miércoles, 20 de septiembre de 2017

En la URSS, hijo de comunista, no sabía nada de religión pero leyó «Crimen y Castigo» y hoy es cura


Los libros de Dostoyevsky, vigilados, fueron el primer contacto con la fe para muchos

En la URSS, hijo de comunista, no sabía nada de religión pero leyó «Crimen y Castigo» y hoy es cura

El padre Mikhail Nasónov, párroco ortodoxo en Irlanda, conoció a Cristo leyendo a Dostoyevsky


Los libros de Fiódor Dostoyevsky (1821-1881) estaban vigilados en la Unión Soviética pero a veces se escapaban algunos y causaban "accidentes" espirituales. 

Lo explicaba en 2012 a ReL Tatiana Kasátkina, la directora de la comisión de estudios sobre Dostoyevsky de la Academia de la Ciencia Rusa, el mayor órgano cultural de este país.

Sus padres no eran creyentes. Sus abuelas sí creían, "pero nunca me hablaron de Dios porque estaba prohibido. Pero yo a los cinco años ya creía que Dios existía y que era bueno, como una madre", explicaba Kasátkina. "No pude hablar con nadie de esto, ni leer sobre Dios, hasta que a los once años leí El idiota, de Dostoievsky, y me confirmó lo que ya sospechaba, que la realidad habla de una realidad más profunda". 


  Tatiana Kasátkina, una de las mayores expertas en Dostoyevsky

Un autor siempre bajo sospecha
Los libros de Dostoyevsky estaban bajo vigilancia en la Unión Soviética. "Siempre lo mantuvieron fuera de las lecturas y estudios escolares. En los últimos años lo mencionaban algo, pero sólo por sus libros sobre pobres y miserables", explica Kasatkina. 

"Si pedías un libro suyo en las bibliotecas, había orden de apuntar tu nombre en una lista especial. Se desaconsejaba activamente su lectura. Hasta 1956 no se volvió a reeditar nada suyo. Y tiene lógica. En 1972 empezaron a reeditarse sus obras completas, que se acabaron en 1990... justo cuando se hundió el comunismo. Creo que no fue una casualidad", señalaba esta académica. Y añadía, rotunda: "Si desapareciera toda la cultura rusa, pero quedaran las obras de Pushkin y las de Dostoievsky, podríamos salvar todo el entramado de la Rusia cristiana". 

No sabía nada de religión... y leyó Crimen y Castigo
A Mikhail Nasonov le pareció algo parecido que lo de Kasátkina, aunque fue unos años después. Nació en la URSS en 1973, su padre era comunista, no sabía nada de nada de religión. Pero un día leyó Crimen y Castigo, de Dostoyevsky, y ahí conoció por primera vez una historia de Jesús, la de Lázaro. "Quedé muy impresionado por esta historia y empecé a buscar más cosas sobre Jesús", explica Nasonov en The Irish Catholic. 

"Intenté encontrar el Evangelio para leerlo, porque no era fácil en esa época. Tenía un amigo que le pidió a un artista que nos encontrase una Biblia", recuerda. Ya se sabe que los artistas están siempre un poco locos. 

Para entonces Nasonov era un joven estudiante en el ejército, en una academia militar. Él y su amigo leían los Evangelios en un librito pequeño de noche, "cuando nadie podía vernos. No era completamente ilegal, no era un crimen, pero te podía meter en líos porque en el ejército había un departamento especial para controlar el pensamiento ideológico. En el ejército has de ser como todos los demás".  

Sacerdote ortodoxo, y a Irlanda
Dejó la escuela militar a los 18 años y se bautizó en la Iglesia Ortodoxa. El Muro de Berlín ya había caído, Rusia estaba reestructurándose. Entró en el Seminario ortodoxo de San Petersburgo, estudió lengua rusa y teología, después amplió sus estudios ortodoxos en París y Moscú. A continuación, fue enviado a Irlanda. 


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La Isla Verde había tenido una pequeña parroquia ortodoxa entre 1969 y 1977, a cargo del padre Nicolas Couriss, un emigrado de Rusia que había conocido a los zares. Después cerró. Nasonov puso en marcha la nueva parroquia ortodoxa de Dublín, a la que acuden muchos europeos del Este: bálticos, moldavos, ucranianos, serbios y rusos. Hay clases de ruso para los hijos de los emigrantes y muchas actividades sociales. 

"Hoy la actitud [de las sociedades secularizadas] no es muy amigable con los cristianos, así que tenemos que apoyarnos unos a otros", dice refiriéndose a los cristianos de distintas denominaciones. "Tenemos que conservar los valores cristianos en la sociedad, católicos y protestantes, tenemos que ser testigos del Evangelio, juntos", anima.  

Sobre este mismo tema lea: Mi primera vez: «Lo hacíamos por las noches»,«mis padres me gritaron», «estaba prohibido». 

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Fuente: Religión en LIbertad

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