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sábado, 1 de febrero de 2025

«Jesús no fue un yogui»: Munilla responde con contundencia al sincretismo del sacerdote Pablo d'Ors

 


«Jesús no fue un yogui»: Munilla responde con contundencia al sincretismo del sacerdote Pablo d'Ors

El obispo José Ignacio Munilla ofreció el discernimiento que le habían pedido varios profesiores de Religión sobre los errores difundidos por el sacerdote Pablo d'Ors.Canal En Ti Confío

El 6 de mayo de 2022, el sacerdote Pablo d’Ors, autor de diversos libros donde busca una confluencia entre el budismo y el cristianismo, ofreció la conferencia inaugural del I Congreso Iberoamericano de Profesores de Religión, bajo el título Jesús de Nazaret, maestro de la consciencia. 

Aunque han pasado casi tres años, el eco de lo que entonces dijo sobre Jesucristo, que en numerosas ocasiones ha sintetizado en la frase “Jesús fue un yogui o maestro de yoga” no se ha extinguido, y muchas personas, principalmente profesores de religión, acudían al obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, pidiendo un “discernimiento”.

Este viernes, monseñor Munilla satisfizo esa demanda con una intervención difundida a través de su canal de Youtube, que ha titulado con rotundidad Jesús no fue un yogui. (Ver abajo el vídeo completo.)

En dicha intervención responde punto por punto a afirmaciones de d’Ors mostrando que se oponen directamente a los Evangelios. Y extiende su discernimiento también a las obras de otros teólogos, como el jesuita Javier Melloni u otro sacerdote, Andrés Torres Queiruga, o de su precedente más célebre, Rudolf Bultmann (1884-1976), todos coincidentes en una visión inmanentista del cristianismo y en una negación, explícita o implícita, de la divinidad de Jesús y de la veracidad de los Evangelios.

El “sincretismo” de d’Ors “está sembrando mucha confusión en muchas personas”, señala Munilla.

Dos errores de Pablo d'Ors

D’Ors –explica el obispo- afirma que hay que “deconstruir” lo que creemos sobre Jesús a través de las Escrituras y de la Tradición de la Iglesia.

Y lo hace a conciencia con dos errores.

Jesús aprendió su sabiduría en la India o el Tíbet

Jesús fue un sabio que en sus años de vida oculta probablemente estuvo en la India o en el Tíbet, donde aprendió la sabiduría oriental, sostiene d’Ors.

Pero hacer este tipo de afirmaciones “supone no respetar los Evangelios”, dijo el prelado donostiarra y es una mera “proyección en Jesús de una ideología sincretista entre cristianismo y budismo”.

Pero “basta asomarse a los Evangelios” para ver que esa afirmación ideológica “no tiene encaje” en ellos.

Pone tres ejemplos:

cuando Jesús regresó a Belén y se puso a enseñar en su sinagoga, la gente que le conocía y conocía a sus padres y familiares, se preguntaba admirada de dónde sacaba esa sabiduría y esos milagros (cf. Mt 13, 54-56); si hubiese estado largos años viviendo lejos de sus coetáneos, éstos “no se sorprenderían de esa sabiduría”, explica Munilla, pues la atribuirían a esa estancia lejana: “Es disparatada la afirmación de que Jesús durante la vida oculta no vivió en Nazaret”;

también el Evangelio de San Juan, cuando recoge el discurso del Pan de Vida que Jesús predica en Cafarnaún, señala que “los judíos murmuraban de Él porque había dicho: 'Yo soy el pan bajado del cielo', y decían: '¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?' (Jn 6, 41-42). “Es decir”, comenta Munilla, “Jesús había sido plenamente conocido en la vida oculta, sus coetáneos sabían que había convivido en la carpintería con José”.

-En el evangelio de San Lucas, en el episodio en el que Jesús se pierde en el Templo, “esa sabiduría extraordinaria de Jesús ya se había manifestado”: teía unos doce años y “lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros escuchándolos y haciéndoles preguntas, y todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba” (Lc 2, 42-52).

Por todo ello, concluye Munilla, “afirmar que la sabiduría de Jesús viene de su Estancia en la India o en el Tíbet antes de iniciar su vida pública es una falta de respeto a los evangelios”.

Jesús no aprendió su sabiduría del Padre

Pero además, la tesis de Pablo d’Ors supone “una concepción cristológica equivocada”, pues afirma que “no parece que sea sensato sostener que esa sabiduría de Jesús la hubiese aprendido directamente de su padre Dios”.

“Es una afirmación tremenda”, califica Munilla, porque en los Evangelios se dice explícitamente que “la sabiduría de Jesús proviene del Padre”. 

Así dice el propio Jesús: “En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace” (Jn 5, 19-20).

O también: “Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado” (Jn 7, 16).

O también: “Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar” (Jn 12, 49).

El error de Torres Queiruga

¿Qué subyace a estos dos errores? El fondo de la cuestión, dice el obispo de Orihuela-Alicante, es “cómo entendemos la Revelación de Dios”.

El teólogo Andrés Torres Queiruga, explica, extendió un error de consecuencias muy graves en su libro Repensar la revelación, error según el cual la Revelación no son unas verdades que Dios dicta desde lo Alto, sino una toma de conciencia: Jesús no viene a revelarte un mensaje, un anuncio, sino que te ayuda a descubrir lo que anida dentro de ti: “Es una interpretación subjetivista de la Revelación, una concepción inmanentista y no trascendente de la Revelación”, denuncia Munilla, quien añade que, en esta perspectiva, la Revelación es caer en la cuenta de la verdad que está en ti, no que Dios, por su misericordia, te muestra una Verdad que es trascendente.

Joseph Ratzinger, como teólogo, hizo una severa crítica a esta teoría porque, señala Munilla, “esta concepción de la Revelación la aleja completamente de la concepción católica”. El 30 de marzo de 2006, la Conferencia Episcopal Española respondió a este error con la instrucción pastoral Teología y secularización en España (se abre PDF).

Aquel documento respondía a una “deriva” que estaba aconteciendo en algunas facultades teológicas. Durante la Jornada Mundial de las Familias que se celebró en Valencia aquel año, Benedicto XVI , en su encuentro con los obispos españoles, hizo mención a ese documento y les dijo algo que Munilla, recién nombrado obispo de San Sebastián pero aún no instalado en su sede y que estaba presente, confiesa que le conmovió: “Habéis salido en defensa de la fe de los sencillos y Dios os lo pagará”.

Herederos de Bultmann

En el fondo, el error de Torres Queiruga repetía el de Rudolf Bultmann, un teólogo protestante alemán “que por desgracia también tuvo gran influencia en la crisis del postconcilio en no pocos teólogos católicos”. 

Hablaba de “desmitificar el cristianismo”, lo que consiste en “descartar como absurda la posibilidad de que Dios llegue a mantener una relación personal con nosotros”. Este “prejuicio ideológico” de Bultmann negaba la Encarnación, negaba que Dios se dejase “palpar y tocar” en Jesucristo y presentaba el panteísmo y el deísmo como “una alternativa más moderna a la fe judeocristiana”.

D’Ors, en esta línea, lanza la idea de que “Jesús invitaba a quienes se encontraban con Él a mirarse a sí mismos para encontrar allí la verdad”. La realidad, sin embargo, es que el Evangelio “no dice eso”, sino lo contrario: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre” (Jn 14, 9). Es decir, “el conocimiento de la intimidad de Dios es un conocimiento sobrenatural revelado por Dios en Jesucristo que no podemos alcanzarlo buceando en nuestra autoconsciencia. Dios es infinitamente superior al hombre y si no se hubiese revelado en Jesucristo no podríamos tener ese conocimiento”.

"Nos correrían a gorrazos"

Munilla hace otro paréntesis para recordar que el encuentro con Dios en la intimidad interior “forma parte de la tradición católica de todos los siglos y por desgracia hoy en día parece que hablar de interioridad o de silencio interior para escuchar la voz de Dios es como acudir al budismo”.

“¿Pero de dónde hemos sacado eso?”, se pregunta: “Si levantaran la cabeza San Ignacio de Loyola, San Juan de la cruz o Santa Teresa de Jesús y viesen cómo hoy día confundimos la interioridad y el recogimiento con el yoga o con el budismo, yo creo que nos correrían a gorrazos: los grandes maestros de la vida espiritual nos enseñaron a vivir la interioridad sin recurrir ni al zen ni al yoga ni a nada por el estilo”.

Es precisamente otra diferencia con el budismo, para el cual el silencio interior es un fin en sí mismo, mientras que para el cristianismo “el silencio interior es un medio para el diálogo con Dios”: “Nuestra meta no es la autoconsciencia, nuestra meta es el encuentro con Dios, con las tres personas divinas”.

Otro error de Pablo d'Ors

Munilla señala otro error de Pablo d’Ors, que es interpretar el Reino de Dios en nosotros como “una consciencia unitaria”. Pero “la fe cristiana proclama que nuestro encuentro con Dios es un encuentro personal, dual, de tú a tú: hay un Tú con mayúsculas que es el de Dios y hay un tú con minúsculas que es el nuestro, pero es dual, no es unitario”. En el budismo, sin embargo, no hay un concepto de un Dios personal con el que hablas, sino que “todo se reduce a alcanzar un estado de nirvana en el que te encuentras contigo mismo y con todo el universo”.

“Nosotros somos personas humanas”, recuerda, “precisamente porque hemos sido creados a imagen y semejanza del Dios que es persona” y eso “nos permite tener una relacionalidad con Dios por su misericordia con nosotros”.

Sin embargo, autores como Javier Melloni y otros “afirman que hay que superar el paradigma de la imagen de un Dios personal que se presenta en la Biblia”, lo que supone “negar lo más específico de la relación judeocristiana” y la alianza de amor de Dios con nosotros.

En su obra clave, El Cristo interior, Melloni propone una “relectura del cristianismo” que lo aproxima al “panteísmo”, porque al final “Jesús de Nazaret es un maestro que te lleva a descubrir que Cristo eres tú: Dios eres tú y tú eres Dios”, señala Munilla.

Todo esto “confluye como anillo al dedo con la teoría del pluralismo religioso, que dice que no hay una religión verdadera, que todas las religiones en el fondo son igualmente válidas”. Una afirmación “totalmente contraria al magisterio de la Iglesia”, señala Munilla, que remite a la declaración Dominus Jesus de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe en el año 2000, bajo la égida del cardenal Joseph Ratzinger, sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia.

Entregado a la Nueva Era

Munilla concluye señalando que esta “reinterpretación del cristianismo” de d’Ors, Torres Queiruga o Melloni cae “en los parámetros de la Nueva Era” y “no puede llevarse a cabo sin traicionar gravemente la singularidad del cristianismo, sin vaciarlo de contenido”. 

Da la espalda “a la propia ontología de Jesucristo” justo cuando se cumplen 1700 años del Concilio de Nicea (325), donde se afirmó que “Jesucristo es persona divina con naturaleza divina y naturaleza humana”.

Si en años anteriores estas “teorías heterodoxas” estaban en las facultades de Teología, “a día de hoy los errores se han trasladado de las facultades de Teología a las casas de espiritualidad”, muchas de las cuales se ponen “al servicio del zen”.

Para quien quiera profundizar en todo esto, Munilla propone estudiar el texto citado de los obispos españoles, así como el documento conjunto del Consejo Pontificio de la Cultura y del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso titulado Jesucristo, portador del agua de la vida. Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era.


Fuente: Religión en Libertad

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