jesús” es entrar totalmente en su modo de pensar; significa entender por qué Él tenía que sufrir y morir para resucitar. Como el grano de trigo, Jesucristo tiene que dejarlo todo, incluso su propia vida, para poder traer vida para Él y para muchos otros.

Si no captamos esto como el núcleo de la vida de Cristo, entonces no le hemos visto realmente. En palabras de san Atanasio, sólo podemos ver a Jesús a través de la muerte mediante la Cruz con la cual Él trae muchos frutos para todos los siglos. “Ver a Jesús” quiere decir rendirse ante una inmerecida muerte que trae los dones de la fe y de la salvación para la humanidad (cf. Jn 12,25-26). Mahatma Gandhi refleja la misma idea diciendo que «el mejor camino para encontrarse con uno mismo es perderse en el servicio a los demás».

Las palabras de Jesús recuerdan a sus discípulos que deben seguir sus pasos, incluso hasta la muerte. El grano, por supuesto, realmente no muere sino que se transforma en algo completamente nuevo: raíces, hojas y frutos (la Pascua). De manera similar, la oruga deja de ser oruga para transformarse en algo distinto —y a la vez— frecuentemente mucho más bonito (una mariposa).

Y, si nosotros queremos “ver a Jesús”, tenemos que andar su camino. «Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor» (Jn 12,26). Esto supone recorrer con Jesucristo y con María todo el camino del Calvario, dondequiera que se encuentre cada uno de nosotros. Jesús, que dejó todas las cosas por nosotros, nos llama a estar con Él todo el recorrido, imitando su entrega y procurando que se cumpla la voluntad de su Padre.

La decadencia universitaria, un factor de creciente importancia en la debacle de la natalidad


 La decadencia universitaria, un factor de creciente importancia en la debacle de la natalidad

Alumnos universitarios en un aula.

La formación de grado ya no es suficiente, hay que ampliarla con doctorados y postgrados para poder competir con garantías en el mercado laboral. Eso alarga la incorporación a la vida adulta y retrasa una hipotética paternidad o maternidad. Foto: Shumbham Sharan / Unsplash.

Un porcentaje elevadísimo de jóvenes se integran en un modelo universitario de calidad decreciente que obliga a alargar los años de formación para conseguir una habilitación laboral que permita escapar de los sueldos bajos. El resultado es "la desaparición de la idea misma de tener un hijo cuando se es joven", con las letales consecuencias sobre la natalidad que, por fin, empiezan a preocupar socialmente.

Roberto Volpi, estadístico especializado en cuestiones de demografía, disciplina a la que ha consagrado varios libros, analiza esta verdad incómoda (los demagogos prefieren ensalzar a 'la generación mejor formada de la historia') en el número de marzo de Tempi:



Roberto Volpi.

Roberto Volpi es autor de un estudio ya clásico, publicado en 1989, sobre la población italiana desde su unidad, y de libros sobre las consecuencias del final de la familia y de la reproducción sexual como fundamentos de la sociedad.

¿Se puede romper una lanza no a favor, como es costumbre, sino en contra de la universidad? En pocas palabras, ¿se puede hablar mal de la universidad en lugar de bien? La paradoja de esta pregunta reside en el hecho de que para romper una lanza en contra uno no puede detenerse en un razonamiento que sea totalmente interno a la universidad, sino que hay que salir de ella, como intentaremos argumentar en la segunda parte de este artículo. Pero mientras tanto, cerquemos, por así decirlo, el territorio de la universidad.

54 matriculados cada 100 nacidos

Teniendo en cuenta que en Italia la edad media en que se licencian los estudiantes es de 26 años, la comparación entre la población residente de 19 a 26 años y los matriculados en las universidades italianas de esta edad llamada "universitaria" es inmediata. La proporción es de unos 2 millones de matriculados frente a 4,6 millones de residentes: el 44% de los italianos de 19 a 26 años están matriculados en la universidad. Volvamos a hacer el cálculo desde otro ángulo, esta vez considerando a los estudiantes matriculados. Son unos 310.000 o 320.000 de una media de los nacidos 19 años antes -y por tanto en edad de matricularse hoy-, que es algo inferior a los 580.000. El resultado de los tres últimos años ha sido de unos 54 matriculados universitarios por cada 100 nacidos. La proporción de los inscritos es inferior a la de matriculados en la universidad debido a dos factores: el hecho de que se abandone la escuela en el transcurso de los estudios es el más importante; el hecho de que hoy, en comparación con ayer, no se pierda tiempo en matricularse en la universidad después de la enseñanza secundaria, el menos importante. No está lejos de la verdad, considerando los dos porcentajes a su vez, afirmar que aproximadamente uno de cada dos jóvenes italianos de entre 19 y 26 años asiste a la universidad, cursa estudios universitarios, aunque, por supuesto, pueda dejarlo antes de licenciarse. Así que ahí lo tienen: este es, con buena aproximación, el territorio sobre el que insiste la universidad italiana.

¿Grande? ¿Pequeño? Nunca son valoraciones fáciles y, en cualquier caso, son siempre muy personales y, por tanto, cuestionables. Es mejor leer estas proporciones a la luz de otras consideraciones. La primera: la ventaja que representa el contexto familiar. El último informe del consorcio universitario AlmaLaurea, que ciertamente no es una fuente que pueda ser acusada de partidismo antiuniversitario, afirma expresamente: "El contexto familiar tiene un fuerte impacto en las oportunidades de completar una formación universitaria: entre los licenciados, de hecho, hay una sobrerrepresentación de jóvenes procedentes de entornos familiares favorecidos desde el punto de vista sociocultural". Olvidemos las cifras, que nos llevarían muy lejos: esta conclusión, además, no las necesita.

Si acaso, puede completarse teniendo en cuenta que, entre los titulados universitarios, cerca del 75% tienen el título de secundaria. En resumen, e indiscutiblemente: los que tienen un contexto sociofamiliar más favorable van a la universidad y la terminan en proporciones muy superiores a los que no tienen ese contexto.

Surge entonces una pregunta: ¿aún seguimos en este punto? ¿Qué ha corregido entonces la llamada universidad de masas sobre los "diferentes puntos de partida" de los jóvenes italianos?

Doctores que ganan 1.300 euros al mes

La segunda consideración: los licenciados universitarios tienden a fijar su residencia en otros países, borrándose del suyo. Van adonde les llevan las oportunidades y las perspectivas, no exactamente adonde les lleva el corazón, algo, por otra parte, totalmente razonable. Esto parece ser especialmente cierto, tanto en términos cuantitativos como en cuanto a las direcciones tomadas, para los licenciados italianos. De hecho, he aquí el balance: en la década 2011-2021, 256.000 licenciados italianos cancelaron su residencia italiana para tomar una en otros países, con una buena media de casi 26.000 al año, 8-9 licenciados de cada 100 que cada año toman el camino del extranjero, incluso trasladando allí su residencia, específicamente por motivos laborales. Y cuando decimos en el extranjero, nos referimos realmente al extranjero, en el sentido de todo el mundo. Incluso Albania o Marruecos (más de 2.000 licenciados italianos fijaron allí su residencia en el decenio considerado), por no hablar de Venezuela, país al que emigraron casi 7.000 licenciados italianos, o más aún Brasil (más de 22.000), hasta casi 50.000 en el Reino Unido: 5.000 licenciados italianos de media cada año van a buscar fortuna, fijando allí su residencia, en las zonas de Londres y alrededores.

A este respecto, la interpretación optimista del fenómeno dice que esto sucede porque nuestros licenciados son los mejores, o entre los mejores del mundo, en el sentido de más preparados y capaces. La interpretación un poco más realista, en cambio, afirma que esto sucede tanto porque no es fácil encontrar en Italia un trabajo/empleo acorde con la cualificación como porque los salarios, incluso una vez encontrado empleo, son decididamente bajos: en 2022, para un titulado con un máster al cabo de un año de su graduación, se alcanzó una media de 1.366 euros netos al mes. Salarios que hacen que la gente se dirija de buena gana a otra parte. Y de nuevo: ¿seguimos en este punto, con estas dificultades y estos salarios después de tantos años de estudio, después de la licenciatura y el doctorado?

Pero, hablando de títulos, vayamos al contexto aún más específicamente universitario. En 2022, dos de cada tres licenciados universitarios italianos obtuvieron una nota de licenciatura superior a 100. Esto sugiere implícitamente que el formidable umbral que antes representaba este grado significa hoy muy poco, ya que superarlo es más un juego de niños que una proeza. ¿Y qué podemos decir, además, del hecho de que uno de cada cuatro licenciados salga de la universidad con 110 cum laude, summa cum laude? ¿Una meta que antes premiaba a unos pocos elegidos, cerebritos, eruditos de primera magnitud, o simplemente jóvenes que se dejaban la piel, hincando los codos sobre sus libros, ahora es conquistada sin dificultad por uno de cada cuatro licenciados? Da que pensar el hecho de que la calificación de 110 cum laude sea la más frecuente de todas las notas de la licenciatura. ¿Un logro, como parece pensar el consorcio universitario AlmaLaurea, o no más bien, a juzgar por lo que luego ganan los licenciados con matrícula de honor y por cuántos licenciados italianos emprenden el camino al extranjero, el signo de un declive de los estudios universitarios?



Alumnos que concluyen sus estudios lanzan sus sombreros al aire.

La finalización de los estudios universitarios cada vez es menos una 'finalización' y más un nuevo 'comienzo' de una ulterior formación, sin la cual el acceso al mercado de trabajo se complica. Foto: Vasily Koloda / Unsplash.

Debido a que ciertas notas certifican que el valor prescindible del título en el maremagno del mundo del trabajo, las profesiones, las oportunidades, no hace más que reducirse, es por lo que ese mundo ya no puede fiarse con un cierto grado razonable de confianza de la nota del título y, en consecuencia, juzgar el grado real de preparación de los licenciados. En el alborozo que ocasionan las buenas notas, una buena nota corre el riesgo de no valer nada si no tenemos cuidado, si la universidad no tiene cuidado. Y a juzgar por la tendencia al alza de las matrículas de honor 110 cum laude, y la mirada acrítica con que se mira, no creo que podamos esperar una actitud diferente.

Además, el hecho de que un título, incluso un doctorado, valga cada vez menos queda demostrado por la carrera -esta vez sí que se trata de una carrera real, no solo de una carrera para obtener un título- en la que compiten los recién licenciados por títulos de posgrado cada vez más atractivos porque discriminan, es decir, porque consiguen dar una ventaja real a quienes consiguen obtenerlos.

Títulos para todos, beneficios para nadie

En 2022-2023, curso en el que hubo 165.000 licenciados con el título de doctores que permite el acceso a todos los cursos de especialización, máster y doctorados de investigación, hasta 75.000 alumnos de cursos de posgrado obtuvieron efectivamente una de estas titulaciones superiores, o añadidos, a la licenciatura y doctorado. Preste atención a la proporción exacta: en 2022-2023 un número de estudiantes en cursos de posgrado equivalente al 45% de los licenciados con un título de máster en ese año obtuvieron un título superior o, añadido, a esta licenciatura. Desde luego, no se trata de un puñado de licenciados con aspiraciones superiores, por así decirlo. Más bien, licenciados que no se detienen en la licenciatura porque detenerse en ella significaría arriesgarse a un largo y mal pagado anonimato en el mundo laboral.

Los que quieren evitarlo, teniendo la posibilidad, alargan su educación. Hemos llegado a la cuarta etapa de los estudios, después del bachillerato y el terciario universitario: la cuarta etapa postuniversitaria. No solo es por ser chic, ojo, sino porque es cada vez más una necesidad. Pero una necesidad que no todo el mundo debe perseguir: es en esta etapa cuando más se nota la ventaja de los puntos de partida. Y es en esta etapa, de hecho, cuando se cierra el círculo. En la época de la universidad de masas, de la licenciatura para todos, de las grandes notas de licenciatura, y digamos de la licenciatura fácil, nunca como en esta época la ventaja -o la desventaja- de los puntos de partida de los estudiantes ha sido más evidente, más clara, más inescrupulosa.

El ascensor social ha dejado de funcionar: por regla general, quien está arriba se queda arriba, y viceversa. La cuarta etapa de estudios, esa etapa que se levanta sobre la cada vez más evidente pérdida de valor del título fácil, sea trienio o doctorado, no es para todos, es para los que tienen; esa etapa restablece las proporciones y distancias habituales.

Por eso y con más razón: ¿cómo, después de todos estos años, seguimos aquí, en las distancias censales, de los puntos de partida, de las diferentes situaciones familiares y sociales?

Se retrasa la edad adulta

Pero, como anticipábamos al principio, también hay algo, de hecho mucho, que va más allá de la universidad. Hay un modelo de vida, si la expresión no suena demasiado enfática, que tiene su punto de partida en la universidad, en lo que es a todos los efectos el modelo universitario de vida para los jóvenes de hoy, y que en Italia ha encontrado quizás su definición más completa. Un modelo que prevé un largo número de años de educación-formación antes de llegar a la edad adulta, y en Italia aún más largo que en otras realidades occidentales; y justo por esta razón en cierto sentido aún más completo. En Italia se entra en el mundo de las profesiones liberales a los treinta años. Las puertas de un trabajo intelectual se abren, cuando va bien, cerca de los treinta años. La treintena se ha convertido en el umbral considerado plenamente aceptable a partir del cual los jóvenes de hoy entran en el mundo del trabajo intelectual y de ahí a la edad adulta.

Por otra parte, el mundo del trabajo intelectual, el que tiene como condición previa al menos estudios universitarios, cuando no realmente estudios de cuarta etapa, puede presumir de un poder condicionante sobre todos los aspectos, ideales y organizativos, de la vida en las sociedades occidentales como la italiana. Aspectos todos ellos recalibrados en torno al umbral de la treintena. La treintena es el umbral del trabajo, el de la responsabilidad individual, el de la edad adulta, aquel en el que se entra en la perspectiva de abandonar la casa paterna, aquel en el que se empieza a mirar a horizontes hasta ahora considerados lejanos, o incluso ajenos, si no de la familia y de los hijos al menos de las experiencias de pareja con supuestos de estabilidad.

El poder condicionante de los estudios y del mundo universitario, del trabajo intelectual que se injerta en esos estudios y ese mundo, ha sido y es ampliamente subestimado. Pero el modelo que ha llegado a organizarse en torno a ese poder ha rediseñado la edad y el modo de paso de los jóvenes a la edad adulta y a la responsabilidad personal. Un tiempo que está como suspendido en el tramo de los estudios universitarios terciarios y de la cuarta etapa posuniversitaria. Una suspensión que no puede prolongarse indefinidamente, pero que sin embargo impone su precio. El primero de los cuales es sin duda el de la reproducción.

Producción y reproducción

"¿Qué define a un hombre? ¿Cuál es la primera pregunta que se le hace a un hombre cuando se quiere conocer su estatus? En algunas sociedades, lo primero que se le pregunta es si está casado, si tiene hijos; en nuestras sociedades, se pregunta primero por su profesión. Es su lugar en el proceso de producción, y no su condición de reproductor, lo que define en primer lugar al hombre occidental". Así habla Jed Martin, el protagonista de la novela El mapa y el territorio, premio Goncourt 2011, de Michel Houellebecq.

Una joven pareja con su bebé.



La entrada en la edad adulta era antes temprana y vinculada a la paternidad. Ahora lo es tardía y vinculada al trabajo. Foto (contextual): Kelly Sikkema / Unsplash.

Se trata de una reflexión sencilla pero muy aguda. De hecho, nadie como primera pregunta, al encontrarse, digamos, con un amigo al que no ve desde hace años, le pregunta si está casado, si tiene hijos o no. Le preguntarán primero a qué se dedica, cuál es su trabajo, su profesión: las noticias sobre su lugar en el proceso de producción han sustituido a las noticias sobre su lugar en el proceso de reproducción. La familia ha retrocedido; la profesión, el lugar en el proceso de producción, ha pasado a primer plano.

En esta inversión de posiciones está todo el cambio que ha experimentado el mundo occidental, nuestras sociedades, y la italiana en particular. Hasta llegar al punto de aterrizaje actual. Que, por lo que respecta a Italia, puede traducirse en estas cifras: entre 2000 y 2022, los nacimientos de madres italianas pasaron de 508.000 a 320.000, una pérdida de 188.000 y del 37% de los nacimientos. Pero los nacimientos de madres italianas menores de 30 años se han desplomado de 218.000 a 83.000, 135.000 y un 62% menos. En la práctica: de tres nacimientos en 2000 de madres italianas menores de 30 años, solo quedará uno en 2022. Los nacimientos de madres de 30 a 34 años también se redujeron drásticamente (-37%, tanto como la media general), mientras que los nacimientos de madres de 35 años o más aumentaron un 15%. Por tanto, no se trata simplemente de un descenso de la natalidad, como estamos acostumbrados a pensar, sino de la desaparición de la idea misma de tener un hijo cuando se es joven. En las mujeres de hasta 30 años, la idea ha desaparecido, y con ella la posibilidad de tener un hijo en esa edad.

El triunfo del conformismo

De nuevo este umbral: 30 años. Redibujado como un umbral por debajo del cual todo está prácticamente concedido sin que haya que estar obligado a nada a partir de la experiencia de una sociedad marcada, si se nos permite la expresión, por la universalización de la universidad. En conclusión, ¿por qué contra la universidad? No porque sea "mala" en sí misma. Sino porque, aunque no ha hecho más que ramificarse y expandirse, ocupando bulímicamente cada espacio, cada intersticio del saber, como si no hubiera otro más allá de sus fronteras, lo ha hecho más de acuerdo con sus intereses más pragmáticos, y con la lógica de profesores y académicos, que con los de los estudiantes, que se han quedado anclados a las viejas distancias y distinciones de extracción social y están menos dotados que antes para nadar con éxito, una vez terminados sus estudios, en ese mundo de responsabilidades profesionales, familiares y socio-relacionales, que no concede rebajas.

En estos años, de la universidad no ha salido ni una sola protesta por la condición de las mujeres en Afganistán o por la invasión rusa de Ucrania en nombre del imperialismo de Putin, como tampoco una sola manifestación de proximidad a la lucha por la libertad de las jóvenes iraníes o de indignación por el horrendo pogromo de Hamás contra los judíos el 7 de octubre. Palestina libre y cultura de la cancelación, esto es todo: en otras palabras, conformismo, pereza intelectual, tercermundismo de ida y vuelta, cuando no de limosna. Pruebas alarmantes para una pregunta que no se puede eludir: ¿cómo y cuánto sirve esta universidad a los jóvenes y a la sociedad italiana?

Traducción por Verbum Caro.

Religión en Libertad

sábado, 16 de marzo de 2024

Santo Evangelio 16 de Marzo 2024

 


Texto del Evangelio (Jn 7,40-53):

 En aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían: «Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?».

Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?». Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre». Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos».

Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?». Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta». Y se volvieron cada uno a su casa.



«Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre»


Abbé Fernand ARÉVALO

(Bruxelles, Bélgica)

Hoy el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las palabras de nuestro Señor. No nos ofrece este texto de Juan ninguna palabra del Maestro, pero sí las consecuencias de lo que Él decía. Unos pensaban que era un profeta; otros decían «Éste es el Cristo» (Jn 7,41).

Verdaderamente, Jesucristo es ese “signo de contradicción” que Simeón había anunciado a María (cf. Lc 2,34). Jesús no dejaba indiferentes a quienes le escuchaban, hasta el punto de que en esta ocasión y en muchas otras «se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él» (Jn 7,43). La respuesta de los guardias, que pretendían detener al Señor, centra la cuestión y nos muestra la fuerza de las palabras de Cristo: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre» (Jn 7,46). Es como decir: sus palabras son diferentes; no son palabras huecas, llenas de soberbia y falsedad. El es “la Verdad” y su modo de decir refleja este hecho.

Y si esto sucedía con relación a sus oyentes, con mayor razón sus obras provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la murmuración, el odio... Jesucristo hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los hombres, especialmente hacia los más necesitados.

Hoy como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de contradicción”, porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros, imitando y siguiendo a Jesucristo, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de la caridad y del cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son capaces de comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre».