sábado, 7 de junio de 2025

Santo Evangelio 7 de Junio 2025

`


 Texto del Evangelio (Jn 21,20-25):

 En aquel tiempo, volviéndose Pedro vio que le seguía aquel discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Viéndole Pedro, dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?». Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme». Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga».

Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.



«Las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero»


Rev. D. Fidel CATALÁN i Catalán

(Terrassa, Barcelona, España)

Hoy leemos el final del Evangelio de san Juan. Se trata propiamente del final del apéndice que la comunidad joánica añadió al texto original. En este caso es un fragmento voluntariamente significativo. El Señor Resucitado se aparece a sus discípulos y los renueva en su seguimiento, particularmente a Pedro. Acto seguido se sitúa el texto que hoy proclamamos en la liturgia.

La figura del discípulo amado es central en este fragmento y aun en todo el Evangelio de san Juan. Puede referirse a una persona concreta —el discípulo Juan— o bien puede ser la figura tras la cual puede situarse todo discípulo amado por el Maestro. Sea cual sea su significación, el texto ayuda a dar un elemento de continuidad a la experiencia de los Apóstoles. El Señor Resucitado asegura su presencia en aquellos que quieran ser seguidores.

«Si quiero que se quede hasta que yo venga» (Jn 21,22) puede indicar más esta continuidad que un elemento cronológico en el espacio y el tiempo. El discípulo amado se convierte en testigo de todo ello en la medida en que es consciente de que el Señor permanece con él en toda ocasión. Ésta es la razón por la que puede escribir y su palabra es verdadera, porque glosa con su pluma la experiencia continuada de aquellos que viven su misión en medio del mundo, experimentando la presencia de Jesucristo. Cada uno de nosotros puede ser el discípulo amado en la medida en que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, que nos ayuda a descubrir esta presencia.

Este texto nos prepara ya para celebrar mañana domingo la Solemnidad de Pentecostés, el Don del Espíritu: «Y el Paráclito vino del cielo: el custodio y santificador de la Iglesia, el administrador de las almas, el piloto de quienes naufragan, el faro de los errantes, el árbitro de quienes luchan y quien corona a los vencedores» (San Cirilo de Jerusalén).

Era católico y se hizo protestante porque no le dejaban evangelizar... pero volvió por la Eucaristía

 


Era católico y se hizo protestante porque no le dejaban evangelizar... pero volvió por la Eucaristía

Tom Ponchak y su esposa Lisa con su numerosa familia... volvieron a la Iglesia católica en 2007, después de haber sido pastores protestantes 10 años

Tom Ponchak nació en Estados Unidos en una familia realmente católica. “Íbamos a misa en una iglesia que mi bisabuelo ayudó a construir. Fui monaguillo durante 10 años. Mi padre era lector, ministro extraordinario de la Eucaristía y presidente del consejo parroquial. Cada semana nuestra familia se sentaba en el primer banco. Pasé tiempo en el instituto discerniendo si estaba llamado al sacerdocio”.

Tom estudió teología en la Universidad Franciscana de Steubenville (www.franciscan.edu), probablemente la universidad más católica del mundo. Tuvo como consejero académico al famoso converso Scott Hahn, autor de "Roma, dulce hogar" y muchos otros libros de gran éxito también en español.

Es difícil encontrar alguien con un trasfondo tan católico. Y sin embargo, Tom y su esposa Lisa en cierto momento se hicieron protestantes precisamente porque no encontraban posibilidades de compartir su fe, de evangelizar.

“No nos fuimos por desacuerdos con la doctrina. No nos repelía la enseñanza moral de la Iglesia. De hecho, Lisa y yo continuamos practicando la regulación natural de la fertilidad todo el tiempo que estuvimos fuera de la iglesia”.

Cuando los católicos te miran mal... por católico

La causa de su marcha fue más compleja. Una semana después de graduarse, se casaron y se mudaron a Maryland. Él tenía trabajo y sueldo en el Ministerio Juvenil de una parroquia con dinero, pero con poca fe y espiritualidad. “Notábamos miradas y comentarios condescendientes por estar embarazados en nuestro primer año de matrimonio, por no haber tenido el sentido común de usar anticonceptivos”.

"El vicario frecuentemente predicaba un evangelio de autoayuda. Difundía desde el púlpito su postura de que no existe el pecado personal y que tan solo necesitamos aprender a aceptarnos. El desarrollo espiritual de los jóvenes era menos importante que asegurarse que todo el mundo lo pasase bien”.

Lisa tuvo un embarazo muy difícil, con muchas estancias de varios días en el hospital. “Ni una sola vez recibimos una visita de nadie del clero, ni nadie de la oficina parroquial nos preguntó qué tal nos iba. En cambio, me dieron un sermón sobre la importancia de estar disponible para el café con donuts de después de la misa de domingo… con mi esposa hospitalizada”.

En un colegio católico

Un año después se mudaron a Michigan. Tom tenía trabajo como profesor de religión en el único instituto católico de la diócesis. Habían despedido a sus predecesores por no ser “suficientemente católicos”. La diócesis buscaba profesores de doctrina y moral ortodoxas. A Tom le encantaba enseñar y trabajar con jóvenes.

Sin embargo, en las parroquias del lugar no encajaban. Casi no había jóvenes adultos. Tampoco les dejaban trabajar pastoralmente con jóvenes.

Un responsable parroquial les dijo que el objetivo de la pastoral juvenil debía ser “crear una atmósfera divertida para que cuando los chicos abandonen la iglesia en la universidad recuerden que se divirtieron y así quizá vuelvan a la hora de bautizar a sus hijos”.

Necesidad de compartir con hermanos

Tom y Lisa tenían una necesidad bien estudiada (por ejemplo, por los sociólogos Putnam y Lim, como explicamos aquí): rezar regularmente con amigos, compartir la fe y la vida en grupos pequeños que se conocen y ayudan. necesitaban también poner a rendir sus talentos como evangelizadores.

Después de 3 años de buscar una comunidad para compartir su fe, su amor por Jesús y sus ganas de crecer espiritualmente, la encontraron en septiembre de 1996… pero no era católica, sino evangélica carismática.

“Le dijimos al pastor que no queríamos dejar la Iglesia Católica, sino sólo dejarnos caer por su comunidad buscando compañerismo. Pensamos que podíamos ir a Misa en domingo y compartir con un grupo pequeño nuestra fe en casa del pastor durante la semana”.

En este grupo la gente se tomaba la fe en Cristo en serio, estaban comprometidos unos con otros, mostraban interés en la vida de los demás, compartían bendiciones y necesidades. Lisa y Tom se sintieron acogidos y amados.

¡Prohibido rezar!

En cierto momento llegó el detonante que lo cambió todo. Un día Tom, como tenía por costumbre con sus alumnos, empezó la clase preguntando si había algo por lo que quisieran rezar. Una de las animadoras dijo que se había dañado la rodilla y no podía practicar los movimientos con su equipo.

Así que rezaron por ella. Al día siguiente la chica llegó a clase emocionada: la rodilla estaba curada, el dolor desapareció y podía realizar todos sus movimientos sin problemas. Tom aprovechó para animarles a orar con fe, y recordarles que Dios quiere implicarse en nuestras vidas, también en lo pequeño.

Una semana después llamaron a Tom de la diócesis para regañarle. Al parecer, había padres llamando al obispado para quejarse de que los profesores de religión sanaban a los niños en clase. “Respetuosamente comenté que yo no curé a nadie, pero si Dios quería responder a una oración, no había mucho que yo pudiera hacer. Después de todo, ¿qué sentido tiene orar sin esperar que tus plegarias sean respondidas?”

Le prohibieron orar por sanaciones para que nadie se molestase.

Mientras tanto, en su grupo evangélico pedían a Tom que les ayudase en la formación de un grupo de adolescentes que querían “ser discípulos y madurar en su fe". El contraste, dice Tom, no podía ser más obvio.

Cansados de resistencias

Cansados de las “políticas y resistencias en nuestras parroquias”, decidieron tomarse un “respiro”. Dejaron de ir a misa. Leían la liturgia del día en el diurnal. Hablaban de fe con su grupo protestante. Estaban convencidos de que Dios quería que trabajasen en la evangelización de jóvenes pero era imposible hacerlo en ambientes católicos. Tampoco encontraban trabajo en otra ciudad.

En el Domingo de Pascua de 1997 abandonaron del todo la Iglesia Católica para ser miembros plenos de su comunidad evangélica. Algunos amigos católicos dejaron de hablarles “fue como si nos rechazaran”.

Lo más duro fue la reacción de su familia tan católica. “Fue la conversación más dura de mi vida. Hubo palabras duras, sentimientos heridos y muchas lágrimas. Yo había disfrutado muchas veces quedándome hasta tarde con mi padre hablando de política y religión con una cerveza fría y un buen cigarro. Ahora, esas conversaciones eran impensables. Sólo hablábamos de cosas superficiales. Veía cuánto dolor causaba a mis padres, pero estaba tan convencido de que seguíamos la voluntad de Dios que no importaba”.

Formando a jóvenes, ayudando a mujeres

Tom trabajaba en el ministerio juvenil de la comunidad evangélica. Y Lisa lo hacía en el refugio para las mujeres sin hogar de esta comunidad. Acogían y lideraban un grupo de jóvenes adultos en su casa. Él predicaba muchos domingos a toda la congregación.

Al cabo de 2 años, les ofrecieron ir a Florida a apoyar la creación de una nueva congregación. Tom no cobraría por ello, se mantenían con un trabajo en el sector de seguros, pero le encantaba desarrollar sus capacidades evangelizadoras como pastor.

Crearon un servicio de adoración alternativa, a mitad de semana, que combinaba alabanza, debate y artes visuales.

Curiosamente, defendían muchas doctrinas católicas ante sus nuevos feligreses: María, los santos, la infalibilidad papal… También incorporaban elementos católicos en sus servicios: usaban la lectio divina en su grupo pequeño e introducían las cenizas del Miércoles de Ceniza.

Capilla de la Universidad Franciscana de Steubenville, donde Lisa y Tom pasaron muchas horas en sus años de estudiantes

Una idolatría: servir a Dios, pero no según Dios

¿Cómo es que un joven teológicamente formado que dedicó muchas horas a la adoración eucarística en la capilla de la universidad franciscana no echaba de menos la Eucaristía?

Tom Ponchak, que es una persona reflexiva, puede responder hoy que la clave estuvo en un pecado de idolatría. “Me había convencido y a mi mujer de que hacer lo que Dios nos había llamado a hacer era lo más importante. Al principio me dije que perder la Eucaristía era necesario para alcanzar a muchas personas con el Evangelio. Más adelante me dije que lo espiritual es más real que lo físico, que bastaba tener a Jesús espiritualmente presente. Abusé de una teología ortodoxa oriental que enfatizaba el misterio para justificar mi posición recién inventada de que Jesús estaba presente realmente, pero sin que entendiéramos cómo”.

Creando una iglesia nueva y "alternativa"

En su siguiente etapa se les encargó crear una iglesia completamente nueva y con toda libertad. Crearon la “Casa de Mateo” que desde el principio buscaba ser distinta.

“Queríamos llegar a la gente que se había quemado en iglesias tradicionales, y nuestra comunidad pronto se llenó de hijos de pastores que habían crecido y se habían hartado de su iglesia, de personal de un colegio de las Asambleas de Dios y de algunos que estaban a punto de dejar de ir a cualquier iglesia. Celebrábamos la comunión cada semana y usábamos oraciones del libro anglicano de Oración Común".

"Seguíamos el calendario litúrgico los colores litúrgicos en velas y mantelería. Les enseñaba que la comunión era más que un símbolo. Cuando nació nuestra tercera hija, les enseñé la naturaleza sacramental del bautismo y la validez del bautismo de niños. Para mi sorpresa, nuestro grupo desastrado de evangélicos y pentecostales quemados, abrazaban plenamente esta enseñanza. Bauticé a mi hija y algunos más esos años en secreto usando el rito católico de bautismo. Estudiamos los Padres de la Iglesia y cuestionamos sola fide y sola scriptura. Estudiamos la comunión de los santos. Cuanto más presentábamos la teología católica y ortodoxa a nuestro grupo, más les interesaba y más me cuestionaba yo lo que estaba haciendo”.

A esas alturas, Tom y Lisa entendieron que ya apenas podían considerarse protestantes. Tantearon otras iglesias en las que poder integrarse con su grupo peculiar y alternativo: ortodoxos, episcopalianos evangélicos, incluso grupos veterocatólicos escindidos en el Concilio Vaticano I…

Hambre de Eucaristía

En 2007 comprendieron que sentían auténtica hambre de la presencia eucarística del Señor: “se convirtió en un deseo devorador; teníamos que volver a la Eucaristía”.

Se lo explicaron a su grupo y a todos les pareció muy razonable. Una familia decidió unirse a la iglesia ortodoxa local diciendo que no podían aceptar el papado pero tampoco volver a ser protestantes. Un adulto joven se hizo católico, y Tom sería su padrino.

Tom y Lisa finalmente se involucraron en una parroquia católica y se les encargó por fin un ministerio dinámico de jóvenes adultos y un ministerio de adoración eucarística con alabanza.

“Creo que el tiempo que estuvimos lejos de la Iglesia nos ha dado una perspectiva fresca y una amor más profundo hacia ella. También pienso que la Iglesia pierde oportunidades de mantener a los católicos, de atraer a los que se han ido, y de llamar a los que están en búsqueda espiritual. Sólo espero que mi historia y las lecciones que aprendí sean de bendición para otros y para la iglesia”, concluye Tom.

Tom ha publicado su testimonio en Whyimcatholic.com. Escribe en www.casualtheology.com y en www.mysteriumdei.com . Su esposa Lisa escribe en www.beautifulthorns.com .

Lea también: Él era un hípster protestante, ella era una universitaria atea… ¿cómo se hicieron católicos?

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 6 de junio de 2025

Santo Evangelio 6 de Junio de 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 21,15-19):

 Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos y comiendo con ellos, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas».

Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas a donde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».



«¿Me amas más que éstos?»


Rev. D. Habel JADERA

(Bogor, Indonesia)

Hoy, el Evangelio nos narra otra de las apariciones de Jesús a sus discípulos. De un modo profundo, el diálogo entre el Señor y Pedro nos muestra la misericordia de Dios como su gran amor por los discípulos y el mundo. Éste no es un diálogo cualquiera entre Jesús y su discípulo Pedro. Ambos, Jesucristo y Pedro, hablan de amor, cada uno desde su perspectiva. Las tres preguntas de Jesús: «¿Me amas más que éstos?» (Jn 21,15) pueden ser consideradas como una reafirmación del doble estatus de Pedro, a saber: por un lado, como un discípulo que le ama más que los otros, y, por otro, como un discípulo que le ama a Él más que a sus compañeros. En todo caso, el gran acto de amor de Jesucristo apremia a una profunda respuesta por parte de Pedro.

Respondiendo «Sí, Señor, tú sabes que te quiero», Simón parece tomar conciencia de sus tres caídas negando a Jesús, el Hijo de Dios que permanece ante él y que dice a los discípulos «no se turbe vuestro corazón», «la paz esté con vosotros» (cf. Jn 14,27; 20,19).

Jesús concluye este diálogo tan importante con la confirmación de la misión de Pedro y del primado que ya le había otorgado anteriormente (cf. Mt 16,18-20), especialmente, cuando Cristo le dice «Apacienta mis ovejas». El cumplimiento de los encargos de Jesús requiere un amor extraordinario, un amor misionero en el alma. Este amor misionero debe ir “in crescendo”. Tal como afirmó el Papa Francisco, «el amor crea vínculos y expande la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro».

Para llegar a ser sus pastores, Jesucristo exige la siguiente característica básica del amor misionero: amarle más que a nadie. Finalmente, como discípulos de Jesús, se nos pide hacer operativa la “ley de éxtasis”. Es decir, el amante debe «salir de sí mismo para hallar el crecimiento de su ser en el otro» (Francisco). ¡El amor misionero nos mueve a ir más allá de nosotros mismos!

Evangélica, gimnasta tenaz, quiso saber qué era eso del Magisterio... y hoy es católica

 


Evangélica, gimnasta tenaz, quiso saber qué era eso del Magisterio... y hoy es católica

Justine Callis fue una gimnasta de alto nivel hasta 2019, y evangelizadora protestante casi hasta 2022

Justine Callis, que fue gimnasta de éxito y entrenadora, es católica desde 2021. Le costó dar algunos saltos muy arriesgados, casi al vacío, confiando sólo en Jesús. Antes fue evangelizadora en una iglesia evangélica vibrante, llena de personas enamoradas del Señor, pero hoy, como católica, considera que Dios quiere una única Iglesia unida, con su jerarquía, y una comunión basada en la Eucaristía. Ha contado su testimonio en varios sitios en inglés, como CHNetwork.

Sabe que hay muchos cristianos evangélicos con un gran amor por Cristo, que quieren hacer la voluntad de Dios, y les quiere presentar la propuesta católica desde su iniciativa Theology of conversion. Y a los católicos "de siempre", les quiere recordar la gran riqueza que es la Iglesia y sus sacramentos y el deber de trabajar por la unidad de los cristianos.

Justine creció y se educó en una familia evangélica. Era la más pequeña de 5 hijos. Sus padres eran devotos, su madre rezaba en casa con ella. "Mi madre leía la Biblia tomando café en la cocina y me citaba las Escrituras a todas horas", explica.

Devota desde niña

"Recuerdo haberle entregado mi vida en oración a Jesús, siendo sólo una niña de quizá seis o siete años", dice. Repitió su oración "unas cien veces, quería asegurarme de que Dios me escuchara".

Durante 20 años, desde pequeña, se volcó en la gimnasia y compitió en las categorías universitarias desde la Universidad Estatal de Arizona, donde también fue entrenadora. "Ese deporte dio forma a quien soy hoy", dice. 



Justine Callis en una impresionante foto de su paso por la gimnasia de alto rendimiento hasta 2019

De adolescente, a los 16 años, se bautizó en una megaiglesia de estilo evangélico. "En esa megaiglesia tenían más de 300 ministerios [servicios], desde un club de ciclismo de montaña al Centro de Rehabilitación de Personas Traficadas más grande de América del Norte. Me enamoró", detalla. También había en ella infinidad de grupos pequeños, también para jóvenes. No se consideraba de una denominación concreta, pero su iglesia no bautizaba bebés, así que hoy diría que es baptista.

En la universidad colaboraba en grupos evangélicos universitarios. "Dirigí algunos estudios bíblicos del equipo de gimnasia y pude ver a algunas de mis compañeras bautizarse y entregar su vida a Dios".

Evangelizadora y comunicadora

Terminó una licenciatura de comunicación y pasó a trabajar a tiempo completo con la megaiglesia, rodeada de cristianos excelentes, volcados en acoger y evangelizar. Usaban los dones del Espíritu Santo para orar por otras personas y acompañarlas y ella misma tuvo ocasión de comprobar que Dios respondía en esas ocasiones. Admiraba al pastor y usaba sus conocimientos como comunicadora. Los recuerda como unos años magníficos.

"Entendía que Jesús me amaba profundamente, quería que otras personas también vivieran eso. Me esforzaba en hacer que la gente que acudía nueva se sintiera acompañada, conectada. Dábamos a cada uno una nota escrita a mano agradeciendo que vinieran. También trabajábamos con donantes, con el centro de personas traficadas..." Los sermones eran muy inspiradores, la música de alabanza y adoración era muy buena.

Ella conocía algunos ex-católicos, que nunca le habían hablado de la fe. "Yo pensaba que los católicos, probablemente, podían ir al Cielo, a pesar de ser católicos, y me parecía que en el catolicismo había muchas cosas que distraían de Jesús". Pero tampoco había reflexionado apenas sobre eso, y de hecho ni siquiera conocía la palabra "protestante".


Justine Callis, cabeza abajo... como su edificio teológico cuando empezó a hacer preguntas serias y católicas

Cuando su fe tranquila quedó cabeza abajo

Un día encontró a un católico que sí conocía su fe. El católico preguntó a Justine a qué iglesia iba y por qué. Ella estaba encantada de responder: explicó todas las cosas magníficas que había en su megaiglesia.

- Y tú, ¿por qué vas a tu iglesia católica? -pregunto después ella, por amabilidad.

- Por la Eucaristía y el Magisterio - dijo él.

- ¿El qué? ¿Qué son esas cosas? -ella jamás había oído esas palabras.

- Y por los siete sacramentos...

- ¿Qué es eso? ¿Y te dan los siete? -preguntó ella, que tampoco conocía la palabra.

- El Magisterio es la autoridad para enseñar, la Iglesia Católica tiene esa autoridad porque se la dio Jesús, que es quien creó la Iglesia Católica -le dijo su interlocutor.

Justine pensó: "Estas afirmaciones son muy atrevidas y hasta algo ofensivas. ¿De dónde sale tanta audacia? ¿Cómo osan decir esas cosas?"

Y empezó a investigar. La misma pasión y tenacidad que antes aplicaba a la gimnasia, las aplicó ahora a investigar el catolicismo y sus audaces afirmaciones.

La Iglesia tiene que ser una

Una de las primeras cosas que notó es que, efectivamente, en su misma calle había diversas iglesias de diversas denominaciones, había una verdadera división entre los cristianos. Y enseguida entendió que Dios no quería una iglesia dividida.

También entendió que era necesario una autoridad, alguien que enseñara con autoridad, una Iglesia que enseñara con autoridad, una iglesia fundada por Jesús con la promesa de que podía y debía enseñar su doctrina.

Por primera vez habló con sus pastores protestantes de temas doctrinales. Descubrió que su megaiglesia tenía 14 principios como denominación, estaban en la web para quien le interesaran. "Pues estudiarlos si quieres, pero es común que muchos no estemos de acuerdo con todos", le dijeron. Le pareció que entonces esos principios no merecían mucha reverencia y debían ser bastante arbitrarios. 

El factor Scott Hahn

Leyó Roma Dulce Hogar y La Cena del Cordero, dos libros del Scott Hahn, un biblista exprotestante que ha acercado a muchos al catolicismo. Le gustaron y fue a un encuentro con Hahn que visitaba su ciudad. "No estoy de acuerdo con todo lo que dice, pero me gustaría escucharle", pensó. Se sentó en la parte de atrás de la iglesia. Todo lo que Scott Hahn explicaba, acompañado de John Bergsma, era convincente y razonable. "Me estaban volviendo loca", recuerda. 

«¡Católicos no! ¿Podemos ser episcopalianos?»; la dura conversión de Kimberly, mujer de Scott Hahn

A la hora del descanso, confundió una cesta de estampitas para orar con una cesta para donativos, y pensó hacer un pequeño donativo y a la vez dejar una nota con un texto dirigido a Scott Hahn. "Haré una pequeña donación porque sé que aman a Jesús. Quizá su teología no me convence, pero puedo sentir que el Espíritu Santo está aquí", se dijo.

Resulta que todos los mensajes en la cesta entraban en un sorteo de un libro, y Hahn, ante todo el mundo, sacó su mensaje y lo leyó en voz alta: "Estimado Dr. Hahn, soy protestante. Pero después de hoy quizá no por mucho tiempo", había escrito ella sin saber que se leería en voz alta. Tuvo que levantarse y acercarse allí entre risas y aplausos. Hahn le dio un abrazo ante todos. Hoy, pasados los años, han colaborado ya en varios proyectos. 

Tom Ponchak y su esposa Lisa con su numerosa familia... volvieron a la Iglesia católica en 2007, después de haber sido pastores protestantes 10 años

Orar es ponerse a los pies de Cristo

Respecto a la presencia de Cristo en la Eucaristía, la quiso experimentar en una adoración. "Mi madre me había enseñado que la oración es sentarse a los pies de Jesús. Cuando entré en adoración lo recordé. Dije a Dios: 'si esto es verdad, este es el único lugar en que puedo sentarme físicamente a los pies de Jesús en este lado del Cielo'". Y al pensarlo y hacerlo, lloró. 'Esto es real o no lo es', se repitió.

Pero la gente ponía flores de verdad ante el Santísimo "como si realmente pensaran que este es Jesús".

Tenía que haber un Magisterio protegido por el Espíritu Santo. Y eso incluía la Eucaristía. 


Justine Callis en adoración eucarística, pero ya su madre evangélica la enseñó a ponerse a los pies de Cristo

Cada vez, más defendía las enseñanzas católicas. Anunció que estudiaría Teología Católica, para espanto de su familia. "En realidad, sólo quiero saber de dónde viene lo que dicen los católicos", les decía.

Una visión estando de retiro

Conoció un amigo sacerdote católico, que le recomendó un retiro en silencio. Hizo uno de cinco días, en la montaña, sin ordenador ni teléfono, ayunando. Sus pastores evangélicos se mostraron favorables: era tiempo para escuchar a Dios. "¿Qué estás haciendo, Señor?", le preguntaba.

El último día, el sacerdote le propuso hacer un ejercicio de imaginar o visualizar a Jesús, de pedir a Dios que le hablara con imágenes. En su iglesia, de estilo bastante carismático, ya había orado así en otras ocasiones, pidiendo "palabras del Señor" al interceder por otras personas.

Oró y durante 20 minutos no pareció pasar nada. Entonces tuvo una imagen en su imaginación, como "un boom de la nada". Jesús le conducía con los ojos vendados y le quitaba la venda en un templo católico. Luego, Jesús estaba de pie sobre el altar. Luego Jesús le enseñó cosas de la iglesia, la estatua de María, las escenas bíblicas de las vidrieras, las velas, y las manos del sacerdote en la elevación: "lo hice por ti", le dijo Jesús en esa visión. Ella le respondió llevando a Jesús a su megaiglesia y mostrándole sus pantallas, sillas, etc... y preguntándole: "hicimos esto para ti, ¿te gusta?" Pero Jesús la miró y le dijo: "Te amo". "Y en ese momento supe que Jesús había creado la Iglesia Católica y me la ofrecía, un regalo que nadie me había ofrecido".

Al volver a la iglesia evangélica en la que trabaja, Justine anunció que dejaba su trabajo y esa congregación.

Le costó explicarlo a su familia. De hecho, se quedaba sin trabajo. Estaba renunciando a todo por seguir a Jesús. Ella había rezado "Jesús, cualquier cosa menos el catolicismo" y ahora le pedía ser católica.

Hacerse católica en total le costó dos años y medio y 3 cursos de RCIA (iniciación católica para adultos).

Desde lo bueno de los protestantes, la unidad

Hoy le dice a los protestantes que, en realidad, tienen muchas cosas buenas, bellas y verdaderas, y que sólo les faltan unas pocas. "Yo diría que el catolicismo es el 100% de la verdad, mientras que el protestantismo tiene un porcentaje muy alto de la verdad. Por ejemplo, el Espíritu Santo sí puede obrar mucho entre protestantes, yo lo vi en mi ministerio allí. Y yo me enamoré de Jesús siendo protestante. Y hay diferentes formas de adoración. Pero ahora sé que el Santo Sacrificio de la misa es la forma más alta de oración y la Liturgia de las Horas es la segunda más alta".

"Los católicos nos hacemos un flaco favor cuando simplemente actuamos como si no hubiera verdad ni eficacia allí, porque creo que en realidad hay mucho que podríamos aprender de la iglesia protestante.

Y por supuesto, también hay mucho que la Iglesia protestante podría aprender de la Iglesia católica para entrar en el mundo".

"Hay protestantes que son cristianos devotos y hermosos, que nunca han leído una página ni de GK Chesterton ni de Tomás de Aquino, y si lo hicieran ¡se harían católicos!", dice en una tertulia con entusiasmo.

Ella cumple años el 15 de agosto. Al hacerse católica, descubrió que la Iglesia le pide ir a misa cada año, el día de su cumpleaños, por ser la fiesta de la Asunción de la Virgen. "Me encanta, es el mejor regalo", dice.

Justine desea una iglesia unida para cumplir "la Gran Comisión", el gran mandato de ir y hacer discípulos. Desde agosto de 2024 puso en marcha su iniciativa Theology of Conversion. Su objetivo: "equipar a los católicos para acercar a casa a sus seres queridos protestantes". Y juntos, anunciar Cristo al mundo.  

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 5 de junio de 2025

Santo Evangelio 5 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Jn 17,20-26):

 En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

»Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos».



«Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí»


P. Joaquim PETIT Llimona, L.C.

(Barcelona, España)

Hoy, encontramos en el Evangelio un sólido fundamento para la confianza: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí» (Jn 17,20). Es el Corazón de Jesús que, en la intimidad con los suyos, les abre los tesoros inagotables de su Amor. Quiere afianzar sus corazones apesadumbrados por el aire de despedida que tienen las palabras y gestos del Maestro durante la Última Cena. Es la oración indefectible de Jesús que sube al Padre pidiendo por ellos. ¡Cuánta seguridad y fortaleza encontrarán después en esta oración a lo largo de su misión apostólica! En medio de todas las dificultades y peligros que tuvieron que afrontar, esa oración les acompañará y será la fuente en la que encontrarán la fuerza y arrojo para dar testimonio de su fe con la entrega de la propia vida.

La contemplación de esta realidad, de esa oración de Jesús por los suyos, tiene que llegar también a nuestras vidas: «No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí». Esas palabras atraviesan los siglos y llegan, con la misma intensidad con que fueron pronunciadas, hasta el corazón de todos y cada uno de los creyentes.

En el recuerdo de la última visita de San Juan Pablo II a España, encontramos en las palabras del Papa el eco de esa oración de Jesús por los suyos: «Con mis brazos abiertos os llevo a todos en mi corazón —dijo el Pontífice ante más de un millón de personas—. El recuerdo de estos días se hará oración pidiendo para vosotros la paz en fraterna convivencia, alentados por la esperanza cristiana que no defrauda». Y ya no tan cercano, otro Papa hacía una exhortación que nos llega al corazón después de muchos siglos: «No hay ningún enfermo a quien le sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a quien no le ayude la oración de Cristo. Ya que si ésta fue de provecho para los que se ensañaron con Él, ¿cuánto más lo será para los que se convierten a Él?» (San León Magno).

Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia



 Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia

Oriol Jara lleva veinte años en radio y televisión, donde ha trabajado en programas como Buenafuente (Antena 3), Polònia (TV3), This is Philosophy (TVE) o El Roast de España (Comedy Central). Casado y padre de cuatro hijos, es autor de 10 razones para creer en Dios, un libro que recoge su forma de entender la fe. Algo de lo que habla también en esta entrevista de Efecto Avestruz, en la que ofrece algunas reflexiones sobre cómo presenta la Iglesia hoy su mensaje.

miércoles, 4 de junio de 2025

Santo Evangelio 4 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Jn 17,11b-19):

 En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.

»Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad».



«Que tengan en sí mismos mi alegría colmada»


Fr. Thomas LANE

(Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Hoy vivimos en un mundo que no sabe cómo ser verdaderamente feliz con la felicidad de Jesús, un mundo que busca la felicidad de Jesús en todos los lugares equivocados y de la forma más equivocada posible. Buscar la felicidad sin Jesús sólo puede conducir a una infelicidad aún más profunda. Fijémonos en las telenovelas, en las que siempre se trata de alguien con problemas. Estas series de la TV nos muestran las miserias de una vida sin Dios.

Pero nosotros queremos vivir el día de hoy con la alegría de Jesús. Él ruega a su Padre en el Evangelio de hoy «y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada» (Jn 17,13). Notemos que Jesús quiere que en nosotros su alegría sea completa. Desea que nos colmemos de su alegría. Lo que no significa que no tengamos nuestra cruz, ya que «el mundo los ha odiado, porque no son del mundo» (Jn 17,14), pero Jesús espera de nosotros que vivamos con su alegría sin importar lo que el mundo pueda pensar de nosotros. La alegría de Jesús nos debe impregnar hasta lo más íntimo de nuestro ser, evitando que el estruendo superficial de un mundo sin Dios pueda penetrarnos.

Vivamos pues, hoy, con la alegría de Jesús. ¿Cómo podemos conseguir más y más de esta alegría del Señor Jesús? Obviamente, del propio Jesús. Jesucristo es el único que puede darnos la verdadera felicidad que falta en el mundo, como lo testimonian esas citadas series televisivas. Jesús dijo, «si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7). Dediquemos cada día, por tanto, un poco de nuestro tiempo a la oración con las palabras de Dios en las Escrituras; alimentémonos y consumamos las palabras de Jesús en la Sagrada Escritura; dejemos que sean nuestro alimento, para saciarnos con su alegría: «Al inicio del ser cristiano no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida» (Benedicto XVI).

Oriol Jara desdeñaba el cristianismo... hasta que se preguntó ¿cuánto de eso de Jesús es verdad?

 


Oriol Jara desdeñaba el cristianismo... hasta que se preguntó ¿cuánto de eso de Jesús es verdad?

Oriol Jara investigó la historicidad de Jesús, después la razonabilidad de la fe... y todo lo que antes desdeñaba vio que era verdad

Oriol Jara, productor y guionista de cine y televisión, está más satisfecho de los textos que ha escrito sobre su testimonio de fe, que de los libretos profesionales que redactó muchos años. 

Usa un estilo a la vez directo y profundo para explica cómo pasó de la increencia a una convicción plena: Dios existe, Cristo es verdad y el cristianismo es la respuesta. 

El guionista catalán fue subdirector de 'Buenafuente', escribió sketches satíricos para TV3, en 'Polònia' y 'Crackòvia' y dirigió 'El Roast de España' para Comedy Central.

Pero a partir de cierto momento, sus prioridades cambiaron. Y en 2022 publicó 10 razones para creer en Dios (Ed. Albada)

Habló de ello en las Jornadas Católicos y Vida Pública del País Vasco, celebradas en Bilbao el pasado 18 y 19 de marzo de 2025.

Jara inició su intervención explicando cómo su conversión no fue el resultado de una tradición familiar ni de una educación religiosa, sino de un largo proceso de exploración que lo llevó por diversas religiones: el judaísmo, el islam, el hinduismo, el budismo e incluso prácticas como el reiki. Irónicamente, confesó, el cristianismo fue la primera religión que descartó. 

La clave: Cristo es un personaje histórico, sólido y documentado

El cambio ocurrió cuando, tras leer el Antiguo Testamento y obras sobre el Jesús histórico, se encontró cara a cara con una verdad que no pudo ignorar: la historicidad de Cristo y la coherencia entre las profecías del Antiguo Testamento y la figura de Jesús. 

Contrapuso el número y la antigüedad de los manuscritos del Nuevo Testamento con los escasos textos que conservamos de figuras como Julio César o Platón. Más de 5.600 manuscritos antiguos avalan los escritos sobre Jesús, una cifra incomparable en la historiografía antigua. 

A partir de ahí, su transformación fue profunda y dividida en dos fases: primero, el reconocimiento intelectual de la verdad del Evangelio; después, una conversión interior total que transformó su identidad.

"He oído a personas decir 'los feligreses no pueden leer la Biblia porque no la entienden'. Eso es incredulidad, porque si crees en Dios sabes que el Espíritu Santo operará en la gente para que la Palabra se ilumine en su mente", dice Jara.

Un Dios que viene a salvar

Durante su exposición, Jara señaló la radical diferencia del cristianismo frente a todas las religiones. Mientras las demás religiones exigen obras, sacrificios o méritos para alcanzar a Dios, el cristianismo —afirmó— proclama que Dios mismo vino a salvar al ser humano sin que éste lo mereciera. Esta idea se encarna en la figura de Cristo, quien, como explicó, “vivió la vida que nosotros no podíamos vivir y murió la muerte que merecíamos”.

Uno de los momentos más potentes de su charla fue cuando recurrió a ejemplos bíblicos para ilustrar la gracia de Dios: la historia de Rajab, la prostituta de Jericó, salvada por su fe; la sangre del cordero en los dinteles durante la Pascua en Egipto; y la cita de Pedro sobre la sangre incorruptible de Cristo. “No hay otro relato como este en ninguna religión: que Dios sea quien se ofrezca como sacrificio”, enfatizó.

Una religión que se toma en serio la verdad

También abordó la cuestión de la verdad. En un mundo que relativiza la realidad, Jara defendió que el cristianismo no proclama una “verdad subjetiva”, sino “la verdad”; y la comparó con el engaño inicial de la serpiente a Eva, denunciando que muchas religiones actuales replican esa mentira al prometer que el ser humano puede llegar a ser como Dios por sus propios medios.

La charla también incluyó un llamado a la coherencia de vida. Para Jara, ser cristiano no es asistir a misa los domingos, sino dejar que Cristo determine cada aspecto de la vida, desde lo familiar hasta lo profesional. Contó cómo su conversión transformó su carrera, permitiéndole fundar una productora que se alinea con sus valores, y cómo muchas amistades de su etapa anterior simplemente desaparecieron. 

Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia

Antes de cerrar, abordó la historia de Zaqueo y la del general Naamán como símbolos de la accesibilidad de la fe cristiana. “Cristo no espera a que seas perfecto”, afirmó, “viene a recogerte tal como estás”. Para Jara, esta es la esencia de su mensaje: una fe sencilla, radicalmente inclusiva, que no requiere ritos complejos sino un corazón dispuesto. 

Su ponencia finalizó con un agradecimiento a los oyentes y animando a vivir cada día con la convicción de que Dios no solo existe, sino que quiere estar con nosotros. “Vale la pena dar la vida por esto”, dijo, no como un acto heroico puntual, sino como una decisión cotidiana, como la de Enoc, “que caminó con Dios hasta que Dios se lo llevó”. 

Diez razones para creer en Dios, el libro de Oriol Jara




Fuente: Religión en LIbertad

martes, 3 de junio de 2025

Santo Evangelio 3 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Jn 17,1-11a):

 En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.

»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.

»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».



«Padre, ha llegado la hora»


Rev. D. Pere OLIVA i March

(Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio de san Juan —que hace días estamos leyendo— comienza hablándonos de la “hora”: «Padre, ha llegado la hora» (Jn 17,1). El momento culminante, la glorificación de todas las cosas, la donación máxima de Cristo que se entrega por todos... “La hora” es todavía una realidad escondida a los hombres; se revelará a medida que la trama de la vida de Jesús nos abra la perspectiva de la cruz.

¿Ha llegado la hora? ¿La hora de qué? Pues ha llegado la hora en que los hombres conozcamos el nombre de Dios, o sea, su acción, la manera de dirigirse a la Humanidad, la manera de hablarnos en el Hijo, en Cristo que ama.

Los hombres y las mujeres de hoy, conociendo a Dios por Jesús («las palabras que tú me diste se las he dado a ellos»: Jn 17,8), llegamos a ser testigos de la vida, de la vida divina que se desarrolla en nosotros por el sacramento bautismal. En Él vivimos, nos movemos y somos; en Él encontramos palabras que alimentan y que nos hacen crecer; en Él descubrimos qué quiere Dios de nosotros: la plenitud, la realización humana, una existencia que no vive de vanagloria personal sino de una actitud existencial que se apoya en Dios mismo y en su gloria. Como nos recuerda san Ireneo, «la gloria de Dios es que el hombre viva». ¡Alabemos a Dios y su gloria para que la persona humana llegue a su plenitud!

Estamos marcados por el Evangelio de Jesucristo; trabajamos para la gloria de Dios, tarea que se traduce en un mayor servicio a la vida de los hombres y mujeres de hoy. Esto quiere decir: trabajar por la verdadera comunicación humana, la felicidad verdadera de la persona, fomentar el gozo de los tristes, ejercer la compasión con los débiles... En definitiva: abiertos a la Vida (en mayúscula).

Por el espíritu, Dios trabaja en el interior de cada ser humano y habita en lo más profundo de la persona y no deja de estimular a todos a vivir de los valores del Evangelio. La Buena Nueva es expresión de la felicidad liberadora que Él quiere darnos.


En la ecografía vieron un doble problema: «Mi consejo es que abortes hoy mismo, antes de irte»

 


En la ecografía vieron un doble problema: «Mi consejo es que abortes hoy mismo, antes de irte»

Davis nació, a pesar del consejo médico. En la foto, con casi cinco años.

Jordyn Glaser y su esposo Brian tenían 24 años y llevaban casados tres años cuando supieron que esperaban su primer hijo. Ella había nacido con múltiples cardiopatías congénitas, pero su cardiólogo le había dicho que no eran un problema para el embarazo.

Así que acudieron con gran ilusión a la ecografía de 13 semanas, deseosos de anunciar la noticia a sus familiares y amigos mostrando la primera fotografía de su bebé.

El mazazo

La propia Jordyn ha contado recientemente lo que sucedió, en un artículo publicado en Oregon Right to Life, una página web provida de dicho estado norteamericano.

Durante la exploración, Brian y ella pudieron ver por fin a su hijo, con sus partes ya identificables: "¡Era real!", comenta. Pasaron esos minutos con preguntas propias de padres primerizos.

"Pero cuando el técnico concluyó el examen, encendió la luz y vi su rostro plenamente... vi que algo iba mal", recuerda. "Voy a llamar a la doctora para que hable con vosotros", fueron sus únicas palabras.

Efectivamente, algo iba mal. La médico les anunció que el niño padecía gastrosquisis, un defecto congénito caracterizado por la salida de los intestinos y otros órganos a través de una abertura en la pared abdominal del feto, lo que los expone al líquido amniótico, que puede dañarlos. Requiere una intervención quirúrgica inmediata para preservar su funcionalidad.

Aborto inmediato

Pero no fue esto lo que ella les propuso, sino que fríamente, "como quien está en cualquier día de trabajo", añadió: "Ese no es el único problema. Por tu enfermedad, es probable que tu válvula cardiaca no sea lo bastante fuerte y reviente en cualquier momento. Ante ambos problemas, que son importantes, mi consejo es que abortes hoy mismo, antes de irte".

Mientras sus ilusiones se desmoronaban y se quedaba sin habla mirando la ecografía, Jordyn sintió cerca a su marido, apoyándola.

Con un suspiro, ella dijo "No".

"Y volví a afirmar de nuevo, con firmeza: no", explica Jordyn: "Exasperada, la doctora se volvió hacia Brian: '¿Vas a elegir a este feto antes que a tu esposa?' Escupió esas palabras como una acusación, más que como una pregunta".

"Volví a casa aquel día y puse la ecografía de mi hijo en la nevera, como tantas veces había soñado hacer. Pero, aterrorizada, puse otro imán encima del trozo de papel donde no podía dejar de ver el descorazonador diagnóstico", recuerda.

Durante toda esa semana, Brian y ella conversaron sobre cosas "sobre las que no esperas tener que hablar cuando eres un veinteañero: ¿cómo te preparas para morir?". 

No tenemos 'derecho a decidir'

Jordyn estaba dispuesta a asumir ese riesgo antes que matar a su hijo, porque "nunca dudó": "Sabía que el viaje sería duro y potencialmente desgarrador, pero sabía también que no estaba equivocada. Sabía que no era nuestra decisión [choice] decidir qué vida era más valiosa. No nos corresponde a nosotros decidir cómo o cuándo dejar este mundo... Tal vez yo no entendía del todo el plan de Dios, pero podía confiar en que Él no se equivoca. A veces la fe consiste precisamente en dar un paso, luego otro, luego otro... aunque el miedo nunca desaparezca".

Los Glaser encontraron un médico dispuesto, como ellos, a luchar por ambas vidas. Tres ecografías a la semana, monitorización fetal, exámenes del corazón...


Un cumpleaños de Davis.

Un cumpleaños de Davis.Cortesía de Jordyn Glaser para Oregon Right to Life.

"En noviembre de 2009 nuestro hijo Davis llegó al mundo", concluye Jordyn: "Tras una intervención quirúrgica inmediata y un tiempo en la unidad de cuidados intensivos neonatales, llegó a casa como un niño de pelo color frambuesa y grandes ojos de color marrón oscuro. Durante meses después del parto, seguí acudiendo a revisión cardiaca. Los médicos concluyeron que mi corazón era lo bastante fuerte para el embarazo. La doctora estaba equivocada".

Más allá del caso concreto

Con su hijo a punto de cumplir los 16 años, ella tiene ahora algo más de lo que tenía cuando le propusieron abortar: "Conservo la ecografía, pero tengo otras fotos. La primera fiesta de cumpleaños vaquera de Davis, su primer día de colegio, el primer diente que se le cayó, su primera jugada de béisbol y la primera vez que condujo un coche... un millón de pequeños momentos que culminan en el álbum de una vida que se ha vivido".

Y no se limita a una evocación personal, sino que extrae conclusiones culturales y sociales: "Lo demencial de esta historia no es el infrecuente diagnóstico, ni el error médico. Lo demencial de esta historia es que la cultura ambiente intentó convencernos de que ese niño de la foto en blanco y negro valía manos que el de las fotos que vinieron después. Y eso es mentira. En cada estadio de su desarrollo, la vida tiene un valor infinito y vale la pena luchar por ella. Preguntadle a mi hijo

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 2 de junio de 2025

Santo Evangelio 2 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Jn 16,29-33):

 En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios». Jesús les respondió: «¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo».



«¡Ánimo!: yo he vencido al mundo»


Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala

(Vic, Barcelona, España)

Hoy podemos tener la sensación de que el mundo de la fe en Cristo se debilita. Hay muchas noticias que van en contra de la fortaleza que querríamos recibir de la vida fundamentada íntegramente en el Evangelio. Los valores del consumismo, del capitalismo, de la sensualidad y del materialismo están en boga y en contra de todo lo que suponga ponerse en sintonía con las exigencias evangélicas. No obstante, este conjunto de valores y de maneras de entender la vida no dan ni la plenitud personal ni la paz, sino que sólo traen más malestar e inquietud interior. ¿No será por esto que, hoy, las personas van por la calle enfurruñadas, cerradas y preocupadas por un futuro que no ven nada claro, precisamente porque se lo han hipotecado al precio de un coche, de un piso o de unas vacaciones que, de hecho, no se pueden permitir?

Las palabras de Jesús nos invitan a la confianza: «¡Ánimo!: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), es decir, por su Pasión, Muerte y Resurrección ha alcanzado la vida eterna, aquella que no tiene obstáculos, aquella que no tiene límite porque ha vencido todos los límites y ha superado todas las dificultades.

Los de Cristo vencemos las dificultades tal y como Él las ha vencido, a pesar de que en nuestra vida también hayamos de pasar por sucesivas muertes y resurrecciones, nunca deseadas pero sí asumidas por el mismo Misterio Pascual de Cristo. ¿Acaso no son “muertes” la pérdida de un amigo, la separación de la persona amada, el fracaso de un proyecto o las limitaciones que experimentamos a causa de nuestra fragilidad humana?

Pero «sobre todas estas cosas triunfamos por Aquel que nos amó» (Rom 8,37). Seamos testigos del amor de Dios, porque Él en nosotros «ha hecho (...) cosas grandes» (Lc 1,49) y nos ha dado su ayuda para superar toda dificultad, incluso la muerte, porque Cristo nos comunica su Espíritu Santo.


En el juzgado para separarse después de 23 años, él renunció a todo, ella corrió tras él: ¿qué pasó?



 En el juzgado para separarse después de 23 años, él renunció a todo, ella corrió tras él: ¿qué pasó?

Elisabetta y Alfonso, felices hoy tras un matrimonio que pudo irse a pique.

Elisabetta y Alfonso, felices hoy tras un matrimonio que pudo irse a pique.La casa sulla roccia

Alfonso Ricucci y Elisabetta (Betti) Rossi ayudan a matrimonios en dificultades (La Casa sobre Roca) con un argumento muy poderoso: su propia experiencia. 

Estaban a punto de romper definitivamente, tras más de dos décadas de convivencia, cuando empezaron a ver su relación desde el lado correcto. Benedetta Frigerio ha hablado con ellos y cuenta su historia en La Nuova Bussola Quotidiana.

Cuesta abajo

Habían convivido “en pecado” y al poco de casarse aparecieron “problemas a nivel sexual” que antes no existían y empezaron a enturbiar su relación: él la usaba a ella como mero “objeto de placer” y ella “no experimentaba deseo alguno”. 

Luego llegaron sus dos hijos y eso “amortiguó las carencias”: los niños “eran una novedad” y con ellos “llegaron nuevas amistades”. 

Sin embargo, con el paso de los años, explica Betti, “crecía el sentimiento de vacío”: “Nos lo echábamos en cara uno al otro, hiriéndonos mutuamente”. Incluso se recomendaban uno a otro, despreciativamente, que se ‘echaran un amante’ para disfrutar de verdad y dejarse en paz. 

Pasaron por psicólogos, cayeron en la pornografía, “que no hizo sino aumentar el problema”.

“Yo le despreciaba como hombre y como padre”, reconoce Betti: “Si regañaba a los niños, les decía ‘No hagáis caso’. Y cuando él me hería, en vez de decirle con caridad que me había hecho daño, el orgullo me mantenía enfadada durante días. Nos habíamos convertido en un peso el uno para el otro”.

Todo esto repercutía sobre la educación que daban a sus hijos, que “crecían desorientados, sin ser enseñados en el discernimiento del bien y del mal, sin reglas, y por tanto frágiles”, el chico sin confianza en sí mismo y la chica llena de temores.

Llegaron así al punto de ruptura. Tras 23 años de matrimonio, se separaron físicamente.


'Quita las manos de nuestro matrimonio. El poder del sacramento se manifiesta en la prueba' (Edizioni Studio Domenicano, 2025), de Elisabetta Rossi y Alfonso Ricucci, con prólogo de Guido Gallese, obispo de Alessandria, recoge la experiencia vital de este matrimonio y expone de dónde extraer la fuerza para perseverar en la vida conyugal.

El lugar de Dios

La separación tuvo consecuencias muy distintas para ambos. Betti sintió como una liberación, Alfonso se desesperó y pensó en el suicidio. 

Por otro lado, mientras él se alejaba cada vez más de Dios, ella hizo el camino contrario: asistió a un seminario carismático de Tarcisio Mezzetti y empezó a ir a misa todos los días.

Sin embargo, “también las cosas de Dios pueden utilizarse como una huida”, reflexiona: “Tenía a Jesús y me bastaba. No comprendía que si haces un camino de fe y no amas a tu marido, hay algo que no funciona”.

Un día Alfonso entró en una iglesia, se echó a llorar y ante una Cruz culpaba a Dios de su separación: “¡Ella te ha conocido y mira lo que ha pasado!”.

Sin embargo, adquirió la costumbre de visitar ese templo todos los días.

Tenía un compañero de trabajo de Comunión y Liberación, a quien veía feliz con su familia. Le llevó a una Escuela de Comunidad y leyó libros de Luigi Giussani (1922-2005): “Comprendí que quería una vida como aquella, pero no me bastaban las reuniones, necesitaba rezar y alabar al Señor, así que también participaba en oraciones carismáticas”. 

Fue a Lourdes y allí consagró a la Virgen su familia.

En el juzgado

Nueve meses después de la separación física, llegó el momento de formalizarla en el juzgado. Era el 15 de octubre de 2009. Alfonso rezaba a don Giussani en la fecha de su nacimiento. Betti rezaba a Santa Teresa de Jesús en su fiesta.

“El milagro era que estaba yendo al tribunal herido pero tranquilo, lleno del Señor, que ya no me faltaba” recuerda Alfonso. De repente, decidió cambiar todo lo que había pactado con su abogado y le dijo a su mujer que le dejaba todo, la casa y la mayor parte de su sueldo.

“Me descolocó”, confiesa Betti, “porque solo hay Uno que te da sin pedir nada a cambio, y ése es Jesús. Corrí detrás de Alfonso y le propuse tomar un café. Hablamos durante horas. Mi marido se había transformado. Esa misma tarde decidimos acudir a ver a Tarcisio Mezzetti a su seminario”.

La reconstrucción

Le comentaron que se acababan de separar pero que estaba naciendo entre ellos una gran amistad. Sin embargo, temían acercarse más y arruinarlo todo, pensando cada uno que la otra parte sería feliz así.

“¿Ah, sí? ¿Y si se muriese ahora?”, respondió Mezzetti. Betti se echó a llorar.


Tarcisio Mezzetti (1931-2016), casado y con tres hijos, profesor de Química Toxicológica en la Universidad de Perugia, se convirtió a los 45 años y fundó la comunidad Magnificat.

“Veréis”, continuó, “la diferencia entre el bien y el mal es la verdad. El Señor no quiere que os separéis. Intimad esta noche, no por deseo, sino por voluntad, y pedid al Señor que os envíe su Espíritu Santo. Os aseguro que desde ese momento seréis inseparables”.

Ese día, Alfonso y Elisabetta se pidieron perdón y se perdonaron. Empezaron a ir juntos a misa todos los días y se acostumbraron “no a esperar del otro”, explica Betti, “sino más bien a competir para servir al otro”. Buscaron a Dios y recibieron los frutos del Espíritu Santo: paciencia, caridad, benignidad…

Tuvieron que vivir también un proceso de perdón con sus hijos por los problemas que les habían causado y sus consecuencias. Rezaron y ayunaron por ellos, “pero lo que les cambió de verdad fue el encuentro personal de ellos con Cristo, y hoy los dos se han casado y tienen hijos y están en camino con Dios”.

Dos consejos

Benedetta Frigerio les plantea a Alfonso y Betti dos cuestiones muy concretas.

¿Qué decir a quien no comparte la fe con su cónyuge? “Eres tú quien debe cambiar para vivir como Cristo", responde Alfonso: "No cambiarás al otro arrastrándole a encuentros religiosos. No subirá a la barca de Jesús si, subido en ella, le reprochas que siga en la orilla. Debes ser tú, como Jesús, quien se sacrifique. Pide ese amor, que es el único que puede convertir”.

¿Qué decir a la mujer o al marido abandonado por su cónyuge? “Queda la fidelidad al Señor, que transforma el dolor en paz y le da nombre a tus heridas. Si de verdad estás unido a Dios, debes llegar a pedir perdón haciendo la lista de ‘aquella vez que te humillé, o no te defendí, o no te escuché, o te utilicé’”.

Para Betti y Alfonso, estamos enfermos de egocentrismo si pensamos que “seremos felices si mi marido cambiase, si mi hijo cambiase. Esto convierte la vida en un infierno, porque le das a los demás el poder de hacerte daño: renuncia a la tristeza, a la crítica, al resentimiento: no deben tener poder sobre ti. Deja de pretender que cambien los demás. Busca el amor solo en Quien lo puede dar, Jesús, que murió en la Cruz por ti y baja al barro para sacarte de él y hacerte santo”.

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 1 de junio de 2025

Santo Evangelio 1 de Junio 2025



 Texto del Evangelio (Lc 24,46-53):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Así está escrito que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros seréis testigos de estas cosas. Mirad, voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto».

Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.



«Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo»


P. Dom Josep ALEGRE Abad emérito de Santa Mª de Poblet

(Tarragona, España)

Hoy, Ascensión del Señor, recordamos nuevamente la “misión que” nos sigue confiada: «Vosotros seréis testigos de estas cosas» (Lc 24,48). La Palabra de Dios sigue siendo actualidad viva hoy: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo (...) y seréis mis testigos» (Hch 1,8) hasta los confines del mundo. La Palabra de Dios es exigencia de urgente actualidad: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15).

En esta Solemnidad resuena con fuerza esa invitación de nuestro Maestro, que —revestido de nuestra humanidad— terminada su misión en este mundo, nos deja para sentarse a la diestra del Padre y enviarnos la fuerza de lo alto, el Espíritu Santo.

Pero yo no puedo sino preguntarme: —El Señor, ¿actúa a través de mí? ¿Cuáles son los signos que acompañan a mi testimonio? Algo me recuerda los versos del poeta: «No puedes esperar hasta que Dios llegue a ti y te diga: ‘Yo soy’. Un dios que declara su poder carece de sentido. Tienes que saber que Dios sopla a través de ti desde el comienzo, y si tu pecho arde y nada denota, entonces está Dios obrando en él».

Y éste debe ser nuestro signo: el fuego que arde dentro, el fuego que —como en el profeta Jeremías— no se puede contener: la Palabra viva de Dios. Y uno necesita decir: «¡Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría! Sube Dios entre aclamaciones, ¡salmodiad para nuestro Dios, salmodiad!» (Sal 47,2.6-7).

Su reinado se esta gestando en el corazón de los pueblos, en tu corazón, como una semilla que está ya a punto para la vida. —Canta, danza, para tu Señor. Y, si no sabes cómo hacerlo, pon la Palabra en tus labios hasta hacerla bajar al corazón: —Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, dame espíritu de sabiduría y revelación para conocerte. Ilumina los ojos de mi corazón para comprender la esperanza a la que me llamas, la riqueza de gloria que me tienes preparada y la grandeza de tu poder que has desplegado con la resurrección de Cristo.


León XIV ordena este sábado a once sacerdotes que aplazaron el sacramento por la muerte de Francisco

 


León XIV ordena este sábado a once sacerdotes que aplazaron el sacramento por la muerte de Francisco

En la imagen, los diáconos que serán ordenados, durante una vigilia de oración celebrada este viernes en la basílica de San Juan de Letrán.

León XIV ordenará sacerdotes este sábado en la basílica de San Pedro a once diáconos que debían haber recibido el sacramento en mayo. La muerte de Francisco y el cónclave subsiguiente han prolongado durante algunas semanas su natural deseo de culminar una preparación que han recibido en el Pontificio Seminario Romano (siete de ellos) y en el seminario Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal (los otros cuatro).

El jueves, en la basílica de San Juan de Letrán, se celebró una vigilia de oración por ellos, que presidió el obispo auxiliar Michele di Tolve y en la que predicó el padre Maurizio Botta, oratoriano.

Los inquietos ordenandos tienen edades entre 28 y 49 años. Son, pues, adultos jóvenes y un par de vocaciones tardías.

De la empresa y el ejército al altar

Es el caso de Enrico Maria Trusiani, quien a los 36 años dejó su trabajo como directivo de empresa para entrar en el seminario: "A los ojos del mundo he perdido mucho", explica a Vatican News, "pero, aun teniéndolo todo, mi corazón estaba inquieto, no amaba como Dios quería que lo hiciese... La belleza está en entregarse".

El Papa Francisco besa las manos de un nuevo sacerdote en el Domingo del Buen Pastor de 2021

El Papa ordena 9 sacerdotes: «Sed cercanos, sed pobres, servid a Dios, no seáis funcionarios»

Y es el caso también de Andrea Alessi, quien va a ser presbítero a los 49 años. Era militar con rango de oficial y empezó a pensar su vocación acudiendo como voluntario a una playa para ayudar a personas discapacitadas: "Rezando, sirviendo y compartiendo sentí fuerte la llamada al sacerdocio. Quiero ser un sacerdote instrumento en las manos de Dios".

Inspirados por las Sagradas Escrituras

Uno de los más jóvenes es Matteo Renzi, de 28 años, que viene del Redemptoris Mater romano y sintió la llamada leyendo las Sagradas Escrituras. "A los 16 años, durante un retiro", recuerda, "leí en la historia de la vocación de Jeremías, y dos años después el diálogo entre Jesús y Pedro". Ambos llamamientos bíblicos fueron "determinantes" para el suyo propio, y tras un periodo de misión e Chile y Brasil entró en el seminario.

También Simone Troilo, de 32 años, encontró en la Biblia el cabo del hilo que le ha traído hasta este momento. Tercero de seis hijos y estudiando ingeniería de caminos, no encontraba en su vida el amor de Dios del que siempre le habían hablado. Un día leyó la carta de San Pablo a los Colosenses y sintió que unas palabras se referían a él: "Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor, y no a los hombres: sabiendo que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor" (Col 3, 23-24). Hasta entonces siempre había pensado en casarse y formar una familia, pero esas palabras cambiaron su perspectiva: "Abrí mi mente para hacerme más disponible a la voluntad de Dios".

Sin miedo al compromiso

Francesco Melone debe su vocación a la oración: en una sociedad que considera "contra corriente dedicarse al Señor", él propone lo contrario, "fiarse de Dios": "He seguido lo que me ha hecho más feliz".

También Gabriele Di Menno Di Bucchianico tuvo que apostar fuerte: "Sentía un vacío interior y una tristeza que venían de no seguir la llamada que sentía en el corazón". Dejó la carrera de ingeniería biomédica cuando vio que aquel no era su camino: "La vocación es distinta según cada cual, basta estar disponible a seguir al Señor".

Lo confirma otro 'ingeniero', Federico Pelosio, porque también él dejó esos estudios, además de la novia que tenía. En su caso, la vovación "no fue un fogonazo, sino más bien una estalactita que se formó gota a gota". Ahora, como sus compañeros, confiesa a Roma Sette sentirse "muy emocionado" ante la perspectiva de celebrar la Eucaristía y el sacramento de la reconciliación: no se siente preparado, porque sabe que es algo más grande que él, que no ha merecido del Señor pero a lo que ha dicho "sí".

Fuente: Religión en Libertad