lunes, 9 de junio de 2025

Santo Evangelio 9 de Junio 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 19,25-34):

 Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.» Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy solemne - rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.



«Aquí tienes a tu madre»


Fr. Alexis MANIRAGABA

(Ruhengeri, Ruanda)

Hoy hacemos memoria de María, Madre de la Iglesia. En este sentido, contemplamos la maternidad espiritual de María en conexión con la Iglesia que es —en sí misma— Madre del Pueblo de Dios, pues «nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre» (San Cipriano). María es Madre del Hijo de Dios y a la vez Madre de aquellos que aman a su Hijo y los “bien-amados” de su Hijo, en conformidad con aquel «Mujer, aquí tienes a tu hijo; discípulo: Aquí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27), tal como dijo Jesús. Entregando su cuerpo a los hombres y devolviendo su espíritu a su Padre, Jesucristo incluso dio su Madre a sus amigos.

Y el amor más grande es aquel con el que Jesús ama a la Iglesia (cf. Ef 5,25), a la que pertenecen sus amigos. Por lo tanto, los hijos adoptados por Dios no pueden tener a Jesús por hermano si no tienen a María como Madre porque, mientras María ama a su Hijo, ama a la Iglesia de la cual Ella es miembro eminente. Lo que no significa que María sea superior a la Iglesia, sino que Ella es «madre de los miembros de Cristo» (San Agustín).

El Concilio Vaticano II añade que María es «verdaderamente madre de los miembros de Cristo por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza (Jesús)». Además, permaneciendo en medio de los Apóstoles en el Cenáculo (cf. Hch 1,14), María —Madre de la Iglesia— nos recuerda la presencia, el don y la acción del Espíritu Santo en la Iglesia misionera. Al implorar al Espíritu Santo en el corazón de la Iglesia, María ora con la Iglesia y ora por la Iglesia, porque «asunta ya en la gloria del cielo, acompaña y protege a la Iglesia con su amor maternal» (Prefacio de la misa “María, Madre de la Iglesia”).

María cuida a sus hijos. Podemos, pues, confiarle toda la vida de la Iglesia, como hizo el papa san Pablo VI: «¡Oh, Virgen María, augusta Madre de la Iglesia, te encomendamos toda la Iglesia y el concilio ecuménico!».

Educado de niño en la teosofía y la New Age, exploró todas las religiones antes de hacerse católico



 Educado de niño en la teosofía y la New Age, exploró todas las religiones antes de hacerse católico

David Lach se educó desde niño en una corriente New Age llamada Movimiento Yo Soy; buscó la verdad con tesón hasta hacerse católico

La mayoría de las personas que llegan al cristianismo desde el mundo New Age o Nueva Era eran, lo que podríamos llamar, "free lance" o independientes. No pertenecían a ninguna comunidad concreta, y hacían su propia mezcla espiritual con diversos maestros y grupos. Además, pocos fueron criados en su infancia en la New Age. La mayoría entraron en ese mundo siendo ya adultos jóvenes.

Por eso es interesante el detallado testimonio de David Lach, que se bautizó católico ya adulto, después de haber dejado el movimiento New Age en el que fue educado desde niño, y de investigar en otras religiones (hinduismo, budismo, Islam y varias ramas del cristianismo). David Lach es en la actualidad un consejero clínico titulado en Salud Mental por la Universidad Franciscana de Steubenville. Ha contado su testimonio en el canal de vídeos Catholic ReCon.


Un grupo New Age conservador y disciplinado

Lach se crió, de niño y adolescente, en la llamada "Iglesia Universal y Triunfante", una de las corrientes dentro del movimiento I AM (Yo soy), que algunos llaman ballardismo (por sus fundadores en 1930, el matrimonio Ballard), que a la vez eran herederos del esoterismo de la Teosofía de Helena Blavatsky del siglo XIX. 

Se calcula que hacia los años 40 las distintas corrientes ballardistas tuvieron hasta un millón de miembros, para debilitarse mucho desde los años 90, mientras que la Iglesia Universal y Triunfante tuvo hasta 10.000 miembros (y muchos simpatizantes). Ahí estaban los padres de David Lach y ahí lo educaron. 



Guy y Edna Ballard en los años 30, fundadores del ballardismo o Movimiento Yo Soy, sincrético, New Age, pero conservador en moral y ética

El ballardismo era completamente sincrético, tomaba cosas de muchas religiones, presentaba a Jesús o Buda como "maestros ascendidos" de los que aprender , junto con otros veinte más, incluyendo algunos fundadores del movimiento y santones del teosofismo.

En EEUU, la Iglesia Universal y Triunfante se presentaba como una "iglesia" más bien monoteísta, hablaba bastante de Jesús, promovía una ética conservadora y provida y decía creer que la verdad era algo importante y que merecía ser investigada. Su espiritualidad era de un tipo más bien orientalizante, pero a la vez el grupo era bastante firme en ofrecer un cierto cuerpo de doctrinas. Los integrantes practicaban la meditación en casa, a veces en grupos, o iban a retiros unas cuantas veces al año, pero sin ningún "culto semanal" ni nada similar. 

Karma, reencarnación, Jesús como un maestro entre muchos...

"Yo crecí creyendo en el karma, la reencarnación, chakras -puntos de energía en tu cuerpo-, que todas las religiones vienen de Dios y enseñan más o menos lo mismo pero que en cierto momento se tergiversaron y cambiaron sus enseñanzas, incluyendo las de Jesús", explica. En su adolescencia pronto le enseñaron que Jesús nunca dijo ser Dios, y que sólo era un maestro con "conciencia de Cristo", una especie de "esencia divina corporal", pero no una verdadera encarnación, y que no se le debía adorar.

"Venerábamos a Buda y los dioses hindúes y ciertas figuras exclusivas de la Teosofía y el movimiento Yo Soy", explica. Le enseñaban estas doctrinas con libros y revistas del movimiento. Lo que hacían, le repetían, era recuperar las "verdaderas" enseñanzas de todos esos maestros.

Buena parte de la "espiritualidad" del movimiento I Am incluía "proclamar" o "declarar" cosas buenas para que sucedieran, y tratar de reconocer el "yo divino en nuestro interior". Parte de eso (visualizar, declarar, etc...) se popularizaría luego en el libro New Age El Secreto, de Rhonda Bhyrne, de 2006, que vendió 20 millones de ejemplares y muchos famosos de Hollywood intentaron aplicar. Toda esta base de Nueva Era estaba obsesionada con lograr "control" y "dominación" sobre uno mismo. 

En el entorno de David, sólo su familia estaba en esta "iglesia", y no había amigos o vecinos alrededor que lo apoyaran. Lo cierto es que a David le interesaban los temas espirituales y religiosos y quería saber más.

Además, David tenía muy claro, desde niño, que Dios existía, y que existían el bien y el mal. Nadie le enseñó nunca a rezar, pero ya de niño él le hablaba a Dios.

Primeras dudas

Hacia los 14 años, David se hizo una pregunta por primera vez: ¿Y si de verdad Jesús era Dios, y al no adorarle como Dios se le estaba faltando al respeto? Aparcó la pregunta, pero ahí estaba y era relevante.

Y la segunda llegó cuando empezó a leer, por su cuenta, la Biblia, que su "iglesia" valoraba de una forma vaga, sin darle mucha autoridad. "Este libro no es tan newagero como yo esperaba", se dijo. "La Biblia parecía, simplemente, ¡muy cristiana!", recuerda. Su respuesta entonces fue "bueno, ya me avisaron de que la habían cambiado y corrompido".

Dejando el movimiento I Am

Hacia los 16 y 17 años empezó a investigar más sobre si "Iglesia Universal y Triunfante" y el Movimiento I Am en general. Sus fundadores habían insistido en que el mundo acabaría en los años 90, probablemente por misiles soviéticos. Cuando pasó lo contrario (la URSS se hundió en diciembre de 1991), el movimiento perdió mucho prestigio. Se habló de los búnkeres y almacenes de armas del movimiento.

También descubrió que los fundadores de la Teosofía en el siglo XIX "eran increíblemente racistas y aseguraban que ciertas razas eran básicamente subhumanas, que no tenían la chispa divina en ellos".

Decidió dejar la conexión con la Teosofía y sus "maestros ascendidos" y el movimiento I Am, y pasar a ser un clásico creyente New Age independiente, que buscaba sus propias verdades.

Pero, al contrario que muchos practicantes New Age clásicos, él sí creía que había cosas verdaderas y falsas, y que se podían descubrir. También creía que Dios existe, y el bien, el mal, y cosas espiritualmente peligrosas. Por lo tanto, dedujo, Dios tenía que haber revelado de alguna manera qué cosas son buenas y cuáles peligrosas.

Buscando en las religiones

Empezó a visitar cada centro religioso de su ciudad (Corvalis, Oregón). "Fui al lugar del budismo zen, fui a la mezquita, fui a los servicios cuáqueros para ver lo que hacían, y me puse a investigar las religiones del mundo".

Partía de la idea de que enseñarían todas básicamente las mismas verdades. Pronto comprobó que no era así. "Lo ves si vas a las fuentes primeras y eres honrado al respecto: no creen lo mismo. El budismo fue lo más sombrío, porque Buda era la figura que yo más reverenciaba entonces. Si eres honesto con los textos budistas, dirás que Buda era agnóstico en el mejor de los casos, y anti-teísta en el peor. Incluso si fuera sólo agnóstico, yo ya creía que rendir culto a Dios, y creer en Él y amarle, era algo esencial".

Fue reduciendo el abanico a dos "auténticas fes": el cristianismo y el hinduismo. "No puedes refutar de verdad el hinduismo, porque es más bien como una cultura espiritual sin fundamento histórico", detalla.

Lach no menciona a C.S.Lewis, pero Lewis llegó a una reflexión similar. "Los únicos dos sistemas en los cuales los misterios y las filosofías van juntos son hinduismo y cristianismo; allí usted tiene Metafísica y Culto", escribió Lewis en una carta en 1950. (Y luego CS Lewis afinó más: "la debilidad de hinduismo es que en realidad no entrelaza los dos hilos. La religión salvaje sin redención funciona en la aldea; el ermitaño filosofa en el bosque: y ninguno realmente interactúa con el otro. Sólo el cristianismo obliga a un intelectual, como yo, a participar de un banquete ritual con sangre, y también obliga a un converso del África Central a seguir un refinado código ético").

La conexión con Cristo

David empezó a ir con unos jóvenes protestantes, porque les interesaba hablar de Dios y religión y tenía amigos allí. Con ellos, empezó a prestar más atención a Jesús, no era simplemente "uno más" entre varias figuras espirituales interesantes. Además, estos jóvenes protestantes conocían historias (y le dejaron libros) sobre misioneros cristianos en la India decepcionados con supuestos santones y monjes hindúes, que eran básicamente timadores o aprovechados. En cualquier caso, veían que esos "líderes espirituales" no tenían ningún interés por los pobres, los necesitados o la justicia. Tampoco aportaban paz espiritual a la gente.

Con el cambio a la universidad, David empezó a tratar con un grupo de católicos. Como él siempre había sido de convicciones provida, acudió con ellos a un encuentro provida que acababa con una misa. Era su segunda misa. Y le transformó por dentro.

"Fue un encuentro muy profundo con Dios; puedes llamarlo emocional, pero pienso que fue más que meras emociones. En esa época no pensaba que la fe católica fuera verdadera, pero no podía negar lo que me había pasado. Me sentía confuso. Creo que se me dio en ese momento la gracia de abrirme a la enseñanza católica, al cristianismo en general, adquirí un entusiasmo inexplicable hacia la fe católica, ganas de aprender de los sacramentos, de la historia de la Iglesia. Tenía sed de conocer oraciones y sed de sacramentos". 

Algunos lo clasificarían probablemente como un don del Espíritu Santo, el don de piedad, que hace que la persona disfrute de las cosas relacionadas con Dios, las busque y las goce.

Jesús es Dios y los primeros cristianos no eran "New Age"

Encontró la argumentación cristiana a favor de que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, especialmente en el libro apologético protestante More than a Carpenter, y en signos, como que Jesús muestra tener poder para perdonar los pecados de los otros.

También investigó la transmisión de la Biblia: descubrió que es el libro antiguo mejor transmitido, que no ha habido manipulaciones, que comparando distintas traducciones antiguas y manuscritos apenas se ven detalles menores de traducción o minúsculos errores de copista aquí o allá, que con otras copias se pueden corregir. Toda la argumentación del texto "manipulado" caía. 

Edición facsímil del Codex Vaticanus, una de las copias manuscritas completas de la Biblia más antiguas que se conservan.

¿Son fiables los Evangelios? Son el texto de la Antigüedad con una transmisión más exacta

También descubrió a los Padres de la Iglesia, cristianos del siglo II, III, IV... que creían cosas católicas, en los sacramentos, la jerarquía, el culto. Le habían dicho que los primeros cristianos eran básicamente "new age": sus textos demostraba que eran católicos.

Tanteando el Islam, el judaísmo y la ortodoxia

Había investigado también el Islam, pero la argumentación musulmana se basaba en dos cosas: decir que la Biblia había sufrido manipulaciones que falseaban doctrinas y negar que Jesús hubiera muerto de verdad. Desde un punto de vista histórico, ninguna de las cosas se sostenía y eso ya bastaba para descartarlo.

Como David tenía ascendencia judía, también dedicó tiempo a la pregunta "¿cómo sabemos si Jesús es el Mesías prometido a Israel?" Se leyó con detalle la apologética judía contra los argumentos cristianos. Luego se leyó la argumentación cristiana de judíos que se habían hecho cristianos y le convenció.

Destaca que en Daniel 9 se dice que el Mesías ha de morir y que el Templo será destruido. "El Templo ya se destruyó, así que si Jesús no era el Mesías, ¡ya no habrá Mesías, la profecía de su venida sería falsa!", dedujo. Pero si Jesús es el Mesías, las profecías encajan.

Un verano y parte de otoño investigó el cristianismo oriental y ortodoxo, incluso intercambió e-mails con un sacerdote ortodoxo. "Si lees los Padres de la Iglesia honestamente, queda claro que Jesús estableció una Iglesia Católica con el Papa como cabeza necesaria, no sólo una figura decorativa o un primero entre iguales. La ortodoxia es una especie de protestantismo eclesial, donde cada iglesia nacional podría decidir".

Religiones comparadas y la fuerza de la Biblia

David se apuntó en la Universidad de Oregón a estudiar Religiones Comparadas, sobre todo cristianismo y budismo. Los profesores de cristianismo eran muy escépticos y le buscaban errores o inconsistencias a los textos bíblicos. Pero David dedicaba tiempo y ganas a buscar posibles respuestas a las objeciones de los profesores. "Fue muy útil en mi conversión, porque yo escuchaba los argumentos más robustos contra la fe cristiana y luego, investigando, encontraba respuestas bastante sólidas, y pensaba 'si esto es lo mejor que tienen, entonces el cristianismo debe ser verdad'".

Hay que recordar que David no era cristiano, no tenía nada que emocionalmente le atara al cristianismo: ni familia, ni afinidad... Podía perfectamente quedarse en un vago teísmo ético. Pero él buscaba la verdad y sentía una misteriosa sed.

Descubrió un argumento de San John Henry Newman, él mismo converso desde el anglicanismo, sobre la acumulación de flechas que indican en la misma dirección: los padres de la Iglesia, los milagros, una buena espiritualidad, ética, base histórica, etc...

Por último, aceptó que Dios tenía que haber dado a los hombres un fundamento firme para preservar las verdades que Él les entregaba: y eso era la Iglesia Católica.

Bautizo y experiencia de Cristo

Tenía 21 años cuando fue bautizado. En misa se predicó sobre los israelitas que dejaban Egipto sin mirar atrás, y sintió que esa era su situación. "En ese momento oí una vocecita en mi cabeza diciendo: 'puedes irte ahora mismo, salir de aquí'. Creo que era el último torpe intento del demonio de sacarme de la vereda". Y en ese momento, considera David, recibió la fe. Ya había estudiado los argumentos y le parecían creíbles, pero tras su salto y su sí, llegó la gracia de fe y confianza.

Más tarde fue a comulgar. A él le gusta imaginar, con imágenes, cosas que sabe que son verdaderas. "Soy un tipo visual", dice. Pensaba imaginarse a Jesús ante Él, como en un cuadro de la Divina Misericordia. "Espontáneamente, sin ser mi tipo de imaginación, vi a Jesús acercándose a mí, estaba conmigo, y me decía, básicamente, 'te amo' y 'estoy contigo', y le sentí de verdad conmigo, de una forma que nunca antes había sentido. Para mí recibir la Eucaristía por primera vez fue una experiencia hermosa y tangible".

Consejos para personas en búsqueda espiritual

David recomienda a quien tiene inquietudes espirituales que busque lo que es verdad, y no sólo lo que le haga sentir bien o le suene bonito.

"Admiro profundamente cuando hay sed de profundidad espiritual", dice. Muchos buscadores, cree, "tienen sed".

También sospecha que muchas personas del ámbito new age o de "espiritualidad alternativa" creen conocer el cristianismo y piensan que es poco elaborado o simplón o tosco, "no avanzado". Les habla conociendo sus anhelos.

David anima a dar el salto y tener la experiencia de entregarse a Cristo. "Implica rendirse a Él. No es como decir 'yo controlo mi karma', 'yo declaro tal cosa'... tienes que confiar en Dios, pero es hermosamente profundo ser capaz de confiar en Dios y dejar que su vida anime la tuya", exhorta. "Cristo es Dios verdaderamente encarnado, tomando nuestra carne, eso es muy tangible y real, entra en lo que eres en un sentido profundo", insiste.

"Jesús no es alguien del que puedas hablar teóricamente, tienes que encontrarte con Él, rendirte a Él, aunque sea de maneras pequeñas, aquí y allá. Todos reconocemos ese anhelo en nuestro corazón, que no se irá hasta que estemos en el Cielo, pero Jesús responde a esos anhelos como ninguna otra espiritualidad. Si sientes que algo falta, que hay un vacío en tu búsqueda, esa es una señal para que profundices y te abras a entregarte".

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 8 de junio de 2025

Santo Evangelio 8 de Junio 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 20,19-23): 

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».



«Recibid el Espíritu Santo»


Mons. José Ángel SAIZ Meneses, Arzobispo de Sevilla

(Sevilla, España)

Hoy, en el día de Pentecostés se realiza el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los Apóstoles. En la tarde del día de Pascua sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22). La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas. Así culmina el misterio pascual.

El Espíritu que Jesús comunica, crea en el discípulo una nueva condición humana, y produce unidad. Cuando el orgullo del hombre le lleva a desafiar a Dios construyendo la torre de Babel, Dios confunde sus lenguas y no pueden entenderse. En Pentecostés sucede lo contrario: por gracia del Espíritu Santo, los Apóstoles son entendidos por gentes de las más diversas procedencias y lenguas.

El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nuevas.

El primer día de Pentecostés de la era cristiana, los Apóstoles estaban reunidos en compañía de María, y estaban en oración. El recogimiento, la actitud orante es imprescindible para recibir el Espíritu. «De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno» (Hch 2,2-3).

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y se pusieron a predicar valientemente. Aquellos hombres atemorizados habían sido transformados en valientes predicadores que no temían la cárcel, ni la tortura, ni el martirio. No es extraño; la fuerza del Espíritu estaba en ellos.

El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es el alma de mi alma, la vida de mi vida, el ser de mi ser; es mi santificador, el huésped de mi interior más profundo. Para llegar a la madurez en la vida de fe es preciso que la relación con Él sea cada vez más consciente, más personal. En esta celebración de Pentecostés abramos las puertas de nuestro interior de par en par.


En el juzgado para separarse después de 23 años, él renunció a todo, ella corrió tras él: ¿qué pasó?

 


En el juzgado para separarse después de 23 años, él renunció a todo, ella corrió tras él: ¿qué pasó?

Elisabetta y Alfonso, felices hoy tras un matrimonio que pudo irse a pique.

Alfonso Ricucci y Elisabetta (Betti) Rossi ayudan a matrimonios en dificultades (La Casa sobre Roca) con un argumento muy poderoso: su propia experiencia. 

Estaban a punto de romper definitivamente, tras más de dos décadas de convivencia, cuando empezaron a ver su relación desde el lado correcto. Benedetta Frigerio ha hablado con ellos y cuenta su historia en La Nuova Bussola Quotidiana.

Cuesta abajo

Habían convivido “en pecado” y al poco de casarse aparecieron “problemas a nivel sexual” que antes no existían y empezaron a enturbiar su relación: él la usaba a ella como mero “objeto de placer” y ella “no experimentaba deseo alguno”. 

Luego llegaron sus dos hijos y eso “amortiguó las carencias”: los niños “eran una novedad” y con ellos “llegaron nuevas amistades”. 

Sin embargo, con el paso de los años, explica Betti, “crecía el sentimiento de vacío”: “Nos lo echábamos en cara uno al otro, hiriéndonos mutuamente”. Incluso se recomendaban uno a otro, despreciativamente, que se ‘echaran un amante’ para disfrutar de verdad y dejarse en paz. 

Pasaron por psicólogos, cayeron en la pornografía, “que no hizo sino aumentar el problema”.

“Yo le despreciaba como hombre y como padre”, reconoce Betti: “Si regañaba a los niños, les decía ‘No hagáis caso’. Y cuando él me hería, en vez de decirle con caridad que me había hecho daño, el orgullo me mantenía enfadada durante días. Nos habíamos convertido en un peso el uno para el otro”.

Todo esto repercutía sobre la educación que daban a sus hijos, que “crecían desorientados, sin ser enseñados en el discernimiento del bien y del mal, sin reglas, y por tanto frágiles”, el chico sin confianza en sí mismo y la chica llena de temores.

Llegaron así al punto de ruptura. Tras 23 años de matrimonio, se separaron físicamente.

Rossi-Ricucci, 'Giù le mani dal nostro matrimonio'

Edizioni Studio Domenicano



'Quita las manos de nuestro matrimonio. El poder del sacramento se manifiesta en la prueba' (Edizioni Studio Domenicano, 2025), de Elisabetta Rossi y Alfonso Ricucci, con prólogo de Guido Gallese, obispo de Alessandria, recoge la experiencia vital de este matrimonio y expone de dónde extraer la fuerza para perseverar en la vida conyugal.

El lugar de Dios

La separación tuvo consecuencias muy distintas para ambos. Betti sintió como una liberación, Alfonso se desesperó y pensó en el suicidio. 

Por otro lado, mientras él se alejaba cada vez más de Dios, ella hizo el camino contrario: asistió a un seminario carismático de Tarcisio Mezzetti y empezó a ir a misa todos los días.

Sin embargo, “también las cosas de Dios pueden utilizarse como una huida”, reflexiona: “Tenía a Jesús y me bastaba. No comprendía que si haces un camino de fe y no amas a tu marido, hay algo que no funciona”.

Un día Alfonso entró en una iglesia, se echó a llorar y ante una Cruz culpaba a Dios de su separación: “¡Ella te ha conocido y mira lo que ha pasado!”.

Sin embargo, adquirió la costumbre de visitar ese templo todos los días.

Tenía un compañero de trabajo de Comunión y Liberación, a quien veía feliz con su familia. Le llevó a una Escuela de Comunidad y leyó libros de Luigi Giussani (1922-2005): “Comprendí que quería una vida como aquella, pero no me bastaban las reuniones, necesitaba rezar y alabar al Señor, así que también participaba en oraciones carismáticas”. 

Fue a Lourdes y allí consagró a la Virgen su familia.

En el juzgado

Nueve meses después de la separación física, llegó el momento de formalizarla en el juzgado. Era el 15 de octubre de 2009. Alfonso rezaba a don Giussani en la fecha de su nacimiento. Betti rezaba a Santa Teresa de Jesús en su fiesta.

“El milagro era que estaba yendo al tribunal herido pero tranquilo, lleno del Señor, que ya no me faltaba” recuerda Alfonso. De repente, decidió cambiar todo lo que había pactado con su abogado y le dijo a su mujer que le dejaba todo, la casa y la mayor parte de su sueldo.

“Me descolocó”, confiesa Betti, “porque solo hay Uno que te da sin pedir nada a cambio, y ése es Jesús. Corrí detrás de Alfonso y le propuse tomar un café. Hablamos durante horas. Mi marido se había transformado. Esa misma tarde decidimos acudir a ver a Tarcisio Mezzetti a su seminario”.

La reconstrucción

Le comentaron que se acababan de separar pero que estaba naciendo entre ellos una gran amistad. Sin embargo, temían acercarse más y arruinarlo todo, pensando cada uno que la otra parte sería feliz así.

“¿Ah, sí? ¿Y si se muriese ahora?”, respondió Mezzetti. Betti se echó a llorar.


Tarcisio Mezzetti (1931-2016), casado y con tres hijos, profesor de Química Toxicológica en la Universidad de Perugia, se convirtió a los 45 años y fundó la comunidad Magnificat.

“Veréis”, continuó, “la diferencia entre el bien y el mal es la verdad. El Señor no quiere que os separéis. Intimad esta noche, no por deseo, sino por voluntad, y pedid al Señor que os envíe su Espíritu Santo. Os aseguro que desde ese momento seréis inseparables”.

Ese día, Alfonso y Elisabetta se pidieron perdón y se perdonaron. Empezaron a ir juntos a misa todos los días y se acostumbraron “no a esperar del otro”, explica Betti, “sino más bien a competir para servir al otro”. Buscaron a Dios y recibieron los frutos del Espíritu Santo: paciencia, caridad, benignidad…

Tuvieron que vivir también un proceso de perdón con sus hijos por los problemas que les habían causado y sus consecuencias. Rezaron y ayunaron por ellos, “pero lo que les cambió de verdad fue el encuentro personal de ellos con Cristo, y hoy los dos se han casado y tienen hijos y están en camino con Dios”.

Dos consejos

Benedetta Frigerio les plantea a Alfonso y Betti dos cuestiones muy concretas.

¿Qué decir a quien no comparte la fe con su cónyuge? “Eres tú quien debe cambiar para vivir como Cristo", responde Alfonso: "No cambiarás al otro arrastrándole a encuentros religiosos. No subirá a la barca de Jesús si, subido en ella, le reprochas que siga en la orilla. Debes ser tú, como Jesús, quien se sacrifique. Pide ese amor, que es el único que puede convertir”.

¿Qué decir a la mujer o al marido abandonado por su cónyuge? “Queda la fidelidad al Señor, que transforma el dolor en paz y le da nombre a tus heridas. Si de verdad estás unido a Dios, debes llegar a pedir perdón haciendo la lista de ‘aquella vez que te humillé, o no te defendí, o no te escuché, o te utilicé’”.

Para Betti y Alfonso, estamos enfermos de egocentrismo si pensamos que “seremos felices si mi marido cambiase, si mi hijo cambiase. Esto convierte la vida en un infierno, porque le das a los demás el poder de hacerte daño: renuncia a la tristeza, a la crítica, al resentimiento: no deben tener poder sobre ti. Deja de pretender que cambien los demás. Busca el amor solo en Quien lo puede dar, Jesús, que murió en la Cruz por ti y baja al barro para sacarte de él y hacerte santo”.

Fuente: Religión en libertad

sábado, 7 de junio de 2025

Santo Evangelio 7 de Junio 2025

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 Texto del Evangelio (Jn 21,20-25):

 En aquel tiempo, volviéndose Pedro vio que le seguía aquel discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?». Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme». Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga».

Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.



«Las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero»


Rev. D. Fidel CATALÁN i Catalán

(Terrassa, Barcelona, España)

Hoy leemos el final del Evangelio de san Juan. Se trata propiamente del final del apéndice que la comunidad joánica añadió al texto original. En este caso es un fragmento voluntariamente significativo. El Señor Resucitado se aparece a sus discípulos y los renueva en su seguimiento, particularmente a Pedro. Acto seguido se sitúa el texto que hoy proclamamos en la liturgia.

La figura del discípulo amado es central en este fragmento y aun en todo el Evangelio de san Juan. Puede referirse a una persona concreta —el discípulo Juan— o bien puede ser la figura tras la cual puede situarse todo discípulo amado por el Maestro. Sea cual sea su significación, el texto ayuda a dar un elemento de continuidad a la experiencia de los Apóstoles. El Señor Resucitado asegura su presencia en aquellos que quieran ser seguidores.

«Si quiero que se quede hasta que yo venga» (Jn 21,22) puede indicar más esta continuidad que un elemento cronológico en el espacio y el tiempo. El discípulo amado se convierte en testigo de todo ello en la medida en que es consciente de que el Señor permanece con él en toda ocasión. Ésta es la razón por la que puede escribir y su palabra es verdadera, porque glosa con su pluma la experiencia continuada de aquellos que viven su misión en medio del mundo, experimentando la presencia de Jesucristo. Cada uno de nosotros puede ser el discípulo amado en la medida en que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, que nos ayuda a descubrir esta presencia.

Este texto nos prepara ya para celebrar mañana domingo la Solemnidad de Pentecostés, el Don del Espíritu: «Y el Paráclito vino del cielo: el custodio y santificador de la Iglesia, el administrador de las almas, el piloto de quienes naufragan, el faro de los errantes, el árbitro de quienes luchan y quien corona a los vencedores» (San Cirilo de Jerusalén).

Era católico y se hizo protestante porque no le dejaban evangelizar... pero volvió por la Eucaristía

 


Era católico y se hizo protestante porque no le dejaban evangelizar... pero volvió por la Eucaristía

Tom Ponchak y su esposa Lisa con su numerosa familia... volvieron a la Iglesia católica en 2007, después de haber sido pastores protestantes 10 años

Tom Ponchak nació en Estados Unidos en una familia realmente católica. “Íbamos a misa en una iglesia que mi bisabuelo ayudó a construir. Fui monaguillo durante 10 años. Mi padre era lector, ministro extraordinario de la Eucaristía y presidente del consejo parroquial. Cada semana nuestra familia se sentaba en el primer banco. Pasé tiempo en el instituto discerniendo si estaba llamado al sacerdocio”.

Tom estudió teología en la Universidad Franciscana de Steubenville (www.franciscan.edu), probablemente la universidad más católica del mundo. Tuvo como consejero académico al famoso converso Scott Hahn, autor de "Roma, dulce hogar" y muchos otros libros de gran éxito también en español.

Es difícil encontrar alguien con un trasfondo tan católico. Y sin embargo, Tom y su esposa Lisa en cierto momento se hicieron protestantes precisamente porque no encontraban posibilidades de compartir su fe, de evangelizar.

“No nos fuimos por desacuerdos con la doctrina. No nos repelía la enseñanza moral de la Iglesia. De hecho, Lisa y yo continuamos practicando la regulación natural de la fertilidad todo el tiempo que estuvimos fuera de la iglesia”.

Cuando los católicos te miran mal... por católico

La causa de su marcha fue más compleja. Una semana después de graduarse, se casaron y se mudaron a Maryland. Él tenía trabajo y sueldo en el Ministerio Juvenil de una parroquia con dinero, pero con poca fe y espiritualidad. “Notábamos miradas y comentarios condescendientes por estar embarazados en nuestro primer año de matrimonio, por no haber tenido el sentido común de usar anticonceptivos”.

"El vicario frecuentemente predicaba un evangelio de autoayuda. Difundía desde el púlpito su postura de que no existe el pecado personal y que tan solo necesitamos aprender a aceptarnos. El desarrollo espiritual de los jóvenes era menos importante que asegurarse que todo el mundo lo pasase bien”.

Lisa tuvo un embarazo muy difícil, con muchas estancias de varios días en el hospital. “Ni una sola vez recibimos una visita de nadie del clero, ni nadie de la oficina parroquial nos preguntó qué tal nos iba. En cambio, me dieron un sermón sobre la importancia de estar disponible para el café con donuts de después de la misa de domingo… con mi esposa hospitalizada”.

En un colegio católico

Un año después se mudaron a Michigan. Tom tenía trabajo como profesor de religión en el único instituto católico de la diócesis. Habían despedido a sus predecesores por no ser “suficientemente católicos”. La diócesis buscaba profesores de doctrina y moral ortodoxas. A Tom le encantaba enseñar y trabajar con jóvenes.

Sin embargo, en las parroquias del lugar no encajaban. Casi no había jóvenes adultos. Tampoco les dejaban trabajar pastoralmente con jóvenes.

Un responsable parroquial les dijo que el objetivo de la pastoral juvenil debía ser “crear una atmósfera divertida para que cuando los chicos abandonen la iglesia en la universidad recuerden que se divirtieron y así quizá vuelvan a la hora de bautizar a sus hijos”.

Necesidad de compartir con hermanos

Tom y Lisa tenían una necesidad bien estudiada (por ejemplo, por los sociólogos Putnam y Lim, como explicamos aquí): rezar regularmente con amigos, compartir la fe y la vida en grupos pequeños que se conocen y ayudan. necesitaban también poner a rendir sus talentos como evangelizadores.

Después de 3 años de buscar una comunidad para compartir su fe, su amor por Jesús y sus ganas de crecer espiritualmente, la encontraron en septiembre de 1996… pero no era católica, sino evangélica carismática.

“Le dijimos al pastor que no queríamos dejar la Iglesia Católica, sino sólo dejarnos caer por su comunidad buscando compañerismo. Pensamos que podíamos ir a Misa en domingo y compartir con un grupo pequeño nuestra fe en casa del pastor durante la semana”.

En este grupo la gente se tomaba la fe en Cristo en serio, estaban comprometidos unos con otros, mostraban interés en la vida de los demás, compartían bendiciones y necesidades. Lisa y Tom se sintieron acogidos y amados.

¡Prohibido rezar!

En cierto momento llegó el detonante que lo cambió todo. Un día Tom, como tenía por costumbre con sus alumnos, empezó la clase preguntando si había algo por lo que quisieran rezar. Una de las animadoras dijo que se había dañado la rodilla y no podía practicar los movimientos con su equipo.

Así que rezaron por ella. Al día siguiente la chica llegó a clase emocionada: la rodilla estaba curada, el dolor desapareció y podía realizar todos sus movimientos sin problemas. Tom aprovechó para animarles a orar con fe, y recordarles que Dios quiere implicarse en nuestras vidas, también en lo pequeño.

Una semana después llamaron a Tom de la diócesis para regañarle. Al parecer, había padres llamando al obispado para quejarse de que los profesores de religión sanaban a los niños en clase. “Respetuosamente comenté que yo no curé a nadie, pero si Dios quería responder a una oración, no había mucho que yo pudiera hacer. Después de todo, ¿qué sentido tiene orar sin esperar que tus plegarias sean respondidas?”

Le prohibieron orar por sanaciones para que nadie se molestase.

Mientras tanto, en su grupo evangélico pedían a Tom que les ayudase en la formación de un grupo de adolescentes que querían “ser discípulos y madurar en su fe". El contraste, dice Tom, no podía ser más obvio.

Cansados de resistencias

Cansados de las “políticas y resistencias en nuestras parroquias”, decidieron tomarse un “respiro”. Dejaron de ir a misa. Leían la liturgia del día en el diurnal. Hablaban de fe con su grupo protestante. Estaban convencidos de que Dios quería que trabajasen en la evangelización de jóvenes pero era imposible hacerlo en ambientes católicos. Tampoco encontraban trabajo en otra ciudad.

En el Domingo de Pascua de 1997 abandonaron del todo la Iglesia Católica para ser miembros plenos de su comunidad evangélica. Algunos amigos católicos dejaron de hablarles “fue como si nos rechazaran”.

Lo más duro fue la reacción de su familia tan católica. “Fue la conversación más dura de mi vida. Hubo palabras duras, sentimientos heridos y muchas lágrimas. Yo había disfrutado muchas veces quedándome hasta tarde con mi padre hablando de política y religión con una cerveza fría y un buen cigarro. Ahora, esas conversaciones eran impensables. Sólo hablábamos de cosas superficiales. Veía cuánto dolor causaba a mis padres, pero estaba tan convencido de que seguíamos la voluntad de Dios que no importaba”.

Formando a jóvenes, ayudando a mujeres

Tom trabajaba en el ministerio juvenil de la comunidad evangélica. Y Lisa lo hacía en el refugio para las mujeres sin hogar de esta comunidad. Acogían y lideraban un grupo de jóvenes adultos en su casa. Él predicaba muchos domingos a toda la congregación.

Al cabo de 2 años, les ofrecieron ir a Florida a apoyar la creación de una nueva congregación. Tom no cobraría por ello, se mantenían con un trabajo en el sector de seguros, pero le encantaba desarrollar sus capacidades evangelizadoras como pastor.

Crearon un servicio de adoración alternativa, a mitad de semana, que combinaba alabanza, debate y artes visuales.

Curiosamente, defendían muchas doctrinas católicas ante sus nuevos feligreses: María, los santos, la infalibilidad papal… También incorporaban elementos católicos en sus servicios: usaban la lectio divina en su grupo pequeño e introducían las cenizas del Miércoles de Ceniza.

Capilla de la Universidad Franciscana de Steubenville, donde Lisa y Tom pasaron muchas horas en sus años de estudiantes

Una idolatría: servir a Dios, pero no según Dios

¿Cómo es que un joven teológicamente formado que dedicó muchas horas a la adoración eucarística en la capilla de la universidad franciscana no echaba de menos la Eucaristía?

Tom Ponchak, que es una persona reflexiva, puede responder hoy que la clave estuvo en un pecado de idolatría. “Me había convencido y a mi mujer de que hacer lo que Dios nos había llamado a hacer era lo más importante. Al principio me dije que perder la Eucaristía era necesario para alcanzar a muchas personas con el Evangelio. Más adelante me dije que lo espiritual es más real que lo físico, que bastaba tener a Jesús espiritualmente presente. Abusé de una teología ortodoxa oriental que enfatizaba el misterio para justificar mi posición recién inventada de que Jesús estaba presente realmente, pero sin que entendiéramos cómo”.

Creando una iglesia nueva y "alternativa"

En su siguiente etapa se les encargó crear una iglesia completamente nueva y con toda libertad. Crearon la “Casa de Mateo” que desde el principio buscaba ser distinta.

“Queríamos llegar a la gente que se había quemado en iglesias tradicionales, y nuestra comunidad pronto se llenó de hijos de pastores que habían crecido y se habían hartado de su iglesia, de personal de un colegio de las Asambleas de Dios y de algunos que estaban a punto de dejar de ir a cualquier iglesia. Celebrábamos la comunión cada semana y usábamos oraciones del libro anglicano de Oración Común".

"Seguíamos el calendario litúrgico los colores litúrgicos en velas y mantelería. Les enseñaba que la comunión era más que un símbolo. Cuando nació nuestra tercera hija, les enseñé la naturaleza sacramental del bautismo y la validez del bautismo de niños. Para mi sorpresa, nuestro grupo desastrado de evangélicos y pentecostales quemados, abrazaban plenamente esta enseñanza. Bauticé a mi hija y algunos más esos años en secreto usando el rito católico de bautismo. Estudiamos los Padres de la Iglesia y cuestionamos sola fide y sola scriptura. Estudiamos la comunión de los santos. Cuanto más presentábamos la teología católica y ortodoxa a nuestro grupo, más les interesaba y más me cuestionaba yo lo que estaba haciendo”.

A esas alturas, Tom y Lisa entendieron que ya apenas podían considerarse protestantes. Tantearon otras iglesias en las que poder integrarse con su grupo peculiar y alternativo: ortodoxos, episcopalianos evangélicos, incluso grupos veterocatólicos escindidos en el Concilio Vaticano I…

Hambre de Eucaristía

En 2007 comprendieron que sentían auténtica hambre de la presencia eucarística del Señor: “se convirtió en un deseo devorador; teníamos que volver a la Eucaristía”.

Se lo explicaron a su grupo y a todos les pareció muy razonable. Una familia decidió unirse a la iglesia ortodoxa local diciendo que no podían aceptar el papado pero tampoco volver a ser protestantes. Un adulto joven se hizo católico, y Tom sería su padrino.

Tom y Lisa finalmente se involucraron en una parroquia católica y se les encargó por fin un ministerio dinámico de jóvenes adultos y un ministerio de adoración eucarística con alabanza.

“Creo que el tiempo que estuvimos lejos de la Iglesia nos ha dado una perspectiva fresca y una amor más profundo hacia ella. También pienso que la Iglesia pierde oportunidades de mantener a los católicos, de atraer a los que se han ido, y de llamar a los que están en búsqueda espiritual. Sólo espero que mi historia y las lecciones que aprendí sean de bendición para otros y para la iglesia”, concluye Tom.

Tom ha publicado su testimonio en Whyimcatholic.com. Escribe en www.casualtheology.com y en www.mysteriumdei.com . Su esposa Lisa escribe en www.beautifulthorns.com .

Lea también: Él era un hípster protestante, ella era una universitaria atea… ¿cómo se hicieron católicos?

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 6 de junio de 2025

Santo Evangelio 6 de Junio de 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 21,15-19):

 Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos y comiendo con ellos, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas».

Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas a donde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».



«¿Me amas más que éstos?»


Rev. D. Habel JADERA

(Bogor, Indonesia)

Hoy, el Evangelio nos narra otra de las apariciones de Jesús a sus discípulos. De un modo profundo, el diálogo entre el Señor y Pedro nos muestra la misericordia de Dios como su gran amor por los discípulos y el mundo. Éste no es un diálogo cualquiera entre Jesús y su discípulo Pedro. Ambos, Jesucristo y Pedro, hablan de amor, cada uno desde su perspectiva. Las tres preguntas de Jesús: «¿Me amas más que éstos?» (Jn 21,15) pueden ser consideradas como una reafirmación del doble estatus de Pedro, a saber: por un lado, como un discípulo que le ama más que los otros, y, por otro, como un discípulo que le ama a Él más que a sus compañeros. En todo caso, el gran acto de amor de Jesucristo apremia a una profunda respuesta por parte de Pedro.

Respondiendo «Sí, Señor, tú sabes que te quiero», Simón parece tomar conciencia de sus tres caídas negando a Jesús, el Hijo de Dios que permanece ante él y que dice a los discípulos «no se turbe vuestro corazón», «la paz esté con vosotros» (cf. Jn 14,27; 20,19).

Jesús concluye este diálogo tan importante con la confirmación de la misión de Pedro y del primado que ya le había otorgado anteriormente (cf. Mt 16,18-20), especialmente, cuando Cristo le dice «Apacienta mis ovejas». El cumplimiento de los encargos de Jesús requiere un amor extraordinario, un amor misionero en el alma. Este amor misionero debe ir “in crescendo”. Tal como afirmó el Papa Francisco, «el amor crea vínculos y expande la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro».

Para llegar a ser sus pastores, Jesucristo exige la siguiente característica básica del amor misionero: amarle más que a nadie. Finalmente, como discípulos de Jesús, se nos pide hacer operativa la “ley de éxtasis”. Es decir, el amante debe «salir de sí mismo para hallar el crecimiento de su ser en el otro» (Francisco). ¡El amor misionero nos mueve a ir más allá de nosotros mismos!

Evangélica, gimnasta tenaz, quiso saber qué era eso del Magisterio... y hoy es católica

 


Evangélica, gimnasta tenaz, quiso saber qué era eso del Magisterio... y hoy es católica

Justine Callis fue una gimnasta de alto nivel hasta 2019, y evangelizadora protestante casi hasta 2022

Justine Callis, que fue gimnasta de éxito y entrenadora, es católica desde 2021. Le costó dar algunos saltos muy arriesgados, casi al vacío, confiando sólo en Jesús. Antes fue evangelizadora en una iglesia evangélica vibrante, llena de personas enamoradas del Señor, pero hoy, como católica, considera que Dios quiere una única Iglesia unida, con su jerarquía, y una comunión basada en la Eucaristía. Ha contado su testimonio en varios sitios en inglés, como CHNetwork.

Sabe que hay muchos cristianos evangélicos con un gran amor por Cristo, que quieren hacer la voluntad de Dios, y les quiere presentar la propuesta católica desde su iniciativa Theology of conversion. Y a los católicos "de siempre", les quiere recordar la gran riqueza que es la Iglesia y sus sacramentos y el deber de trabajar por la unidad de los cristianos.

Justine creció y se educó en una familia evangélica. Era la más pequeña de 5 hijos. Sus padres eran devotos, su madre rezaba en casa con ella. "Mi madre leía la Biblia tomando café en la cocina y me citaba las Escrituras a todas horas", explica.

Devota desde niña

"Recuerdo haberle entregado mi vida en oración a Jesús, siendo sólo una niña de quizá seis o siete años", dice. Repitió su oración "unas cien veces, quería asegurarme de que Dios me escuchara".

Durante 20 años, desde pequeña, se volcó en la gimnasia y compitió en las categorías universitarias desde la Universidad Estatal de Arizona, donde también fue entrenadora. "Ese deporte dio forma a quien soy hoy", dice. 



Justine Callis en una impresionante foto de su paso por la gimnasia de alto rendimiento hasta 2019

De adolescente, a los 16 años, se bautizó en una megaiglesia de estilo evangélico. "En esa megaiglesia tenían más de 300 ministerios [servicios], desde un club de ciclismo de montaña al Centro de Rehabilitación de Personas Traficadas más grande de América del Norte. Me enamoró", detalla. También había en ella infinidad de grupos pequeños, también para jóvenes. No se consideraba de una denominación concreta, pero su iglesia no bautizaba bebés, así que hoy diría que es baptista.

En la universidad colaboraba en grupos evangélicos universitarios. "Dirigí algunos estudios bíblicos del equipo de gimnasia y pude ver a algunas de mis compañeras bautizarse y entregar su vida a Dios".

Evangelizadora y comunicadora

Terminó una licenciatura de comunicación y pasó a trabajar a tiempo completo con la megaiglesia, rodeada de cristianos excelentes, volcados en acoger y evangelizar. Usaban los dones del Espíritu Santo para orar por otras personas y acompañarlas y ella misma tuvo ocasión de comprobar que Dios respondía en esas ocasiones. Admiraba al pastor y usaba sus conocimientos como comunicadora. Los recuerda como unos años magníficos.

"Entendía que Jesús me amaba profundamente, quería que otras personas también vivieran eso. Me esforzaba en hacer que la gente que acudía nueva se sintiera acompañada, conectada. Dábamos a cada uno una nota escrita a mano agradeciendo que vinieran. También trabajábamos con donantes, con el centro de personas traficadas..." Los sermones eran muy inspiradores, la música de alabanza y adoración era muy buena.

Ella conocía algunos ex-católicos, que nunca le habían hablado de la fe. "Yo pensaba que los católicos, probablemente, podían ir al Cielo, a pesar de ser católicos, y me parecía que en el catolicismo había muchas cosas que distraían de Jesús". Pero tampoco había reflexionado apenas sobre eso, y de hecho ni siquiera conocía la palabra "protestante".


Justine Callis, cabeza abajo... como su edificio teológico cuando empezó a hacer preguntas serias y católicas

Cuando su fe tranquila quedó cabeza abajo

Un día encontró a un católico que sí conocía su fe. El católico preguntó a Justine a qué iglesia iba y por qué. Ella estaba encantada de responder: explicó todas las cosas magníficas que había en su megaiglesia.

- Y tú, ¿por qué vas a tu iglesia católica? -pregunto después ella, por amabilidad.

- Por la Eucaristía y el Magisterio - dijo él.

- ¿El qué? ¿Qué son esas cosas? -ella jamás había oído esas palabras.

- Y por los siete sacramentos...

- ¿Qué es eso? ¿Y te dan los siete? -preguntó ella, que tampoco conocía la palabra.

- El Magisterio es la autoridad para enseñar, la Iglesia Católica tiene esa autoridad porque se la dio Jesús, que es quien creó la Iglesia Católica -le dijo su interlocutor.

Justine pensó: "Estas afirmaciones son muy atrevidas y hasta algo ofensivas. ¿De dónde sale tanta audacia? ¿Cómo osan decir esas cosas?"

Y empezó a investigar. La misma pasión y tenacidad que antes aplicaba a la gimnasia, las aplicó ahora a investigar el catolicismo y sus audaces afirmaciones.

La Iglesia tiene que ser una

Una de las primeras cosas que notó es que, efectivamente, en su misma calle había diversas iglesias de diversas denominaciones, había una verdadera división entre los cristianos. Y enseguida entendió que Dios no quería una iglesia dividida.

También entendió que era necesario una autoridad, alguien que enseñara con autoridad, una Iglesia que enseñara con autoridad, una iglesia fundada por Jesús con la promesa de que podía y debía enseñar su doctrina.

Por primera vez habló con sus pastores protestantes de temas doctrinales. Descubrió que su megaiglesia tenía 14 principios como denominación, estaban en la web para quien le interesaran. "Pues estudiarlos si quieres, pero es común que muchos no estemos de acuerdo con todos", le dijeron. Le pareció que entonces esos principios no merecían mucha reverencia y debían ser bastante arbitrarios. 

El factor Scott Hahn

Leyó Roma Dulce Hogar y La Cena del Cordero, dos libros del Scott Hahn, un biblista exprotestante que ha acercado a muchos al catolicismo. Le gustaron y fue a un encuentro con Hahn que visitaba su ciudad. "No estoy de acuerdo con todo lo que dice, pero me gustaría escucharle", pensó. Se sentó en la parte de atrás de la iglesia. Todo lo que Scott Hahn explicaba, acompañado de John Bergsma, era convincente y razonable. "Me estaban volviendo loca", recuerda. 

«¡Católicos no! ¿Podemos ser episcopalianos?»; la dura conversión de Kimberly, mujer de Scott Hahn

A la hora del descanso, confundió una cesta de estampitas para orar con una cesta para donativos, y pensó hacer un pequeño donativo y a la vez dejar una nota con un texto dirigido a Scott Hahn. "Haré una pequeña donación porque sé que aman a Jesús. Quizá su teología no me convence, pero puedo sentir que el Espíritu Santo está aquí", se dijo.

Resulta que todos los mensajes en la cesta entraban en un sorteo de un libro, y Hahn, ante todo el mundo, sacó su mensaje y lo leyó en voz alta: "Estimado Dr. Hahn, soy protestante. Pero después de hoy quizá no por mucho tiempo", había escrito ella sin saber que se leería en voz alta. Tuvo que levantarse y acercarse allí entre risas y aplausos. Hahn le dio un abrazo ante todos. Hoy, pasados los años, han colaborado ya en varios proyectos. 

Tom Ponchak y su esposa Lisa con su numerosa familia... volvieron a la Iglesia católica en 2007, después de haber sido pastores protestantes 10 años

Orar es ponerse a los pies de Cristo

Respecto a la presencia de Cristo en la Eucaristía, la quiso experimentar en una adoración. "Mi madre me había enseñado que la oración es sentarse a los pies de Jesús. Cuando entré en adoración lo recordé. Dije a Dios: 'si esto es verdad, este es el único lugar en que puedo sentarme físicamente a los pies de Jesús en este lado del Cielo'". Y al pensarlo y hacerlo, lloró. 'Esto es real o no lo es', se repitió.

Pero la gente ponía flores de verdad ante el Santísimo "como si realmente pensaran que este es Jesús".

Tenía que haber un Magisterio protegido por el Espíritu Santo. Y eso incluía la Eucaristía. 


Justine Callis en adoración eucarística, pero ya su madre evangélica la enseñó a ponerse a los pies de Cristo

Cada vez, más defendía las enseñanzas católicas. Anunció que estudiaría Teología Católica, para espanto de su familia. "En realidad, sólo quiero saber de dónde viene lo que dicen los católicos", les decía.

Una visión estando de retiro

Conoció un amigo sacerdote católico, que le recomendó un retiro en silencio. Hizo uno de cinco días, en la montaña, sin ordenador ni teléfono, ayunando. Sus pastores evangélicos se mostraron favorables: era tiempo para escuchar a Dios. "¿Qué estás haciendo, Señor?", le preguntaba.

El último día, el sacerdote le propuso hacer un ejercicio de imaginar o visualizar a Jesús, de pedir a Dios que le hablara con imágenes. En su iglesia, de estilo bastante carismático, ya había orado así en otras ocasiones, pidiendo "palabras del Señor" al interceder por otras personas.

Oró y durante 20 minutos no pareció pasar nada. Entonces tuvo una imagen en su imaginación, como "un boom de la nada". Jesús le conducía con los ojos vendados y le quitaba la venda en un templo católico. Luego, Jesús estaba de pie sobre el altar. Luego Jesús le enseñó cosas de la iglesia, la estatua de María, las escenas bíblicas de las vidrieras, las velas, y las manos del sacerdote en la elevación: "lo hice por ti", le dijo Jesús en esa visión. Ella le respondió llevando a Jesús a su megaiglesia y mostrándole sus pantallas, sillas, etc... y preguntándole: "hicimos esto para ti, ¿te gusta?" Pero Jesús la miró y le dijo: "Te amo". "Y en ese momento supe que Jesús había creado la Iglesia Católica y me la ofrecía, un regalo que nadie me había ofrecido".

Al volver a la iglesia evangélica en la que trabaja, Justine anunció que dejaba su trabajo y esa congregación.

Le costó explicarlo a su familia. De hecho, se quedaba sin trabajo. Estaba renunciando a todo por seguir a Jesús. Ella había rezado "Jesús, cualquier cosa menos el catolicismo" y ahora le pedía ser católica.

Hacerse católica en total le costó dos años y medio y 3 cursos de RCIA (iniciación católica para adultos).

Desde lo bueno de los protestantes, la unidad

Hoy le dice a los protestantes que, en realidad, tienen muchas cosas buenas, bellas y verdaderas, y que sólo les faltan unas pocas. "Yo diría que el catolicismo es el 100% de la verdad, mientras que el protestantismo tiene un porcentaje muy alto de la verdad. Por ejemplo, el Espíritu Santo sí puede obrar mucho entre protestantes, yo lo vi en mi ministerio allí. Y yo me enamoré de Jesús siendo protestante. Y hay diferentes formas de adoración. Pero ahora sé que el Santo Sacrificio de la misa es la forma más alta de oración y la Liturgia de las Horas es la segunda más alta".

"Los católicos nos hacemos un flaco favor cuando simplemente actuamos como si no hubiera verdad ni eficacia allí, porque creo que en realidad hay mucho que podríamos aprender de la iglesia protestante.

Y por supuesto, también hay mucho que la Iglesia protestante podría aprender de la Iglesia católica para entrar en el mundo".

"Hay protestantes que son cristianos devotos y hermosos, que nunca han leído una página ni de GK Chesterton ni de Tomás de Aquino, y si lo hicieran ¡se harían católicos!", dice en una tertulia con entusiasmo.

Ella cumple años el 15 de agosto. Al hacerse católica, descubrió que la Iglesia le pide ir a misa cada año, el día de su cumpleaños, por ser la fiesta de la Asunción de la Virgen. "Me encanta, es el mejor regalo", dice.

Justine desea una iglesia unida para cumplir "la Gran Comisión", el gran mandato de ir y hacer discípulos. Desde agosto de 2024 puso en marcha su iniciativa Theology of Conversion. Su objetivo: "equipar a los católicos para acercar a casa a sus seres queridos protestantes". Y juntos, anunciar Cristo al mundo.  

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 5 de junio de 2025

Santo Evangelio 5 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Jn 17,20-26):

 En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

»Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos».



«Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí»


P. Joaquim PETIT Llimona, L.C.

(Barcelona, España)

Hoy, encontramos en el Evangelio un sólido fundamento para la confianza: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí» (Jn 17,20). Es el Corazón de Jesús que, en la intimidad con los suyos, les abre los tesoros inagotables de su Amor. Quiere afianzar sus corazones apesadumbrados por el aire de despedida que tienen las palabras y gestos del Maestro durante la Última Cena. Es la oración indefectible de Jesús que sube al Padre pidiendo por ellos. ¡Cuánta seguridad y fortaleza encontrarán después en esta oración a lo largo de su misión apostólica! En medio de todas las dificultades y peligros que tuvieron que afrontar, esa oración les acompañará y será la fuente en la que encontrarán la fuerza y arrojo para dar testimonio de su fe con la entrega de la propia vida.

La contemplación de esta realidad, de esa oración de Jesús por los suyos, tiene que llegar también a nuestras vidas: «No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí». Esas palabras atraviesan los siglos y llegan, con la misma intensidad con que fueron pronunciadas, hasta el corazón de todos y cada uno de los creyentes.

En el recuerdo de la última visita de San Juan Pablo II a España, encontramos en las palabras del Papa el eco de esa oración de Jesús por los suyos: «Con mis brazos abiertos os llevo a todos en mi corazón —dijo el Pontífice ante más de un millón de personas—. El recuerdo de estos días se hará oración pidiendo para vosotros la paz en fraterna convivencia, alentados por la esperanza cristiana que no defrauda». Y ya no tan cercano, otro Papa hacía una exhortación que nos llega al corazón después de muchos siglos: «No hay ningún enfermo a quien le sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a quien no le ayude la oración de Cristo. Ya que si ésta fue de provecho para los que se ensañaron con Él, ¿cuánto más lo será para los que se convierten a Él?» (San León Magno).

Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia



 Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia

Oriol Jara lleva veinte años en radio y televisión, donde ha trabajado en programas como Buenafuente (Antena 3), Polònia (TV3), This is Philosophy (TVE) o El Roast de España (Comedy Central). Casado y padre de cuatro hijos, es autor de 10 razones para creer en Dios, un libro que recoge su forma de entender la fe. Algo de lo que habla también en esta entrevista de Efecto Avestruz, en la que ofrece algunas reflexiones sobre cómo presenta la Iglesia hoy su mensaje.

miércoles, 4 de junio de 2025

Santo Evangelio 4 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Jn 17,11b-19):

 En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.

»Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad».



«Que tengan en sí mismos mi alegría colmada»


Fr. Thomas LANE

(Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Hoy vivimos en un mundo que no sabe cómo ser verdaderamente feliz con la felicidad de Jesús, un mundo que busca la felicidad de Jesús en todos los lugares equivocados y de la forma más equivocada posible. Buscar la felicidad sin Jesús sólo puede conducir a una infelicidad aún más profunda. Fijémonos en las telenovelas, en las que siempre se trata de alguien con problemas. Estas series de la TV nos muestran las miserias de una vida sin Dios.

Pero nosotros queremos vivir el día de hoy con la alegría de Jesús. Él ruega a su Padre en el Evangelio de hoy «y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada» (Jn 17,13). Notemos que Jesús quiere que en nosotros su alegría sea completa. Desea que nos colmemos de su alegría. Lo que no significa que no tengamos nuestra cruz, ya que «el mundo los ha odiado, porque no son del mundo» (Jn 17,14), pero Jesús espera de nosotros que vivamos con su alegría sin importar lo que el mundo pueda pensar de nosotros. La alegría de Jesús nos debe impregnar hasta lo más íntimo de nuestro ser, evitando que el estruendo superficial de un mundo sin Dios pueda penetrarnos.

Vivamos pues, hoy, con la alegría de Jesús. ¿Cómo podemos conseguir más y más de esta alegría del Señor Jesús? Obviamente, del propio Jesús. Jesucristo es el único que puede darnos la verdadera felicidad que falta en el mundo, como lo testimonian esas citadas series televisivas. Jesús dijo, «si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7). Dediquemos cada día, por tanto, un poco de nuestro tiempo a la oración con las palabras de Dios en las Escrituras; alimentémonos y consumamos las palabras de Jesús en la Sagrada Escritura; dejemos que sean nuestro alimento, para saciarnos con su alegría: «Al inicio del ser cristiano no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida» (Benedicto XVI).

Oriol Jara desdeñaba el cristianismo... hasta que se preguntó ¿cuánto de eso de Jesús es verdad?

 


Oriol Jara desdeñaba el cristianismo... hasta que se preguntó ¿cuánto de eso de Jesús es verdad?

Oriol Jara investigó la historicidad de Jesús, después la razonabilidad de la fe... y todo lo que antes desdeñaba vio que era verdad

Oriol Jara, productor y guionista de cine y televisión, está más satisfecho de los textos que ha escrito sobre su testimonio de fe, que de los libretos profesionales que redactó muchos años. 

Usa un estilo a la vez directo y profundo para explica cómo pasó de la increencia a una convicción plena: Dios existe, Cristo es verdad y el cristianismo es la respuesta. 

El guionista catalán fue subdirector de 'Buenafuente', escribió sketches satíricos para TV3, en 'Polònia' y 'Crackòvia' y dirigió 'El Roast de España' para Comedy Central.

Pero a partir de cierto momento, sus prioridades cambiaron. Y en 2022 publicó 10 razones para creer en Dios (Ed. Albada)

Habló de ello en las Jornadas Católicos y Vida Pública del País Vasco, celebradas en Bilbao el pasado 18 y 19 de marzo de 2025.

Jara inició su intervención explicando cómo su conversión no fue el resultado de una tradición familiar ni de una educación religiosa, sino de un largo proceso de exploración que lo llevó por diversas religiones: el judaísmo, el islam, el hinduismo, el budismo e incluso prácticas como el reiki. Irónicamente, confesó, el cristianismo fue la primera religión que descartó. 

La clave: Cristo es un personaje histórico, sólido y documentado

El cambio ocurrió cuando, tras leer el Antiguo Testamento y obras sobre el Jesús histórico, se encontró cara a cara con una verdad que no pudo ignorar: la historicidad de Cristo y la coherencia entre las profecías del Antiguo Testamento y la figura de Jesús. 

Contrapuso el número y la antigüedad de los manuscritos del Nuevo Testamento con los escasos textos que conservamos de figuras como Julio César o Platón. Más de 5.600 manuscritos antiguos avalan los escritos sobre Jesús, una cifra incomparable en la historiografía antigua. 

A partir de ahí, su transformación fue profunda y dividida en dos fases: primero, el reconocimiento intelectual de la verdad del Evangelio; después, una conversión interior total que transformó su identidad.

"He oído a personas decir 'los feligreses no pueden leer la Biblia porque no la entienden'. Eso es incredulidad, porque si crees en Dios sabes que el Espíritu Santo operará en la gente para que la Palabra se ilumine en su mente", dice Jara.

Un Dios que viene a salvar

Durante su exposición, Jara señaló la radical diferencia del cristianismo frente a todas las religiones. Mientras las demás religiones exigen obras, sacrificios o méritos para alcanzar a Dios, el cristianismo —afirmó— proclama que Dios mismo vino a salvar al ser humano sin que éste lo mereciera. Esta idea se encarna en la figura de Cristo, quien, como explicó, “vivió la vida que nosotros no podíamos vivir y murió la muerte que merecíamos”.

Uno de los momentos más potentes de su charla fue cuando recurrió a ejemplos bíblicos para ilustrar la gracia de Dios: la historia de Rajab, la prostituta de Jericó, salvada por su fe; la sangre del cordero en los dinteles durante la Pascua en Egipto; y la cita de Pedro sobre la sangre incorruptible de Cristo. “No hay otro relato como este en ninguna religión: que Dios sea quien se ofrezca como sacrificio”, enfatizó.

Una religión que se toma en serio la verdad

También abordó la cuestión de la verdad. En un mundo que relativiza la realidad, Jara defendió que el cristianismo no proclama una “verdad subjetiva”, sino “la verdad”; y la comparó con el engaño inicial de la serpiente a Eva, denunciando que muchas religiones actuales replican esa mentira al prometer que el ser humano puede llegar a ser como Dios por sus propios medios.

La charla también incluyó un llamado a la coherencia de vida. Para Jara, ser cristiano no es asistir a misa los domingos, sino dejar que Cristo determine cada aspecto de la vida, desde lo familiar hasta lo profesional. Contó cómo su conversión transformó su carrera, permitiéndole fundar una productora que se alinea con sus valores, y cómo muchas amistades de su etapa anterior simplemente desaparecieron. 

Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia

Antes de cerrar, abordó la historia de Zaqueo y la del general Naamán como símbolos de la accesibilidad de la fe cristiana. “Cristo no espera a que seas perfecto”, afirmó, “viene a recogerte tal como estás”. Para Jara, esta es la esencia de su mensaje: una fe sencilla, radicalmente inclusiva, que no requiere ritos complejos sino un corazón dispuesto. 

Su ponencia finalizó con un agradecimiento a los oyentes y animando a vivir cada día con la convicción de que Dios no solo existe, sino que quiere estar con nosotros. “Vale la pena dar la vida por esto”, dijo, no como un acto heroico puntual, sino como una decisión cotidiana, como la de Enoc, “que caminó con Dios hasta que Dios se lo llevó”. 

Diez razones para creer en Dios, el libro de Oriol Jara




Fuente: Religión en LIbertad