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sábado, 9 de marzo de 2024

«Nada es verdad»: el feminismo, visto por una exmilitante que acabó coronando a Jesús rey de su vida



 «Nada es verdad»: el feminismo, visto por una exmilitante que acabó coronando a Jesús rey de su vida

Rachel Garrido. 

`Es imposible seguir una ideología impuesta que ni si quiera es real. Una persona no puede ser LGBT. Nuestro cuerpo y anatomía están diseñados para el sexo opuesto y lo sabemos científicamente´, sentencia la exfeminista Rachel Garrido.

Recibió los sacramentos de iniciación a la fe, asistió a cultos evangélicos e incluso de los testigos de Jehová. Con todo, Rachel Garrido nunca se consideró plenamente cristiana o católica. Pese a que apreciaba su feminidad, decidió "destruirla" -o "deconsturirla"- y entregarse a la causa del feminismo revolucionario. Y aunque en ningún momento se reconoció homosexual, recorrió la práctica bisexual como acérrima militante  LGBT. El sueño revolucionario resultó resultó en una pesadilla, que llegó a su clímax cuando, al borde del abismo, sus compañeras no estaban para recogerla, como también le ocurrió a la exlíder feminista Sara Winter -hoy Sara Huff-.

Hoy, pasados varios años, a la joven mexicana le cuesta ocultar su alegría y felicidad al hablar de su fe y recordar el momento en que la Iglesia se reveló como la única dispuesta a recogerla.

Como ha relatado recientemente al canal El rosario de las 11, al comienzo de su adolescencia se vio invadida por una profunda crisis de identidad.

Primero vino un ateísmo que afloró tras años sin interés ni un conocimiento real de la Iglesia, convencida de que el feminismo o la causa LGBT podrían acogerla mejor que un Dios "que no creía que existiera y al que no quería conocer".  

Un cóctel explosivo de anorexia, autolesión y feminismo

Después, deprimida, con ansiedad y convencida de no valer nada, trató de agradar al mundo con los aparentes beneficios físicos aparejados a la anorexia y la bulimia. Eso le llevó después a la autolesión y a comunidades virtuales de conductas filosuicidas.

Finalmente vino la necesidad de suplir la falta de sentido en su vida con una causa y la falta de felicidad con descargas inmediatas de dopamina. El feminismo, con lo que creía un elevado ideal, una comunidad que la acogería y la apoyaría y la convicción de estar integrando las filas de una revolución, parecía tener todas las respuestas a lo que buscaba.

Hoy recuerda el paso de un grupo a otro como un "círculo vicioso" para el que las redes sociales y las pantallas fueron una primera herramienta imprescindible.



Desde el principio de su militancia recuerda sentirse "protegida" y "miembro de algo". Pronto comenzó a recibir con orgullo las críticas por su feminismo y empezó a practicar la bisexualidad y a tener relaciones con otras chicas.

Hoy admite que siempre supo que "no era así"  y que su forma de actuar se debía más a una "crisis de identidad" que a una tendencia o convicción.

La cara oculta del feminismo: autodestrucción, soledad, desprecio y mentiras

"Pero yo destruí mi feminidad. Me deconstruí. Siendo feminista y bisexual, vi que no había balance: o estabas muy arriba o muy abajo, o en el éxtasis o al borde de la muerte", explica.

En otras declaraciones al canal de Miguel Ángel Idrogo, Garrido relata que lo que creía una comunidad firme y estable resultó no existir, presenciando "mucho desprecio, deslealtad y mentiras".

El jarro de agua fría impactó cuando llegó al extremo en todos los ámbitos de su vida, lo que a su juicio es indisociable del modo de vida feminista, "que te lleva a buscar beneficios, placeres y la dopamina inmediata".

"En lo LGBT, cambié por completo mi aspecto, mi apariencia y mi forma de vestir, creyendo y queriendo ser cómo el sexo opuesto. En la bulimia, al extremo de no comer y vomitar de inmediato y en el cutting, a intentar suicidarme", admite.  

Fue en ese momento cuando comenzó a replantear su militancia.

"Aquí me deconstruyen, me hacen sentir mal y me dicen que el feminismo me apoya, pero no es cierto. Nada es verdad. Lo puedo decir en carne propia: es mentira. Ni si quiera están ahí y cuando intenté quitarme la vida, ninguno de esos grupos estuvo ahí ni buscó ayuda", relata.

Lo que vivió fue algo similar al caso de la exlíder feminista Sara Winter, hoy Sara Huff, que relata con amargura la soledad con que vivió los instantes próximos a la muerte tras un aborto casero, motivo por el que Garrido se identifica con ella.

"Llamé a mis amigas feministas para llevarme al hospital y me dejaron ahí, a punto de morir. Solo me ayudó un vecino que era católico y sentí que el feminismo me dejó para morir y la Iglesia me salvó. Sentí el deseo natural de volver a casa", recordó Winter.

Buscando la felicidad sin Dios: "No te dejaré entrar en mi vida"

Como la exlíder de Femen, la feminista mexicana también se cuestionó los malos actos en su  vida y empezó a tratar de cambiar… "pero sin Dios".

Y eso, reconoce, "es imposible. Intenté discernir, empecé a ir a psicólogos mientras mis padres me veían sufrir, pero los psicólogos no podían ayudarme, mientras yo seguía en la comunidad LGBT, siendo feminista y cortándome todo el cuerpo".

Pero las mismas redes que le llevaron a esas comunidades le presentarían un evento juvenil que se celebraba en la parroquia más cercana. Pensando poco en lo de "parroquia" y mucho en lo de "juvenil", le preguntó a su madre, que se aferró a la idea como a un clavo ardiendo.  

"No quería estar ahí, pero les veía a todos sonrientes y felices. ¿Por qué? Verlos disfrutando así de lo que hacían para Dios me generó conflicto. Quería ser igual de feliz", admite.

Pero el mal parecía "poder más". Hasta el punto de que, sin saber qué significaban las misas o la oración, en una meditación, cerró los ojos y se dirigió a Dios: "No te conozco, no sé quién eres y no me interesa conocerte. No voy a dejarte entrar en mi vida".

La semana concluía con un gran evento de jóvenes en un estadio de Guanajuato, con predicas, horas santas, oración y músicos católicos como Gabriel Eshel. Ella se lo saltó todo, salvo el concierto final precedido por una hora santa, término que Rachel escuchaba por primera vez.


El estadio se quedó en silencio ante la incredulidad de Garrido, que veía como miles de jóvenes se arrodillaban mientras escuchaba las primeras palabras del sacerdote: "Cierra tus ojos. Hoy el Señor quiere decirte algo. Si tienes la necesidad y sientes que debes venir y postrarte frente al rey de reyes y señor de señores, levántate y ven al escenario".

La belleza, el resplandor y las lágrimas de la fe

Sin saber cómo, sin tener apenas conocimiento de la fe y sin pensarlo, la joven se levantó y cruzó la multitud hasta llegar frente a la custodia.

Rememora el momento en que levantó su mirada como el instante preciso de su conversión: "Vi eso tan hermoso, resplandeciente y lleno de todo lo bueno y empecé a ser un mar de lágrimas. No entendía lo que estaba pasando. `No sé quién eres, qué es esto o qué está pasando, pero quiero que seas el rey y dueño de mi vida".



La exfeminista Rachel Garrido rezando. 

Rachel Garrido, rezando ante una imagen de la crucifixión de Jesús, en Polonia. 

Si en su vida tuviese que definir "un antes y un después", Rachel no dudaría en apuntar a esa hora santa. A partir de ese momento, la joven se unió al grupo de jóvenes y empezó a servir a su comunidad en todos los aspectos que le planteaban.

El "Langman", puente entre la fe y la causa provida

También tuvo que enfrentar difíciles cambios en su  vida, desde su círculo social y amistades a sus publicaciones en redes sociales o incluso su aspecto y hábitos "para mantener su relación con la Trinidad".

Ahora ya no escribía de aborto y revolución, sino de Dios y la fe. Una de ellas viralizó y tuvo especial repercusión en los círculos feministas de su ciudad, cuando se reconoció como "una joven católica, provida y que amaba ser mujer, titulada `Jesús me rescató y Dios te ama´", respondida por la incredulidad de muchos y amenazas y deseos de muerte de otros. "Yo seguí promoviendo mi religión", comenta.

Entre otros temas, empezó a profundizar en el estudio de la providencia divina, en el propósito de cada hombre en su vida, en la dignidad de cada ser humano desde su concepción. También devoró el tratado de embriología médica de Langman -uno de los mayores referentes al respecto- dándose cuenta de que "si había una vida, tenía que defenderla".

Embriología médica de Langman. 



`El Langman´, libro de culto en la comunidad médica y base de la embriología académica, fue uno de los responsables de mutar la mentalidad abortista de Garrido en la convicción de defender la vida. 

Su conversión a la Iglesia y a la causa provida fue prácticamente indistinguible. "Quería hacer lo correcto y dejar lo LGBT me costó mucho, tenía una pareja en aquel momento y no sabía cómo hacerlo", comenta.

Femenina, heterosexual, provida y católica

Una ponencia de un teólogo sobre el amor y la falsedad del  lema "love is love" terminó por abrirle los ojos. A ello le siguió un profundo estudio de los postulados de género, comprendiendo que "es imposible seguir una ideología impuesta" que "ni si quiera es real". "Una persona no puede ser LGBT. Nuestro cuerpo y anatomía están diseñados para el sexo opuesto y lo sabemos científica y emocionalmente".

Ser consciente de que "es imposible" pertenecer al lobby de forma racional le llevó a "dejarlo atrás, recuperar la feminidad y expresar abiertamente la heterosexualidad".

Hoy, Rachel se dedica a la evangelización en redes sociales y al servicio en su parroquia, así como a contribuir a la causa provida y a recordar que "todos tenemos un propósito y Jesús enseña que es servir y siempre dar antes que recibir". Concluye con un consejo dirigido a los padres de familia que, en su caso, le habría gustado recibir: "Tengan ojo con las redes. La tecnología, si no tienen una edad, es un arma de doble filo. Muy buena para el contenido evangelizador, pero con otro lado que no es tan sano y no es para nada bueno".

Fuente; -Religión en Libertad

jueves, 7 de marzo de 2024

Ni «secuestrado» ni busca la igualdad: una filósofa desmonta el «feminismo anticristiano» en 8 pasos

 


Ni «secuestrado» ni busca la igualdad: una filósofa desmonta el «feminismo anticristiano» en 8 pasos

Concentración feminista. 

Según la filósofa y experta en feminismo Carrie Gress, la población católica es uno de los mayores caladeros de nuevos adeptos al feminismo: expone qué se difunde en esta doctrina y qué debe ofrecer el católico en respuesta.

En términos demográficos, tanto el feminismo como el "machismo" gozan de reducidos "militantes", si se acepta la versión oficial de ambas corrientes. La Real Academia Española define al feminismo como la doctrina "favorable a la mujer a quien concede derechos reservados antes a los hombres" o que "exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres". Según IPSOS, un 53% de los españoles se declaraba feminista en 2023, lo que equivaldría a cerca de 26 millones. Eso sí, cuando se pasa de las palabras a los hechos, apenas el 5% se define como "muy activo".

En el caso del machismo o "actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres", un indicador podría ser el del número de personas condenadas por violencia doméstica -o de género-, que según el Instituto Nacional de Estadística suman poco más de 43.000 personas en 2022. Suponiendo que cada denuncia fuese a un agresor distinto, se podría hablar de un 0,08% de la población militantemente machista.

Teniendo en cuenta estas cifras, y a pocos días de que se celebre el día mundial de la mujer este 8 de marzo, no son pocos los especialistas que observan cómo la base social del feminismo está creciendo. Y por raro que parezca, uno de sus principales "caladeros" es el de los católicos. Al menos en lo que a hábitos y prácticas feministas se refiere, como el aborto, la renuncia a la maternidad o el uso de anticonceptivos, según Carrie Gress. La católica, madre y escritora estadounidense tiene autoridad para exponer esta tesis, pues es una de las mayores expertas internacionales actuales en el estudio del feminismo, que ha plasmado en varios libros publicados. El último,  The End of Woman: How Smashing the Patriarchy Has Destroyed Us -El fin de la mujer: como aplastar el patriarcado nos ha destruido.

En una de sus últimas entrevistas concedidas al podcast de Cy Kellett, Gress se ha dirigido a todas aquellas mujeres cristianas para alertar de cómo está penetrando con fuerza, también en entre los fieles católicos, el rechazo de la feminidad y la fertilidad, el uso de anticonceptivos o el aborto, hasta el punto de hacerlo "al mismo ritmo que la cultura normal".

La escritora admite que "sería maravilloso poder decir que el feminismo solo está ahí para ayudar a las mujeres". Pero tras años de investigación, observa que la realidad es muy distinta, y lo es  desde sus mismos orígenes o "primera ola", como se conoce a las feministas ilustradas y de la Revolución Francesa.

Extraemos 8 ideas que Gress dirige a hombres y mujeres católicas en relación al feminismo:

1º La realidad del feminismo "sin edulcorar"

Uno de los aspectos sobre los que comienza llamando la atención es que, aunque no empezó a estudiar el feminismo "para desacreditarlo", no tardó en llegar a la conclusión de que "en realidad, es la  ideología más mortífera de la historia de la humanidad", al margen de la "visión edulcorada que tenemos". Algo que se muestra teniendo en cuenta que en 2023 se registraron 44 millones de abortos y que el feminismo es "el aparato" necesario para llevar esta industria al mundo.

2º La pregunta correcta: ¿Cómo ser mujer… o cómo ser hombre?

La escritora destaca que, desde los orígenes del feminismo, sus representantes comenzaron "con la pregunta equivocada" de "cómo ayudar a las mujeres a ser como hombres" en lugar de "cómo ayudar a la mujer". De esta forma, Gress lamenta que solo hay que "mirar alrededor" para ver cómo una "pregunta incorrecta" ha llevado a la respuesta incorrecta.

El fin de la mujer: cómo aplastar el patriarcado nos ha destruido, de Carrie Gress. 



Consigue El fin de la mujer: cómo aplastar el patriarcado nos ha destruido, de Carrie Gress. 


"No podemos definir qué es una mujer porque hemos tratado de eliminar nuestra fertilidad y rechazamos la maternidad en todas las formas en que se expresa. El feminismo ha tratado de convertir a las mujeres trabajadoras en trabajadoras perfectas. Y por supuesto, para ser un buen trabajador, tenemos que abortar. Esos dos temas -fertilidad y feminismo- están muy unidos", subraya. Solo así se entienden estudios como el de Erica Komisar, conocedora de multitud de mujeres que han perdido el instinto de empatía por sus hijos al convertirse ellas  "en el centro de atención". 

3º  El feminismo no está "secuestrado": un hombre lo "escribió" así

Durante su investigación, Gress relata su asombro cuando, "buscando citas" para su libro en la primera ola del feminismo encontró representados los tres pilares del mismo, que resume en "lo oculto, el igualitarismo y la lucha contra la familia nuclear y el amor libre".

"Escuchamos una y otra vez que el feminismo fue secuestrado en la segunda ola, pero encontré todas esas ideas en la primera. Y en realidad fueron articuladas por un hombre, Percy Shelley: el igualitarismo, el amor libre y el ocultismo estaban en Shelley -yerno de la feminista Mary Wollstonecraft y marido de la autora de Frankenstein- desde el principio", subraya. Un Shelley que, entre otras propuestas, ya propugna en Laon and Cythna "el amor libre y anticristiano" y su intento de "reescribir el Génesis" y presentar a Eva "como una heroína".

4º "Endulzando" el feminismo: la igualdad proviene del cristianismo

Gress afirma que contemplar el feminismo como "la igualdad de las mujeres" solo contribuye a "endulzar" lo que de verdad implica. Frente a este error, la escritora asegura que la verdadera igualdad "proviene del cristianismo", pues "es de donde vino, [la igualdad] fue en Cristo" y eso es algo plasmado en la misma Biblia, en la Virgen María o en las santas.

"Pero lo que ha hecho el feminismo  es despojarnos de nuestra identidad fundamental que es la maternidad, y no solo biológica o adoptiva. En términos amplios, las mujeres son psicológicamente madres y espiritualmente madres. Es un concepto más genérico, que nos han arrebatado", lamenta.

Mary y Percy Shelley. 



Mary y Percy Shelley, el matrimonio aficionado al ocultismo que llenó de contenido los primeros programas del feminismo de principios del siglo XIX. 

5º "Nos hace infelices porque vivimos contra nuestra naturaleza"

Es en este punto cuando Gress admite que le gustaría pensar en el feminismo como el concepto "simple, superficial y poco profundo" que pretende "ayudar a las mujeres. Pero cuando realmente estudias la ideología, su desarrolló y cómo se formó  a lo largo de los años, [te das cuenta de que] realmente deformó a la Iglesia y destruyó a la familia", admite. Y no solo. De hecho, esta es para la escritora -y también para exfeministas- "una de las razones por las que las mujeres son tan infelices".

"El feminismo nos ha hecho menos felices porque actuamos creyendo que algo que va contra nuestra naturaleza nos hará felices. Nunca encontrarás la máxima satisfacción en el trabajo. Estamos hechas para la comunidad, para relacionarnos, para una maternidad en todos los ámbitos. Y cuando quitas eso a la mujer, encontramos sustitutivos y las mascotas se convierten en nuestros hijos", sentencia.  

6º ¿Feminismo católico? "Debemos ofrecer una alternativa, no reinterpretar"

No son pocos quienes confían en la posibilidad de una interpretación o vía católica del feminismo. No es el caso de Gress, que además de considerarlo "anticristiano", lo contempla cómo "demasiado mortal" y responsable de haber "deformado" a la mujer. Ella es partidaria de "la belleza del catolicismo", que encuentra en sus ejemplos de mujeres, en sus escritos sobre la feminidad y las santas "una respuesta adecuada y ordenada".

La escritora considera  que el llamado "feminismo católico", "superficial" y carente de un cuerpo doctrinal propio, acaba consistiendo en "endulzar el feminismo y decir que se debe ser provida sin reconocer la podredumbre que reside en el feminismo". En este sentido, también llama a no "exagerar" los términos pontificios, como cuando Juan Pablo II habla de un "nuevo feminismo" o cuando se cataloga a Benedicto XVI de "feminista", cuando el solo "cree en la igual dignidad de la mujer y eso no realmente el feminismo". Por ello, termina coincidiendo con su entrevistadora en afirmar que "tenemos que ofrecer una alternativa y no una reinterpretación".

7º Un llamado a la empatía y la masculinidad de los hombres

Al final de la entrevista, Gress observa que el feminismo se trata mucho más "de poder y control" que de "amor, caridad o respeto". Sin embargo, también hace un llamado a la empatía y a que los hombres contengan su creciente rechazo, pues "la mayoría de las mujeres no eligieron esto".

"Hemos sido adoctrinadas desde el día en que nacimos, en la sensación de que tengo que competir con los hombres, ser uno de ellos, poderoso y fuerte. Y seguimos escuchándolo sin haberlo decidido", lamenta. Por eso, frente a la llamada "masculinidad tóxica", Gress invita a considerar al hombre como "una pieza realmente importante" a la hora de comprender el adoctrinamiento generado en la mujer.



Carrie Gress.

Carrie Gress expone en buena parte de su catálogo de libros lo que el cristianismo puede aportar a una sociedad en crisis y dominada por el 'feminismo tóxico´. 

En este sentido, también prioriza a los  "hombres buenos que tratan de ayudar a la mujer" frente a los que son "sumisos  de una forma poso saludable y desordenada", conocidos como aliades. Un hecho, dice, que "es triste" porque si bien está presente en la cultura laica, "que lo estemos viendo en la cultura católica es realmente decepcionante".

8º Una propuesta netamente católica

Gress concluye recapitulando las "terribles heridas a manos de los hombres" de exponentes feministas o al hecho de "no tener el ejemplo de lo que significa amar" como una explicación a por qué desde el feminismo "no entienden lo que significa realmente la caridad, amar a alguien o entregarse".

Para la escritora, la alegría y la belleza es un elemento crucial de su primer ámbito de investigación, el de la Teología del Hogar, de la que es precursora. Se trata, dice, "de ayudar a las mujeres a entender cómo es vivir en este mundo en el que estas felizmente casada o eres feliz por ser madre, en lugar de resentirte por ello o tratar de eliminarlo de tu vida. Nadie ha dicho nada bueno sobre la maternidad durante 50 años y mucha gente se está dando cuenta", agrega.

La Teología del Hogar te ofrece una serie de pasos para hacer de tu casa un hogar católico. 

Fuente: Religión en Libertad