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viernes, 2 de mayo de 2025

«Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia florecerá de nuevo cuando parezca todo perdido»

  


«Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia florecerá de nuevo cuando parezca todo perdido»

La profesora Marcela Jiménez-Unquiles preside la Fundación Internacional Ratzinger.

Benedicto XVI bendice.

Benedicto XVI no disimuló la realidad sobre el progresivo empequeñecimiento de la Iglesia, pero con la convicción de su reflorecimiento.Vatican News.

Se han cumplido dos años del fallecimiento de Benedicto XVI, sin que haya decaído el interés por su obra teológica, ya célebre mucho antes de que pudiese sospechar los altos destinos que le aguardaban.

Marcela Jiménez-Unquiles, doctora en Derecho, licenciada en Ciencias Económicas y grado en Ciencias Religiosas, profesora en la Universidad a Distancia de Madrid, hizo su tesis doctoral en 2021 sobre El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del Discurso de Ratisbona. Die Horizonte der Vernunft ausweiten [Ampliando los horizontes de la razón]. Y preside la Fundación Internacional Ratzinger.

Todos ellos, títulos suficientes para interrogarle sobre el 'estado de la cuestión' en torno a Joseph Ratzinger.

-Antes que nada, una aclaración: ¿en qué se diferencia la Fundación Internacional Ratzinger de la Fundación Ratzinger?

-La Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI es una institución creada conforme a las normas del Código de Derecho Canónico y a la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano. En cambio, la Fundación Internacional Ratzinger es una institución sin ánimo de lucro, constituida en España, de ámbito estatal y proyección internacional, tal y como se desprende de la composición de su Patronato y de sus propias actividades. 

-¿Cuándo nació la que usted preside?

-La Fundación Internacional Ratzinger (FIR) fue inscrita en el Registro de Fundaciones por Resolución de 9 de septiembre de 2024, de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Ministerio de Justicia. Por tanto, la gran diferencia entre ambas instituciones radica principalmente en su naturaleza, dado que la vaticana pertenece a la Iglesia y la FIR obedece a una iniciativa totalmente privada y seglar, lo que no es óbice para que algunos de los miembros de su Patronato y de su Consejo Asesor sean sacerdotes, obispos o cardenales de la Iglesia católica. 



Marcela Jiménez-Unquiles preside la Fundación Internacional Ratzinger.

-Entiendo que sí hay una coincidencia en los objetivos...

-Naturalmente las dos Fundaciones coinciden en sus intereses, vinculados siempre al pensamiento y a la obra del Papa teólogo, Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. En este sentido, debo señalar que el próximo mes de marzo tendrá lugar la primera colaboración entre ambas instituciones, puesto que el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum celebrará el congreso A 60 años del Concilio. Temas selectos sobre J. Ratzinger y el Vaticano II, con el patrocinio de las dos fundaciones.

-¿Por qué se puso en marcha esta fundación española?

-La historia comenzó durante los años en que trabajé en mi tesis doctoral sobre el pensamiento y la obra de Joseph Ratzinger. En un principio pensé que podría existir una fundación iberoamericana que aunara esfuerzos entre España y el resto de países que compartimos la misma lengua. En diversas ocasiones he mencionado que este proyecto lo guardé en mi corazón y lo medité en silencio durante mucho tiempo. La verdad es que no salió a la luz hasta después de la defensa de mi tesis, y tras recibir una carta del entonces Papa emérito Benedicto XVI. 

»Fue entonces cuando compartí la idea con el doctor Alejandro Sada de la Universidad Panamericana (Ciudad de México). Ahí comenzó a gestarse el nacimiento de esta nueva Fundación, cuya razón de ser, como se indica en sus propios estatutos, no es otra que preservar y promover el legado intelectual y espiritual de Joseph Ratzinger, así como la difusión de su pensamiento y obra a través del estudio, la investigación, la docencia y cualquier otro medio que permita la conexión del ámbito académico nacional e internacional con los diversos contextos culturales, sociales, políticos, económicos y religiosos del mundo.

»Nuestra institución cuenta con patronos procedentes de Estados Unidos, Venezuela, Brasil y México, en donde precisamente celebramos en 2024 el Primer Congreso Internacional 'Cooperatores veritatis', organizado por la Universidad Panamericana de Ciudad de México en colaboración con la Fundación Internacional Ratzinger.

-Mencionó una carta de Benedicto XVI. ¿Cómo fue esa relación personal? 

-La carta del Papa emérito Benedicto XVI me interpelaba personalmente. En ella, además de agradecer y valorar mi tesis sobre su pensamiento y obra, me encomendaba ayudar a mis alumnos a encontrar y cultivar la amistad con Jesucristo. El Papa Ratzinger añadía: "Su amistad es incesante fuente de paz interior, incluso en los momentos más arduos, en las crisis más agudas y en las pruebas más dolorosas". En efecto, Cristo -decía el Papa- abre al hombre nuevos y amplios horizontes de esperanza, una esperanza que nunca defrauda.

-¿Qué papel representaría el pensamiento de Ratzinger en una estrategia católica de revitalización de la Iglesia en España?

-Con respecto a señalar una estrategia de fortalecimiento de la Iglesia en España, he de indicar que, por un lado, la FIR cuenta con la acción de personas que proceden del ámbito público y que apoyan nuestros fines y actividades; y, por otro, dado el perfil académico de la FIR, realizaremos actividades que permitirán difundir la propuesta intelectual del teólogo alemán. 

-¿Cuál es esa propuesta?

-A partir de una razón abierta y ampliada, dar paso a una nueva Ilustración que penetre en la vasta llanura de la verdad -según la bella expresión platónica-, más allá de la mera demostración empírica. Las instituciones universitarias están invitadas a crear y fomentar una nueva presencia cultural, a fin de convertirse en genuinas comunidades que se dediquen a buscar incansablemente la verdad. 

-La de Ratzinger fue un alma esencialmente universitaria...

-Benedicto XVI hablaba de “laboratorios de cultura”, donde profesores y alumnos pudieran investigar cuestiones relevantes para la sociedad. Para ello es imprescindible la interdisciplinaridad, y sin duda, la valiosa colaboración de filósofos y teólogos. Ciertamente, si lo propio de la teología es poder interrogarse sobre la racionalidad de la fe, y este ha sido siempre un quehacer esencial para el cristianismo y la verdadera fuerza de convicción de la fe en Occidente, entonces -como decía Ratzinger- no podemos dar por supuesta la propia fe. 

»Es menester recordar que, para el teólogo bávaro, "la fe no es una resignación de la razón frente a los límites de nuestro conocimiento; no es una concesión a lo irracional a la vista de una razón meramente instrumental". Hoy la fe, como antaño, mantiene una intrínseca relación con la razón. 

»Recordemos que desde sus orígenes el cristianismo acertó plenamente al insertar el concepto Logos de origen griego en su mensaje evangélico (cf. Jn 1,1-18). Por tanto, la fe constituye un desafío natural para la razón. Así pues, en pleno siglo XXI, la mejor estrategia para abrazar la religión católica va más allá de presentar el cristianismo como simple moral o conjunto de dogmas. La existencia cristiana supone decisión. 

-Decisión, ¿en qué sentido?

-El futuro de la Iglesia está en manos -como vaticinó Ratzinger- de aquellos que verdaderamente viven en plenitud su fe y la hacen visible cuando depositan su esperanza en la vida más allá de la muerte; en el encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado que no nos abandona en la irracionalidad, ni tampoco en el vacío o la soledad del Universo. 

»Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia, a pesar de las crisis que aún tendrá que soportar, florecerá de nuevo cuando parezca que todo se ha perdido y que la crisis de fe ha propiciado una grave crisis de la existencia cristiana. Para ello la fe debe permanecer fiel a sí misma, sin rebajas y alejada de cualquier ideología. 

»La fe necesita el anuncio constante en cada momento de la historia, pues es luz que ilumina la forma de pensar y de vivir. Una buena estrategia es el anuncio sin ningún temor a la ciencia. No debemos olvidar que todos los hombres de todos los tiempos tienen necesidad de verdad, bien y belleza, y que el optimismo presentado por el cientificismo no salva, ni hace más justa a la sociedad. Para Ratzinger, el auténtico progreso nunca podrá contradecir la verdad de Dios.

-¿Hubo un "continuum" en el pensamiento teológico de Ratzinger? 

-Ciertamente, podemos hablar de un continuum tanto en su pensamiento como en la orientación fundamental de su existencia. Para quien fue un infatigable reivindicador de la verdad, las costumbres de la curia vaticana le eran totalmente desconocidas cuando en 1977 fue llamado a ser obispo de Múnich y Frisinga. Su vida hasta entonces había girado en torno a la docencia, a un mundo académico en el que había ingresado con éxito en 1959. 

Joseph Ratzinger mantuvo buena relación con teólogos como Karl Rahner (en la foto, a su derecha), aunque no siguió la deriva de varios de ellos hacia una clara heterodoxia.

Vaticano

Ratzinger, ¿de progresista a conservador? Es «un falso mito», sostiene Pablo Blanco, su biógrafo

»Es a raíz de asumir las nuevas responsabilidades pastorales cuando se difunden los rumores acerca del famoso pero infundado “giro copernicano”. El traslado a Roma parecía ser la causa de ese presunto cambio; y ahí se comienza a hablar de un Ratzinger progresista y un Ratzinger conservador identificado con el guardián de la fe. 

-Pero usted no cree que hubiese tal cambio...

-En su famosa conversación con su biógrafo Peter Seewald, publicada con el título La sal de la tierra, el entonces cardenal afirmaba que la decisión tomada por él de vivir para Dios, Cristo y la Iglesia jamás se vería alterada. Su sentido de fidelidad a lo esencial de su vocación y, por ende, a estar al servicio de la verdad, se mantuvo siempre firme. 

»No obstante, él mismo recordaba con palabras del cardenal Newman que "vivir es cambiar, y ha vivido mucho quien ha sido capaz de cambiar mucho". Personalmente, creo que quienes hablan de esos saltos puede que no conozcan en profundidad su obra o su pensamiento. Al margen de las posibles divisiones entre conservadores y progresistas, algo que es más propio del ámbito político, lo cierto es que Ratzinger percibió un cambio en quienes pocos años después del Concilio Vaticano II se apartaban de los textos conciliares porque de algún modo reflejaban la doctrina más tradicional. En Informe sobre la fe Ratzinger respondía con rotunda contundencia: "No soy yo el que ha cambiado, han cambiado ellos". 

»Así fue. A partir de 1973 hubo quien deliberadamente se alejó de los ricos textos aprobados en el Concilio. En el fondo, a base de falsas interpretaciones, se trataba simplemente de eludir la Tradición. Sin embargo, el teólogo Ratzinger siempre permaneció fiel al Vaticano II. Una buena parte de su legado teológico, en cuanto a la Iglesia se refiere, se encuentra en la "hermenéutica de la reforma" versus la "hermenéutica de la discontinuidad".

-¿Cuál es la aportación fundamental de Ratzinger a la teología?

-La teología de Ratzinger es una teología de corte personalista, una teología muy guardiniana en la que no deja de latir nunca la gran tradición platónico-agustiniana. Así pues, la obra de Ratzinger se inscribe, sobre todo, en esa línea de pensamiento que busca la apertura y el diálogo incluso con aquellas ideologías que rechazan la fe cristiana, como es el caso del ateísmo, el vago gnosticismo, el pluralismo religioso, el cientificismo, el pseudo humanismo, o bien, el mortífero relativismo. Porque la teología de Ratzinger es una teología que no renuncia al compromiso del cristianismo con la razón. 

»Para Ratzinger, la razón debe purificar a la religión y viceversa, de tal modo que las dos están obligadas a realizar un verdadero ejercicio de autocrítica. De ordinario, los escritos filosóficos, teológicos y pastorales del papa Ratzinger son la mayor prueba de su permanente esfuerzo por articular armónicamente razón y fe. En consonancia con las mejores aportaciones filosóficas y científicas del siglo XX, el trabajo teológico del pensador alemán tuvo como clave de bóveda una nueva articulación de fe y razón, de modo que la razón supere la estrechez positivista. Tanto su obra como la propia matriz de su pensamiento, nutrida de la cultura griega, la corriente agustiniana, franciscana, dialógica hebrea y personalista, alumbran una nueva noción de razón: la noción ratzingeriana de “razón abierta”. De ahí que Benedicto XVI sea conocido como el “Papa de la razón”.

-El discurso de Ratisbona fue un momento clave en el pontificado de Benedicto XVI, por su polémica repercusión mundial, inclusive violenta. ¿Cree que él pudo arrepentirse, no de lo que dijo, sino del momento y la ocasión?

-Mi tesis doctoral, precisamente, es una interpretación general del pensamiento filosófico y teológico de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI a la luz de una racionalidad ampliada tal como se presenta en el discurso de Ratisbona. Dicho discurso fue pronunciado por el Papa profesor durante el encuentro con el mundo de la cultura en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona. Así, sin perder la objetividad, diré que se trata de un discurso perfectamente articulado, analítico, brillante e inteligente. Una lección magistral dotada de gran finura argumentativa, que refleja muy bien la síntesis de su pensamiento, resumida en una de las afirmaciones principales del Discurso: "No actuar según la razón [Katan lógon] es contrario a la naturaleza de Dios". 

»Inmediatamente se alzaron voces que acusaron a Benedicto XVI de una reorientación de la cuestión interreligiosa. Pero no debemos olvidar su magnífica labor, que al igual que la de su antecesor Juan Pablo II, trató siempre de dar continuidad a las declaraciones del Concilio Vaticano II, particularmente a Nostra aetate, la declaración sobre las religiones no cristianas.

-La reacción del mundo musulmán fue brutal...

-Durante la lectio de Ratisbona el Papa habló de nuevo como profesor, desde la verdad y el rigor histórico. Por ese motivo, Benedicto XVI señala el papel de la religión en la sociedad actual, y aborda de fondo la relación entre fides y ratio sin sopesar las lamentables consecuencias que trajo consigo su intervención. 

Manuel II Paleólogo.

Una cita por parte del Papa del emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1350-1425) sobre el cristianismo y el islam fue el pretexto para una ola de violencia en todo el mundo.Wikipedia

»Es probable que el peso de tantos años de cátedra, él los percibiera de una manera totalmente natural. Por ese motivo, creo que no se arrepintió del contenido de su brillante intervención, pero sí de las lamentables consecuencias. Rápidamente sintió la obligación de incorporar a su Discurso una nota aclaratoria, en la que lamentaba que una cita del texto del emperador Manuel II Paleólogo, con la que pretendía poner de relieve la relación esencial entre fe y razón, hubiera sido interpretada de aquel modo. El nudo gordiano del asunto quizás fue no valorar suficientemente la relevancia política que posee el cabeza de la Iglesia. En resumen, se dio una mala interpretación por parte de quienes no entendieron el gran nivel académico del discurso e intentaron manipular y retorcer su verdadero contenido.

-¿Considera suficientemente explicadas las razones de la renuncia al pontificado? ¿Pudo haber un motivo oculto que alguna vez salga a la luz?

-Estas preguntas son complejas, sobre todo, si las interpretamos en términos de misterio. Pero, en este aspecto, me parece interesante acudir a la obra de Giorgio Agamben publicada en 2013, precisamente bajo el título El misterio del mal. Benedicto XVI y el final de los tiempos. En ella se analiza una deriva política del mesianismo del fin de los tiempos o del final de la historia; una visión que el filósofo italiano Agamben ofrece para comprender la renuncia del papa Benedicto XVI. 

»Una renuncia histórica. Se trata de un momento crucial en la historia de la Iglesia tras un gesto de humildad y de profundo amor alejado del abuso de poder y corrupción tan frecuentes en las organizaciones humanas. Una forma auténtica de hacer “teología de rodillas”. 

-Auténtica y dramática...

-La sorprendente decisión de renunciar solo activamente al ministerio pretino no cuenta con precedente alguno. Así, para Agamben, el acto de renuncia de Benedicto XVI habría reforzado su autoridad espiritual, tratándose de un nuevo paradigma vinculado con el mysterium, con la oposición entre legitimidad y legalidad, poder espiritual y poder temporal, auctoritas y potestas, justicia y derecho. Un acto, pues, de dignidad y ejemplaridad. 

»En definitiva, una decisión de profundo discernimiento teológico de la dimensión espiritual del munus pretino, que para Agamben entronca con una adecuada exégesis de dos pasajes de la Escritura, 2 Ts 2, 1-11y 1 Jn 2, 18, y una decisiva influencia de la visión eclesiológica de Ticonio en la obra agustiniana La Ciudad de Dios.


Fuente: Religión en Libertad


martes, 25 de febrero de 2025

«Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia florecerá de nuevo cuando parezca todo perdido»

 


«Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia florecerá de nuevo cuando parezca todo perdido»

La profesora Marcela Jiménez-Unquiles preside la Fundación Internacional Ratzinger.

Benedicto XVI bendice.

Benedicto XVI no disimuló la realidad sobre el progresivo empequeñecimiento de la Iglesia, pero con la convicción de su reflorecimiento.Vatican News.

Se han cumplido dos años del fallecimiento de Benedicto XVI, sin que haya decaído el interés por su obra teológica, ya célebre mucho antes de que pudiese sospechar los altos destinos que le aguardaban.

Marcela Jiménez-Unquiles, doctora en Derecho, licenciada en Ciencias Económicas y grado en Ciencias Religiosas, profesora en la Universidad a Distancia de Madrid, hizo su tesis doctoral en 2021 sobre El pensamiento de Joseph Ratzinger a la luz del Discurso de Ratisbona. Die Horizonte der Vernunft ausweiten [Ampliando los horizontes de la razón]. Y preside la Fundación Internacional Ratzinger.

Todos ellos, títulos suficientes para interrogarle sobre el 'estado de la cuestión' en torno a Joseph Ratzinger.

-Antes que nada, una aclaración: ¿en qué se diferencia la Fundación Internacional Ratzinger de la Fundación Ratzinger?

-La Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI es una institución creada conforme a las normas del Código de Derecho Canónico y a la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano. En cambio, la Fundación Internacional Ratzinger es una institución sin ánimo de lucro, constituida en España, de ámbito estatal y proyección internacional, tal y como se desprende de la composición de su Patronato y de sus propias actividades. 

-¿Cuándo nació la que usted preside?

-La Fundación Internacional Ratzinger (FIR) fue inscrita en el Registro de Fundaciones por Resolución de 9 de septiembre de 2024, de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Ministerio de Justicia. Por tanto, la gran diferencia entre ambas instituciones radica principalmente en su naturaleza, dado que la vaticana pertenece a la Iglesia y la FIR obedece a una iniciativa totalmente privada y seglar, lo que no es óbice para que algunos de los miembros de su Patronato y de su Consejo Asesor sean sacerdotes, obispos o cardenales de la Iglesia católica. 



Marcela Jiménez-Unquiles preside la Fundación Internacional Ratzinger.

-Entiendo que sí hay una coincidencia en los objetivos...

-Naturalmente las dos Fundaciones coinciden en sus intereses, vinculados siempre al pensamiento y a la obra del Papa teólogo, Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. En este sentido, debo señalar que el próximo mes de marzo tendrá lugar la primera colaboración entre ambas instituciones, puesto que el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum celebrará el congreso A 60 años del Concilio. Temas selectos sobre J. Ratzinger y el Vaticano II, con el patrocinio de las dos fundaciones.

-¿Por qué se puso en marcha esta fundación española?

-La historia comenzó durante los años en que trabajé en mi tesis doctoral sobre el pensamiento y la obra de Joseph Ratzinger. En un principio pensé que podría existir una fundación iberoamericana que aunara esfuerzos entre España y el resto de países que compartimos la misma lengua. En diversas ocasiones he mencionado que este proyecto lo guardé en mi corazón y lo medité en silencio durante mucho tiempo. La verdad es que no salió a la luz hasta después de la defensa de mi tesis, y tras recibir una carta del entonces Papa emérito Benedicto XVI. 

»Fue entonces cuando compartí la idea con el doctor Alejandro Sada de la Universidad Panamericana (Ciudad de México). Ahí comenzó a gestarse el nacimiento de esta nueva Fundación, cuya razón de ser, como se indica en sus propios estatutos, no es otra que preservar y promover el legado intelectual y espiritual de Joseph Ratzinger, así como la difusión de su pensamiento y obra a través del estudio, la investigación, la docencia y cualquier otro medio que permita la conexión del ámbito académico nacional e internacional con los diversos contextos culturales, sociales, políticos, económicos y religiosos del mundo.

»Nuestra institución cuenta con patronos procedentes de Estados Unidos, Venezuela, Brasil y México, en donde precisamente celebramos en 2024 el Primer Congreso Internacional 'Cooperatores veritatis', organizado por la Universidad Panamericana de Ciudad de México en colaboración con la Fundación Internacional Ratzinger.

-Mencionó una carta de Benedicto XVI. ¿Cómo fue esa relación personal? 

-La carta del Papa emérito Benedicto XVI me interpelaba personalmente. En ella, además de agradecer y valorar mi tesis sobre su pensamiento y obra, me encomendaba ayudar a mis alumnos a encontrar y cultivar la amistad con Jesucristo. El Papa Ratzinger añadía: "Su amistad es incesante fuente de paz interior, incluso en los momentos más arduos, en las crisis más agudas y en las pruebas más dolorosas". En efecto, Cristo -decía el Papa- abre al hombre nuevos y amplios horizontes de esperanza, una esperanza que nunca defrauda.

-¿Qué papel representaría el pensamiento de Ratzinger en una estrategia católica de revitalización de la Iglesia en España?

-Con respecto a señalar una estrategia de fortalecimiento de la Iglesia en España, he de indicar que, por un lado, la FIR cuenta con la acción de personas que proceden del ámbito público y que apoyan nuestros fines y actividades; y, por otro, dado el perfil académico de la FIR, realizaremos actividades que permitirán difundir la propuesta intelectual del teólogo alemán. 

-¿Cuál es esa propuesta?

-A partir de una razón abierta y ampliada, dar paso a una nueva Ilustración que penetre en la vasta llanura de la verdad -según la bella expresión platónica-, más allá de la mera demostración empírica. Las instituciones universitarias están invitadas a crear y fomentar una nueva presencia cultural, a fin de convertirse en genuinas comunidades que se dediquen a buscar incansablemente la verdad. 

-La de Ratzinger fue un alma esencialmente universitaria...

-Benedicto XVI hablaba de “laboratorios de cultura”, donde profesores y alumnos pudieran investigar cuestiones relevantes para la sociedad. Para ello es imprescindible la interdisciplinaridad, y sin duda, la valiosa colaboración de filósofos y teólogos. Ciertamente, si lo propio de la teología es poder interrogarse sobre la racionalidad de la fe, y este ha sido siempre un quehacer esencial para el cristianismo y la verdadera fuerza de convicción de la fe en Occidente, entonces -como decía Ratzinger- no podemos dar por supuesta la propia fe. 

»Es menester recordar que, para el teólogo bávaro, "la fe no es una resignación de la razón frente a los límites de nuestro conocimiento; no es una concesión a lo irracional a la vista de una razón meramente instrumental". Hoy la fe, como antaño, mantiene una intrínseca relación con la razón. 

»Recordemos que desde sus orígenes el cristianismo acertó plenamente al insertar el concepto Logos de origen griego en su mensaje evangélico (cf. Jn 1,1-18). Por tanto, la fe constituye un desafío natural para la razón. Así pues, en pleno siglo XXI, la mejor estrategia para abrazar la religión católica va más allá de presentar el cristianismo como simple moral o conjunto de dogmas. La existencia cristiana supone decisión. 

-Decisión, ¿en qué sentido?

-El futuro de la Iglesia está en manos -como vaticinó Ratzinger- de aquellos que verdaderamente viven en plenitud su fe y la hacen visible cuando depositan su esperanza en la vida más allá de la muerte; en el encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado que no nos abandona en la irracionalidad, ni tampoco en el vacío o la soledad del Universo. 

»Ratzinger estaba convencido de que la Iglesia, a pesar de las crisis que aún tendrá que soportar, florecerá de nuevo cuando parezca que todo se ha perdido y que la crisis de fe ha propiciado una grave crisis de la existencia cristiana. Para ello la fe debe permanecer fiel a sí misma, sin rebajas y alejada de cualquier ideología. 

»La fe necesita el anuncio constante en cada momento de la historia, pues es luz que ilumina la forma de pensar y de vivir. Una buena estrategia es el anuncio sin ningún temor a la ciencia. No debemos olvidar que todos los hombres de todos los tiempos tienen necesidad de verdad, bien y belleza, y que el optimismo presentado por el cientificismo no salva, ni hace más justa a la sociedad. Para Ratzinger, el auténtico progreso nunca podrá contradecir la verdad de Dios.

-¿Hubo un "continuum" en el pensamiento teológico de Ratzinger? 

-Ciertamente, podemos hablar de un continuum tanto en su pensamiento como en la orientación fundamental de su existencia. Para quien fue un infatigable reivindicador de la verdad, las costumbres de la curia vaticana le eran totalmente desconocidas cuando en 1977 fue llamado a ser obispo de Múnich y Frisinga. Su vida hasta entonces había girado en torno a la docencia, a un mundo académico en el que había ingresado con éxito en 1959. 

Joseph Ratzinger mantuvo buena relación con teólogos como Karl Rahner (en la foto, a su derecha), aunque no siguió la deriva de varios de ellos hacia una clara heterodoxia.

Vaticano

Ratzinger, ¿de progresista a conservador? Es «un falso mito», sostiene Pablo Blanco, su biógrafo

»Es a raíz de asumir las nuevas responsabilidades pastorales cuando se difunden los rumores acerca del famoso pero infundado “giro copernicano”. El traslado a Roma parecía ser la causa de ese presunto cambio; y ahí se comienza a hablar de un Ratzinger progresista y un Ratzinger conservador identificado con el guardián de la fe. 

-Pero usted no cree que hubiese tal cambio...

-En su famosa conversación con su biógrafo Peter Seewald, publicada con el título La sal de la tierra, el entonces cardenal afirmaba que la decisión tomada por él de vivir para Dios, Cristo y la Iglesia jamás se vería alterada. Su sentido de fidelidad a lo esencial de su vocación y, por ende, a estar al servicio de la verdad, se mantuvo siempre firme. 

»No obstante, él mismo recordaba con palabras del cardenal Newman que "vivir es cambiar, y ha vivido mucho quien ha sido capaz de cambiar mucho". Personalmente, creo que quienes hablan de esos saltos puede que no conozcan en profundidad su obra o su pensamiento. Al margen de las posibles divisiones entre conservadores y progresistas, algo que es más propio del ámbito político, lo cierto es que Ratzinger percibió un cambio en quienes pocos años después del Concilio Vaticano II se apartaban de los textos conciliares porque de algún modo reflejaban la doctrina más tradicional. En Informe sobre la fe Ratzinger respondía con rotunda contundencia: "No soy yo el que ha cambiado, han cambiado ellos". 

»Así fue. A partir de 1973 hubo quien deliberadamente se alejó de los ricos textos aprobados en el Concilio. En el fondo, a base de falsas interpretaciones, se trataba simplemente de eludir la Tradición. Sin embargo, el teólogo Ratzinger siempre permaneció fiel al Vaticano II. Una buena parte de su legado teológico, en cuanto a la Iglesia se refiere, se encuentra en la "hermenéutica de la reforma" versus la "hermenéutica de la discontinuidad".

-¿Cuál es la aportación fundamental de Ratzinger a la teología?

-La teología de Ratzinger es una teología de corte personalista, una teología muy guardiniana en la que no deja de latir nunca la gran tradición platónico-agustiniana. Así pues, la obra de Ratzinger se inscribe, sobre todo, en esa línea de pensamiento que busca la apertura y el diálogo incluso con aquellas ideologías que rechazan la fe cristiana, como es el caso del ateísmo, el vago gnosticismo, el pluralismo religioso, el cientificismo, el pseudo humanismo, o bien, el mortífero relativismo. Porque la teología de Ratzinger es una teología que no renuncia al compromiso del cristianismo con la razón. 

»Para Ratzinger, la razón debe purificar a la religión y viceversa, de tal modo que las dos están obligadas a realizar un verdadero ejercicio de autocrítica. De ordinario, los escritos filosóficos, teológicos y pastorales del papa Ratzinger son la mayor prueba de su permanente esfuerzo por articular armónicamente razón y fe. En consonancia con las mejores aportaciones filosóficas y científicas del siglo XX, el trabajo teológico del pensador alemán tuvo como clave de bóveda una nueva articulación de fe y razón, de modo que la razón supere la estrechez positivista. Tanto su obra como la propia matriz de su pensamiento, nutrida de la cultura griega, la corriente agustiniana, franciscana, dialógica hebrea y personalista, alumbran una nueva noción de razón: la noción ratzingeriana de “razón abierta”. De ahí que Benedicto XVI sea conocido como el “Papa de la razón”.

-El discurso de Ratisbona fue un momento clave en el pontificado de Benedicto XVI, por su polémica repercusión mundial, inclusive violenta. ¿Cree que él pudo arrepentirse, no de lo que dijo, sino del momento y la ocasión?

-Mi tesis doctoral, precisamente, es una interpretación general del pensamiento filosófico y teológico de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI a la luz de una racionalidad ampliada tal como se presenta en el discurso de Ratisbona. Dicho discurso fue pronunciado por el Papa profesor durante el encuentro con el mundo de la cultura en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona. Así, sin perder la objetividad, diré que se trata de un discurso perfectamente articulado, analítico, brillante e inteligente. Una lección magistral dotada de gran finura argumentativa, que refleja muy bien la síntesis de su pensamiento, resumida en una de las afirmaciones principales del Discurso: "No actuar según la razón [Katan lógon] es contrario a la naturaleza de Dios". 

»Inmediatamente se alzaron voces que acusaron a Benedicto XVI de una reorientación de la cuestión interreligiosa. Pero no debemos olvidar su magnífica labor, que al igual que la de su antecesor Juan Pablo II, trató siempre de dar continuidad a las declaraciones del Concilio Vaticano II, particularmente a Nostra aetate, la declaración sobre las religiones no cristianas.

-La reacción del mundo musulmán fue brutal...

-Durante la lectio de Ratisbona el Papa habló de nuevo como profesor, desde la verdad y el rigor histórico. Por ese motivo, Benedicto XVI señala el papel de la religión en la sociedad actual, y aborda de fondo la relación entre fides y ratio sin sopesar las lamentables consecuencias que trajo consigo su intervención. 

Manuel II Paleólogo.

Una cita por parte del Papa del emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1350-1425) sobre el cristianismo y el islam fue el pretexto para una ola de violencia en todo el mundo.Wikipedia

»Es probable que el peso de tantos años de cátedra, él los percibiera de una manera totalmente natural. Por ese motivo, creo que no se arrepintió del contenido de su brillante intervención, pero sí de las lamentables consecuencias. Rápidamente sintió la obligación de incorporar a su Discurso una nota aclaratoria, en la que lamentaba que una cita del texto del emperador Manuel II Paleólogo, con la que pretendía poner de relieve la relación esencial entre fe y razón, hubiera sido interpretada de aquel modo. El nudo gordiano del asunto quizás fue no valorar suficientemente la relevancia política que posee el cabeza de la Iglesia. En resumen, se dio una mala interpretación por parte de quienes no entendieron el gran nivel académico del discurso e intentaron manipular y retorcer su verdadero contenido.

-¿Considera suficientemente explicadas las razones de la renuncia al pontificado? ¿Pudo haber un motivo oculto que alguna vez salga a la luz?

-Estas preguntas son complejas, sobre todo, si las interpretamos en términos de misterio. Pero, en este aspecto, me parece interesante acudir a la obra de Giorgio Agamben publicada en 2013, precisamente bajo el título El misterio del mal. Benedicto XVI y el final de los tiempos. En ella se analiza una deriva política del mesianismo del fin de los tiempos o del final de la historia; una visión que el filósofo italiano Agamben ofrece para comprender la renuncia del papa Benedicto XVI. 

»Una renuncia histórica. Se trata de un momento crucial en la historia de la Iglesia tras un gesto de humildad y de profundo amor alejado del abuso de poder y corrupción tan frecuentes en las organizaciones humanas. Una forma auténtica de hacer “teología de rodillas”. 

-Auténtica y dramática...

-La sorprendente decisión de renunciar solo activamente al ministerio pretino no cuenta con precedente alguno. Así, para Agamben, el acto de renuncia de Benedicto XVI habría reforzado su autoridad espiritual, tratándose de un nuevo paradigma vinculado con el mysterium, con la oposición entre legitimidad y legalidad, poder espiritual y poder temporal, auctoritas y potestas, justicia y derecho. Un acto, pues, de dignidad y ejemplaridad. 

»En definitiva, una decisión de profundo discernimiento teológico de la dimensión espiritual del munus pretino, que para Agamben entronca con una adecuada exégesis de dos pasajes de la Escritura, 2 Ts 2, 1-11y 1 Jn 2, 18, y una decisiva influencia de la visión eclesiológica de Ticonio en la obra agustiniana La Ciudad de Dios.


Fuente: Religión en Libertad


miércoles, 1 de enero de 2025

Mis días con Benedicto XVI: las memorias del secretario Xuereb recogen su afabilidad y humildad



 Mis días con Benedicto XVI: las memorias del secretario Xuereb recogen su afabilidad y humildad

Benedicto XVI con su secretario Alfred Xuereb, maltés; él ha escrito sus recuerdos con Benedicto

Se cumplen dos años de la muerte de Benedicto XVI, quien falleció con 95 años el 31 de diciembre de 2022. Fue el Papa reinante desde abril de 2005 hasta su insólita renuncia el 28 de febrero de 2013. Pero su influencia fue mucho mayor que sus 8 años de pontificado.

Antes, fue influyente como teólogo y prefecto de Doctrina de la Fe en la Curia de San Juan Pablo II, de quien fue su gran colaborador. Después de su renuncia, aunque durante los casi 10 años de vida que le quedaron se mantuvo retirado y guardando un perfil discreto, aún marcaba una línea a través de su trabajo teológico y su relación con antiguos alumnos y amigos.

Sus escritos, a la vez profundos y comprensibles, siguen guiando a muchas personas. Abundan aquellos que dicen que Benedicto XVI fue clave en su conversión al catolicismo, o su profundización en él (aquí algunos testimonios).



Las amables memorias de su secretario Xuereb

Para explorar su figura con un tono amable y personal, su secretario, el arzobispo maltés Alfred Xuereb, publicó en italiano en febrero de 2023 un libro de memorias, que desde hace unos meses está disponible también en español, en una cuidada edición, con el título Mis días con Benedicto XVI (Palabra). Hoy Xuereb es el Nuncio en Marruecos (la lengua maltesa está emparentada con el árabe).

Mis días con Benedicto XVI (Palabra)

El libro tiene unas 370 páginas, e incluye muchísimas fotografías de gran calidad. Xuereb mismo lo presentó como un diario. Empieza con un prólogo del ex portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi.

El libro se centra en viajes, audiencias, almuerzos íntimos y bromas, y también momentos de emoción, incluyendo los que se vivieron con la inesperada renuncia del Pontífice.

Abundan las anécdotas que tienen que ver con animales, que siempre divertían al Papa, especialmente amigo de los gatos. También destaca Xuereb que aunque a Benedicto no le interesaba el fútbol, a menudo preguntaba cómo iba la Juventus porque sabía que Xuereb era un apasionado del equipo.

Las palabras de la vida cotidiana

En cierto sentido, ha declarado Xuereb, el verdadero autor del libro sería Benedicto XVI. "Todo lo que he hecho es informar de sus palabras pronunciadas en privado, no cubiertas por el secreto, así como de las pronunciadas como Pontífice", afirmó al presentarlo en italiano.

A menudo Benedicto, con mentalidad de profesor, aprovechaba una excusa cualquiera para, brevemente, informar de alguna idea teológica o una curiosidad sobre algún santo o la historia de la Iglesia.

Xuereb afirma que se consideraba obligado a ofrecer este libro para dar a conocer las historias “tan bellas y significativas” que compartió con el Papa. "No hay ninguna pretensión de imponer mi idea de Benedicto. Sólo quiero decir a los lectores que aquí esta, éste es el hombre que tuve el privilegio de conocer", declaró a VaticanNews en su momento. Le gustaría, dijo, que Joseph Ratzinger fuera recordado “tal como era en realidad, sin dejarse influir por falsos comentarios y alteraciones de quienes no se esforzaron lo suficiente por conocerlo de cerca”.



Benedicto XVI y su hermano Georg Ratzinger almuerzan con  Xuereb en 2017

Benedicto XVI y su hermano Georg Ratzinger desayunan con Xuereb en 2017, cuando Benedicto ya estaba retirado como Papa emérito.

Conviviendo con un anciano Papa

Xuereb estuvo muy cerca de Benedicto XVI, pero no mucho tiempo: cinco años y medio, entre el 11 de septiembre de 2007 y el 15 de marzo de 2013, como su segundo secretario personal. Formaba parte de la “familia pontificia”, los colaboradores con los que convivía. Al iniciarse el nuevo pontificado, Xuereb permaneció junto a Francisco como su secretario privado y quedó, asimismo, al frente del Ministerio de Economía hasta que, en 2018, fue enviado como embajador en Corea y Mongolia.

En el libro recoge recuerdos acerca de las misas matinales que celebraba Benedicto en la capilla del Palacio Apostólico, sus bellas homilías, sus paseos por los jardines vaticanos y en Castel Gandolfo, los viajes al extranjero, las grandes celebraciones, los momentos de oración y de descanso, los encuentros con Georg Ratzinger, su hermano también sacerdote, escenas navideñas, su amor por los animales... También recoge momentos difíciles de trabajo y de sufrimiento.

Una palabra: afabilidad

Xuereb, cuando le piden definir a Benedicto con una palabra, insiste en una: "afabilidad". Cuando lo presentan como Papa alemán, Xuereb puntualiza: prefiere presentarlo como bávaro, natural de la región alemana más católica, romanizada, próspera y quizá festiva. "Vivimos junto a un anciano sabio y simpático", escribió en su diario.

Todo tipo de anécdotas pequeñas surgen de este libro. Benedicto, por ejemplo, detalla que él desabotona todos los botones de su sotana para quitársela, mientras Xuereb desabotonaba solo la mitad de la suya y luego se la sacaba. El anciano no puede hacerlo así porque, dice, una vez lo intentó y estuvo a punto de tropezar. Contándolo, ambos se reían.

En otra ocasión, durante una cena, Benedicto comentó que el teólogo suizo Hans Küng, con el que tuvo encontronazos teológicos, fue una vez detenido "conduciendo su Alfa Romeo en dirección contraria. El juez durante el interrogatorio comentó: 'En mi carrera nunca he visto a una persona tan orgullosa'". Cómo lo supo Benedicto no lo sabemos, pero parece que sí encaja con la psicología del suizo.

Puede decepcionar un poco al lector español que el libro no recoja apenas anécdotas ligadas a España. Por ejemplo, de la JMJ de 2011 en Madrid presenta 4 fotos, pero ningún comentario.

La renuncia: avisó pocos días antes

El libro se acerca al final a partir de la renuncia. El 5 de febrero de 2013 Benedicto convocó a Xuereb y le dijo lo impensable: pensaba renunciar y el 28 de febrero sería su último día de Pontificado. "Usted, monseñor, permanecerá con el nuevo Papa. Su presencia será necesaria, especialmente en la fase de transición. Yo seguiré alejado del mundo, pero para los amigos será posible visitarme", le dijo.

"Me quedo sin palabras, pero entiendo que Benedicto ya ha pensado en todo", escribe en su diario Xuereb, que relaciona ahora toda la oración intensa de los meses anteriores con la decisión. Cuando Benedicto haga su anuncio, Xuereb llorará.

Fuente: Religión en Libertad

sábado, 25 de febrero de 2023

Ignacio Palacios: Benedicto luchó con valentía «contra una de las mayores crisis de la Iglesia»

 


Ignacio Palacios: Benedicto luchó con valentía «contra una de las mayores crisis de la Iglesia»

Benedicto XVI. 

La vida y obra de Benedicto XVI, pero especialmente su defensa de la verdad y la lucha en defensa de la Iglesia, serán los principales temas que abordará el sacerdote Ignacio Palacios en Madrid este jueves 23 de febrero.

Algunos le recordarán como "el Papa que renunció". Habrá quienes movidos por las calumnias, le reprochen falsos escándalos y sombras nunca probadas. Sus allegados y estudiosos, sin embargo, guardarán en su memoria a Benedicto XVI como "un Papa valiente que supo luchar contra una de las mayores crisis que ha atravesado la Iglesia en su historia".

Quien lo dice le conocía bien. Ignacio Palacios Blanco, licenciado en Filosofía, Derecho, ADE y bachiller en Teología forma parte del Círculo de Nuevos Estudiantes de Benedicto XVI. Se reunía con él pontífice cada verano en Castelgandolfo en jornadas de reflexión teológica y fue uno de los promotores del Congreso organizado por el 95 cumpleaños de Joseph Ratzinger en Madrid dos meses antes de su fallecimiento.

Este jueves 23 de febrero, pronunciará una conferencia organizada por la Asociación Mater Dei que tendrán lugar en la Parroquia del Santísimo Cristo de la Victoria, en Madrid, a las 20:00 horas. Bajo el título Benedicto XVI, servidor de la Verdad, el sacerdote ofrecerá un recorrido por la vida del pontífice, a quien pudo conocer, acercando su historia, su persona y su ejemplo de vida a los asistentes "para que también ellos puedan extraer lecciones para su propia vida".

"Benedicto XVI, durante toda su vida, fue servidor de la verdad, tratando de ser fiel a lo que Dios le pedía en su conciencia, sin tener miedo a las presiones ni a las represalias que ello pudiera ocasionarle. Encontrando su fuerza en la gracia de Dios, a través de la oración y los sacramentos. Teniendo siempre como ejemplo la vida de Cristo y el testimonio de los mártires y de los santos", cuenta a Religión en Libertad.

Una fidelidad que, lejos de guardarla para sí mismo, trató de extender a toda la Iglesia, invitando a los fieles "a encontrar su fuerza para ser también ellos fieles servidores de la verdad".

Verdad y valentía se personificaron en la figura de Benedicto a la hora de enfrentar rotundamente la que se ha convertido en una de las grandes amenazas para la Iglesia.

El cisma, "preocupación constante" ante la que "no retrocedió"

Preguntado por la hoja de ruta de los obispos alemanes y un hipotético cisma, Palacios explica que ya desde el pontificado de Juan Pablo II, Ratzinger colaboró con él llamando a los obispos alemanes a Roma hasta en dos ocasiones, después de la polémica acerca de las clínicas católicas donde se practicaban abortos en Alemania.

"El riesgo de cisma fue una preocupación constante de Benedicto XVI durante su pontificado" en el que "no retrocedió ante la rebeldías y hostilidades que le presentaron numerosos obispos alemanes".


Ignacio Palacios Blanco. 

Como profundo conocedor de la vida, obra y persona de Benedicto XVI, el sacerdote Ignacio Palacios Blanco refuta no pocas de las falsas acusaciones vertidas contra el pontífice fallecido el 31 de diciembre de 2022. 

Una actitud que se plasmó en muchas y rotundas medidas.

"Intentó solucionar la cuestión nombrando obispos en Alemania que fueran fieles a la Tradición de la Iglesia. Invitó a la reforma de la Iglesia en Alemania, que pasaba necesariamente por dejar de lado la excesiva riqueza de la Iglesia germana y de su burocratización. Veía también necesaria la reforma de las facultades de teología en su país natal", enumera.

Medidas enérgicas, concretas y valientes frente a la difamación

Lo cierto es que la muerte del "Papa emérito" dio paso a una inmediata y despiadada campaña mediática de acoso y derribo a su persona, en la que relevantes medios de comunicación mundial tergiversaron y deformaron su obra y legado.

Lo que más se criticó fue su defensa de la ortodoxia, que le llevó a ser llamado el Panzer Cardenal.

"Lejos de ser un intelectual cerrado en sus posiciones, Benedicto XVI interesó siempre por sus numerosas publicaciones, que fueron grandes bestsellers, por la expectación que causaban los debates en los que dialogaba con grandes figuras de la cultura contemporánea, y por el respeto unánime que causaba en los parlamentos y foros culturales más prestigiosos a donde fue invitado", refuta Palacios.

Pero la campaña de difamación se centró especialmente, y sigue haciéndolo, en poner en duda su honestidad en la lucha contra la corrupción en la Iglesia.

Algo que según el estudioso de Benedicto, "ha quedado neutralizado por una doble evidencia, las medidas enérgicas y concretas que Benedicto XVI emprendió en contra del escándalo de los abusos sexuales, y por haber acometido también con valentía la reforma de las finanzas de la Santa Sede. Tarea que se inició en anteriores pontificados, que ha sido fuente de grandes preocupaciones para los últimos Papas, y que sigue hoy pendiente".



El cardenal Ratzinger y el Papa Juan Pablo II. 

El cardenal Ratzinger acompañó a Juan Pablo II y aplicó enérgicas medidas a la hora de enfrentar las "rebeldías" de los obispos alemanes, como también hizo durante su pontificado, destaca el sacerdote Ignacio Palacios. 

"Gran maestro, como un cordero en medio de lobos"

Una obra y trayectoria que no ha sido tratada a la altura de las circunstancias.

"El entierro de Benedicto XVI ha sido como fue su vida: sobrio, humilde y discreto. No hubo banderas a media asta, no se decretaron días de luto en el Vaticano, ni se dispensó de su trabajo a los empleados para que pudieran asistir a las exequias, su féretro no fue trasladado en una carroza sino en la parte trasera de una furgoneta, y el entierro se celebró en la intimidad de sus más allegados", lamenta.

¿Cómo será recordado Benedicto XVI en la posteridad? ¿Habrá quien honre su memoria? Palacios se muestra convencido de que "su altura intelectual" le llevará a ser considerado "un gran maestro y doctor de la Iglesia".

Pero, sobre todo, "se recordará que supo luchar valientemente contra una de las mayores crisis que ha atravesado la Iglesia en su historia. La renuncia será recordada como el fruto de una valiente decisión, que manifiesta la dramática dificultad del momento que le llevó a considerar la renuncia como la mejor decisión. Sin que se olviden tampoco las presiones e injusticias de las que fue un objeto, que le llevaron a decir que se había sentido `solo, como un cordero en medio de lobos´", concluye.

Fuente: Religión en Libertad

miércoles, 8 de febrero de 2023

«Ningún Papa en la historia ha escrito una teología tan elevada»: un póstumo de Pell sobre Ratzinger

 


«Ningún Papa en la historia ha escrito una teología tan elevada»: un póstumo de Pell sobre Ratzinger

Benedicto XVI y el cardenal Pell.

El cardenal George Pell, entonces arzobispo de Sidney, recibe a Benedicto XVI en la JMJ celebrada en dicha ciudad australiana en julio de 2008. Foto: Paul Haring / CNS.

El cardenal George Pell murió inopinadamente el 10 de enero, diez días después de Joseph Ratzinger. Pero tuvo tiempo de escribir una valoración teológica sobre su obra, que ha publicado póstumamente Il Timone en su número de febrero, como parte de un especial sobre el Papa alemán en el que participan, junto a otros colaboradores, siete cardenales además del fallecido: Angelo Bagnasco, Willem Eijk, Gerhard Müller, Mauro Piacenza, Camillo Ruini, Robert Sarah y Matteo Zuppi.

*** 

Un testigo auténtico: teología, liturgia y martirio

Ningún Papa en la historia ha publicado una teología tan elevada sobre tanta variedad de argumentos como el Papa Benedicto XVI.

Otros Papas han hecho contribuciones importantes al desarrollo de la doctrina, como León Magno en el concilio de Calcedonia, o el Papa Juan Pablo II, sobre todo con las dos encíclicas morales Veritatis Splendor y Evangelium Vitae, en las que Joseph Ratzinger, en calidad de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tuvo un papel significativo.

Cuando yo era seminarista en Roma durante el Concilio, Joseph Ratzinger, como peritus, no era muy conocido en mi círculo, ni era considerado especialmente radical. En el mundo anglosajón se dio a conocer sobre todo después de las convulsiones del mayo del 68.

A mediados de los años 60, antes de la crisis del 68, Ratzinger escribió: "Si la Iglesia se adaptara al mundo de cualquier modo que comporte un alejamiento de la cruz, esto no llevaría a una renovación de la Iglesia, sino solo a su muerte". Mientras algunos de los opositores de Ratzinger han cambiado, su marco teológico básico ha permanecido inalterado, sin ningún cambio de ruta, también después del 68. Sus cambios de postura más importantes atañen a la liturgia y la eclesiología.

El tomismo

La actitud de Ratzinger respecto al tomismo se puede considerar opuesta al descrito como tomismo leonino o barroco, que floreció en muchos seminarios antes del Concilio, y también en su oposición a Suárez.

Ciertamente, la mayor parte de los manuales escolásticos escritos en latín que se estudiaban en filosofía en los años 60 en Australia eran áridos, obsoletos, impersonales y mecanicistas.

Fue precisamente ese impersonalismo el que empujó al joven Karol Wojtyla a escribir una tesis sobre el personalismo de Max Scheler y sobre la sensibilidad hacia la experiencia humana en su fenomenología. Casi todos los seminaristas de los años 60 compartían al unísono el escepticismo de Ratzinger respecto al tomismo de los manuales.


Una entrevista de EWTN al cardenal Pell tras la muerte de Benedicto XVI.

Sin embargo, no hay que interpretar su escepticismo de manera tan exasperada, porque Ratzinger, como la mayoría de los católicos, es deudor de Santo Tomás por miles de motivos, sobre todo en el campo de la moral, y no es hostil al tomismo clásico en general o al propio Aquinate.

Relación con el santo de Hipona

Se puede considerar que Joseph Ratzinger-Benedicto XVI tomó de San Agustín su concepción de la centralidad del amor (como demuestra su primera encíclica Deus caritas est) y el vínculo fundamental con la verdad; la convicción de que la fe no puede estar radicalmente separada de la razón; y su devoción de la belleza trascendental en el arte, la música, la literatura y, sobre todo, la liturgia.

Hay quien ha querido contraponer el tomista Juan Pablo II al agustino Benedicto. Se trata de personalidades distintas, con dotes y formaciones diferentes.

Juan Pablo II procedía de una Iglesia que luchó contra el nazismo y el comunismo y que vio a ambos bajarse del escenario de la historia. Estudiaba derecho en la universidad, estuvo obligado a los trabajos forzados, era un líder nato y un poeta, un actor y un optimista. La filosofía y la espiritualidad fueron sus estudios de doctorado.

También el papa Benedicto creció en la fuerza comunitaria de la Baviera católica, pero los católicos alemanes no pudieron impedir el ascenso al poder de Hitler y compartieron los desastres que este causó a su pueblo.

Benedicto es un hombre de honda espiritualidad, de una genuina amabilidad y de una enorme cultura que se desarrolló a través de una vida dedicada al estudio y la escritura. Y sin embargo, la colaboración entre el papa Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger ha sido una de las más brillantes y eficaces de la historia de los Papas y de la Iglesia, pues ambos supieron dialogar con el mundo del saber y se enfrentaron a la cultura de la muerte.

La liturgia y el testimonio

Mucho antes del Concilio, el joven Ratzinger mostró interés en la reforma litúrgica. Muchos se sorprendieron de lo francos y provocadores que fueron sus comentarios sobre algunos aspectos de los desarrollos litúrgicos posconciliares.

Considera que algunas liturgias contemporáneas son formas de apostasía, similares a la adoración del becerro de oro por parte de los judíos. En su opinión, el santo sacrificio de la misa es un acto de culto, no una comida en compañía, por lo que reducir la eucaristía a una exaltación de la comunidad local es una alteración radical de las prioridades obligadas. La verdadera renovación litúrgica ha sido obstaculizada por fuerzas burocráticas filisteas o secularistas.

De cualquier manera, sé que Joseph Ratzinger-Benedicto XVI nunca habría enfatizado mucho la importancia de una determinada teología en la producción de la vitalidad católica, porque en el fondo estaba en línea con el poema Stanislaw, de Juan Pablo II, en el que podemos leer: "Si la palabra no convierte, la sangre lo hará".

Ratzinger siempre indicó que nuestro ideal debe ser el mártir, el testimonio: una vida que coincida con la verdad.

Traducido por Helena Faccia Serrano.

Fuente: Religión en libertad

sábado, 28 de enero de 2023

Se publica el libro que Benedicto XVI quiso póstumo: su teología, a modo de testamento espiritual



 Se publica el libro que Benedicto XVI quiso póstumo: su teología, a modo de testamento espiritual

Benedicto XVI y Elio Guerriero.

Benedicto XVI, con Elio Guerriero, a quien confió sus escritos del monasterio Mater Ecclesiae para su publicación póstuma.

El viernes se pone a la venta en Italia el libro que recoge los escritos de Benedicto XVI posteriores a su renuncia al pontificado. Se titula Qué es el cristianismo (Mondadori) y el subtítulo lo presenta como Casi un testamento espiritual.

Póstuma por decisión propia

Es una obra póstuma por decisión del propio Joseph Ratzinger. Quizá no habría sido así de no mediar la polémica por su obra con el cardenal Robert Sarah Desde lo más hondo de nuestros corazones, sobre el sacerdocio católico, pero tras esa grave crisis en las relaciones con su sucesor, el Papa emérito decidió que no publicaría nada más hasta su muerte.

Llamó entonces a Elio Guerriero, su biógrafo italiano, a quien había confiado la preparación del volumen, y se lo dijo con total claridad: "Por mi parte, en lo que me quede de vida, ya no quiero publicar nada. La furia de los círculos contrarios a mí en Alemania es tan fuerte, que la aparición de cualquier palabra mía provoca enseguida por su parte un vocerío asesino. Quiero ahorrarme eso a mí mismo y a la cristiandad".

Son las palabras que Guerriero cita entrecomilladas en la presentación del libro, y evocan la reacción que suscitó aquel libro con Sarah, no solo por la cuestión de su autoría (que implicaba Benedicto en una advertencia contra la posible autorización de la ordenación de hombres casados pretextando el sínodo para la Amazonia), sino por la propia teología del sacerdocio expuesta en sus páginas, y rechazada por el ultraprogresista establishment eclesiástico germano.



Portada de 'Qué es el cristianismo' de Benedicto XVI.

El origen de Qué es el cristianismo (cuyo título evoca, como colofón a una vida, la Introducción al cristianismo de Joseph Razinger, una de sus primeras obras y la más célebre hasta el Informe sobre la fe con Vittorio Messori) es una idea del propio Guerriero, animado por el éxito en 2019 de Judíos y cristianos, los diálogos del Papa emérito con el rabino Arie Folger.

Elio, quien había publicado en 2016 la biografía Servidor de Dios y de la humanidad,  le propuso entonces recoger todos sus escritos desde la renuncia al pontificado. Benedicto le dijo que lo pensaría, pero empezó a recopilar y trabajar sobre el material.

Tras el affaire del libro con Sarah, llegó la respuesta: aceptaba la idea, pero "ponía una condición tajante: la obra debía publicarse después de su muerte".

"Contento del resultado"

El 28 de junio de 2021, Guerriero visitó a Ratzinger y le encontró "contento del resultado" del escrito más valioso para él incluido en esta recopilación, el que se refiere al sacerdocio, respecto al cual el propio Benedicto dice ha sido "reelaborado" respecto al que "se publicó inicialmente en el volumen del cardenal Sarah", dándole "un nuevo centro de gravedad".

Cree que tras el decreto Presbyterorum ordinis del Concilio Vaticano II sobre el sacerdocio había quedado flotando "una omisión esencial causada por la exégesis bíblica moderna" en torno al ministerio pastoral: "He podido demostrar que el presbítero neotestamentario es un sacerdos, aunque en un sentido nuevo definido en la Cruz por el sumo sacerdote Jesucristo".

Joseph Ratzinger en estado puro

En los más de ocho años que ha vivido en el monasterio Mater Ecclesiae, Benedicto XVI escribió estos trabajos en alemán, pero quiso que la edición de referencia fuese la italiana, en traducción del propio Guerriero.

Qué es el cristianismo incluye textos ya publicados, otros reelaborados y algún inédito.

El propio Ratzinger los presenta:

-su intervención del 21 de octubre de 2014 en la inauguración del aula magna de la pontificia universidad Urbaniana;

-un texto "para aclarar el concepto de las religiones con las que la fe cristiana quiere dialogar";

-un capítulo sobre "la naturaleza y el devenir del monoteísmo", un texto "sobre el método del diálogo cristiano-islámico" y el agradecimiento por el doctorado honoris causa de la pontificia universidad de Cracovia; también el prólogo que escribió para la edición en lengua rusa del volumen de sus obras completas sobre la teología de la liturgia.

-en el tercer capítulo recoge el texto escrito sobre las relaciones judeo-cristianas y su intercambio epistolar con Arie Folger en septiembre y octubre de 2018, tan bien recibido en medios hebraicos (hubo tres rabinos en su presentación) como molesto para los adversarios alemanes de Ratzinger: "Las acusaciones sobre presuntas posiciones antijudías en mi pensamiento las rechacé terminantemente en su día", añade.

-el cuarto capítulo recoge una entrevista con el padre Daniele Libanori en la que aborda la cuestión de si Jesucristo debía morir para restaurar el orden del ser, trastocado por el pecado: "La respuesta clásica", explica Ratzinger, "fue elaborada por San Anselmo de Canterbury y hoy es para nosotros casi incomprensible": "En la entrevista he intentado mostrar cómo podemos hoy comprender racionalmente el motivo del sufrimiento y de la muerte de Jesucristo".

-Luego vienen dos textos, uno sobre el sacerdocio, antes citado, y otro sobre la Eucaristía, donde afronta el debate sobre la intercomunión (comunión de protestantes en misas católicas), "que periódicamente se replantea con fuerza en Alemania". Estudiar esto le ha permitido "una mirada más profunda" sobre la Presencia Real y una "nueva definición" de lo que significa comer y beber el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

-el siguiente capítulo trata "cuestiones morales" y "una contribución fundamenta sobre la cuestión de la Iglesia y del escándalo de los abusos sexuales".

 -y un último capítulo sobre cuestiones históricas, como su texto por los cincuenta años de la Comisión Teológica Internacional (en el que hizo importantes revelaciones sobre su funcionamiento), un recuerdo a Juan Pablo II en el centenario de su nacimiento, unas palabras con motivo del 75º aniversario de la muerte del padre Alfred Delp (condenado a muerte por los nazis) y una entrevista sobre San José.

La sabiduría de San José, más que la propia

Sobre él dice Benedicto: "Cuanto más envejezco, con mayor claridad veo la figura de mi patrono. De él no nos ha llegado ninguna palabra, pero sí su capacidad para escuchar y actuar. Cada vez comprendo mejor que precisamente es su silencio el que nos habla y, más allá del conocimiento científico, quiere conducirme a la sabiduría".

Conocedor de la "competencia teológica" de Guerriero, Ratzinger le confía "esta mi última obra", que, según su editor y traductor es "casi un testamento espiritual dictado por la sabiduría de su espíritu y por su corazón de padre, siempre atento a las expectativas y a las esperanzas de los fieles y de todos los hombres".

Fuente: Religión en Libertad

jueves, 5 de enero de 2023

Los tres regalos que pidió por Navidad el niño Ratzinger... y «la risa de felicidad» por un peluche

 


Los tres regalos que pidió por Navidad el niño Ratzinger... y «la risa de felicidad» por un peluche

Ratzinger

El fallecido Papa emérito escribió una tierna carta en 1934 en la que le pedía tres cosas a Jesús: "Querido Niño Jesús, pronto descenderás a la tierra. Quieres traer alegría a los niños. También a mí me traerás alegría...".

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Cuando el pasado uno de enero el mundo vio las primeras imágenes del cuerpo sin vida de Benedicto XVI en su residencia de Mater Eclessiae... hubo un par de detalles, no muy habituales en un contexto como aquel, que llamaron la atención. Flanqueando el altar de la capilla del monasterio se encontraba el árbol de Navidad y un nacimiento. Algo, probablemente, pensado por el propio emérito: un enamorado de las fiestas navideñas, como buen alemán.

Fue precisamente en una Navidad, la de 1934, con solo siete años, cuando el futuro Papa escribió una carta muy especial pidiendo tres regalos al Niño Jesús.

Encontrada en 2012, en la casa de la familia Ratzinger en Baviera, la carta fue conservada por María, la hermana del Papa, ya fallecida. Este valioso documento se conserva en la casa-museo del municipio del sudeste alemán de Marktl am Inn.

Así rezaba la carta del niño Joseph:

"Querido Niño Jesús, pronto descenderás a la tierra. Quieres traer alegría a los niños. También a mí me traerás alegría. Quisiera el Volks-Schott, una casulla verde y un Corazón de Jesús. Siempre quiero ser bueno. Saludos de Joseph Ratzinger".




La carta está escrita en caligrafía gótica manuscrita, que empezó a caer en desuso a mediados del siglo XX.

En la carta, escrita en Sütterlin, antigua caligrafía alemana que ya no se utiliza, el futuro Papa pide a Jesús un Volks-Schott ("Misal del pueblo"), misal alemán que se usaba en 1934. Un misal con dos columnas, una en alemán y otra en latín. Una petición que reflejaba una curiosa y piadosa diversión del pequeño Joseph.

Georg Ratzinger, hermano de Benedicto XVI, ya fallecido, siempre recordaba cómo jugaba con Joseph: "Los dos hacíamos el pesebre juntos, y luego entre los juegos más frecuentes estaban los juegos espirituales, lo llamábamos el 'juego del párroco' y lo hacíamos los dos, nuestra hermana no participaba". 

Amor a la liturgia 

Los hermanos, ya desde niños, "celebraban" misa o, visto desde ahora, "practicaban" para ser párrocos. "Recreábamos misas con casullas confeccionadas por la costurera de nuestra madre solo para nosotros. A veces yo era el sacerdote o el monaguillo. Desde muy pequeños vivimos con amor la liturgia y esto continuó paulatinamente en el seminario".



Georg Ratzinger, que se ordenó junto a su hermano en 1951, falleció en Alemania en julio de 2020, poco después de recibir la visita de su hermano Joseph. 

"El Papa se ha alegrado mucho de descubrir la carta y su contenido le ha hecho sonreír", comentó Georg Gaenswein, secretario personal del Papa emérito, después de comunicar el hallazgo de la carta a Benedicto XVI.

Sin embargo, las anécdotas del difunto Papa con la Navidad no se detienen ahí. Como contaba el hermano de Benedicto XVI en un libro titulado Mi hermano, el Papa, un día Joseph, junto a sus hermanos María y Georg, acudieron a una tienda de su Marktl am Inn natal para ver qué regalos querían pedir por Navidad.

Joseph vio un osito de peluche y le cogió mucho cariño. Cuando unos días después regresaron al establecimiento para ver de nuevo a Teddy, este ya no estaba. "Mi hermano lloró amargamente; intentamos consolarlo pero estaba muy triste", recuerda Georg.



Familia Ratzinger: Georg (de pie, a la izquierda), Joseph (de pie, a la derecha), María (sentada, a la izquierda), la madre María (sentada, en medio) y el padre Joseph (sentado a la derecha).

Todo se solucionó cuando llegó la hora de abrir los regalos unos días después. "Joseph entró en la sala festivamente adornada con el árbol de Navidad, se echó a reír de felicidad: en medio de los regalos para los niños estaba el osito de peluche, ocupando el espacio que correspondía a mi hermano. El Niño Jesús se lo había traído. Este hecho le deparó la alegría más grande de su niñez".

Georg comenta en el libro que Joseph no siempre pedía regalos de corte religioso. Como le gustaban mucho los animales, solía recibir también peluches: un caballo, un pato, un perro… y también un tren. "No recibíamos grandes regalos, sino sobre todo cosas que necesitábamos, por ejemplo ropa, calcetines que mamá tejía para nosotros, gorros, o lo que en ese momento nos faltara", recuerda.

Fuente: Religión en Libertad

Messori evoca a Ratzinger: «Nunca he conocido a un hombre tan bueno, tan disponible, tan humilde»

 


Messori evoca a Ratzinger: «Nunca he conocido a un hombre tan bueno, tan disponible, tan humilde»

Cardenal Ratzinger con Vittorio Messori.

El cardenal Ratzinger con Vittorio Messori, en la época en la que preparaban el 'Informe sobre la fe'.

Se reían de Vittorio Messori cuando dijo que quería entrevistar al cardenal Joseph Ratzinger, a la sazón prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, por su carácter retraído y su entrega total a su trabajo.

Aquella entrevista, sin embargo, tuvo lugar, y no solo daría lugar a la publicación del Informe sobre la fe, uno de los libros religiosos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, sino a la buena amistad entre ambos. Riccardo Cascioli, director de La Nuova Bussola Quotidiana, ha entrevistado al periodista italiano para recordar aquellos tiempos y también su encuentro con el que ya era Papa emérito:



Riccardo Cascioli, junto a Vittorio Messori en un acto de 2019.

“Nunca he conocido una persona tan buena y humilde”. Vittorio Messori recuerda así a Joseph Ratzinger, el Papa emérito Benedicto XVI, pocas horas después de su muerte. Al teléfono desde su casa de Desenzano sul Garda, convertida ahora en eremitorio tras la muerte el pasado 16 de abril de su esposa Rosanna, Messori recorre sintéticamente las etapas de su amistad con Ratzinger, iniciada en 1984 cuando insistió en hacerle una entrevista que se convertiría luego en el Informe sobre la fe, un libro que “hizo mucho ruido en todo el mundo”.

La "bomba"

La primera edición (en Paulinas) salió en 1985 y fue una auténtica bomba: era la primera vez que un prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe hablaba con un periodista y aquél era asimismo el año del Sínodo de los obispos, llamado a reflexionar sobre el Concilio Vaticano II a los veinte años de su clausura. Ratzinger formuló juicios muy claros sobre todas las temáticas más calientes del postconcilio, desde la concepción de la Iglesia, la liturgia, el drama de la moral o la crisis del sacerdocio, hasta la Teología de la Liberación y el ecumenismo.

Las reacciones, como se puede imaginar, fueron violentas por parte del ala progresista y de los teólogos de moda, que ya habían digerido mal el pontificado de Juan Pablo II, que arrancó en 1978. Precisamente Wojtyla fue quien en 1981 quiso junto a él a un reticente Ratzinger, en una relación que siempre fue muy estrecha, y aquel libro puede también ser considerado como un manifiesto de aquel pontificado.

“Me tomaban el pelo”, cuenta Messori, “cuando decía que iba a hacer una entrevista al cardenal Ratzinger. En la Congregación para la Doctrina de la Fe decían que no lo conseguiría, que él no salía nunca de la Congregación. Por otra parte, también tenía fama de ser muy cerrado y poco hablador. Yo sin embargo insistí y finalmente nos recluimos en la montaña durante tres días junto a dos religiosas alemanas que nos preparaban la comida”.

Fue en Bressanone, en el seminario local, en agosto de 1984. Allí nació el libro que supondría un evento de gran importancia para la Iglesia.

Un hombre "bueno, disponible y humilde"

Probablemente, la confianza que el cardenal Ratzinger tuvo con él se debe a Hipótesis sobre Jesús, escrito por Messori en 1976, que tuvo un éxito mundial y sigue siendo muy leído. El hecho es que Ratzinger se abre completamente en Informe sobre la fe. “Tuve la convicción de estar ante un hombre que buscaba cualquier cosa menos esconderse o escabullirse”, continúa Messori: “Lo que me sorprendía era que le hacía las preguntas más embarazosas, pensando que evitaría responder, y sin embargo respondía”.



Ratzinger y Messori.

Una conversación de tres días que dio dos frutos: un libro y una amistad.

“De aquello nació una auténtica amistad. Cada vez que iba a Roma nos veíamos e íbamos a comer a un restaurante. Y pude confirmar que nunca he conocido a un hombre tan bueno, tan disponible, tan humilde. Me confiaba su sufrimiento por haber sido llamado a Roma como cabeza de la Congregación para la Doctrina de la Fe: ‘Lo que más me amarga’, me decía, ‘es tener que controlar el trabajo de mis colegas, que se dedican a la teología. A mí me gustaba ser profesor, estar con los alumnos. Cuando me llamaron a Roma para hacer este trabajo, lo acepté por obediencia, pero para mí fue un sufrimiento’”.

En realidad ya había sufrido cuando Pablo VI decidió en 1977 nombrarle arzobispo de Múnich y Frisinga, “una de las realidades más difíciles para los católicos”. “Le sorprendió mucho aquel nombramiento”, recuerda Messori, citando las confidencias de Ratzinger: “Fue su primer sufrimiento, su primera obediencia. Después de aquello, pensaba poder dejar esa tarea y volver a la universidad, y sin embargo llegó Juan Pablo II y se lo llevó a Roma, para una carga aún más pesada. Pero obedeció hasta el fondo, fue siempre un hombre dispuesto a obedecer a lo que se le pedía”.

Una obediencia ciertamente dolorosa: “Por tres veces pidió a Juan Pablo II que le permitiese renunciar. Pero él le dijo que no. Ratzinger quería volver a sus libros, a la universidad, a los estudiantes”. Y fue llamado nada menos que al papado en abril de 2005.

La llamada del Papa emérito

¿Y esa imagen de hombre rígido, censor y controlador implacable de todo pensamiento libre en la Iglesia? “Él se sonreía cuando le acusaban de controlarlo todo. En realidad jamás intervino con dureza contra nadie”, replica Vittorio Messori, y añade: “Conociéndole, estoy tan convencido de que ha ido directamente al Paraíso que no rezo por él, sino que le rezo por mí. Estoy segurísimo de que ha ido al Cielo, no rezaré por él, sino que desde hoy lo añado como un santo al que rezar para que me ayude. Él no me necesita".

Benedicto XVI y Vittorio Messori.


Un cordial saludo de Joseph Ratzinger, ya Benedicto XVI, a Vittorio Messori.

¿Cambió algo tras la renuncia de 2013? “Hay una anécdota por la cual le quise aún más”, responde Messori esbozando una sonrisa al evocarla: “Cuando se retiró, yo no quise molestarle más. Pero un buen día, un año y medio después, me llamó su secretario diciendo que a Su Santidad le gustaría volver a verme. Por supuesto, al día siguiente partí para Roma, y en seguida me recibió e hizo algo muy raro en él: me dio un beso cuando me abrazó, no creo que lo haya hecho muchas veces. Luego me pidió que me acomodara y me dijo: ‘Mire, tenía gana de verle y de charlar un poco con usted, pero, por favor, olvídese de que es periodista’. Y, en efecto, yo no le pregunté nada, fue él quien me hizo muchas preguntas: sobre lo que estaba pasando en la Iglesia, mis impresiones sobre el nuevo Papa, etc. Escuchó con atención. Al final, no me dijo nada, solamente ‘Yo seguiré rezando’”.

El primado de la oración es, sin duda, el legado más importante que nos deja, pero además está esa enorme cantidad de escritos y discursos que habría que releer uno a uno porque siguen siendo actuales. Empezando por aquel Informe sobre la fe, la entrevista concedida a Vittorio Messori, quien, en efecto, dice: “Es sorprendente releer hoy aquellas respuestas de hace casi cuarenta años. Siguen siendo dramáticamente actuales”.

Fuente: Religiòn en Libertad