martes, 5 de agosto de 2025

Santo Evangelio 5 de Agosto 2025

 


Texto del Evangelio (Mt 14,22-36):

 En aquellos días, cuando la gente hubo comido, Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.

La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, que soy yo; no temáis». Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas». «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!». Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.



«Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas»


Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet

(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

Hoy no veremos a Jesús durmiendo en la barca mientras ésta se hunde, ni calmando la tormenta con una sola palabra increpatoria, suscitando así la admiración de los discípulos (cf. Mt 8,22-23). Pero la acción de hoy no deja de ser menos desconcertante: tanto para los primeros discípulos como para nosotros.

Jesús había obligado a los discípulos a subir a la barca e ir hacia la otra orilla; había despedido a todo el mundo después de haber saciado a la multitud hambrienta y había permanecido Él sólo en la montaña, inmerso profundamente en la oración (cf. Mt 14,22-23). Los discípulos, sin el Maestro, avanzan con dificultades. Fue entonces cuando Jesús se acercó a la barca caminando sobre las aguas.

Como corresponde a personas normales y sensatas, los discípulos se asustan al verle: los hombres no suelen caminar sobre el agua y, por tanto, debían estar viendo un fantasma. Pero se equivocaban: no se trataba de una ilusión, sino que tenían delante suyo al mismo Señor, que les invitaba —como en tantas otras ocasiones— a no tener miedo y a confiar en Él para desvelar en ellos la fe. Esta fe se exige, en primer lugar, a Pedro, quien dijo: «Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas» (Mt 14,28). Con esta respuesta, Pedro mostró que la fe consiste en la obediencia a la palabra de Cristo: no dijo «haz que camine sobre las aguas», sino que quería seguir aquello que el mismo y único Señor le mandara para poder creer en la veracidad de las palabras del Maestro.

Sus dudas le hicieron tambalearse en la incipiente fe, pero condujeron a la confesión de los otros discípulos, ahora con el Maestro presente: «Verdaderamente eres Hijo de Dios» (Mt 14,33). «El grupo de aquellos que ya eran apóstoles, pero que todavía no creen, porque vieron que las aguas jugaban bajo los pies del Señor y que en el movimiento agitado de las olas los pasos del Señor eran seguros, (...) creyeron que Jesús era el verdadero Hijo de Dios, confesándolo como tal» (San Ambrosio).

De inspirar la Constitución americana a idear el lema olímpico, 9 «inventos» con el sello dominico


 De inspirar la Constitución americana a idear el lema olímpico, 9 «inventos» con el sello dominico

El fraile dominico Francisco de Vitoria está considerado el padre del Derecho Internacional (Foto: Academia Historia).

Los Dominicos celebraron en 2022 el 800 aniversario de la muerte de su fundador. Considerada una de las órdenes religiosas más importantes y fecundas de la historia de la Iglesia, entre sus lemas más utilizados está: "alabar, bendecir y predicar". Máxima a la que, sin duda, habría que añadir: "inventar". O, al menos, "aportar", elementos clave a lo que hoy conocemos como civilización occidental.

El sistema político estadounidense, el lema de los Juegos Olímpicos modernos, o las propias vestimentas de los Papas, tienen, de algún modo, la patente de este gran trasatlántico llamado Orden de Predicadores. Fundados en el siglo XIII por Santo Domingo de Guzmán, para luchar contra las herejías, los dominicos, vestidos de blanco y negro, han recorrido, y recorren, el mundo llevando un modo bastante singular de transmitir el estudio y la predicación.

El Derecho Internacional de Francisco de Vitoria

En un mundo como el actual, en el que las guerras y los conflictos están a la orden del día, podría entenderse que la diplomacia resulte cada vez más necesaria. Esto mismo pensó, sobre la época que le tocó vivir, el dominico español de origen burgalés Francisco de Vitoria cuando formuló la regulación de las relaciones entre estados y particulares en un ámbito internacional, que hoy todos conocen como Derecho Internacional moderno.

Fundador de la prestigiosa Escuela de Salamanca, la obra de Francisco, nacido en 1485, giró siempre en torno a la dignidad humana, la teología y los aspectos morales de la economía. Sin embargo, serían sus aportaciones jurídicas las que lo convertirían en el gran personaje que hoy en día es. Considerado padre del Derecho Internacional moderno y principal defensor de los derechos de los indios americanos, de Vitoria creó una corriente de pensamiento teológico-jurídico que, todavía hoy, se cultiva.

Preocupado por los derechos de los más indefensos, Francisco de Vitoria participó en el asesoramiento al rey Carlos I sobre la redacción de las Leyes Nuevas de Indias, abogando por la necesidad de respetar los derechos y el buen trato hacia los indígenas. Algunas de las lecciones del fraile dominico que todavía hoy se conservan tratan sobre el homicidio, el matrimonio, la guerra justa, los conflictos originados por la incorporación de territorios americano a la Corona Española y el respeto en las relaciones con los indios.

Fray Didon y el lema de los Juegos Olímpicos

El dominico Louis Henri Didon nació en Francia en 1840 y está considerado como uno de los pioneros del movimiento deportivo internacional y de los Juegos Olímpicos modernos. A los nueve años entró en el pequeño seminario de Rondeau y, tiempo después, se hizo fraile de la Orden de Predicadores. Apasionado al deporte desde su infancia, Didon fue director de un colegio de los dominicos en París donde estableció el deporte como una de las principales prácticas educativas del curso escolar.

Amigo de Pierre de Coubertin (padre de los Juegos Olímpicos modernos), el fraile Didon se convenció gracias a este de la necesidad de integrar el deporte y las actividades formativas en las escuelas religiosas. Para ello, creó en su colegio una asociación deportiva oficial y logró que, en 1891, la escuela participara en su primer evento deportivo. Coubertin era el director de la carrera y el padre Didon hizo bordar en la bandera del colegio, blanca como el hábito dominico, el lema "Citius, Altius, Fortius" (más rápido, más alto, más fuerte), que se convertirá, en 1894, en el lema oficial de los Juegos Olímpicos.

Pero la relación entre los dos entusiastas del deporte no se detendría ahí. El padre Didon y el barón de Coubertin estuvieron juntos de nuevo en 1896 en Atenas para la celebración de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. Es más, Didon organizó para la ocasión un gran viaje escolar. Defensor de los valores del deporte, el fraile dominico predijo "que los vencedores del fútbol tienen muchas posibilidades de ser los laureados y los intelectuales del mañana". Vinculado al movimiento olímpico desde sus orígenes, Didon llegó a dar un discurso ante el Congreso Olímpico de 1897 que se celebró en Le Havre.




El fraile dominico Didon era un entusiasta del deporte y amigo personal de Coubertin. En el año 1891 bordó en la bandera de su colegio el lema que hoy tienen los Juegos Olímpicos.

Los dominicos y las primeras constituciones de la historia

Cuando Filadelfia adoptó en 1787 la primera constitución de lo que, años después, se convertiría en los Estados Unidos, ya se conocía que el texto había sido inspirado por las ideas de Monstesquieu, Locke o por la carta magna inglesa de 1215. Sin embargo, lo que muchos ignoraban era la importancia de las constituciones dominicas para la democracia representativa americana. Los frailes de la Orden de Predicadores eran libres para elegir a sus superiores, así como a los delegados en el capitulo provincial y general, una separación de poderes que no pasó inadvertida para los padres fundadores.

Tal fue el reconocimiento al modo de organizarse de los dominicos, por parte de la nueva nación, que el 17 de Septiembre de 1787, los protagonistas de la carta magna firmaron dicho documento estando flanqueada a la derecha por una Biblia y a la izquierda por un libro en el que se hallaban los estatutos de los dominicos. A día de hoy, cuando un sucesor de Santo Domingo visita la Casa Blanca es tratado con honores de Jefe de Estado, en agradecimiento por haber inspirado su Constitución.

Sin embargo, esta influencia jurídica dominica no se limitó a territorio americano. Según se puede leer en la propia web de la orden, sus constituciones llegaron a ser estudiadas por el arzobispo de Canterbury, en el siglo XIII, que las tomó como modelo para la Convocatoria (Sínodo) de la Iglesia de Inglaterra. Cuando la Inglaterra de la Edad Media se esforzó en proyectar la Cámara de los Comunes como futuro Parlamento (frecuentemente llamado "madre" de todos los parlamentos), se tomó el modelo de la Convocatoria. Y así fue como las constituciones de los dominicos contribuyeron a la formación de uno de los primeros parlamentos de Europa.




Durante su firma, en Filadelfia, el 17 de septiembre de 1787, la Constitución americana estuvo flanqueada por una Biblia y por las constituciones dominicas (Foto: Wikipedia).

Los frailes "jacobinos" del convento dominico de París

Si hay una historia curiosa sobre cómo se originó el nombre de uno de los grupos más terribles de la Revolución Francesa es la siguiente. En la primavera de 1789, un puñado de representantes del Tercer Estado, en la Asamblea de los Estados Generales, empezaron a reunirse en lo que sería conocido como el "Club Bretón", un foro de debate y reflexión en torno a las quejas que tenía el pueblo y a la preparación de los debates en la Asamblea. Pronto se les unirían personajes como Mirabeau, o el sanguinario Robespierre.

Una vez formada la Asamblea Constituyente, este grupo cambió su nombre por el de "Société des Amis de la Constitution" (Sociedad de los Amigos de la Constitución) y se mudó, en octubre de 1789, a un antiguo convento dominico situado en la calle Saint-Jacques de París. Todo un símbolo para la Orden de Predicadores en Francia, gracias al cual los propios franceses se referirían a sus frailes como los "jacobinos". De los frailes "jacobinos" se iba a pasar a los "jacobinos" revolucionarios.

En el convento de la calle Santiago, fundado a principios del siglo XIII, se empezarían a reunir hasta 200 diputados de diversas tendencias y se convertiría en centro de creación de ideas y motor intelectual de las acciones emprendidas por la Revolución. Una influencia que llegaría a tener un alcance nacional gracias a las sociedades afines diseminadas por todo el país. La red creada en el convento de los frailes "jacobinos" de París llegó a tener 2000 sociedades provinciales afiliadas apenas tres años después de su creación.

La monja Stimson y el descubrimiento del ADN

En 1962, el mundo se rendía a las investigaciones de James Watson y Francis Crick, que recibían el Premio Nobel de Medicina por el que fue uno de los grandes descubrimientos del siglo XX y que supuso un avance para la ciencia: la estructura del ADN. Estos científicos consiguieron descubrir la estructura de doble hélice, modelo del ADN que conocemos en este momento. Pero esto fue posible gracias al trabajo de científicos como Miriam Michael Stimson (1913-2002), monja dominica y una de las más eminentes investigadoras y profesoras de su época.

Stimson fue la segunda mujer invitada a dar una conferencia en 1951 en la Universidad de la Sorbona de París tras Marie Curie, y desarrolló su vida entre el convento y la Siena Heigths University, donde tenía su laboratorio. Desde joven ya era un referente en su ámbito, aunque era mirada con recelo por su condición de mujer y monja. En 1945, la revista Nature publicó sus investigaciones sobre los rayos ultravioletas, sus estudios sobre cromatología y el origen de la células cancerosas. Desde entonces, sus trabajos fueron publicados con asiduidad en distintas publicaciones científicas.




El trabajo de Stimson fue clave para descubrir el ADN y para el desarrollo de tratamientos contra el cáncer. Está considerada una de las más grandes investigadoras de su época.

Sin embargo, fue en los años 50 cuando su principal descubrimiento tuvo más relevancia. La dominica utilizó bromuro de potasio para desarrollar con éxito un método químico que afirmaba la estructura de las bases de ADN y de la doble hélice misma. Su investigación contra el cáncer facilitó mucho la lucha contra este enfermedad y así se pudieron ir desarrollando técnicas como la quimioterapia. "El espíritu dominico de la búsqueda de la verdad era algo muy importante para ella, porque al llegar a conocer la verdad sabemos más acerca de Dios", dijo la hermana Sharon, compañera suya, cuando murió.

Una ciudad, ¡y hasta un país!, en honor a los dominicos

Tener un país, y su capital, nombrados en honor a la historia de tu propia orden es algo que solo los dominicos han conseguido lograr a lo largo y ancho del mundo. Cuando Bartolomé Colón, hermano de Cristobal, fundó a finales del siglo XV la primera ciudad española de América, sabía muy bien cómo debía llamarse. Un domingo de la semana, en la festividad de Santo Domingo de Guzmán, y siendo hijo de un padre llamado Domingo, fueron razones suficientes para nombrar como Santo Domingo a la capital de la que sería más tarde la República Dominicana.

La presencia de la propia orden en los orígenes del descubrimiento de América tuvo, también, mucha importancia a la hora de hacer estos nombramientos. Fue la Orden de Predicadores, precisamente, la que fundó en Santo Domingo, en 1538, la que es considerada la universidad más antigua de América. El 27 de febrero de 1844, cuando los dominicanos lograron separarse de Haití, denominaron a su nueva nación con el nombre de República Dominicana, en reconocimiento a lo padres dominicos. por su contribución a la defensa de los derechos de los indígenas y al desarrollo de la educación.




El Papa Pío V decidió que seguiría vistiendo de fraile dominico durante su pontificado.

El hábito "dominico" de los papas, el Rosario y el Vía Crucis

No todos los aportes de los dominicos se circunscriben al ámbito más cultural de la sociedad, el legado en lo religioso resulta, también, realmente sorprendente. Si hay algo llamativo es descubrir cómo hasta el mismo Papa va vestido, en realidad, de fraile dominico. Fue Antonio Michele Ghislieri, elegido Pontífice en 1566, con el nombre de Pío V, el que decidió no renunciar a su hábito blanco dominico y dio comienzo, sin querer, a esta ya larga tradición. Antes de él, los papas solían vestirse como lo hacían los cardenales.

Uno de los instrumentos devocionales más utilizados por los católicos es, sin duda, el Rosario. Un método de oración que, también, guarda especial relación con los dominicos. Introducido en la Iglesia por el propio fundador de la Orden de Predicadores, cuenta la tradición, que la Virgen se le apareció a Santo Domingo y le reveló la devoción del Rosario como un arma eficaz contra los herejes. Tiempo después nacería la advocación a Nuestra Señora del Rosario, tan importante para los dominicos. Los frailes y monjas dominicas llevan en su hábito el santo Rosario atado al cinturón.

Por último, y no menos importante, entre los aportes dominicos al fomento de la fe, se encontraría el Vía Crucis. Al beato Álvaro de Córdoba, fraile dominico natural de Zamora, nacido en el siglo XIV, el paisaje de su convento cordobés le recordaba a la topografía de Jerusalén, y decidió construir diferentes oratorios proponiendo la meditación de la Pasión. Se le suele representar con el hábito dominico y sosteniendo a un mendigo. Cuenta la tradición que un día se encontró a un pobre, lo cargó y lo llevó al convento. Llamando a sus hermanos les dijo: "aquí traigo este mendigo, para que practiquemos con él la misericordia". Al destaparlo, el mendigo era una imagen de Cristo crucificado.

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 4 de agosto de 2025

Santo Evangelio 4 de agosto 2025

 


Texto del Evangelio (Mt 14,13-21):

 En aquel tiempo, cuando Jesús recibió la noticia de la muerte de Juan Bautista, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras Él viniendo a pie de las ciudades. Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos.

Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida». Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer». Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces». Él dijo: «Traédmelos acá».

Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.



«Levantando los ojos al cielo...»


Rev. D. Xavier ROMERO i Galdeano

(Cervera, Lleida, España)

Hoy, el Evangelio toca nuestros “bolsillos mentales”... Por esto, como en tiempos de Jesús, pueden aparecer las voces de los prudentes para sopesar si vale la pena tal asunto. Los discípulos, al ver que se hacía tarde y que no sabían cómo atender a aquel gentío reunido en torno a Jesús, encuentran una salida airosa: «Que vayan a los pueblos y se compren comida» (Mt 14,15). Poco se esperaban que su Maestro y Señor les fuera a romper este razonamiento tan prudente, diciéndoles: «Dadles vosotros de comer» (Mt 14,16).

Un dicho popular dice: «Quien deja a Dios fuera de sus cuentas, no sabe contar». Y es cierto, los discípulos —nosotros tampoco— no sabemos contar, porque olvidamos frecuentemente el sumando de mayor importancia: Dios mismo entre nosotros.

Los discípulos realizaron bien las cuentas; contaron con exactitud el número de panes y de peces, pero al dividirlos mentalmente entre tanta gente, les salía casi un cero periódico; por eso optaron por el realismo prudente: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces» (Mt 14,17). ¡No se percatan de que tienen a Jesús —verdadero Dios y verdadero hombre— entre ellos!

Parafraseando a san Josemaría, no nos iría mal recordar aquí que: «En las empresas de apostolado, está bien —es un deber— que consideres tus medios terrenos (2 + 2 = 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2...». El optimismo cristiano no se fundamenta en la ausencia de dificultades, de resistencias y de errores personales, sino en Dios que nos dice: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

Sería bueno que tú y yo, ante las dificultades, antes de dar una sentencia de muerte a la audacia y al optimismo del espíritu cristiano, contemos con Dios. Ojalá que podamos decir con san Francisco aquella genial oración: «Allí donde haya odio que yo ponga amor»; es decir, allí donde no salgan las cuentas, que cuente con Dios.


«Catalina de Siena sería hoy la gran 'influencer' de la Iglesia, hasta el Papa quedaba deslumbrado»


 «Catalina de Siena sería hoy la gran 'influencer' de la Iglesia, hasta el Papa quedaba deslumbrado»

Sor Teresa ha profundizado durante años en la historia de la orden dominica, a la que pertenecía Catalina.dominicos

Solo cuatro de los treinta y seis doctores que tiene la Iglesia son mujeres. De esas cuatro, solo hay una que no fue monja ni vivió en un convento: Santa Catalina de Siena.

Patrona de Europa y de Italia, Catalina en ocasiones ha estado arrinconada entre una multitud de grandes nombres que son propuestos en la Iglesia como modelos de santidad. Algo que convierte a esta terciaria dominica en una figura muy interesante, un tanto enigmática y digna de redescubrir.

Para resaltar la valiosa voz de esta mujer valiente, decidida, combativa pero, a la vez, mística, caritativa y, sobre todo, santa, se acaba de publicar un atractivo libro titulado ¡Yo quiero! Pasión de Santa Catalina de Siena (Ed. San Pablo). 

"Un apasionante y sorprendente recorrido biográfico de Santa Catalina, que se narra en estas líneas jalonado con sus escritos, ofreciendo al lector una fuente de conocimiento de su vida e historia de la mano de su espiritualidad y doctrina", se dice en la contraportada del libro.

Su autora es sor Teresa de Jesús Cadarso Mateos (1993), monja dominica del Real Monasterio de Santo Domingo de Guzmán de Caleruega (Burgos, España), casa natal de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores.  

Sor Teresa ha estudiado en profundidad la historia y la espiritualidad de los dominicos, y compagina su vocación de contemplativa con la escritura. Colabora periódicamente en el blog La Llama y, en 2021, publicó su primer libro Domingo de Guzmán. Entre el silencio y la Palabra (Edibesa).

-¿Cómo nace tu devoción por Santa Catalina de Siena?

-Leyéndola. No le tenía ninguna devoción porque lo que había oído de ella me parecía demasiado raro. Aquello de que era una santa para admirar y no para imitar, me parecía que ya lo decía todo.

-¿Qué aspectos de su vida inspiraron tu vocación?

-Al empezar a conocerla me interesó mucho la relación entre la valentía y la humildad. Parece que una persona que se atreva a predicar la Verdad tiene que ser prepotente. Y es al contrario. En la vida de Catalina se aprecia esta lucha. Ella misma se resiste a hablar y tiene miedo de su propia vanidad, pero es Dios quien la llama a ponerse sobre el candelero.



"¡Yo quiero! Pasión de Santa Catalina de Siena" (Ed. San Pablo).

-¿Y por qué un libro sobre una santa tan "peculiar"?

-Me pidieron unos artículos sobre la oración en Santa Catalina de Siena para la revista Magnificat. Los hice respondiendo a una petición, con mas dudas que ilusión, y descubrí un tesoro con un enorme potencial.

-¿Qué se va a encontrar el lector en este libro?

-La grandeza de Dios, su originalidad. Se van a encontrar con una persona y toda la riqueza humana de Catalina. Su historia, el contexto, las voces expertas en ella de autores antiguos y contemporáneos, pero también, y esto es algo que desde el principio sentí que debía ofrecerse, se van a encontrar con ella, con sus palabras, con sus cartas. Es difícil acceder a sus escritos y en este libro podrán leerla a ella directamente.


-Y, entrando en materia... ¿qué mensaje de Catalina sigue siendo urgente para la Iglesia y para el mundo de hoy?

-El amor gratuito de Dios. La Gracia. Es muy curioso cómo se da en ella, por un lado la exigencia de una vida radical, porque no se conforma con mediocridades y, al mismo tiempo, la conciencia de que todo es Gracia. Que es Dios quien actúa en ella y que sus obras no son el resultado de su esfuerzo o una forma de comprar la salvación. Para Catalina todo lo recibimos del costado abierto de Cristo.

Puedes comprar el libro en este enlace.

-¿Cuál dirías que es su espiritualidad particular?

-Siguiendo en la línea de lo que acabamos de señalar, Catalina utiliza con demasiada frecuencia la imagen de la Sangre. Para ella, es la expresión del amor de Dios sin medida. El derroche y la gratuidad absoluta. La misericordia en definitiva.

»Otro mensaje central de Catalina es la doctrina de la celda del conocimiento. Como madre espiritual de una familia de discípulos, ella ha ido madurando en un proceso y esa misma experiencia es la que intenta inculcar en sus hijos espirituales.

»Insiste en que el cristiano debe habitar en el conocimiento de sí mismo. Y solo ahí podrá descubrir el Amor de Dios que le ha creado. Si no nos conociéramos, caeríamos en la presunción de quien piensa que se merece este amor. Y si nos quedáramos en la introspección de uno mismo, podríamos hundirnos. Porque lo impresionante es que Dios crea, elige y ama esta poca cosa que somos nosotros.

-Dices que Dios está "dentro" de nosotros...

-Más que "dentro", como si pudiéramos señalar un lugar, está en nosotros. Por la Cruz, Cristo nos ha abierto el Cielo, que es vivir en Dios. Y por el bautismo estamos habitados por esta Presencia. Lo que pasa es que a veces vivimos tan fuera de nosotros mismos que, aunque Dios esté en y con nosotros, vivimos como si no estuviera. Santa Catalina no se queda en una espiritualidad autorreferencial: yo, conmigo. Sino que insiste en que nos conozcamos para descubrir en nuestra verdad la Verdad del Amor de Dios.

-¿Cómo de importante fue su contexto vital para convertirse luego en lo que fue?

-Fundamental. No hay santidad sin contexto porque no hay vida sin cuerpo. La santidad, como nuestra espiritualidad, es encarnada. Son inseparables. Luego se puede sacar su enseñanza y su vida de lo concreto porque, de hecho, sigue siendo muy válido para el siglo XXI, pero todas las vidas de los santos son un camino en un tiempo y en un lugar determinado en los que la persona deja que Dios se haga presente a través de sí misma.




La autora, en su monasterio de Caleruega (Burgos), casa natal de Santo Domingo de Guzmán.Diario de la Ribera

-Leyéndola... ¿cuál sería su anécdota más interesante?

-Toda su vida es una sucesión de anécdotas increíbles y muy singulares. El lector curioso va a disfrutar de la originalidad de esta biografía. Para mí, la noche en que está de paso en Génova, volviendo de Aviñón, y aparece en la casa en que se aloja un clérigo que pide ver a Catalina. Cuando entra en su habitación ella reconoce en aquel desconocido al mismísimo Gregorio XI que vuelve a dudar sobre el regreso a Roma y, además, tiene a sus cardenales en contra de la decisión. 

»Que todo un Papa de la Iglesia acuda de incógnito a buscar a esta mujer, ya dice mucho. Pero aun más impresionante es que salga de allí decidido a volver, a pesar de todo lo que tiene en contra. ¡Qué fuerza de convicción tendría que tener Santa Catalina! Catalina de Siena sería hoy, sin duda, la gran influencer de la Iglesia, hasta el Papa quedaba deslumbrado.

-Además de una mujer "valiente" era una gran mística... ¿la mística ha muerto? ¿o sigue teniendo cabida en la Iglesia? 

-La mística no puede morir. El libro comienza con la famosa frase de Rahner. O somos místicos o no somos cristianos. Otra cosa es lo que se ha entendido por mística. Como si todo se redujera a fenómenos sobrenaturales y espectaculares. 

»El místico es el que vive habitado por Dios y por eso su mirada, los ojos con los que observa la realidad, pueden captar con profundidad. No es que cambie la realidad o viva en un mundo paralelo, sino que tiene una mirada distinta capaz de ver desde la mirada y la bondad de Dios. 

»El místico tiene los pies en la tierra y las manos enfangadas. La Madre Teresa de Calcuta era una mística y solo porque era una mística pudo dar su vida por los más pobres. Hemos enfrentado a los místicos con los misioneros, cuando no se puede ser una cosa sin lo otro. El verdadero místico sale constantemente de sí mismo.

-¿Qué modelo de mujer es Catalina? ¿representaría a esa "rebeldía femenina"?

-Santa Catalina es una ejemplo evidente de la capacidad creadora que tiene el amor. Ese es el verdadero feminismo. Ella prefirió la valentía, la obediencia, la pureza y el sacrificio. La mujer inventa y proyecta más allá de lo establecido porque el amor le urge dentro de sí. La reivindicación no es lo esencial ni lo primero. 

»No tiene ningún interés en romper moldes o afán de hacerse admirar. Ella ama sin medida y por eso rompe los moldes. A veces incluso a su pesar. Se mantiene a la escucha de Dios y por eso innova en su ser mujer en la Iglesia. Porque el Espíritu es la eterna novedad. Pero no es una cuestión humana ni un proyecto que nazca de ella.




Casa natal de Santa Catalina en Siena (Italia).

-¿Cuál debe ser el papel de la mujer en la Iglesia... según la vida de Santa Catalina?

-La santidad. Ser mujer u hombre no impide al cristiano aspirar a la santidad. Cada uno tendrá su camino, pero no hay atajos por pertenecer a uno u otro sexo. Amar y matar el egoísmo. Lo haremos de diversa forma y con vocaciones concretas y cada uno tendrá su camino, pero la exortación continua de Catalina es a amar y a refugiarse en el costado de Cristo, y ahí no hay discriminación.

-¿Y el papel de los laicos? Como terciaria que era...

-Es un misterio del Espíritu el que Catalina no se metiera monja. Sin duda que hubo unos motivos circunstanciales, porque al final ella vive los tres votos religiosos, sin tener por qué. Pero al mismo tiempo pienso que es una cuestión más allá del contexto. Era necesario que fuera laica, que estuviera en el mundo, que recorriera la Toscana y parte de Europa. Que enseñara a los cristianos que podemos estar en medio de los quehaceres y vivir la intimidad con Dios. Que no hay que encerrarse en un convento para ser mística.

-Acabamos de recibir a León XIV... para ella, el Papa tuvo siempre mucha importancia... ¿no?

-Santa Catalina es una hija de la Iglesia, defensora y fiel incluso cuando estaba formada por hombres y mujeres pecadores, con heridas graves, con escándalos dolorosos. Ella demuestra que la fidelidad es algo mucho más profundo que la respuesta proporcionada a los merecimientos personales. 

»A veces miramos en la Iglesia las heridas que nos provocamos unos con otros y dejamos de sentirnos identificados, nos avergonzamos… La vida de Catalina es el ejemplo de que el amor a la Iglesia, al Papa, a cada creyente es algo mucho más profundo que la simple opinión, el gusto, la ideología o el partido.

Sor Teresa es monja dominica en la casa natal de Santo Domingo.dominicos

-Ahora que ya eres "experta" en Santa Catalina... si pudieras tener una conversación con ella, ¿qué le dirías?

-Le preguntaría por su soledad. Pienso que a pesar de tener esa familia de discípulos, de ser una mujer influyente y de movilizar a tantos… se debió de sentir muy sola, humanamente hablando, porque los éxitos no dan la felicidad. Le preguntaría cómo experimentar esa unión con Dios en medio de la soledad que todos sufrimos de una u otra manera.

-Y, ¿a una joven de hoy que esté buscando modelos de santidad?

-Que no deje que la rutina, los formalismos, o la mediocridad que puede observar a su alrededor, le apaguen esa inquietud. Que no se conforme con menos que una vida entregada sin reservas.

-Pero... ¿la santidad implica siempre "radicalidad"?

-Sí, claro. Otra cosa es lo que se entienda por radicalidad. La RAE tiene hasta 10 acepciones para el término radical. La santidad implica radicalidad en el sentido de totalidad. Porque no se puede servir a dos señores. Hay que optar. Y cuando se opta por Cristo se renuncia al resto de señores. Y a uno mismo, sobre todo. Si lo que se quiere decir con radicalidad es vivir en el extremo, creo que no. Hay una santidad escondida en el término medio, en la zona más discreta. Y hay extremismos que tienen más de búsqueda de uno mismo que de santidad.

El fraile dominico Francisco de Vitoria está considerado el padre del Derecho Internacional (Foto: Academia Historia).

-Por cierto, ¿Catalina sería una "santa de la puerta de al lado"?

-En parte creo que no, porque no es un perfil muy habitual. Sería mentira si dijéramos que es una mujer normal. Pero por eso mismo diría también que sí, porque en todo vecindario siempre tenemos una inquilina original. Así que Catalina es la santa peculiar que completa el vecindario que es la Iglesia. Así estamos todos. Cada uno con nuestro perfil: más normal o más extravagante, todos somos necesarios.

-¿Qué te gustaría que los lectores sintieran al terminar el libro?

-Que, como ella, se atrevieran a desear: ¡Yo quiero! Quiero ser santo, quiero dar mi vida por Cristo y por su Iglesia, quiero que mi vida sea una predicación del Evangelio.

Fuente: Religión en Libertad

domingo, 3 de agosto de 2025

Evangelio 3 de Agosto 2025



 Texto del Evangelio (Lc 12,13-21):

 En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre!, ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».

Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».



«La vida de uno no está asegurada por sus bienes»


Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells

(Salt, Girona, España)

Hoy, Jesús nos sitúa cara a cara con aquello que es fundamental para nuestra vida cristiana, nuestra vida de relación con Dios: hacerse rico delante de Él. Es decir, llenar nuestras manos y nuestro corazón con todo tipo de bienes sobrenaturales, espirituales, de gracia, y no de cosas materiales.

Por eso, a la luz del Evangelio de hoy, nos podemos preguntar: ¿de qué llenamos nuestro corazón? El hombre de la parábola lo tenía claro: «Descansa, come, bebe, banquetea» (Lc 12,19). Pero esto no es lo que Dios espera de un buen hijo suyo. El Señor no ha puesto nuestra felicidad en herencias, buenas comidas, coches último modelo, vacaciones a los lugares más exóticos, fincas, el sofá, la cerveza o el dinero. Todas estas cosas pueden ser buenas, pero en sí mismas no pueden saciar las ansias de plenitud de nuestra alma, y, por tanto, hay que usarlas bien, como medios que son.

Es la experiencia de san Ignacio de Loyola, cuya celebración tenemos tan cercana. Así lo reconocía en su propia autobiografía: «Cuando pensaba en cosas mundanas, se deleitaba, pero, cuando, ya aburrido lo dejaba, se sentía triste y seco; en cambio, cuando pensaba en las penitencias que observaba en los hombres santos, ahí sentía consuelo, no solamente entonces, sino que incluso después se sentía contento y alegre». También puede ser la experiencia de cada uno de nosotros.

Y es que las cosas materiales, terrenales, son caducas y pasan; por contraste, las cosas espirituales son eternas, inmortales, duran para siempre, y son las únicas que pueden llenar nuestro corazón y dar sentido pleno a nuestra vida humana y cristiana.

Jesús lo dice muy claro: «¡Necio!» (Lc 12,20), así califica al que sólo tiene metas materiales, terrenales, egoístas. Que en cualquier momento de nuestra existencia nos podamos presentar ante Dios con las manos y el corazón llenos de esfuerzo por buscar al Señor y aquello que a Él le gusta, que es lo único que nos llevará al Cielo.

Gran expedición de jóvenes de Getafe a Roma por el Jubileo: 22 autobuses, salen el 26 de julio


 Gran expedición de jóvenes de Getafe a Roma por el Jubileo: 22 autobuses, salen el 26 de julio

Un grupo de jóvenes católicos de Getafe en 2023 en peregrinación a Javier...

Con motivo del Año Santo 2025, Roma se llena de peregrinos este verano, y entre ellos van a estar 3.000 jóvenes de la diócesis de Getafe, acompañados del obispo, Ginés García Beltrán, que llegarán en una peregrinación que empieza el 26 de julio, en una expedición de 22 autobuses.

Se trata de jóvenes de entre 16 y 30 años, procedentes de más de 40 parroquias de la diócesis de Getafe (adyacente a la de Madrid, con ciudades como Alcorcón, Aranjuez, Boadilla del Monte, Ciempozuelos, Navalcarnero, Parla, Valdemoro...)

Además del obispo, les acompañan 44 sacerdotes, en distintas etapas del viaje. “Este viaje es una oportunidad única para vivir la fe de manera intensa y compartida”, asegura el delegado de Juventud, Enrique Alonso, que también acompañará a los peregrinos.

De Barcelona, a Bordighera, Siena y Roma

La peregrinación comenzará el día 26 de julio en Barcelona, donde unos 1.200 peregrinos celebrarán por la tarde una Eucaristía en la Basílica de la Sagrada Familia, presidida por el obispo Ginés. Desde Barcelona, los peregrinos se dirigirán al norte de Italia, concretamente a la localidad costera de Bordighera, en la región de Liguria. Desde allí se trasladarán a Siena, donde conocerán más sobre la vida de Santa Catalina, una de las grandes místicas de la espiritualidad dominicana y doctora de la Iglesia. Aquí, el 30 de julio, el obispo dirigirá un retiro espiritual con momentos de adoración, confesión y reflexión personal. 

Libros

«Catalina de Siena sería hoy la gran 'influencer' de la Iglesia, hasta el Papa quedaba deslumbrado»

En la puerta santa de San Pablo Extramuros

El 31 de julio, los jóvenes llegarán a Roma, el destino principal de la peregrinación. Allí se alojarán en diferentes puntos de la ciudad y por la tarde, participarán juntos en la celebración de la Eucaristía en San Pablo Extramuros, donde atravesarán la Puerta Santa y ganarán el Jubileo.

Además de los que han realizado el recorrido completo, otros 800 jóvenes de la diócesis se unirán directamente en Roma, elevando el número total de participantes a alrededor de 2.000, lo que representa casi el 10 % de los jóvenes españoles que participarán en este Jubileo.

Un encuentro para españoles el 31 de julio

El 31 de julio, todos los jóvenes españoles presentes en Roma celebrarán juntos el Encuentro Nacional, un momento fraterno que reunirá a los grupos de distintas diócesis del país. Será una oportunidad para compartir la fe, la cultura y la alegría de saberse parte de una misma Iglesia joven y viva.

El 1 de agosto estará marcado por la jornada jubilar propiamente dicha, centrada en dos gestos esenciales: el paso por la Puerta Santa y la participación en la celebración penitencial.

El 2 de agosto, los jóvenes se trasladarán a Tor Vergata, el espacio que acogerá la gran Vigilia de oración con el Papa León XIV. Entre sacerdotes y acompañantes adultos, muchos recordarán una noche similar en Tor Vergata con San Juan Pablo II hace 25 años, en el 2000. 

Allí pasarán la noche, como en las Jornadas Mundiales de la Juventud, compartiendo la fe con miles de jóvenes de todo el mundo.

Finalmente, el 3 de agosto se celebrará la Misa de envío, presidida por el Santo Padre, que marcará el cierre del Jubileo de los Jóvenes. Desde Roma, los jóvenes regresarán a la diócesis después de estos días de peregrinación.

Además de los jóvenes que acuden organizados con la diócesis de Getafe, hay otros mil jóvenes de la diócesis que participan en este encuentro pero peregrinando con distintos movimientos, nuevas comunidades o congregaciones religiosas.

La Delegación de Juventud pide oración a los fieles para que los jóvenes vuelvan "con el corazón lleno, con un espíritu renovado y habiendo recibido la gracia del Jubileo". 

Fuente Religión en Libertad

sábado, 2 de agosto de 2025

Santo Evangelio 2 de Agosto 2025



 Texto del Evangelio (Mt 14,1-12):

 En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».

Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta.

Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.



«Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús»


Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez

(Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy, la liturgia nos invita a contemplar una injusticia: la muerte de Juan Bautista; y, a la vez, descubrir en la Palabra de Dios la necesidad de un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza el mundo.

Os invito a centrar nuestra reflexión en el personaje del tetrarca Herodes. Realmente, para nosotros, es un contratestigo pero nos ayudará a destacar algunos aspectos importantes para nuestro testimonio de fe en medio del mundo. «Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús» (Mt 14,1). Esta afirmación remarca una actitud aparentemente correcta, pero poco sincera. Es la realidad que hoy podemos encontrar en muchas personas y, quizás también en nosotros. Mucha gente ha oído hablar de Jesús, pero, ¿quién es Él realmente?, ¿qué implicación personal nos une a Él?

En primer lugar, es necesario dar una respuesta correcta; la del tetrarca Herodes no pasa de ser una vaga información: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos» (Mt 14,2). De cierto que echamos en falta la afirmación de Pedro ante la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo’» (Mt 16,15-16). Y esta afirmación no deja lugar para el miedo o la indiferencia, sino que abre la puerta a un testimonio fundamentado en el Evangelio de la esperanza. Así lo definía San Juan Pablo II en su Exhortación apostólica La Iglesia en Europa: «Con toda la Iglesia, invito a mis hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella».

Que, hoy sábado, la Virgen María, la Madre de la esperanza, nos ayude a descubrir realmente a Jesús y a dar un buen testimonio de Él a nuestros hermanos.


Primer Jubileo de Influencers y Comunicadores en la historia de la Iglesia: este 28 y 29 de julio

 


Primer Jubileo de Influencers y Comunicadores en la historia de la Iglesia: este 28 y 29 de julio

Influencers, youtubers y comunicadores tienen también su espacio en el Jubileo como una realidad social y cultural con entidad propia.

La Iglesia celebrará un evento jubilar dedicado a los misioneros digitales y a los influencers católicos por primera vez en su historia. 

Se llevará a cabo en Roma los días 28 y 29 de julio de 2025, coincidiendo con las dos primeras jornadas del Jubileo de los Jóvenes. De hecho, varios de los jóvenes que evangelizan en redes sociales participarán activamente en ambas celebraciones.

Se podrá seguir 'on line'

El inédito encuentro, organizado por el Dicasterio para la Comunicación, reunirá a cerca de mil misioneros digitales de distintas partes del mundo, con una notable representación de América Latina, el Caribe y España. 

Para quienes no puedan viajar a la Ciudad Eterna, se han programado eventos virtuales, accesibles mediante registro en el sitio oficial www.digitalismissio.org. Esto permitirá que muchas otras personas puedan participar desde sus propios lugares de misión.



En los próximos días, el sitio oficial del Jubileo publicará una guía espiritual.

Las inscripciones presenciales ya han sido cerradas, pero sigue siendo posible unirse en modalidad 'on line'. Además, los dos principales momentos formativos del Jubileo serán transmitidos en vivo por el canal de YouTube del proyecto "La Iglesia Te Escucha".

El programa del Jubileo se organiza en torno a tres grandes momentos que marcan el ritmo del encuentro. En primer lugar, habrá una fase espiritual, centrada en el paso por la Puerta Santa, signo característico de todo Año Santo y expresión del deseo de renovación interior y apertura a la gracia.

Luego, se desarrollará una fase formativa, compuesta por ponencias, talleres y testimonios en el Auditorium Conciliazione que ofrecerán herramientas para el crecimiento pastoral en el mundo digital, así como espacios de reflexión compartida.

Un grupo de jóvenes católicos de Getafe en 2023 en peregrinación a Javier...

pedición de jóvenes de Getafe a Roma por el Jubileo: 22 autobuses, salen el 26 de julio

Finalmente, tendrá lugar una fase celebrativa, concebida como un festival en Piazza Risorgimento que destacará el arte, la música y la creatividad como lenguajes vivos de evangelización y comunión en el "continente digital". 

En los próximos días, el sitio oficial del Jubileo pondrá a disposición una guía espiritual exclusiva para acompañar interiormente la vivencia del evento. 

Fuente: Religión en Libertad

viernes, 1 de agosto de 2025

Santo Evangelio 1 de Agosto 2025

 


Texto del Evangelio (Mt 13,54-58):

 En aquel tiempo, Jesús viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?». Y se escandalizaban a causa de Él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.



«Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio»


Rev. D. Jordi POU i Sabater

(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Hoy, como ayer, hablar de Dios a quienes nos conocen desde siempre resulta difícil. En el caso de Jesús, san Juan Crisóstomo comenta: «Los de Nazaret se admiran de Él, pero esta admiración no les lleva a creer, sino a sentir envidia, es como si dijeran: ‘¿Por qué Él y no yo?’». Jesús conocía bien a aquellos que en vez de escucharle se escandalizaban de Él. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación.

Nosotros —que no podemos hacer milagros ni tenemos la santidad de Cristo— no provocaremos envidias (aun cuando en ocasiones pueda suceder si realmente nos esforzamos por vivir cristianamente). Sea como sea, nos encontraremos a menudo, como Jesús, con que aquellos a quienes más amamos o apreciamos son quienes menos nos escuchan. En este sentido, debemos tener presente, también, que se ven más los defectos que las virtudes y que aquellos a quienes hemos tenido a nuestro lado durante años pueden decir interiormente: —Tú que hacías (o haces) esto o aquello, ¿qué me vas a enseñar a mí?

Predicar o hablar de Dios entre la gente de nuestro pueblo o familia es difícil pero necesario. Hace falta decir que Jesús cuando va a su casa está precedido por la fama de sus milagros y de su palabra. Quizás nosotros también necesitaremos, un poco, establecer una cierta fama de santidad fuera (y dentro) de casa antes de “predicar” a los de casa.

San Juan Crisóstomo añade en su comentario: «Fíjate, te lo ruego, en la amabilidad del Maestro: no les castiga por no escucharle, sino que dice con dulzura: ‘Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio’ (Mt 13,57)». Es evidente que Jesús se iría triste de allí, pero continuaría rogando para que su palabra salvadora fuera bien recibida en su pueblo. Y nosotros (que nada habremos de perdonar o pasar por alto), lo mismo tendremos que orar para que la palabra de Jesús llegue a aquellos a quienes amamos, pero que no quieren escucharnos.


Las 9 grandes amenazas de los «influencers» católicos: los valores del Evangelio... ¿o de Instagram?

 


Las 9 grandes amenazas de los «influencers» católicos: los valores del Evangelio... ¿o de Instagram?

Rob Galea, Jessica Bond, Claire Forbes y Augie Angrisano, presentadores de Catholic Influencers Podcast.

La Iglesia se prepara para la celebración en Roma de un gran evento jubilar dedicado a los “influencers” católicos y a los conocidos como “misioneros digitales”. Es la primera vez que la Iglesia apuesta por dirigirse exclusivamente a ellos desde el Vaticano, lo que sucederá los próximos 28 y 29 de julio, en los primeros días del Jubileo de los jóvenes. Ante su proximidad, no son pocos los que comienzan a plantearse algunas advertencias o aspectos a tener en cuenta para que la evangelización en redes no se separe de su sentido y significado originales.

Influencers, youtubers y comunicadores tienen también su espacio en el Jubileo como una realidad social y cultural con entidad propia.

Primer Jubileo de Influencers y Comunicadores en la historia de la Iglesia: este 28 y 29 de julio

Uno de ellos es el sacerdote Noé Banasiewicz, que recientemente titulaba su último artículo para America Magazine advirtiendo de que “los influencers católicos tienen un problema de teoría -y de evangelización- en los medios”.

Para el sacerdote no pasa desapercibido que los llamados “influencers católicos” son vistos, cada vez más, como los nuevos misioneros y comparte de que las redes facilitan que cualquiera pueda ser un evangelizador natural. Sin embargo, plantea, también “se corre el riesgo de alterar el significado mismo de lo que significa evangelizar”.

En este sentido, y tras citar a algunos de los grandes expertos en la teoría de la comunicación contemporánea, Banasiewicz observa que el Evangelio ha encontrado “un nuevo púlpito” en las redes sociales, que ofrecen “una oportunidad única para conectar, especialmente con los alejados de la Iglesia”.

1. Hablar al algoritmo: ¿Buena evangelización o publicación?

Pero frente a esta oportunidad también hay una amenaza que radica en la constitución misma de las redes sociales, regidas por un algoritmo que “no es ni neutral ni objetivo”.

El éxito, observa, se mide cuantificando la interacción, con incentivos que premian y recompensan ciertos comportamientos y estilos de contenido, por lo que se debería considerar si la interacción puede ser una métrica significativa para evaluar la eficacia de nuestros esfuerzos de evangelización. En resumen, una pregunta que se podría desprender del planteamiento del sacerdote es si tener 100 likes, o 100.000, permite presumir de que se ha desarrollado una buena labor evangelizadora o simplemente una buena publicación desde los criterios técnicos.

2. La diferencia entre una conversión y un "me gusta"

El sacerdote coincide en que el problema no es la interacción en sí misma. Tener más o menos likes y compartidos y que el algoritmo lo premie. Al fin y al cabo, es lógico plantearse qué sentido tendría usar las redes si la gente no encuentra el mensaje a transmitir. El problema, dice, es su sospecha de que el entretenimiento o contenidos no estrictamente evangelizadores permeen en lo que los influencers consideran que es algo netamente religioso y espiritual.

“El problema no es la interacción, sino las negociaciones [o cesiones] que los influencers católicos realizan al elaborar su contenido bajo esta imposición [del algoritmo]. Este asunto es aún más preocupante cuando reconocemos que estas negociaciones ocurren tanto consciente como inconscientemente. Con demasiada frecuencia, parecemos confundir la conversión de corazones y mentes con la adquisición de "me gusta" y seguidores”, advierte Banasiewicz.

3. ¿Los valores del Evangelio... o los de Instagram?

El sacerdote reitera en varias ocasiones que su artículo no pretende ser una crítica a los llamados “influencers católicos”; pero sí una advertencia frente a las herramientas que estos emplean: al mismo tiempo que presentan una gran oportunidad para difundir, también cuestiona “su tendencia a potenciar el contenido emotivo, partidista e incluso hostil”, lo que a su juicio es “una profunda debilidad”: “Si bien las tendencias y la viralidad prometen visibilidad, conllevan el peligro de cambiar la sustancia por la actuación”.

El sacerdote concluye preguntándose si, en definitiva, las redes sociales en las que se encuentran los influencers católicos reflejan los valores del Evangelio o los de la plataforma en sí misma.

Al estudiar estas plataformas y lo que recompensan, concluye, “las medidas de éxito propuestas a menudo contrastan marcadamente con los esfuerzos y las condiciones del discipulado y apostolado. Los influencers católicos necesitan reconocer estas dinámicas para ser más perspicaces y resistir la tentación de contribuir a ellas. Este es el primer paso necesario para fomentar una participación más sana en las redes sociales y preservar la integridad de cualquier esfuerzo de evangelización digital”.

4. Un formato que busca determinar el mensaje

Otra de las que se ha sumado a este análisis es Amy Welborn, escritora especializada en fe y espiritualidad residente en Alabama.

Como si se tratase de una continuación al artículo de Banasiewicz, Welborn observa tres peligros fundamentales que afectan a toda evangelización en la vida cristiana, pero que se convierten en tentaciones especialmente significativas cuando se aborda el fenómeno de la evangelización digital.

Advierte en primer lugar de “centrarse en el yo en lugar de Dios en el discurso”, de modo que se evite un “deísmo terapéutico” por el que se prioriza la felicidad personal como meta espiritual. Un episodio al que parecen contribuir el entorno digital y de las redes sociales, que a su juicio “privilegia la expresión que se centra en elevar a la persona”.

Especialmente la experiencia, apariencia y contenidos de moda, corriendo el riesgo de que el contenido se vea influenciado o determinado por el formato y el mensaje por las necesidades del emisor y las demandas de la audiencia. Así, lamenta, “la evangelización en la era de Instagram se convierte en lo que Instagram y el resto de las redes sociales son: un mercado aspiracional que comercia con la imperfección y lo performativo”.

5. Una evangelización viral... que olvida al prójimo

El segundo de los peligros es un alcance global que pasa de ser una posibilidad a una “obligación”, olvidando al prójimo más inmediato en pos de uno lejano y, en muchos casos, virtual. Algo que ejemplifica irónicamente con un hipotético ejemplo de preguntas a quien no evangeliza por redes: “¿Qué te pasa? ¿Solo le haces la compra a tu vecina mayor y le haces compañía? ¿Solo dedicas tus días a mantener una casa y criar a tus hijos? ¿No deberías estar usando tus dones y talentos para arrasar [evangelizando en redes]? Es fácil hacerlo, ¿sabes? Existe esta plataforma”.

Para Welborn, esta secuencia de preguntas es una muestra del énfasis en la “valentía de arriesgarse”, contrastando con una espiritualidad tradicional que “siempre ha recordado que se requiere valentía y gracia para acercarse al prójimo, cara a cara, con las obras de misericordia y centrando en nuestra vida espiritual lo cotidiano y pequeño”.

6. Parroquias con muchos seguidores y pocos fieles

Un riesgo que también puede afectar a las parroquias que aspiran a una destacada presencia en internet. “Es genial e importante pero, ¿la parroquia ofrece un servicio [de evangelización y apoyo] puerta a puerta en los límites de su jurisdicción? ¿Todas las personas dentro de esos límites, católicas o no, conocen la parroquia como un lugar donde encontrarse con Cristo”, plantea la escritora.

Aborda también los peligros que suponen para la humildad unas redes sociales y medios de comunicación contemporáneos que lo que alientan es generalmente el orgullo y la vanidad.

7. El orgullo como virtud, la humildad como vicio

“La forma potencial más importante que tiene el panorama actual para doblegar nuestra fe y nuestro sentido de nosotros mismos como personas es la inversión de valores: tentarnos a ver el orgullo como una virtud y la humildad como un vicio”, advierte.

La pregunta es si el modelo de las redes sociales llega a ese extremo. Para Welborn no parece haber duda de que así se trata, lo que argumenta señalando a un algoritmo que “premia centrarse en el creador, el individuo y la narrativa personal”.

De ello surgen “fuertes tentaciones” que “nos alejan de la humildad y nos llevan al orgullo”. Para explicarlo, también remarca la diferencia entre realizar actos de virtud y exponerlos públicamente. Así, exponer la búsqueda de la justicia o la práctica de las obras de misericordia, no son actos de orgullo, pero lo que es seguro es que “lentamente nos arrastrará” a ello. Hablando de los santos, observa que la gente se sentía atraída por ellos debido a su obra y personalidad. La pregunta es: ¿Estaba Santa Catalina de Siena construyendo su marca en aras de su ministerio?

8. Señales de alerta

Entre algunas señales que deberían alertar a todo influencer católico de la posibilidad de incurrir en esta desviación, observa estas actitudes:

• Centrarse constantemente en uno mismo.

• Presentar la propia vida como un modelo espiritual, incluso aunque se diga que todo es para Jesús.

• Exponerse, haciendo del falso desorden, cuidadosamente compuesto, un destino diario para quienes buscan comprensión y consuelo.

• Convertirse en un líder de pensamiento cuyas opiniones deben publicarse lo antes posible.

• Crear una cuenta en redes sociales que, según se afirma, trata sobre evangelización, pero que, de alguna manera, no es mucho más que una plataforma de marketing.

9. Ver la oportunidad, pero también la amenaza

La autora concluye reconociendo que nadie enciende una lámpara para meterla debajo del celemín y que los fieles estamos llamados a evangelizar.

La cuestión, dice, es comprender cómo el enfoque de las redes basado en el “yo” y el alcance global tienta para olvidar unas obras de misericordia que deben ser puestas en práctica fuera de los hogares, y su lugar es ocupado por una “elevación” personal que enorgullece en nombre de la evangelización.

En resumen, concluye, “podría ser bueno equilibrar nuestra comprensión de las grandes redes como una "oportunidad" (que lo es) con la posibilidad de que sean una "tentación". Y no solo para perder el tiempo o revolcarnos en la perversión, sino como una tentación para deformar nuestra propia fe: redefinir el apostolado de maneras que inviertan la virtud y el vicio y justifiquen nuestra evasión del trabajo mucho más arduo del amor cara a cara al prójimo”. 

Fuente: Religión en Libertad