Milagros Martín contó su testimonio en una de las veladas de oración de Asalto al Cielo
Presa del Reiki y de la Nueva Era, y reincidente, salió de allí porque Dios la buscó con insistencia
Milagros Martín al cumplir 32 años, rodeada de su familia... y metida en el mundo de la Nueva Era
Milagros Martín se alejó de la fe católica de adolescente y al crecer se introdujo en el mundo de la Nueva Era, el yoga y el reiki en Madrid, y en grupos con elementos sectarios que la hundían vitalmente. En el Camino de Santiago, empezó a sentir que Dios la llamaba, y un contacto con las dominicas de Lerma empezaron a reencauzar su vida. Contó su testimonio en vivo el pasado 1 de octubre en Asalto al Cielo, unos encuentros en la parroquia de Colmenar del Arroyo (Madrid) que organiza el padre Álvaro Cárdenas.
Se alejó de la fe en la adolescencia
Milagros creció en una familia de tradición católica. Su madre y sus abuelos asistían a la misa dominical. También ella lo hacía en su infancia, pero dejó a ir a misa hacia los 13 años. Desde entonces, ya solo acudió a la iglesia en celebraciones ocasionales y algunas fiestas locales.
Antes de los 30 años ya se había hecho un hueco en su profesión como arquitecto técnico. Tenía una buena situación laboral, una holgada posición económica, y un novio con el que convivía: “Tenía un buen trabajo. En ese momento, la construcción estaba en pleno auge. Yo era jefa de obra en una de las constructoras, bastante reconocida, de Madrid. El ritmo de trabajo era fuerte, estábamos en la obra a las ocho de la mañana y acabábamos hacia las nueve y media de la noche, y así, de lunes a viernes”. Pero el ritmo era estresante: “Mi vida era puramente trabajo”.
La muerte de un ser querido: un misterio que hace pensar
En 2004 falleció su abuela. Fue su primer encuentro con el misterio de la muerte, algo que golpeó su vida, aparentemente plena. “Había conseguido todo aquello que me habían dicho que me daría la felicidad. A nivel de profesión, tampoco aspiraba a llegar mucho más alto. Pero yo sentía que la muerte de mi abuela me hacía plantearme la vida”.
Vivir para trabajar... y luego morirse. ¿Qué sentido tiene? “Si esta vida es un levantarme pronto para ir a trabajar, ganar un sueldo y tener una hipoteca, tener una casa, tener quince días de vacaciones en verano, para que cuando llegue a los ochenta y cinco años, se acabe mi vida y muera, no tiene sentido”.
Perdió el gusto por la vida y por el trabajo. “Nada de lo que hacía tenía sentido. Me costaba levantarme por la mañana. Había perdido ese entusiasmo que me llevaba a la ambición profesional y caí en una crisis de ansiedad. Era un sentimiento de vacío profundo, de pérdida de felicidad”.
Buscando la paz... en la Nueva Era
Un familiar le invitó a experimentar con la relajación mental y el yoga. Buscando paz interior, entró en el laberinto de la Nueva Era: seminarios de coaching grupal para el "autoconocimiento", "Curso de Milagros", meditación trascendental, el mundo de las “energías” positivas y negativas de la cosmovisión oriental, feng shui, bioenergética, macrobiótica, y las terapias alternativas de la Nueva Era, la esotérica psicología energética, masaje metamórfico, reiki…
El seminario de coaching grupal Inside, "para autoconocerse", la atrapó con sus técnicas de enganche psico-emocional. “Buscan llegar al nivel emocional de la persona. Hay una exaltación emocional grande y tocan aspectos muy íntimos del inconsciente, de tu infancia, remueven cosas que, si no están bien gestionadas, pueden llevar a la persona a un gran desequilibrio”, señala.
En una sociedad individualista como la occidental, este tipo de seminarios “enganchan” con relaciones intensas. “Se juega con un sentimiento de pertenencia muy fuerte, empiezas a tener relaciones a nivel emocional con personas que nunca has tenido. Eso crea a veces un sentimiento de cercanía y complicidad con las personas con las que compartes esos aspectos de tu corazón y de tus vivencias”.
Las técnicas psicológicas de manipulación que utilizan, hacen creer al que las practica que está siendo liberado de su soledad y que pertenece a una comunidad especial de hombres y mujeres. También usan técnicas de pensamiento positivo que hacen pensar al que las sigue que su mente podrá cambiar su vida.
Pasado un tiempo, estas técnicas ponen en evidencia su engaño: “Durante un tiempo, crees que funciona, luego, te das cuenta de que el castillo se cae y que aquello no se sostiene”.
Fracaso de un matrimonio sin fe
Milagros se casó con su novio en una ceremonia católica pese a que ninguno de los dos tenía fe. Con el tiempo tampoco se sentía unida a su pareja. Cuatro meses después hizo el segundo nivel de esos seminarios Inside. “Me puse delante de la gran mentira en la que yo estaba viviendo mi vida, una vida de hipocresía. Mi vida de cara a los demás, a lo que los demás puedan esperar de mí”.
Vacía y rota interiormente, se separó de su marido. "Mi marido empezó a sentir que aquellos seminarios eran una secta, por la desestructuración que, a veces, generan”.
“Es tremendamente peligroso meterte en el inconsciente de una persona y querer sacarlo todo con la rapidez con que ahí te lo sacan. Puedes realmente hundirte. De hecho, hay personas que han tenido problemas serios”, añade ella.
La psicología esotérica y la energía universal
Desestabilizada por esos seminarios, buscó ayuda en la psicología. “Necesitaba una psicóloga, porque esos seminarios de Inside fueron como meterme en una centrifugadora. Desataron muchas cosas. Me encontré desbordada emocionalmente, no podía colocarlo todo, habíamos tocado muchos aspectos de mi infancia, de mi vida, y me sentía completamente desestructurada emocionalmente”.
Pero los entornos en los que buscó fueron los de la pseudopsicología esotérica de la Nueva Era.
“Entré con psicólogos que utilizaban técnicas de energías, que no son propias de la psicoterapia, que estaban dirigidas hacia ese mundo. Me dirigieron, enseguida, a una escuela de energía universal. Usábamos el masaje metamórfico, como técnica complementaria a la psicoterapia. Es un laberinto y una espiral y no sabes dónde paras, aunque crees estar bien dirigido”.
También experimentó con el feng shui, una disciplina oriental que al principio puede parecer un estilo de diseño armónico de espacios (despachos, viviendas, jardines, decoración del hogar, interiorismo), pero que enseguida se convierte en algo esotérico sobre gestión de energías positivas o negativas que fluyen por la casa. Como arquitecto, a Milagros le cautivó el feng shui: “Todo está muy mezclado: lo esotérico, lo energético, lo psicológico, la búsqueda espiritual, lo trascendente, las terapias alternativas”.
Macrobiótica: dietas para "sanar"
Uno de los peligros que tiene la propuesta de la Nueva Era es desplazar a la ciencia, y bajo apariencia de verdad sustituirla por técnicas dudosas. Así Milagros entró en el mundo de la "macrobiótica". Ella buscaba "saber cómo a través de la alimentación yo podía sanar mi cuerpo". Lo que consiguió fue desarrollar un trastorno, la orthorexia: dependencia desordenada y adictiva por la comida sana. "No podía comerme un tomate, porque pensaba que creaba acidez en mi cuerpo. Ni siquiera podía comer ciertas cosas, como berenjenas. Puedes crear un patrón en tu mente, que te hace más mal que bien”.
El gran engaño de la Nueva Era: prometer vida sin sufrimiento
Tras su encuentro con Cristo y su conversión, Milagros reconoce que el error de la Nueva Era es vender la idea de que con técnicas y energías se puede evitar la cruz y el sufrimiento de la vida. Milagros sabe que esta promesa de la Nueva Era es una promesa falsa que no sólo no libra del sufrimiento sino que puede llevar a la misma desesperación y a la locura. “Esto no es verdad. La cruz va a estar en tu vida. Tú no puedes crearte un mundo ideal como te prometen esos seminarios de pensamiento positivo. No lo vas a conseguir, te vas a desgastar y te puedes volver literalmente loco”.
Unos Evangelios, un librito... y el Camino de Santiago
En esta vorágine de Nueva Era, llegaron a manos de Milagros unos evangelios de su abuelo paterno y empieza a indagar sobre ellos. Encuentró también un librito titulado “Dios ante todo”, de San Juan de Dios, un santo del siglo XVI.
En esas fechas realizó el Camino de Santiago, y halló signos de Dios, pero también signos de cosas siniestras. “Me encontré con personas, que no sé si siquiera cómo definirlos. Eran personas con caminos oscuros. Me encontré con un alquimista, que trabajaba en el mundo de la alquimia y en el mundo del chamanismo. Me hablaron del Camino pagano, que hacen algunos por temas ancestrales, como es el tema de los druidas”.
Y, sin embargo, caminando sentía "que había una Presencia que me acompañaba en mi vida, que me ayudaba cuando yo lo necesitaba, que era acompañada, ayudada, y protegida”.
El reiki y la invocación de espíritus
La invitaron a participar en un curso de reiki, una técnica Nueva Era que promete sanar con las manos haciendo fluir una misteriosa energía curadora (que ningún instrumento puede detectar ni medir. “Me parecía interesante poder sanar con las manos, yo no le veía ninguna malicia”, dice Milagros.
El primer curso de reiki ya fue para Milagros “como una desestructuración absoluta a nivel psicológico”. “Fue abrir una puerta, que me llevó a un contacto con lo sobrenatural que me desequilibró absolutamente, con lo sobrenatural malo. A través de la invocación a figuras geométricas y de entidades energéticas, te abren el canal. Te inician en la apertura de esa capacidad, al entrar en contacto con una entidad que llaman la energía reiki”.
“Lo sorprendente de todos estos caminos es que, de verdad tú sientes que transmites energía y que está pasando algo dentro de ti. Y la persona a la que se lo transmites, siente que le está llegando. Nota un calor, una sanación, algo que está sucediendo”.
Pero lo que invocas y acudes, ¿es una energía o es una inteligencia, es decir, un ser espiritual? Para Milagros es algo evidente: “Te dan figuras geométricas a las que tú estás invocando con palabras. Hoy sé que son entidades del lado del Maligno. Evidentemente no tiene nada que ver con Dios”.
Y ocurrían cosas, que ella atribuye a la acción de esos espíritus: imágenes mentales, obsesiones, perturbaciones y opresiones en las personas que los han convocado y en los lugares donde lo han hecho y donde viven. Milagros también lo experimentó: “Empezaba a tener visiones y a ser testigo en mi casa de fenómenos muy difíciles de explicar. Cosas que te hacen preguntarte si no te estás volviendo literalmente loco. Sucedían episodios poltergeist [objetos que se mueven en casa], empezaba a tener visiones de entidades. Me preguntaba: “¿Qué está pasando?”. Yo, ni siquiera, me atrevía a contárselo a nadie, pensando que me estaba volviendo loca”.
Un extraño impulso en Lerma: entrar a rezar a la iglesia
Un día, conduciendo hacia Navarra para acudir a un curso de chamanismo, paró en la ciudad burgalesa de Lerma y sintió un impulso: entrar en una iglesia que estaba allí abierta. Ella ahora leía algo de los Evangelios y, a veces, pedía ayuda a Dios. De rodillas, en la iglesia, rezó. "Dios, dame una señal, dime qué hago aquí".
En ese momento, de entre unas monjas vestidas de blanco que habían salido -las dominicas de Lerma- una hermana se levantó y le dijo: "Ven". La religiosa confirmaría después que había sentido una voz interna que decía ´Llámala´".
Milagros se olvidó del curso en Navarra y se quedó con las monjas 5 días. Era la primera vez que tenía una experiencia de oración en un convento. Ellas se dieron cuenta de que estaba metida en el mundo de la Nueva Era, y le advirtieron de sus peligros. Allí tiró cinco o seis libros. Ellas le ofrecieron ir a la asamblea de la Renovación Carismática que se estaba celebrando ese fin de semana pero ella no fue, revela Milagros: “No fui porque me costaba ser obediente. Y me costaba también saber hasta dónde llegar en la confianza. Me encontraba mal personalmente, muy cerca de tocar la locura”.
Nuevo alejamiento en Marruecos y un Curso de Milagros
Tras esta experiencia de acercamiento a la Iglesia, vinieron unos años de alejamiento. Primero, una operación de quirófano, y después, un año trabajando en Marruecos, a donde se llevó sus libros esotéricos. Empezó a buscar a Jesús en El Corán, y también en el libro esotérico "Un Curso de Milagros". Invitada en una casa musulmana en Marruecos vio una imagen de la Virgen María. Todo parecía compatible. Pero en los musulmanes veía "rigidez y tensión, veía que faltaba el Dios de Amor.”
Cinco años más, atrapada en una secta de Curso de Milagros
De vuelta a España, Milagros empezó a trabajar, profesionalmente, en un centro de reiki. Allí conoció a un maestro del Curso de Milagros, que cuidaba muho su aspecto para parecerse a Jesús. El Curso y su gurú la atraparon durante 5 años.
Su doctrina era gnosticismo:lo corporal es ilusión, la mente tiene el verdadero poder, con tu mente puedes lograr crear prosperidad, salud... y si no lo haces, es culpa tuya.
El Curso de Milagros, como el reiki también, y como muchas sectas antes, se apropia de Jesús. Su autora, Helen Schucman, afirmaba que Jesús le dictaba sus enseñanzas, llenas de belleza y de sabiduría, que oía su voz y las ponía por escrito. El Curso usa más de 50 citas de la Biblia, junto con mil explicaciones psicológicas y psicoterapéuticas para cualquier cosa. Habla del autoconocimiento de nuestro propio ego, de la sombra dentro de nosotros, de la necesidad de bajar a la sombra, de una kénosis, de un descendimiento...
Milagros estaba enganchada, y además le ofrecieron ser maestra del Curso de Milagros, algo que la halagaba. “Vendí mi casa, dejé mi familia y me fui a vivir con ellos. Se creó un vínculo muy fuerte. Creía vivir las enseñanzas del Curso de Milagros, con el interés de difundirlas”. Creía seguir a Jesús, a su manera, y creía ayudar a otras personas.
“¿Cómo salí de allí? Cuando empecé a ver cosas muy extrañas en el maestro”. Eran cosas inquietantes y quiso conversarlas con él. A estas alturas, ella había empezado a retomar la relación con la Virgen. “Yo creía seguir a Cristo fuera de la Iglesia. Pero me di cuenta de que donde no está la Virgen María, el demonio se cuela con mucha facilidad”. Para hablar con el gurú, antes pidió ayuda ala Virgen María. Tras cinco horas de conversación con su maestro, rebatiéndole sus principios, éste la expulsó de aquella comunidad Nueva Era, que pronto se disolvió. Milagros confiesa: “Aquel día sentí una fuerza que no venía de mí”.
Un Padrenuestro, y un respuesta de Dios
"Volví a casa como el hijo pródigo, totalmente abatida y enferma. Estuve diez días en cama. En un momento, me encontré a mí misma rezando el Padre Nuestro, en la cama. Hacía mucho tiempo que no rezaba el Padre Nuestro. Me levanté, me puse de rodillas en mi habitación y le pedí ayuda a Jesús, porque siempre creí seguirle, siempre creí haber hecho todo esto por su amor, por seguirle a Él”.
En ese mismo momento llamaron a la puerta invitando a la familia a unas catequesis para jóvenes y adultos organizadas por el Camino Neocatecumenal. “Cuando vi: ´Iglesia católica´, no me lo podía creer". Dios parecía haber respondido a su llamada.
Pero en el Curso de Milagros la habían adoctrinado contra la Iglesia Católica. Por eso no fue a esa primera sesión de las catequesis. Gracias a su hermano, que sí fue, Milagros se animó a acudir a ellas. Así empezó a vincularse a la Iglesia.
El poder de la confesión
Con muchas resistencias, Milagros acudió a una adoración en el Cerro de los Ángeles. Allí se confesó, exponiendo su vida en 45 minutos. Criticaba a la gente de iglesia que conocía. El sacerdote respondió: “Quizás tengas razón, quizás hayas encontrado a personas que no son dignas de su vocación, pero, en vez de juzgarlas, podías rezar por ellas”.
Fue una enseñanza clave para ella. “Me di cuenta de que la Iglesia es una casa de hermanos, que buscan su santidad, que no son perfectos, ni somos perfectos, pero, que la presencia de Dios está ahí. Y que vamos camino de querer convertirnos cada día. Me di cuenta que al Señor no se le encuentra fuera de la Iglesia Católica y que esto es una casa y, a veces, un hospital de pecadores”.
A través de las catequesis del Camino Neocatecumenal, y con un amor renovado por la Eucaristía y por la Virgen, Milagros encontró por fin la paz y la alegría en la Iglesia: “Quizás ahora no tengo esa felicidad humana que a veces uno anhela, porque en mi vida hay dificultades, hay luchas, no es fácil, pero, siento una alegría muy grande, un acompañamiento muy grande.
La Cruz no aplasta, sino que ayuda
Milagros había estado toda su vida huyendo de la cruz, del sacrificio, del sufrimiento. Ahora por fin, podía experimentar que en la cruz no estaba sola, que en ella estaba siempre Jesús, que no la aplastaba: “Nunca pude caminar por los caminos de la cruz. Yo siempre huía de la cruz. Ha sido por lo que el demonio me ha atrapado siempre, porque no me atrevía afrontar la cruz. Y ahora el Señor me dice: ´No importa el dolor, atraviésalo conmigo. No importa la cruz, no importa no ser comprendida, no importa. Estoy ahí contigo más que nunca´.
Había pasado toda su vida queriendo ser fuerte, para ser así independiente, y no necesitar de nadie. Esta es la lógica profunda de la Nueva Era, el cultivo egoísta del yo. En cambio, en el cristianismo, lo liberador es el olvido de uno mismo y del propio ego, para entregarse y amar y encontrar al Totalmente Otro, al Dios Amor. “Yo nunca quería mostrarme débil. Yo siempre quería estar fuerte. Y ahora Dios me dice: ´Te quiero débil, no pasa nada, abájate´. ¡Me está enseñando tanto!”, explica Milagros.
Dios vivo presente en el Misterio de la Eucaristía por amor
Hoy vive con alegría la presencia de Dios en la misa. “¿Dónde está mi felicidad? ¿Dónde le he encontrado? En la Eucaristía diaria. Cuántas veces negué su presencia y, hoy en día, es mi sostén, es mi fuerza, es una gracia enorme, para mí, ahora, la Eucaristía. Cristo está en la Eucaristía, Cristo nos levanta en la Eucaristía, Cristo está realmente presente en la Eucaristía”.
El Rosario es su arma. Le permite combatir al Maligno en su vida. La Santísima Virgen es llamada y se hace presente a través de él. Así lo testimonia Milagros: “La Virgen María agarraba este rosario porque es el verdadero combate contra el Maligno. Me limpia mentalmente, me ordena, me dice cada día dónde no tenemos que estar y lo que hay que hacer.”
Así compartió su testimonio Milagros Martín en el Asalto al Cielo, en Colmenar del Arroyo, el sábado 1 de octubre, en su mensual Vigilia de testimonio, adoración y alabanza, Asalto al Cielo. Asalto al Cielo es una iniciativa misionera del P. Álvaro Cárdenas, párroco de la Parroquia de Colmenar del Arroyo, de la diócesis de Getafe, en la Sierra Oeste de Madrid. El centro de esta vigilia es Jesucristo vivo en la Eucaristía, y el fin de ella el encuentro con Él en la adoración y en la celebración eucarística. (Para cualquier pregunta o información sobre el encuentro: asalto.al.cielo.colmenar@gmail.com )
Fuente: Religión en libertad
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