A los 15 años, su hija dijo ser un hombre trans; ella, médico, no se dejó engañar con mala ciencia
Chica morena triste
La soledad y tristeza en muchas chicas jóvenes enlaza con el contagio social de creerse trans y su ideologíaProstooleh en Freepik
GenerAzioneD, con sede en Italia, es una "asociación cultural, apolítica, aconfesional y sin ánimo de lucro cuyo objetivo es informar sobre los problemas de disforia/incongruencia de género en niños, adolescentes y jóvenes". Está formada por unas 200 familias cuyos hijos, "de un día para otro y sin ninguna manifestación en la infancia, se identificaron como transgénero". Consideran necesario "admitir que existen importantes lagunas en las investigaciones y estudios, grandes divisiones en la comunidad científica", sobre la disforia de género y el cambio de sexo. [Véase en ReL la sección Ciencia e Ideología de Género].
Entre los testimonios que han publicado, se incluye uno del que se ha hecho eco Avvenire. Es la historia de una quinceañera italiana, que de repente declara a su madre: "soy un hombre transgénero". ¡En su clase hay otras 7 chicas que dicen lo mismo y los maestros lo esconden a los padres! Y en Internet todo un submundo que incitaba a la chica, la aplaudía, le decía lo que tenía que hacer, con instrucciones y pasos detallados.
La madre es doctora en medicina, cree en la ciencia y la razón, sabe que la ciencia enseña que hay hombres y mujeres, y que se detectan con facilidad, y no se deja conducir por ideologías ni cintas transportadoras. Pero con paciencia y cariño la madre y el resto de la familia deciden "seguir la corriente" parcialmente a la chica. Publicamos su testimonio traducido, apenas un poco recortado.
"Mamá, soy transgénero, mis amigos me ayudaron a entenderlo"
- ¿Puedo hablar contigo?
- Por supuesto, cariño.
- Durante el confinamiento me di cuenta: soy un hombre transgénero. No entendía por qué me sentía tan mal. No entendía quién era yo. Mis amigos me ayudaron a entender. No lo tomes como una fase: simplemente, lo soy.
Una rápida mención de la transición. Un rayo caído del cielo, una puñalada en el pecho. Unos meses antes, mi hija de quince años había empezado a llevar sudaderas negras holgadas y a cortarse el pelo –que siempre había querido llevar largo, cuidándolo minuciosamente–, pero nunca podría haber imaginado un cambio así.
Instintivamente, la abrazamos, le aseguramos nuestro amor incondicional y le pedimos tiempo para decidir qué hacer.
A pesar del shock, tuvimos la claridad mental de no aceptar utilizar el nombre masculino que ella escogió, propusimos un apodo.
Durante el confinamiento pensábamos que las redes sociales les salvarían del aislamiento, pero ahora vemos que les han sumergido en un mundo que los adultos desconocemos por completo. La soledad es verdaderamente un drama que subestimamos enormemente, preocupados por salvar a la familia del contagio.
Para entender, creo una cuenta en TikTok. Cada vez que entro veo muchísimos perfiles de chicas que alaban su trayectoria FtoM [female to male, de mujer a hombre], contando cómo eran “antes”, de forma triste y negativa, y cómo finalmente se están “transformando” en su verdadero yo masculino, con todos los beneficios posibles e imaginables.
La primera ingesta de testosterona se convierte en el nuevo cumpleaños, la fecha del renacimiento. Muestran cambios físicos, semana tras semana. Dan a los seguidores una cita para el siguiente paso. Algunos comentarios demuestran la identificación típica del grupo de edad preadolescente: “Definitivamente soy trans", "Tu vídeo confirmó lo que pensaba", [...] "Siempre pensé que había algo mal conmigo y estaba tratando de resolverlo. Y utilicé Internet para ayudarme a hacerlo".
En Instagram y YouTube ocurre lo mismo: veo chicas jóvenes que no sólo abogan por la terapia hormonal, sino que también publicitan fajas y, por si fuera poco, aspiran al gran objetivo de la mastectomía bilateral, a la que llaman 'cirugía superior'.
Descubro que ahora cada adolescente en los perfiles sociales declara sus pronombres (ella/ella, él/lo, ellos/ellas) que definen el género con el que se identifica.
En los últmos días, reputados periodistas y feministas han alertado de los motivos que les llevan a pensar que la expansión del lobby trans es cada vez más potente... y nada casual.
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En la red también puedo encontrar manuales de casi todo: cómo vestirse, cómo parecer más alta, cómo maquillarse usando rímel para simular el vello de la barba, cómo simular un 'paquete' masculino con un calcetín adecuadamente relleno y colocado en el lugar adecuado... la obsesión de estas chicas, de la que depende el éxito de todo el día, es 'hacerse pasar' (por hombre).
Si en las tiendas se dirigen a ella en forma masculina me lanza una mirada desafiante. De lo contrario, se encierra en un silencio ofendido.
También hay muchos cuestionarios sobre "cómo saber si soy trans". Yo mismo hago uno. Dice que soy 80% masculina. ¿Soy trans?
El confinamiento los atrapó justo en el momento de la pubertad, cuando la interacción con sus compañeros es esencial. No creo que mi hija se haya enamorado jamás, ni siquiera platónicamente, que haya sentido mariposas en el estómago, que haya besado o incluso sido tocada por alguien. [...]
¿Qué sabe realmente sobre sexo y amor? Cuanto más profundizo en el tema, más me cuesta entender: géneros, definiciones… Encuentro una etiqueta para mí también: soy cisgénero demisexual, es decir, me identifico con mi sexo biológico (¡asignado al nacer!) y siento atracción sexual solo en conjunción con el amor. Y pensar que yo creía que simplemente era yo misma, simplemente enamorada de mi marido. Odio las etiquetas.
Estudio, buscando confirmación de que es un trastorno que acompaña los cambios en el cuerpo femenino durante la pubertad. En cambio solo encuentro psicólogos que dicen a los padres que acepten acompañar la transición, o endocrinólogos que hablan de administrar hormonas sintéticas como si fuera obvio. La angustia me devora.
Soy médico, creo firmemente en la ciencia y la biología y escuchar hablar de "sexo asignado al nacer" realmente me pone furiosa. ¿Cómo es posible que un concepto así sea aceptado tan fácilmente?
El sexo se determina en el momento de la concepción mediante el encuentro de un óvulo y un espermatozoide. XX hembra, XY macho.
¿Son conscientes estos estimados colegas de las consecuencias de estos tratamientos que a primera vista me parecen peligrosamente experimentales? ¿Son conscientes de que estarán medicalizados de por vida?
Una mujer con fondo de la bandera arcoíris.
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Pero lo que es aún más inesperado es que encuentro a muchos padres en Internet, dispuestos a respaldar inmediatamente el autodiagnóstico de niños de 12 años que nunca han mostrado incongruencia de género en el pasado. Como si hacer preguntas fuera incorrecto y transfóbico y una señal de falta de amor hacia sus hijos. Estoy realmente sorprendida. ¿Entonces lo mío no es amor?
Me mandaron a una psicóloga que parecía muy buena y que trata disforia de género. En el primer encuentro, sólo mi marido y yo, le contamos nuestra historia: una familia unida, 3 hijos deseados, las alegrías, los inevitables problemas. Nos tranquiliza diciendo que la disforia de género no conduce inevitablemente a la transición, muchos aprenden a aceptar sus cuerpos… Comenzamos este viaje con esperanza.
En la segunda cita, a la que asistimos mi hija, su padre y yo, la psicóloga preguntó: “¿Cuántos meses llevas sintiéndote varón?” Como responde que de 8 a 10 meses, la psicóloga me lanza una mirada que no me convence. Según las pautas que se utilizan actualmente, un periodo de 6 meses en el que uno se siente congruente con el género elegido es suficiente para declarar la disforia. Un escalofrío recorre mi espalda, pero en ese momento estamos demasiado cansados para pensar en ello.
Mientras tanto, ella quiere conocer a sus nuevos amigos, a quienes nunca había conocido antes debido al encierro. Ahora entiendo quiénes son los que la ayudaron a entender que es un hombre transgénero.
Comienzo a contactar con las madres del grupo, comparamos. Descubrimos que todas nuestras hijas alteran su voz, tratan de hablar con un tono gutural, han conseguido una faja y la usan, se visten rigurosamente de oscuro y con prendas posiblemente largas y sin forma, que cubren lo más posible sus manos y pies que son inevitablemente pequeños para un varón. Una sudadera o gorra oscura luce "varonil".
Descubro que siguen un camino pre-establecido: el nombre masculino (hay sitios que sugieren nombres para hombres transgénero), los pronombres masculinos, la ropa holgada, la carpeta, la historia de la infancia reelaborada para demostrar la identidad trans, el sufrimiento de crecer.
Todos siguen el mismo guion. Seguido de manuales online e influencers que también explican paso a paso qué decir a padres, profesores y terapeutas.
La amiga que ciertamente contribuyó a abordar el malestar de mi hija en esta dirección definitivamente parece un hombre, inicialmente yo no tenía dudas de que lo fuera, me tomó un tiempo darme cuenta. El cabello negro, ralo, cubre en gran parte el rostro. Un paso suelto y saltarín. La oscuridad en la mirada.
"Sólo en la clase de mi hija, 7 niñas se declaran trans"
A medida que pasa el tiempo veo a mi hija copiando su corte y color de pelo (lo hace ella sola), comprándose las mismas sudaderas y pantalones (me entero cuando la llevo al colegio), incluso le salen pecas como a 'su amigo'. Descubro que en su clase hay al menos siete chicas que se declaran trans.
Descubro que en el colegio ya ha salido del armario con sus profesores y descubro que ellos, además de no habernos informado, la llaman por el nombre masculino que ella ha elegido. Su nombre de pila es ahora su 'deadname', su nombre muerto, como se explica cuidadosamente en las redes sociales.
Observo que en su habitación tiene pesas de gimnasio (compradas en un ataque de buena voluntad en el pasado y que nadie ha usado hasta ahora) para desarrollar músculos masculinos. En los meses más cálidos, luce pantalones cortos tipo bermudas con las piernas sin afeitar.
Por supuesto, quiere usar los baños de hombres, pero seamos claros: existen peligros en usar los baños equivocados. El verano pasado, en plena crisis, fue a la piscina con una amiga durante todo el día (llevando estrictamente el uniforme trans de playa: pantalón corto, faja y camiseta anti-UV).
La miré directamente a la cara, especificándole claramente que los baños de la piscina, que también son vestuarios donde uno anda desnudo, son peligrosos. Ella asintió enojada, pero no fue a ellos. No podemos negar la realidad y seguir las tonterías que nos dice el mundo.
Cambiar de psicóloga, la otra ocultaba sus objetivos
Su psicóloga nos invita a asistir a una asociación de padres 'afirmativos'. Nos negamos rotundamente. Ahora entiendo que ella quería llevarnos hacia la transición. Descubro dibujos aterradores con mutilaciones, mastectomías, sangre, indicios de suicidio. ¿Qué clase de madre soy? Descubro que la amiga hace dibujos casi idénticos. Descubro la autolesión. A su psicóloga no le importa.
Chica triste y sola, foto de Prostooleh en Freepik
Una chica sola, y probablemente muy triste... en riesgo de ser captada por cualquier ideología nefastaProstooleh en Freepik
Está claro que hay que cambiar de dirección. Busco una neuropsiquiatra por iniciativa propia. Por suerte encuentro una persona empática y comprensiva que me cuenta que prácticamente todos los adolescentes que ve hoy en día declaran un nombre diferente, un género diferente, pronombres…
Ella ve a mi hija, percibe la extrema sensibilidad, el miedo a crecer, el miedo a compararse con los demás… Centrémonos en el dolor, en sus causas, ese es el quid de la cuestión, la disforia es un síntoma. También cambiamos de psicóloga, por su sugerencia.
Cambiemos también nosotros, intentemos escuchar lo que ella no nos dice, intentemos verla con otros ojos, con la mirada que ella necesita...
Intentamos darle todo el amor que podamos, dejarle vivir una vida inmersa en el mundo real, intentamos fomentar amistades con amigos más sinceros, sin máscaras.
Nunca vamos en contra de las amigos que no nos gustan: corremos el riesgo que empeore la cosa, estamos seguros de que eso llegará solo. De hecho, ciertas personas “tóxicas” desaparecen.
Afortunadamente, las amistades que la involucran permanecen, la hacen reír y logran devolverla a una vida real, no virtual.
Somos muy conscientes de que a los padres que no les 'afirman' los ven como enemigos y corren el riesgo de ser excluidos de la vida de sus hijos.
Después de muchos meses, y de mucho trabajo sobre ella y sobre nosotros mismos, la neuropsiquiatra nos dirá “ya no os siente como enemigos”. Entonces ella dejó de hablar de 'transición'.
Tratamos con hechos y palabras de hacerle entender que la amamos, sea quien sea y sea quien sea en el futuro. Tratamos de vivir la normalidad de nuestra familia sin presionarla, dándole tiempo para que entienda quién es sin drogas, sin forzarla, sin empujarla en ninguna dirección, sin afirmarla como hombre ni forzarla a 'ser mujer'.
Encontramos un nuevo psicoterapeuta que la ayuda a profundizar en su malestar, para comprender los orígenes de su dolor.
Poco a poco redescubre el gusto por la vida, descubre pasiones, hace proyectos para el futuro.
En la familia, tanto nosotros como sus hermanos utilizamos un lenguaje neutro, la llamamos por apodos.
La oscuridad que llevaba dentro ya no está: los terribles dibujos de hace dos años desaparecen, abandona los libros de instrucciones, sus actitudes son las mismas que las de muchos adolescentes infelices.
Una noche, hace unos meses, 3 años después del comienzo de esta historia, se acurrucó a mi lado, me abrazó y llorando me dijo: “Tenías razón, no soy trans”.
Lloramos, reímos y hablamos hasta altas horas de la noche. Comprendió que la incomodidad del cambio de cuerpo (pubertad), vivida en un mundo virtual durante la soledad del encierro, la llevó a abrazar la idea de haber nacido en el cuerpo equivocado, idea luego apoyada por amigos, la terapeuta y también por el mundo escolar.
[...]
Comprender que cometiste un error y te causaste dolor a ti misma y a las personas que te rodean es aún más difícil y aún más doloroso.
Regresar a la escuela y declarar que desistes es agotador, fuente de ansiedad y sufrimiento. "Si dices que eres trans, nadie se sorprende. Cuando dices que te has dado cuenta de que no lo eres, todo el mundo te hace preguntas y tienes que justificarte".
Estuvo muy ausente, incluso pasamos una noche en urgencias por un ataque de ansiedad muy fuerte, tiró a la basura muchas cosas relacionadas con ese periodo. Está muy preocupada por su generación, teme que muchos de los que han continuado el camino de la transición se arrepientan de decisiones irreversibles.
También está muy enojada con los adultos que han respaldado superficialmente sus sentimientos de 'ser un hombre'. "No puedes ayudar a un adolescente que no se acepta a sí mismo a hacerse daño".
Ahora las cosas están mejor, florece día a día, su mirada y su postura han cambiado. “Quiero dejar atrás todos esos años pasados en el dolor y la confusión. Ahora sé que puedo hacerlo”
Fuente: Religion en Libertad
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