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viernes, 27 de mayo de 2022

Teresa, la joven que ha encontrado la verdadera felicidad dando su vida día y noche por los enfermos

 


Teresa, la joven que ha encontrado la verdadera felicidad dando su vida día y noche por los enfermos

Sor Teresa Seaton en sus votos perpetuos

La hermana Teresa Seaton profesó sus votos perpetuos el pasado mes diciembre / The Leaven

Sor Teresa Seaton es una de la docena de estadounidenses que han formado a lo largo de su historia de las Siervas de María, Ministras de los enfermos, la congregación fundada en Madrid en 1851 por Santa Soledad Torres Acosta, y que está presente en más de una veintena de países de Europa, América, Asía y África.

Esta joven que profesó sus votos perpetuos el pasado mes de diciembre conoció a las religiosas de una manera casual, nunca buscada, pero fueron la respuesta a una llamada que Dios estaba realizando con fuerza en su interior.

Las siervas de María tienen un convento en Kansas City y es ahí donde la religiosa reside y cumple con la vocación con la que ha sido llamada.

En declaraciones a The Leaven, publicación de la Archidiócesis de Kansas City, esta joven religiosa cuenta que es la cuarta de doce hermanos de una familia profundamente católica. Combinó su educación en una escuela católica con varios años de “homeschooling”, educación en su casa. Pero a pese a una activa vida católica familiar su relación con monjas era más bien escasa.

Votos perpetuos de Sor Teresa Seaton



En la Universidad Estatal de Kansas, Seaton se inscribió en un programa de preparación para Fisioterapia, pero tras meditar más profundamente sobre su futuro profesional lo que experimentó –para su gran sorpresa- fue una llamada para convertirse en monja.

Volvió a su hogar para prepararse para el programa de Enfermería en otra institución superior. Mientras tanto, confiesa que en ese momento las piezas del rompecabezas en su discernimiento vocacional comenzaron a tomar forma.

En realidad esta institución superior donde se preparaba para Enfermería era el último lugar donde esperaba encontrar alguna monja. Pero fue en una de estas clases donde conoció por primera vez a una sierva de María. Y mientras tanto la llamada del Señor parecía intensificarse.

Finalmente, Seaton decidió tomarse en serio su vocación y participó en un grupo de discernimiento, donde aprendió y conoció distintas comunidades religiosas.

Sin embargo, decidió visitar a las Siervas de María en su convento de Kansas y tuvo la oportunidad de acompañar a una hermana que atendía a un paciente enfermo en su casa. Fue la increíble sencillez de este ministerio de mera presencia lo que tocó su fibra sensible y cambió totalmente su perspectiva.

“Me di cuenta de que no necesitamos títulos y grados avanzados para servir a la gente. Es más importante operar a nivel del corazón. El servicio que brindan las Siervas, tan humilde como es, abre a las personas al Señor”, comenta la ahora hermana Teresa.

Seaton llegó a la conclusión de que se sentiría como en casa en este ministerio de servicio caritativo y que esta comunidad era el lugar al que Dios la llamaba. Ingresó en el noviciado de Hermanas en Oxnard, California, en el otoño de 2012.

Durante tres años allí experimentó la vida comunitaria. “No se puede conocer la vida de una Hermana en un libro”, explica.  

Con otras novicias, estudió las enseñanzas y los documentos de la iglesia. También aprendió español, lengua materna de la mayoría de las Hermanas Siervas de María. El noviciado fue bilingüe y este hecho le resultó muy útil.


Teresa Seaton, sierva de María

Hacia el final del noviciado, todas participaban en un ministerio activo sirviendo a los enfermos en sus casas. Tras la primera profesión de votos, Seaton llegó al convento de Kansas City. Este programa estructurado también incorporó la formación y el ministerio. Durante este tiempo, obtuvo su certificación como asistente de enfermería en Donnelly College en Kansas City.

Durante los siguientes cuatro años, la formación continuó en el convento que la congregación de origen español tiene en el Bronx, Nueva York. Se sumergió en la vida religiosa y atendió a los enfermos en sus hogares seis noches a la semana. Pasó los últimos seis meses en Azpeitia, España, con otras seis mujeres de diferentes continentes preparándose para profesar sus votos como siervas. Este fue un tiempo intenso de espiritualidad y oración.

La primera tarea de la Hermana Teresa tras profesar sus votos perpetuos ha sido cuidar a las hermanas mayores en la enfermería del convento de Kansas City. Ella considera esto un privilegio porque estas Hermanas dedicaron sus vidas a cuidar a los demás. “Es nuestro turno de cuidar de ellas”, afirma convencida.

En otoño de este 2022 comenzará las clases de Enfermería, y mientras tanto sigue cuidando día y noche de los enfermos en sus hogares y de las hermanas más mayores en el convento.

Si bien le ha resultado algo intimidante ir a la casa de un nuevo paciente, entiende que se trata de construir una relación con la persona.  “Voy con fe sabiendo que este lo que Dios me pide que haga”, afirma sor Teresa.

Como testigo vivo de que la felicidad se encuentra solo en Dios, ella brinda cuidado y alegría a los enfermos y moribundos, viendo a Cristo en ellos y encarnando las palabras de Jesús, y el lema de las Hermanas, Siervas: “Estuve enfermo y me visitasteis”.

Fuente: Religión en libertad

jueves, 26 de mayo de 2022

7 claves para poder ser alegre y gozoso como sacerdote (y como cristiano en general)

 


7 claves para poder ser alegre y gozoso como sacerdote (y como cristiano en general)

Un joven sacerdote ordenado en 2020, en una foto de Father James en Unsplash - ¿cómo mantenerse y crecer en la alegría de ser sacerdote?

Damian Ference es un sacerdote de la diócesis de Cleveland (EEUU), encargado de la vicaría de Evangelización y del secretariado de Vida Parroquial, además de profesor de filosofía en el seminario. Es un buen comunicador, autor del libro 'La extrañeza de la verdad', título que alude a una frase de la escritora católica Flannery O'Connor: "es tarea del artista quitar lo que cubre la extrañeza de la verdad". La fe católica dice cosas extrañas, pero verdaderas: hay que saber como exponerlas.

Ference y sus textos son alabados por gente como Matt Fradd (Pints with Aquinas) o Brandon Vogt (autor de Por qué soy católico). A menudo escribe sobre lo que significa ser sacerdote en nuestra época, cuando desde los 80, y con más fuerza desde 2001, el sacerdocio católico ha perdido mucho prestigio y los jóvenes que quieren ser sacerdotes saben que serán sometidos a gran presión, mala imagen y sospecha. Ahora ha escrito un texto que le ha pedido America Magazine (la revista de los jesuitas norteamericanos, aunque él no es jesuita) titulado 7 consejos para un sacerdocio más gozoso ("Seven tips for a more joyful priesthood").

"El gozo es un don y lo experimento a menudo. Sin embargo, con presteza admito que a veces estoy demasiado cansado, o soy débil, perezoso u orgulloso, y pierdo mi alegría. Pero he descubierto que si estoy activa e intencionadamente implicado en las siguientes 7 prácticas, soy más capaz de sostener mi alegría. Estas siete prácticas no son únicas para sacerdotes, pero escribo sobre ellas en el contexto del sacerdocio porque es lo que he conocido en los pasados 19 años. Adáptalas a tu vida como veas adecuado, porque la mayor evangelización que podemos ofrecer es una iglesia gozosa", explica Damian Ference.




Damian Ference, de la diócesis de Cleveland, da 7 ideas para ser un sacerdote alegre, gozoso.

1. Reza

¿No se supone que los curas, y muchos otros cristianos, deberían rezar mucho? "Pero cuando uno tiene de vocación ser un profesional en oración, puede ser tentador, de vez en cuando -en misa, en la Liturgia de las Horas, en las devociones personales- poner el piloto automático. Lo digo desde la experiencia. Abundan las distracciones y si no vigilo y las reconozco y no rezo con ellas o a través de ellas intencionadamente, ese encuentro personal renovado con Cristo que es esencial para un sacerdocio gozoso se pierde", avisa.

"Incluso decir a Jesús: 'Señor, estoy cansado', o 'Señor, te necesito', y escuchar después su respuesta necesita tanto tenacidad como humildad, y sus frutos son el gozo", apunta. "Un sacerdote que no se toma en serio su oración, incluso la más sencilla, no puede esperar en serio ser gozoso".

2. Mantén amistades fuertes

Aristóteles escribió que todos quieren tener amigos y nadie quiere estar sin amigos, "y tiene razón", señala Ference. "Jesucristo, que es como nosotros en todo, menos en el pecado, tenía amigos". Lázaro, Marta, María, Pedro, Santiago, Juan...

Un sacerdote gozoso tendrá buenas amistades, tanto sacerdotes o religiosos como laicos y laicas, amigos con los que poder compartir la vida, en los que poder confiar. Tomás de Aquino señalaba que los amigos nos ayudan a llevar nuestras cargas, y sólo verlos nos recuerda que somos amados.

Ference apunta a su propia experiencia, con padres ya fallecidos y de una familia pequeña (como pasa cada vez a más gente): todos necesitan amigos, y también el sacerdote.

3. Abraza tu humanidad

Cuando un seminarista es ordenado sacerdote se convierte en una persona realmente extraña: llevará ropa rara, no se casará, hará cosas misteriosas llamadas sacramentos, predicará a gente pecadora como él y lo invitarán a eventos importantes en sus vidas, como matrimonios, nacimientos, enfermedades y muertes.

Pero antes que sacerdote, uno es ser humano. Tiene las limitaciones y alegrías de un ser humano.

"Los sacerdotes más alegres que conozco abrazan su humanidad, no huyen de ella. Disfrutan de una buena comida, una buena bebida, buenos amigos, buena música, una buena novela, buen arte, una buena excursión. Se ríen mucho. Es verdad que el sacerdocio es un asunto serio, pero también humano. Los sacerdotes más gozosos parecen ser los tipos que usan la misma voz estén con el clérguiman, en el gimnasio o de vacaciones".

4. Hazte amigo de gente que te resulta incómoda

"Sacerdotes y laicos a menudo caemos en la trampa de de rodearnos de gente que cree lo mismo que nosotros y piensa como nosotros. Eso nos hace sentirnos seguros y cómodos. Pero el Evangelio muestra que aunque Jesús tenía un buen círculo de amigos en los que se sentía a gusto, también buscaba estar cómodo con los que estaban en los márgenes de la sociedad, incluyendo los pecadores y cobradores de impuestos", recuerda el sacerdote.

"Amando al pecador, Jesús ablandaba el corazón del pecador para la conversión, lo que lleva al gozo. Los sacerdotes alegres nunca olvidan que Jesús les amó primero aún siendo pecadores, y continúa haciéndolo. Y ellos harán los mismo con otros".

5. Respeta la dignidad de todos, incluso -y especialmente- los que te fastidian

La mayor parte de la gente tiene en su vida personas que les agobian y fastidian. "Está bien. Amar a los que no siempre nos gustan es una forma de recordar que todo el mundo cuenta, todos importan, incluso aquellos a los que cuesta amar. El gozo que viene de amar a la gente con la que no siempre te llevas bien es real y contagioso", asegura Ference.

6. ¡Arriésgate!

Cuando Ference sacó su doctorado, pensó que se dedicaría simplemente a enseñar en el seminario, pero el obispo le lanzó a la nueva evangelización como responsable diocesano. "Dije sí, pero no sabía a qué decía sí porque en realidad ese oficio no estaba descrito en ningún sitio. El obispo me dijo que fuera creativo e imaginativo", recuerda.

Ference rezó con el Via Crucis y las tres caídas de Cristo le hicieron ver que todos sus seguidores caerán varias veces, como Él. "No todo lo que intento como sacerdote funcionará, ni siquiera con la mejor planificación. Pero el Señor recompensa a aquellos que se arriesgan por el Reino. La recompensa es un corazón gozoso".

7. Deja que sea Jesús el que se dedique a salvar

"Quizá la mayor amenaza al gozo de un sacerdote es la tentación de verse uno mismo como el Salvador. El padrecito debe arreglarlo todo, hacerlo todo mejor, vendar todas las heridas, curar a todos los enfermos, arreglar el tejado y predicar buenas homilías. Los sacerdotes gozosos tienen días de descanso, hacen sus vacaciones, hacen su retiro anual y se toman tiempo para leer y para ejercicios. Al hacerlo así, dan ejemplo a su gente, ponen la oración y el descanso en su lugar y luchan contra la tentación de ser trabajadictos, que afecta a muchos. Un sacerdote alegre recuerda que Jesús es el Señor y Salvador", concluye Damian Ference.

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 23 de marzo de 2022

¿Desde cuándo es San José patrono de seminarios y vocaciones? Dos españoles están detrás...

 


¿Desde cuándo es San José patrono de seminarios y vocaciones? Dos españoles están detrás...

José María Alsina con un San José con Niño, en una escena de Corazón de Padre, emocionante documental que se estrena el 18 de marzo

José Maria Alsina, superior de la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón (HHNSSC), es uno de los expertos que hablan de San José en el emocionante documental Corazón de Padre que se estrena en los cines españoles este 18 de marzo.

“Me gusta pensar que San José fue el rector del primer seminario, porque en Nazaret es donde se formó el Primer, el Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo”, explica Alsina en este documental.

En toda España, el día de San José es también el Día del Padre, del Seminario y de las vocaciones sacerdotales. San José es patrón de estas vocaciones y de los seminarios.

Pero no siempre fue así. Este patronazgo nació en España en la segunda mitad del s.XIX, impulsado por la devoción josefina de dos adalides de la promoción y cuidado de las vocaciones sacerdotales: el beato Manuel Domingo y Sol y San Enrique de Ossó.

Mosén Sol y los Operarios Diocesanos

Manuel Domingo y Sol (1836-1909), conocido popularmente como mosén Sol, nació y se formó en Tortosa y fue el fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y, en Roma, del Pontificio Colegio Español de San José.

También otros colegios de vocaciones que fundó se llamaban "de San José". Cuando creó la 'Obra de fomento y sostenimiento de las vocaciones eclesiásticas' en Tortosa, la puso bajo el patrocinio de San José.

Tenía la idea de impulsar una "asociación de sacerdotes para el fomento de las vocaciones", que daría lugar a la fundación, en 1883, de los "Operarios Diocesanos", que, de hecho, popularmente eran conocidos como "los josefinos" (y, en Cataluña, "josepets"). Los operarios realizarían desde su origen una labor inmensa en la formación de sacerdotes. Muchos operarios murieron como mártires en la persecución de los años 30.

San Enrique de Ossó y mosén Manuel Sol, dos promotores de devoción josefina y sacerdotal en el siglo XIX

San Enrique de Ossó (a la izquierda) y el beato Manuel Domingo y Sol, dos promotores de  la devoción josefina y sacerdotal en la segunda mitad del siglo XIX

Enrique de Ossó y la conexión con Santa Teresa


San Enrique de Ossó y Cervelló (1840-1896), también ordenado sacerdote en Tortosa, fundó las teresianas en 1876, que hoy están presentes en más de 20 países. Juan Pablo II lo canonizó en Madrid en 1993.

Ossó era devoto de Santa Teresa de Jesús, y de ella adquirió su devoción a San José.

Publicó una novena dedicada a él porque, escribió, "me dolía ver ver que el maestro de oración por excelencia, como le llama nuestra ilustre española Teresa de Jesús, no tenía una novena que enseñase prácticamente esta ciencia de los santos".

Enumeraba los "bienes espirituales que dispensa san José" a quienes recurren a él:

- espíritu de oración,

- don de castidad,

- "auxilios extraordinarios para salir del pecado y ahuyentar a los demonios",

- "devoción tiernísima a María Inmaculada"

- y "la mayor de todas las gracias, esto es, con una dulce agonía y santa muerte".

Tenía el deseo de fundar una congregación o asociación masculina de espiritualidad josefina, aunque no llegó a hacerlo, pero apoyó la relación entre San José y las vocaciones sacerdotales.

Andrés Garrigó y el padre Alsina con el cuadro de El Greco que muestra a San José joven


Andrés Garrigó, director de 'Corazón de padre' y el padre Alsina contemplan el cuadro de El Greco que, desde Toledo, introdujo a San José joven en el arte occidental a finales del s.XVI (la historia de este cuadro aquí)

El fomento de las vocaciones

Explica José María Alsina que durante el pontificado del Papa Pío XI se instituyó un “Día a favor de las vocaciones sacerdotales”, con carácter preceptivo para Roma, a fin de que sirviera de ejemplo para las demás. La fecha establecida era un día fijo del mes de junio, para impetrar vocaciones al Corazón de Jesús.

Al mismo tiempo, se fue estableciendo en todas las diócesis la Obra del Fomento de Vocaciones, sobre todo a partir de 1941, cuando Pío XII instituyó la "Obra Pontificia de las vocaciones Eclesiásticas", vinculada a la Sagrada Congregación para la Educación Católica. La fuerza de estas iniciativas moverían a Pío XII a poner bajo su patrocinio la Obra Pontificia de las Vocaciones Sacerdotales.

¿Por qué San José como protector?

Alsina señala que es significativo que se acuda a San José como protector de la Iglesia en tiempos difíciles y, al mismo tiempo, que bajo su amparo se ponga el cuidado de las vocaciones.

"La historia de la Iglesia nos ha mostrado que, en los tiempos más difíciles, Dios, siendo fiel a su promesa, ha cuidado de su pueblo enviándole pastores según su Corazón. Una y otra vez, a lo largo de dos mil años, contemplamos cómo Dios ha suscitado apóstoles, doctores, mártires y profetas con los que el Buen Pastor ha guiado a su rebaño por el inmenso desierto de la historia. Por esta razón, en tiempos difíciles la Iglesia acude a San José, su mejor valedor en el cielo junto a la Santísima Virgen, y le presenta con confianza aquella que es su primera necesidad: que haya sacerdotes y que sean santos, entregados en cuerpo y alma al servicio de Dios y de los hombres", afirma Alsina.

"Al que fue 'Varón Justo' por excelencia tenemos que acudir para pedir y también para aprender cómo suscitar y promover las vocaciones. Son muchas las virtudes que del santo varón podemos y debemos aprender en esta obra de la promoción y del cuidado de los seminaristas, pero creo que se hace especialmente urgente que nos fijemos en su obediencia, en la que hunde sus raíces su potestad sobre la familia de Nazaret", añade.

"Es el padre de Jesús porque en él Dios ha encontrado a su 'servidor fiel y obediente'. Por otro lado, Aquel que va a ser constituido “Sumo y Eterno Sacerdote” “aprendió, sufriendo, a obedecer” mirando la obediencia de su padre en la tierra. La familia, que es como un “primer seminario”, y los seminarios deben, por tanto, aprender de San José a obedecer los mandatos de Dios y de su Iglesia. Esta obediencia será hoy, como lo ha sido siempre, la clave y la prenda segura de la fecundidad vocacional", concluye Alsina.

La película Corazón de Padre presenta la obra milagrosa de San José en nuestros días, con muchos testimonios; en los cines desde el 18 de marzo

 


Fuente: Religión en Libertad