Católicos escandinavos: un insólito «mix» de inmigrantes, conversos y profesionales de alto nivel
Misa en la iglesia de Santa Eugenia, en Estocolmo, donde es palpable la diversidad étnica de los católicos que viven en Suecia.
La realidad sociológica de los países escandinavos está cambiando rápidamente en el aspecto religioso en los últimos años. Hoy día, los cinco países que conforman esa peculiar realidad europea conjugan una intensa secularización con un crecimiento muy importante de la Iglesia. Es lo que aborda Andrea Galli en el artículo «Escandinavia, los católicos ya no son "invisibles"», publicado en Avvenire, diario de los obispos italianos, y que reproducimos a continuación:
Las migraciones no sólo cambian la geografía "étnica", sino asimismo la de la fe. Es un fenómeno que con frecuencia pasa inadvertido en el debate sobre los refugiados e inmigrantes, o bien se toma en consideración en cuanto se refiere a la expansión del islam, pero mucho menos para las demás confesiones.
Cuatro casos de expansión católica "étnica"
Sin embargo, también la Iglesia católica está implicada, y positivamente, con el crecimiento que está teniendo lugar en territorios hasta ayer impensables. Por lo demás, no es una novedad en la historia. Si hoy una cuarta parte de los habitantes de Estados Unidos son católicos, se debe sobre todo al éxodo de irlandeses en el siglo XIX, de italianos en la primera mitad del siglo XX y de hispanos de México y Centroamérica en las últimas décadas. La pequeña Iglesia japonesa ha recibido en los últimos treinta años la ayuda inesperada de filipinos, brasileños y peruanos: juntos suman más del 50% de los católicos del país. En Arabia Saudita, donde el culto público está prohibido, indios y filipinos han vivificado silenciosamente una comunidad de fieles que llega ya a los dos millones.
También en Europa hay un caso significativo: Escandinavia, esto es, el extremo Norte secularizado, con una de las tasas de religiosidad más bajas del mundo. Una serie de países donde el catolicismo, tras la ruptura protestante, simplemente fue eliminado durante casi tres siglos, en algunos casos bajo la amenaza de la pena de muerte para quien osase profesar el credo del Papa de Roma.
En el centro de la imagen, el capuchino eslovaco David Bartimej Tencer, al poco de ser nombrado, en octubre de 2015, nuevo obispo de Reikiavik, donde la Iglesia ha doblado el número de sus miembros en diez años.
Los números siguen siendo reducidos en términos absolutos, pero la tendencia es a un crecimiento constante. Según los últimos informes de la conferencia episcopal de los países escandinavos, los católicos "oficiales" crecieron así entre 2004 y 2014:
Dinamarca, de 37.648 a 42.768 (+13,6%);
Suecia, de 81.259 a 110.392 (+35,9%);
Finlandia, de 8.790 a 13.422 (+52,7%).
Islandia, de 5.775 a 11.911 (+106,2%);
Noruega, de 57.498 a 160.746 (+179,6%).
Pero los datos reales estimados -no todos los católicos llegan a ser identificados por la red de parroquias e instituciones- son sensiblemente superiores: en Islandia en un 50%, en Finlandia en un 20% y porcentajes similares para Suecia y Noruega. (Lamentablemente, en Noruega la Iglesia, que calculó ese boom con métodos de estudio aproximativos, se ha visto envuelta en una investigación y en un contencioso con el estado, que la acusa de haber inflado el número de fieles y de recibir subvenciones indebidas que ahora le pide que devuelva.)
La peculiar composición de la Iglesia sueca
Este contexto, entre otros aspectos, ayuda a comprender la situación que encontrará Francisco en su próximo viaje a Lund, en Suecia, el 31 de octubre, donde tomará parte en una ceremonia conjunta entre la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial para conmemorar el quinto centenario de la Reforma. El Papa encontrará una Iglesia de "periferia", pero en un estado de efervescencia, como puesto de avanzadilla de la evangelización en una tierra no menos difícil que las tierras vírgenes del Sur del mundo para los misioneros del pasado. Es una Iglesia que presenta un mix de características totalmente insólitas.
A la iglesia de Santa Eugenia, en el centro de Estocolmo, acuden cada domingo casi nueve mil personas y se oficia misa en cinco idiomas. (Pincha aquí para leer un interesante artículo sobre la integración sueca en el ámbito católico.)
El grueso de los fieles son inmigrantes, con parroquias que "contienen" hasta noventa nacionalidades distintas, en un mosaico fascinante. En Södertäljem, ciudad de 62.000 habitantes en el condado de Estocolmo -conocida por ser la sede de Scania, la histórica marca de camiones, y por haber visto crecer a Björn Borg- se ha formado por agregación la mayor comunidad de cristianos caldeos fuera de Irak.
Pero el resto de católicos suecos está formado en su casi totalidad por hijos de conversos o por conversos recientes. "Cada año tenemos un centenar de conversiones oficiales", explica el padre Klaus Dietz, jesuita alemán destinado en Suecia desde hace 46 años, "lo que para nuestro país son cifras importantes. La religión como experiencia de vida ha sido durante mucho tiempo un tema tabú a nivel público: una de esas cosas de las que se habla en una conversación entre amigos solo cuando se bebe un poco más de la cuenta; si no, se evita el tema, resulta embarazoso. Hoy el clima está cambiando, pero sigue estando ahí la actitud de fondo de vivir la religión en la más estricta intimidad. Con frecuencia menciono que cuando murió Dag Hammarskjöld (1905-1961, secretario general de la ONU entre 1953 y hasta su muerte en accidente aéreo) y se publicó su diario espiritual, en Europa fue un hecho notable y tuvo un gran éxito, mientras en Suecia fue visto como algo extraño".
El padre Klaus Dietz, alemán con casi medio siglo de experiencia pastoral en Suecia.
Una característica común a muchas conversiones es también que se trata de personas con un alto nivel académico y profesional. En proporción a las dimensiones de la Iglesia, en un país de nueve millones y medio de habitantes no son pocas las voces católicas en el ámbito intelectual: desde un escritor popular como Torgny Lindgren a Erik Helmerson, editorialista del Dagens Nyheter, el más importante diario sueco, pasando por Astrid Söderbergh Widding, rectora de la Universidad de Estocolmo y terciaria dominica. Católica era también Gunnel Vallquist, escritora y traductora, miembro de la Academia de Suecia, fallecida el pasado mes de enero.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Torgny Lindgren, Astrid Söderbergh Widding, Erik Helmerson y Gunnell Vallquist.
"Uno de los motivos -dice el padre Ulf Jonsson, también jesuita, de Uppsala, nacido en una familia no creyente y converso en su adolescencia- es que las personas que pueden viajar o hacer la experiencia de vivir en el extranjero por estudios o trabajo es más fácil que entren en contacto con el catolicismo y superen los prejuicios".
El padre Ulf Jonsson, sueco, él mismo un converso: nació en una familia atea.
La Iglesia no sólo crece en número: también en prestigio
"La Iglesia luterana sueca -añade el padre Dietz- se ha convertido en una presencia casi simbólica. Lo que queda de cristianismo histórico se ha reducido a una serie de tradiciones y elementos folklóricos. Muchos encuentran en la Iglesia católica un cristianismo ´auténtico´, con un perfil teológico claro, con una dimensión comunitaria viva y acogedora. Hoy en Estocolmo existe una única librería religiosa y no es luterana, sino católica".
"Ése es también el motivo", confirma el padre Jonsson, director de Signum, influyente revista cultural de la Compañía de Jesús en Suecia, "por el cual los programas de televisión o los diarios buscan con frecuencia la opinión de los católicos sobre temas sensibles. Se mira a la Iglesia católica con un respeto creciente. En este sentido destaca la gran simpatía de la que goza el Papa Francisco, sobre todo por su compromiso en asuntos como el medio ambiente y la defensa de los oprimidos y de los pobres. Me encanta decir que en este momento el Papa Francisco es el líder extranjero que goza de la más alta reputación en Suecia".
Pero el hecho que más ha llamado la atención sobre la presencia de la Iglesia católica ha sido la chocante conversión, hace dos años, de Ulf Ekman, fundador y líder de la Livets Ord, la más importante comunidad pentecostal sueca, un caso al que dedicaron espacio los periódicos y los canales de televisión.
Arriba, Ulf y su esposa Brigitta saludan a Francisco. Abajo, el obispo carmelita de Estocolmo, Anders Arborelius, decisivo en la conversión de los Ekman.
Ekman encontró su camino a Roma gracias al discreto acompañamiento de Anders Arborelius, obispo de Estocolmo, también él converso en su juventud y que se hizo carmelita tras quedar deslumbrado por los escritos de Santa Teresa de Jesús.
Traducción de Carmelo López-Arias.
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