viernes, 20 de julio de 2018

Deberías hablar con los demás sobre Jesús... pero antes pregúntales sobre sus tatuajes

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Un consejo del libro «Cómo hablar a cualquiera sobre Jesús»

Deberías hablar con los demás sobre Jesús... pero antes pregúntales sobre sus tatuajes

Los tatuajes pueden ser una forma de empezar a hablar de las cosas importantes

Jesucristo es claro: él envía a cada cristiano a difundir su buena noticia, que la muerte ha sido vencida y unidos a Él, todos los hombres pueden llegar a Dios y la vida eterna. "Como el Padre me envió, así yo os envío", exhortó Jesús. "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta el final de la tierra".

San Pablo es más concreto dando consejos a su joven discípulo Timoteo. "Predica la palabra; insiste a tiempo y a destiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina", le pide. Claro que Timoteo no era un simple evangelizador: según la tradición sería obispo de Éfeso. Pero el mandato de evangelizar es para todos los cristianos.

Cómo hablar a cualquiera: pregunta por su tatuaje

Pero, ¿cómo hablar de Jesús? Sobre ese tema ha escrito Matt Mikalatos, un evangelizador veterano, con muchos años acercándose a gente alejada de Dios en Portland, Oregón. En su libro "Good News for Change: How to talk anyone about Jesus", da un consejo: "siempre pregunta por su tatuaje".

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"Good news for a change" es un libro (en inglés)
divertido sobre evangelización y lograr transmitir
un mensaje eterno con diversos lenguajes actuales

La gente se hace tatuajes para marcar algo importante en su vida. Si lo muestran al aire, es que quieren que se vea. Y se puede preguntar: es la forma de empezar una conversación profunda con alguien, acerca de lo que le importa. Y así conocerla mejor, entender, sinceramente, lo que ama o lo que recuerda con emoción.

"Cuando veas un tatuaje, pregunta a la persona: '¿por qué ese tatuaje es significativo para ti?' Es una de las mejores formas que conozco de iniciar conversaciones profundas", afirma Mikalatos.

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Lo mismo se puede aplicar con personas sin tatuajes: preguntar por lo que valoran más.

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Evitar la jerga y las discusiones

Muchos cristianos no se atreven a hablar de Jesús porque:

1- Usan "jerga cristiana" que nadie entiende
2- se meten en discusiones, que son difíciles de "ganar"
3- en general, temen no poder explicar bien "los hechos" (que van desde la Creación a la inquisición pasando por la moral sexual y hasta los tuits de políticos famosos)

Mikalatos insiste en que nada de eso es realmente esencial. "Evangelizar es, sobre todo, participar con el Espíritu Santo en hablar a la gente sobre Dios y su amor por ellos e invitarles a tener una relación más profunda con Dios", define el autor. No se necesita saber mucha historia o teología. Se requiere dar testimonio: "se necesita solo que compartas lo que has visto y oído y experimentado con Jesús".

Encontrar el "lenguaje del corazón" de cada persona

El libro de Mikalatos es una sucesión de anécdotas divertidas: él y sus compañeros encuentran gente de lo más peculiar e intentan traducir a su lenguaje, a sus aficiones y cultura, el evangelio. Queda claro que la gente necesita escuchar el evangelio (que, después de todo, apunta a una realidad inefable) en su "lenguaje del corazón", el que les emociona, les afecta, les hace pensar e imaginar.

Hay que evitar la jerga cristiana incomprensible que no entiende el alejado, como explicaba hace unos meses el publicista Toni Segarra a unos sacerdotes de Barcelona. Incluso cosas que un cristiano considera muy sencillas de entender pueden ser totalmente ajenas para otra persona. Por ejemplo, la palabra "salvarse". ¿Qué es "salvarse"? ¿Salvarse de qué? ¿De qué es "salvador" Jesús? Del pecado y de la muerte. La muerte se entiende pero... ¿qué es "el pecado"?

Hay que encontrar el lenguaje adecuado."Una de las cosas más hermosas de ver cómo la gente va conociendo a Jesús es observar como los nuevos creyentes internalizan las buenas nuevas en su propio contexto cultural", afirma Mikalatos por experiencia propia.

Los tatuajes pueden ser una forma de empezar a hablar de las cosas importantes

Con los interlocutores hostiles: contactar y esperar

¿Qué hacer con los interlocutores muy hostiles, que tienen muchas cosas feas que decir contra la iglesia o la religión? No se puede hacer mucho mientras estén en fase hostil, así que lo mejor, comenta Mikalatos, es hacerles hablar: "Dime más sobre eso". A medida que hable, podremos entenderle mejor, ver sus dificultades (o traumas) y preparar así futuras conversaciones más profundas. Al final, la evangelización implica siempre una amistad, estar accesibles para poder decir la verdad, con amor, cuando el otro esté dispuesto a escuchar. Todo eso implica tener claro que quien trabaja en realidad es el Espíritu Santo, según sus ritmos.

Con respetables Nicodemos o samaritanas de mala reputación

El libro de Mikalatos repasa algunos momentos bíblicos que nos ayudan a entender cómo evangelizar mejor. Por ejemplo, vemos que Jesús hablaba con personas muy diversas y se amoldaba a ellas. Hablaba con Nicodemo, al que llamaba "maestro de Israel", con cargos importantes en Jerusalén, respetado, sabio, en lo más alto. Y con la samaritana, de vida poco ejemplar, mal vista, sin especial formación. También el cristiano de hoy debe ser capaz de hablar con la élite "repetable", que quizá incluso intimida, y con las personas de "las periferias existenciales", como comenta el Papa Francisco.

3 características del evangelizador

Mikalatos luego se fija en la escena de Pedro y Juan cuando curan a un enfermo yendo hacia el templo, junto a la Puerta Hermosa (Hechos 3). Y observa tres características que ha de tener el evangelizador:

1- Estar disponible para Dios en cada momento
Pedro y Juan iban hacia el Templo, a rezar, cosa buena y piadosa... pero la postergan para hacer algo que les parece, o Dios les indica, que es más necesaria: atender al mendigo enfermo.

2- Atender las necesidades prácticas
"Oro y plata no tengo, pero lo que tengo te lo doy", dice Pedro al mendigo enfermo... y reza por él, y él se cura. Todos podemos dedicar un poco -o un mucho- de atención y oración por el otro. Y buscar un resultado útil y concreto: el mendigo se curó, y eso era más práctico y concreto, incluso, que el oro y la plata.

3- Estar listos para enseñar y anunciar
Una vez se ha producido la curación, la gente queda asombrada, presta atención, se congrega... y los apóstoles aprovechan para anunciar su enseñanza: "Por la fe en el Nombre de Jesús, este hombre que conocíais y veis se ha sanado. Es el nombre de Jesús y la fe que viene con él lo que le ha sanado completamente, como veis todos".

¿Y lo del tatuaje?

John Teter, pastor de una iglesia evangélica en California, es autor del libro sobre discipulado evangelizador "The Power of 72: Ordinary Disciples in Extraordinary Evangelism". Explica en ChristianityToday que leyó el libro de Mikalatos y decidió aplicar lo del tatuaje. Un día entró en una tienda y vio a un joven con un tatuaje con las letras NLMB. John preguntó y el joven respondió que significa "never leave my brother" ("nunca abandonar a mi hermano"). Estaba vigilando a su hermano, que estaba por allí cerca besándose con una novia. Para el pastor fue una ocasión para contar una historia (y no una doctrina): la historia de Caín y Abel. "¿Soy yo el guardián de mi hermano?" ¿Qué nos une a los hombres? "Intercambiamos números de teléfono y acordamos quedar para un estudio bíblico".

Hay muchas formas de abordar a las personas... pero preguntar por lo que ellas valoran y escucharlas es de las más razonables.

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