domingo, 16 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 16 noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 21,5-19):

 En aquel tiempo, como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Él dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato».

Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».



«Mirad, no os dejéis engañar»


Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach

(Vilamarí, Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos habla de la última venida del Hijo del hombre. Se acerca el final del año litúrgico y la Iglesia nos presenta la parusía, y al mismo tiempo quiere que pensemos en nuestras postrimerías: muerte, juicio, infierno o cielo. El fin de un viaje condiciona su realización. Si quieres ir al infierno, te podrás comportar de una manera determinada de acuerdo con el término de tu viaje. Si escoges el cielo, habrás de ser coherente con la Gloria que quieres conquistar. Siempre, libremente. Al infierno no va nadie por la fuerza; ni al cielo, tampoco. Dios es justo y da a cada uno lo que se ha ganado, ni más ni menos. No castiga ni premia arbitrariamente, movido por simpatías o antipatías. Respeta nuestra libertad. Sin embargo, hay que tener presente que al salir de este mundo la libertad ya no podrá escoger. El árbol permanecerá tendido por el lado en que haya caído.

«Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección» (Catecismo de la Iglesia n. 1033).

¿Te imaginas la grandiosidad del espectáculo? Los hombres y las mujeres de todas las razas y de todos los tiempos, con nuestro cuerpo resucitado y nuestra alma compareceremos delante de Jesucristo, que presidirá el acto con gran poder y majestad. Vendrá a juzgarnos en presencia de todo el mundo. Si la entrada no fuera gratuita, valdría la pena... Entonces se sabrá la verdad de todos nuestros actos interiores y exteriores. Entonces veremos de quién son los dineros, los hijos, los libros, los proyectos y las demás cosas: «No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Día de alegría y de gloria para unos; día de tristeza y de vergüenza para otros. Lo que no quieras que aparezca públicamente, ahora te es posible eliminarlo con una confesión bien hecha. No puedes improvisar un acto tan solemne y comprometedor. Jesús nos lo advierte: «Mirad, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). ¿Estás preparado ahora?


sábado, 15 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 15 noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 18,1-8):

 En aquel tiempo, Jesús les propuso una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer. «Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi adversario!’. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme’».

Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a Él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?».



«Es preciso orar siempre sin desfallecer»


Rev. D. Joan FARRÉS i Llarisó

(Rubí, Barcelona, España)

Hoy, en los últimos días del año litúrgico, Jesús nos exhorta a orar, a dirigirnos a Dios. Podemos pensar cómo los padres y madres de familia esperan que —¡todos los días!— sus hijos les digan algo, que les muestren su afecto amoroso.

Dios, que es Padre de todos, también lo espera. Jesús nos lo dice muchas veces en el Evangelio, y sabemos que hablar con Dios es hacer oración. La oración es la voz de la fe, de nuestra creencia en Él, también de nuestra confianza, y ojalá fuera también siempre manifestación de nuestro amor.

A fin de que nuestra oración sea perseverante y confiada, dice san Lucas, que «Jesús les propuso una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer» (Lc 18,1). Sabemos que la oración se puede hacer alabando al Señor o dando gracias, o reconociendo la propia debilidad humana —el pecado—, implorando la misericordia de Dios, pero la mayoría de las veces será de petición de alguna gracia o favor. Y, aunque no se consiga de momento lo que se pide, sólo el poder dirigirse a Dios, el hecho de poder contarle a ese Alguien la pena o la preocupación, ya será la consecución de algo, y seguramente —aunque no de inmediato, sino en el tiempo—, obtendrá respuesta, porque «Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a Él día y noche (...)?» (Lc 18,7).

San Juan Clímaco, a propósito de esta parábola evangélica, dice que «aquel juez que no temía a Dios, cede ante la insistencia de la viuda para no tener más la pesadez de escucharla. Dios hará justicia al alma, viuda de Él por el pecado, frente al cuerpo, su primer enemigo, y frente a los demonios, sus adversarios invisibles. El Divino Comerciante sabrá intercambiar bien nuestras buenas mercancías, poner a disposición sus grandes bienes con amorosa solicitud y estar pronto a acoger nuestras súplicas».

Perseverancia en orar, confianza en Dios. Decía Tertuliano que «sólo la oración vence a Dios».

Pediatra y abadesa: la Madre Eufrosina Goyda cuida a los huérfanos bajo las bombas en Ucrania

 


Pediatra y abadesa: la Madre Eufrosina Goyda cuida a los huérfanos bajo las bombas en Ucrania

La Madre Eufrosina, superiora de las Hermanas de la Sagrada Familia, explica su experiencia de vocación

"Siempre digo que tengo dos vocaciones de las que nunca he dudado: la medicina y la vida monástica. En el hospital, atiendo a niños y padres, veo su dolor y sus victorias. Y como abadesa, tengo la oportunidad de dedicarme más a la comunidad y a otras áreas de servicio", explica Eufrosina Goyda en el portal de la Iglesia Católica de rito griego en Ucrania.

Eufrosina Goyda es la superiora de las Hermanas de la Sagrada Familia, una congregación que cuida a huérfanos y niños vulnerables, fundada hace un siglo en la Galitzia ucraniana (una región bastante católica, que antaño perteneció al Imperio Austrohúngaro). Explica a Khrystyna Potereyko algo de su experiencia de vocación y también del esfuerzo de servir hoy a los huérfanos de guerra y los niños desplazados por la invasión rusa.

La religiosas de la Sagrada Familia miran a su historia fundacional en 1911: mujeres jóvenes católicas comprometidas a servir a los enfermos y a los niños, bajo el impulso de Teresa Teklia Józefiv, que había sido ella misma una huérfana acogida por un sacerdote. Crearon unos orfanatos con enfoque a la vez monástico y maternal. Como tantas iniciativas católicas en Ucrania, fueron arrasados por la persecución comunista que duró décadas. Pero las religiosas  volvieron: hoy sirven en escuelas y hospitales, en un orfanato y en parroquias, participan en emprendimientos sociales, apoyan a familias y ayudan a los militares. También rezan a Dios a diario por la paz en Ucrania.

"Es inherente al monacato oriental: un monasterio es un lugar donde la hermana, ante todo, transforma su vida, se libera del pecado y aprende a vivir con Dios en oración. Y solo entonces, ya transformada, es capaz de ir al encuentro de la gente y cumplir su misión", explica la Madre Eufrosina. Ellas trabajan con huérfanos, con familias y en la educación de niños y jóvenes.

Vocación en el oficio médico

Eufrosina Goyda habla de su vocación monástica, entrelazada con la sanitaria.

"Crecí en una familia cristiana practicante. Incluso en la clandestinidad, mis padres traían sacerdotes, rezábamos en las casas y, desde niña, viví la fe. De niña le contaba todo a Dios con sinceridad en oración, con gran confianza", explica.

"De joven, soñaba con ser médico. Aunque mis padres se oponían, con la ayuda de Dios entré en la facultad de medicina. Fue allí donde un sentimiento aún más profundo comenzó a resonar en mi corazón: Dios me llamaba a un ministerio especial. En mi residencia estudiantil me encantaba ir a la iglesia y orar todos los días. Dios me inspiró para leer las Sagradas Escrituras y comulgar con frecuencia. Trabajé como enfermera en un hospital infantil. Nació en mi corazón el deseo de comprender y amar a todos, de hacer el bien desinteresadamente. Esta fue la base de mi vocación".

"Mientras me preparaba para ingresar a la Academia de Medicina, con muchos amigos, no me faltaba nada en el aspecto humano, pero sentía un vacío en el corazón, sobre todo después de las fiestas. Una vez incluso lloré y oré diciéndole al Señor que, si Él quisiera, estaría dispuesta a servirle, que me mostrara qué debía hacer. Y Él me condujo a la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia, donde ya no me falta nada y me siento feliz", añade. Las conoció por un folleto que habían difundido ellas con una oración por las familias.


Eufrosina, como estudiante de medicina y ya religiosa; hoy es pediatra y abadesaUGCC.UA

"Al mismo tiempo, sentí que la medicina también era mi camino. Después de la escuela, trabajé como enfermera y luego ingresé en una Academia de Medicina, donde elegí la especialidad de Pediatría. Hice prácticas en Donetsk y Kiev. Vivía en un monasterio y, al mismo tiempo, me formaba como médico. Y para mí, estas no son dos vocaciones diferentes, sino un solo camino. La oración, la vida monástica y la profesión médica se fusionaron en armonía".

"Hay dos amores que, unidos, obran milagros: el amor de Dios y el de una madre. Lo veo todos los días en el hospital", asegura hoy.

Enfermos que mejoran de forma sorprendente

Como muchos otros médicos con fe, la Madre Eufrosina ha visto signos asombrosos de la acción de Dios en el hospital.

"Más de una vez tuve que presenciar algo difícil de explicar científicamente. Por ejemplo, cuando a una niña le dieron una semana de vida y todos se preparaban para despedirse. Y no solo sobrevivió, sino que se desarrolló mucho mejor de lo que predijeron los médicos", comenta.

Le impresionó un ejemplo de amor familiar que da vida. Una mujer que no conseguía quedar embarazada, cuando por fin lo consiguió, tuvo que pasar 9 meses en el hospital, monitorizada, siempre bajo amenaza de aborto y complicaciones. "El bebé nació con discapacidades del desarrollo e inmediatamente terminó en cuidados intensivos. Y entonces comenzó un año de su amor abnegado. La madre no dejó a su hijo ni un instante: día y noche, en una pequeña sala, entre operaciones, crisis e incertidumbre. Estaba agotada, a veces lloraba, pero no se quejaba. Todas las noches, después del trabajo, venía su esposo. Era la lealtad familiar lo que mantenía unidos, tanto al niño como a nosotros, los médicos. Han pasado varios años, y cada vez que veo a esta familia, a su hijo que corre y ríe, quiero abrazarlos como a las personas más cercanas. Para mí, son un ejemplo de amor incondicional que da vida a pesar de todo".

"A través de la medicina veo aún más profundamente cómo Dios obra en la vida humana. No siempre actúa como deseamos, sino siempre como es necesario para la salvación. Y mi gratitud reside en poder ser su colaborador: sanar no solo el cuerpo, sino también tocar las heridas del alma", explica.



La Madre Eufrosina disfruta como pediatra y ve a Dios actuar en los hospitales y el amor maternalUGCC.UA

El trabajo con las familias

Su congregación, con comunidades en Leópolis, Kiev, Hoshev, Chortkiv, Ternopil y una oficina en Francia, dedican mucho esfuerzo a la catequesis de niños y jóvenes y a la organización de grupos de fe y retiros, con muchos campamentos cuando llega el buen tiempo. "No tenemos vacaciones en verano, porque trabajamos todo el verano", dicen ellas con una sonrisa.

Antes de la guerra, organizaban encuentros para familias, para que los esposos pasaran un rato juntos, aprendiendo herramientas de matrimonio y familia, con los niños a mano. Pero con la guerra estos encuentros casi han desaparecido. Muchos monasterios están llenos de desplazados, casi siempre mujeres solas con niños o ancianos. Los hombres están en el frente o trabajan duro en retaguardia: es difícil reunir a las familias. Pero en cuanto puedan, quieren retomar esos encuentro: fortalecer las familias es fortalecer la sociedad.

La catequesis y los campamentos tienen sus gastos, y muchos niños, especialmente los de campo, son muy pobres para cubrirlos. Por eso, las religiosas pusieron en marcha una empresa social: producción de pasta artesana para comer y cultivo de champiñones y setas. No fue fácil empezar, pero hoy ambas iniciativas son estables y sustentan un gran monasterio y una casa de retiro. Eso implica pagar también el transporte a los pueblos, ayudar a familias en apuros y, con la guerra, tratar de ayudar a militares heridos o en circunstancias precarias.

"Hay familias a las que ayudamos regularmente y otras que reciben apoyo puntual. Durante la guerra, la asistencia a los militares adquirió un enfoque especial: les proporcionamos ropa de alta calidad, alimentos y el equipo necesario, y también participamos en el tratamiento de los heridos. Nuestra ayuda no se basa en solicitudes formales. Las hermanas simplemente comparten lo que conocen durante su ministerio pastoral, y nosotras intentamos responder", detalla la Madre Eufrosina.

En el orfanato

Desde 2007 la congregación mantiene un pequeño orfanato en Bibrka. "Oficialmente, el número de residentes no debería superar los 10, pero en la práctica puede variar. El estado proporciona alojamiento a los graduados, pero las hermanas suelen apoyarlos incluso después de que se marchan de casa", explica.

Las religiosas de la Sagrada Familia en Ucrania trabajan con huérfanos y niños en general


"Los niños viven [con las religiosas] como una familia normal: van a la escuela, tienen responsabilidades y asisten a clubes. La comunidad cuenta con atención de enfermería y apoyo de sacerdotes y residentes locales. Los niños más pequeños suelen tener entre 3 y 8 años. Los grupos son mixtos: niños y niñas de diferentes edades". De nuevo, tienen un coste económico, pero "personas anónimas traen comida u otros artículos necesarios".

La congregación, con tantas tareas distintas, sabe que la oración es la base que lo unifica todo. "Las hermanas desempeñan diferentes tareas, pero todas son fruto de la oración, el amor a Dios y el apoyo mutuo en la comunidad. Una buena gestión también es fundamental: cada ministerio principal cuenta con una hermana de apoyo, de modo que, si es necesario, otra hermana pueda reemplazarla, ya sea temporalmente o incluso por un período más largo. Gracias al ambiente de confianza, amor y comprensión mutua, estos reemplazos se realizan con facilidad, ya que las hermanas siempre comparten su experiencia y conocimientos".

Los retos de la guerra

La guerra ha afectado todos los ámbitos de la vida de la comunidad. La abadesa, como superiora, debe tomar decisiones difíciles: si dejar a las hermanas en lugares peligrosos o reubicarlas, pues se trata de su seguridad y de su vida. El mayor reto es acompañar a las personas en su dolor y pérdida, compartir el sufrimiento y, al mismo tiempo, mantener la fe y la confianza en Dios.

Vocación: cómo servir a Dios

A los jóvenes que buscan su camino en la vida les dice: "No hay que temer a los caminos difíciles. La vida es un regalo, pero solo se abre cuando uno está dispuesto a aprender, trabajar, crecer y asumir responsabilidades. Es importante construirla sobre valores sólidos, sobre Dios. La vida cristiana no limita, sino que abre la profundidad y la verdadera libertad. Quien ora, busca y aprende a amar encuentra su felicidad".

A quienes exploran la posibilidad de una vocación monástica les explica: "El miedo a lo desconocido es natural, pero no debes dejar que te detenga. Si el Señor te llama, debes dar el paso. No tenía todas las respuestas a mis veinte años, pero sentí el llamado y fui. Algunas dificultades pasan, otras se pueden aprender a superar. Lo principal es confiar en Dios".

En el caso de su congregación, "cada hermana tiene espacio para desarrollarse: en la educación, el servicio o la profesión, incluyendo la medicina. Aquí se enseña a no temer a los errores y a ser paciente en el camino hacia la meta".

Se puede ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania a través de Cáritas Española (web aquí), Bizum 00089 o SMS con la palabra Cáritas al 38014 (seis euros).

Fuente: Religión en libertad

viernes, 14 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 14 noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 17,26-37):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.

»Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».



«Comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían»


Fr. Austin NORRIS

(Mumbai, India)

Hoy, en el texto del Evangelio son remarcados el final de los tiempos y la incerteza de la vida, no tanto para atemorizarnos, cuanto para tenernos bien precavidos y atentos, preparados para el encuentro con nuestro Creador. La dimensión sacrificial presente en el Evangelio se manifiesta en su Señor y Salvador Jesucristo liderándonos con su ejemplo, en vista a estar siempre preparados para buscar y cumplir la Voluntad de Dios. La vigilancia constante y la preparación son el sello del discípulo vibrante. No podemos asemejarnos a la gente que «comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían» (Lc 17,28). Nosotros, discípulos, debemos estar preparados y vigilantes, no fuera que termináramos por ser arrastrados hacia un letargo espiritual esclavo de la obsesión —transmitida de una generación a la siguiente— por el progreso en la vida presente, pensando que —después de todo— Jesús no regresará.

El secularismo ha echado raíces profundas en nuestra sociedad. La embestida de la innovación y la rápida disponibilidad de cosas y servicios personales nos hace sentir autosuficientes y nos despoja de la presencia de Dios en nuestras vidas. Sólo cuando una tragedia nos golpea despertamos de nuestro sueño para ver a Dios en medio de nuestro “valle de lágrimas”... Incluso debiéramos estar agradecidos por esos momentos trágicos, porque seguramente sirven para robustecer nuestra fe.

En tiempos recientes, los ataques contra los cristianos en diversas partes del mundo, incluyendo mi propio país —la India— han sacudido nuestra fe. Pero el Papa Francisco ha dicho: «Sin embargo, los cristianos están esperanzados porque, en última instancia, Jesús hace una promesa que es garantía de victoria: ‘Quien pierda su vida, la conservará’ (Lc 17,33)». Ésta es una verdad en la que podemos confiar… El poderoso testimonio de nuestros hermanos y hermanas que dan su vida por la fe y por Cristo no será en vano.

Así, nosotros luchamos por avanzar en el viaje de nuestras vida en la sincera esperanza de encontrar a nuestro Dios «el Día en que el Hijo del hombre se manifieste» (Lc 17,30).

Petro, 59 años y cinco hijos: va al seminario para ser capellán militar en plena guerra en Ucrania



 Petro, 59 años y cinco hijos: va al seminario para ser capellán militar en plena guerra en Ucrania

Petro, periodista ucraniano de 59 años, ahora seminarista grecocatólico, con su esposa Natalia y su madre

Una cosa es tener vocación tardía, y otra cosa mucho más extrema es ser padre de familia y sentirse llamado a hacerse cura y capellán militar en el sitio más peligroso del mundo para ello, el frente de Ucrania repleto de bombas y drones.

Este es el caso de Petro Didula, de 59 años, casado, padre de cinco hijos ya crecidos, veterano periodista formado en la Universidad Católica Ucraniana, que ya tenía unos títulos de teología, y ahora entra en el seminario grecocatólico para formarse y ser sacerdote y capellán militar, en plena guerra. (Los grecocatólicos, plenamente unidos a Roma, pueden ordenar sacerdotes a hombres casados). Petro cuenta su historia a Diana Motruk, para la web de testimonios de la Iglesia Grecocatólica ucraniana.

Un funeral especial

Esa llamada de Dios, dice, empezó en 2023 en el funeral de un joven militar, Dmytro Pashchuk, que murió durante una misión de combate en Jersón, al sur de Ucrania. Era el prometido de la hija de Petro.

"Allí experimenté el momento de la Resurrección con especial intensidad. No fue solo mi experiencia personal; más tarde, otros asistentes al funeral, incluidos militares, me explicaron sentimientos similares. Podría parecer que un funeral ya es un camino preestablecido de duelo y tristeza, pero la muerte de Dmytro me sacó de mi rutina. Quizás por primera vez en mi vida, experimenté la Resurrección tan profundamente en la muerte de un ser querido".

"No puedo explicar exactamente cómo sucedió. Después de todo, lo que les cuento ahora suena como un relato clásico de fe en Cristo. Pero una cosa es comprenderlo y otra muy distinta experimentarlo", detalla.

En otros funerales militares a los que fue después vio tristeza y desesperanza. Muchos sacerdotes no intentaban transmitir la luz de la Resurrección. Y, sin embargo, los soldados fallecidos cumplían el mandato de Jesús (Juan 15,12): "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos".

En bicicleta, una idea obsesiva: "Ve al seminario ahora"

"Una tarde, mientras volvía a casa del trabajo en bicicleta, me asaltó una idea obsesiva: «Ve al seminario ahora»", explica Petro. Llamó al rector del seminario de Leópolis, que en ese momento estaba con el sacerdote Taras Panat, personaje peculiar porque se hizo sacerdote ¡a los 69 años! El rector animó a Petro a que sí, que entrara al seminario. Una serie de viajes laborales le distrajeron un año. Pero en primavera de 2024, la llamada de Dios volvió con fuerza. "Yo andaba atormentado por esos pensamientos y dudas, como un enfermo. Entonces volví a ver al Padre Igor para hablar, recibí la bendición del obispo local y se iniciaron los trámites", explica. 


Petro Didula con unas colegas periodistas, unos meses antes de entrar al seminario, en un viaje a la zona cercana al frenteUGCC.UA

En ese momento se lo contó ya a su esposa Natalia. Hace 30 años Petro ya se había sacado un título de Teología en la Universidad Católica, y a veces, personas equivocadamente pensaban que él era clérigo y a su mujer la consideraban "mátushka", esposa de clérigo. Y ahora parecía hacerse realidad. Ella sonrió: "Ah, por fin, en el trabajo siempre me llaman la esposa del sacerdote". En realidad, el "sí" de la esposa (necesario para la ordenación) es por ahora un "sí" a tres años de estudios del seminario." "Confío en Dios y estoy seguro de que nuestro matrimonio superará también esta prueba", asegura él.

Sus hijos no se han mostrado tan favorables. "Hubo un breve momento de silencio incómodo. Parece que mi nuera, Yulia, fue la primera en romper el silencio para felicitarme", explica Petro. La anciana madre de Petro no comentó mucho al principio, pero luego le dijo que quería vivir para verlo como sacerdote. Se da la circunstancia de que el abuelo de Petro intentó ser sacerdote pero fue encarcelado por un juicio político y murió en una prisión polaca, bajo el régimen comunista, sin llegar a ordenarse.

"Me hacían daño casi todos los días. El ingreso era terrible, muy cruel. Al padre Iván lo golpearon tan brutalmente que perdió el conocimiento dos veces", comenta el padre Geleta.

Volver a estudiar con 59 años

Petro ya realizó su primer año de estudios. Estudiar le ha costado. "Incluso pensé en dejarlo. Pero entonces hablé con algunos amigos. Lograron encontrar las palabras que tanto necesitaba en ese momento. Luego hice un retiro ignaciano. Ocho días de silencio y conversaciones con mi confesor me ayudaron a salir de ese estado de confusión. Humanamente, no quería continuar mis estudios, pero algo en mi interior me convenció: tenía que seguir adelante".

"Hay muchas materias, la cantidad de información es considerable y mi memoria no es la mejor. Ahora me resulta difícil retenerlo todo. Me he reservado el estudio de la Biblia y la lectura de las Sagradas Escrituras, donde puedo hacerlo a solas. A veces descubro cosas que ya había aprendido, pero que, debido a ciertas experiencias de vida, percibo de una manera completamente distinta, nueva. También encuentro muy valiosa la experiencia de comunicarme con compañeros más jóvenes y seminaristas de otros cursos. He visto el mundo en el que viven, las experiencias con las que se preparan para su vocación sacerdotal.

En el seminario de Leópolis hay 3 seminaristas de vocación tardía en quinto curso y otros 6 en cuarto. "Me atrevo a preguntarles cosas que no me atrevería a preguntarle a mis hijos", detalla con cierto asombro. 

«Al llegar de cura a la ciudad, sólo tenía dos feligreses: mi esposa y mi hija»; y luego, la guerra

Hablar de la Resurrección a los militares

Él quiere servir como capellán militar, hablar de la Resurrección a los militares. Pensaba que sería difícil... pero en verano el presidente Zelenskyi decretó que, con permiso de cada comandante de batallón, las personas mayores de 60 años aún podrán servir en el ejército. "Esto me dio la certeza de que realmente podía ser capellán. Incluso si la capellanía no funciona, iré igualmente al este, a Járkov o Dnipró. Allí también hay grandes necesidades". Son las zonas del frente, bajo bombardeo constante.

Con el rector, ha estado varias veces ya en el "Campo de Marte", donde están sepultados los soldados enterrados con especiales honores. "La primera vez que fui, me costaba hablar con la gente, pero a la tercera o cuarta vez empecé a sentir que algo se abría dentro de mí y podía entablar un diálogo. Ya no tengo el miedo que tenía antes. Es el único lugar de la ciudad donde fui con sotana. Noté que, al hablar con los familiares del difunto, la sotana añadía una especie de cualidad especial al ambiente de confianza que se crea en la conversación. La persona se sincera, uno escucha y, al final, algunos pidieron rezar conmigo".

Como periodista fotográfico ya había visto algo de cómo es la vida en el frente en esta guerra. En una entrevista, un amigo se lamentó de que casi no veía capellanes. "¿Cómo y de qué hablarán los sacerdotes con los militares si no están presentes?", le planteó. Los capellanes que vio en el frente, dice, "hablan de la muerte con sencillez y sin dramatismos innecesarios. Hay una ligereza en sus palabras, como si fuera algo cotidiano. Y lo entiendo: así es precisamente como debe ser para los cristianos, porque la muerte es inevitable y para nosotros es una parte natural de la vida".


Petro Didula con sus hijos, esposa, madre y cónyuges de sus hijos, en una fiesta familiar con ropa típica ucranianaUGCC.UA

A veces los curas que acompañan a los militares no son capellanes militares, sino párrocos locales. "Mi hijo Pavlo [militar] tiene esta experiencia: ayudó a construir una capilla de madera para un sacerdote católico local cerca de Sloviansk". El responsable de los capellanes grecocatólicos de Donetsk acude allí con frecuencia.

Espera que Dios sea su fortaleza en este camino. "Creo que Él otorga su gracia en proporción a la carga que deposita sobre los hombros de cada persona. Y si llego a ser sacerdote, confío en que no me privará de la sabiduría y la fortaleza que a veces tanto me faltan".

Desde España es posible ayudar a las víctimas y desplazados de la guerra a través de Cáritas Española, que colabora con las dos Cáritas ucranianas (la latina y la grecocatólica). La cuenta es: Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218. Hay una web para donativos AQUÍ.

Fuente Religión en libertad

jueves, 13 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 13 noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 17,20-25):

 En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros».

Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».



«El Reino de Dios ya está entre vosotros»


Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy, los fariseos preguntan a Jesús una cosa que ha interesado siempre con una mezcla de interés, curiosidad, miedo...: ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? ¿Cuándo será el día definitivo, el fin del mundo, el retorno de Cristo para juzgar a los vivos y a los difuntos en el juicio final?

Jesús dijo que eso es imprevisible. Lo único que sabemos es que vendrá súbitamente, sin avisar: será «como relámpago fulgurante» (Lc 17,24), un acontecimiento repentino y, a la vez, lleno de luz y de gloria. En cuanto a las circunstancias, la segunda llegada de Jesús permanece en el misterio. Pero Jesús nos da una pista auténtica y segura: desde ahora, «el Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21). O bien: «dentro de vosotros».

El gran suceso del último día será un hecho universal, pero ocurre también en el pequeño microcosmos de cada corazón. Es ahí donde se ha de ir a buscar el Reino. Es en nuestro interior donde está el Cielo, donde hemos de encontrar a Jesús.

Este Reino, que comenzará imprevisiblemente “fuera”, puede comenzar ya ahora “dentro” de nosotros. El último día se configura ahora ya en el interior de cada uno. Si queremos entrar en el Reino el día final, hemos de hacer entrar ahora el Reino dentro de nosotros. Si queremos que Jesús en aquel momento definitivo sea nuestro juez misericordioso, hagamos que Él ahora sea nuestro amigo y huésped interior.

San Bernardo, en un sermón de Adviento, habla de tres venidas de Jesús. La primera venida, cuando se hizo hombre; la última, cuando vendrá como juez. Hay una venida intermedia, que es la que tiene lugar ahora en el corazón de cada uno. Es ahí donde se hacen presentes, a nivel personal y de experiencia, la primera y la última venida. La sentencia que pronunciará Jesús el día del Juicio, será la que ahora resuene en nuestro corazón. Aquello que todavía no ha llegado, es ya ahora una realidad.


Así será la «resignificación» del Valle de los Caídos: sin La Piedad ni escalinata, la cruz permanece

 


Así será la «resignificación» del Valle de los Caídos: sin La Piedad ni escalinata, la cruz permanece

La Cruz que corona el Valle de los Caídos es la más alta del mundo. Foto: @hospederiavc

El proyecto ganador que “resignificará” el Valle de los Caídos ya tiene nombre y boceto visible. Bajo el lema de “La base y la cruz”, el proyecto incluye entre sus cambios más destacados la supresión de la escalinata de acceso a la basílica y la creación de un “centro de interpretación”.

Fernando Martínez López, secretario de Estado de Memoria Democrática (en la imagen, junto a Pedro Sánchez), principal miembro del jurado que decidirá el futuro del Valle de los Caídos.

España

Un 20% del jurado que decidirá el futuro del Valle de los Caídos promueve el laicismo y la masonería

Quebrado por una gran grieta 

Tal y como ha informado EFE este martes, el cambio más visible que experimentará el conjunto arquitectónico será la eliminación de la escalinata vertical que da acceso a la basílica y la construcción en su lugar de un soportal a los pies del templo, semejante a una gran grieta horizontal que se extenderá de lado a lado por toda la explanada del recinto, aprovechando los cinco metros de desnivel.

Los visitantes podrán entrar por debajo de este soportal a un vestíbulo circular de 40 metros de diámetro con el techo descubierto que permitirá acceder tanto a la basílica (ubicada de frente) como al nuevo centro de interpretación (en los laterales).

El centro de interpretación era uno de los elementos previstos en el concurso convocado por el Gobierno para la llamada “resignificación” del Valle de los Caídos a la que aspira el actual Gobierno.

El cardenal Cobo, con el recién ordenado Miguel Torres a su derecha, ante el altar de la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

España

Cobo, en el Valle de los Caídos: «La centralidad de la fe pide posponer el resto de proyectos»

La cruz se queda, pero la Piedad no está en el boceto

La gran cruz de 150 metros de altura no sufrirá cambio alguno. Por otra parte, algunos medios informan de que no ocurrirá lo mismo con La Piedad que corona la principal puerta de acceso a la basílica, que podría verse suprimida. 

Las obras que darán comienzo a la plasmación del proyecto “La base y la cruz” se espera que comiencen en 2027, con un plazo de ejecución previsto de cuatro años. El Gobierno destinará a tal efecto 26 millones de euros, a los que hay que sumar otros 4 millones que el proyecto ganador del concurso recibirá en concepto de honorarios.

Según el Gobierno, la intención del concurso es recuperar este enclave desde un punto de vista arquitectónico y paisajístico y convertirlo en una herramienta al servicio de la memoria democrática.

Santiago Cantera, prior de la abadía benedictina del Valle de los Caídos, ante la majestuosa cruz y los evangelistas que la sostienen, obra del escultor Juan de Ávalos.

Polémicas



Ávalos, escultor «del Valle», según su hijo: «Su líder era Cristo» y su visión, «la reconciliación»

Si bien no consta una confirmación oficial, la gran Piedad de Juan de Ávalos no es visible en el boceto difundido, al menos en su versión oficial, según se pudo ver en la presentación:

Fuente: Religión en Libertad