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miércoles, 30 de abril de 2025

Santo Evangelio 30 de Abril 2025



 Texto del Evangelio (Jn 3,16-21):

 En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».



«Vino la luz al mundo»


Fr. Damien LIN Yuanheng

(Singapore, Singapur)

Hoy, ante la miríada de opiniones que plantea la vida moderna, puede parecer que la verdad ya no existe —la verdad acerca de Dios, la verdad sobre los temas relativos al género humano, la verdad sobre el matrimonio, las verdades morales y, en última instancia, la verdad sobre mí mismo.

El pasaje del Evangelio de hoy identifica a Jesucristo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Sin Jesús sólo encontramos desolación, falsedad y muerte. Sólo hay un camino, y sólo uno que lleve al Cielo,que se llama Jesucristo.

Cristo no es una opinión más. Jesucristo es la auténtica Verdad. Negar la verdad es como insistir en cerrar los ojos ante la luz del Sol. Tanto si le gusta como si no, el Sol siempre estará ahí; pero el infeliz ha escogido libremente cerrar sus ojos ante el Sol de la verdad. De igual forma, muchos se consumen en sus carreras con una tremenda fuerza de voluntad y exigen emplear todo su potencial, olvidando que tan solo pueden alcanzar la verdad acerca de sí mismos caminando junto a Jesucristo.

Por otra parte, según Benedicto XVI, «cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32)» (Encíclica "Caritas in Veritate"). La verdad de cada uno es una llamada a convertirse en el hijo o la hija de Dios en la Casa Celestial: «Porque ésta es la voluntad de Dios: tu santificación» (1Tes 4,3). Dios quiere hijos e hijas libres, no esclavos.

En realidad, el “yo” perfecto es un proyecto común entre Dios y yo. Cuando buscamos la santidad, empezamos a reflejar la verdad de Dios en nuestras vidas. El Papa lo dijo de una forma hermosísima: «Cada santo es como un rayo de luz que sale de la Palabra de Dios» (Exhortación apostólica "Verbum Domini").


El ejemplo de Xavi Argemí: un mensaje de esperanza



 El ejemplo de Xavi Argemí: un mensaje de esperanza

Xavi Argemí, un joven diagnosticado desde los tres años con distrofia muscular de Duchenne, murió el martes pasado, 22 de abril, de madrugada, dentro de la octava de Pascua. Tenía veintinueve años y esta enfermedad, desde bien pequeño, le fue limitando progresivamente la movilidad hasta que prácticamente le impidió moverse. Él sabía que moriría joven y afrontó esta realidad no con resignación sino con valentía, alegría y esperanza.

Estamos hablando de una enfermedad degenerativa e incurable, que le llevó a escribir un libro que está moviendo muchas conciencias: Aprender a morir para poder vivir: Pequeñas cosas que hacen la vida maravillosa (Grijalbo, 2021). En este libro, Xavi Argemí, compartía su experiencia de vida marcada por la progresiva pérdida de movilidad y la cercanía constante de la muerte. 

A pesar de las limitaciones físicas, Xavi Argemí transmitía un mensaje de esperanza, aceptación y amor por la vida. Con serenidad y sentido del humor, relataba en este libro (traducido a varios idiomas) y también desde numerosas entrevistas, cómo aprendió a vivir plenamente, valorando momentos sencillos como una conversación tranquila, una puesta de sol o la compañía de sus seres queridos. El autor de este libro destacaba la importancia de aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar y centrarse en disfrutar de lo que sí estaba a su alcance, promoviendo una actitud resiliente y positiva frente a la adversidad.

Xavi Argemí sufre una enfermedad degenerativa pero ha aceptado su enfermedad y es feliz valorando los pequeños detalles

Y a su alcance estaban, no solo unos padres que lo atendían y amaban 24/7, Josep Argemí y Emília Ballbè, sino un sinfín de amigos a los que veía con mucha frecuencia y que llenaban su casa para acompañarle con alegría, en conversaciones interminables y hasta en barbacoas llenas de risas y buen humor. Xavi Argemí disfrutaba de la vida en cada detalle a partir de una mayúscula libertad interior. 

Cada hora, cada día elegía vivir a pesar del dolor y la aparente postración. Y no cedía a la inacción: era emprendedor, activo, promovía actividades como la difusión de su libro autobiográfico en diferentes idiomas, el inglés, el francés, en castellano, en catalán. Ofrecía su testimonio vital aquí y allá y entraba sutilmente en el debate de la Eutanasia con argumentos poderosos, entre otros con su propia vida

Su ejemplo estaba en la actitud, en la mirada y en sus reflexiones: hace pocas semanas decía en La Vanguardia, periódico barcelonés de amplia difusión: “Solo puedo mover la punta de los dedos de las manos, hablar y mirar” y a continuación señalaba que el motor de su vida era este: “Amo y me siento amado”. Amado por sus padres, hermanos, amigos y por un Dios que tan presente estaba en su vida. 

En esta dirección hemos de decir que, frente a una cultura de la muerte, ante la ley de la Eutanasia (aprobada en junio del 2021 de la LORE -Ley Orgánica Reguladora de la Eutanasia) él ofrecía con fortaleza la gratitud ante la vida. La vida era para él un don de Dios del que solo Dios disponía. Y ahí estaba su fuerza: la aceptación íntima y gozosa, no resignada, de la voluntad de Dios. A lo largo de los años, Xavi había desarrollado una relación personal con Dios y aceptó libremente su situación, ofreciendo la contradicción, enamorado de lo que el Señor le pedía.

Una intención importante era cómo ofrecer la vida orientada, entre muchos otros planos, a convertir su vida misma en una superación de la cultura de la muerte. El amor no es pasivo, es activo: Xavi defendía que había que aceptar activamente la voluntad de Dios. Un activismo en el mejor sentido de la palabra que nos enseñaba a todos a convertir el dolor en un acto de amor. 

Xavi Argemí encuentra ánimo en la fe, la medicina, la familia, los amigos y mil pequeñas cosas

«Pueden presionar al enfermo para que decida no vivir», advierte Xavi Argemí sobre la eutanasia

Tuve el honor de asistir al velatorio que tuvo lugar en su casa rodeado de la familia, allí estaban sus incansables padres, hermanos, familia, y multitud de amigos de todas las edades. Allí no había estrictamente un duelo cabizbajo, abatido ni triste. Allí estábamos todos conscientes de que no había casi que orar por él sino pedirle a Xavi que nos ayudase a seguir, a dar sentido a nuestras vidas en cualquier circunstancia, ante cualquier contradicción. La gente, creo, ya le rezaba y le pedía favores.

La vida de Xavi, testimonio de esperanza, no hacía más que lanzar preguntas, las grandes preguntas. Unas preguntas que siguen en pie. Gracias Xavi, te vamos a tener muy presente. 

Fuente: Religión en Libertad

martes, 29 de abril de 2025

Santo Evangelio 29 de Abril 2025



 Texto del Evangelio (Jn 3,7-15):

 En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».



«Tenéis que nacer de lo alto»


Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal

(Sant Just Desvern, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos expone la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.

Una transformación que tiene a Jesucristo como catalizador. Él, que antes había de ser elevado en la Cruz y que también tenía que resucitar, es quien puede hacer que el Espíritu de Dios nos sea enviado. Él que ha venido de lo alto. Él que ha mostrado con muchos milagros su poder y su bondad. Él que en todo hace la voluntad del Padre. Él que ha sufrido hasta derramar la última gota de sangre por nosotros. Gracias al Espíritu que nos enviará, nosotros «podemos subir al Reino de los Cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la confianza de nombrar a Dios con el nombre de “Padre”, la participación de la gracia de Cristo y el derecho a participar de la gloria eterna» (San Basilio el Grande).

Hagamos que la acción del Espíritu tenga acogida en nosotros, escuchémosle, y apliquemos sus inspiraciones para que cada uno sea —en su lugar habitual— un buen ejemplo elevado que irradie la luz de Cristo.


El padre Paul Murphy abraza en el juicio al joven islamista que le acuchilló

 


El padre Paul Murphy abraza en el juicio al joven islamista que le acuchilló

Paul Murphy es un veterano capellán militar irlandés, recibió cuchilladas en los brazos, pero abraza a su joven agresor

El 15 de agosto de 2024, un joven de 16 años se lanzó con un cuchillo contra el sacerdote Paul Murphy, capellán militar, en el cuartel Renmore en Galway, Irlanda. Durante 90 segundos, a través de la ventana de su coche, le asestó varias cuchilladas en los brazos. Uno de los brazos ha quedado afectado y ha perdido movilidad.

Esta semana ha sido el juicio: el joven se declaró culpable, pidió perdón al sacerdote durante los procedimientos judiciales, y también después, y el sacerdote le aseguró que lo perdonaba y lo abrazó. La RTE (la televisión pública irlandesa) contó el caso con detalle.

Converso al Islam el año antes, radicalizado con vídeos

Durante la audiencia, se dijo que el muchacho, hijo de padres separados, se había hecho musulmán el año anterior, con 15 años, y luego se había radicalizado viendo vídeos online de Estado Islámico e ideología yihadista, incluyendo vídeos de decapitaciones y otros vídeos muy violentos. Su abogado defensor insistió en que el joven tenía problemas mentales ligados al espectro autista.

¿Religión que crea fanatismo? No, fanatismo que usa lo religioso, dice el filósofo Nicolas Grimaldi

El sargento detective Paul Nulty aseguró que la noche de los hechos, el joven, estudiante de secundaria, fue en bicicleta al cuartel, y allí encontró al sacerdote, que volvía a las 10.40 de la noche a casa en su jeep, después de su rutina de natación.

Mientras esperaba dentro de su jeep a la entrada, el chico se acercó y le pidió hablar. El cura bajó la ventanilla del coche y el joven se lanzó a apuñalarlo con un cuchillo de caza de 20 centímetros. En cuanto el padre Murphy bajó la ventanilla, el niño se abalanzó sobre él con un cuchillo de caza y comenzó a apuñalarlo repetidamente. 

El sacerdote hizo avanzar el jeep pero el joven continuaba enganchado a la ventana y lanzando cuchilladas. Unos soldados de guardia hicieron disparos de advertencia, pero el atacante solo se detuvo cuando lo inmovilizaron contra el suelo. Los hechos quedaron bien grabados en las cámaras del cuartel.

"Yo lo hice, ataqué al tipo del auto"

El joven declaró a los guardias enseguida: "Yo lo hice. Ataqué al tipo en el auto". Lo hacía, explicó, como protesta "contra el trabajo de las Fuerzas de Defensa Irlandesas en Mali y todo lo relacionado con el Islam".

La Policía registró su casa y encontró una inscripción en árabe que decía "Allahu Akbar" ("Alá es grande"), una bandera del Estado Islámico y un cuaderno con texto y dibujos gráficos que representaban decapitaciones. El cuchillo lo compró por internet y lo recibió en casa en noviembre del año anterior, 9 meses antes del ataque. Revisaron sus redes y su móvil. El joven seguía especialmente en redes a un activista británico de ISIS llamado 'Jihadi John'.

En el juicio, el muchacho explicó que se había convertido al Islam el año antes, con 15 años, y asistía regularmente a las oraciones de los viernes en una mezquita de Galway.

El detenido, en el juicio, declaró no tener verdaderos recuerdos del incidente, que cuando atacó a Murphy no sabía que era sacerdote y que tenía problemas de salud mental, depresión e ira. "No sé qué me llevó a hacerlo", dijo. También el detective Nulty se mostró convencido de que el joven atacó simplemente al primero que vio en la puerta del cuartel, que resultó ser el capellán en su vehículo.

"Doy gracias a Dios de haber sido yo", dice el sacerdote

Aunque al sacerdote le dicen que tuvo la mala suerte de estar "en el lugar equivocado en el momento equivocado", el padre Murphy lo ve de otra manera: está convencido de que él era la persona correcta, en el lugar correcto, en el momento correcto, y describió la noche como "llena de bendiciones".


El capellán militar irlandés Paul Murphy en una peregrinación a Lourdes

Bendice a Dios, dice, porque el cuchillo le hirió a él, no de gravedad, en vez de haber matado a algún otro compañero que pudo haberse acercado al lugar. Considera "un honor y un privilegio" llevar estas cicatrices "hasta el día de mi muerte".

Entre las cosas que salvaron su vida estuvo el hecho de que bajó la ventanilla sólo 2 tercios de su capacidad, lo que dificultó el ataque. También cree que el Siervo de Dios Willie Doyle, capellán irlandés que murió en batalla en la Primera Guerra Mundial, intercedió por él desde el Cielo, y comentó que su rosario del coche y un símbolo de su ángel de la guarda le ofrecieron "excelente protección". También dio gracias por la acción de los militares que detuvieron al agresor.

La vida del capellán Willie Doyle ha sido llevada a la gran pantalla en la película "Bravery under Fire"

Paul Murphy ha aprovechado para reflexionar sobre su vida: ha realizado trabajos de primeros auxilios y ambulancia durante más de 40 años, ha sido sacerdote casi 30 años y ha estado en el ejército más de 11 años. Considera que él podía recibir el ataque y sus heridas "contextualizándolo" mejor que un joven soldado que apenas empieza su edad adulta.

Desde el perdón, mejorar la vida

El padre Murphy se dirigió al joven atacante y le dijo que le ofrecía su perdón. También le animó a que usara ese perdón para ser mejor persona, a usar "todos tus recursos, en prisión o fuera", para aprender una mejor forma de vida y usar su energía y talento para hacer del mundo un lugar mejor para todos.

El sacerdote constató que el joven había cometido un crimen atroz, y un ataque grave contra los militares y el país. Pero que era posible aprender y mejorar.

"Mi único deseo es que el joven que tienen ante ustedes aprenda a reconocer sus errores y, llegado el momento, regrese a la sociedad para contribuir positivamente al mundo como una persona plena, feliz y amorosa", proclamó el sacerdote.

Tras la salida del juez, el padre Murphy se acercó al joven. Intercambiaron unas palabras y un abrazo, y el muchacho le dijo al sacerdote: «De nuevo, lo siento mucho».

Espectro autista

El abogado defensor Seán Gillane dijo que su cliente no tenía antecedentes penales y que no había nada en su historial que hiciera pensar en que se pudiera implicar en un ataque así. Dijo al tribunal que se le había diagnosticado un trastorno del espectro autista, posible causa de sus fijaciones obsesivas y compulsivas. El material en Internet, dice, "envenenó su sistema de creencias".

El abogado agradece que los militares sólo hicieran disparos de advertencia: en otros muchos lugares le habrían disparado directamente.

Ambos padres del muchacho han acudido al juicio y el abogado considera que son una influencia positiva para él. El joven, dijo, siente remordimiento. El juez Paul McDermott anunció que la sentencia será el 29 de abril.

Rémi Brague denuncia la capacidad de Europa para autodestruirse a manos de unas élites mediáticas y políticas a las que no importa el pueblo. 

Fuente: Religión en Libertad

lunes, 28 de abril de 2025

Santo Evangelio 28 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 3,1-8):

 Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él». Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios».

Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?». Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu».



«El que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios»


Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy, un «magistrado judío» (Jn 3,1) va al encuentro de Jesús. El Evangelio dice que lo hace de noche: ¿qué dirían los compañeros si se enterasen de ello? En la instrucción de Jesús encontramos una catequesis bautismal, que seguramente circulaba en la comunidad del Evangelista.

Hace muy pocos días celebrábamos la vigilia pascual. Una parte integrante de ella era la celebración del Bautismo, que es la Pascua, el paso de la muerte a la vida. La bendición solemne del agua y la renovación de las promesas fueron puntos clave en aquella noche santa.

En el ritual del bautismo hay una inmersión en el agua (símbolo de la muerte), y una salida del agua (imagen de la nueva vida). Se es sumergido con el pecado, y se sale de ahí renovado. Esto es lo que Jesús denomina «nacer de lo alto» o «nacer de nuevo» (cf. Jn 3,3). Esto es “nacer del agua”, “nacer del Espíritu” o “del soplo del viento...”.

Agua y Espíritu son los dos símbolos empleados por Jesús. Ambos expresan la acción del Espíritu Santo que purifica y da vida, limpia y anima, aplaca la sed y respira, suaviza y habla. Agua y Espíritu hacen una sola cosa.

En cambio, Jesús habla también de la oposición de carne y Espíritu: «Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu» (Jn 3,6). El hombre carnal nace humanamente cuando aparece aquí abajo. Pero el hombre espiritual muere a lo que es puramente carnal y nace espiritualmente en el Bautismo, que es nacer de nuevo y de lo alto. Una bella fórmula de san Pablo podría ser nuestro lema de reflexión y acción, sobre todo en este tiempo pascual: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Rom 6,3-4).

Muere Belén Domínguez, la joven que narró su enfermedad desde el hospital como una peregrinación



 Muere Belén Domínguez, la joven que narró su enfermedad desde el hospital como una peregrinación

Belén Domínguez, en la cama del hospital.

Belén afrontó su cáncer desde el principio con fe y confianza, transmitiendo su alegría a través de las redes sociales.Telva (Canal Youtube)

Este sábado falleció en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid la joven sevillana Belén Domínguez, de 31 años, a consecuencia del cáncer de médula que padecía y cuya evolución ella misma fue relatando a través de las redes sociales. La fe y alegría con las que llevó su enfermedad, pero también sus dolores y pesares, se convirtieron en un fenómeno viral.

Precisamente por ese testimonio de confianza en Dios compartido con más de doscientos mil seguidores, el 20 de enero pasado recibió el Premio CEU Ángel Herrera, que entrega la Fundación San Pablo CEU, en la categoría Valores e Influencia en Redes. No pudo asistir, pero remitió un videomensaje en el que (dado que compartía galardón con Carlota Valenzuela, que en 2022 caminó desde Finisterre a Jerusalén) dijo que ella también "peregrinaba", pero "desde la cama". Su lema, citando precisamente al cardenal Herrera Oria, era que "quien deja de esperar, deja de vivir".

Belén trasladó su experiencia a un libro publicado el año pasado, La vida es bonita incluso ahora (Nube de Tinta).



Belén Domínguez, 'La vida es bonita incluso ahora'.

La determinación de que su lucha contra el cáncer resultase útil a los demás se manifestó desde el principio. Belén abrió un perfil en Instagram en julio de 2023, poco después de que le fuese diagnosticado, y lo mantuvo cuando, en diciembre de ese año, fue ingresada en el centro hospitalario donde ha muerto.

Su mensaje era su sonrisa, una sonrisa alimentada por su firme esperanza cristiana, con la que superaba los dolores y las caídas de ánimo apoyada por sus padres, Francisco y Charo, y por su novio Emilio.

El pasado lunes, al conocer el fallecimiento del Papa, escribió un post en el que recordaba la comunicación que tuvieron: "Tuve el gran privilegio de recibir en enero de 2025 una carta del Papa Francisco, que me acompaña día y noche en el cabecero de mi cama. Descanse en paz".



La carta de ánimo del Papa, que Belén quiso enmarcar.

"Querida Belén", le dijo el pontífice, "me han informado sobre el sufrimiento que enfrentas debido a la enfermedad. Te aseguro mi afectuosa cercanía y mi recuerdo en la oración. Continúa encontrando consuelo y fortaleza en la fe. Que la gracia de Jesús, que es nuestra esperanza, te sostenga y fortalezca, no cedas al desánimo. Gracias por tu testimonio de fe y por el bien que haces con tu libro La vida es bonita incluso ahora. Te abrazo invocando la protección de la Virgen y San José de corazón, te bendigo a ti y a las personas que te son queridas. Fraternalmente, Francisco”.

El diagnóstico de la enfermedad había supuesto para Belén un acicate de conversión hacia Dios por medio de una "cruz muy dura", como la calificó su propia madre. La joven se sometió a un tratamiento experimental, al no conseguir los efectos deseados la quimioterapia ni la radioterapia. Todo ello le supuso incomodidades y sufrimientos que llevó con paciencia y fue relatando a sus seguidores.

Dos entrevistas de Belén en dos momentos de su enfermedad




Fuente: Religión en Libertad

domingo, 27 de abril de 2025

Santo Evangelio 27 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 20,19-31):

 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído.



 Dichosos los que no han visto y han creído».


Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

«Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)

Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas —juntamente con la de Navidad— que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.

Por designio del Papa San Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.

La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que —al menos por Pascua— se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros.


sábado, 26 de abril de 2025

Santo Evangelio 26 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Mc 16,9-15):

 Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».



«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»


P. Jacques PHILIPPE

(Cordes sur Ciel, Francia)

Hoy, confiando en Jesús resucitado, hemos de redescubrir el Evangelio como una “buena nueva”. El Evangelio no es una ley que nos oprime. Alguna vez hemos podido caer en la tentación de pensar que los que no son cristianos están más tranquilos que nosotros y hacen lo que quieren, mientras que nosotros tenemos que cumplir una lista de mandamientos. Es una visión de las cosas meramente superficial.

Personalmente, una de mis mayores preocupaciones es que el Evangelio se presente siempre como una buena nueva, una feliz noticia, que nos llene el corazón de alegría y consuelo.

La enseñanza de Jesús es por supuesto exigente, pero Teresa del Niño Jesús nos ayuda a percibirla realmente como una buena nueva, puesto que para ella el Evangelio no es otra cosa que la revelación de la ternura de Dios, de la misericordia de Dios con cada uno de sus hijos, y señala las leyes de la vida que llevan a la felicidad. El centro de la vida cristiana es acoger con reconocimiento la ternura y la bondad de Dios —revelación de su amor misericordioso— y dejarse transformar por dicho amor.

El itinerario espiritual tomado por santa Teresita, el “caminito”, es un auténtico camino de santidad, un camino con cabida para todos, hecho de tal manera que nadie puede desanimarse, ni los más humildes, ni los más pobres, ni los más pecadores. Teresa anticipa así el Concilio Vaticano II que afirma con seguridad que la santidad no es un camino excepcional, sino una llamada para todos los cristianos, de la que nadie debe ser excluido. Hasta el más vulnerable y miserable de los hombres puede responder a la llamada a la santidad.

Esta santidad consiste en un «camino de confianza y amor». Así, «el ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! (…). Tú, Dios mío, has rebasado mi esperanza, y yo quiero cantar tus misericordias» (Santa Teresa de Lisieux).

viernes, 25 de abril de 2025

Santo Evangelio 25 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 21,1-14):

 En aquel tiempo, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.

Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.

Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Ésta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.



«Ésta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos»


Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart

(Tarragona, España)

Hoy, Jesús por tercera vez se aparece a los discípulos desde que resucitó. Pedro ha regresado a su trabajo de pescador y los otros se animan a acompañarle. Es lógico que, si era pescador antes de seguir a Jesús, continúe siéndolo después; y todavía hay quien se extraña de que no se tenga que abandonar el propio trabajo, honrado, para seguir a Cristo.

¡Aquella noche no pescaron nada! Cuando al amanecer aparece Jesús, no le reconocen hasta que les pide algo para comer. Al decirle que no tienen nada, Él les indica dónde han de lanzar la red. A pesar de que los pescadores se las saben todas, y en este caso han estado bregando sin frutos, obedecen. «¡Oh poder de la obediencia! —El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano. —Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron (...) una gran cantidad de peces. —Créeme: el milagro se repite cada día» (San Josemaría).

El evangelista hace notar que eran «ciento cincuenta y tres» peces grandes (cf. Jn 21,11) y, siendo tantos, no se rompieron las redes. Son detalles a tener en cuenta, ya que la Redención se ha hecho con obediencia responsable, en medio de las tareas corrientes.

Todos sabían «que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da» (Jn 21,12-13). Igual hizo con el pescado. Tanto el alimento espiritual, como también el alimento material, no faltarán si obedecemos. Lo enseña a sus seguidores más próximos y nos lo vuelve a decir a través de San Juan Pablo II: «Al comienzo del nuevo milenio, resuenan en nuestro corazón las palabras con las que un día Jesús (...) invitó al Apóstol a ‘remar mar adentro’: ‘Duc in altum’ (Lc 5, 4). Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo (...) y ‘recogieron una cantidad enorme de peces’ (Lc 5,6). Esta palabra resuena también hoy para nosotros».

Por la obediencia, como la de María, pedimos al Señor que siga otorgando frutos apostólicos a toda la Iglesia.


jueves, 24 de abril de 2025

Santo Evangelio 24 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 24,35-48):

 En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones,  empezando desde Jerusalén. 



Vosotros sois testigos de estas cosas».«La paz con vosotros»


Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido

(Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, Cristo resucitado saluda a los discípulos, nuevamente, con el deseo de la paz: «La paz con vosotros» (Lc 24,36). Así disipa los temores y presentimientos que los Apóstoles han acumulado durante los días de pasión y de soledad.

Él no es un fantasma, es totalmente real, pero, a veces, el miedo en nuestra vida va tomando cuerpo como si fuese la única realidad. En ocasiones es la falta de fe y de vida interior lo que va cambiando las cosas: el miedo pasa a ser la realidad y Cristo se desdibuja de nuestra vida. En cambio, la presencia de Cristo en la vida del cristiano aleja las dudas, ilumina nuestra existencia, especialmente los rincones que ninguna explicación humana puede esclarecer. San Gregorio Nacianceno nos exhorta: «Debiéramos avergonzarnos al prescindir del saludo de la paz, que el Señor nos dejó cuando iba a salir del mundo. La paz es un nombre y una cosa sabrosa, que sabemos proviene de Dios, según dice el Apóstol a los filipenses: ‘La paz de Dios’; y que es de Dios lo muestra también cuando dice a los efesios: ‘Él es nuestra paz’».

La resurrección de Cristo es lo que da sentido a todas las vicisitudes y sentimientos, lo que nos ayuda a recobrar la calma y a serenarnos en las tinieblas de nuestra vida. Las otras pequeñas luces que encontramos en la vida sólo tienen sentido en esta Luz.

«Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí...»: nuevamente les «abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras» (Lc 24,44-45), como ya lo había hecho con los discípulos de Emaús. También quiere el Señor abrirnos a nosotros el sentido de las Escrituras para nuestra vida; desea transformar nuestro pobre corazón en un corazón que sea también ardiente, como el suyo: con la explicación de la Escritura y la fracción del Pan, la Eucaristía. En otras palabras: la tarea del cristiano es ir viendo cómo su historia Él la quiere convertir en historia de salvación.


miércoles, 23 de abril de 2025

Santo Evangelio 23 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Lc 24,13-35):

 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.

Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras.

Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.

Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.



«¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»


P. Luis PERALTA Hidalgo SDB

(Lisboa, Portugal)

Hoy el Evangelio nos asegura que Jesús está vivo y continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial —en el encuentro comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de fraternidad y de servicio— que los discípulos pueden realizar la experiencia del encuentro con Jesús resucitado.

Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado. Pero sentían «arder» su corazón (cf. Lc 24,32), cuando Él les hablaba, «explicando» las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su corazón y «sus ojos se abrieron» (cf. Lc 24, 31).

El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones. El divino Viajante sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que brota del «Pan de vida», por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa de «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

El Papa Emérito Benedicto XVI explicó que «el anuncio de la Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos».


Judío tibio, bebedor en la universidad, se reía de los cristianos hasta que investigó sobre Cristo



 Judío tibio, bebedor en la universidad, se reía de los cristianos hasta que investigó sobre Cristo

Phillip Seeberg explica su viaje del judaísmo al catolicismo en CHNetwork

Phillip Seeberg ha contado a CHNetwork su testimonio de conversión desde su origen judío a la plena fe católica, en versión escrita y también en un diálogo en vídeo.

Nació en 1960 y creció en el suroeste de Chicago en una familia de padres judíos y un barrio de mayoría católica, descendientes de polacos e irlandeses. "Yo no sabía la diferencia entre católicos y protestantes. De hecho, no sabía nada del cristianismo, punto. Sabía que los cristianos creían en Jesús, pero no sabía qué significaba eso ni sabía nada del Nuevo Testamento", dice de su infancia.

Aunque su familia iba a veces a una sinagoga más bien conservadora, en casa se consideraban judíos reformados: no cumplían las normas kosher sobre pureza y alimentos, ni la fiesta del sabbat. "Mis padres no sabían hebreo ni asistían a los servicios religiosos, que eran mayoritariamente en hebreo", recuerda. A él sí lo llevaban a la escuela hebrea los martes, jueves y domingos durante 4 años.

"Y mientras estudiaba para mi Bar Mitzvá también asistí a servicios religiosos los viernes por la noche y los sábados por la mañana durante dos de esos años". Celebró la ceremonia con 13 años, "el primero en mi familia en más de 20 años. Dirigí casi todo el servicio del sábado por la mañana".

Poco después, su sinagoga se fusiono con otra, lejana. Ahora los oficios estaban a 5 kilómetros, acudir allí era muy incómodo y dejó de participar en la sinagoga.

Coche, fiesta y alcohol en la universidad

Fue el primero de su círculo de amigos en conseguir un coche (el viejo Chevelle de su padre) y eso le hizo popular en las fiestas nocturnas. Lleva a sus amigos a patinar, al cine, al béisbol... En su último año de educación secundaria ya bebía demasiado, casi cada noche en verano.

Una noche de verano de 1978 se dedicó con un amigo a conducir mientras disparaban piedras con un tirachinas a las ventanas de los vecinos. La policía le detectó y le detuvo una noche. Él mintió a sus padres asegurando no tener nada que ver, y ellos le creyeron. "Eso solo me hizo sentir peor. No merecía su apoyo. Estaba muy feliz de ir a la universidad ese otoño, porque no soportaba mirar a mi madre a los ojos y mentirle".

Tras unos meses en la universidad, viendo que sus padres habían contratado a un abogado para que le defendiera, decidió contarles la verdad. Se llegó a un acuerdo extrajudicial, pero la relación con sus padres quedó dañada un tiempo.

En el campus de la Universidad de Illinois había bastante gente hablando de Dios por los jardines y Phillip entendía que él debía poner orden en su vida. "Al escuchar a los predicadores, me di cuenta de que mi conocimiento de la Biblia era mínimo. Hablaban de profecías cumplidas, pero yo no sabía nada de profecías. Intenté convencerme de su autenticidad y de su inevitabilidad", recuerda.

"De niño, me habían dicho que los judíos no creíamos en Jesús como el Mesías, pero nunca me explicaron por qué. Desarrollé curiosidad por el cristianismo", explica. 

Escuchaba a los predicadores de los jardines y patios de la universidad: era gratis y le parecía divertido cuando la gente les abucheaba.

Nuevo Testamento gratis, explorar la figura de Cristo

El Miércoles de Ceniza de 1979, la organización cristiana Los Gedeones, que dejan biblias en las habitaciones de hotel, repartió Nuevos Testamentos en el campus. "Tomé uno. Como judío, nunca había leído el Nuevo Testamento y me habría dado vergüenza comprar uno. Mi lado oscuro pensaba que podría usarlo para burlarme de los predicadores. Pero por un tiempo, ni siquiera lo leí".

Luego, un conocido le recomendó empezar por el Evangelio de Juan. Y lo leyó. Le pareció complejo y profundo y le llamó la atención Juan 5, 45-47: "No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?"

Al curso siguiente, le tocó un compañero de habitación que era un cristiano sincero. Un predicador del campus le dejó una tarjeta con una frase curiosa: "Si tras encontrarnos me olvidas, no has perdido nada. Si tras encontrarte con Jesús lo olvidas, lo has perdido todo".

Por primera vez, Phillip decidió consultar a Dios. "Comencé a orar a Dios todos los días para que me mostrara el verdadero camino. Quería ser un buen judío y comprender lo que decían las Escrituras. Yo le rezaba al Dios del Antiguo Testamento. Me pregunté lo mismo que muchos judíos del primer siglo: '¿Es este Jesús el Mesías profetizado?'".

Era de origen judío en EEUU, se hizo cristiano y con los pobres de Israel encontró su vocación

Una experiencia del Espíritu Santo

El 28 de agosto de 1979 acudió a un encuentro de oración y estudio de la Biblia con uno de los predicadores del campus. "Durante nuestras oraciones, sentí algo así como una descarga eléctrica y no pude moverme. No sabía qué era entonces, pero ahora creo que era el Espíritu Santo", recuerda. "La noche siguiente me senté en medio del patio y oré unos 40 minutos, pidiendo a Dios perdón y guía. Me invadió tal sensación de satisfacción y paz que considero que esa fue la noche de mi conversión. Jesús había venido a mí y yo lo había aceptado. La noche siguiente, me bauticé en la piscina de un patio trasero".

¿Qué hacer con la tradición judía?

Pero Phillip ahora tenía que decidir qué aspectos de la tradición judía aún quería vivir o aplicar, y cuáles pensaba que ya no se le aplicaban. Por ejemplo, ¿debía acudir a los servicios judíos de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío? ¿Y al Yom Kippur, día de expiación de los pecados? "Después de reflexionar y orar un poco, decidí que creía que mis pecados fueron perdonados por Jesús en la cruz, y que no necesitaba asistir a esos servicios. Concluí que Rosh Hashaná y Yom Kipur habían quedado obsoletos".

Visitando a su familia en San Diego, sus padres encontraron que llevaba una Biblia en el bolsillo. "Les dije que solo la estaba leyendo", detalla. Pero poco después supieron que se había hecho cristiano. "Mis padres, en shock, amenazaron con sacarme de la universidad, pero después de la primera llamada, hablamos de la situación con calma, aunque un poco incómodos".

Phillip les comentó que Jesús estaba profetizado en el Antiguo Testamento. Sus padres pensaban que había un "Antiguo Testamento judío y otro cristiano y le enviaron una Biblia judía, pero cuando Phillip la leyó comprobó que eran prácticamente el mismo texto.

Peleas y divisiones entre los cristianos

Poco después, vio que varios grupos cristianos en los que participaba se habían enemistado. "Empecé a tener serias dudas sobre Cristo y los grupos en los que participaba. Se suponía que los cristianos debían ser amorosos, y la guerra de palabras que presenciaba parecía ir en contra de todo lo que había aprendido sobre la religión cristiana. Mi creencia en el cumplimiento de Cristo de muchas de las profecías del Antiguo Testamento me impidió recaer en mi origen judío, porque creía que las profecías debían cumplirse. Sin embargo, la presión de intentar encontrar mi identidad religiosa, sumada a mi carga de trabajo escolar, me hizo alejarme por un tiempo de toda afiliación religiosa".

Fue entonces, en 1980, cuando conoció en la universidad a Lisa, que era católica, y sería su novia y su esposa.

"Yo no quería unirme a la Iglesia Católica, en parte porque mi futuro suegro, de carácter firme, era un católico muy anticuado, y mi ego masculino no quería que pareciera que me sometía a él", recuerda. Buscaba una iglesia donde poder cantar a Dios, algo que siempre le acercó al Señor. Por otra parte, en algunas iglesias protestantes veía poco fervor y le parecían un mero evento social. Y veía iglesias que cedían ante el mundo en temas que la Biblia claramente condena, como las prácticas homosexuales. Tampoco le gustaban las iglesias que daban consejos sobre inversiones financieras.


Phillip Seeberg ha contado su testimonio de descubrimiento de Cristo y luego del catolicismo en CHNetwork

Phillip Seeberg ha contado su testimonio de descubrimiento de Cristo y luego del catolicismo en CHNetworkchnetwork

El catolicismo empezó a parecerle sensato y bien fundamentado. "Yo estaba de acuerdo con el Papa Juan Pablo II en la mayoría de los temas morales, y sentía que era muy importante que Lisa y yo rindiéramos culto juntos. El padre de Lisa era católico, pero su madre metodista. Por ello, Lisa nunca iba a la iglesia con su madre". Phillip acompañaba a Lisa a una iglesia católica que celebraba algunas misas en el gimnasio del colegio adyacente. "Yo disfrutaba del ambiente sencillo de ese gimnasio. Debido a mi origen judío y a la prohibición de los ídolos en esa fe, siempre me he sentido más cómodo adorando en un ambiente sin adornos", señala hoy.

Ulf Ekman y su esposa Birgitta explican las razones de su entrada en la Iglesia Católica - Foto de Livets Ord

Los "padres" y la Virgen María

Entre las cosas que le inquietaron al principio estaba el mandato de Mateo 23,9: "No llaméis padre a nadie en la tierra". Los católicos llamaban "padre" a los sacerdotes. Tardó años en descubrir el versículo siguiente: "Ni seáis llamados 'maestro', porque uno solo es vuestro maestro, Cristo". "Nadie parece tener problemas en llamar 'maestro' a otros. ¿No se refiere a 'padre' en la misma línea?"

Hacia 1999 y el año 2000 empezó a ir a más retiros y actividades de fe. En 2011, a través del biblista converso Scott Hahn y sus libros, vio la relación entre la Virgen María y el Arca de la Alianza. "A través de esta lectura, desarrollé un aprecio por ella que antes no tenía. También habló del Apocalipsis de una manera completamente nueva que me abrió los ojos a su esencia. No es futurista, sino eucarístico", descubrió.

También fue creciendo su apreciación por la Eucaristía y la Confesión. "Podemos llegar a ser santos como Él es santo (véase Levítico 19:2 y Mateo 5:48). Hay gracia suficiente incluso para ese cambio profundo, siempre que sigamos caminando en amistad con Él", dice hoy Phillip.

Fuente: Religión en Libertad

martes, 22 de abril de 2025

Santo Evangelio 22 de Abril 2025



 Texto del Evangelio (Jn 20,11-18):

 En aquel tiempo, estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní», que quiere decir “Maestro”». Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.



«Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor»


Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret

(Vic, Barcelona, España)

Hoy, en la figura de María Magdalena, podemos contemplar dos niveles de aceptación de nuestro Salvador: imperfecto, el primero; completo, el segundo. Desde el primero, María se nos muestra como una sincerísima discípula de Jesús. Ella lo sigue, maestro incomparable; le es heroicamente adherente, crucificado por amor; lo busca, más allá de la muerte, sepultado y desaparecido. ¡Cuán impregnadas de admirable entrega a su “Señor” son las dos exclamaciones que nos conservó, como perlas incomparables, el evangelista Juan: «Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto» (Jn 20,13); «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré»! (Jn 20,15). Pocos discípulos ha contemplado la historia, tan afectos y leales como la Magdalena.

No obstante, la buena noticia de hoy, de este martes de la octava de Pascua, supera infinitamente toda bondad ética y toda fe religiosa en un Jesús admirable, pero, en último término, muerto; y nos traslada al ámbito de la fe en el Resucitado. Aquel Jesús que, en un primer momento, dejándola en el nivel de la fe imperfecta, se dirige a la Magdalena preguntándole: «Mujer, ¿por qué lloras?» (Jn 20,15) y a la cual ella, con ojos miopes, responde como corresponde a un hortelano que se interesa por su desazón; aquel Jesús, ahora, en un segundo momento, definitivo, la interpela con su nombre: «¡María!» y la conmociona hasta el punto de estremecerla de resurrección y de vida, es decir, de Él mismo, el Resucitado, el Viviente por siempre. ¿Resultado? Magdalena creyente y Magdalena apóstol: «Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor» (Jn 20,18).

Hoy no es infrecuente el caso de cristianos que no ven claro el más allá de esta vida y, pues, que dudan de la resurrección de Jesús. ¿Me cuento entre ellos? De modo semejante son numerosos los cristianos que tienen suficiente fe como para seguirle privadamente, pero que temen proclamarlo apostólicamente. ¿Formo parte de ese grupo? Si fuera así, como María Magdalena, digámosle: —¡Maestro!, abracémonos a sus pies y vayamos a encontrar a nuestros hermanos para decirles: —El Señor ha resucitado y le he visto.


 Pablo García, 26 años, antiguo «mini-dios», se bautiza ahora en Getafe



Pablo García Martel, de 26 años, se bautiza este sábado por la noche, en la Vigilia Pascual en Getafe. Dice que durante un tiempo se consideró una especie de "mini-dios", "individualista exacerbado" que vivía "sujeto a los impulsos, sin una trascendencia". Un compañero de clase cautivó su atención: su amigo Andrés vivía con paz y tranquilidad, y era capaz de escuchar. Una noche, Pablo se arrodilló y rezó... y pasó algo. Lo cuenta en La Linterna de la Iglesia, en Ecclesia COPE.


Este año se bautizan unos 30 adultos en la diócesis de Getafe, como

lunes, 21 de abril de 2025

Santo Evangelio 21 de Abril 2025





 Texto del Evangelio (Mt 28,8-15):

 En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.



«Las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos»

Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)

Hoy, la alegría de la resurrección hace de las mujeres que habían ido al sepulcro mensajeras valientes de Cristo. «Una gran alegría» sienten en sus corazones por el anuncio del ángel sobre la resurrección del Maestro. Y salen “corriendo” del sepulcro para anunciarlo a los Apóstoles. No pueden quedar inactivas y sus corazones explotarían si no lo comunican a todos los discípulos. Resuenan en nuestras almas las palabras de Pablo: «La caridad de Cristo nos urge» (2Cor 5,14).

Jesús se hace el “encontradizo”: lo hace con María Magdalena y la otra María —así agradece y paga Cristo su osadía de buscarlo de buena mañana—, y lo hace también con todos los hombres y mujeres del mundo. Y más todavía, por su encarnación, se ha unido, en cierto modo, a todo hombre.

Las reacciones de las mujeres ante la presencia del Señor expresan las actitudes más profundas del ser humano ante Aquel que es nuestro Creador y Redentor: la sumisión —«se asieron a sus pies» (Mt 28,9)— y la adoración. ¡Qué gran lección para aprender a estar también ante Cristo Eucaristía!

«No tengáis miedo» (Mt 28,10), dice Jesús a las santas mujeres. ¿Miedo del Señor? Nunca, ¡si es el Amor de los amores! ¿Temor de perderlo? Sí, porque conocemos la propia debilidad. Por esto nos agarramos bien fuerte a sus pies. Como los Apóstoles en el mar embravecido y los discípulos de Emaús le pedimos: ¡Señor, no nos dejes!

Y el Maestro envía a las mujeres a notificar la buena nueva a los discípulos. Ésta es también tarea nuestra, y misión divina desde el día de nuestro bautizo: anunciar a Cristo por todo el mundo, «a fin que todo el mundo pueda encontrar a Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida, con la potencia de la verdad (...) contenida en el misterio de la Encarnación y de la Redención, con la potencia del amor que irradia de ella» (San Juan Pablo II).


domingo, 20 de abril de 2025

Santo Evangelio 20 de Abril 2025

 


Texto del Evangelio (Jn 20,1-9):

 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.



«Entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó»


Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell

(Lleida, España)

Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a lo largo de toda la Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la celebración de la fe cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el Amado, Aquél en quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.

Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha resucitado: celebrémoslo llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza... y nos ha abierto las puertas de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por pura gracia. ¡Que nadie esté triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino para siempre. Él hoy «manifiesta plenamente el hombre al mismo hombre y le descubre su altísima vocación» (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).

El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el sepulcro de Jesús está vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a Aquel que vive, porque ha resucitado. Y los discípulos, que después le verán Resucitado, es decir, lo experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso, captan que hay un vacío en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y apariciones serán las grandes señales para la fe del creyente. El Evangelio dice que «entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8). Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la vez, aquella sábana de amortajar y aquel sudario bien doblados eran pequeñas señales del paso de Dios, de la nueva vida. El amor sabe captar aquello que otros no captan, y tiene suficiente con pequeños signos. El «discípulo a quien Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba por el amor que había recibido de Cristo.

“Ver y creer” de los discípulos que han de ser también los nuestros. Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo nuestro Señor. Dejemos que su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia del bautismo que hemos recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos. Guiémonos por el amor y anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en Jesucristo. Seamos testigos esperanzados de su Resurrección.


Resurrección de Cristo: ¿nos lo creemos o no?

 


Resurrección de Cristo: ¿nos lo creemos o no?

Los creyentes que rezamos el Credo en misa y celebramos el fin de la Semana Santa con el Domingo de Resurrección, ¿nos creemos de verdad que Jesús resucitó? ¿Estamos dispuestos a defender en el siglo XXI y en cualquier sitio la veracidad de ese acontecimiento? ¿Tenemos algún argumento para hacerlo?

Para el cristianismo es fundamental. Pablo escribió: “Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe” (1 Cor 15, 17). O es el hecho más importante de la historia o uno de los mayores fraudes de la humanidad.

El concepto de 'resurrección' es muy difícil de admitir hoy, tanto como en el siglo I de nuestra era. La experiencia a lo largo de la historia nos dice que la muerte es algo definitivo, que no tiene marcha atrás.

No podemos reproducir la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús, tampoco podemos viajar al pasado y comprobar in situ lo que pasó. Pero sí podemos evaluar los hechos disponibles y tratar de hallar la mejor explicación posible a lo que sabemos que ocurrió allí.

Los hechos

En la actualidad, es una realidad incuestionable que Cristo existió y murió crucificado en tiempos de Pilatos y de Tiberio. Algo que confirman los cuatro evangelios, las epístolas de Pablo, Josefo (en Antigüedades de los Judíos), Tácito, Mara Bar Serapion, Luciano de Samosata, Tallus, Flegón y el Talmud.

No creyentes como Bart D. Ehrman, Gerd Lüdemann, E.P. Sanders e incluso, en general, la escéptica asociación Jesus Seminar aceptan los siguientes hechos:

Jesús falleció crucificado por los romanos. No consta que nadie sobreviviera a una crucifixión y menos si fue también previamente flagelado.

Fue enterrado en una tumba privada, no por sus seguidores directos, que estaban escondidos.

Los discípulos (apóstoles) estaban asustados, decepcionados y abatidos.

Muy pronto encuentran la tumba vacía. Ninguna autoridad negó la desaparición del cadáver, ni pudo encontrarlo.

Los discípulos y otros muchos testigos creyeron que se les había aparecido Jesús.

Sus seguidores se transformaron, perdieron el miedo y estuvieron dispuestos a sufrir torturas y morir por lo que creían haber visto.

La proclamación pública de la Resurrección se hizo muy pronto (cincuenta días después de su muerte) y en la misma ciudad (Jerusalén) donde lo crucificaron, y lograron ese día miles de conversiones (Hechos 2, 4).

Santiago el Menor, un escéptico, y Pablo, un perseguidor del cristianismo, se convirtieron al creer haber visto a Jesús resucitado.

Estas creencias se extienden de forma rápida por todo el imperio romano, en un medio hostil, con la oposición de todas las autoridades.

¿Cómo podemos explicar todos esos hechos? ¿Por qué existe el cristianismo? ¿Son los millones de creyentes en la resurrección a lo largo y ancho del planeta y durante veinte siglos unos fanáticos indocumentados? ¿Cuál es la explicación alternativa a estas realidades?

Las alternativas

Robo del cadáver

Lo primero que se les ocurrió a las autoridades judías de la época fue decir que habían robado el cadáver. Pero nunca se encontró, ni se probó esa hipótesis. Los discípulos estaban asustados y escondidos por el miedo en el momento de la crucifixión. No estaban en condiciones de enfrentarse a la guardia romana que guardaba la tumba. Además, si lo hubieran robado, sabrían que no resucitó y no hubieran estado dispuestos a sufrir torturas y morir por una mentira: nadie muere por defender algo que sabe no es verdad, los mentirosos y falsos no son valientes ni íntegros.

Alucinaciones

De entrada, los discípulos no creyeron que la tumba estaba vacía: primero fueron a comprobarlo y se convencieron definitivamente con las apariciones posteriores. Pero las apariciones necesitan que la tumba esté vacía, ya que, de lo contrario, al decir alguno que había visto a Jesús resucitado le habrían dicho: “No digas estupideces, ven a la tumba y mira el cadáver”.

Al hablar de las apariciones, los escépticos recurren a la teoría de que aquellos primeros cristianos tuvieron alucinaciones. Analicemos este fenómeno. Una alucinación es una proyección de la mente, no puede contener nada que no esté previamente en ella. Por lo tanto, si esos judíos experimentaran visiones o alucinaciones, estarían en consonancia con sus creencias en la resurrección de todos al final de los tiempos, no de una sola persona y antes de tiempo: eso no le pasaba a nadie por su cabeza. 

Son experiencias individuales y subjetivas, que no se pueden inducir. Según el psicólogo Gary Collins: "Por su propia naturaleza, sólo una persona a la vez puede sufrir una alucinación determinada”. Es imposible una misma alucinación simultánea en muchas personas a la vez. Únicamente personas susceptibles tienen alucinaciones, Pedro era un testarudo y Tomás, Santiago el Menor y Pablo eran escépticos, o sea, personas no predispuestas a las alucinaciones. 

Además, las apariciones fueron físicas: tocaron a Jesús, hablaron y comieron con Él. Todos diferenciamos sin problemas un sueño de una realidad. Vieran lo que vieran esos cristianos, no eran alucinaciones. Esa teoría está descartada y además no explicaría la tumba vacía.

Una invención

Entonces los detractores de la resurrección recurrieron a que los seguidores se inventaron esa historia, teoría que tampoco explica la tumba vacía. 

Pensemos un poco: todos los autores del Nuevo Testamento eran judíos, menos Lucas, se creían el pueblo elegido y poseedores de la única religión verdadera. ¿Por qué inventar una nueva religión sabiendo que así renunciaban a la exclusiva relación de los judíos con Dios y se arriesgaban a ser perseguidos, torturados hasta la muerte y después irían a la condenación eterna? No tiene sentido sufrir martirio y entregar la vida por una invención, es decir, por una mentira. 

Además, inventar un mito, una leyenda, requiere que pasen generaciones, que no existan testigos directos que negarían la invención. En una historia inventada, los primeros testigos no serían mujeres, consideradas en aquella sociedad personas de segunda categoría y cuyo testimonio carecía de valor.

La lógica

Hay que admitir que algo muy especial pasó. ¿Cuál es la explicación alternativa a todo lo que he descrito? Una civilización entera surgió de la reflexión que hizo un grupo de judíos, no precisamente ilustres ni ilustrados, sobre lo sucedido en las semanas posteriores a la crucifixión. ¿Por qué tantos testigos directos murieron por defender que habían visto a Jesús resucitado? La única explicación coherente a todo lo que ocurrió y la rápida expansión del cristianismo con todo en contra es la Resurrección. Si alguien tiene otra alternativa, que la exponga.

El materialismo, que yo sepa, no explica nada al respecto, sólo la niega. No acepta lo que sería un milagro, aunque sea la hipótesis más plausible y la mejor explicación a lo que aconteció.

Pensemos en el Big Bang, aceptado por todos los físicos modernos y confirmado de varias formas con las tecnologías disponibles. Resumiendo: hace unos 14.500 millones de años se creó el tiempo, el espacio y la materia, o sea el universo. La teoría de los creyentes es que un Logos, una mente (Dios) lo creó, lo que sería un gran milagro. La teoría de los no creyentes es que todo se creó de la nada. Pero se sabe desde los griegos que la nada... nada puede crear. Es decir, la segunda posibilidad sería un milagro todavía mayor. Si ya existió el milagro del Big Bang, ¿por qué no aceptar el milagro de la resurrección?