Paolo Bizzeti es vicario en Anatolia y sucesor de monseñor Padovese, decapitado en 2010
Musulmanes conversos «a través de formas increíbles como sueños»: revelación de un obispo en Turquía
Paolo Bizzeti es vicario apostólico de Anatolia desde 2015
El vicariato de Anatolia es un vasto territorio en Turquía que va desde el Mediterráneo al Mar Negro y que tiene frontera con Siria, Irak e Irán. Son decenas de miles de kilómetros cuadrados en los que apenas hay católicos y tan sólo ocho sacerdotes para atender a esta precaria comunidad católica.
El jesuita italiano Paolo Bizzeti, sacerdote que experto en Turquía y que lleva décadas en el país fue nombrado en 2015 por el Papa Francisco como vicario apostólico de Anatolia, un encargo complicado por la situación generada unos años antes en este mismo lugar.
Sucesor de monseñor Padovese, decapitado en su parroquia
En 2010, su predecesor, monseñor Luigi Padovese, fue asesinado en el patio de su parroquia por su conductor al grito de Allahu Akbar (Alá es Grande). Este suceso conmocionó a la Iglesia local, pero también a la universal. Durante cinco años estuvo vacante la sede lo que provocó que la pequeña comunidad católica se sintiera abandonada.
Este es el contexto en el que llegó Bizzeti. Por un lado, cuidar el pequeño rebaño disperso y por otro lado evangelizar en un país musulmán. En una entrevista en Famiglia Cristiana, el vicario de Anatolia afirma haberse encontrado una comunidad “sufriente y acostumbrada a permanecer cerrada dentro de sus propias fronteras”.
“Durante siglos no ha habido aquí ninguna acción misionera”, reconoce Bizzeti. Por el contrario, explica que en las últimas décadas “mientras los católicos latinos se han encerrado cada vez más en iglesias y conventos, los protestantes han fundado 120 comunidades. Hoy, en Turquía, todos los libros sobre el cristianismo o las emisiones de televisión o radio que hablan de Jesús son obra de los protestantes, que se sumergieron entre la gente y encontraron la manera de hacer llegar el anuncio del Evangelio. Ahora, finalmente, estamos tratando de movernos también”.
La llegada de refugiados cristianos
El vicario apostólico explica que “como primera intervención, tuvimos que actuar en el plano humanitario, porque nos encontramos ante la emergencia de masas de refugiados que huían de Siria e Irak, en condiciones trágicas. Así que volvimos a abrir Caritas, organizamos paquetes de alimentos, vales de compras, formas de microcrédito, becas. Pero la presencia de refugiados cristianos, que hoy son más que los fieles locales, también ha abierto una enorme oportunidad para la Iglesia”.
Bizzeti recuerda que “son familias que han preferido perderlo todo antes que negar su fe. Presencias tan vitales y activas que siempre han seguido adelante concentrándose en la liturgia, las fiestas, las tradiciones... aunque no tengan una formación sólida. Y nosotros, desgraciadamente, no estamos preparados para hacer frente con eficacia a estas emergencias pastorales”.
Necesidades urgentes y también grandes gracias
Estas necesidades son muy numerosas para esta pequeña misión en un territorio tan sumamente grande. “Necesitamos sacerdotes, monjas, laicos preparados que puedan ayudar a nuestros cristianos en su formación y en su trabajo pastoral diario, que es aún más complejo debido a las grandes distancias. Y luego hay cuestiones importantes que deben resolverse a nivel cultural y político, sin olvidar los intereses de Occidente. Pienso, en primer lugar, en el tema de la verdadera libertad religiosa y el reconocimiento de la personalidad jurídica de las instituciones católicas, sin las cuales tenemos muchas dificultades para llevar a cabo actividades públicas. Aun así, vemos al Espíritu actuando cada día”, señala el vicario de Anatolia.
Pero a pesar de todo, el Señor actúa y se producen auténticos milagros. “Tenemos tres mil refugiados que vienen de Irán y Afganistán en busca de Jesucristo, que se han encontrado ya sea gracias a los protestantes o a través de formas increíbles: sueños, sitios web…”, relata impresionado monseñor Bizzeti.
Evangelización entre musulmanes
El vicario señala que “no tenemos un sacerdote que hable farsi y pueda seguirlos, así que con un pequeño equipo organizamos unas jornadas de catecumenado a lo largo del año y ahora hemos abierto una sencilla radio-web de primera evangelización: ¡la primera semana de transmisión tuvimos tres mil contactos!”.
Por ello, pese a la precariedad de este vicariato se siguen produciendo también conversiones de turcos. El vicario afirma que “en todas nuestras parroquias tenemos musulmanes turcos que quieren ser cristianos. Hoy en mi diócesis los fieles más entusiastas son precisamente los nuevos conversos. Y luego tenemos casos de musulmanes que no tienen la intención de convertirse, pero que quieren conocer mejor el cristianismo y así ayudarnos a transmitir sus verdaderos contenidos y valores en la sociedad turca. Esta es verdaderamente una tierra llena de oportunidades para una Iglesia que quiere volver a ser misionera".
Fuente: Religión en libertad
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