No te dejaré solo
Querido amigo: Aquí estoy de nuevo a tu lado con esta carta en la que quiero hablarte de ese interés Mío de no dejarte nunca solo. Es posible que hayas pensado alguna vez que no te hago caso porque no te contesto a la primera, o no te doy lo que me pides. Seguro que has sentido la dura experiencia de la soledad. Te comprendo perfectamente porque Yo también la sentí. Recuerdas que me sentía muy sólo en la Oración del Huerto, y no digamos en la Cruz, cuando salieron de mi alma divina, y de mi boca humana, aquellas palabras que muchos todavía no entendéis: PADRE, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO? Tenía que sufrir hasta el máximo por amor a ti y a todos los hombres. Y hay un dolor más fuerte que el físico. Es el dolor espiritual de no sentir consuelo, ni palabras de alivio, ni descanso en un tormento que nadie podrá sentir igual. Son muchísimos los hombres que sufren dolores extremos, y soledades abrumadoras… es verdad. Pero Yo era Dios despojado, por Voluntad del Padre, y para salvar a los hombres, de todo el poder divino, de la grandeza de la Gloria, de la alabanza de los cielos. Sólo me acompañó el llanto de mi Madre María, y de Juan y otras mujeres… Mi Padre Dios quiso que todos comprendierais hasta qué punto ama al hombre, que retira el consuelo a su propio Hijo cuando más lo necesitaba. Ya sé que para ti esto es un Misterio, pero fue una realidad.
Pero ni el Padre y Yo te dejaremos solo a ti. Ya pagué yo por los pecados de tantas soledades extremas que la humanidad ha padecido por falta de amor fraterno. No te niego que sufras muchas veces decepciones, abandonos e infidelidades. Tampoco te oculto que Nuestra compañía no se hace siempre palpable y milagrosa. Estoy ahí a tu lado. Sé lo que estás sufriendo. Conozco tus problemas personales, familiares, laborales, económicos… No ignoro que a veces esas situaciones duras te pueden quitar la paz, e incluso que te llegue la tentación de la desesperación. La naturaleza humana es muy limitada y hay momentos que no puede más, y corre peligro de romperse. Pero no lo olvides, Yo estoy a tu lado. Nunca te dejaré sólo con tu mal, ni con tu problema. Estoy a la cabecera de cada enfermo, junto a los marginados y desechados de la sociedad, en las casas de los que no tienen qué comer, en los desahuciados por la medicina, en los pobres que han caído por debilidad, o por cobardía, en el sida y en tantas enfermedades, fruto muchas veces del desorden moral. Sí, estoy donde hay una hambruna, y una epidemia, y un terremoto, y un accidente de carretera, y un crimen… Y estoy ofreciendo la ayuda de la Gracia, extendiendo la mano para que se agarren los que se hunden, mirando a los ojos de los descreídos y desamorados… Pero hay algo que no quiero violar: LA LIBERTAD DE CADA UNO. Y también quiero que sepas que con mi dolor no se quitó el dolor del mundo, la Cruz sigue plantada en medio de la vida. Y es que hay algo más que el bienestar del cuerpo, y es la santidad del alma.
Ya sé que me vas a decir que muchos se pierden por no saber encajar sobrenaturalmente el dolor. ¡Cuántas ofensas recibo por parte de aquellos que no aceptan la más mínima contrariedad! ¡Cuántas blasfemias debo soportar de aquellos que no aceptan el fracaso, la humillación, el revés de la vida! Pero que sepan que no están solos, aunque piensen que Dios los ha abandonado, y no creen en ese Dios que no remedia todos los males.
Amigo mío, si todo lo tuviéramos que resolver a base de milagros qué fácil sería todo. Pronto vendría el total abandono del esfuerzo, la dejadez y el egoísmo más despreciable. El hombre sería como el niño mimado a quien todo se lo dan resuelto. Y cuando llega la hora de la verdad, y tiene que enfrentarse con la realidad de la vida, se derrumba. No lo olvides, la vida es una lucha constante contra todas las adversidades que surgen cuando menos lo esperas. LA TIERRA NO ES EL CIELO. Esta es la equivocación de muchos. La tierra es imperfecta. El hombre es imperfecto. Tú estás sometido a las limitaciones de la propia naturaleza. ¿Qué es lo que ha cambiado? Que todo eso es SANTIFICABLE, SANTIFICANTE, SANTIFICADOR. Y precisamente con todo ese sufrimiento que te va acompañando en tu caminar por el mundo, tú te vas ganando el cielo con la ayuda de Mi Gracia. Porque Yo estoy contigo, camino a tu lado, no te dejo sólo nunca.
Quiero terminar la carta haciéndote un encargo importante: dile a todos los que se sienten desgraciados, que para Mí son felices, bienaventurados, si junto al dolor ponen amor y confianza. La Cruz hay que llevarla cada día. Es algo de lo que nadie está exento. Pero dile a todos los que viven su vía crucis particular que Yo estoy con ellos, como un cirineo que quiere aliviar el peso del dolor, y acompañar a cada uno hasta el final de la carrera, hasta el calvario que todos tenéis que afrontar. Tú diles que YO NUNCA OS DEJARÉ SOLOS. ESTARÉ SIEMPRE CON VOSOTROS HASTA EL FINAL. Pero diles que se lo crean de verdad. Tu amigo
Jesús
Por la trascripción
Juan García Inza
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