lunes, 24 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 24 Noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 21,1-4):

 En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».



«Ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir»


Rev. D. Àngel Eugeni PÉREZ i Sánchez

(Barcelona, España)

Hoy, como casi siempre, las cosas pequeñas pasan desapercibidas: limosnas pequeñas, sacrificios pequeños, oraciones pequeñas (jaculatorias); pero lo que aparece como pequeño y sin importancia muchas veces constituye la urdimbre y también el acabado de las obras maestras: tanto de las grandes obras de arte como de la obra máxima de la santidad personal.

Por el hecho de pasar desapercibidas esas cosas pequeñas, su rectitud de intención está garantizada: no buscamos con ellas el reconocimiento de los demás ni la gloria humana. Sólo Dios las descubrirá en nuestro corazón, como sólo Jesús se percató de la generosidad de la viuda. Es más que seguro que la pobre mujer no hizo anunciar su gesto con un toque de trompetas, y hasta es posible que pasara bastante vergüenza y se sintiera ridícula ante la mirada de los ricos, que echaban grandes donativos en el cepillo del templo y hacían alarde de ello. Sin embargo, su generosidad, que le llevó a sacar fuerzas de flaqueza en medio de su indigencia, mereció el elogio del Señor, que ve el corazón de las personas: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir» (Lc 21,3-4).

La generosidad de la viuda pobre es una buena lección para nosotros, los discípulos de Cristo. Podemos dar muchas cosas, como los ricos «que echaban sus donativos en el arca del Tesoro» (Lc 21,1), pero nada de eso tendrá valor si solamente damos “de lo que nos sobra”, sin amor y sin espíritu de generosidad, sin ofrecernos a nosotros mismos. Dice san Agustín: «Ellos ponían sus miradas en las grandes ofrendas de los ricos, alabándolos por ello. Aunque luego vieron a la viuda, ¿cuántos vieron aquellas dos monedas?... Ella echó todo lo que poseía. Mucho tenía, pues tenía a Dios en su corazón. Es más tener a Dios en el alma que oro en el arca». Bien cierto: si somos generosos con Dios, Él lo será más con nosotros.


Las Siervas de María, Ministras de los Enfermos, un consuelo para los moribundos y sus familiares



 Las Siervas de María, Ministras de los Enfermos, un consuelo para los moribundos y sus familiares

Las Hermanas Siervas de María, Ministras de los Enfermos, una congregación consagrada a los momentos decisivos de la vida. En la imagen, la comunidad de Nueva Orleáns.

Las Siervas de María, Ministras de los Enfermos son una comunidad católica de hermanas fundada en España y que dedican su vida al cuidado de los enfermos y moribundos en todo el mundo.

Un reportaje de Kate Quiñones en National Catholic Register ha hablado con ellas en su comunidad de Nueva Orleáns (Estados Unidos):

Al lado de los moribundos: estas hermanas acompañan a las personas en sus últimos días

Cuando un padre católico de 93 años de Nueva Orleans sufrió un derrame cerebral, sabía que estaba preparado para morir. Clinton Jacob asistía a la adoración y a la misa todos los días y "rara vez se le veía sin un libro de oraciones o un rosario en la mano", según su hija, Kim DeSopo.

"[Él] nunca hablaba de la muerte con miedo o tristeza", dijo ella. "Simplemente decía: 'Me voy a casa'".

Pero no todo el mundo se siente preparado para la muerte.

Las Siervas de María, Ministras de los Enfermos, son una comunidad católica de hermanas que dedican su vida al cuidado de los enfermos y moribundos en Nueva Orleans y en todo el mundo. Como enfermeras, permanecen al lado de los moribundos durante las largas noches, tanto si sus pacientes son católicos de toda la vida como si nunca han pensado en la religión. Las hermanas se encuentran a menudo con pacientes y familiares que tienen dificultades para aceptar "una enfermedad o una muerte inminente", según la hermana Catherine Bussen.

"Muchas veces, es necesario que haya reconciliación dentro de la familia, que recuperen la fe, que acepten su condición, etc.", dice la hermana Catherine.

Como profesionales de la medicina, las hermanas proporcionan tratamiento físico, pero también acompañan a sus pacientes durante toda su enfermedad, animándolos a ellos y a sus familias "siempre con la esperanza de la vida eterna", dice la hermana Catherine.

DeSopo, la hija de Jacob, llamó a las hermanas para pedirles ayuda. Al día siguiente, la hermana Catherine llegó a su casa y, durante dos semanas, se sentó cada noche junto a la cama de Jacob. La presencia de la hermana Catherine fue "un regalo", afirma DeSopo. "Ella trajo paz y tranquilidad a un momento lleno de estrés y tristeza".

"Sus oraciones, paciencia y cuidados proporcionaron consuelo no solo a mi padre, sino también a mi madre, que por fin pudo dormir sabiendo que alguien digno de confianza y compasivo estaba a su lado", dijo DeSopo, recordando la "dedicación desinteresada" y la "fe inquebrantable" de la hermana Catherine.

La hermana Catherine estaba con Jacob cuando falleció el 26 de septiembre de 2024. Preparó su cuerpo, lo limpió y lo roció con agua bendita, y luego rezó con su esposa y su hija.

"Nunca olvidaré el cuidado y la dignidad que le brindó, incluso después de su último aliento", dice DeSopo.

"Estaba enfermo y me visitaste"

Este versículo de Mateo 25,36 resume el carisma de las Siervas de María, según la hermana Catherine.

Cuando cuidan a los enfermos, cuidan a Cristo.

Las hermanas cuidan a cualquier persona necesitada, preferiblemente en el propio hogar del enfermo. En aquellos que sufren, las hermanas "descubren a Jesús cargando con su cruz", explica la hermana Catherine.

"Al cuidar a los enfermos, creemos que estamos cuidando al mismo Cristo, que aún hoy sufre en el Cuerpo Místico de Cristo", afirma.

Fundada en Madrid en el siglo XIX, las hermanas cuidan a los enfermos y moribundos en Luisiana, Kansas y California, así como en toda América Central y del Sur, España, Francia, Inglaterra, Italia, Camerún, Filipinas e Indonesia. Dirigen un hospital para los pobres en Bamenda, Camerún, así como dos casas misioneras en Oaxaca, México.

Las hermanas siguen el ejemplo de María al acompañar a quienes sufren.

"Aunque no podemos quitarles la cruz a las personas, estamos presentes junto a ellas, ofreciéndolo todo al Padre, como hizo María junto a la cruz de Jesús, para que todo sufrimiento sea redentor y fructífero", dice la hermana Catherine.

"Cada una de nosotras te diría que es un privilegio absoluto poder entrar en la intimidad del hogar de una familia, escuchar a los moribundos, rezar con ellos y animarlos en la etapa final de su viaje, mientras su alma pasa a la eternidad", afirma.

"Nuestra fe cristiana católica es un hermoso consuelo en estos momentos, porque se trata de esperar con ilusión la vida prometida que está por venir, el objetivo de nuestras vidas, la vida eterna", continúa.

Una mujer de Nueva Orleans recibió una noticia que nadie quiere oír: padecía una enfermedad terminal. Aunque no era religiosa, sabía que necesitaba ayuda y no sabía a quién más acudir, así que llamó a las Siervas de María.

Mientras la cuidaban y la ayudaban a afrontar su terrible diagnóstico, las hermanas se enteraron de que la mujer estaba "completamente sola en el mundo", dice la hermana Catherine, que la cuidaba. Otras personas de la comunidad católica de los alrededores se ofrecieron voluntarias para quedarse con ella.

Durante ese tiempo, la mujer encontró un hogar en la Iglesia católica y recibió el sacramento del bautismo. Su "ansiedad se transformó en paz", dice la hermana Catherine, que estuvo con ella cuando falleció. "Cuando se acercaba el final, tenía una nueva familia en la fe", dice la hermana. "Ya no estaba sola".

La vida de una hermana sierva de María es "contemplativa en la acción".

Las hermanas unen "nuestra vida de oración con nuestro trabajo, realizando nuestras tareas, en todas las actividades de la vida cotidiana, con espíritu de oración", declara la hermana Catherine.

Las hermanas dedican tiempo a la oración y al trabajo, "pero estos dos aspectos no pueden separarse el uno del otro", continúa. "La gracia y la luz recibidas en la oración fluyen hacia nuestro trabajo y nuestro ministerio, y todo lo que experimentamos en nuestro ministerio se lleva a la oración".

A lo largo del año, las hermanas ponen especial cuidado en recordar a los difuntos. En noviembre, especialmente, la hermana Catherine dice que las hermanas "recordamos a todos nuestros pacientes que han fallecido con nosotros colocando sus nombres en nuestra capilla y ofreciendo misas por su felicidad eterna".

"Incluso después de que un paciente ha fallecido", afirma, "y ya no necesita cuidados físicos, nuestro ministerio continúa rezando por su alma".

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 23 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 23 Noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 23,35-43):

 En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido». También los soldados se burlaban de Él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!». Había encima de él una inscripción: «Éste es el Rey de los judíos».

Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».



«Éste es el Rey de los judíos»


Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos hace elevar los ojos hacia la cruz donde Cristo agoniza en el Calvario. Ahí vemos al Buen Pastor que da la vida por las ovejas. Y, encima de todo hay un letrero en el que se lee: «Éste es el Rey de los judíos» (Lc 23,38). Este que sufre horrorosamente y que está tan desfigurado en su rostro, ¿es el Rey? ¿Es posible? Lo comprende perfectamente el buen ladrón, uno de los dos ajusticiados a un lado y otro de Jesús. Le dice con fe suplicante: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino» (Lc 23,42). La respuesta de Jesús es consoladora y cierta: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43).

Sí, confesemos que Jesús es Rey. “Rey” con mayúscula. Nadie estará nunca a la altura de su realeza. El Reino de Jesús no es de este mundo. Es un Reino en el que se entra por la conversión cristiana. Un Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz. Un Reino que sale de la Sangre y el agua que brotaron del costado de Jesucristo.

El Reino de Dios fue un tema primordial en la predicación del Señor. No cesaba de invitar a todos a entrar en él. Un día, en el Sermón de la montaña, proclamó bienaventurados a los pobres en el espíritu, porque ellos son los que poseerán el Reino.

Orígenes, comentando la sentencia de Jesús «El Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21), explica que quien suplica que el Reino de Dios venga, lo pide rectamente de aquel Reino de Dios que tiene dentro de él, para que nazca, fructifique y madure. Añade que «el Reino de Dios que hay dentro de nosotros, si avanzamos continuamente, llegará a su plenitud cuando se haya cumplido aquello que dice el Apóstol: que Cristo, una vez sometidos quienes le son enemigos, pondrá el Reino en manos de Dios el Padre, y así Dios será todo en todos». El escritor exhorta a que digamos siempre «Sea santificado tu nombre, venga a nosotros tu Reino».

Vivamos ya ahora el Reino con la santidad, y demos testimonio de él con la caridad que autentifica a la fe y a la esperanza.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 22 Noviembre 2025



 Texto del Evangelio (Lc 20,27-40):

 En aquel tiempo, acercándose a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer».

Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven».

Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien». Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.



«No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven»


Rev. D. Ramon CORTS i Blay

(Barcelona, España)

Hoy, la Palabra de Dios nos habla del tema capital de la resurrección de los muertos. Curiosamente, como los saduceos, también nosotros no nos cansamos de formular preguntas inútiles y fuera de lugar. Queremos solucionar las cosas del más allá con los criterios de aquí abajo, cuando en el mundo que está por venir todo será diferente: «Los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido» (Lc 20,35). Partiendo de criterios equivocados llegamos a conclusiones erróneas.

Si nos amáramos más y mejor, no se nos antojaría extraño que en el cielo no haya el exclusivismo del amor que vivimos en la tierra, totalmente comprensible a causa de nuestra limitación, que nos dificulta el poder salir de nuestros círculos más próximos. Pero en el cielo nos amaremos todos y con un corazón puro, sin envidias ni recelos, y no solamente al esposo o a la esposa, a los hijos o a los de nuestra sangre, sino a todo el mundo, sin excepciones ni discriminaciones de lengua, nación, raza o cultura, ya que el «amor verdadero alcanza una gran fuerza» (San Paulino de Nola).

Nos hace un gran bien escuchar estas palabras de la Escritura que salen de los labios de Jesús. Nos hace bien, porque nos podría ocurrir que, agitados por tantas cosas que no nos dejan ni tiempo para pensar e influidos por una cultura ambiental que parece negar la vida eterna, llegáramos a estar tocados por la duda respecto a la resurrección de los muertos. Sí, nos hace un gran bien que el Señor mismo sea el que nos diga que hay un futuro más allá de la destrucción de nuestro cuerpo y de este mundo que pasa: «Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (Lc 20,37-38).

Juan Duarte, el diácono mártir de Yunquera al que «inflaron» de gasolina en 1936: «Yo os perdono»

 


Juan Duarte, el diácono mártir de Yunquera al que «inflaron» de gasolina en 1936: «Yo os perdono»

De niño, ya con cinco años, se entretenía haciendo altares y rezando el Rosario.

Juan Duarte Martín (Yunquera, 17 de marzo de 1912 – Álora, 15 de noviembre de 1936) fue un diácono, mártir y seminarista diocesano de Málaga (España), asesinado en 1936 por el bando republicano. Fue beatificado en Roma, el 28 de octubre de 2007, por el Papa Benedicto XVI.

Tras ser detenido en su casa por milicianos de la Federación Anarquista Ibérica, fue llevado a Álora, donde fue sometido durante días a torturas y humillaciones con el propósito de que blasfemara. Al negarse a renegar de su fe, fue llevado al Arroyo Bujía, a kilómetro y medio de la estación. 

Juan Duarte desde niño tenía una gran fe. archivo

A unos diez metros del puente de la carretera lo tumbaron en el suelo y con un machete lo abrieron en canal, le llenaron de gasolina el vientre y el estómago y luego le prendieron fuego. Durante este último tormento, Juan Duarte sólo decía: "Yo os perdono y pido que Dios os perdone... ¡Viva Cristo Rey!". 

Las últimas palabras que salieron de su boca, con los ojos bien abiertos y mirando al cielo, fueron: "¡Ya lo estoy viendo... ya lo estoy viendo!". Los mismos que intervinieron en su muerte contaron luego en el pueblo que uno de ellos le interpeló: "¿Qué estás viendo?". Y acto seguido, le descargó su pistola en la cabeza.

Su cadáver fue enterrado en el lugar del martirio, exhumado en 1937 y trasladado al cementerio de Yunquera, lugar en el que permaneció hasta su traslado a la iglesia parroquial, donde encuentra en la actualidad.



Tumba de Juan Duarte en Yunquera, Málaga (España).archivo

Un niño distinto

Como relata el libro La fuerza de la fe, de Pedro Sánchez Trujillo, nuestro mártir fue hijo de Juan Duarte Doña y Dolores Martín de la Torre. De este matrimonio nacieron diez hijos, de los que sobrevivieron seis, Juan era el cuarto de ellos. Su padre, veterano de la Adoración Nocturna, era un labrador autónomo, con bienes suficientes para no tener que trabajar por cuenta ajena, aunque no para llevar una vida desahogada.

De niño, ya con cinco años, se entretenía haciendo altares y rezando el Rosario. Además, siempre que llegaba un pordiosero a casa, le pedía a su madre que le atendiera. 



Biografía del mártir Juan Duarte.

Juan ingresó en el Seminario en el curso 1925-1926, a la edad de trece años. Ante los insuficientes medios económicos de la familia, el padre le planteó cómo podrían pagar sus estudios, él sin vacilar respondió: "No se preocupe, el Señor le va a ayudar". 

En el seminario, Juan se sintió como en una verdadera familia, cuando estaba en el pueblo pasando las vacaciones, contaba los días que faltaban para su regreso. Es más, tras la quema de iglesias y de conventos en Málaga en mayo del 1931, su padre le pidió que aplazara su vuelta, pero Juan fue de los valientes que volvieron al seminario.

Su testimonio fue evangelizador. Durante las vacaciones de verano, Juan daba catequesis a los niños de su pueblo. Así, brotó la vocación de otro seminarista yunquerano, Miguel Díaz Jiménez, quien murió también martirizado.

Inteligente y estudioso, fue aprobando siempre con las máximas calificaciones. En los últimos cursos de estudios se le encomendó ser prefecto de los seminaristas menores. Era alegre y sencillo, y, solía decir que, cuando fuera sacerdote, quería irse a las misiones. Fue ordenado diácono en la catedral de Málaga el 6 de marzo de 1936.


Oración al mártir Juan Duarte.

Juan Duarte quería mucho a San Manuel González, su obispo en Málaga y conocido, posteriormente, como el "obispo de los sagrarios abandonados". Una relación que comenzó el día de su Confirmación, sacramento que recibió de sus manos, a los siete u ocho años, tras haber hecho su Primera Comunión.

Cuando el martirio se iba acercando, su familia, y los que le trataron de cerca en aquellos meses, comentaban que una respuesta que, frecuentemente, salía de sus labios, cuando alguien le advertía que la situación empeoraba, era: "¡El Señor triunfará, el Señor triunfará!"

Delatado en su escondite

Finalmente, su detención tuvo lugar el 7 de noviembre, por la delación de alguien que, tras un registro fallido llevado a cabo en su casa, le vio asomarse a una pequeña ventana para respirar aire puro después de varias horas, sin luz ni ventilación, en una pequeña pocilga que le había servido de escondite. 

Cuando los milicianos tocaron a la puerta, se encontraban en casa su madre y él. De su casa le llevaron al calabozo municipal, y de allí, con otros dos seminaristas, sobre las cuatro de la tarde, lo trasladaron a El Burgo, donde sus dos compañeros fueron martirizados en la noche del 7 al 8, mientras Juan fue llevado, por la carretera de Ardales, hasta Álora. 



Carmen Duarte (a la derecha), monja carmelita en Ronda (Málaga), en la beatificación de su hermano Juan en Roma.archivo

En Álora, fue trasladado primero a una posada y, después, al calabozo municipal, en el que durante varios días fue sometido a torturas, con las que pretendían forzarle a blasfemar. Él siempre respondía: "¡Viva el Corazón de Jesús!".

Las torturas y humillaciones fueron muy variadas. Como la indignación de mucha gente de Álora aumentaba y la actitud de Juan se hacía más provocadora –con serenidad preguntaba a sus verdugos si no se daban cuenta de que lo que le hacían a él se lo estaban haciendo al Señor–, los dirigentes del Comité decidieron acabar con su vida.

Perdonados… pero sin creerlo: la herida más profunda del alma cristiana

Este domingo 23 de noviembre, la Iglesia celebra la festividad de Cristo Rey.

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Fuente: Religión en Libertad

viernes, 21 de noviembre de 2025

Santo Evangelio 21 noviembre 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 19,45-48):

 En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.



«Mi casa será casa de oración»


P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat

(Montserrat, Barcelona, España)

Hoy, el gesto de Jesús es profético. A la manera de los antiguos profetas, realiza una acción simbólica, plena de significación de cara al futuro. Al expulsar del templo a los mercaderes que vendían las víctimas destinadas a servir de ofrenda y al evocar que «la casa de Dios será casa de oración» (Is 56,7), Jesús anunciaba la nueva situación que Él venía a inaugurar, en la que los sacrificios de animales ya no tenían cabida. San Juan definirá la nueva relación cultual como una «adoración al Padre en espíritu y en verdad» (Jn 4,24). La figura debe dejar paso a la realidad. Santo Tomás de Aquino decía poéticamente: «Et antiquum documentum / novo cedat ritui» («Que el Testamento Antiguo deje paso al Rito Nuevo»).

El Rito Nuevo es la palabra de Jesús. Por eso, san Lucas ha unido a la escena de la purificación del templo la presentación de Jesús predicando en él cada día. El culto nuevo se centra en la oración y en la escucha de la Palabra de Dios. Pero, en realidad, el centro del centro de la institución cristiana es la misma persona viva de Jesús, con su carne entregada y su sangre derramada en la cruz y dadas en la Eucaristía. También santo Tomás lo remarca bellamente: «Recumbens cum fratribus (…) se dat suis manibus» («Sentado en la mesa con los hermanos (…) se da a sí mismo con sus propias manos»).

En el Nuevo Testamento inaugurado por Jesús ya no son necesarios los bueyes ni los vendedores de corderos. Lo mismo que «todo el pueblo le oía pendiente de sus labios» (Lc 19,48), nosotros no hemos de ir al templo a inmolar víctimas, sino a recibir a Jesús, el auténtico cordero inmolado por nosotros de una vez para siempre (cf. He 7,27), y a unir nuestra vida a la suya.


Influencers, chicas duras y movimientos evangelizadores: novedades en un Congreso CyVP sin políticos

 


Influencers, chicas duras y movimientos evangelizadores: novedades en un Congreso CyVP sin políticos

María San Gil es una de las codirectoras del 26ª Congreso Católicos y Vida Pública

Habrá influencers católicos, "chicas duras" (mujeres valientes que han plantado cara como Ayaan Hirsi Ali, Ana Iris Simón, María San Gil y Lupe Batallán) y representantes de movimientos eclesiales católicos. Y es gratis y abierto a todos, sólo hay que inscribirse aquí.

Es el Congreso Católicos y Vida Pública, del 15 al 17 de noviembre, que cumple ya 26 años de vida y como cada año se celebra en la Universidad San Pablo CEU de Madrid. El tema de este año es: "Quo Vadis, pensar y actuar en tiempos de incertidumbre".

Un manifiesto previo: ser minorías creativas

En esta edición el manifiesto no es un fruto de los trabajos, sino que ya está escrito antes y marca la línea: denuncia el relativismo moral que causa la crisis social, "un materialismo que lleva a la decadencia", y advierte de un "sentimiento de desmoralización" por "una cierta impotencia ante la imposición sistemática de un desorden social que nunca ha sido ni explicado ni votado". El texto pide al "catolicismo social", que hoy es "silencioso e irrelevante" que se convierta en "minoría creativa con una estrategia" que impulse un cambio social.


¿Casablanca o El Exorcista? Es el Católicos y Vida Pública en tiempos inciertos.

Un congreso (casi) sin políticos

Este año los directores del Congreso son José Masip Marzá y la ex política María San Gil, buena conocedora de la amenaza terrorista de ETA, quien insistió en un encuentro con periodistas que ya no es de ningún partido y ahora sólo es militante de la ACdP.

Masip avisó al presentar el congreso: "Si perdemos los buenos valores, llegarán otros y serán peores". Y habló de la Transición en España, en los años 70, que "fue ejemplo de entendimiento y concordia". Preguntó: "¿Creéis que eso hoy sería posible?" A la pregunta 'quo vadis' ("¿dónde vas?") recordó que Jesús es el camino pero hay que saber explicarlo de otra manera a los que no cristianos.

En esta edición no hay políticos, aunque sí algún ex político. Masip Marzá comentó que los políticos hoy ofrecen caos y no soluciones, y que tiene sentido hacer un encuentro de cristianos qué buscan soluciones.

Bullón de Mendoza recordó que cuándo nació el Congreso hace 26 años su impulsor, Coronel de Palma, le dijo: "los cristianos dialogamos con todos, marxistas, liberales, de todo, menos entre católicos". El Congreso nació como un encuentro enriquecedor entre cristianos y por eso en esta edición se ha insistido en invitar a movimientos ya evangelizadores y otras figuras. Otra novedad es que se quiere integrar a los jóvenes en el programa, sin hacer actividades separadas o paralelas.

Pero a sus impulsores, la Asociación Católica de Propagandista, la política les sigue pareciendo apasionante y necesaria. Masip Marzá dijo que en el primer Gobierno de la democracia, de Adolfo Suárez, la mayoría de ministros eran católicos practicantes, y de hecho de la ACdP en su mayoría. "Lo hicieron bien y ninguno fue nunca acusado de corrupción", señala. En la España de hoy suena tan raro esa integridad como su catolicismo.

Masip comentó que hoy en los partidos los políticos cristianos ocultan su fe, quizá porque están en un sitio delicado y no se atreven a declararla.

Los periodistas saben que María San Gil vio su fe avivada hace unos años en un Retiro de Emaús. Le preguntaron si se puede invitar a un político en activo a este tipo de retiros u otros encuentros que despiertan la fe. ¿O es mejor esperar a que deje la política activa?

María San Gil respondió que "cuanto antes, mucho mejor". "Que disfrute de la fe. Además, uno se mete en política a defender lo que cree y si ve qué ese no es su sitio siempre puede dimitir", propuso.

Desde que ella dejó el Partido Popular, muchos más lo han hecho, pero no está claro que haya muchas opciones para un católico interesado en la acción política.

(Sobre esto léase: ¿En qué momento un político católico debería dejar su partido? ¿Y qué puede hacer después?).

Mujeres valientes que dan la cara

Los organizadores no lo han destacado, pero al repasar el programa destacan varias mujeres valientes que hablan claro. La más valiente, porque lleva años amenazada por integristas islámicos (y ahora también por activistas woke, no tan letales) es Ayaan Hirsi Ali, que habla el viernes por la tarde.

La famosa escritora somalí a los 22 años llegó a Holanda escapando de un matrimonio forzado. Combatió la mutilación genital femenina y el integrismo islámico fue amenazada de muerte se declaró atea y activista del ateísmo y desde 2023 se declara cristiana y defiende la libertad de expresión y los derechos de las mujeres. Habla el viernes por la tarde.

El otro gran acto del viernes por la tarde es un encuentro de movimientos católicos. Se invitó a muchos, pero los que al final confirmaron que enviaban representantes fueron: Comunión y Liberación, Retiros de Emaús, Hakuna, Acción Católica y el Camino Neocatecumenal. La ACdP siempre ha querido ofrecer sus instalaciones y encuentros para que los católicos de distintas realidades se conozcan, hagan amistades y se coordinen para dar más fruto.

El sábado hablan el obispo José Ignacio Munilla, el filósofo Jorge Freire y la periodista y escritora Ana Iris Simón. Esta es otra voz valiente, que dice cosas incómodas para la izquierda y a veces también para la derecha. Cuando Fernando Sabater fue expulsado de El País, Ana Iris Simón quedó como una de sus escasas voces críticas, capaces incluso de romper tabúes como el aborto o el divorcio, supuestos avances de la izquierda (y buena parte de la derecha) que siembran tristeza y pobreza. Hace poco defendía (en formato 6 contra 1) el derecho de los rescatadores a dar información provida cerca de las clínicas abortistas.

Pablo Velasco, decano de Humanidades de la Universidad San Pablo CEU, recordó una frase de Ángel Herrera Oria, el periodista y político que fundó la ACdP y luego se haría sacerdote y hasta cardenal. Él decía a los primeros propagandistas: "Nada de lamentos, ¡acción!" Es el título del encuentro de Ana Iris Simón y Jorge Freire que calificó de "pensadores originales, liberados de clichés... ¡Vamos a ver si comparten nuestro manifiesto!"

¡El director de ReL en una película!

A las 3:15 de la tarde se proyecta la película documental 'Valientes', de Goya Producciones, con testimonios de activistas de muchos países frente al laicismo agresivo y la cultura de la muerte. Uno de los testimonios es Álex Rosal, director de Religión en Libertad.

La tarde del sábado está protagonizada por influencers y misioneros digitales. Estarán Macarena Torres, portavoz y comunicadora de Hakuna; la influencer y conversa Carla Restoy, de 27 años; Carlos Taracena, del grupo evangelizador misión Jatari; Irene Alonso, madre de 10 hijos y autora de Soy una madre normal; y Álvaro Trigo, que sobrevivió a graves quemaduras y se lanzó a plantear retos deportivos solidarios.

También cuenta su testimonio Carlota Valenzuela, que ha caminado a pie desde Finisterre a Jerusalén. Y la contundente y firme activista provida argentina Lupe Batallán, autora del libro 'Hermana, date cuenta'. Su conferencia se titula 'Calladita te ves más bonita'. Cuando empezó su activismo era atea, pero ahora se declara enamorada de Jesucristo.

Esa tarde se pueden comprar productos gastronómicos de conventos y monasterios y habrá una hora santa con Hakuna a las 20:30

El domingo a las 12 el plato fuerte es el filósofo Fabrice Hadjadj, francés de origen judío tunecino, padre de familia numerosa y converso ya de adulto al leer los Evangelios.

La presentación del lema del 26ª Católicos y Vida Pública, hace unas semanas:


Fuente: Religíon en libertad