Una fe inquebrantable que ilumina al mundo desde Irak
Perseguidos y sin nada, los refugiados cristianos pintan en las tiendas: «Jesús es la luz de mundo»
Perseguidos pero los cristianos perseveran en su fe
Hasta ahora han sido los grandes olvidados de un conflicto olvidado. Los cristianos iraquíes y otras minorías están siendo masacrados por el Estado Islámico.
El objetivo es limpiar de cristianos una zona en la que han vivido desde hace casi 2.000 años. Sólo ahora el foco de la comunidad ha mirado para este lugar del mundo en el que ya han muerto miles de personas y otras decenas de miles viven desplazadas.
Pese a la persecución la fe de los cristianos no disminuye sino que se fortalece. Como San Pablo, los iraquíes se preguntan quién les separará del amor de Dios: ¿la tribulación? ¿la angustia? ¿la persecución? ¿el hambre? ¿la desnudez? ¿el peligro? ¿la espada? Sin embargo, tienen la esperanza de vencer en Cristo Resucitado.
Por ello, pese al temor que viven y el haber perdido todo no apostatan de su fe, sin duda, lo más sencillo y lo que les habría permitido a muchos conservar su vida. Sin embargo, han apostado por mostrar sus cruces, por leer sus biblias o como hace poco, construir una gran imagen de la Virgen María, situada a quince metros de altura y a la que se han encomendado como protectora.
Y como una imagen vale más que mil palabras una fotografía de un campo de refugiados cristianos en Irak se está convirtiendo en viral y muestra la fe inquebrantable de unos cristianos que están dando una lección de perseverancia a todos sus hermanos en el mundo.
La fotografía es una toma elevada de un campamento cristiano. Las tiendas de las familias tienen pintadas en el techo. En algunas se pueden ver cruces y elementos netamente cristianos mostrando de nuevo que no se han escondido y que no lo harán.
Pero ante todo destaca una frase escrita en inglés y que tiene un simbolismo enorme. Dice así: “Jesús es la luz del mundo”. Así es y brilla sobremanera ahora mismo en una tierra que tantas veces ha salido en la Biblia y cuya luz nunca se apagará del todo.
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