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domingo, 30 de agosto de 2020

Desde el Cielo


Desde el Cielo



        Querido amigo: Quiero hoy hablarte del Cielo. Sí, me marché al Cielo con el Padre como estaba previsto. Hacía treinta y tres años que Yo, el Verbo de Dios, me había hecho carne y nací, y viví, y morí como hombre. Pero ya sabes que resucité, y que a los cuarenta días, concluida toda la Redención y su anuncio a las almas que esperaban la Salvación, me volví al Seno del Padre, al Cielo. Y hoy te quiero hablar un poco del Cielo. Me parece que muchos todavía saben poco de él. Aunque tengo que decirte que no es nada fácil hablar de algo tan sublime a los que todavía no habéis vivido esa experiencia. Por lo menos te ayudaré a pensar un poco en él.

         En primer lugar te aclaro, por si tiene los conceptos teológicos equivocados o infantiles, que el Cielo no es un lugar.  La grandeza de Dios no cabe en un lugar tal y como se entiende en la tierra. Meter a Dios en un lugar sería poner límites al Ser Infinito. No hay límites para Dios. Además, todo ser espiritual, o espiritualizado, como es el caso de Mi Madre María, o el de Mi Cuerpo Glorificado, no ocupa lugar. –Entonces –me dirás- ¿dónde está el Cielo? – El Cielo está donde está Dios, y todos los seres que disfrutan de su presencia. Y, no lo olvides, Dios está en todas partes. El Padre y Yo, y el Espíritu Santo estamos en ese estado de Gloria que lo llena todo. Somos Omnipresentes, por eso podemos estar con todos nuestros queridos hijos los hombres de cualquier lugar de la tierra, y con todos los seres del universo. Junto a todos los millones y millones de estrellas que pueblan el inmenso y maravilloso universo. Sí, el Cielo es un estado de presencia de Dios, y gozan del Cielo todos aquellos que están junto a Nosotros. Hay ratos de Cielo en la tierra, y tú lo sabes. ¿No te has sentido feliz cuando de verdad hemos estado juntos? ¡Cuantas veces has exclamado ante un delicioso paisaje, o un ambiente gozoso: ESTO ES UN CIELO! Y tienes toda la razón. Donde está Dios todo es bello, hermoso, placentero, emocionante, tierno, encantador… sencillamente UN CIELO. Pues eso que tú percibes cuando eres feliz con el alma en paz, es un simple destello de la grandeza indescriptible que es el Cielo.

         ¡Que alegría experimenté cuando ya cumplida mí tarea en la tierra comencé a gozar de la dulzura del Cielo! Aunque ya sabes que no os quise dejar solos. Aquí se quedó un trozo de cielo en cada comunidad de creyentes, que es el sagrario, en donde estoy Yo. Y esas celebraciones vividas con amor. Y esas sonrisas de las almas buenas que pasan por la vida haciendo el bien. Y la paciencia de los enfermos que sufren en silencio. Y de los que mendigan un trozo de pan con hambre y sin rencor. Y esos hogares donde se vive el amor, y los conventos donde hay almas que ofrecen enamoradas sus vidas por ganar Gracia para los demás. La sonrisa de un niño es un reflejo del cielo. Y la cara arrugada y cariñosa de un anciano. Y la paz de un parapléjico, o de un enfermo incurable, o de una madre que reza por sus hijos, o de un padre que trabaja duramente por ganar el pan cada día para los suyos, y de esas ancianitas que en el rincón de cualquier casa o templo musitan viejas oraciones que Nosotros escuchamos con gusto y agradecimiento… Todo eso son trozos bellísimos del dulce Cielo que te espera, amigo mío. Me gustaría que sembrases la vida de Cielo, que plantases en cada rincón de la tierra que pisas un trozo de Cielo.

         Pero, ¡qué pena que los hombres os empeñéis tanto en infestarlo todo de cizaña, de infierno desgraciado! ¿Por qué no termináis de aprender la lección? Sí que es verdad que Somos misericordiosos, pero ¿qué hacemos con los que no quieren saber nada del Cielo? Hay muchos que dicen: -¿Por qué Dios, que es tan poderoso, no nos lleva a todos forzosamente al Cielo?- Pues muy sencillo: porque el cielo es el REINO DEL AMOR, Y A NADIE SE LE PUEDE HACER AMAR A LA FUERZA. El amor es fruto de la libertad. Se ama porque se quiere, y a quien se quiere. ¿Qué merito tendría un Cielo de almas forzadas, que han despreciado la mano que le tendíamos hasta el último momento de un modo consciente?  A Judas le llamé amigo hasta el final, y se desesperó sin llorar su pecado. Al buen ladrón le dije que aquel día iba a estar conmigo en el Paraíso porque se arrepintió voluntariamente.  El Cielo está lleno de voluntarios que dijeron que sí cuando se les ofreció, que dieron un paso al frente cuando fueron llamados, y la llamada es general. Todo el mundo puede ir al Cielo, pero hay que querer ir, hay que coger el camino estrecho que lleva a la Vida.

         Hoy te quiero invitar a que sueñes con el Cielo. A que fomentes en ti esa esperanza de estar un día juntos para siempre gozando de una amistad pura e interminable. Cuando estés triste, o desilusionado, o indeciso, o lleno de dolores, o de tentaciones… mira hacia donde quieras con amor y verás el Cielo que te tengo preparado. Y entonces nacerá en ti la paz, el amor, las ganas de sonreír y de hacer el bien. Cierra lo ojos un rato y piensa en Mí… Mírame aquí, junto a ti, en el Cielo que hay a tu lado, pensando en ti.

         Que el mundo sea ya un adelanto del Cielo para ti. Regala momentos de cielo a todos aquellos que se cruzan en tu camino. Allí estaré Yo sonriendo contigo.     



Jesús



Por la trascripción
Juan García Inza


miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Estás ocupada?



¿Estás ocupada?


Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer. Pero noté que estabas muy ocupada... buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme "HOLA"... pero estabas demasiado ocupada...

Para ver si por fin me percibías, encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros... pero ni siquiera te diste cuenta de ello. Te miré mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que... estabas muy ocupada para decirme algo.

De regreso, ví tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara tu stress. Pensé que agradándote, te acordarías de mí. Sin embargo, enfurecida, ofendiste mi nombre. Deseaba tanto que me hablaras... aún quedaba bastante tiempo.

Después encendiste el televisor. Esperé pacientemente mientras veías tu serie favorita, luego cenaste, revisaste en tu teléfono móvil los whatsapps pendientes, la cuenta de facebook y twitter y nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.

Te noté cansada, entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por un lucero... Verdaderamente fue hermoso, pero no estuviste interesada en verlo.

A la hora de dormir creo que ya estabas agotada. Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste. Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema... porque quizás no te dés cuenta que siempre estoy ahí para ti.

Tengo más paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás.

Te amo tanto que espero todos los días una oración y el paisaje que diseño cada amanecer es para ti.

Bueno... te estás levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que, al menos, el día de hoy me dediques sólo... un poco de tiempo.

Que tengas un buen día...

Dios
Fuente: web católica de Javier

martes, 10 de marzo de 2020

Carta de Jesús




HOY TE QUIERO HABLAR DE LA VOCACIÓN


        Amigo mío, ¿cómo te va la vida? ¿Estás contento? ¿Tienes algún problema serio? Si es así me lo puedes contar con sólo pensar en Mí… Yo te comprendo enseguida. Leo el pensamiento, pero me agrada que pienses en Mí, y pensando en Mí piensas en el Padre y en el Espíritu… En la conversación que quiero tener contigo hoy me gustaría hablarte de algo que llevo muy metido en el corazón. Algo que Nos preocupa, y que preocupa a Mi Iglesia. Hablo de LA VOCACIÓN. Me refiero, como sabes, a esa llamada que hacemos a cada hombre para seguir un camino concreto en su vida, y alcanzar la santidad. Y de un modo especial a la VOCACIÓN DE ENTREGA TOTAL A LA TAREA DE LA EVANGELIZACIÓN.

        No se habla hoy mucho de VOCACIÓN. Más bien se habla de estudios, carreras, empleos, trabajos, negocios, vida… Pero de VOCACIÓN muy poco. Y sin embargo Nosotros: el Padre, el Espíritu Santo y Yo seguimos llamando al corazón del hombre, a la puerta de su alma, a su conciencia. Llamamos constantemente, pero parece que Nuestra voz no cuenta, no se oye, no importa… Los hombres os estáis volviendo sordos para la Voz del Espíritu. No interesa para nada comprometer la vida en algo que materialmente es “poco rentable”. Los hombres, mis amigos los hombres, os estáis encerrando en campanas de silencio absoluto para Dios, donde sólo resuenan los aturdidores ruidos de la loca carrera hacia ningún sitio. Hay muchas palabras hoy en la calle, en casa, en los lugares de diversión, en los centros de trabajo… No se para de hablar de todo. Todo el mundo está enterado de lo último que pasa al instante. Pero a Dios no se le oye, no se le quiere oír. Se huye de Nosotros. Se tapan los oídos para que ni siquiera les llegue el susurro de una insinuación. Muchos ciegos van por el camino sin querer ver. No hay proyecto de vida fuera de la vida misma. En las calles es corriente ver a ciegos que guían a otros ciegos… Y ya sabes: Vino la Luz al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas. Amigo mío, sigue estando la Luz en el mundo, sigo estando Yo entre los hombres, y se sigue prefiriendo la tiniebla. Siento dolor por esa oscuridad voluntaria, y esa sordera, que los hombres de hoy han adoptado como compañeras.

        Recuerdo con alegría aquellas primeras llamadas a Pedro, a Santiago, a Juan…. Dejaron redes y barcas, familias y pueblos, y se fiaron de Mí. Y Mateo, y Zaqueo, y María Magdalena, y Pablo, y miles de almas que a lo largo de la historia supieron decir que sí, muchísimas veces a costa de sus vidas. Esos que dijeron que SÍ han hecho posible la Iglesia, el Reino de Dios entre los hombres. Por ellos Yo estoy presente materialmente en el mundo. ¿Qué haría Yo sin mis sacerdotes, y sin los religiosos, y sin tantas mujeres que han dado la Vida por el Evangelio diciendo SÍ QUIERO SEGUIRTE? Es una maravilla. Les estoy muy agradecido. A pesar de que la vida moderna no facilita para nada escuchar la Voz que os llega de lo alto, no puedo silenciar tantas vidas heroicas, calladas, santas, de hombres y mujeres, jóvenes y mayores, que en todos los rincones de la tierra están dando la cara por Mí, y quien de la cara por mí, yo la daré por él ante mi Padre celestial. Yo les doy las gracias. Tú tienes que darles las gracias. Y ellos deben sentirse contentos y ser fieles, sin desanimarse ante una masa amorfa que no les entiende, porque a Mí tampoco me entendieron.

        Yo dije un día que la mies es mucha y los trabajadores pocos. Y lo tengo que seguir diciendo. El trabajo es abundantísimo, pero son pocos los dispuestos a trabajar junto a Mí.  Te puedo decir que me duele verme muchas veces solo. Es verdad que nunca faltan algunos pocos que se acercan para hablar conmigo y hacerme compañía, pero el trabajo es duro, hay muchas almas que se pierden porque nadie les dice nada. Siento dolor al ver tantos pueblos sin sacerdotes, tantos lugares sin sembradores de la Palabra… Muchos de mis colaboradores son ya mayores. Otros están muy atareados en tantas cosas que no tienen tiempo a penas para hablar de Mí, y ofrecerme a Mí, y trabajar realmente por Mí… Siento que incluso algunos se marchen desilusionados. Pobres amigos míos… Me trae esto malos recuerdos. Pero no quiero que te pongas tan serio. Hay una virtud que quiero que vivas con entusiasmo, y esa virtud se llama ESPERANZA. La respuesta a la llamada es cuestión de fe y amor, y también de esperanza. No perdáis la calma, no tengáis miedo, yo he vencido al mundo.

        Me siento contento al ver muchos seminarios muy nutridos de jóvenes con ilusión por el sacerdocio. Y centros de formación para la vida religiosa. Y grupos y asociaciones, y comunidades y movimientos…Y parroquias que trabajan con ganas. Sois mis amigos, en los que puedo confiar, pero quiero más, necesito a más. Tú, mi amigo, es posible que alguna vez hayas sentido una inquietud que llenaba de ilusión tu corazón. ¿Es demasiado tarde para volver a pensar en tu vida?  ¿No podrías tú ser uno de tantos que con el alma llena de amor me han dicho que SÍ? Piénsalo, por favor. Y reza mucho para que otros lo piensen. Un día, poco antes de morir quise besar los pies de aquellos que habían dicho SÍ a la llamada. Hoy me gustaría volver a besar los pies de tantos que podéis decir SÍ, y que tengo confianza que más de uno me va a seguir.

        ¡Ánimo amigo! ¡Corre la voz! Di por ahí que Dios llama, que Dios necesita a muchos para hacer el bien. Y Estamos esperando ansiosamente la respuesta generosa. Muchos hombres te necesitan para encontrar ellos su camino. Vamos nosotros a echarles una mano y guiarlo por el verdadero Camino. ¿Cuento contigo? ¡No me falles! Tu amigo     

Jesús

lunes, 9 de marzo de 2020

Me preocupa la paz




Me preocupa la paz



         ¡Hola, amigo! ¿Cómo va tu vida? Ya sé que me vas a decir que Yo lo sée mejor que tú. Bueno, pero me gusta que me lo cuentes. Me entusiasma el diálogo con los hombres, es lo que llamamos oración. Te puedo decir que gozo cuando un alma cierra los ojos y trata de encontrar los míos, y me dice algo bonito. No olvides que soy Amor. Y el amor no sólo ama, sino que le gusta ser amado.

         Quiero hoy manifestarte una profunda preocupación. Me preguntarás si es que Dios puede tener preocupaciones. Pues sí, tenemos una preocupación el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y es que los hombres no terminan nunca de vivir en paz. ¡Con lo bonita que es la paz! Ya sé que no es fácil. La paz es delicada y débil como una lámpara encendida: se puede apagar con un simple soplo, o un corte en el fluido. Desde siempre el hombre ha estado en vilo temiendo por su paz, o amenazando la paz de los demás. ¡Cuantas guerras se narran en la Sagrada Escritura, y en los libros de historia, y en los medios de comunicación de cada día...! Cuando pienso en las cosas que Yo dejé bien dichas antes de la Pasión, me pregunto: ¿Qué han hecho estas criaturas, estos amigos míos del mandamiento del amor? Me duele, Nos duele la tremenda falta de amor que hay en el mundo. Nadie quiere ceder nada. Todos quieren salirse con la suya, y llevar razón, y dominar, y vengarse, y violentar la convivencia, y la familia, y la sana amistad… ¿Por qué todo esto? Y ya sé que esa misma pregunta me la haces tú a mí: -¡Dios mío!, ¿por qué todo esto?

         La respuesta es el pecado. El mal existe, y hay quienes se empeñan en dejarse dominar por él, convirtiéndolo en la ley de sus vidas. ¿No se entiende, verdad? Pero así es. El pecado es el gran mal que está afectando hoy a la humanidad. Y no se quiere hablar de él. Se habla mucho de política, de economía, de crisis, de negocios, de locuras…Pero no se habla de pecado. Y como no se habla de pecado, tampoco se habla de Dios. Y si el hombre no necesita a Dios, ¿qué pinto yo en la Cruz? Me tenéis crucificado en todas partes. Muchísimos me llevan colgando de su cuello, o en el coche, o en otros lugares. Pero ¿qué significo yo para ellos? Según tú, ¿qué hago Yo en la Cruz? Me duele mucho que me conviertan en adorno. La cosa es más seria.

      Estos días sufre el Cielo al contemplar la barbarie de Mi Tierra Santa. De mis queridos lugares de la tierra. Sufre mi Madre María al ver como en aquel lugar donde ella me dio a luz no hay paz, sino miedo, destrucción, muerte. ¿Es que ya no hay lugares santos para los hombres? Siento mucho decirlo, pero me estáis profanando los templos con actitudes poco dignas, y celebraciones, muchas de ellas, vacías de contenido. Es verdad que los lugares históricos de mi vida en la tierra tienen para mí, y para muchas almas un gran valor sentimental y religioso. Pero Yo estoy vivo en todos los Sagrarios de la tierra, y en el pan consagrado encima del altar, y en la persona que me recibe en la comunión…Y, no lo olvides, también estoy en mis hermanos los hombres. Cada atentado contra un ser humano, de la condición que sea, es una profanación de mi persona divina, y de la del Padre, y del Espíritu Santo. Cada hombre que cae muerto por la violencia es una tremenda blasfemia contra Dios.

         Sí, me preocupa mucho la paz. Queremos la paz. Hay que sembrar paz en el mundo. Para eso os he dejado toda mi gracia, y todos los medios. Hace falta misericordia, comprensión, tolerancia, humildad, perdón, caridad, paciencia… ¡Hace falta vivir las virtudes que os dejé bien expuestas con mi enseñanza y con mi vida! Reza mucho por la paz. Pide mucho por la conversión de los pecadores. Sí, Dios lo puede todo, pero no queremos de ningún modo coartar la libertad humana. Tiene que salir del hombre la necesidad de pedir ayuda para conseguir la paz y la armonía entre todos. Amigo mío, reza, no te canses de rezar. Y trabaja, y sonríe, y estrecha manos, y ofrece tus brazos abiertos para abrazar a todos. Que no echéis en saco roto tanta sangre que yo derramé para salvaros del mal. No quiero terminar mi carta con un tono tan serio. Quiero animaros a la esperanza. Pero a una esperanza responsable. Si tú, y los tuyos os decidís a vivir en paz, ya habrá un lugar más en el mundo donde es posible el amor y la vida humana. Bienaventurados los pacificadores… Te mando mi abrazo de amigo y mi bendición de Dios. Hasta pronto.



                                                                           Jesús.



                                   Por la trascripción: Juan García Inza

viernes, 22 de noviembre de 2019

Me dan lástima tantas almas solas





ME DAN LÁSTIMA TANTAS ALMAS SOLAS

  


 Querido amigo, hoy quiero hablarte de la cantidad tan enorme de almas que caminan por el mundo solas, sin el cariño y la ayuda de nadie. En esta civilización en la que predomina la cultura de la comunicación, con tantos medios para conectarse unos con otros, y saber unos de otros al instante, es inexplicable que desde el espíritu evangélico no tengáis los hombres más interés de ayudaros en lo esencial. Nadie da un paso, prácticamente, sin ser controlado por intereses de todo tipo: sociales, políticos, policiales, económicos… Pero del interés por el bien espiritual de los demás, de cada hombre que se cruza en vuestro camino ¿Quién se preocupa? Miro la tierra tan querida por mí, y sólo veo cantidades enormes de ovejas sin pastor, solas, desorientadas, recorriendo la aventura de cada día sin una dirección precisa, sin unos objetivos claros, sumidas muchas veces en la angustia de la soledad, del problema del momento, de la situación lamentable, de la falta de amor, de la confusión en las ideas… No, no encuentro mucha inquietud apostólica hoy. ¿Por qué? ¡Son tantas las razones! Falta fe, y amor sincero, y preocupación por el bien de las almas, por la salvación de todos… Rezáis muchas veces VENGA A NOSOTROS TU REINO, pero hacéis poco para que esto sea posible. ¿Me vais a dejar de nuevo sólo con mi cruz? ¿Vais a esconderos otra vez por miedo a lo qué dirán los otros, por vergüenza a hablar de mí, por no complicaros la vida…?



Cualquier cosa la tomáis como excusa para cruzaros de brazos. Cualquier fallo de otros os desanima. Parece que estáis deseando encontrar un motivo para eximiros de vuestra responsabilidad. Mi Iglesia es divina y humana. Yo os quiero santos, pero comprendo que sois pecadores. Y me duele el fallo y la infidelidad de los míos. Sé que eso hace mucho mal, y especialmente a los que tienen una fe frágil. El escándalo es un pecado gravísimo. Pero, ¿qué hubiera pasado si yo me hubiera quitado la cruz de encima al ver la traición de Judas, la negación de Pedro, y la huída de los demás? Las almas nos deben doler a todos. Son un tesoro precioso muchas veces cubierto de barro y miseria, pero que hay que limpiar delicadamente. Las almas son como ovejas solas que no saben a donde ir, y se pierden, y las ataca el lobo, y sufren porque no tienen la ayuda de alguien que con cariño las anime a seguir adelante, o a rectificar el camino, o a desenredarse de la zarza que las tiene aprisionadas.



         No me dejes solo. El trabajo es mucho, pero no quiero hacerlo sin tu ayuda. Yo fundé una Iglesia Familia, Comunidad, para que todos nos ayudemos entre sí. No caben en la Iglesia mía los egoístas que van a lo suyo, y quieren un Dios particular, que salve sus almas en solitario. Eso no es lo que yo dije. Lo que dije hasta la saciedad es que estuvierais unidos, un solo rebaño y un solo pastor, que os amarais unos a otros como Yo os he amado. Que no abandonéis a ninguno de mis amigos, a ninguna de mis ovejas. No están los tiempos como para ir solos por los caminos del mundo. Hay mucho lobo suelto, muchos maleantes que buscan las almas para destrozarlas y dejarlas tiradas en el camino. ¿No lo ves?



         Debéis imitar más el espíritu de mi cabeza visible entre vosotros que es el Papa Juan Pablo II. ¿No veis todo el esfuerzo que está haciendo para que el fuego de la Verdad y del amor se mantenga vivo en los rincones del mundo? Y allí va, aunque sólo sean unas pocas almas las que le esperen, pero cada alma vale todo el sacrificio de una vida. Y encima lo critican porque hace lo que hace, y muestra una imagen lamentable de decaimiento, y deterioro físico. ¡Qué imagen presentaba yo cuando ensangrentado y destrozado caminaba hacia el Calvario con una cruz que ya casi no podía llevar! ¡Mal espectáculo para el que sólo busca la estética y la belleza dulzona y contrahecha! Lo que realmente vale es el amor, el corazón bien entregado, el afán de almas, la inquietud apostólica… Todo lo demás es puro espectáculo pasajero.



         ¡Por favor! No te olvides de las pobres almas solas. De mis ovejas abandonadas. Ama mucho a la Iglesia. Siéntete Iglesia, y da la cara por Mi Causa, que sólo es el bien de cada hombre, la salvación de cada persona en un mundo duro y cruel que sólo busca la eficacia, el rendimiento económico, la producción  y la riqueza. Un alma vale más que todo el oro del mundo. No me dejes solas las ovejas de mi rebaño, y trata tú de ser un buen pastor allí donde te encuentres. Otros se preocuparán de ti, Yo el primero.



             



Un abrazo de tu Amigo      




 Jesús





Por la trascripción

Juan García Inza

sábado, 2 de noviembre de 2019

No te dejaré solo






No te dejaré solo


        Querido amigo: Aquí estoy de nuevo a tu lado con esta carta en la que quiero hablarte de ese interés Mío de no dejarte nunca solo. Es posible que hayas pensado alguna vez que no te hago caso porque no te contesto a la primera, o no te doy lo que me pides. Seguro que has sentido la dura experiencia de la soledad. Te comprendo perfectamente porque Yo también la sentí. Recuerdas que me sentía muy sólo en la Oración del Huerto, y no digamos en la Cruz, cuando salieron de mi alma divina, y de mi boca humana, aquellas palabras que muchos todavía no entendéis: PADRE, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?  Tenía que sufrir hasta el máximo por amor a ti y a todos los hombres. Y hay un dolor más fuerte que el físico. Es el dolor espiritual de no sentir consuelo, ni palabras de alivio, ni descanso en un tormento que nadie podrá sentir igual. Son muchísimos los hombres que sufren dolores extremos, y soledades abrumadoras… es verdad. Pero Yo era Dios despojado, por Voluntad del Padre, y para salvar a los hombres, de todo el poder divino, de la grandeza de la Gloria, de la alabanza de los cielos. Sólo me acompañó el llanto de mi Madre María, y de Juan y otras mujeres… Mi Padre Dios quiso que todos comprendierais hasta qué punto ama al hombre, que retira el consuelo a su propio Hijo cuando más lo necesitaba. Ya sé que para ti esto es un Misterio, pero fue una realidad.

         Pero ni el Padre y Yo te dejaremos solo a ti. Ya pagué yo por los pecados de tantas soledades extremas que la humanidad ha padecido por falta de amor fraterno.  No te niego que sufras muchas veces decepciones, abandonos e infidelidades. Tampoco te oculto que Nuestra compañía no se hace siempre palpable y milagrosa. Estoy ahí a tu lado. Sé lo que estás sufriendo. Conozco tus problemas personales, familiares, laborales, económicos… No ignoro que a veces esas situaciones duras te pueden quitar la paz, e incluso que te llegue la tentación de la desesperación. La naturaleza humana es muy limitada y hay momentos que no puede más, y corre peligro de romperse. Pero no lo olvides, Yo estoy a tu lado. Nunca te dejaré sólo con tu mal, ni con tu problema. Estoy a la cabecera de cada enfermo, junto a los marginados y desechados de la sociedad, en las casas de los que no tienen qué comer, en los desahuciados por la medicina, en los pobres que han caído por debilidad, o por cobardía, en el sida y en tantas enfermedades, fruto muchas veces del desorden moral. Sí, estoy donde hay una hambruna, y una epidemia, y un terremoto, y un accidente de carretera, y un crimen… Y estoy ofreciendo la ayuda de la Gracia, extendiendo la mano para que se agarren los que se hunden, mirando a los ojos de los descreídos y desamorados… Pero hay algo que no quiero violar: LA LIBERTAD DE CADA UNO. Y también quiero que sepas que con mi dolor no se quitó el dolor del mundo, la Cruz sigue plantada en medio de la vida. Y es que hay algo más que el bienestar del cuerpo, y es la santidad del alma.

         Ya sé que me vas a decir que muchos se pierden por no saber encajar sobrenaturalmente el dolor. ¡Cuántas ofensas recibo por parte de aquellos que no aceptan la más mínima contrariedad! ¡Cuántas blasfemias debo soportar de aquellos que no aceptan el fracaso, la humillación, el revés de la vida! Pero que sepan que no están solos, aunque piensen que Dios los ha abandonado, y no creen en ese Dios que no remedia todos los males.

         Amigo mío, si todo lo tuviéramos que resolver a base de milagros qué fácil sería todo. Pronto vendría el total abandono del esfuerzo, la dejadez y el egoísmo más despreciable. El hombre sería como el niño mimado a quien todo se lo dan resuelto. Y cuando llega la hora de la verdad, y tiene que enfrentarse con la realidad de la vida, se derrumba.  No lo olvides, la vida es una lucha constante contra todas las adversidades que surgen cuando menos lo esperas. LA TIERRA NO ES EL CIELO. Esta es la equivocación de muchos. La tierra es imperfecta. El hombre es imperfecto. Tú estás sometido a las limitaciones de la propia naturaleza. ¿Qué es lo que ha cambiado? Que todo eso es SANTIFICABLE, SANTIFICANTE, SANTIFICADOR. Y precisamente con todo ese sufrimiento que te va acompañando en tu caminar por el mundo, tú te vas ganando el cielo con la ayuda de Mi Gracia. Porque Yo estoy contigo, camino a tu lado, no te dejo sólo nunca.

     Quiero terminar la carta haciéndote un encargo importante: dile a todos los que se sienten desgraciados, que para Mí son felices, bienaventurados, si junto al dolor ponen amor y confianza. La Cruz hay que llevarla cada día. Es algo de lo que nadie está exento. Pero dile a todos los que viven su vía crucis particular que Yo estoy con ellos, como un cirineo que quiere aliviar el peso del dolor, y acompañar a cada uno hasta el final de la carrera, hasta el calvario que todos tenéis que afrontar. Tú diles que YO NUNCA OS DEJARÉ SOLOS. ESTARÉ SIEMPRE CON VOSOTROS HASTA EL FINAL.  Pero diles que se lo crean de verdad. Tu amigo 


Jesús



Por la trascripción
Juan García Inza

miércoles, 20 de junio de 2018

Carta de Jesús para ti


Carta de Jesús para ti

Ámame como eres, ¡ahora mismo! Recuerda, Yo Soy tu Dios; tu Señor; tu Creador; tu Salvador; tu Maestro; tu Hermano; tu Amigo. Si crees en Mí, vivo siempre contigo y te amo; ámame tal como tú eres ahora mismo; lo demás déjamelo a Mí.



Conozco tu miseria, las aflicciones y tribulaciones de tu alma, la debilidad y enfermedad de tu cuerpo, lo mismo que tus pecados; y a pesar de todo Yo te digo: “Dame tu corazón, ámame tal como eres ahora”; si esperas a ser un ángel para amarme, no me amarás jamás. Aunque seas débil en la práctica del deber y la virtud, y caigas nuevamente en los mismos pecados que no quisieras cometer, ¡ámame!, no te permito que no me ames y que no confíes en todo en Mí, mas bien es la razón de que confíes en todo momento en Mí …



Ámame tal como eres ahora mismo; y confía en Mí en todo instante, en cualquier situación en que te encuentres, en el fervor o en la tibieza, en la fidelidad o en la infidelidad, ámame como tú eres, confía en Mí. Quiero el amor de tu corazón tal como estás, si esperas a ser perfecto, no me amarás jamás. ¡Qué!, ¿no podría Yo, acaso, hacer de cada grano de arena un serafín radiante de pureza, de nobleza y de amor?; ¿no soy Yo el Omnipotente, y no puedo preferir tu corazón al de aquellos posibles serafines perfectos? Hijo mío, deja que te ame, quiero tu corazón, tal como es ahora mismo.



Ciertamente quiero con el tiempo transformarte, pero, por ahora, te quiero como eres y deseo que tú hagas lo mismo. Quiero ver surgir desde el fondo de tu miseria el amor. Amo en ti hasta tu debilidad, amo tu amor pobre y miserable. Anhelo ardientemente que salga de lo más profundo de tu corazón un grito continuo: “Jesús, te amo”; “¡Jesús, confío en Ti!” Quiero únicamente el canto de amor de tu corazón, no necesito tu ciencia o tu talento. Una sola cosa me importa, el verte vivir amando. No son tus virtudes las que quiero, si te las diese, eres tan débil, que alimentarías tu amor propio.



Te podría haber destinado a cosas grandes, pero no serías siervo inútil, te amo aunque te creas poca cosa, porque te he hecho para el amor; para Mi eres algo muy grande, aunque te veas tan humilde como Mi Madre. Yo estoy siempre a la puerta de tu corazón, como un mendigo suplicante; ¡Yo, Rey de Reyes!; te busco y te espero, apúrate y ábreme. No alegues tu miseria; si conocieses perfectamente tu indigencia, morirías de dolor.



Lo que más me heriría el corazón, sería verte dudar de Mi y faltar a la fe, no confiar en Mi. Quiero que pienses y confíes en Mi cada hora del día y de la noche, quiero que tú hagas, aún la acción más insignificante por mi amor. Cuento contigo para que ames y así darme gloria. No te preocupes de no tener virtudes o muchos talentos, te daré los míos. Cuando tengas que sufrir, te daré mi fortaleza. Dame tu amor, y te enseñaré a amar más allá de lo que nunca has soñado, ¡te daré mi Amor!; pero recuerda, ámame tal como eres ahora mismo. Te he dado a Mi Madre, deja todo en su Corazón Purísimo, pase lo que pase. No esperes a ser Santo para abandonarte al Amor, anda, ámame como eres; Yo estoy locamente enamorado de ti, te espero cada día hecho pan en la Eucaristía; déjate querer, ven a recibirme todos los días; y recuerda, ámame y confía en Mi ahora mismo, tal como eres.

Jesús.

martes, 19 de junio de 2018

Carta de Jesús para tí



Carta de Jesús para tí.


Puede ser que tú no me conozcas, pero Yo sé todo acerca de tí… Yo sé cuando te sientas y cuando te levantas … Todos tus caminos me son conocidos … Conozco cuántos cabellos hay en tu cabeza … Pues fuiste hecho a mi imagen …


Te conocí desde antes que fueses concebido(a) … Te escogí cuando planifiquéla creación … Tú no fuiste un error, pues todos tus días están escritos en mi Libro … Fuiste hecho maravillosamente … Yo te formé en el vientre de tu madre …


Te saqué de las entrañas de tu madre el día en que naciste … He sido mal presentado por los que no me conocen … Yo no estoy distante ni enojado, sino que soy la completa expresión del amor, manifestado en mi Hijo, Jesús … Y es mi deseo amarte, simplemente, porque fuiste creado para ser mi hijo(a) y que Yo sea tu Padre …


Yo te ofrezco más de lo que tus padres te han dado o te darían jamás … Porque Yo soy el Padre perfecto … Toda buena dádiva que recibes procede de Mí … Yo soy tu Proveedor y suplo todas tus necesidades … Mi plan para tu futuro está lleno de esperanza … Porque te amo con amor eterno … Mis pensamientos hacia tí son incontables, como la arena del mar … Yo estoy en medio de tí y te salvaré; me gozaré sobre tí con alegría …


Nunca dejaré de hacerte bien … Si oyes mi palabra y la guardas, serás mi especial tesoro … Deseo plantarte con todo mi corazón y con toda mi alma … Deseo mostrarte cosas grandes y maravillosas … Si me buscas con todo el corazón, me encontrarás …


Deléitate en mí y Yo te concederé los deseos de tu corazón … Porque Yo soy el que pongo en tí el querer como el hacer … Soy poderoso para hacer en tí mucho más de lo que tú te imaginas … Porque Yo soy tu gran Consolador … Soy el Padre que te consuela en todas tus tribulaciones … Yo estoy cercano a tí cuando tu corazón está quebrantado …


Como el pastor carga a su oveja, Yo te he llevado cerca de mi corazón … Un día quitaré toda lágrima de tus ojos y todo el dolor que has sufrido en la tierra… Yo te amo tanto, que envié a mi Hijo, Jesús, para que tengas vida eterna … Porque en Jesús es revelado mi amor por tí … Él es la representación exacta de mi ser … Él vino a demostrarte que Yo estoy por tí, no contra tí … Y para decirte que no me acordaré más de tus pecados … Jesús murió para que tú te reconciliaras conmigo … Su muerte fue la máxima expresión de mi amor por tí … Yo lo di todo por ganar tu amor …


Ven a casa y celebraré la fiesta más grande que el cielo haya visto jamás … Yo siempre he sido y siempre seré … Padre … Mi pregunta para tí es … ¿Quieres ser mi hijo? … Estoy con los brazos abiertos esperando por tí … Solo tienes que recibir a mi Hijo, Jesús, en tu corazón …

domingo, 23 de octubre de 2016

Sois mis amigos



Sois mis amigos



                   Hola amigo. No te extrañe que te llame amigo. Tú ya sabes que a mis discípulos  les dije que desde aquel momento los llamaría amigos, pero tenían que seguir mis indicaciones. Yo quiero que tú seas mi amigo. Tal vez te extrañe si te digo que Yo, el Hijo de Dios, Jesucristo, teniéndolo todo porque soy Dios, necesito amigos. Sí, me hacen falta amigos, porque no olvides que soy el Amor, y se ama a personas concretas como tú. Además, he querido someter las tareas del Reino en este mundo a la libre colaboración de mis amigos.

         Ya sabes que cuento contigo. Y te enviaré cada semana una carta en la que quiero reflejar mis sentimientos, y decirte lo que pienso, y lo que me preocupa, y lo que me hace sonreír. Sí, has oído bien, he dicho sonreír, porque a mi Padre y a Mí, y al Espíritu Santo nos gusta sonreír, valoramos mucho la alegría. El Reino de los Cielos está lleno de sonrisas. Te puedes creer que aquí se está bien, se disfruta como niños con juguetes nuevos. Los tristes no entienden nada de Mí, no entienden nada de Dios. El mundo de hoy no Me entiende, no Me busca, no Me valora… Y es que el mundo de hoy ha confundido la alegría con la diversión, con el placer, con la evasión… Y va comprando sonrisas por los mercadillos de la calle. Y sólo encuentra carcajadas, bufonadas, tonterías sin sentido. Me da un poco de pena. Por eso no me entienden, y no me buscan como Amigo, y lo pasamos mal ellos y Yo.

         Tengo un amigo al que quiero de un modo especial, y se llama Juan Pablo II. Me dirás ¡claro, como es el Papa! No lo quiero sólo porque sea el Papa. Juan Pablo II es un hombre excepcional. Te lo digo Yo, Jesús. Tenía que ser el Papa para estos tiempos. Ha gastado su vida heroicamente en darme a conocer. ¡Cuantos amigos tengo Yo por la labor tan fenomenal que está haciendo desde que lo llamé para que me siguiera! Muchos no saben lo que la Iglesia y el mundo tiene con la grandeza y la maravilla de este hombre santo.  ¡Cuantas gracias tenemos que darle cada día! Mi Madre María no sabe donde ponerlo. Siempre está a su lado. Bueno, estamos todos, pero ella es Madre y su corazón tiene sus debilidades.

         Algún día la historia os dirá quien es Juan Pablo II, qué ha supuesto este Papa para estos tiempos tan difíciles.  Estaba pensado para ahora, y no nos ha fallado. Pero, ¡cuántas cabezas duras, y cuántos corazones de piedra todavía no le han entendido! No sé si se puede hablar más claro. Y que sepas que todo lo que dice se lo dicto Yo desde el Sagrario en donde le acompaño todo el día.  ¡Lastima que se nos esté gastando!  Estos días lo tenemos un poco averiado, ¡Si supierais lo que sufre él! ¡Y si supieras lo que a Mí me duele! Pero la naturaleza humana es así. Y si no que me lo digan a Mí cuando pasé lo tú ya sabes.

        Juan Pablo II está dando la gran lección de la entrega total, sin reservas, sin regateos, consumiéndose por el dolor que ofrece por toda la Iglesia. Pero no creas que lo que le duele es el cuerpo, no. Lo que realmente le duele es el alma, porque la suya es muy grande, y su corazón es semejante al mío. Y sufre por el mundo, por la Iglesia, por los problemas humanos, por las infidelidades, por los escándalos, por los atentados contra el ser humano, por el descreimiento de esta generación como la tuya que se ha creído dueña y señora de la vida. Sí, a Mí me han echado de muchos sitios. A muchos les gustaría que mi nombre desapareciera del lenguaje diario, y de la historia, soy para muchos un estorbo… Por eso necesito amigos como el Papa, y como tú, para que me hagáis un poco de compañía, y le digáis a los demás que están equivocados. Que sólo hay un Dios. Todo lo demás son criaturas, ilusiones, sueños, imágenes, creencias vanas…

         Te voy a pedir un favor: acompaña al Papa con tu afecto y con tu oración. Yo estoy a su lado, pero tú también debes estarlo. Ya no le queda mucho que estar en este mundo, pero la humanidad entera debe estar agradecida porque un día la Santísima Trinidad hicimos un regalo a los hombres de buena voluntad para que defendiera su dignidad en el fragor de una batalla solapada, y a veces manifiestamente pública, que trata de eliminar nuestra imagen en la tierra, que sois vosotros.  Confío en ti, amigo mío. Ama a Juan Pablo II, mi mejor amigo.



                                                       Por la trascripción



 Juan García Inza







Sois mis amigos



Sois mis amigos



                   Hola amigo. No te extrañe que te llame amigo. Tú ya sabes que a mis discípulos  les dije que desde aquel momento los llamaría amigos, pero tenían que seguir mis indicaciones. Yo quiero que tú seas mi amigo. Tal vez te extrañe si te digo que Yo, el Hijo de Dios, Jesucristo, teniéndolo todo porque soy Dios, necesito amigos. Sí, me hacen falta amigos, porque no olvides que soy el Amor, y se ama a personas concretas como tú. Además, he querido someter las tareas del Reino en este mundo a la libre colaboración de mis amigos.

         Ya sabes que cuento contigo. Y te enviaré cada semana una carta en la que quiero reflejar mis sentimientos, y decirte lo que pienso, y lo que me preocupa, y lo que me hace sonreír. Sí, has oído bien, he dicho sonreír, porque a mi Padre y a Mí, y al Espíritu Santo nos gusta sonreír, valoramos mucho la alegría. El Reino de los Cielos está lleno de sonrisas. Te puedes creer que aquí se está bien, se disfruta como niños con juguetes nuevos. Los tristes no entienden nada de Mí, no entienden nada de Dios. El mundo de hoy no Me entiende, no Me busca, no Me valora… Y es que el mundo de hoy ha confundido la alegría con la diversión, con el placer, con la evasión… Y va comprando sonrisas por los mercadillos de la calle. Y sólo encuentra carcajadas, bufonadas, tonterías sin sentido. Me da un poco de pena. Por eso no me entienden, y no me buscan como Amigo, y lo pasamos mal ellos y Yo.

         Tengo un amigo al que quiero de un modo especial, y se llama Juan Pablo II. Me dirás ¡claro, como es el Papa! No lo quiero sólo porque sea el Papa. Juan Pablo II es un hombre excepcional. Te lo digo Yo, Jesús. Tenía que ser el Papa para estos tiempos. Ha gastado su vida heroicamente en darme a conocer. ¡Cuantos amigos tengo Yo por la labor tan fenomenal que está haciendo desde que lo llamé para que me siguiera! Muchos no saben lo que la Iglesia y el mundo tiene con la grandeza y la maravilla de este hombre santo.  ¡Cuantas gracias tenemos que darle cada día! Mi Madre María no sabe donde ponerlo. Siempre está a su lado. Bueno, estamos todos, pero ella es Madre y su corazón tiene sus debilidades.

         Algún día la historia os dirá quien es Juan Pablo II, qué ha supuesto este Papa para estos tiempos tan difíciles.  Estaba pensado para ahora, y no nos ha fallado. Pero, ¡cuántas cabezas duras, y cuántos corazones de piedra todavía no le han entendido! No sé si se puede hablar más claro. Y que sepas que todo lo que dice se lo dicto Yo desde el Sagrario en donde le acompaño todo el día.  ¡Lastima que se nos esté gastando!  Estos días lo tenemos un poco averiado, ¡Si supierais lo que sufre él! ¡Y si supieras lo que a Mí me duele! Pero la naturaleza humana es así. Y si no que me lo digan a Mí cuando pasé lo tú ya sabes.

        Juan Pablo II está dando la gran lección de la entrega total, sin reservas, sin regateos, consumiéndose por el dolor que ofrece por toda la Iglesia. Pero no creas que lo que le duele es el cuerpo, no. Lo que realmente le duele es el alma, porque la suya es muy grande, y su corazón es semejante al mío. Y sufre por el mundo, por la Iglesia, por los problemas humanos, por las infidelidades, por los escándalos, por los atentados contra el ser humano, por el descreimiento de esta generación como la tuya que se ha creído dueña y señora de la vida. Sí, a Mí me han echado de muchos sitios. A muchos les gustaría que mi nombre desapareciera del lenguaje diario, y de la historia, soy para muchos un estorbo… Por eso necesito amigos como el Papa, y como tú, para que me hagáis un poco de compañía, y le digáis a los demás que están equivocados. Que sólo hay un Dios. Todo lo demás son criaturas, ilusiones, sueños, imágenes, creencias vanas…

         Te voy a pedir un favor: acompaña al Papa con tu afecto y con tu oración. Yo estoy a su lado, pero tú también debes estarlo. Ya no le queda mucho que estar en este mundo, pero la humanidad entera debe estar agradecida porque un día la Santísima Trinidad hicimos un regalo a los hombres de buena voluntad para que defendiera su dignidad en el fragor de una batalla solapada, y a veces manifiestamente pública, que trata de eliminar nuestra imagen en la tierra, que sois vosotros.  Confío en ti, amigo mío. Ama a Juan Pablo II, mi mejor amigo.



                                                       Por la trascripción



 Juan García Inza







lunes, 8 de agosto de 2016

Te invito a celebrar mi Pascua


Te invito a celebrar mi Pascua



         Hola amigo: ¿Cómo te encuentras? Ya sé que me vas a decir que Yo lo sé todo, y para qué te pregunto. Es verdad que lo sé todo, pero me gusta que me lo cuentes. Me pasa como a las madres. Suelen saber lo que les ocurre a sus hijos, pero les gusta que ellos se lo digan. Hay mucho de ternura y confianza en esas conversaciones confidenciales de amigos, en las que uno confía al otro lo que ya conoce, pero quiere que le salga de su corazón y expresarlo con todo su amor.

         Acabamos de celebrar días muy importantes para Mí, y supongo que también para ti. En estos días has oído hablar mucho de Mi Pasión, y has podido contemplar Mis imágenes muchas veces. Es posible que tú mismo me hayas sacado a la calle. Pero me gustaría que me contases  lo que ha supuesto para ti la Semana Santa. Ya te decía que siempre me da un poco de miedo estos días. No puedo evitar recordar lo mal que lo pasé. Y tampoco puedo evitar el dolor al contemplar que hoy se vuelve a repetir la historia. Y no lo siento por mi propio sufrimiento, sino por el poco valor que muchos hombres le dan al amor de Dios. Son relativamente pocos los que saben aprovechar la Gracia que se les ofrece abundantemente estos días. Pero bueno, ya conozco bien al hombre, y no me extraña nada. Me siento reconfortado por todos aquellos que de verdad me han acompañado con todo cariño en estas celebraciones.

         Pero ya hemos llegado a la Pascua. ¡Que días tan maravillosos! ¡Qué gratos recuerdos de aquellos hechos históricos; de aquellos encuentros gozosos con mis amigos muertos de miedo! Siempre tenía que empezar diciéndoles: “Paz a vosotros”. No tenían paz. Estaban nerviosos. No terminaban de fiarse de mi palabra. Y no me reconocían cuando me presentaba a ellos resucitado. Es verdad que el cuerpo glorioso ya es distinto, pero el amor es el mismo. Tenía que hacer gestos concretos, decirles palabras que ellos ya conocían, insistirles que tocaran y vieran que no era un fantasma… ¡Qué duros sois los hombres para reconocer a Dios, y sentir la verdad y la cercanía  del mundo sobrenatural! Los hombres piden muchos milagros, y cuando ocurren no se los creen. Les pasa como a Pedro: “Señor, si eres tú di que camine yo también por el agua”. Y le dije: -Ven.- Y comenzó a caminar pero vaciló, no se lo creía, y comenzó a hundirse gritando de miedo… Y sin fe no es posible vivir la Pascua. Si no creen en mí como hombre mortal, ¿cómo van a creer en Mí Resucitado y en cuerpo glorioso?

         Las Pascua es el tiempo del cambio, del paso a una vida más espiritual. Es la celebración de la conquista de la libertad.  Es disfrutar de la alegría de la gracia. En Pascua se valora mejor el Bautismo, y la Penitencia, y la Eucaristía, y tantas cosas. En este tiempo os quiero demostrar que es verdad todo lo que de mí se había anunciado, y Yo lo había repetido tantas veces. La muerte en la cruz era necesaria, pero no era el final. La estancia en el sepulcro era temporal. Ya dije Yo que al tercer día resucitaría, y así lo hice. Esa es la garantía de vuestra fe. Tú tienes que creerme. YO NO ESTOY MUERTO. No seguís vosotros a un muerto. Estoy vivo ahora mismo. Y hablo contigo desde estas páginas de Internet, y desde la Sagrada Escritura, y en la Oración, y me recibes vivo en la Eucaristía, y te perdono a través del sacerdote, y estoy dentro de ti cuando dejas entrar la gracia en tu alma.

         Quiero celebrar contigo MI PASCUA, MI RESURRECCIÓN. Y quiero que se lo digas a todos, pues mi fiesta es para el mundo entero. Comunícaselo a tus amigos, a Mis amigos: ESTOY VIVO. Mi Reino es de vivos. Quiero una Iglesia viva, unas celebraciones llenas de vitalidad. Quiero cantar contigo el Aleluya, el Gloria, y hacer palmas, y sonreír. Es mi tiempo de gozo. No me dejes solo. Estás invitado al banquete de bodas, al banquete de la Vida. Tu lugar está reservado. No pongas excusas para venir, pues Yo te espero para que pasemos un rato agradable. Corre la voz: VUESTRO AMIGO JESÚS ESTÁ VIVO, Y OS ESPERO PARA CELEBRAR MI ALEGRÍA CON TODOS. NO ME FALLÉIS.

       Un saludo de alegría y paz para ti y para todos.



                                                  Tu Amigo JESUS.

                                                      Por la trascripción



 Juan García Inza

sábado, 5 de marzo de 2016

Te escribe ...Jesús


¿Cómo estás? Tenía que enviarte esta nota para decirte lo mucho que me importas,

ayer te vi cuando caminabas y charlabas con tus amigos.

Yo esperé todo el día, deseando que tú quisieras también  

hablar conmigo.

Conforme avanzaba el día, te di una caída de sol para cerrar tu día. Te di brisa suave y fresca para que descansases y esperé para hablar contigo, porque soy 

tu amigo y te amo mucho.

Te vi quedarte dormido y tenía ganas de tocarte la frente, así es que dejé que un rayo te acariciase el rostro,

seguí esperando para hablar contigo. 

¡Tengo tantos regalos para ti!

Te levantaste esta mañana muy deprisa y no tuviste tiempo

de hablar conmigo.

Mis lágrimas estaban en la lluvia y el rocío de esta mañana.

Hoy te sientes triste y solo, me duele el corazón de verte así, pero te comprendo, porque también a mi me han

desilusionado tus amigos, pero te sigo queriendo.

Yo trato de decírtelo a través del cielo azul, de los campos verdes, de las flores. Te grito en los riachuelos y les doy a los pájaros 

canciones de amor para cantarte.

Te visto con cálidos rayitos de sol y perfumo el aire con las esencias de la naturaleza.

Mi amor por ti es más hondo que los mares y más grande

que cualquier necesidad que tengas en el corazón.

Si tan solo supieses cuánto anhelo hablar y caminar

contigo.

Yo sé lo dura que es la vida en la tierra. Por eso quiero

ayudarte. 

Quiero que conozcas a mi padre, él también

quiere ayudarte, 

y a mi madre que te cuida con su manto.

¡Llámame!, ¡pregúntame!, ¡habla conmigo! 

No me olvides, por favor, 

tengo tanto que compartir contigo....

Ya no te molesto más. Eres libre de escogerme si tu quieres,

es tu decisión personal.

Yo sí te he escogido a ti, y por esta razón, sabré esperarte,

porque te amo. Hasta pronto…



                                TU AMIGO, JESÚS

 

jueves, 25 de abril de 2013

La caja de los besos




La caja de los besos


         Sabes que a Mí siempre me ha gustado utilizar parábolas, ejemplos, historias, para hacerme entender por todos. En Los Evangelios te habrás encontrado con muchas. Hoy te voy a ofrecer una historia tierna que alguien ha escrito, y que me ha gustado. Se llama la CAJA DE LOS BESOS, y dice así:


 Hace ya un tiempo, un hombre castigó a su pequeña niña de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado.

El dinero era escaso en esos días por lo que explotó
en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver
una caja para ponerla debajo del árbol de navidad.

Más sin embargo la niña le llevó el regalo a su
padre la siguiente mañana y dijo:

"Esto es para ti, Papaíto"....

El se sintió avergonzado de su reacción de furia.
Pero este volvió a explotar cuando vio que la caja
estaba vacía.

Le volvió a gritar diciendo:

 No sabes que cuando das un regalo a
alguien se supone que debe haber algo adentro.

La pequeñita miró hacia arriba con lagrimas en los
ojos y dijo, " Oh, Papaíto.....
no esta vacía, yo sople besos adentro de la caja.

Todos para ti, Papi.

"El Padre se sintió morir;
Puso sus brazos alrededor de su niña y le suplico
que lo perdonara.

Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada
cerca de su cama por años y siempre que se sentía
derrumbado, el tomaba de la caja un beso imaginario y
recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

En una forma muy sensible, cada uno de nosotros
 hemos recibido un recipiente dorado,
lleno de amor incondicional y besos de
hijos, amigos, familia y de Dios.

Nadie podría tener una propiedad o posesión
Más hermosa que esta.



¿Te ha gustado?

Yo recuerdo los besos de Mi Madre María, y de San José. Y los que me enviaban tantas almas buenas cuando pasaba cerca de ellas, o cuando iba con la cruz a cuestas, o clavado en ella. Esos besos de cariño me daban aliento.

Pienso en tanta gente que necesita besos de gratitud, de auténtico cariño, de perdón, de inocencia, de paz…

Yo te animaría a que llenases muchas cajas de besos y las fuera regalando a todos los que te encuentres por el camino, en especial a los más tristes y necesitados. Seguro que el mundo estallaría en una gran sonrisa, y todos serían mejores. Haz la prueba. Yo de momento te mando mi beso de Amigo, que mucho te quiere.


Un abrazo de tu Amigo


 Jesús

  

Por la trascripción
Juan García Inza

viernes, 8 de febrero de 2013

Me dan lástima tantas almas solas





ME DAN LÁSTIMA
TANTAS ALMAS SOLAS


  



 Querido amigo, hoy quiero hablarte de la cantidad tan enorme de almas que caminan por el mundo solas, sin el cariño y la ayuda de nadie. En esta civilización en la que predomina la cultura de la comunicación, con tantos medios para conectarse unos con otros, y saber unos de otros al instante, es inexplicable que desde el espíritu evangélico no tengáis los hombres más interés de ayudaros en lo esencial. Nadie da un paso, prácticamente, sin ser controlado por intereses de todo tipo: sociales, políticos, policiales, económicos… Pero del interés por el bien espiritual de los demás, de cada hombre que se cruza en vuestro camino ¿Quién se preocupa? Miro la tierra tan querida por mí, y sólo veo cantidades enormes de ovejas sin pastor, solas, desorientadas, recorriendo la aventura de cada día sin una dirección precisa, sin unos objetivos claros, sumidas muchas veces en la angustia de la soledad, del problema del momento, de la situación lamentable, de la falta de amor, de la confusión en las ideas… No, no encuentro mucha inquietud apostólica hoy. ¿Por qué? ¡Son tantas las razones! Falta fe, y amor sincero, y preocupación por el bien de las almas, por la salvación de todos… Rezáis muchas veces VENGA A NOSOTROS TU REINO, pero hacéis poco para que esto sea posible. ¿Me vais a dejar de nuevo sólo con mi cruz? ¿Vais a esconderos otra vez por miedo a lo qué dirán los otros, por vergüenza a hablar de mí, por no complicaros la vida…?



Cualquier cosa la tomáis como excusa para cruzaros de brazos. Cualquier fallo de otros os desanima. Parece que estáis deseando encontrar un motivo para eximiros de vuestra responsabilidad. Mi Iglesia es divina y humana. Yo os quiero santos, pero comprendo que sois pecadores. Y me duele el fallo y la infidelidad de los míos. Sé que eso hace mucho mal, y especialmente a los que tienen una fe frágil. El escándalo es un pecado gravísimo. Pero, ¿qué hubiera pasado si yo me hubiera quitado la cruz de encima al ver la traición de Judas, la negación de Pedro, y la huída de los demás? Las almas nos deben doler a todos. Son un tesoro precioso muchas veces cubierto de barro y miseria, pero que hay que limpiar delicadamente. Las almas son como ovejas solas que no saben a donde ir, y se pierden, y las ataca el lobo, y sufren porque no tienen la ayuda de alguien que con cariño las anime a seguir adelante, o a rectificar el camino, o a desenredarse de la zarza que las tiene aprisionadas.



         No me dejes solo. El trabajo es mucho, pero no quiero hacerlo sin tu ayuda. Yo fundé una Iglesia Familia, Comunidad, para que todos nos ayudemos entre sí. No caben en la Iglesia mía los egoístas que van a lo suyo, y quieren un Dios particular, que salve sus almas en solitario. Eso no es lo que yo dije. Lo que dije hasta la saciedad es que estuvierais unidos, un solo rebaño y un solo pastor, que os amarais unos a otros como Yo os he amado. Que no abandonéis a ninguno de mis amigos, a ninguna de mis ovejas. No están los tiempos como para ir solos por los caminos del mundo. Hay mucho lobo suelto, muchos maleantes que buscan las almas para destrozarlas y dejarlas tiradas en el camino. ¿No lo ves?



         Debéis imitar más el espíritu de mi cabeza visible entre vosotros que es el Papa Juan Pablo II. ¿No veis todo el esfuerzo que está haciendo para que el fuego de la Verdad y del amor se mantenga vivo en los rincones del mundo? Y allí va, aunque sólo sean unas pocas almas las que le esperen, pero cada alma vale todo el sacrificio de una vida. Y encima lo critican porque hace lo que hace, y muestra una imagen lamentable de decaimiento, y deterioro físico. ¡Qué imagen presentaba yo cuando ensangrentado y destrozado caminaba hacia el Calvario con una cruz que ya casi no podía llevar! ¡Mal espectáculo para el que sólo busca la estética y la belleza dulzona y contrahecha! Lo que realmente vale es el amor, el corazón bien entregado, el afán de almas, la inquietud apostólica… Todo lo demás es puro espectáculo pasajero.



         ¡Por favor! No te olvides de las pobres almas solas. De mis ovejas abandonadas. Ama mucho a la Iglesia. Siéntete Iglesia, y da la cara por Mi Causa, que sólo es el bien de cada hombre, la salvación de cada persona en un mundo duro y cruel que sólo busca la eficacia, el rendimiento económico, la producción  y la riqueza. Un alma vale más que todo el oro del mundo. No me dejes solas las ovejas de mi rebaño, y trata tú de ser un buen pastor allí donde te encuentres. Otros se preocuparán de ti, Yo el primero.



             



Un abrazo de tu Amigo      




 Jesús




Por la trascripción

Juan García Inza

lunes, 21 de enero de 2013

Dales tú de comer




DALES TÚ DE COMER



                  Hola, amigo.  De nuevo me dirijo a ti para compartir mis inquietudes, que pienso que deben ser las tuyas si te consideras cristiano. Hay un problema que me preocupa mucho. Siempre me ha preocupado. Se trata del tremendo contraste que existe entre un mundo opulento, que no le falta de nada, que incluso se puede permitir el lujo de derrochar y tirar lo que otros no tienen, y esa inmensa masa de hermanos míos, y tuyos, que no tienen qué comer. Cada día han de vivir la terrible aventura de encontrar el modo de llevarse algo sano y nutritivo a la boca. Y no siempre es posible. Esto que te digo está a la vista.

         Y lo curioso es que de esta injusticia cometida contra gran parte de la humanidad por unos pocos pueblos ricos, le echan la culpa a Dios. Parece que Nosotros lo tenemos que arreglar todo con milagros para que no sufran los que tenéis el trozo más grande de la tarta, la mayor parte del pan. Sobra de todo en el mundo, la Creación sigue prodigándose con increíble generosidad, pero las manos de unos pocos egoístas lo acaparan todo y se llenan los bolsillos para que nos les falte. No importa que a su lado alguien se esté muriendo de hambre. Y Dios da la tierra, y la semilla, y el agua, y el sol, y todos los recursos para alimentar a la gran familia humana. Pero no hay manera de que los pobres “Lázaros” se puedan sentar dignamente en la mesa del “Epulón” de turno. Ni siquiera las migajas que sobran, lo que queda en los platos, lo que increíblemente se le echa a los perros o se tira a la basura. A nada de eso tienen acceso los pobres. Y te quedas tan tranquilo, y te indignas cuando ves a los niños esqueléticos en las imágenes de la televisión. Y miras a otra parte, echando la culpa a los demás. Y preguntas: -¡¿Cómo Dios puede consentir eso?! .- Algunos hasta dudan de la existencia de un Dios que permite tales calamidades.

         Y YO ¿qué quieres que te diga? Lo mismo que le dije a los apóstoles cuando querían que la multitud se fuera a buscar comida por los campos y los pueblos: “¡DADLES VOSOTROS DE COMER!”. Y te lo vuelvo a repetir a ti: DALE TÚ DE COMER A ESE POBRE QUE SE CRUZA EN TU CAMINO. A ESE QUE REBUSCA ENTRE LA BASURA UN POCO DE MISERIA QUE LLEVARSE A LA BOCA. SÍ, TU QUE GASTAS LO QUE QUIERES EN CAPRICHOS, QUE NO TE FALTA EL PLATO SABROSO EN TU MESA LIMPIA. Tú que te permites el lujo de comer manjares prohibitivos para muchísima gente. Que disfrutas de la bebida fresca, el pan blando, el capricho para picar, la buena carne y el buen pescado. Sí, a ti te lo digo, que tal vez te sobra peso en tu cuerpo y grasa en tu sangre. Dale de comer a tu hermano. No te va a faltar a ti de nada. Te sentirás feliz., porque compartir es reconfortante, es humano, es cristiano.

         Se acabaría el hambre en el mundo si todos tuvieran trabajo y supieran, y pudieran, explotar sus riquezas naturales. Si no existieran tantos pillos y ladrones que se llevan lo que no es suyo. Si hubiera más honradez. Si en el reparto del mundo entraran todos, porque el mundo es de los que en él vivís. ¡Por favor, no echar la culpa a Dios del mal que cometéis los hombres! Desde siempre lo hemos dicho claro, y YO lo he repetido hasta la saciedad: AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS… DAD DE COMER AL HAMBRIENTO, DAD DE BEBER AL SEDIENTO, VESTIR AL DESNUDO… Ya sé que tú solo puedes poco, pero puedes lo que a ti te corresponde. Busca a un pobre de verdad y dale de comer. Intenta, si te es posible, que el se pueda ganar el pan de cada día. Si cada empresa contratara a un pobre, aunque fuese para un trabajo humilde, el mundo andaría mejor. Ya sé que las leyes, y los seguros, y tantas cosas lo ponen difícil, pero abunda el dinero, sobra el dinero, se gasta mucho en lujos, mientras que otros se vuelven locos porque no saben qué hacer para sacar adelante a su familia, para poder subsistir. Y claro, tienen que venir de fuera buscando el pan. Y sabes ya de sobra lo que ocurre. Se les trata, muchas veces, como si no tuvieran alma y corazón como los demás.

         En estos momentos en que te escribo esta carta, viendo a tantísima gente que se marcha a disfrutar merecidamente unos días de vacaciones, a veces con lujos excesivos, yo te invito a pensar en todos aquellos que tienen que seguir pensando bajo el sol veraniego cómo llevarse un poco de pan ese día, cada día,  a la boca. No alimentéis vagancias y abusos, pero no dejar a los pobres de verdad sin un plato de comida que le dé fuerza para seguir pidiendo mientras no encuentre un lugar donde ganarse el pan con el sudor de su frente.

         Perdona si te he amargado un poco las vacaciones. Pero no puedo dejar de pensar en mis hermanos los pobres, y tú tampoco. Abre la mano y comparte al menos un poco de lo que tengas. Es posible que hayas logrado que alguien sonría, al menos por un día. Y tú también sonreirás, y YO contigo.



 Jesús

 Por la trascripción
Juan García Inza

viernes, 18 de enero de 2013

No tengas miedo...Te habla Jesús



NO TENGAS MIEDO




 Querido amigo, hoy quiero hablarte del MIEDO. Sí, has leído bien, del MIEDO. Pero no en el sentido de que te acerques a Dios por miedo o con miedo. La Religión que yo os dejé no es la RELIGIÓN DEL MIEDO. Hay miedo cuando no hay amor, cuando se teme algo. Y se teme algo cuando uno no tiene la conciencia tranquila, o no tiene confianza, o tiene un concepto equivocado de Dios, o de la persona a la que teme acercarse. No voy yo a hablarte de ese MIEDO REVERENCIAL, que alguna vez puede estar justificado cuando falla el amor.  Uno de los dones del Espíritu santo, como sabes, es el SANTO TEMOR DE DIOS. Que no es el miedo a Dios, sino el respeto que el hombre, como criatura, debe tener a su Creador. Hoy se ha perdido en muchísimos el respeto a Dios. Tengo que decirlo con dolor: ni a Mi Padre, ni a Mí, ni al Espíritu Santo se nos tratan siempre con delicadeza, o con educación, o con simple tolerancia… Se habla mucho del respeto a los demás, de la práctica democrática de saber escuchar y valorar la opinión de los demás, la persona del otro, el diálogo pacífico y armónico. Pero esto mismo que pedimos para los demás, y para nosotros mismos, no se vive generalmente con Dios. Se blasfema tranquilamente, se le niega a Dios el derecho a ocupar el centro de la vida, se le margina, se le niega, se convierte en objeto de burla, de risotada burlona cuando algún signo nos habla de su presencia. Hay ambientes y lugares que la palabra Dios está contraindicada, y a los que representan externamente la religión les está prácticamente vetada la presencia si no quieren exponerse a ser el blanco de todas las miradas sarcásticas de la concurrencia. Siento mucho que esto sea así, que se siga repitiendo Mi experiencia de hace dos mil años.

Pero quiero decirte que no tengas MIEDO  dar la cara por Dios Padre, por Mí, por el Espíritu Santo. Si tú, que eres mi amigo, que eres cristiano no estas dispuesto a manifestar la fe que tienes, ¿Quién lo va a hacer? Ya sabes lo que dije una vez, y está recogido en el Evangelios: QUIEN DÉ LA CARA POR MÍ ANTE LOS HOMBRES, YO DARÉ LA CARA POR ÉL ANTE MI PADRE CELESTIAL. PERO QUIEN SE AVERGÜENCE DE MÍI ANTE LOS HOMBRES YO ME AVERGONZARÉ DE ÉL ANTE MI PADRE CELESTIAL.

Amigo, no me interesan para nada los que se esconden para rezar, los que disimulan su fe, los que no van a Misa porque los demás se ríen, o lo hacen a escondidas para que no se burlen de él. Esa actitud no me sirve a Mí para nada. ¿Crees que así vamos a sacar adelante el Reino de Dios? ¿Piensas que así se salvan las almas? Hoy, en estos momentos, la Iglesia, mi Iglesia, el grupo de mis hermanos y amigos, está necesitado de valentía, de audacia, de amor sincero, de coraje para decir a pleno pulmón: YO CREO EN CRISTO. ¡No me dejes solo! ¡No permitas que se rían de Dios! ¿Para qué estáis vosotros? ¿Para qué estás tú? ¡Con que desvergüenza muchos se manifiestan ateos, increyentes, enemigos de la fe! Mientras tanto los creyentes, o los que se dicen creyentes, andáis dudando, criticando, tirando piedras contra nuestro propio tejado, destruyendo la unidad y la comunión de la Iglesia.

¡Por favor! Decídete a demostrar con tu vida que la fe es el mayor don que Os damos después de la vida. Si la vida es sagrada, ¿qué será la fe? ¿Puedo contar contigo? ¡Anda, deja el miedo a un lado y lánzate a la calle a predicar la Verdad con tu testimonio y tu palabra! Yo estoy contigo. No te faltará mi ayuda. Hay que contrarrestar la tremenda invasión de materialismo y paganismo con una siembra masiva de fe sencilla, aunque sea tan pequeña como un grano de mostaza. De ti depende que otros me conozcan. ¿Puedo confiar en ti?

Un abrazo de tu Amigo



 Jesús





Por la trascripción
Juan García Inza


domingo, 13 de enero de 2013

Ámame como eres







Ámame como eres
Jesús nos anima diciéndonos: 


No desconozco tu miseria,
veo las luchas y las tribulaciones de tu alma,
veo también tus enfermedades físicas
y el cansancio de tu cuerpo;
conozco bien tus pecados, tu infidelidad,
tus omisiones, tu vileza.
Yo te digo: ¡ ámame como eres ! 

Aunque caigas continuamente en tus mismas faltas,
aunque cometas esas culpas que no quisieras cometer,
aunque no cumplas con tu deber,
aunque desprecies a tu prójimo,

aunque tantas veces te consideres un villano.
Yo te digo: ¡ ámame como eres ! 

De todos los momentos de tu vida,
en cualquier situación en que te encuentres,
cuando tu alma esté llena de fervor,
cuando tu corazón sea árido, seco, empedernido,
incapaz de sentir y de amar.
Yo te digo: ¡ ámame como eres ! 

Si esperas ser un Santo, o un Ángel
para entregarte al amor, no me querrás nunca;
quiero que tu amor salga de lo profundo de tu miseria,
por eso, así te encuentres en la fidelidad 
o en la infidelidad.
Yo te digo: ¡ ámame como eres ! 

Si me dices que no posees virtud y no tienes ciencia,
si estás privado de talento y vestido de andrajos,
si te sientes débil, indefenso, envilecido.
Yo te digo: ¡ ámame como eres ! 

Yo estoy a la puerta de tu corazón y llamo, ¡ ábreme !...
Déjame amarte, dame tu corazón,
te doy mi Gracia y el Pan Vivo
te doy la Fuerza para afrontar y superar 
las dificultades de la vida,
te doy el Espíritu de Verdad y la Sabiduría del Amor,
te doy a mi Madre que te estrecha 
contra su Corazón Inmaculado
no dudes de Mí , pero ten Fe.
Yo te digo ahora y siempre: ¡ ámame como eres !

http://www.geocities.com/jovenes_catolicos/amame_como_eres.html

viernes, 11 de enero de 2013

Desde el Cielo




Desde el Cielo



        Querido amigo: Quiero hoy hablarte del Cielo. Sí, me marché al Cielo con el Padre como estaba previsto. Hacía treinta y tres años que Yo, el Verbo de Dios, me había hecho carne y nací, y viví, y morí como hombre. Pero ya sabes que resucité, y que a los cuarenta días, concluida toda la Redención y su anuncio a las almas que esperaban la Salvación, me volví al Seno del Padre, al Cielo. Y hoy te quiero hablar un poco del Cielo. Me parece que muchos todavía saben poco de él. Aunque tengo que decirte que no es nada fácil hablar de algo tan sublime a los que todavía no habéis vivido esa experiencia. Por lo menos te ayudaré a pensar un poco en él.

         En primer lugar te aclaro, por si tiene los conceptos teológicos equivocados o infantiles, que el Cielo no es un lugar.  La grandeza de Dios no cabe en un lugar tal y como se entiende en la tierra. Meter a Dios en un lugar sería poner límites al Ser Infinito. No hay límites para Dios. Además, todo ser espiritual, o espiritualizado, como es el caso de Mi Madre María, o el de Mi Cuerpo Glorificado, no ocupa lugar. –Entonces –me dirás- ¿dónde está el Cielo? – El Cielo está donde está Dios, y todos los seres que disfrutan de su presencia. Y, no lo olvides, Dios está en todas partes. El Padre y Yo, y el Espíritu Santo estamos en ese estado de Gloria que lo llena todo. Somos Omnipresentes, por eso podemos estar con todos nuestros queridos hijos los hombres de cualquier lugar de la tierra, y con todos los seres del universo. Junto a todos los millones y millones de estrellas que pueblan el inmenso y maravilloso universo. Sí, el Cielo es un estado de presencia de Dios, y gozan del Cielo todos aquellos que están junto a Nosotros. Hay ratos de Cielo en la tierra, y tú lo sabes. ¿No te has sentido feliz cuando de verdad hemos estado juntos? ¡Cuantas veces has exclamado ante un delicioso paisaje, o un ambiente gozoso: ESTO ES UN CIELO! Y tienes toda la razón. Donde está Dios todo es bello, hermoso, placentero, emocionante, tierno, encantador… sencillamente UN CIELO. Pues eso que tú percibes cuando eres feliz con el alma en paz, es un simple destello de la grandeza indescriptible que es el Cielo.

         ¡Que alegría experimenté cuando ya cumplida mí tarea en la tierra comencé a gozar de la dulzura del Cielo! Aunque ya sabes que no os quise dejar solos. Aquí se quedó un trozo de cielo en cada comunidad de creyentes, que es el sagrario, en donde estoy Yo. Y esas celebraciones vividas con amor. Y esas sonrisas de las almas buenas que pasan por la vida haciendo el bien. Y la paciencia de los enfermos que sufren en silencio. Y de los que mendigan un trozo de pan con hambre y sin rencor. Y esos hogares donde se vive el amor, y los conventos donde hay almas que ofrecen enamoradas sus vidas por ganar Gracia para los demás. La sonrisa de un niño es un reflejo del cielo. Y la cara arrugada y cariñosa de un anciano. Y la paz de un parapléjico, o de un enfermo incurable, o de una madre que reza por sus hijos, o de un padre que trabaja duramente por ganar el pan cada día para los suyos, y de esas ancianitas que en el rincón de cualquier casa o templo musitan viejas oraciones que Nosotros escuchamos con gusto y agradecimiento… Todo eso son trozos bellísimos del dulce Cielo que te espera, amigo mío. Me gustaría que sembrases la vida de Cielo, que plantases en cada rincón de la tierra que pisas un trozo de Cielo.

         Pero, ¡qué pena que los hombres os empeñéis tanto en infestarlo todo de cizaña, de infierno desgraciado! ¿Por qué no termináis de aprender la lección? Sí que es verdad que Somos misericordiosos, pero ¿qué hacemos con los que no quieren saber nada del Cielo? Hay muchos que dicen: -¿Por qué Dios, que es tan poderoso, no nos lleva a todos forzosamente al Cielo?- Pues muy sencillo: porque el cielo es el REINO DEL AMOR, Y A NADIE SE LE PUEDE HACER AMAR A LA FUERZA. El amor es fruto de la libertad. Se ama porque se quiere, y a quien se quiere. ¿Qué merito tendría un Cielo de almas forzadas, que han despreciado la mano que le tendíamos hasta el último momento de un modo consciente?  A Judas le llamé amigo hasta el final, y se desesperó sin llorar su pecado. Al buen ladrón le dije que aquel día iba a estar conmigo en el Paraíso porque se arrepintió voluntariamente.  El Cielo está lleno de voluntarios que dijeron que sí cuando se les ofreció, que dieron un paso al frente cuando fueron llamados, y la llamada es general. Todo el mundo puede ir al Cielo, pero hay que querer ir, hay que coger el camino estrecho que lleva a la Vida.

         Hoy te quiero invitar a que sueñes con el Cielo. A que fomentes en ti esa esperanza de estar un día juntos para siempre gozando de una amistad pura e interminable. Cuando estés triste, o desilusionado, o indeciso, o lleno de dolores, o de tentaciones… mira hacia donde quieras con amor y verás el Cielo que te tengo preparado. Y entonces nacerá en ti la paz, el amor, las ganas de sonreír y de hacer el bien. Cierra lo ojos un rato y piensa en Mí… Mírame aquí, junto a ti, en el Cielo que hay a tu lado, pensando en ti.

         Que el mundo sea ya un adelanto del Cielo para ti. Regala momentos de cielo a todos aquellos que se cruzan en tu camino. Allí estaré Yo sonriendo contigo.     



Jesús



Por la trascripción
Juan García Inza